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Cuestión de lenguaje

Tortuga Antimilitar - 25 June, 2025 - 00:00

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'La IA está idiotizando a la gente'

Tortuga Antimilitar - 25 June, 2025 - 00:00

Olivia Carballar

En El cuento de nunca acabar, Carmen Martín Gaite explica de manera maravillosa por qué la literatura funciona. No hay truco. Tras las palabras que se escriben, decía ella, está el pensamiento. Y, sobre esa idea, destaca otra cuestión fundamental: la necesidad de escuchar a los demás, de ver no sólo lo que dicen sino cómo lo dicen. Los elementos extraverbales que siempre hemos estudiado en las clases de Lengua y su relevancia en la función comunicativa.

Todo esto está cambiando no por la IA, sino por el uso que hacemos de ella. «Nuestra forma de escribir se volverá más simple, menos interesante y más homogénea», afirma en una entrevista en El País la lingüista Naomi Baron, que lleva cuatro décadas estudiando cómo cambia la comunicación humana con la irrupción de las máquinas.

Ella misma admite las modificaciones que ha supuesto en su propia escritura: «Empiezo a escribir un correo y la sugerencia de palabras y el autorrelleno me dicen cuáles serán mis próximas tres palabras. Cuando le estoy escribiendo a un amigo digo ‘no, tengo maneras más interesantes o personales de decir esto y, porque es mi amigo, merece el tiempo que me tome para escribirle'. Sé que estoy poniendo menos esfuerzo en mis correos porque los programas están mejorando y hacen cada vez más lo que yo haría. Preocupa porque gran parte de la comunicación con la gente que nos importa ya se hace por escrito, y si ahora ni siquiera soy yo la que escribe, mis conexiones personales se deterioran».

En la explicación, cita también una de las herramientas de Microsoft, que permite responder un correo electrónico sin haberlo leído, porque la IA lo revisa y responde por la persona. ¿Supone esta uniformidad un problema? Baron advierte: «La razón por la que algunos libros se siguen leyendo 200 años después es porque justamente hay algo muy personal, muy humano en ellos».

Entre los lectores y lectoras de La Marea, hay quienes comparten la misma visión, incluso profesiones que, podríamos pensar, están más cerca de la IA. Javier Fernández, ingeniero informático, marca una diferencia fundamental en este punto: no es lo mismo la IA generativa, como ChatGPT, que cualquier otra clase de IA. «Si bien estoy completamente en contra de la primera por aspectos medioambientales y éticos, entre otros, la segunda creo que sí que puede ser de ayuda». El ejemplo más visible es el efecto de esta tecnología en los hospitales. En su opinión, la IA generativa «está idiotizando a la gente». «Hay gente que ya no sabe hacer la o con un canuto. Esto lo he visto en el grado de Ingeniería Informática, donde ya no saben ni hacer lo más básico sin recurrir a la ayuda».

Daniel Cotillas, comunicador social, es también un caso excepcional. Se dedica profesionalmente a la creación de herramientas digitales pero «con una extraña salvedad»: que apenas usa redes sociales y, por el momento, tampoco IA. «Bueno, al menos no de forma asidua o intencional. Al fin y al cabo ya estamos usando IA sólo por el hecho de estar conectados a Internet», aclara.

Además de la escritura, a él le preocupa también la estandarización del pensamiento. «He visto con amigos que la usan el tipo de respuesta que les otorga ante preguntas de comparación en el pensamiento de autores, o respecto a temáticas complejas y, siendo una tecnología que simplemente consulta grandes cantidades de datos a gran velocidad, el resultado acaba siendo una amalgama de grises sobre la que no siento nada dentro de la epidermis».

En su análisis, pone también sobre la mesa ese «asombramiento» al que asistimos ante lo que hace la máquina y que, básicamente, tiene que ver con la rapidez: «Encontramos la metáfora perfecta con la comida rápida: no es buena, no está rica y da dolor de estómago, pero no dejamos de asombrarnos de la capacidad de tener algo comestible en la mesa 10 minutos después de haberlo pedido».

Y tiene un mensaje para quienes afirman que la IA ha venido para quedarse: «Es una herramienta, sin duda, y como tal tendremos que ver ahora qué uso le damos (o eso o le reventamos el martillo de Heidegger en la CPU); pero ante la manida e insidiosa frase que esgrimen aquellos que viven obnubilados por estas novedades de “la IA ha venido para quedarse así que lo mejor es adaptarse” yo diría que “la IA ha venido para quedarse así que lo mejor es que la coloquemos en el lugar que le corresponde”. Y ese lugar, para mí, sería barriendo la casa, para que yo pueda irme al parque a jugar un rato».

Como mucha otra gente, Álvaro Urdániz probó la IA con ChatGPT por curiosidad y se sorprendió de lo que podía hacer. Más tarde, en cambio, afirma que vio los problemas éticos que conlleva. Y los enumera así: robo de propiedad intelectual, consumo desaforado de recursos hídricos, desinformación, privacidad, pérdida de puestos de trabajo…

«Cuanto más veía, más disparatado e injustificable me parecía, así que decidí evitar la IA generativa en todo lo que está en mi mano, ya sea buscadores de Internet, diferentes apps, redes sociales… Ya no la utilizo e intento evitar aquellos servicios que hacen uso de ella. Creo que, ahora mismo, no hay justificación ética para el uso de la IA generativa y no considero que se trate de rechazar el progreso, sino de hacer un uso responsable y moral de la tecnología».

Fuente: https://www.lamarea.com/2025/06/17/...

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Jorge Icaza: Huasipungo

Tortuga Antimilitar - 25 June, 2025 - 00:00

Jorge Icaza: Huasipungo
Idioma original: español
Año de publicación: 1934
Valoración: recomendable como lectura, imprescindible como documento

Hay libros que quizás no sean lecturas agradables o particularmente placenteras; que quizás no se transformen en tu libro favorito, ese al que vuelves una y otra vez, y que regalas a todas tus amistades a la primera oportunidad; pero que sin embargo constituyen documentos imprescindibles para comprender un lugar y una época, para denunciar opresiones o injusticias a través de la ficción. Ese es el caso de Huasipungo, una obra cuya lectura puede ser ardua (por su forma y por su contenido), pero que ofrece un conmovedor e impactante testimonio de la situación de explotación inhumana en la que se encontraban los indígenas en el Ecuador de comienzos del siglo XX.

Para ofrecer este testimonio, la novela explora y entrelaza los destinos de dos hombres bien diferentes: Alfonso Pereira, el dueño de una extensa y mal gobernada plantación en el interior de Ecuador; y Andrés Chiliquinga, un indio de la hacienda de Pereira acosado por la desgracia, la miseria y la injusticia. Al comienzo de la novela, Alfonso Pereira, hostigado por su tío y por un inversor estadounidense (pero también por el embarazo no deseado de su hija) decide trasladarse a sus propiedades de Cuchitambo, para supervisar la instalación de una explotación maderera y la construcción de una moderna carretera. Vemos, así, que la situación de miseria y práctica esclavitud en la que vivían los indígenas (con sus "huasipungos", pequenas parcelas de tierra cedidas por los terratenientes, como única posesión) se ve empeorada aún más, con la imposición de nuevos trabajos, nuevas violencias, nuevas injusticias.

La crítica de Jorge Icaza es implacable: tanto el poder económico (representado por Pereira y por el señor Chapy, con su deseo de enriquecimiento a cualquier coste), el poder político (representado por el teniente político Jacinto Quintana) o el poder religioso (en la persona de un cura avaricioso, lujurioso y sin escrúpulos), todos demuestran el mismo egoísmo, la misma deshumanidad, el mismo desprecio por los indios, a los que tratan como posesiones reemplazables y molestas. Tampoco los propios indígenas aparecen en absoluto idealizados: son seres alcoholizados, violentos con sus mujeres, negligentes con sus hijos, supersticiosos, sumisos. Es obvio que la simpatía del narrador (y del autor) están de su parte, pero eso no significa que se los eleve a la categoría del "buen salvaje".

Como decía al principio, esta puede resultar una lectura algo ardua, en primer lugar porque no se escatiman detalles en la descripción de las numerosas violencias (psicológicas, físicas y sexuales) que se ejercen sobre los indios o, en menor medida, los "cholos", o de las condiciones miserables e infrahumanas en las que viven los indígenas. (La escena en la que los indios, incluidos Andrés y su familia, consumen carne podrida de buey es paradigmática en este sentido). Por otra parte, hay un esfuerzo consciente (y progresivo a medida que avanzaban las ediciones de la obra) por representar con fidelidad el habla de los indios, que mezcla un español deformado con palabras y estructuras propias del quecha; aunque la novela incluye un útil glosario al final, puede resultar difícil comprender algunos diálogos, sobre todo al principio de la lectura.

Que el principal valor de la novela sea su carga de denuncia de una opresión inhumana, no quiere decir que carezca de virtudes o valores estéticos: las causas más justas pueden dar lugar a obras artísticas infumables, pero no es este el caso. En primer lugar, cabe destacar la inteligencia y eficacia de la estructura narrativa, que combina la alternancia de focos (entre Pereira y Andrés) anteriormente mencionada, pero también una progresión o adensamientod e los conflictos que llevan a un desenlace inevitable. También sorprende la belleza (aunque sea una belleza terrible) de ciertas páginas o ciertas descripciones de paisajes, personajes o situaciones, o la potencia de muchas escenas, como aquella en la que un indio queda atrapado en el lodo en medio de la corriente durante la construcción de la carretera.

Por todo ello (su capacidad de denuncia, unida a su magistral composición, Huasipungo está considerada como una de las principales representantes, si no el principal, de la novela indigenista, a la que también pertenecen Los ríos profundos de José María Arguedas o El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría. Se trata de un subgénero específico de Hispano-América, pero que puede relacionarse con el desarrollo del realismo social en otras latitudes o tradiciones. Así, el grito con el que acaba la novela ("¡Ñucanchic huasipungo!", "¡el huasipungo es nuestro!") trasciende su ámbito concreto, para convertirse en un grito solidario con muchos otros: el grito de los oprimidos que se rebelan contra sus opresores.

Fuente: https://unlibroaldia.blogspot.com/2...

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La otra guerra que también recordamos (y denunciamos) este mes: El capitalismo tóxico

Tortuga Antimilitar - 24 June, 2025 - 00:00

Como bien sabemos, los de Ucrania e Israel no son los únicos conflictos bélicos que asolan a la humanidad. Queremos aprovechar estas convocatorias para recordar otros escenarios igualmente destructores de la vida y dignidad humana y la naturaleza, que no se suelen nombrar en los medios de comunicación.

Hoy vamos a hablar brevemente sobre el daño que la contaminación ambiental causa al planeta y a los seres humanos: El capitalismo tóxico.

La principal guerra y conflicto es la agresión despiadada contra la madre Tierra y nuestro propio cuerpo y mente.

Las guerras son un mal menor.

Un sistema que mata en silencio a través del ciclo "comprar, tirar, comprar" y el crecimiento económico descontrolado. 10 millones de muertes anuales producidas por un capitalismo tóxico que envenena los pulmones, la sangre y el futuro de la humanidad.

Diez millones de muertes al año: el costo de un sistema que envenena.

Cada tres segundos, una persona muere de forma prematura. Son diez millones de vidas al año. No se trata de guerras ni pandemias, sino del resultado de un modelo económico que pone las ganancias por encima de la salud y la vida humana. Respiramos aire contaminado, bebemos agua tóxica, trabajamos hasta el colapso. La ciencia lo confirma. La pregunta es: ¿hasta cuándo aceptaremos este genocidio silencioso?

¿Y si las guerras fueran el mal menor?

Cada año, los conflictos armados provocan miles de muertes y conmueven al mundo entero. Pero si sumamos todas las víctimas de guerras, aún están muy lejos de las diez millones que mueren anualmente por la contaminación ambiental. Diez millones de vidas segadas por el aire que respiramos, el agua que bebemos, el estrés crónico que nos consume.

La contaminación mata más que todas las guerras, pero lo hace sin ruido, sin cámaras, sin misiles. Es una guerra silenciosa, sin titulares, pero con un campo de batalla global: nuestras ciudades, nuestros cuerpos. Mientras se gastan billones en defensa, millones mueren por no poder respirar aire limpio. Tal vez el enemigo más letal no esté en los conflictos armados, sino en el modelo de desarrollo que hemos normalizado.

El sistema que nos está matando.

Detrás de estas muertes hay un patrón claro: un sistema que nos impulsa a consumir sin freno. Comprar, tirar, volver a comprar. Un ciclo que no solo genera residuos y contamina ríos, sino que también cobra millones de vidas y deja a nuestro planeta al borde del colapso. Esta no es una exageración: es la factura real de un modelo que prioriza el crecimiento económico sin límites, a cualquier costo.

Las formas del veneno.

El aire que respiramos.
Más de 4 millones de personas mueren cada año por respirar aire contaminado. Las partículas microscópicas PM2.5 penetran en los pulmones y provocan cáncer, asma y enfermedades cardíacas. En ciudades como Ciudad de México o Delhi, millones inhalan este veneno invisible cada día. Priya, una niña de 8 años, tose sangre en una clínica abarrotada. Su asma no aparece en los informes oficiales, pero su sufrimiento es el precio de vivir junto a una autopista.

El agua y el suelo que consumimos.
Cada año, más de 2 millones de personas mueren por contaminación en el agua o el suelo. En comunidades como Dakar, el plomo en el agua intoxica a una de cada tres infancias. Aminata, de 5 años, sufre retrasos cognitivos que nadie cuenta como “muertes por contaminación”. Y los llamados “químicos eternos”, como los PFAS, están presentes en productos cotidianos y en la sangre del 99% de los europeos. Aumentan drásticamente el riesgo de cáncer renal, infertilidad y enfermedades autoinmunes.

El estrés y el agotamiento como enfermedad social
El sistema también mata por desgaste. Más de 3 millones de personas mueren por causas asociadas al estrés crónico, como infartos y suicidios. El consumismo nos impone un ritmo de vida insostenible. María, de 34 años, sufrió un infarto en São Paulo tras interminables turnos en una fábrica de ropa desechable. La fatiga crónica, la ansiedad y la depresión afectan a millones, pero rara vez se relacionan con el modelo que las provoca.

Las raíces del desastre.

Consumismo sin control.
Cada año generamos más de 2 mil millones de toneladas de basura. La mitad es plástico de un solo uso que termina en el mar o en nuestra sangre. La obsolescencia programada hace que nuestros dispositivos duren lo justo para obligarnos a comprar nuevos. Los desechos electrónicos, muchos de ellos tóxicos, se acumulan en Ghana, Bangladesh y otras regiones pobres que pagan el precio de nuestro confort.

Crecimiento infinito en un planeta finito.
El sistema económico global exige crecer un 3% cada año. Pero con cada punto de PIB, crecen también las emisiones, los residuos y la contaminación. Si no actuamos, en 2050 podríamos superar los 15 millones de muertes anuales por causas ambientales. La industria textil, por ejemplo, fabrica ropa que se usa siete veces antes de tirarse, mientras contamina ríos enteros con tintes cancerígenos.

Una desigualdad mortal.
El 10% más rico del mundo genera la mitad de las emisiones globales. Pero es el 50% más pobre quien sufre el 80% de las muertes relacionadas con la contaminación. En Mumbai, los barrios marginales respiran un aire 20 veces más tóxico que las zonas de élite. En el Amazonas, los pueblos indígenas se contaminan con mercurio vertido por la minería ilegal, pero sus muertes no llegan a los titulares.

Qué podemos hacer: soluciones urgentes.

El cambio es posible, pero no vendrá solo. Necesitamos acción colectiva, voluntad política y cambios en nuestra vida cotidiana. Algunas claves:

Romper el ciclo de comprar y tirar
Leyes que obliguen a fabricar productos duraderos y fáciles de reparar. En Francia ya se penaliza la obsolescencia programada. En lo personal, podemos elegir reparar, reutilizar y evitar el plástico innecesario.

Justicia ambiental global.
Aplicar un impuesto al carbono que penalice la contaminación y beneficie a quienes menos tienen. Por ejemplo, cobrar 150 dólares por tonelada de CO₂ y redistribuir ese dinero entre las familias vulnerables. Impulsar también un Tribunal Penal Ambiental que juzgue el ecocidio como crimen contra la humanidad.

Ciudades humanas, no tóxicas.
Implementar modelos urbanos sostenibles, como las supermanzanas en Barcelona, que han reducido notablemente la contaminación. Reducir la jornada laboral, como se hizo en Islandia, donde se mejoró el bienestar sin perder productividad.

Atender a las víctimas invisibles.
Instalar clínicas de desintoxicación y chequeos gratuitos para detectar sustancias como plomo o PFAS. Fomentar también terapias naturales como la "receta verde": dos horas diarias en la naturaleza, que en países como Japón han demostrado reducir la depresión en un 25%.

El momento es ahora.

Las diez millones de muertes al año por contaminación son solo la punta del iceberg. Detrás hay enfermedades crónicas, sufrimiento invisible y comunidades enteras condenadas al deterioro. Pero también hay esperanza. En Kenia, hay quienes protegen sus ríos. En Argentina, sindicatos luchan por jornadas dignas. En cada barrio, alguien elige reparar en vez de tirar.

La pregunta es simple: ¿seguiremos alimentando un sistema que nos envenena o construiremos un mundo donde vivir no sea un riesgo?

El tiempo corre: 3... 2... 1...

¿Esto te duele? Haz algo. Comparte este mensaje, únete a una marcha, cambia tus hábitos, exige leyes justas. Las víctimas invisibles no pueden esperar más.

Por un mundo sin guerras. Con respeto al medio ambiente, a la vida. Por un mundo en Paz.

Fuentes verificadas: OMS, UNEP, Banco Mundial, UNICEF, NIH, FMI, MIT y Lancet (2023–2024). Las soluciones propuestas están respaldadas por expertos en salud pública, economía y urbanismo.

Ver también:

Otras guerras que también recordamos: Guerras y conflictos de los que no suele hablarse en los informativos

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La expulsión planificada de la población de Gaza ya está en marcha

Tortuga Antimilitar - 24 June, 2025 - 00:00

Gadi Algazi

Tal vez estaba esperando a que sonaran las campanas de alarma, o a que el portavoz del ejército israelí emitiera un anuncio oficial. Pero la expulsión masiva de palestinos de Gaza, conocida durante mucho tiempo en el lenguaje israelí como "transferencia", ya está en marcha. No en un futuro lejano. Ahora mismo.

No está sucediendo exactamente ante los ojos israelíes -siempre es posible mirar hacia otro lado-, pero los ecos están llegando a los hogares israelíes. Los estruendos de Gaza que se escuchan en todo el país son mensajes personales, como los que el ejército solía enviar a los habitantes de Gaza en una era anterior de crueldad: "Tu casa está a punto de ser bombardeada. Vete inmediatamente". Esta es la versión actualizada del mensaje, dirigida no a la gente de Gaza, sino a los ciudadanos israelíes: "La transferencia está en marcha. Está progresando. Y no se puede revertir".

Por supuesto, la transferencia no comenzó ahora, y en el horrible caos de los últimos meses, es difícil comprender completamente la escala y el significado de lo que está ocurriendo. Tampoco está procediendo exactamente como sus iniciadores desearon. Pero ese es precisamente el peligro: cuando un proceso como este se detiene, la respuesta probable es la escalada, y un resultado aún más terrible.

¿Cómo se está llevando a cabo la transferencia en este momento? A través del hambre y la destrucción de infraestructura vital. A través del arma de la "ayuda humanitaria". A través de un bombardeo implacable y sistemático. Muchas de estas tácticas han sido informadas por los medios de comunicación, pero el "método de distribución de alimentos" sigue siendo uno de los menos intuitivos. Es crucial entender: lo que puede parecer un "trágico fracaso logístico" es, de hecho, una estrategia deliberada.

Monopolizar la ayuda alimentaria

Las masacres recurrentes de palestinos que se apresuran a los centros de distribución de alimentos, con al menos 245 palestinos asesinados en las últimas dos semanas, han conmocionado a muchos. Pero estos incidentes no deberían distraernos del cambio estructural: en lugar de cientos de centros de distribución de alimentos que operan en toda la Franja de Gaza por organizaciones internacionales con experiencia, Israel estableció solo cuatro centros para más de dos millones de personas. Esa no es la forma de satisfacer las necesidades de la población después de muchos meses de devastación y privación. Así se hambrea y se despoja a los supervivientes de su dignidad humana.

La ubicación de los cuatro centros no es menos importante. Uno está en la parte central de la Franja a lo largo del Corredor Netzarim, y tres en el sur, al oeste de Rafah. Una mirada rápida al mapa es suficiente para entender: no hay conexión entre las ubicaciones de los "centros de distribución" y las necesidades de la gente.

En cambio, el objetivo es promover el "movimiento de la población" hacia el sur, idealmente hacia las "zonas de concentración". Dado que esto constituye un crimen contra la humanidad, Israel empleó tácticas de encubrimiento: primero expulsando a los grupos de ayuda establecidos que podían proporcionarla de manera eficiente, luego subcontratando la distribución a entidades opacas como la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) respaldada por Estados Unidos.

Ya el 11 de mayo, Benjamin Netanyahu habría declarado en una sesión secreta del Comité de Asuntos Exteriores y Defensa que "recibir ayuda estaría condicionado a que los habitantes de Gaza no regresaran a los lugares desde los que llegaron a los sitios de distribución de ayuda". La lógica subyacente de esta política fue confirmada por la Dra. Tammy Caner, abogada y directora del Programa de Derecho y Seguridad Nacional del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS), un grupo de expertos con estrechos vínculos con el ejército israelí.

De hecho, el reciente y repentino giro del ministro de Finanzas de extrema derecha de Israel, Bezalel Smotrich, que pasó de oponerse con vehemencia a cualquier ayuda a los "árabes" a respaldarla para que "el mundo nos pare y nos acuse de crímenes de guerra", también debe entenderse como un respaldo al plan de Netanyahu de usar la distribución de alimentos para extorsionar a los habitantes de Gaza para que "consientan" su desplazamiento.

La Dra. Caner también confirmó que, según la mayoría de los expertos, si la preocupación declarada de Israel es que Hamas se pueda apoderar de los suministros de ayuda, la solución lógica sería inundar Gaza con abundantes provisiones para eliminar la capacidad de cualquier grupo de monopolizar los recursos. Pero, de hecho, el monopolio es precisamente lo que está en juego: Israel lo quiere para sí mismo, para ejercerlo como palanca contra la población civil. La inanición y la distribución bajo las condiciones del ocupante son dos métodos complementarios para usar los alimentos como un arma.

Un fracaso peligroso

Facilitar la "transferencia de la población" a través de la negación y la provisión condicional de necesidades básicas no es una nueva táctica israelí. En un estudio aún no publicado, descubrí que a principios de la década de 1950, las autoridades israelíes utilizaron como un arma sistemáticamente el acceso a suministros esenciales, principalmente contra los palestinos y en menor medida pero significativa contra los judíos (principalmente Mizrahim) a quienes el estado quería utilizar para asentarlos en las regiones fronterizas.

Sin embargo, sigue sin estar claro si el plan de transferencia mediante el hambre está logrando sus objetivos previstos. Los informes de Gaza sugieren que aquellos que llegan a los centros de distribución son principalmente los suficientemente fuertes físicamente como para caminar varios kilómetros y recoger comida para una semana. Mientras tanto, Israel hasta ahora no ha logrado obligar a los cientos de miles que quedan en el norte de Gaza a hacer el largo viaje hacia el sur, y en esta etapa, tampoco ha logrado detener el regreso de muchos. Después de todo, ¿quién se embarcaría en una caminata tan agotadora si no pueden llevar comida a sus seres queridos que se quedaron atrás?

¿Significa esto que el peligro está disminuyendo, que el plan de transferencia mediante el hambre no está funcionando? No necesariamente. El plan todavía está en sus primeras etapas y, si se le permite continuar, el sufrimiento que produce podría muy bien lograr el efecto deseado. Más importante aún, en ausencia de críticas públicas, seguimiento o presión internacional significativa, la respuesta probable al fracaso a corto plazo de las medidas coercitivas es la escalada: más destrucción, más violencia. Ya hay signos de esto en el norte de Gaza, que se produce después del aplastamiento completo de Rafah por parte del ejército. El objetivo aparente de esta demolición sistemática de infraestructuras vitales y edificios residenciales es obligar a los residentes a salir de una manera que haga imposible el regreso.

Incluso hay una confirmación explícita de esta intención en los comentarios filtrados de Netanyahu durante la misma sesión del Comité de Asuntos Exteriores y Defensa de la Knesset: "Estamos destruyendo más y más hogares, no tienen a dónde volver. El único resultado natural será que los habitantes de Gaza querrán emigrar fuera de la Franja. Nuestro principal problema es con los países receptores".

Esto es lo que los bombardeos en curso están diseñados para lograr: continuar las oleadas de destrucción de los meses anteriores y hacer que el norte de Gaza, junto con otras áreas, sea inhabitable. El gran proyecto de transferencia permanece prioritario sobre la mesa, con varias facciones de la derecha israelí, tanto dentro como fuera del gobierno, activamente involucradas.

El resultado de las "zonas de concentración"

¿A dónde se supone que debe ir la gente si no puede con la presión insoportable? Durante meses, Israel ha estado en conversaciones con posibles "países receptores", una selección de regímenes autoritarios que, se puede suponer, están sopesando factores como la estabilidad del régimen, la legitimidad internacional y, sin duda, lo que recibirían a cambio de su cooperación. Pero mientras haya una falta de países dispuestos a "recibir", la pregunta sigue siendo: ¿a dónde, exactamente, está tratando de transferir Israel a estas personas?

Las autoridades israelíes hablan abiertamente de la creación de tres llamadas "zonas de concentración" dentro de Gaza. Estas áreas aparecieron en un mapa filtrado publicado por The Times el 17 de mayo, basado en fuentes diplomáticas. Pero el mapa es engañoso: omite el hecho de que los residentes ya han sido expulsados de toda la zona fronteriza de la Franja de Gaza, y que una campaña sistemática de demolición ya ha tenido lugar allí. Según declaraciones oficiales, a los habitantes de Gaza no se les permitirá regresar o vivir en esas áreas.

En un mapa publicado en Haaretz una semana después, las "áreas de concentración" designadas parecen aún más pequeñas. Según estimaciones aproximadas, el bloque de Gaza cubre alrededor de 50 kilómetros cuadrados, el bloque del campamento central alrededor de 85 y la franja costera de Al-Mawasi solo ocho.

Los datos recopilados por organizaciones humanitarias también confirman que los palestinos en Gaza siguen siendo expulsados a territorios cada vez más pequeños. Antes de la guerra, la empobrecida Gaza ya tenía una densidad de población comparable a la de Londres. Si Israel logra forzar a la población civil a las zonas marcadas en el mapa de Haaretz, más de 2 millones de habitantes de Gaza estarían abarrotados en solo el 40 por ciento de la Franja. La densidad resultante alcanzaría aproximadamente 15.000 personas por kilómetro cuadrado, viviendo en un paisaje abrasado, despojado de infraestructura.

Los portavoces oficiales israelíes se refieren a estas zonas como "áreas de concentración", pero su tamaño limitado, la prohibición de salir de ellas y la ausencia casi total de infraestructura o medios de supervivencia, hacen posible referirse con confianza a ellas como campos de concentración.

Siendo realistas, no hay tantas formas de confinar a millones bajo supervisión militar en una estrecha franja de tierra. Para los líderes militares y políticos, la filtración de mapas y planos cumple otra función: probar las aguas, ver si alguien se resiste, averiguar hasta donde pueden llegar antes de encontrar consecuencias. Tal vez logren concentrar a los sobrevivientes en tres "áreas de concentración". Tal vez el resultado final sea algo más. ¿De verdad quieren esperar para averiguarlo?

No se requiere plan maestro

Mis amigos palestinos dirán: por supuesto, como hemos dicho todo el tiempo, la Nakba no es un solo evento, sino un proceso continuo. Eso es totalmente cierto. Pero eso no debería significar que perdamos de vista la importancia de lo que está sucediendo en este momento.

En primer lugar, la desposesión y la expulsión se desarrollan a un ritmo variable, con períodos de aceleración y escalada, así como tramos de estabilización. Incluso ha habido momentos de modesto, pero significativo, retorno palestino. Lo que estamos presenciando ahora es una aceleración casi inconcebible del desplazamiento forzado.

En segundo lugar, el ritmo no es solo cuestión de tiempo. Cuando el ritmo del proceso se acelera, también lo hace su brutalidad. La línea entre la limpieza étnica y el exterminio puede desaparecer rápidamente, casi automáticamente, cuando las fuerzas armadas aceleran el proceso sin restricciones. En condiciones de guerra, sin supervisión internacional y a cubierto por el caos, una transferencia fallida o bloqueada puede acabar en asesinatos en masa.

Así es como la transferencia se vuelve asesina, especialmente cuando se detiene. El desplazamiento repetido de personas dentro del territorio confinado de la Franja no solo está diseñado para separarlas de sus hogares, sino también para romper el tejido social de sus vidas. Algunos mueren "solos". Otros se convierten en un "problema" que debe resolverse a través de medios aún más brutales. La destrucción sistemática crea una nueva realidad: áreas enteras que se vuelven inhabitables, lo que aparentemente justifica una mayor expulsión por "razones humanitarios". La reubicación forzada a las llamadas "áreas de concentración" produce premeditadamente condiciones de vida insoportables.

Cuando la gente busca alivio de la presión aplastante, la puerta de salida puede abrirse, pero solo en una dirección. ¿La alternativa? La vida dentro de las "áreas de concentración" puede en algún momento empujar a la población a resistir, de cualquier manera que pueda. Tal resistencia podría usarse como pretexto para las incursiones policiales, para operaciones de venganza, para masacres, todo lo cual aceleraría el proceso. Es muy posible que, ante el hecho de no poder acorralar a las personas en enormes cercados, para obligarlos a salir de Gaza o para "manejar" la catástrofe humanitaria que él mismo ha creado, el ejército empuje aún más la dinámica asesina.

El siglo XX nos ha demostrado, una y otra vez, lo rápido que las fuerzas armadas se radicalizan cuando operan bajo la doctrina de la guerra total contra las poblaciones civiles. Así es como los más comprometidos con la destrucción ascienden en el mando: personas como el general de brigada israelí Ofer Winter. Para pasar de una transferencia fallida a una limpieza étnica a gran escala, para escalar este desastre más allá de cualquier cosa que aún hayamos visto, no se requiere ningún plan maestro. Nuestro silencio es suficiente.

Gracias a Amira Hass, Liat Kozma, Lee Mordechai, Alon Cohen-Lifshitz, Gerardo Leibner y Meron Rapoport por su ayuda y comentarios.

Gadi Algazi
Colaborador de la revista en hebreo "Llamada Local".

Fuente: https://www.972mag.com/gaza-expulsi...

Tomado de: https://sinpermiso.info/textos/la-e...

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Si la pregunta es si España puede negar a EEUU sus bases para dar apoyo aéreo a Israel, la respuesta no es tan sencilla

Tortuga Antimilitar - 23 June, 2025 - 00:00

Miguel Jorge
Editor

Y, de repente, España. En realidad, y como veremos, la situación geográfica del país lo convierte en una especie de “parada técnica” para los diferentes conflictos militares en los que Estados Unidos ha estado. La guerra que está teniendo lugar en Oriente es otro capítulo, pero con la salvedad de que, muy posiblemente, España no vaya a entrar.

Lo que plantea una pregunta lógica: ¿podría negarse al uso de sus bases aéreas?

Refuerzos desde España. Primero la noticia. En el marco de la creciente escalada militar entre Israel e Irán, Estados Unidos ha intensificado discretamente su despliegue en Oriente Próximo con la ayuda de infraestructuras clave en Europa, incluyendo bases en territorio español. Es oficial, ya que la ministra de Defensa, Margarita Robles, confirmó que Washington ha comenzado a utilizar las bases de Rota (Cádiz) y Morón de la Frontera (Sevilla) para estacionar aviones cisterna, una medida enmarcada en los acuerdos bilaterales vigentes entre ambos países.

Robles aseguró que la presencia de estos medios aéreos se realiza dentro de los límites establecidos por los tratados de defensa conjunta. En concreto, el convenio permite el despliegue de hasta 15 aviones de reabastecimiento en Morón, aunque medios internacionales como la BBC han reportado la llegada de “algo más”: al menos 30 aviones KC-135 en los últimos días, distribuidos entre España, Inglaterra y Escocia.

Apoyo logístico a cazas. Lo hemos venido contando estos días. El papel de estos aviones cisterna es estratégico: permiten ampliar el alcance operativo de aeronaves de combate como los F-16, F-22 y F-35 que el Pentágono ha movilizado hacia la región del golfo Pérsico.

Según Reuters, este refuerzo aéreo incluiría también el despliegue de un portaviones estadounidense, lo que indica una capacidad proyectiva de combate en varias dimensiones. Aunque el secretario de Estado de Defensa, Pete Hegseth, ha insistido en que se trata de un despliegue con fines estrictamente defensivos, fuentes militares estadounidenses han confirmado que estas plataformas ya han sido utilizadas para operaciones de intercepción, derribando drones y misiles lanzados por Irán en respuesta a los ataques israelíes iniciados el viernes anterior.

Reacciones en España. Qué duda cabe, la utilización de instalaciones militares españolas por parte de Estados Unidos ha generado inquietud dentro del propio arco parlamentario español. Podemos ha presentado una batería de preguntas en el Congreso para exigir explicaciones al Ejecutivo sobre la llegada, el pasado viernes, de los aviones cisterna a la base de Morón.

En su escrito, expresan sospechas de que estas instalaciones están siendo empleadas como escala logística en apoyo a operaciones militares en favor de Israel. El partido liderado por Ione Belarra también ha cuestionado al Gobierno sobre si estaba al tanto de estos movimientos y si supervisa su propósito, poniendo sobre la mesa el debate sobre la soberanía operativa y la implicación indirecta de España en un conflicto internacional de alta intensidad.

Base legal y precedentes. La actual utilización de las bases militares de Rota y Morón por parte de Estados Unidos se enmarca en una relación estratégica iniciada en 1953, cuando España, aún bajo la dictadura franquista, firmó los llamados Acuerdos de Madrid.

A cambio de ayuda económica y militar, se autorizó la instalación de bases norteamericanas en territorio español, en lo que fue un tímido paso de apertura internacional. Esta red inicial incluía las bases de Zaragoza, Torrejón de Ardoz, Morón de la Frontera y Rota, y constituyó uno de los primeros gestos de España para aspirar a ingresar en la OTAN, algo que no se concretaría hasta 1982 con la firma, y hasta 1999 con la adhesión plena a la estructura militar integrada de la Alianza.

El convenido del 88. La base legal actual que regula el uso compartido de Rota y Morón se estableció con el Convenio de Cooperación para la Defensa firmado el 1 de diciembre de 1988 entre los gobiernos de Felipe González y Ronald Reagan, en plena era final de la Guerra Fría. Este texto ha sido enmendado en tres ocasiones (en 2002, 2012 y 2015) para adaptarse a los cambios geoestratégicos y operativos.

Según el propio Ministerio de Defensa, el segundo protocolo de enmienda fijó un periodo de vigencia de ocho años desde su entrada en vigor (21 de mayo de 2013), lo que hacía que caducara el 22 de mayo de 2021. Sin embargo, el artículo 69 del convenio prevé una prórroga automática anual si ninguna de las partes expresa su voluntad contraria con seis meses de antelación, lo que ha venido sucediendo hasta hoy, con algunas excepciones.

Limitaciones operativas. Aunque la jurisdicción estadounidense rige en ciertos aspectos dentro del perímetro de las bases, España conserva la soberanía y el control político sobre su uso estratégico. De hecho, Estados Unidos no puede utilizar las instalaciones unilateralmente, sino que requiere permiso expreso del Gobierno español, tal y como estipula el convenio.

Este principio se ha mantenido, aunque en la práctica no ha supuesto obstáculos durante, por ejemplo, las guerras de Irak y Afganistán, cuando los gobiernos de José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero autorizaron su uso sin restricciones. De igual modo, en 2021 España permitió que ambas bases acogieran temporalmente a colaboradores afganos de Estados Unidos durante su huida de Kabul.

Presencia militar. Según el convenio, Estados Unidos puede mantener desplegados hasta 2.200 militares, 36 aviones y 500 civiles en Morón, aunque el contingente actual se sitúa en torno a los 600 efectivos. En Rota, el límite permitido asciende a 4.250 militares y 1.000 civiles estadounidenses.

Estas cifras reflejan una reducción paulatina respecto a décadas anteriores, y en 2023 se confirmó el traslado de la fuerza de respuesta rápida para África desde Morón a una base en Italia, evidenciando un repliegue operativo que afecta directamente al empleo y a la economía de las zonas cercanas, que perciben unos dos millones de euros anuales en ingresos directos del Estado.

Capacidad real del veto. Por tanto, a la gran pregunta, ¿podría España negarle al uso de sus bases aéreas a Estados Unidos con respecto al conflicto Israel-Irán? La respuesta corta es que sí, de hecho, hay ejemplos, como con la devolución de Torrejón en 1991 y Zaragoza en 1992. Plus: en 1986, el gobierno de Felipe González anunció que no renovaría automáticamente el pacto, exigiendo además la retirada de los F‑16 norteamericanos en Torrejón, lo que condujo a su retirada definitiva entre 1988 y 1992 (aunque, como vemos, luego aparecieron nuevos convenios y textos enmendados).

Por tanto, la ausencia de renovación automática implica que Estados Unidos debe salir en un plazo establecido (tradicionalmente un año), como ocurrió en los años ochenta. Esto demuestra que, si el Gobierno actual lo considerase necesario, podría vetar operaciones específicas, incluido el uso de Morón o Rota para reabastecimiento o apoyo aéreo. Dicho de otra forma, si Madrid no desea que tales operaciones ocurran hoy, legalmente podría denegarlas o exigir condiciones estrictas en la renovación del acuerdo.

El delicado equilibrio. El hecho de que España no vaya a entrar en la guerra de Oriente, pero permita la llegada de Cisternas de Estados Unidos para apoyar la ofensiva de Israel, deja bastante clara la situación. La posición del Gobierno español combina cautela y preocupación. Robles reiteró que la situación es extremadamente delicada y que el Ejecutivo desea una pronta desescalada y un acuerdo de paz duradero. Con todo, la coordinación militar con Estados Unidos, aunque reglada y prevista en esos tratados bilaterales, deja a España expuesta a los vaivenes de una guerra que podría desbordarse en cualquier momento.

Plus: la llegada de más medios aéreos, el movimiento de cazas furtivos y la posibilidad de un ataque preventivo estadounidense contra Irán incrementan la presión sobre el Ejecutivo español, que debe mantener el equilibrio entre su papel en la OTAN, su relación con Washington y la innegable inquietud de la opinión pública frente a una implicación militar indirecta que ya es tangible y numérica en las pistas de sus bases aéreas.

Fuente: https://www.xataka.com/magnet/pregu...

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¿Keynesianismo militar?

Tortuga Antimilitar - 23 June, 2025 - 00:00

Robert Skidelsky

Nota: John Maynard Keynes creía que los gobiernos debían incurrir en déficit fiscal cuando fuera necesario para estimular el crecimiento y el empleo. La sabiduría económica contemporánea insiste en equilibrar el presupuesto, excepto en un caso: el gasto militar. Hoy en día, los gobiernos se apresuran a romper sus «reglas fiscales» en respuesta a la llamada «amenaza rusa».

Como señaló recientemente John Lanchester (LRB, 27 de abril de 2025), «por poco dinero que haya para cualquier otra cosa, siempre hay suficiente para una guerra». Los fracasos de la economía neoliberal amenazan con todo tipo de reacciones políticas, algunas de las cuales ya se han visto en el giro nacionalista de las relaciones internacionales. El «keynesianismo militar» es una tentadora salida al impasse político, ya que proporciona una justificación geopolítica a medidas económicas que serían rechazadas por motivos económicos neoliberales.

El gasto público en obras públicas se remonta a mucho antes de que John Maynard Keynes apareciera para proporcionarle una base científica. Como señaló Keynes con sarcasmo: «La construcción de pirámides, los terremotos e incluso las guerras pueden servir para aumentar la riqueza, si la educación de nuestros estadistas en los principios de la economía clásica se interpone en el camino de algo mejor». Dado que la educación de los políticos contemporáneos ha retrocedido aproximadamente al nivel de la época de Keynes, el keynesianismo militar ofrecerá a los gobiernos una forma cada vez más tentadora de combinar la economía del pleno empleo con la retórica de la seguridad nacional.

¿Qué peso tienen las tediosas afirmaciones sobre la austeridad fiscal y el equilibrio presupuestario frente a la urgencia de la seguridad nacional? La Comisión Europea ha propuesto eximir el gasto total en defensa de las normas fiscales de la UE durante cuatro años. Alemania ya ha iniciado el rearme suspendiendo el freno al endeudamiento constitucional promulgado por Merkel en 2009 para impedir que el Estado financie la inversión mediante préstamos, y otros países como Gran Bretaña seguramente seguirán su ejemplo. Sin restricciones al déficit y al crecimiento de la deuda (en Gran Bretaña, la deuda de la Segunda Guerra Mundial alcanzó el 250 % del PIB), el principal problema de la política será limitar la inflación mediante el racionamiento de los bienes civiles o el aumento de los impuestos, a fin de hacer sitio a los gastos de guerra.

Los economistas sitúan el origen de la revolución keynesiana en la demostración de Keynes, en la Teoría general del empleo, el interés y el dinero (1936), de que las economías de mercado no se autocorregían espontáneamente. De hecho, la política keynesiana nació en tiempos de guerra, no de paz: los Estados keynesianos comenzaron como Estados beligerantes. Fueron el rearme y la guerra los que abolieron el desempleo tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaña, con un crecimiento económico medio del 17 % anual entre 1939 y 1945. Al introducir conceptos sofisticados como las brechas de «producción» e «inflación», la teoría keynesiana, junto con las estadísticas de la renta nacional, se propuso hacer científicamente lo que los gobernantes llevaban mucho tiempo haciendo instintivamente.

Se podría argumentar que la política keynesiana de pleno empleo se extendió a la paz porque había demostrado su eficacia en la guerra. Esto debe ser parcialmente cierto, pero ignora el impacto que tuvo en la política el desafío de la Rusia soviética. La Unión Soviética era vista en Occidente no solo como un enemigo ideológico, sino también militar, y fue esto lo que dictó la forma que tomó la política keynesiana después de la guerra. En teoría, el pleno empleo podría haberse mantenido con cualquier tipo de gasto público autónomo, pero era mucho más fácil justificar el gasto militar, especialmente ante la opinión conservadora, que el gasto en hospitales o escuelas.

Así pues, la forma típica que adoptó el keynesianismo de posguerra en Estados Unidos y Gran Bretaña fue el «keynesianismo militar». En Estados Unidos, el gasto militar representó alrededor del 50 % del gasto federal entre 1950 y 1970, y en el Reino Unido, entre el 15 % y el 20 % del gasto público; en ambos países, fue, con diferencia, la partida más importante del gasto público. (En comparación, el gasto público en el Reino Unido en el Servicio Nacional de Salud fue de alrededor del 10 % del gasto público durante este periodo). El keynesianismo militar no solo incluía el gasto en armamento, sino también el gasto en guerras activas supuestamente en defensa de la libertad, en particular las guerras de Corea y Vietnam. Fue el intento del presidente Johnson de combinar el gasto en la guerra de Vietnam con los programas de la Gran Sociedad destinados a combatir la pobreza y promover los derechos civiles lo que provocó la crisis inflacionaria del keynesianismo a finales de la década de 1960, ya que los gestores keynesianos olvidaron que, en una situación de pleno empleo, había que elegir entre las armas y la mantequilla.

Los historiadores del pensamiento económico hablan de la caída del keynesianismo como una reevaluación de la teoría dentro de la economía, pero también es cierto que, con la decadencia y posterior caída del comunismo, el keynesianismo perdió gran parte de su valor político. Ya en 1961, el presidente Eisenhower, a punto de jubilarse, advirtió «contra la adquisición de una influencia injustificada... por parte del complejo militar-industrial». En esta advertencia hay un indicio apenas velado de que la Guerra Fría estaba siendo conjurada por el establishment militar y las industrias de defensa para justificar el flujo de dinero público hacia sus arcas.

El colapso de la Unión Soviética en 1990 prometía un alivio de la carrera armamentística, y el gasto militar como porcentaje del gasto público total se redujo sustancialmente: en Gran Bretaña y en la mayor parte de Europa, hasta alrededor del 5 % del gasto público. Pero el «dividendo de la paz» fue cobrado principalmente por el sector privado, no por el público. Ahora, el gasto militar está aumentando de nuevo para hacer frente a la amenaza percibida de Rusia y China; y es razonable apostar que, dado que no se recortarán los programas de bienestar para dar cabida al rearme, el endeudamiento público aumentará para financiar el incremento. La inflación que esto provocará dependerá del margen de maniobra de las economías occidentales y de la disposición de los gobiernos a restringir el consumo civil.

El propio Keynes se habría sentido deprimido, pero no sorprendido, por la facilidad con la que se puede avivar el fervor bélico para justificar las políticas keynesianas. No habría apoyado a los Estados autoritarios actuales de Rusia y China, pero tampoco habría simpatizado mucho con aquellos en Occidente que continuamente exageran la amenaza que representan para conseguir dinero. «Hay que abordar [la guerra] con mucha prudencia, reverencia y cálculo», escribió Keynes cuando era joven. En un mundo que actualmente está volviendo a bloques económicos y políticos antagónicos, su reprimenda a los belicistas en el poder es urgentemente pertinente, ya que la tecnología bélica actual puede destruir no solo la civilización, sino la vida misma.

Robert Skidelsky
es miembro de la Cámara de los Lores británica, catedrático emérito de Economía Política en la Universidad de Warwick y autor de una premiada biografía en tres volúmenes de John Maynard Keynes. Comenzó su carrera política en el Partido Laborista, fue miembro fundador del Partido Socialdemócrata y portavoz del Partido Conservador para asuntos del Tesoro en la Cámara de los Lores hasta que fue destituido por su oposición al bombardeo de Kosovo por la OTAN en 1999. Desde 2001 es miembro independiente de la Cámara de los Lores. Es autor de múltiples libros, y entre los más recientes "The Machine Age: An Idea, a History, a Warning" (Allen Lane, 2023) y junto con su hijo Edward de "How much is enough?" (2012).

Fuente: https://robertskidelsky.substack.co...

Tomado de: https://sinpermiso.info/textos/keyn...

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España, cómplice del bombardeo de EEUU sobre Irán

Tortuga Antimilitar - 22 June, 2025 - 09:24

Evaristo Torregrosa, redes sociales

España colabora con el bombardeo estadounidense a Irán desde sus bases en territorio español.

España ha colaborado en el bombardeo de Estados Unidos a Irán, permitiendo el uso de sus bases militares estadounidenses en territorio español. Ante esta situación, solicito inmediatamente la salida de España de la OTAN o, en su defecto, la convocatoria de un referéndum a tal fin, con el objetivo de evitar que el pueblo español sea nuevamente víctima de ataques terroristas, como ocurrió en el pasado tras la participación del presidente del Gobierno José María Aznar en la guerra de Irak.

Estados Unidos ha violado el derecho internacional al bombardear Irán.

El 22 de junio de 2025, Estados Unidos bombardeó tres instalaciones nucleares iraníes: Fordow, Natanz e Isfahán. El presidente Donald Trump calificó la operación como un "éxito militar espectacular", afirmando que buscaba neutralizar la capacidad de enriquecimiento nuclear de Irán, considerado por él una amenaza por su programa nuclear y su supuesto rol como "patrocinador del terrorismo". Sin embargo, estos bombardeos constituyen una clara violación del derecho internacional, según los principios establecidos en la Carta de las Naciones Unidas.

Han muerto muchas personas cuya identidad, con el tiempo, se sabrá. El bombardeo ha sido de una magnitud tremenda. No podemos calificar estos ataques simplemente como actos ilegales o estratégicos: estamos ante una masacre, posiblemente un crimen de guerra, dado el tipo de objetivo y el riesgo evidente para la población civil.

El orden internacional se fundamenta en la Carta de la ONU, que prohíbe el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado (artículo 2.4). Los bombardeos estadounidenses en territorio iraní representan un uso de la fuerza que solo podría justificarse bajo dos excepciones reconocidas:

1. Legítima defensa (artículo 51)

Para que los ataques fueran legales, Estados Unidos debería demostrar que Irán representaba un ataque armado inminente contra EE. UU. o sus aliados. No existe evidencia de que Irán hubiera iniciado o estuviera a punto de lanzar un ataque armado en junio de 2025. Las preocupaciones sobre el programa nuclear iraní, aunque expresadas por EE. UU. e Israel, no cumplen con el criterio de inminencia requerido por el derecho internacional. Además, los bombardeos a instalaciones nucleares, con riesgos de contaminación radiactiva, podrían considerarse desproporcionados, violando el principio de proporcionalidad.

2. Autorización del Consejo de Seguridad

No hay registro de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que autorice los ataques. El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó los bombardeos como una "escalada peligrosa" y una "amenaza a la paz y la seguridad internacionales", lo que indica la falta de respaldo de la comunidad internacional.

Los bombardeos a sitios nucleares como Fordow, Natanz e Isfahán generan preocupaciones adicionales. El Protocolo Adicional I de los Convenios de Ginebra (1977) prohíbe atacar instalaciones que contengan fuerzas peligrosas, como reactores nucleares, si pueden causar daños graves a la población civil. Aunque no se reportaron niveles anormales de radiación, el riesgo inherente de estos ataques viola el derecho internacional humanitario. Además, la Organización de Energía Atómica de Irán denunció los bombardeos como una violación flagrante del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), ya que las instalaciones estaban bajo supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Atacar sitios nucleares pacíficos socava el régimen global de no proliferación.

La estrategia jamás puede estar por encima del derecho internacional. Los derechos humanos y la soberanía de las naciones no pueden quedar subordinados a los intereses militares o políticos de una potencia. Justificar el uso de la fuerza fuera del marco de la legalidad internacional sienta un precedente muy peligroso, porque destruye el principio de igualdad jurídica de los Estados y debilita todo el sistema multilateral.

La comunidad internacional ha condenado ampliamente los bombardeos. Cuba y Chile los calificaron como actos criminales y violaciones del derecho internacional. El vicecanciller iraní, Saeed Khatibzadeh, describió los ataques como un acto de agresión que saboteó las negociaciones nucleares. Incluso aliados de Estados Unidos, como los ministros de Exteriores europeos, han priorizado la diplomacia para desescalar el conflicto, sin respaldar la acción militar. La condena de Guterres refuerza la percepción de que los bombardeos carecen de legitimidad internacional.

Se solicita al Gobierno español que condene el ataque de Estados Unidos a Irán y asuma su responsabilidad por la colaboración con las bases militares estadounidenses en territorio español. Esta colaboración aumenta el riesgo de que España sea objeto de represalias o ataques terroristas, como ya ocurrió en el pasado tras la implicación española en la guerra de Irak. Aunque prever un atentado es una hipótesis, es una hipótesis fundamentada. La historia reciente demuestra que la participación en guerras ilegales, como en Irak en 2003, convirtió a España en blanco de represalias. Antes de ello, España no había sido objetivo directo de terrorismo yihadista. Repetir ese error no solo es irresponsable: es una negligencia criminal desde el punto de vista de la seguridad nacional.

Por ello, se exige la salida de España de la OTAN o, en su defecto, la celebración de un referéndum para que la ciudadanía decida sobre la permanencia en la Alianza Atlántica.

Los bombardeos de Estados Unidos a Irán el 22 de junio de 2025 violan el derecho internacional. No se justifican como legítima defensa, ya que no había un ataque armado inminente, ni cuentan con autorización del Consejo de Seguridad. Atacar instalaciones nucleares, además, contraviene el derecho internacional humanitario y el TNP. Estas acciones socavan el orden internacional basado en la prohibición del uso de la fuerza y la resolución pacífica de disputas. La condena global y la falta de apoyo de la ONU confirman que Estados Unidos ha actuado en contra de los principios fundamentales de la Carta de la ONU, generando una escalada peligrosa con graves implicaciones para la paz mundial.

La participación de España en estos hechos, a través de sus bases militares compartidas, exige una reflexión profunda sobre su papel en la OTAN y su responsabilidad ante posibles consecuencias para la seguridad nacional y la paz internacional.

Fuente: https://www.facebook.com/photo/?fbi...

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Un anillo para gobernarlos a todos (II): Coacción

Tortuga Antimilitar - 22 June, 2025 - 00:00

Texto del libro de Pablo San José "El Ladrillo de Cristal. Estudio crítico de la sociedad occidental y de los esfuerzos para transformarla", de Editorial Revolussia.

Índice y ficha del libro

Ver también:

Un anillo para gobernarlos a todos (I): ¿Qué es el poder?

Coacción

Es el procedimiento más simple. De carácter primario y, de hecho, vinculado a formas relacionales prehumanas, características de «la manada». Quien tiene la capacidad de implementar un grado de violencia superior, en cantidad o calidad, por ejercicio o simple amenaza, está en disposición de obtener la sumisión del resto, así como de arrebatarle sus pertenencias o cualquier elemento material en disputa. Ejercer la violencia no requiere sofisticación, sino simple músculo. Incluido el músculo tecnológico que muestran hoy los ejércitos de los países más desarrollados.

La violencia como herramienta de poder en estado puro, sin el acompañamiento de otros sistemas de dominio, es el recurso de autoridades débiles y provisionales: el bandolero que asalta en los caminos, la guerrilla insurgente, la tropa medieval que ejecuta razzias estacionales. Un poder que quiera ser consolidado no lo puede fiar todo a la aplicación de la fuerza bruta. Circunstancia que generaría entre la población dominada resentimiento y deseos de liberación —lo emocional, desde luego, también juega su papel en la historia— que, a la larga, desembocarían en una situación difícilmente sostenible para dicha tiranía.

Dicho esto, cabe añadir que ningún poder de los que estudiamos dejó nunca de utilizar la violencia para su propósito. Además de desplegar otros medios, claro. Quizá porque éste, por su carácter tan primario, es la instancia definitiva; no discutible ni desafiable en tanto no sea, de alguna forma, desactivada, o no se ponga sobre el tablero una fuerza similar. La dominación puede incurrir en desprestigio, deslegitimación, falta de proyección, pero si conserva su coraza militar, en principio, podrá sobrevivir.

Así, cuanto mayor fue el poder concentrado, éste se dotó de más instituciones violentas a su servicio. Al tiempo que neutralizó la capacidad de desafío de los gobernados, o conquistados, mediante la implantación del monopolio de la violencia. Dicho monopolio se consagra con legislación, pero también con propaganda; la violencia del poder ha de ser legítima y la de los particulares de carácter criminal. Esto llega a nuestros días. El vencedor de una guerra ha aplicado una fuerza «justa» y necesaria; proporcional. El derrotado ha utilizado medios ilegítimos: terrorismo, genocidio, violación de los derechos humanos, etc. Las guerras siempre las ganan los buenos, decía Jesús Ibáñez, porque si pierden, entonces se llaman malos. Los «nuestros» abaten; «ellos» asesinan. Y así sucesivamente. Cabe añadir una función a dicho monopolio de la violencia: en lugares de alta y concentrada demografía permitir que la gestión de los conflictos se realice desde la espontaneidad de la colectividad —compuesta por multitud de personas sin lazos entre sí y con intereses contrapuestos— haría difícil, tal vez inviable, la convivencia (5).

Hubo tiempos en los que la tropa asalariada protegía los «derechos» de los señores feudales; más tarde, de la monarquía afincada en el centro de poder nobiliario. Con el desarrollo del capitalismo y el poder burgués lo que se ha de proteger ya no son castillos, palacios y la honra de las hijas, sino el negocio: el comercio y la fábrica. Así, será necesario un militarismo no adscrito a personajes de sangre azul, sino al interés de la corporación burguesa. Es el estado la instancia capaz de representar eso y articular su adaptación al momento. Ahora, los ejércitos defenderán a «la nación», esto es, los intereses crematísticos de los principales prohombres de cada lugar, frente a los de sus adversarios de países vecinos. Decía atinadamente Paul Valéry que «la guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que sí se conocen pero no se masacran».

No solo esto; dado que grandes masas poblacionales han sido reducidas al estado de servidumbre —por colonización en países conquistados o por proletarización durante y después de la Revolución Industrial— se hace necesaria una institución armada que defienda dicho orden frente a posibles revueltas. Así, entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, como se dijo, nace la policía, que no es más que un cuerpo militar especializado en la represión de la población del propio estado. La clase preeminente que disfruta de su vida privilegiada tras los bíceps de su primo-de-zumosol estado promete «castigo» a quien ose desafiarla. Ya hemos hablado de lo que ocurrió en París tras las revoluciones de 1848 y 1871. Entre muchísimos ejemplos en esta línea que se podrían invocar.

El temor al garrote del poder será un recurso ampliamente utilizado —en tanto amenaza y en tanto aplicación— para obtener la sumisión de las masas a lo largo del proceso de implantación de la sociedad capitalista. El castigo anunciado es de carácter ejecutivo —valga la expresión— y supone la pérdida de los bienes, la degradación social y el dolor físico: la muerte en no pocas ocasiones. Es de carácter inmediato y no aplazado, como sucederá con posterioridad cuando la prisión se convierta en el instrumento de castigo por excelencia. Todo esto, con el tiempo, irá evolucionando. Michael Foucault, en su obra ya clásica «Vigilar y Castigar» (1975), reflexiona sobre lo que da en llamar «tecnologías de castigo». Primero, compara los instrumentos represivos del antiguo régimen (ejecuciones públicas, tortura...) con los sistemas del presente, basados en el castigo disciplinario, esto es, la prisión. Foucault se pregunta el porqué de la evolución; qué ventaja representa para el poder un modelo sobre el otro.

Una primera diferenciación señala que el castigo en el antiguo régimen pretendía aislar o amputar al condenado del resto de la sociedad. La pena carcelaria, en cambio, busca integrarlo dentro de un sistema represivo de carácter colectivo. Porque en la era contemporánea el castigo no será concebido por el poder como un mero elemento disuasorio. Por el contrario, será una herramienta de primer orden para estructurar la sociedad y dirigir su evolución. Así, el sentido de la cárcel, gestionada por profesionales que son quienes deciden sobre cuál es el punto óptimo de «reinserción» de los infractores a ellos encomendados, no es tanto castigar como mantener bajo vigilancia —y sometidos a un proceso de reeducación— a los prisioneros. Más que una educación conceptual o humanística (ni siquiera se tratan las enfermedades mentales o los trastornos psicológicos que son mayoritarios entre la población reclusa), se pretenderá que los afectados y sus familiares y, en consecuencia, la sociedad toda, asuma el principio del disciplinamiento y la aceptación del orden social. Ya lo decía el desaparecido Patxi Zamoro, preso histórico de las cárceles españolas, en su obra «A Ambos Lados del Muro» (2005): «La cárcel, sin embargo, da a ambos lados del muro. La sociedad, los que vivís a ese otro lado, también sois presos, presos de lo que yo llamo el Cuarto Grado de Tratamiento. En él contáis con mayor espacio de movimiento y prerrogativas que el sistema os concede por vuestro buen comportamiento. La cárcel, a este lado, no sólo es un revólver con el que os apuntan a vuestra sien (y con el que os chantajean), sino una celda de castigo en la que se os confinará cuando dejéis de ser buenos».

En «Microfísica del Poder» (1980), Foucault afirma que hay un punto de inflexión a partir del cual la vigilancia es más importante que el castigo: «el momento en el que se ha percibido que era, para la economía del poder, más eficaz y más rentable vigilar que castigar». En su análisis de los sistemas de vigilancia, el autor francés recordará la idea del panóptico de Jeremy Benthan (6): el sistema arquitectónico ideado para prisiones y fábricas que, por su distribución en forma de estrella, permite que un solo agente ubicado en el centro pueda vigilar el espacio entero. Según Bentham, el hecho de sentir esta permanente vigilancia haría que ésta fuese interiorizada por los sujetos, conduciéndoles a una vigilancia de sí mismos. Foucault entiende que el panóptico (del griego «pan»; todo, «opsis»; ver, y «tikos», relativo a. O sea: «desde donde todo se ve») existe, de hecho, en la sociedad de su tiempo, la cual se basa en la vigilancia de unos hacia otros. Instituciones como la prisión, la fábrica, la escuela, el hospital —mucho más si hablamos del cuartel— tienen por función ligar a unos individuos con otros obteniéndose así su acompasamiento con el orden establecido: la «normalización». La vigilancia no acaba ahí: el poder —político y económico— se esfuerza incesantemente en dotarse de mejores herramientas para obtener información de sus gobernados. Foucault, quien, en este sentido, hablaba del binomio «poder-conocimiento», llegó a afirmar que el poder no desarrolla las ciencias humanas para conocer mejor al hombre sino para, mediante dicho conocimiento, poderle dominar mejor.

Hoy podemos decir que las tecnologías de vigilancia de las que hablaba Michael Foucault en su brillante análisis de los sistemas de control de su época, han sido ampliamente rebasadas. Baste pensar, por ejemplo, en la proliferación de la videovigilancia, el uso generalizado de tarjetas con microchips, la sustitución del dinero físico por el virtual (cualquier transacción es así conocida por el ojo que todo lo ve) o la implantación masiva de tecnologías de telefonía por satélite enormemente invasivas de la propia intimidad. Entre más casos que podrían añadirse. Quienes hace unos años poníamos el grito en el cielo cuando se instalaban cámaras en lugares de pública concurrencia o preferíamos no ser fotografiados en manifestaciones, ni dar datos personales a la policía, hoy no tenemos otra que resignarnos a que cada circunstancia de nuestra vida —profundamente expoliada de su capacidad de privacidad— sea exhibida, por propios y extraños, en internet o almacenada sin nuestro consentimiento, con fines comerciales y policíacos, en el engendro llamado «Big data». Todo ello alumbra un tipo de sociedad embelesada con la exhibición y propagación de datos. Mucho más allá de la distopía imaginada por Bentham, todos vigilan a todos, principalmente a sí mismos.

El pensador Byung-Chul Han, en su análisis de la sociedad actual, revisa y actualiza las teorías de Foucault y del resto de sociólogos que estudiaron hace ya unas décadas el control social. Por ejemplo, en «La Sociedad de la Transparencia» (2012), afirma que: «hoy, el globo entero se desarrolla en pos de formar un gran panóptico. No hay ningún afuera del panóptico. Éste se hace total. Ningún muro separa el adentro y el afuera. Google y las redes sociales, que se presentan como espacios de la libertad, adoptan formas panópticas. Hoy, contra lo que se supone normalmente, la vigilancia no se realiza como ataque a la libertad. Más bien cada uno se entrega voluntariamente a la mirada panóptica. A sabiendas, contribuimos al panóptico digital, en la medida en que nos desnudamos y exponemos. El morador del panóptico digital es víctima y actor a la vez. Ahí está la dialéctica de la libertad, que se hace patente como control.» Añade que «la transparencia» es imperativa. Que todo aquel que se oculta de algún modo de las miradas sociales se convierte, por ello, en sospechoso, y que dicha coacción es una neta forma de violencia del poder hacia el individuo.

Así, merced a todos estos recursos, se cumple con creces el objetivo de «normalización». Hecho que se ve perfectamente reflejado en la disposición generalizada a la denuncia de cualquier infracción de la norma, por mínima que ésta sea. Puede decirse, sin apenas incurrir en hipérbole, que la investigación y persecución policial de los delitos se hace cada día más innecesaria ante la intensa y creciente actividad inquisitorial de la mayoría de la ciudadanía. Es más, frente a épocas en las que una parte de la población occidental, lo que se daba en llamar «izquierda», estaba por la labor de garantizar derechos civiles, hoy ese mismo sector social, casi, es quien con más ahínco reclama del poder estatal el endurecimiento punitivo de la legislación, la judicialización de toda relación social y el uso discrecional de la prisión (6).

Notas

5- «Las relaciones en un pueblo de 20 personas suponen tan solo 190 interacciones bipersonales (20 personas por 19 veces dividido por 2) . Pero en un pueblo de 2.000 personas el número de interacciones se dispara hasta 1.999.000. Cada una de estas interacciones tiene el potencial de explotar en una discusión con violencia. Cada agresión violenta (ya sea psíquica o física) suele conducir a un contraataque violento, iniciando un ciclo de violencia que puede acabar con consecuencias a menudo trágicas y que desestabilizan la sociedad. (...) En una población en la que muchas personas son familiares próximos y todo el mundo conoce a todo el mundo por su nombre, los familiares y amigos que se tienen en común intervienen en las disputas. Pero tan buena circunstancia queda superada cuando se traspasa el umbral de varios centenares por debajo del cual es posible conocer a todo el mundo. A partir de ahí, el creciente número de interrelaciones se da entre extraños no emparentados. Cuando dos extraños pelean, pocas personas presentes serán amigas o familiares de ambos adversarios a la vez, con interés personal en detener la contienda. En cambio, muchos espectadores podrían ser amigos o familiares de un solo adversario y se pondrían de parte de esta persona, haciendo que el conflicto entre dos personas pasara a ser una batalla campal. Una sociedad grande que continúe manteniendo la resolución de los conflictos en manos de todos sus miembros tiene garantizada la explosión. Este factor, por si solo, explicaría por qué las sociedades integradas por miles de miembros solo pueden existir si desarrollan una autoridad centralizada que monopolice la violencia y resuelva los conflictos.» Tomado y traducido de: «Perquè ens oposem políticament a les ciutats?» Firmado por: Na Pai, membre de la Comissió de Difusió i Propaganda de Repoblament Rural. Fuente: http://barcelona.indymedia.org/news...

6- Jeremy Bentham (1748-1832). Economista, jurista y pensador liberal nacido en Londres. Relacionado con James Mill y John Stuart Mill. Se le considera padre del utilitarismo; un tipo de filosofía ética que busca la razón de ser de cada cosa en el grado de utilidad que proporciona a la hora de «lograr la felicidad para el mayor número». Buena parte de su pensamiento estuvo enfocado a «calcular» en qué podría consistir un placer o una felicidad «objetiva». Y, en consecuencia, qué podría hacer la autoridad de una sociedad para aplicar las medidas que condujeran hacia ella. Incluso teniendo en cuenta la posibilidad de una minoría discordante o perjudicada. En tal contexto surge la idea del «panóptico». Sus ideas serían profundizadas por Stuart Mill y puede decirse que tienen plena vigencia y forman parte del actual cuerpo ideológico que justifica, tanto el capitalismo, como la política parlamentaria.

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Tortuga Antimilitar - 21 June, 2025 - 00:00

Rafael Poch

Hay dos enfoques sobre lo que está pasando. El optimista afirma que los conflictos a los que asistimos, la masacre de Gaza, la guerra de Ucrania, y la guerra contra Irán, son choques separados e independientes, cada uno con su particular lógica y motivación, la “seguridad europea”, los embrollos de Oriente Medio, el colonialismo israelí... Por desgracia, la realidad sugiere otra cosa: los tres choques están relacionados y forman parte del mismo proceso. Se trata de la guerra contra los adversarios de Occidente: contra todos aquellos que objetan su menguante dominio mundial y representan la posibilidad de una administración planetaria colegiada y plural entre potencias. No es un orden ideal, pero es diferente del hegemonismo irrespetuoso con las diferentes civilizaciones.

En relaciones internacionales, la divisoria no es entre democracia y autocracia, sino entre hegemonismo y pluralismo multipolar. La alternativa hegemonismo/multipolaridad es a las relaciones internacionales lo mismo que la alternativa dictadura de partido único/ pluralismo-división de poderes en un régimen nacional. Los mayores dictadores están en lo que antes se autodenominaba “mundo libre”. La simple realidad es que los adversarios de Occidente y sus denostados regímenes, la teocracia iraní, el régimen ruso con su combinación de autocracia, aspectos liberales y tradicionalismo eslavo, o la benevolente dictadura china con su buena gobernanza, son mucho más responsables y prudentes en su comportamiento exterior. Y a diferencia de los tiempos de la conferencia de los no alineados en Bandung (1955), la fuerza de gravedad de la potencia de la economía china convierte ahora esa alternativa en algo serio que atrae a la mayoría del mundo y le permite formar un gran polo, lo que en Occidente se vive como amenaza. Ante esa amenaza, el imperio está dispuesto a quemar el mundo para salvar su trono, en palabras del comentarista vietnamita Sony Thang. Gaza fue el anuncio, Ucrania el tanteo, Irán la escalada, pero Rusia y China son la traca y el objetivo final.

Vemos muestras de la unidad político-militar del bloque occidental en las dos guerras por Estado interpuesto, contra Rusia e Irán, vía Ucrania e Israel. Los mismos drones que atacaron bases estratégicas rusas el 1 de junio, se usaron el viernes 13 en Irán para eliminar a veinte dirigentes político-militares de primer nivel, además de a científicos nucleares. En ambos casos, el apoyo militar y financiero de la OTAN (Estados Unidos más la Unión Europea) y su cobertura política es manifiesto. La “agresión rusa no provocada” y el “derecho de Israel a defenderse”, forman parte del mismo relato. Lo mismo puede decirse del engaño concertado. El Times of Israel explicaba el mismo día 13 que haciendo ver que estaba negociando, Estados Unidos ayudó a que Irán bajara la guardia de tal forma que Israel pudiera ejecutar su ataque sorpresa. Ese engaño es de la misma factura que aquel “proceso de Minsk” sobre el que Angela Merkel y François Hollande admitieron que solo era una comedia para entretener a Rusia y ganar tiempo, mientras la OTAN fortalecía al ejército ucraniano. “Permitir a Netanyahu atacar Irán cuando los enviados estadounidenses estaban negociando con Teherán, sitúa a la Presidencia de Estados Unidos al mismo nivel de credibilidad que Al Capone”, dice el director del MidleEast Eye, David Hearst. ¿Quién volverá a fiarse de una negociación con Estados Unidos?

Todos los imperios utilizan la violencia al toparse con su declive, pero Estados Unidos es un caso especial. No tiene memoria de guerra en su propio territorio –su guerra civil queda muy lejos–, solo experiencia de guerras lejanas y fáciles de fusiles contra lanzas o de alta tecnología contra morralla predigital. Allí donde no ganaron, en Corea, en Vietnam y en los desastres de la guerra continua de los últimos treinta años, la catástrofe nunca la sufrieron ellos. Ese dato biográfico de Estados Unidos hace particularmente peligroso su proceso de ir a menos. Como en su día Boris Yeltsin en la URSS, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es un acelerador del decreciente poder occidental.

Decadencia tardo-romana

Cuando asistimos en los noventa a la dramática quiebra soviética, nos vino a la cabeza la idea de que solo una quiebra del imperio occidental podría emularla en intensidad. Estamos en ello. En Estados Unidos estamos asistiendo a lo que parecen los inicios de un grandioso y peligroso espectáculo. Ante nosotros, un cuadro completo de decadencia tardo-romana. Al frente del imperio hemos visto a un presidente senil, Joe Biden, asistido por ayudantes con nivel de becario (los secretarios de Estado y seguridad nacional, Blinken y Sullivan), que ha sido relevado por un sociópata narcisista. A los pocos meses en el cargo, su íntimo socio, el hombre más rico del mundo, le ha acusado de formar parte de una red pederasta cuyo organizador –Jeffrey Epstein, con pedigrí de chantajista del Mossad– fue suicidado en prisión. Su Administración está dividida sobre contra quién hacer la guerra, los responsables saltan de los cargos y el secretario de Estado, Marco Rubio, asume funciones del Consejo de Seguridad Nacional, un aparato enorme descabezado que no se sabe quién dirige. El presidente ha defendido un proyecto inmobiliario-genocida para Gaza, un día dice una cosa y al siguiente lo contrario, su maltrato comercial de socios y adversarios anuncia graves perjuicios a la economía popular de su país, su política de emigración y sus excesos autocráticos provocan levantamientos “contra el rey”. Trump que alardeaba con desafiar al “Estado profundo”, sufrió dos atentados en su campaña electoral y ya no parece capaz de mantener su promesa electoral de no meter a su país en nuevas guerras, lo que rompe su base popular. Esta especie de Nerón leyó en mayo en Riad, Arabia Saudí, un discurso anunciando un giro pacífico y no intervencionista en Oriente Medio y un mes después está llamando a los más de diez millones de habitantes de Teherán a evacuar la ciudad y a sus dirigentes a una “rendición incondicional”… No sabía nada de Ucrania cuando prometió acabar con la guerra en veinticuatro horas y ahora confirma que no tiene ni idea de lo que es Irán.

Ignorando el informe de sus agencias de seguridad, que en marzo confirmaron que Irán “no está construyendo el arma nuclear y que su líder supremo no autorizó tal programa que fue suspendido en 2003”, Trump se ha rendido a la tesis israelí, defendida desde los años noventa, de que Teherán está “a punto” de hacerse con la bomba. Se repite el esquema utilizado con Irak en 2003. Irán no ha atacado a nadie y defiende desde hace décadas la creación de una zona desnuclearizada en Oriente Medio. Sin embargo, Israel –único poseedor de arsenales nucleares, químicos y biológicos en la región, que ha atacado a todos sus vecinos sin excepción– lo presenta como el gran peligro regional, con la falsedad de las armas de destrucción masiva. La misma semana que comenzó su ataque contra Irán, con la colaboración de Estados Unidos y las potencias europeas, Israel masacraba a gazatíes hambrientos en los puntos de distribución de comida a razón de varias decenas al día, bombardeaba Siria y Líbano, atacaba el puerto de Hodeidah en Yemen y secuestraba en aguas internacionales el barco en el que iba Greta Thunberg y otros once activistas que intentaban llegar a Gaza.

La Agencia Internacional de la Energía Atómica, controlada por potencias occidentales hostiles, que se negó a decir quién bombardeaba la central nuclear ucraniana de Zaporiyia ocupada por los rusos, ha desempeñado en Irán el mismo papel de espionaje de las instalaciones iraníes que los inspectores de la ONU realizaron en Irak por cuenta de los servicios secretos occidentales. El imperio quiere hacer con Irán los mismo que hizo con Irak, Siria o Libia, de acuerdo con el conocido guion neoconde septiembre de 2001 revelado por el General Wesley Clark en 2011: destruir siete países en cinco años: Irak, Líbano, Siria, Somalia, Libia, Sudán e Irán. Todo se repite y al mismo tiempo es muy diferente.

Los medios de comunicación y el establishment político occidental han asistido con comprensión al “Pearl Harbor” iraní, sin caer en la cuenta de que aquello concluyó con una derrota del atacante, como si fuera normal la agresión contra un país en medio de una negociación, con la eliminación de toda una plana mayor, incluido el jefe negociador iraní, Alí Shamjaní, matando de paso a decenas de civiles. Ante todo esto, el presidente francés, Emmanuel Macron, condena el “programa nuclear iraní” y reafirma “el derecho de Israel a defenderse y garantizar su seguridad”. El ministro de Exteriores alemán, Johann Wadephul, ha ido más lejos al “condenar enérgicamente” a Irán por “atacar indiscriminadamente territorio israelí”, antes incluso de que Teherán lanzara sus primeros misiles de respuesta, de momento sin gran impacto. Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha reiterado “el derecho de Israel a defenderse” con alguna llamada “a las dos partes” a la contención. Pero ha sido un tercer alemán, el canciller Friedrich Merz, el autor de la declaración más exacta y más vergonzosa: “Israel está haciendo el trabajo sucio por todos nosotros”.

Lo que pasará

Lo que va a pasar a partir de ahora en Irán depende de cinco preguntas para las que no tenemos respuesta.

Desde que Donald Trump matara al principal militar iraní, el general Gasem Soleimani, en enero de 2020, la moderación de Irán ha sido extraordinaria. En abril de 2024, Israel atacó con gran mortandad la embajada iraní en Damasco. Irán respondió con un ataque simbólico. El 19 de mayo, Israel mató al presidente de Irán, Ebrahim Raisi, y a su ministro de Exteriores, Amir Abdolahian. Irán prefirió encubrir el atentado y presentarlo como un accidente de helicóptero. Los dos últimos días de julio de 2024, Israel asesinó al jefe militar de Hezbolá, Fuad Shukr, y al líder de Hamás, Haniyeh, cuando éste se encontraba invitado en Teherán. Se anunciaron respuestas, pero Irán acabó comprando el collar de cuentas que le ofreció la administración de Biden, prometiendo un alto el fuego permanente en Gaza si no había represalias. No hubo alto el fuego. En septiembre, Israel inició los bombardeos de Beirut, declarados “linea roja”, y el 17 y 18 de ese mes descabezó a la cúpula de Hezbollah en Líbano con la explosión de los dispositivos personales pager. No hubo respuesta, así que el día 27 asesinaron al líder de Hezbolá, Nasrallah. La respuesta fue la operación “Promesa verdadera 2”, que causó daños en Israel, pero que no llegaron, ni de lejos, a los sufridos por el “eje de la resistencia”. Esta prudente moderación es, seguramente, lo que ha dado alas al actual ataque directo contra Irán. Por eso, la primera pregunta cuya respuesta desconocemos es:

¿Cuantos misiles tiene Irán? Tras los ataques de los últimos seis días, ¿conserva capacidad ofensiva para dañar a Israel de forma significativa y hacer creíble su disuasión? Irán está lanzando menos misiles contra Irán conforme pasan los días. ¿Es verdad que cuanto más se desgaste la defensa antimisiles israelí, los iraníes les lanzarán misiles cada vez más potentes? ¿Tienen misiles de reserva para la eventualidad de una participación militar de Estados Unidos?

Segunda: China y Rusia, ¿van a ayudar a Irán? Irán ayudó a Rusia en Ucrania. Ahora a Rusia le viene bien que Occidente diversifique su acción militar fuera de Ucrania. Rusia tiene una relación ambigua con Israel, donde viven más de un millón de exciudadanos de la URSS. ¿Enviará Rusia baterías antiaéreas de última generación que hasta ahora han sido negadas por el Kremlin y que Moscú necesita en su propio terreno, más aún ante la posibilidad de un segundo frente contra países de la OTAN en el Báltico y el norte de Rusia? Respecto a China, es el principal receptor de petróleo iraní. Irán es un elemento esencial en la gran estrategia china de integración euroasiática de la nueva Ruta de la Seda. Los tres países mantienen alianzas firmadas. ¿Van a hacer algo? Si no lo hacen, ¿qué respeto merecerá su alianza, la Organización de Seguridad y Cooperación de Shanghai, los BRICS, etc?

Tercera: ¿El “eje de la resistencia” tiene fuelle todavía, en Líbano, en Irak, en Yemen, para atacar a Israel, por ejemplo con acciones desde el sur de Líbano, mayor hostigamiento a la navegación en el Mar Rojo y eventuales ataques a bases americanas en el Golfo?

Cuarta: ¿Participarán los Estados Unidos en la guerra? Evidentemente, ya lo hacen, pero ¿lo harán directa y abiertamente, usando su ejército? En caso afirmativo, ¿cómo y con qué intensidad?

Quinta: ¿Los países del Golfo permitirán a Estados Unidos usar sus bases para atacar Irán, con la certeza de que Irán las atacará?

Sea como fuere, es obvio que Irán no es Irak. La implicación directa de Estados Unidos provocará un desastre de grandes proporciones, al lado del cual lo de Irak será un juego de niños. El eventual cierre del estrecho de Ormuz tendrá graves repercusiones en la economía mundial y los precios del petróleo. A largo plazo, el suicidio de Israel está servido, pero el suicidio de un Estado, colonial y genocida, que además es potencia nuclear, es sumamente inquietante. No hay nada más peligroso que un suicida fanático.

Fuente: https://ctxt.es/es/20250601/Politic...

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Ministerio de Defensa y Generalitat Valenciana impulsan cursos de propaganda militar

Tortuga Antimilitar - 21 June, 2025 - 00:00

El Ministerio de Defensa español, en colaboración con la Conselleria de Educación de la Generalitat Valenciana, ha puesto en marcha un programa de formación dirigido a docentes de secundaria, bachillerato y formación profesional bajo el título Cultura de Paz, Seguridad y Defensa.

El curso, homologado por la Generalitat y con una duración de 20 horas, se impartirá de manera presencial del 1 al 4 de julio en las sedes provinciales de la Delegación de Defensa en la Comunitat Valenciana.

El contenido del curso aborda “riesgos y amenazas globales, la defensa compartida en el marco de la Unión Europea y la OTAN”, y ofrece información sobre “las opciones profesionales en las Fuerzas Armadas”.

Según fuentes oficiales, el objetivo es “acercar la defensa al ciudadano” y “fomentar el conocimiento sobre el papel de las Fuerzas Armadas en la sociedad española”.

Además, la participación de miembros de las Fuerzas Armadas en la formación y la inclusión de información sobre carreras militares han generado críticas por considerarse una forma de propaganda militar que busca influir en la percepción del profesorado y, a través de ellos, en los estudiantes. El curso suma puntos en el currículum docente, lo que incentiva la asistencia.

Este programa se enmarca en un contexto de aumento significativo del presupuesto militar español y de una estrategia gubernamental que impulsa la “cultura de defensa” como parte de la política de “seguridad nacional”, en línea con las directrices de la Unión Europea y la OTAN.

Aunque no existe evidencia oficial de que el curso tenga como finalidad expresa el reclutamiento militar, sí se reconoce que se “informa sobre las salidas profesionales en las Fuerzas Armadas”, lo que algunos sectores interpretan como una maniobra para fomentar el interés juvenil en la carrera militar.

Fuente: https://diariosocialista.net/2025/0...

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Aragón por la Paz

Tortuga Antimilitar - 21 June, 2025 - 00:00

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Dos policías alcoholizados y presuntamente racistas asesinan a un magrebí en Torrejón, Madrid

Tortuga Antimilitar - 20 June, 2025 - 00:00

No dejen de ver las estremecedoras grabaciones de vídeo en la fuente del enlace: https://www.elmundo.es/madrid/2025/...

"¿Te ha robado a ti? ¡Pues cállate!", respondieron acalorados los agentes a las quejas de los vecinos

Daniel J. Ollero

«Vimos desde nuestra ventana cómo estrangulaban al chico y no puedo quitarme la imagen de la cabeza», relata a GRAN MADRID un testigo presencial de la muerte de Abderrahim, de 36 años, a manos de dos policías municipales fuera de servicio en Torrejón de Ardoz. «Le hicieron un mataleón durante 10 o 15 minutos. Al principio gritaba de dolor y se quejaba, pero hubo un momento en el que dejó de moverse. Se desvaneció como un pajarillo sin que dejaran de asfixiarle y echarse encima de él».

El testimonio coincide con los de otros testigos y con las grabaciones captadas por vecinos y transeúntes, a las que ha tenido acceso GRAN MADRID. En las imágenes se ve a uno de los agentes de paisano aplicando una llave de estrangulamiento tipo mataleón mientras apoya su peso sobre la nuca y las cervicales de la víctima. A su lado, el otro policía, que aparece tambaleándose, rodando por el suelo y con evidentes problemas para mantenerse en pie, recibe tras patadas de una mujer, se incorpora con dificultad y se deja caer sobre la parte baja de la espalda de Abderrahim, reforzando así la inmovilización.

La secuencia de hechos, ocurrida a la altura del número 20 de la calle Pesquera, fue el desenlace de una breve persecución entre Abderrahim y los dos policías que, según los vecinos, «parecían estar bebidos». «El chico pasó corriendo por un lateral de la plaza hacia la calle Pesquera y los policías fueron detrás. Decían que había robado un móvil en el bar en el que estaban», relatan desde un restaurante junto al escenario de las fiestas municipales.

Tras la presunta sustracción, Abderrahim encabezaba la huida y los dos agentes, de 58 y 60 años, trataban de darle caza. Entonces, el joven se detuvo en un tramo de la calle Pesquera junto a la parte trasera de un supermercado y una inmobiliaria. Allí fue alcanzado.

A partir de este momento, la versión del entorno de los agentes difiere radicalmente de la de los vecinos. Los primeros afirman que Abderrahim «había sido detenido por robo con fuerza y por hurtos en más de 44 ocasiones», que se resistía violentamente y que, para reducirlo, fue necesario aplicar una maniobra de sujeción tan contundente.

Una narración completamente opuesta a la que ofrecen los testigos. «El chico se paró, les dijo que qué querían y que no llevaba nada», recuerda uno de ellos, mientras levanta las manos imitando los gestos del fallecido. «Entonces», continúa, «le golpearon, se cayó al suelo, uno le sujetó por el cuello y el más gordo se le echó encima por la espalda».

Los vecinos relatan el comienzo de una escena «angustiosa» que se prolongó durante minutos: «Empezamos a gritar, decíamos que le estaban haciendo daño. '¡Déjale, que le vais a matar!', chillábamos mi mujer y yo». «'¡Que le vais a asfixiar al chaval, coño!', se escucha también», recuerda otro testigo. «'¡Soltadle, soltadle!', le gritábamos mientras el policía nos respondía con insultos y se acomodaba para seguir apretando, mientras el otro, más corpulento, también se echaba encima del chico, que era un palillo».

Cuando Abderrahim estaba ya inmóvil en el suelo, una pareja de adolescentes intervino y logró empujar brevemente al agente más pesado, que rodó por el suelo antes de incorporarse. Los vecinos seguían gritando al policía que tenía sujeto al hombre por el cuello, y el agente les respondía con un «¡subnormal!» a frases como: «¡Quítale ya el brazo, que está inmovilizado!».

«¿Te ha robado a ti? ¡Pues cállate!», argumentaban acalorados los agentes. «¿Qué tendrá que ver que robe con que asfixies al chaval?», les reprochaba uno de los presentes, en una escena registrada con un móvil.

Poco antes de que en una de las grabaciones se reflejen las luces azules y se escuchen las sirenas, los vecinos insisten en que le dejen respirar. «¡Si está respirando!», espeta el policía, mientras continúa presionando con su cuerpo sobre la nuca del hombre. «Instalaron una carpa y mandaron tres unidades a reanimarle», recuerda una vecina desde un bar próximo. «Intentaban revivirle, veíamos a los sanitarios negar con la cabeza, como diciendo que la cosa pintaba mal». El SUMMA solo pudo certificar el fallecimiento: «Estrangulamiento».

Fuente: https://www.elmundo.es/madrid/2025/...

Ver también:

Se convocan dos concentraciones después del asesinato de un vecino de Torrejón de Ardoz a manos de un policía

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Israel está haciendo “el trabajo sucio” por “todos nosotros” en Irán, dice el canciller alemán en el G-7

Tortuga Antimilitar - 20 June, 2025 - 00:00

KANANASKIS, Canadá.- El jefe del gobierno alemán, Friedrich Merz, expresó este martes un fuerte apoyo a Israel en el conflicto con Irán, señalando que estaba haciendo el “trabajo sucio” por la comunidad internacional. Por su parte, el líder francés, Emmanuel Macron, se desmarcó levemente sosteniendo que tampoco se debe ir más allá del objetivo inicial, es decir, se opuso a un “cambio de régimen”.

“Este es el trabajo sucio que Israel está haciendo por todos nosotros. También somos víctimas de este régimen. Este régimen clerical ha traído muerte y destrucción al mundo", dijo Merz en una entrevista durante el G7.

“Supongo que los ataques de los últimos días han debilitado considerablemente al régimen clerical y es poco probable que recupere su fuerza previa, lo que torna incierto el futuro del país”, señaló en otra entrevista.

“Gran parte del liderazgo militar y la llamada Guardia Revolucionaria ya no están vivos, por lo que las cosas no serán como antes”, añadió.

Consultado sobre si cree que Estados Unidos podría involucrarse en la campaña militar contra Irán, Merz estimó que “aún no hay una decisión del gobierno estadounidense”.

“Ahora depende mucho de cuán dispuesto esté el régimen [iraní] a regresar a la mesa de negociaciones” sobre su programa nuclear, indicó.

Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó que “el mayor error hoy en día sería intentar cambiar el régimen de Irán por medios militares”. Y habló sobre la necesidad de volver a la mesa de negociaciones. “Parece que desde ayer ha habido un cambio en la opinión de Trump sobre Irán. Creo que Trump está presionando a Irán. Creo que debemos volver a la mesa de negociaciones con Irán”, afirmó.

Israel tiene en marcha desde el viernes una campaña aérea dirigida contra sitios en todo Irán, con el objetivo declarado de prevenir que se dote de armas atómicas. Pero el primer ministro Benjamin Netanyahu también sugirió que la campaña podría tener objetivos más amplios.

Irán está gobernado por líderes clericales desde la Revolución Islámica de 1979, y ha sido acusado durante mucho tiempo por países occidentales de abusos contra los derechos humanos y por reprimir brutalmente la disidencia.

Si bien se mostró alineado con Estados Unidos sobre Medio Oriente, Merz contradijo a Donald Trump sobre críticas del presidente norteamericano a la expulsión de Rusia del antes llamado Grupo de los Ocho (G8) en 2014, a raíz de la anexión de Crimea. Ahí pasó a ser el G7.

Trump comenzó su participación en la cumbre de Canadá calificando de “gran error” la exclusión de Rusia del G8. Al respecto, Merz comentó: “Sigo creyendo que la exclusión de Putin del formato G8, como se llamaba entonces, tras la anexión de Crimea, fue correcta”.

“No estamos sentados aquí en este formato con señores de la guerra ni con criminales de guerra. Y por eso sigue siendo válido que Putin no tiene sitio en esta mesa", añadió sobre el G7, formado por Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Japón.

Trump abandonó de forma prematura la cumbre a primera hora de la tarde del lunes debido a la situación en Medio Oriente, ausentándose de la segunda jornada.

“Tras intensas y productivas consultas sobre cuestiones relacionadas con la economía mundial, el comercio y la seguridad de las materias primas, el gobierno alemán entiende la salida anticipada del presidente de Estados Unidos del G7″, dijo el vocero del gobierno alemán, Stefan Kornelius.

“Hemos discutido en detalle la situación en Medio Oriente y compartimos la expectativa de que el conflicto debe llegar a un rápido final político", añadió.

“La solución a la crisis de Irán debe conducir a una amplia desescalada de las hostilidades en Medio Oriente”, insistió Kornelius, que subrayó asimismo la necesidad de impedir que Irán posea armas nucleares.

Agencias AFP y DPA

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/el-mund...

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Activistas canarios retornan de Egipto: 'La brutal reacción a esta acción pacífica demuestra el miedo que nos tienen cuando nos unimos'

Tortuga Antimilitar - 20 June, 2025 - 00:00

Gara Santana

Acudieron a la llamada de socorro de Gaza donde Israel está en la fase más cruel del genocidio perpetrado sobre la población palestina: el uso del hambre como arma de guerra. En las últimas semanadas se ven en tiempo real de imágenes de gazatíes hambrientos tratando de llegar a los puntos de ayuda humanitaria mientras reciben disparos hasta la muerte.

Para forzar a los líderes mundiales a asumir su responsabilidad, la legislación internacional y dar garantía del respeto a los derechos humanos, activistas de todo el mundo se dieron cita en la marcha global en Rafah para romper el bloqueo israelí. Muchos activistas, como Koldobi, Antonio y Chus quisieron acometer la empresa desde El Cairo, pero el gobierno egipcio no ha dado ninguna facilidad -de hecho han opuesto hostilidad y violencia- al avance de los manifestantes y los tres canarios retornaron a casa en la noche de este martes.

Mientras los miembros de Canarias por Palestina y Alternativa Antimilitarista MOC estuvieron intentando llegar al corazón del bloqueo, sucedieron los consecutivos ataques entre Israel e Irán, complicando la situación en la región y transformando absolutamente el panorama con el que los activistas aterrizaron en El Cairo.

Todo eso pudieron contarlo, a pesar del cansancio y lo que les queda por asimilar, entre abrazos y cánticos de '¡Palestina Libre!' en la zona de llegadas del aeropuerto de Gando.

A la pregunta de este periódico de qué balance hacen los canarios de la acción en El Cairo, en términos generales es positivo para ellos por diferentes motivos. Para la activista Koldobi Velasco una de las conclusiones más claras es la fortaleza de los grupos humanos cuando luchan en colectivo. “Si la respuesta a una marcha pacífica ha sido tan brutal es porque realmente nos tienen miedo”, asevera. “Estamos muy contentas de esta primera fase de la marcha porque ha tenido una repercusión muy grande”, añade.

De la represión en Egipto también habla Antonio Agudo. “No nos dejaban movernos”, relata. “Estaban continuamente persiguiéndonos, quitándonos el pasaporte y los móviles”.

Los intentos de los activistas por acercarse al punto de encuentro en Rafah, eran interceptados sistemáticamente por la policía egipcia, que volvía a llevarlos a El Cairo bajo amenaza de volverles a repetir este traslado las veces que hiciera falta.

Pero los tres grancanarios están convencidos de que aquí no acaba nada. “Es un pulso”, explica a este periódico Chus García. “La marcha no quedará solo en esta acción. Muchísima gente de muchísimos países ha echado un pulso al gobierno de Egipto que está siendo cómplice”.

Desde esta redacción, cuando los tres activistas partieron se les preguntó si el pueblo palestino sabe que hay otros pueblos del mundo pensando en ellos y su dolor. Los activistas confirman que lo saben y recibieron antes de regresar un vídeo donde un representante de la organización palestina de La Marcha expresaba: “Gracias por esos intentos de llegar. Que sí que habéis llegado, que habéis llegado a nuestro corazón y habéis llegado y nos sentimos menos solos”.

Fuente: https://www.eldiario.es/canariasaho...

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