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Extrema derecha y funcionarios de prisiones: Un idilio desde el franquismo hasta la actualidad
Guillermo Martínez
Si el sueldo de los funcionarios de prisiones depende en gran medida del complemento de seguridad, tendrán que hacer pensar a la sociedad y la Administración que existe una supuesta y cada vez creciente inseguridad en las cárceles para poder elevar sus nóminas. Aunque sea a costa de los internos. Esa es la tesis que defiende el sociólogo José Navarro en 'Un poder carcelario. Sindicatos de prisiones y sistema penal' (Virus, 2025), una investigación que aborda la genealogía de las organizaciones laborales del sector desde la muerte de Francisco Franco en 1975 hasta la actualidad, cuando nuevas agrupaciones muestran sin complejos su cercanía con la extrema derecha.
A día de hoy, asociaciones como Marea Blava Presons (MBP) en Catalunya o Tu abandono me puede matar (TAMPM) a nivel estatal centran sus reivindicaciones en el aumento de medios coercitivos tanto físicos, contra los reclusos, como legislativos. De ahí que, en algunos casos, hayan llegado a demandar el uso de pistolas táser o sprays pimienta contra los internos, así como que los funcionarios de prisiones pasen a ser considerados agentes de la autoridad, con todo lo que ello comporta a nivel penal.
Navarro se retrotrae al franquismo para explicar los inicios de este cuerpo que en ningún caso sufrió una depuración con la llegada de la democracia, al igual que sucedió en otros ámbitos, como el policial y judicial. “Muchos funcionarios eran antiguos militares. Si eras alferez, llegabas a las cárceles como oficial directamente, no como auxiliar”, apunta el experto.
El sociólogo también recalca que, históricamente, el cuerpo de funcionarios ha encontrado una elevada protección por la judicatura, donde su palabra siempre ha gozado de la presunción de veracidad por encima de la del preso, lo que se une a la propia endogamia del aparato judicial. “El juez que juzgó los casos de tortura en Herrera de la Mancha era hijo de un juez del Tribunal de Orden Público franquista”, ejemplifica.
El Sindicato Democrático de Prisiones
Una vez derribado el régimen dictatorial, el sindicalismo de clase, liderado por CCOO y UGT, no supo atraer a los funcionarios de prisiones más progresistas o de corte democrático. Por otra parte, las centrales anarcosindicales de CNT y CGT vetaron la afiliación de estos trabajadores. Sin embargo, durante la Transición apareció el Sindicato Democrático de Prisiones (SDP), una loable experiencia de funcionarios que siempre persiguieron la dignificación de las cárceles y la lucha contra las torturas y vejaciones que en muchas ocasiones sufrían los reclusos.
Jorge García entró en 1981 en la Cárcel Modelo de Valencia, y luego pasó a la de Picassent. Ahora tiene 69 años y más de 40 los ha pasado trabajando en prisión como funcionario. Integró el SDP: “Nuestro principal objetivo era que el cuerpo de funcionarios de prisiones se adaptara al nuevo sistema democrático”, comenta. Aquello duró apenas unos años, hasta que se autodisolvieron y sus militantes integraron otros sindicatos. Él pasó primero por UGT, aunque lo abandonó en menos de una semana. Años después se afilió a CCOO, que también dejó de lado.
Tras el fracaso de los grandes sindicatos dentro de los centros penitenciarios, poco a poco fueron apareciendo otras agrupaciones mucho más corporativistas. “Se caracterizan por una nula solidaridad con los trabajadores de otros sectores y por unos reclamos de mejoras laborales basados en discursos que explotan las alarmas sociales”, añade Navarro.
En su monografía, apunta que primero fue la alarma creada por la entrada de la heroína en la cárcel. Más tarde, que ETA les declarara objetivos militares de la organización hizo que sus demandas volvieran a resurgir con fuerza. De hecho, surtieron efecto con la creación del régimen FIES, “que institucionalizó el estado de excepción”, según recoge el investigador en su libro. Por último llegarían, como se aprecia en la actualidad, la explotación de la alarma social generada por los “crímenes mediáticos”.
La subida salarial acorde al supuesto incremento de la inseguridad en las prisiones no es el único reclamo de organizaciones como MBP o TAMPM. Muchos de los funcionarios se decantan por ellas por los servicios jurídicos que ofrecen a la afiliación ante posibles accidentes laborales o la cobertura legal en juicios sobre denuncias de presos. “Son prácticamente empresas de seguros y servicios jurídicos”, sintetiza Navarro.
En este sentido, la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP), surgida a principios de 1990 y actualmente coaligada con UGT, “lleva la voz cantante en la Administración General del Estado porque tiene los mejores servicios jurídicos”, explica el autor de la monografía publicada por Virus.
Medidas a favor de la coerción
Décadas después llegaría MBP, surgida al calor de las movilizaciones en torno a 2018 en las que denunciaban, según el colectivo, el aumento de agresiones hacia el cuerpo de funcionarios. “Se basan en el descrédito hacia los grupos de apoyo de presos y asociaciones que vigilan el respeto a los derechos humanos, así como contra ciertos cargos de la Administración”, describe Navarro. Algo parecido sucede con TAMPM, entidad que habitualmente ha recibido el apoyo de políticos de Vox y del PP. Sin ir más lejos, “MBP calificó como 'Tripadvisor del delincuente' un informe publicado por el Comité para la Prevención de la Tortura”, señala el sociólogo.
El pretendido aumento de inseguridad que pregonan estas agrupaciones es desmentido por García, el veterano funcionario de prisiones: “Yo no sentía que me jugara la vida cuando iba a trabajar. Yo veía que un interno tenía un cuchillo en la mano, se lo pedía y me lo daba”, ilustra. Este madrileño afincado en Valencia recalca que “la violencia es un absurdo cuando sois dos funcionarios y hay 250 tíos ahí metidos”.
García se queja de que las reivindicaciones de asociaciones como MBP y TAMPM están dirigidas a la coerción y no a otros factores, como la demanda de más psicólogos en las cárceles. “La gente que está en estas organizaciones es por su populismo. No es que todos sean nazis, ni mucho menos, son gente normal que se dejan llevar por estos encantadores de serpientes”, opina.
Iñaki Rivera, director del Observatori del sistema penal i els drest humans de Catalunya, conoce bien este descrédito que ha llegado a materializarse hasta en amenazas. “Son organizaciones con un discurso sumamente reaccionario y autoritario que siempre ha combatido a las medidas de tratamiento penitenciario que no sean las de puro orden, control y disciplina”, introduce el también catedrático de Derecho Penal en la Universidad de Barcelona (UB). Sobre las amenazas que profieren a las asociaciones de apoyo a los presos y sus familias, el catedrático de la UB recalca que denunció unas amenazas que terminaron en condena hacia un funcionario de prisiones que ejerce en Catalunya.
Estas entidades ligadas a la extrema derecha reclaman, en ocasiones de forma violenta, apunta Rivera, seguir aplicando las contenciones mecánicas, por ejemplo. Se trata de un protocolo cuya abolición está demandada desde hace dos décadas por instituciones internacionales como el Comité para la Prevención de la Tortura del Consejo de Europa y el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidad.
El director del Observatori también critica cómo los funcionarios de prisiones realizaron una “operación de cierto travestismo” y desembarcaron en UGT y CCOO. “Sindicatos honorables a nivel histórico han dado cobijo a estas secciones con plena autonomía que no consideraron suficientemente duras las reivindicaciones, por lo que se crearon MBP y TAMPM”, explica. La vinculación de estas organizaciones sindicales con demandas que también defiende la extrema derecha política “puede sorprender a quien no conozca el mundo de la cárcel, pero es tan solo la versión española de un sindicalismo penitenciario que cada vez quiere parecerse más al sistema estadounidense”, arguye Rivera.
La lucha por el relato oficial
Por su parte, Cristina Garés, coordinadora de Sirecovi, un Sistema de Registro y Comunicación para la protección de víctimas de Violencia Institucional, admite que no se puede generalizar con el funcionariado de prisiones. Según enfatiza, es un cuerpo que “se siente victimizado por la sociedad civil, que no les entiende y desde la que se les critica, y tampoco los cargos de la Administración les representan”.
Esta integrante de Sirecovi apuesta por tomar algunas medidas por parte de la Administración para, por ejemplo, poder llegar a dejar de realizar contenciones mecánicas a los reclusos. “No es solo una cuestión de los funcionarios, sino de los medios de los que disponen”. Aun así, Garés remarca sobre TAMPM y MBP que si tanto “intentan que no entremos en prisión, parece que quieren ocultar algo”.
Para Navarro, en definitiva, lo que se dirime en esta presuntuosa lucha sindical es que, “para cubrir las necesidades pseudolaborales de un colectivo, lo que se hace es machacar al que está por debajo; es una lucha por el relato oficial y, evidentemente, el que está más introducido en la sociedad es el que acaba ganando y escribiendo la historia”.
Del 'No a la guerra' a cómplices sin derecho a objeción
Casi 15 años después de las mayores manifestaciones vividas en España, las instituciones públicas han olvidado la exigencia ciudadana por la paz. España sigue en la Guerra de Irak, se ha convertido en el 7º exportador mundial de armas y solo permite la objeción de conciencia contra el aborto, no para evitar participar en prácticas militaristas.
Público
Corren tiempos en los que la fuerza de una idea se mide por las personas que es capaz de sacar a la calle en manifestación. Representantes políticos de todo signo, ofreciendo cifras de asistencia en la mayoría de los casos exageradas, usan la voluntad de expresión de la ciudadanía para dotar de contundencia a su argumentario político. No obstante, llama la atención que todos ellos hayan olvidado que el consenso más sólido que han mostrado los españoles es su repulsa a la violencia. Si hubiera que elegir un adjetivo para España según sus manifestaciones, éste sería sin duda pacifista.
La ciudadanía española llegó a asombrar al mundo por ello en 2003. Cuando hasta 600 ciudades de todo el mundo se llenaron de protestas contra la inminente Guerra de Irak, España se convirtió en eje de la más visible repulsa internacional. "La política exterior de EEUU no la pueden marcar los manifestantes de Barcelona", llegó a afirmar George W. Bush, impulsor de aquel conflicto y creador de la teoría de las inexistentes armas de destrucción masiva con la inestimable colaboración de José María Aznar y Tony Blair.
Más de 1,3 millones de personas dijeron "No a la Guerra" en la ciudad condal, según la Guardia Urbana. Más de un millón en Madrid; medio millón en Valencia (donde la marcha tuvo que empezar una hora antes de lo previsto debido a la avalancha de gente, a la que seguía acudiendo gente tras su finalización); 300.000 en Zaragoza; 200.000 en Sevilla; misma suma que en las tres capitales de provincia del País Vasco. En total se superaron ampliamente los tres millones de manifestantes en todo el Estado.
Las concentraciones superaron cualquier cota de asistencia alcanzada hasta esa fecha: ni la capital la noche en la que Tejero secuestró el Congreso de los Diputados; ni la manifestación a favor del Estatut de Autonomía en Barcelona en 1977; ni la protesta contra el Plan Hidrológico Nacional de Zaragoza fueron mayores que el "No a la guerra". Solo el rechazo del terrorismo del ETA y al yihadismo han unido a los españoles en cotas similares. Y a pesar de ello, las instituciones han desoído el mandato ciudadano de aquel "No a la Guerra".
Casi tres lustros después, España sigue participando en la Guerra de Irak, fase dos: la del contraataque de Daesh. Lo hace con tropas, (profesionales de la Guardia Civil y las Fuerzas Armadas adiestran a personal iraquí sobre el terreno) y con apoyo logístico y financiero. Unos fondos que podrían aumentar en 15 millones de euros, tal y como se filtró la misma mañana en la que Mariano Rajoy se reunió con Donald Trump, justo antes de la consulta del 1-O, consiguiendo que éste se pronunciara a favor de que "España siguiera unida" —aunque utilizando un lenguaje verbal y no verbal que transmitía ideas muy vagas sobre el país y su relación con Catalunya— Años después de Zapatero retirara las tropas, España sigue muy presente en Irak, pero en ese tiempo ha evolucionado en algo diferente.
Si en algo destaca el militarismo español de 2017 es en el papel de arsenal para cualquier país con dinero para pagar las armas que aquí se producen, cuyo I+D+i se paga con dinero público. Prueba de ello es el ínfimo porcentaje de denegación de solicitudes de exportación de armas que tiene la junta interministerial del Gobierno al cargo del asunto, la JIMDDU (siempre en torno al 1% anual). Este órgano tiene el deber de vetar los envíos a países en conflicto o donde se violen los derechos humanos, ya que violarían la propia ley española de comercio de armas.
A pesar de ello uno de los principales clientes de la industria de la muerte española es Arabia Saudí, acusada por Naciones Unidas y Unicef de provocar la mayor catástrofe humanitaria del mundo con sus bombardeos en Yemen, que han asesinado a 10.000 civiles, hiriendo a otros 50.000. El brote de cólera que asola el país es el más mortífero brote de cólera del que se tienen registros históricos, con 2.100 muertos y más de 750.000 infectados, según los datos de la propia ONU publicados en septiembre.
Objeción de conciencia a la guerra, ilegal
La hipocresía política hizo tope en la comisión de Defensa del Congreso de los Diputados a finales de septiembre, cuando todos los grupos, incluido el PP, pidieron al Gobierno que aumentara los controles para asegurar que las armas que vende España no se utilizan contra la población ni en violaciones de los derechos humanos. En la misma sesión, PP, PSOE y Ciudadanos votaron en contra de un veto explícito a la venta de armas a Arabia Saudí, acusada de violar los derechos humanos sistemáticamente contra sus propios ciudadanos (al menos 66 personas han sido decapitadas en lo que va de 2017, según Amnistía Internacional) y de cometer crímenes de guerra en Yemen.
El tráfico de armas hacia la monarquía absolutista islámica tiene uno de sus focos en el puerto de Bilbao. Allí, en uno de los despliegues rutinarios de seguridad por la carga de material peligroso en el que participan retenes de seguridad de los bomberos, uno de ellos se plantó. "Por la numeración de los contenedores podían ser proyectiles con cabeza explosiva, detonadores… Armamento. Cuando pregunté a los responsables me dijeron que, efectivamente, había bombas y proyectiles". Inazio Robles, de 41 años y padre de dos hijos, comunicó a sus superiores que no custodiaría un envío de armas por motivos de conciencia, quedando a la espera de nuevas órdenes.
Los hechos ocurrieron en marzo. Seis meses después, el expediente que le abrió la Diputación de Bizkaia está a punto de cerrar su primera fase de investigación. Podría acarrearle hasta cuatros años de suspensión de empleo y sueldo. En su expediente, el instructor ha pedido la opinión de un constitucionalista sobre su caso. No obstante, su rechazo ideológico a la guerra no tiene cabida en la legislación española.
"La única que está constitucionalmente reconocida es la objeción de conciencia al servicio militar", explica a este medio Ana Valero, profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Castilla La Mancha. "¿Puede haber otras objeciones de conciencia? Sí, pero tienen que estar recogidas en una ley. Existirán mientras la ley las contemple. ¿Cuál se ha regulado? La objeción de conciencia en la práctica de abortos", ahonda Miguel Ángel Presno, catedrático en la misma materia y profesor de la Universidad de Oviedo. Es decir: La ley permite objetar a la práctica del aborto, pero no a colaborar con una guerra donde se cometen violaciones de derechos humanos. "Ha habido una carga política en la regulación del derecho, evidentemente", corrobora el docente.
"Yo diría que no tiene derecho a la objeción de conciencia. Puede negarse, pero no ejercer la objeción de conciencia bajo un amparo legal", afirma Presno sobre Inazio. "Sin duda es un tema complejo", reconoce Valero. "Sin embargo —continúa la profesora— el Derecho sancionador siempre ha de aplicarse proporcionalmente y, desde mi punto de vista, suspender sin empleo y sueldo a un padre de familia por un acto de estas características, sin duda llevado a cabo de conformidad con sus más íntimas convicciones, sería a todas luces desproporcionado".
Mordaza por señalar a los vendedores de armas
Si las instituciones públicas han olvidado el "No a la Guerra" y la legislación española no permite alegar objeción de conciencia a los ciudadanos para no colaborar con una guerra, ¿qué les ocurre a aquellos que recurren a la protesta no violenta para señalar la hipocresía del Estado en la venta de armas? Se enfrentan a la aplicación de la ley mordaza con toda su dureza.
Así les ha ocurrido a los 19 activistas antimilitaristas que protestaron el pasado mes de marzo frente al recinto ferial Ifema en la capital por acoger la feria de armamento Homsec. La platafoma Desarma Madrid, organizadora de la protesta junto a miembros de Alternativa Antimilitarista MOC, denunció que en ese evento se negocia por el armamento que terminará matando en Yemen, Siria, Libia, Palestina o Irak. Mientras un grupo de activistas desplegaba pancartas en la acera, otros seis (el número de ediciones de la feria) se arrojaba pintura por encima emulando la sangre de las víctimas de los conflictos que alimenta la industria española. Fueron todos detenidos.
Las multas llegaron hace menos de 10 días. 11.419 euros en total, 601 euros a cada activista por violación del artículo 36.6 del Código Penal, falta grave por "desobediencia o la resistencia a la autoridad o a sus agentes en el ejercicio de sus funciones". Se trata de una de las trampas antidisidencia introducidas en el ordenamiento jurídico con la reforma y uno de los artículos más aplicados de la ley mordaza. "Acusan de lo mismo a toda la gente que estaba allí, incluso a la gente que estaba en la acera. A otros les acusan de manchar de pintura a los agentes cuando fueron ellos los que se mancharon cuando les cogieron...", explica a Público uno de los activistas sancionados, de KEM-MOC Bilbao.
La Policía argumenta que los activistas obstaculizaron el tráfico e impidieron la entrada al recinto. "Harían falta miles de personas rodeando Ifema para eso, tiene varios accesos. El objetivo era la denuncia, no obstaculizar el acceso o el tráfico porque sabemos que eso no es posible. Solo queríamos denunciar que en esa feria se vendían armas para Arabia Saudí", niega el activista.
Daniel Levy: Como judíos decimos 'no en mi nombre' y pedimos sanciones a Israel porque sin presión volverá a ocurrir
Analista y exnegociador israelí, es uno de los firmantes de una carta dirigida a los gobiernos del mundo: “Si queremos que Israel y los israelíes se comporten de otro modo, hay que dejar de recompensarlos por acciones criminales”
Olga Rodríguez
Daniel Levy, analista británico e israelí, es uno de los impulsores de la carta suscrita esta semana por cientos de judíos del mundo, en la que señalan la “creciente evidencia de que las acciones de Israel serán juzgadas como genocidio” y piden a Naciones Unidas y “los líderes del mundo” que adopten sanciones contra Israel para poner fin a su impunidad. Para ello, exigen rendición de cuentas y el fin de la ocupación y del apartheid israelíes.
Entre los firmantes destacan nombres como la escritora canadiense Naomi Klein, el cineasta británico Jonathan Glazer –con un Óscar en 2024–, las ganadoras de un Emmy Ilana Glazer y Hannah Einbinder, el premio Pulitzer Benjamin Moser, el director de orquesta israelí Ilan Volkov, el cómico estadounidense Eric André, el novelista sudafricano Damon Galgut o el periodista y documentalista israelí, ganador de un Óscar, Yuval Abraham.
Daniel Levy fue negociador israelí en el proceso de los Acuerdos de Oslo 2 en los años noventa y en la Cumbre de Taba de 2001. En una entrevista telefónica con elDiario.es, desde su residencia habitual en Londres, reitera la importancia de la presión internacional para que el alto el fuego se mantenga.
¿Cómo surgió esta carta?
Sabemos que la comunidad judía tiene diferentes voces y opiniones, también respecto a Israel. En los dos últimos años Israel impulsó su campaña destructiva que ha llevado a lo que cada vez está más claro que será reconocido como un genocidio, como decimos en la carta. Israel hizo esto en nombre de los judíos, en nuestro nombre, dando a entender que, de algún modo, quizá el Holocausto justificaba esto.
Hemos visto en todo el mundo a personas judías participando en las protestas y diciendo, cada vez con más fuerza, 'no en mi nombre': “No, eso no es lo que somos, no vamos a seguir callados”. Hemos querido reunir nuestras voces, con la voluntad de llegar a nuevas audiencias de forma global, dejando claro qué es exactamente lo que reclamamos.
Esta carta llega poco después del alto el fuego enmarcado en el plan Trump.
Ya hablábamos de ello antes del alto el fuego, pero ahora se convierte en algo de extrema importancia, porque si volvemos a lo que se llama normalidad, todo se repetirá, volverá a suceder. Este alto el fuego es frágil, ha llegado después de crímenes terribles, y tiene que haber rendición de cuentas si realmente queremos un mañana mejor y una posibilidad de paz.
Trump tiene la mayor influencia sobre Israel, pero lo que llevó a este frágil alto el fuego fue la presión internacional, la presión pública. La gente salió a las calles en muchos lugares, en sitios como España, para decir que no es normal que Israel haga lo que hace y siga participando en el deporte internacional, ya sea ciclismo o cualquier otro.
Este es el momento de pedir, por el bien de todos, que se mantenga la presión, y de hacer una declaración muy clara sobre los valores judíos, sobre lo que hemos aprendido de la historia judía: que esto no se hace en nuestro nombre. Por eso pedimos sanciones.
Ha mencionado en un artículo esta semana las violaciones del alto el fuego por Israel. ¿Qué es lo que hay que hacer ahora para que esta vez sea diferente a las anteriores?
Una cosa es el alto el fuego, y otra, la paz. El alto el fuego significa la ausencia de un tipo particular de ataques agresivos en Gaza. También implica la puesta en libertad de los rehenes israelíes que quedaban en cautiverio y de prisioneros palestinos, muchos de ellos detenidos sin cargos ni juicio, o juzgados por tribunales militares de una potencia de ocupación ilegal.
Pero seguimos en un estado de guerra: Israel todavía ocupa ilegalmente todo el territorio palestino, incluyendo la ocupación directa, con tropas, de más de la mitad de Gaza, y de toda Cisjordania y Jerusalén Este. Israel sigue en guerra con el pueblo palestino todos los días, tanto en Cisjordania como en Gaza. Esto no es un plan de paz. Fue un plan para conseguir un alto el fuego.
Cuando el presidente de Estados Unidos dice: “He terminado con esto, lo logré; llegué y lo hice”, eso es pura ficción. Cisjordania ni siquiera aparece en el plan. No se dice nada sobre poner fin a la ocupación, la palabra “ocupación” no es mencionada ni una vez, tampoco el derecho internacional o la rendición de cuentas.
¿Qué debería contener un plan de paz, en su opinión?
Primero se tienen que dar las garantías para mantener el alto el fuego. Si no hay presión, sin un enfoque de armisticio para la gobernanza—uno que no sea una estructura colonial, sino que pertenezca a los palestinos— no será posible. No se puede esperar que los movimientos de resistencia se desarmen mientras continúe una ocupación ilegal.
Así que, primero hay que tomarse en serio los términos del alto el fuego. Y después, hay que crear las condiciones para que exista una posibilidad real de paz. Esas condiciones deben incluir un punto central: el fin de la impunidad. Mientras Israel goce de impunidad, continuará con la ocupación y con los asesinatos. No creo que las sanciones lo resuelvan todo, pero si queremos que Israel y los israelíes se comporten de otra manera, hay que dejar de recompensarlos por actividades criminales.
Durante décadas, Israel ha mantenido un régimen de ocupación y apartheid, y, sin embargo, sus relaciones comerciales han mejorado, el comercio de armas ha aumentado, y su participación en todo tipo de torneos internacionales se ha incrementado.
Cuando se les dice: “Esto es ilegal, no ayuda a la paz, es profundamente desestabilizador y radicalizante”, los israelíes no lo creen, y no lo creerán mientras el mundo siga tratándolo como algo normal. Hay que actuar en la política, en el comercio y en las relaciones diplomáticas, dejar de normalizarlas, así es como cambiará Israel.
Como acaba de mencionar, antes del alto el fuego estábamos viendo que la presión social internacional iba en aumento. Vimos a la Unión Europea, Eurovisión y otros decir que estaban considerando sanciones. Ahora todo eso se ha detenido. ¿Qué papel podría desempeñar la movilización continua?
El papel más importante. Todas esas cosas que usted mencionó marcarían una gran diferencia. Son medidas que la mayoría de los gobiernos nunca quisieron tomar. Y ahora van a mirar hacia otro lado y no adoptarán medidas.
En este momento la mayoría de los gobiernos son cómplices de acciones ilegales y, a veces, de crímenes de guerra y crímenes de atrocidad masiva. Tenemos el fallo de la Corte Internacional de Justicia. O creemos en el derecho internacional o no.
Por tanto, si queremos cumplir con el derecho internacional —pero también si queremos cambiar la dinámica, si no queremos volver simplemente a la ocupación, al apartheid, a la destrucción y al desplazamiento en Cisjordania— si realmente queremos cambiar la estructura de incentivos para Israel y para los israelíes, si queremos tener un impacto que genere paz, entonces tenemos que defender esas medidas y decir que siguen siendo relevantes. Los crímenes siguen cometiéndose.
¿Qué tipo de presión propone?
Presión pública. Los gobiernos —la mayoría de gobiernos, insisto en “la mayoría” porque no son todos— seguirán violando las resoluciones de la Corte Internacional de Justicia, etc. Así que hará falta presión pública para que los gobiernos rindan cuentas. Es posible que la gente pregunte qué significa que sus gobiernos envíen ayuda a Gaza, por qué no hacen más, por qué los envíos de ayuda a Gaza siguen pasando antes por Israel, por qué Israel sigue decidiendo qué entra y qué sale.
La movilización necesaria para generar reacción es aquella que afecta al comercio, al turismo, a las alianzas y la participación de Israel en Europa.
¿Debemos nosotros, como europeos, pensar que está bien que israelíes viajen sin visado aunque puedan haber estado implicados en crímenes de guerra o en incitar al genocidio? Por lo menos deberían firmar una declaración asegurando que no estuvieron involucrados. Es lo correcto, es lo que pide el derecho internacional y es lo que puede cambiar el cálculo de los israelíes, para que se pregunten si vale la pena.
Las relaciones bilaterales con el país que comete esos crímenes son muy fuertes. ¿Por qué creamos este excepcionalismo alrededor de Israel?
Con ese tipo de presión y de medidas, la estructura de incentivos, el cálculo coste-beneficio, cambiará en Israel. Cuando se cometen crímenes de guerra debe haber rendición de cuentas. Si no hay rendición de cuentas, la señal que se manda a todo el mundo es luz verde: “adelante, priva de alimento a la gente, bombardea”.
Hay crímenes que ocurren en otras partes del mundo, pero este es un lugar en el que las relaciones bilaterales con el país que comete esos crímenes son muy fuertes. ¿Por qué creamos este excepcionalismo alrededor de Israel? Esto es lo que nos obliga a poner el foco y no apartar la atención.
La sociedad israelí se ha ido radicalizando cada vez más porque el mensaje que le llega desde fuera es que puede hacer lo que quiera, que no hay reglas para Israel, que gozará de impunidad. El consentimiento social para el genocidio ha sido fabricado, y no desaparecerá si no hay una reconstrucción activa en sentido contrario. Es decir, si no se eliminan esos incentivos ante los crímenes.
Israel ocupa militarmente más de la mitad de Gaza y traza la llamada línea amarilla, con la que divide la Franja para afianzar esa ocupación de territorio. ¿Qué consecuencias tiene esto?
Esa línea amarilla forma parte de los graves problemas y defectos estructurales de este acuerdo de alto el fuego. El pacto detuvo la matanza y destrucción masiva diarias, pero no plantea cuestiones que deben ser abordadas ya, y autoriza a Israel a crear una “línea amarilla” que, según su propio criterio, puede convertirse en permanente.
Esa línea no está señalizada en el terreno, ahora Israel está pintando algunos lugares de color amarillo en la Franja; en varias áreas esa frontera imaginaria pasa por el medio de ciudades y barrios. Un palestino puede tener su casa destruida en un lado de la línea, cruzarla sin darse cuenta y ser abatido a tiros, como ya ha ocurrido. Será una nueva frontera de ocupación militar total.
Además, las zonas controladas por Israel se utilizarán para desestabilizar el resto de Gaza. Israel está armando y financiando bandas, matones, milicias y pandillas para provocar el caos. Estas bandas son un diseño israelí, creadas para fomentar una guerra civil.
Israel busca impedir una autoridad que los palestinos puedan aceptar. Se está hablando ya incluso de que las zonas controladas por Israel tengan acceso a materiales de reconstrucción y otros bienes y servicios que los palestinos necesitan, pero que serían prohibidos en las zonas no controladas por Israel. Sería una especie de estructura de incentivos perversa.
Es muy poco probable que funcione, porque los palestinos —después de lo que Israel les ha hecho— difícilmente querrán estar en una zona controlada por Israel.
La sociedad israelí se ha radicalizado más porque el mensaje que le llega desde fuera es que puede hacer lo que quiera; el consentimiento social para el genocidio no desaparecerá si no se eliminan esos incentivos ante los crímenes.
En su plan de 2020, Trump apoyaba la anexión de al menos una parte de Cisjordania.
Ahora él y su equipo dicen que no apoyarán la anexión. Hablan de una anexión oficial, pero en la práctica ya existe una anexión de facto de, al menos, parte de Cisjordania.
La mayoría de los partidos llamados “de oposición” —los que son anti-Bibi (Netanyahu), pero no pro-paz— votaron en favor de la anexión esta semana en el Parlamento israelí. Esa votación es una distracción respecto de lo que realmente está ocurriendo sobre el terreno. Hay un juego de apariencias.
Al votar sí o no a la anexión parece que no hay anexión real, que no pasa nada en Cisjordania. En realidad, lo que se está haciendo en Cisjordania va incluso más allá de una anexión formal: confiscación de tierras, destrucción de infraestructuras, desplazamiento de palestinos en campos de refugiados, y todo esto a una escala mayor que en cualquier momento desde 1967.
Se siguen construyendo asentamientos, ampliando infraestructuras que sirven a judíos israelíes pero no a palestinos. En otras palabras, hay un sistema de apartheid, con separación y desigualdad, donde los palestinos son confinados en enclaves cada vez más pequeños, en bantustanes. El hecho de que no haya una anexión formal no significa que no haya una anexión de facto en marcha.
Y creo que, una vez más, muchos gobiernos europeos intentarán decir cómodamente:
“Bueno, si Israel se anexiona territorio, entonces haremos X, Y o Z”. Con ello no están siendo valientes, ni están haciendo lo correcto, ni están ayudando a la paz, ni siquiera a la idea de dos Estados. Lo que están diciendo, en realidad, es: “Israel, puedes hacer lo que quieras, siempre que no hagas esa sola cosa”. Y esa sola cosa es solo una entre muchas otras.
Protestan en Javalí Viejo, Murcia, en las puertas de la multinacional de armas Rheinmetall, contra la venta a Israel y el rearme en Europa
Contra el rearme en Europa y la complicidad con el genocidio en Gaza, se realizan diversas acciones en todo el estado, ante las plantas de fabricación de armas del grupo multinacional Rheinmetall, ante la evidencia de la venta de armas de Rheinmetall a Israel y el creciente ambiente de militarización y aumento de la inversión en armamento de Europa.
El sábado 25 de Octubre, activistas contra el rearme han realizado una protesta performativa delante de la fábrica de Rheinmetall en Javali Viejo con los mensajes: Rheinmetall Fábrica de Muerte, Desarme Por la Paz y Los Pueblos Queremos Paz.
La portavoz explica que es un acto contra el Plan de REARME europeo, la industria armamentística y su complicidad en el genocidio de Gaza, la guerra en Yemen, en Siria y los hasta 56 conflictos activos en este momento. “Denunciamos la deshumanización del genocidio y de la guerra, la normalización del rearme como respuesta institucional y empresarial. No podemos permitir que sigan financiando esta maquinaria de muerte.
Queremos el #DesarmePorLaPaz”, declara la portavoz.
LA GUERRA empieza aquí, y aquí hay que pararla! es un lema de la movilización a nivel estatal que se está realizando simultáneamente en las plantas que la multinacional alemana Rheinmetall, tiene en Murcia y en Madrid, Asturies, Burgos y Cáceres. Juntxs expresamos nuestra repulsa a este inhumano negocio.
Participan además los grupos Extremadura por Palestina que ha convocado la 2ª manifestación hasta la fábrica, comida comunitaria y asamblea; El Colectivo Burgos con las personas refugiadas y Ongietorri de Euskadi, se concentran en la Subdelegación del Gobierno y realizan una “Marcha en bici contra las armas” hasta la factoría, pedaleando juntos contra las armas y el genocidio. En Asturias, la Plataforma Asturies pola paz, anuncia movilizaciones contra la empresa preparándose para los próximos días.
Desde el año 2023 que Rheinmetall adquirió la empresa española EXPAL, principal productora de munición y fabrica de bombas, granadas, proyectiles de artillería y componentes de misiles, se ha consolidado la presencia de la industria armamentística en el territorio español. Y lo hace con un gran coste de vidas humanas.
Con esta acción, las activistas, han querido visibilizar que:
– España se ha consolidado como el 8º mayor exportador de armamento del mundo desde 2013 y es en gran parte por sus vínculos comerciales con regímenes autoritarios como Arabia Saudí, que emplea, entre otros, este armamento español en sus ataques a Yemen.
– Israel también es un cliente habitual (por un total de 50M€ en 2023), antes y después del asalto militar de octubre a Gaza. Y a pesar del EMBARGO aprobado por el RDL 10/2025, las ventas se siguen realizando, ya que la ley no afecta a los contratos previos y tampoco se han revocado los 46 contratos hechos con empresas israelíes por valor de 1.000M de € después de octubre.
Estamos viviendo una clara escalada global de la militarización. Se ha disparado una nueva carrera armamentística, la mayor desde la Guerra Fría, aumentando un 9,4% el gasto total respecto al de 2023. En la UE, se ha aumentado un 17,4% este año dilapidando 343.000M de € y se planea elevar el criminal derroche hasta 800.000M€, lo que supondría un 5% del PIB para fines militares.
Mark Rutte, secretario general de la OTAN, ha declarado: “Europa se debe rearmar y sacrificar su estado del bienestar”.
Este crecimiento disparado del gasto militar, aumenta alarmantemente la deuda pública en un 100% y va en detrimento de políticas sociales tan necesarias como vivienda, sanidad, educación, etc. y la prevención de problemas asociados a las multicrisis sistémicas que enfrentamos, y que las armas y las guerras agudizan.
¿Y cuánto nos cuesta el gasto militar en casa? En 2025 el gasto real español superará los 40.457M de €, casi el 2,5 del PIB. España no está dejándose llevar por la corriente; es un actor esencial del rearme y de la construcción del clima bélico, no sólo fuera, sino también en nuestro territorio se ha aumentado el militarismo contra el “enemigo interno”. “El Gobierno ha decidido dejar de lado las urgencias de la Tierra, de todos sus habitantes humanos y no humanos. En lugar de apostar por los cuidados, el diálogo y la diplomacia, apuestan por el Rearme, el saqueo y la destrucción. Están financiando una maquinaria de muerte que no va a detenerse si no lo exigimos juntas. No aceptamos que el dinero de nuestros hospitales públicos, nuestras escuelas y nuestras Universidades públicas, atención a la pobreza, lucha contra la crisis climática, la violencia machista, el racismo y de protección frente a emergencias (hoy hace dos semanas que algun@s vecin@s del Mar Menor no tienen agua potable) se asigne a la compra de tanques, fusiles y misiles. Las manifestaciones que vendrán, las acciones colectivas y las resistencias populares serán fundamentales para frenar esta narrativa de deshumanización y rearme. Entre todas y todos construiremos un relato alternativo, profundamente humano, que se niegue a aceptar la lógica del genocidio, la guerra y el negocio de las armas. Queremos y necesitamos recuperar el poder colectivo y reconstruir un mundo donde la vida sea el centro. Organización popular para poner freno a este capitaloceno sin futuro y por el DERECHO A LA ESPERANZA!” declara la portavoz.
L@s manifestantes exigen:
• El cese inmediato de la producción y exportación de armamento destinado a alimentar guerras y ocupaciones. #ContraElRearme
• Políticas activas de paz, justicia y reparación para los pueblos víctimas de agresión militar. #DesarmePorLaPaz
• La ruptura de todo vínculo institucional, diplomático, comercial y tecnológico con el Estado de Israel hasta que se cumpla el derecho internacional y se ponga fin al genocidio en Palestina. #JusticiayPazMundial
La victoria de Huawei
Cómo una empresa china ganó la guerra que le declaró Estados Unidos
Autor: Felix Abt
Durante décadas, Estados Unidos defendió el libre mercado y la competencia leal, hasta que dejó de tener la ventaja. Hoy en día, oligarcas como Peter Thiel, figura clave en el aparato de seguridad estadounidense y fundador de Palantir, el gigante de la vigilancia y la elaboración de perfiles financiado con dinero de los contribuyentes y creado con el respaldo de la CIA, afirman que la competencia es «mala para los negocios».
En el mundo de Thiel, el monopolio no solo es aceptable, sino que es el verdadero motor de la innovación y los beneficios, lo que da un giro radical al ideal estadounidense de mercados abiertos. En realidad, el «compromiso» de Washington con el libre mercado siempre ha sido de boquilla. Estados Unidos ha intentado constantemente aplastar a los competidores superiores de sus grandes empresas. La guerra económica no es nada nuevo.
Tomemos como ejemplo a Toshiba: según un artículo de agosto de 1992 de Los Angeles Times, era el principal fabricante de chips de Japón en la década de 1980, con un 80 % del mercado mundial de memorias dinámicas de acceso aleatorio (DRAM) en 1987. Al igual que Huawei hoy en día, Toshiba se convirtió en objetivo de Estados Unidos bajo la bandera de la «seguridad nacional».
Después de que Toshiba y una empresa noruega vendieran máquinas fresadoras avanzadas a la Unión Soviética en 1986, al igual que habían hecho otras empresas europeas, Washington se abalanzó sobre ellas. Impuso una prohibición general de dos a cinco años a todos los productos de Toshiba, alegando una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Este golpe allanó el camino para los fabricantes de chips estadounidenses, mientras que otras empresas extranjeras que vendían equipos similares a la URSS salieron indemnes.
O pensemos en Alstom, que en su día fue aclamada como la «joya de la industria francesa». Líder mundial en tecnología energética y de transporte, compitió directamente con el gigante estadounidense General Electric a principios de la década de 2010. Entonces llegó la jugada de Washington: en 2013, el ejecutivo de Alstom Frédéric Pierucci —autor de The American Trap: My Battle to Expose America's Secret Economic War Against the Rest of the World (La trampa estadounidense: mi batalla para desenmascarar la guerra económica secreta de Estados Unidos contra el resto del mundo) https://www.youtube.com/watch?v=svV... — fue detenido en un aeropuerto de Nueva York por unos controvertidos cargos de soborno relacionados con un contrato en Indonesia. Pierucci explicó que le ofrecieron una elección draconiana: declararse culpable y salir en libertad en unos meses, o arriesgarse a pasar 125 años en prisión. Varios ejecutivos de Alstom también fueron detenidos, y los tribunales estadounidenses impusieron una multa de 772 millones de dólares. Ante esta forma de coacción y la implacable presión legal, Alstom se vio obligada en 2014 a vender sus divisiones principales de energía y redes eléctricas a General Electric, lo que supuso el desmantelamiento efectivo de un importante competidor europeo.
El patrón se repite en otros lugares. Bajo la enorme presión de Estados Unidos, Suiza se vio obligada a abolir el secreto bancario y sus cuentas numeradas anónimas, que durante mucho tiempo habían sido la piedra angular de su industria financiera. Mientras tanto, los estados de Estados Unidos mantuvieron discretamente su propio sistema de sociedades ficticias anónimas, convirtiendo a Estados Unidos en el mayor refugio del mundo para el blanqueo de capitales y la evasión fiscal. Se convirtió en el refugio preferido de los cárteles de la droga latinoamericanos para guardar de forma segura sus ganancias ilícitas.
Los centros financieros extraterritoriales de Panamá, Singapur y el Caribe se vieron sacudidos por filtraciones y escándalos, pero nunca las instituciones estadounidenses. No fue una casualidad: la NSA y otras agencias de espionaje estadounidenses se centran en los bancos extranjeros, no en los estadounidenses.
Estados Unidos perforó el secreto bancario suizo como si fuera un queso suizo, mientras fortificaba sus propias instituciones financieras para convertirlas en fortalezas impenetrables. [Fuente: bbc.com]
Ya sea Toshiba, Alstom o la banca suiza, la historia es la misma: Washington utiliza la «ley», la «seguridad» y la «ética» como armas para eliminar a sus rivales y luego adopta las mismas prácticas que condena en el extranjero. Pero Huawei —y, por extensión, China— es un objetivo diferente. A diferencia de Japón, Francia o Suiza, China no puede ser fácilmente coaccionada para que se someta. Por el contrario, es mucho más probable que la campaña de Estados Unidos contra Huawei resulte contraproducente y se convierta en una derrota decisiva para los agresores occidentales, como se verá en el resto de este artículo.
El campo de batalla económico: cómo Estados Unidos apuntó a Huawei
Antes del 29 de agosto de 2023, el mundo había sido testigo de una lucha casi cinematográfica: Estados Unidos, la nación más poderosa del planeta, librando una guerra económica contra una sola empresa privada. Huawei, un titán mundial de las telecomunicaciones en ascenso, se enfrentó a sanciones devastadoras, bloqueos paralizantes de la cadena de suministro, batallas legales implacables y la sonada detención de la directora financiera Meng Wanzhou en Canadá por acusaciones en gran parte infundadas. Se presionó a países de todo el mundo para que prohibieran a Huawei acceder a las redes 5G, y la empresa fue calificada oficialmente como «amenaza para la seguridad nacional». Para los observadores externos, Huawei parecía estar al borde del abismo.
Entonces llegó el 29 de agosto de 2023. De forma discreta y sin fanfarria, Huawei incluyó el Mate 60 Pro en su página web. Al principio, los expertos en tecnología se quedaron perplejos, luego sorprendidos y, finalmente, incrédulos. Dentro de este elegante smartphone se encontraba el Kirin 9000S, un sistema en chip de 7 nanómetros con capacidad 5G completa. Para los ajenos al sector, no era más que un chip. Para quienes seguían la rivalidad tecnológica entre Estados Unidos y China, era toda una declaración: Huawei no solo había sobrevivido, sino que había contraatacado. El Mate 60 Pro vendió más de 14 millones de unidades en China, combinando el triunfo tecnológico con el orgullo patriótico.
Renacer de sus cenizas: el viaje de Huawei hacia el liderazgo nacional
La guerra económica contra Huawei y otras empresas chinas ha alimentado una ola de consumo patriótico en toda China. Muchos consumidores están dejando de lado los productos occidentales en favor de las marcas nacionales, apoyando la innovación local, impulsando las industrias autóctonas y reforzando el impulso de China hacia la autosuficiencia tecnológica.
El ingeniero implacable: de la pobreza a la cima de Huawei
Ren Zhengfei, fundador de Huawei, no era un director ejecutivo cualquiera. Nacido en 1944 en la pobre zona rural de Guizhou, creció en una familia que se enfrentaba a graves dificultades económicas. Su juventud estuvo marcada por la Revolución Cultural, el encarcelamiento de su padre y largos períodos de adversidad. Estas dificultades moldearon su filosofía de chī kǔ, «comer amargura», una mentalidad que más tarde definiría la cultura corporativa de Huawei.
Tras años como ingeniero en el Cuerpo de Ingenieros del Ejército Popular de Liberación, Ren se encontró entre los muchos oficiales que se vieron obligados a pasar a la vida civil cuando las reformas radicales de Deng Xiaoping en la década de 1980 redujeron el tamaño del ejército para redirigir los recursos hacia el crecimiento económico. Al carecer de otras oportunidades profesionales, se dedicó a los negocios como forma de aprovechar sus conocimientos técnicos y ganarse la vida.
En 1987, con solo 21 000 yuanes (unos 5000 dólares), Ren se trasladó a Shenzhen y fundó Huawei. Al principio, la empresa funcionaba como un pequeño distribuidor de conmutadores PBX, pero pronto adoptó la ingeniería inversa y la autosuficiencia. En 1993, Huawei había desarrollado con éxito su primer conmutador digital de producción nacional, lo que indicaba que la supervivencia —y, en última instancia, el éxito— dependía de la independencia tecnológica.
Contexto: de las economías planificadas al poder del mercado
Hace cincuenta años, la actividad económica en China y la URSS estaba dictada por planificadores centrales. Hoy en día, China es el primer exportador mundial y está profundamente arraigada en el capitalismo de mercado global.
Pero, ¿qué significa realmente el «socialismo con características chinas»?
En The New China Playbook: Beyond Socialism and Capitalism, el profesor Keyu Jin, economista chino formado en Harvard, describe una «economía de alcaldes locales», en la que los funcionarios compiten por fomentar las empresas privadas que se alinean con los objetivos del Partido Comunista. Cada plan quinquenal establece prioridades —crecimiento del PIB, protección del medio ambiente, desarrollo de vehículos eléctricos, etc.— y se evalúa el rendimiento de los funcionarios, recompensando a los que obtienen mejores resultados con ascensos.
Si bien el Partido establece la estrategia nacional, la ejecución depende de una interacción dinámica entre las empresas privadas, las empresas estatales y los funcionarios locales, todos ellos compitiendo por alcanzar objetivos ambiciosos. Esta competencia ha convertido a la economía china en uno de los escenarios más dinámicos del mundo, impulsando una innovación y unos avances tecnológicos incesantes, al tiempo que se busca reducir las diferencias de riqueza y avanzar hacia el objetivo de la «prosperidad compartida» (共同富裕, gòngtóng fùyù).
Y, a diferencia de las plutocracias de estilo occidental dominadas por oligarcas, China funciona como una meritocracia, un tema que exploro en mi artículo Cuando la China imperial tenía un primer ministro vietnamita. When Imperial China Had a Vietnamese Prime Minister: The Surprising Origins of Meritocracy—And Why It Outperforms the West More Than Ever
De la cultura del lobo al dominio mundial
La «cultura del lobo» de Ren, inspirada en el ejército, impulsó el auge mundial de Huawei. En lugar de enfrentarse directamente a los gigantes occidentales, la empresa conquistó mercados desatendidos en África, América Latina y Rusia con precios agresivos, financiación flexible y un servicio excepcional.
A mediados de la década de 2000, Huawei se había asociado con 31 de los 50 principales operadores de telecomunicaciones del mundo. A continuación, la empresa se expandió al sector de la electrónica de consumo, lanzando las series Ascend, Mate y P, junto con sus chips Kirin de fabricación propia. En 2018, Huawei había superado a Apple en China y estaba desafiando a Samsung a nivel mundial, lo que provocó un intenso escrutinio y sanciones por parte de Estados Unidos.
En el metro, se puede ver a niños y madres chinos llevando relojes inteligentes, una señal de lo rápido que Huawei ha alcanzado y superado a Apple como líder del mercado. Más allá de los relojes inteligentes, Huawei también tiene ventaja en las gafas inteligentes, mientras que Apple aún no ha lanzado ninguna.
Proyecto «Eliminar a Estados Unidos»: el camino hacia la supervivencia
Con las ventas internacionales de teléfonos inteligentes paralizadas, Huawei puso en marcha una audaz estrategia denominada internamente «Proyecto Eliminar a Estados Unidos», que consistía en eliminar sistemáticamente la tecnología estadounidense de su ecosistema. HarmonyOS sustituyó a Android, Huawei Mobile Services sustituyó a las aplicaciones de Google y se aceleró la producción nacional de chips. El Mate 60 Pro y el Kirin 9000S se convirtieron en los símbolos definitivos de este regreso, un gesto de desafío tecnológico al bloqueo estadounidense.
Más allá de los teléfonos inteligentes
Las ambiciones de Huawei van mucho más allá de los teléfonos. Sus servicios en la nube rivalizan con los líderes mundiales, sus chips de IA y sus modelos de lenguaje de gran tamaño impulsan la innovación de próxima generación, y sus soluciones automovilísticas inteligentes alimentan los vehículos inteligentes de empresas como SERES y Chery. Sus soluciones de IoT y automatización industrial modernizan los puertos y las infraestructuras críticas. Huawei es más que una empresa de teléfonos inteligentes: es una potencia tecnológica diversificada que está transformando industrias enteras y convirtiendo la coacción occidental en un catalizador de la innovación.
En sus tiendas, Huawei ahora exhibe teléfonos inteligentes, dispositivos portátiles y automóviles nuevos equipados con tecnologías inteligentes, desde funciones avanzadas de infoentretenimiento y conectividad hasta soluciones de conducción autónoma, lo que destaca su expansión más allá de la electrónica de consumo hacia la automoción.
Huawei también ofrece un conjunto completo de servicios en la nube, que incluyen computación con IA, almacenamiento de datos, ciberseguridad y soluciones empresariales, respaldados por un ecosistema completo que abarca infraestructura de telecomunicaciones, chips personalizados, plataformas de borde a nube e innovación en IA.
El coste del regreso
El resurgimiento tuvo un precio. En 2024, los ingresos alcanzaron los 120 000 millones de dólares, pero el beneficio neto cayó un 28 %. La I+D consumió más del 20 % de los ingresos y el 67 % de las operaciones se concentraron en China, lo que dejó a la empresa expuesta a las fluctuaciones nacionales. Las brechas tecnológicas persisten —los chips de 7 nm de SMIC están por detrás de los procesos de 3 nm y 2 nm de TSMC—, pero los ingenieros, la innovación y la fuerza de voluntad de Huawei sugieren que nos esperan más sorpresas.
Oculto tras los árboles, pero no tras sus competidores, el centro de I+D de Huawei en Shenzhen es un importante centro de innovación que alberga a miles de ingenieros y científicos que trabajan en 5G, IA, semiconductores y tecnologías en la nube. A pesar de las sanciones globales y los bloqueos de la cadena de suministro, o quizás precisamente por ellos, Huawei sigue invirtiendo fuertemente en I+D —más de 20 000 millones de dólares al año—, lo que le permite seguir siendo competitiva con los gigantes tecnológicos occidentales y, en varios ámbitos, incluso superarlos.
Persisten los obstáculos geopolíticos y de reputación. Las investigaciones europeas, incluida la investigación de Bruselas de 2025, y la exclusión de Huawei de las asociaciones industriales ponen de relieve la continua presión occidental. Sin embargo, Huawei ha recuperado el mercado chino y avanza con paso firme en los mercados del futuro, donde reside la mayoría mundial, en lugar de en el Occidente en declive.
El desafío de Huawei: innovación, soberanía y la caída del dominio occidental
Estados Unidos, una nación con menos de tres siglos de antigüedad y superpotencia mundial solo desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se enfrenta a China, una civilización con cinco mil años de historia y una potencia económica dominante durante gran parte de los últimos dos milenios, que desempeñó un papel clave como proveedor del Imperio Romano mucho antes del nacimiento de Cristo. En este contexto, el auge de Huawei es nada menos que legendario.
Huawei, una empresa privada sometida al implacable ataque del Estado más poderoso del mundo, ha desafiado las expectativas con una innovación audaz y atrevida. El Mate 60 Pro y el Kirin 9000S son más que dispositivos: son símbolos de resistencia, ingenio y desafío inquebrantable. Cada avance en múltiples tecnologías consolida la posición de Huawei como una fuerza global que Occidente ya no puede ignorar.
El mensaje es inequívoco: China ya no tolerará el acoso ni la humillación. Está reafirmando su poderío tecnológico y su soberanía, y enviando una severa advertencia de que subestimarla tiene un alto precio.
Más allá de Huawei, la amplia, próspera y rápidamente creciente clase media china, la más grande del mundo, contrasta fuertemente con la clase media estadounidense, cada vez más reducida y endeudada. Esta realidad demográfica y económica posiciona a las empresas chinas, y a las empresas de todo el Sur Global, para dominar la próxima era de los mercados globales, incluso mientras las corporaciones occidentales luchan contra el estancamiento y el declive.
A pesar del aumento del gasto en vivienda, electrónica, viajes y artículos de lujo, la clase media china sigue manteniendo altas tasas de ahorro, especialmente en comparación con sus homólogos occidentales.
La trayectoria de Huawei es una llamada de atención: el equilibrio del poder tecnológico y económico está cambiando, el dominio occidental se está tambaleando y los esfuerzos por contener a China solo han acelerado su propio declive.
Publicado en: How a Private Company Won the War Waged on It by the Mightiest State: Huawei's Secret Comeback Revealed
EEUU, Israel y su "derecho" al asesinato
Renán Vega Cantor
A pesar de todas las declaraciones altisonantes sobre el Derecho Internacional, los DDHH, la defensa de la libertad y mil pamplinas por el estilo, en las últimas décadas Israel y EEUU han implantado a la brava un "nuevo derecho": el derecho al asesinato. Eso en realidad forma parte del ADN de estos dos estados canallas y criminales, desde su misma conformación histórica, porque EEUU se erigió sobre el genocidio de los pueblos nativos de Norteamérica e Israel es resultado de la limpieza étnica y el genocidio de los habitantes ancestrales de Palestina. Lo nuevo radica en que ahora no lo disimulan, sino que alardean de su carácter de asesinos.
EEUU ha impuesto, después del fin de la II Guerra Mundial un pretendido orden basado en normas, las suyas, pero que las deben cumplir los demás, menos ellos mismos, Israel y la Unión Europea. Dicho orden ya había establecido el derecho de asesinar por parte de los países mencionados. El gansterismo en los asuntos internacionales, que incluye el asesinato de los enemigos del "nuevo orden mundial", se justificaba con diversas argucias, pero nunca se admitía en público el tal derecho a asesinar.
En los últimos años las cosas han cambiado tanto que ya no se oculta ni por parte de EEUU ni de Israel que ellos gozan del privilegio que les confiere su fuerza armada de asesinar a todos los que consideran enemigos o adversarios. El derecho internacional de índole liberal que EEUU impuso hace 80 años fue demolido por ellos mismos y hemos entrado en el nuevo orden del capital, en donde el asesinato cotidiano es una de sus pautas distintivas. En esa ley del Lejano Oeste, Israel y EEUU marchan a la cabeza del asesinato y la impunidad.
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El régimen israelí, que lleva la voz cantante en materia de asesinatos, goza de patente de corso, concedida por el Occidente Imperial. La impunidad ronda sus acciones, sin que nadie ni nada lo detenga.
Asesina en los territorios ocupados y fuera de ellos. En Gaza y Cisjordania se lleva a cabo el asesinato sistemático de sus habitantes, incluyendo niños. Con saña genocida se bombardea en forma inmisericorde viviendas, escuelas, hospitales y de sus acciones criminales se enorgullecen los altos mandos civiles y militares del Estado sionista y la mayor parte de los habitantes de Israel se deleita con los crímenes.
Fuera de Palestina, Israel asesina a diestra y siniestra. Para ello utiliza al Mosad, una fábrica de asesinos, y a los bombarderos que lanzan toneladas de explosivos sobre seres humanos. En los últimos meses, Israel ha masacrado a altos dirigentes civiles, militares, religiosos, a científicos, artistas, deportistas de Gaza y Cisjordania. Y esas prácticas asesinas las ha trasladado fuera de sus fronteras, puesto que ha matado a altos dignatarios en el Líbano, Yemén, Irán, Siria, Qatar... Israel es un asesino transnacional, para el cual no existen fronteras, ya que proclama que donde se encuentren los "terroristas de HAMAS" (Movimiento de Resistencia Islámica, por sus siglas en árabe) o sus cómplices procederá a actuar, esto es, asesinarlos pura y simplemente.
Ninguna instancia internacional impide esos asesinatos y EEUU y la Unión Europea los aprueban y legitiman, como aconteció hace unos meses cuando Israel bombardeo, sin previa declaración de guerra, el territorio de Irán y mato a decenas de personas, entre ellas científicos e investigadores. Esta agresión fue aplaudida por el Occidente imperial, uno de cuyos voceros, el Canciller de Alemania, llegó a decir que "Israel estaba haciendo el trabajo sucio por todos nosotros" y eso era aceptable porque "También somos víctimas de este régimen (Irán) [...] que ha traído muerte y destrucción al mundo». La novedad no está en las acusaciones falsas ni en los métodos de matar, sino en la sinceridad en reconocerlo, con lo que estamos regresando a la ley del Lejano Oeste, en donde se proclama que sobreviven los más fuertes y se elimina a los más débiles.
2
EEUU asesina a la luz del día y, como el régimen de Netanyahu, presume de sus crímenes. En esa perspectiva de sinceridad asesina, Trump representa un avance sustancial con respecto a los presidentes anteriores, porque no guarda las formas, ni oculta su sed de matar, ni trata de dar justificaciones de índole diplomática. Nada de eso, ahora EEUU le anuncia al planeta entero que va a matar a todo aquel que considere su enemigo y la lista, por supuesto, es interminable.
Trump profesa un odio visceral a los migrantes, los deshumaniza, los cataloga de criminales que deben ser expulsados de ese territorio y si es necesario eliminados, como ya viene sucediendo con bastante frecuencia.
A nivel internacional impera otra vez la Diplomacia de las Cañoneras y EEUU se autodesigna como el policía matón que puede acribillar a todos los que son considerados enemigos. Para el efecto, recurre al socorrido argumento de que seres perversos están contaminando a los habitantes de los EEUU con drogas prohibidas (cocaína, fentanilo, y un interminable etcétera). Ya se han señalado las supuestas organizaciones de narcotraficantes y terroristas que inundan con sus productos ilícitos la cristalina sociedad de EEUU.
Se está imponiendo la ley del Lejano Oeste, en donde el matón del barrio elimina a todos sus adversarios y demuestra quien es el que manda. Trump ha dado la orden de bombardear las lanchas de pescadores que se dice están repletas de drogas y se dirigen a los EEUU. Sin ningún tipo de juicio, ni evidencia cierta y creíble, estos asesinatos comenzaron el 2 de septiembre con la destrucción de una pequeña embarcación y el asesinato de sus once pasajeros. Sin mediar advertencia ni señales para que esas personas se entregaran fueron masacradas por tropas del Comando Sur.
Se asesina a personas a las que se acusa de traficar con droga, sobre lo cual Trump alardeó en público: «Literalmente destruimos un barco que transportaba drogas, mucha droga. [...] El ataque resultó en la muerte de 11 terroristas en combate". Pero a los banqueros estadounidenses que blanquean el dinero de la droga no se los menciona.
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Israel y EEUU han implantado el derecho de asesinar y con ello se ha enterrado lo que quedaba del Derecho Internacional, del respeto a la soberanía de los Estados y a cualquier autodeterminación nacional y el derecho de gentes.
Esto abre la puerta a un capitalismo gore en donde los ultra millonarios y poderosos (y Trump es uno de ellos) pueden matar a cualquiera que no sea de su clase en cualquier momento. Eso abre las puertas a una nueva Caja de Pandora, como consecuencia de lo cual ese derecho de asesinar se les aplique a aquellos que hoy matan a mansalva, y que tarde o temprano van a ser víctimas de su propio invento.
El Colectivo
Tomado de: https://www.lahaine.org/mundo.php/e...
Teatro Antimilitarista: (9) Rey, ¿qué te pasa?
MASA
Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Se le acercaron dos y repitiéronle:
«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Entonces todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...
César Vallejo
Rey, ¿qué te pasa?
El REY, nervioso, pasea por un gran salón de palacio. Un SÚBDITO le sigue a cierta
distancia.
SÚBDITO: Señor Rey, ¿qué le pasa? Le noto nervioso. Y la posición de su labio inferior denota un enfado supino.
REY: (Que gesticulará mucho durante toda la escena.) ¿Y cómo no voy a estar enfadado y nervioso y harto y... ¡Hasta los huevos!
SÚBDITO: Pues sí que debe estar enfadado, señor Rey. Usted, con esas palabras de barrio bajo. Modérese.
REY: ¿Es que no te has enterado de lo del barco?
SÚBDITO: ¿Cómo no me voy a enterar, señor Rey? Ha salido en los periódicos.
REY: ¿Es que tienen que poner todo en esa mierda de prensa?
SÚBDITO: No en toda. Ya sabe, en los medios republicanos.
REY: Ratas inmundas. Pues que anden con cuidado.
SÚBDITO: Señor Rey, que le pueden oír.
REY: ¿Quién me va a oír? Estoy en palacio. Harto estoy. Ahora tampoco voy a poder competir en unas regatas.
SÚBDITO: Competir sí, tal vez. Pero parece ser que no les han gustado que el Ministerio de Defensa se gaste tanto dinero en un barco para competiciones deportivas.
REY: Ya sabes que han sido los vascos los que lo han denunciado.
SÚBDITO: Sí, señor Rey.
REY: A ver si se independizan de una vez.
SÚBDITO: Señor Rey, que le pueden oír.
REY: Pues que me oigan. Estoy harto.
SÚBDITO: Además no solo han sido los vascos. El gobierno ha echado marcha atrás en su plan.
REY: Claro, como necesitan sus votos para gobernar.
SÚBDITO: También habían protestado los antimilitaristas.
(El Rey rompe en una histriónica risotada, sonora y breve.)
REY: Esos no me asustan. Son insignificantes.
SÚBDITO: Puede ser. Pero en lo que dicen, usted sabe que tienen razón.
REY: (Indignado.) ¿Cómo? ¿Que tienen razón? ¿Qué estoy oyendo? ¿Tú no serás...
SÚBDITO: (Asustado.) No. No. Yo no. Solo quería plantear una hipótesis. Para saber cómo defendernos de sus argumentos, por si...
REY: Por si... ¿qué?
SÚBDITO: No sé. Por si en palacio o fuera de él, alguien plantea que, efectivamente, los militares son, sois o somos... (Pausa, no sabe cómo decirlo.)
REY: ¿Qué?
SÚBDITO: Pues eso que dicen... Parásitos sociales.
REY: ¿Eso dicen?
SÚBDITO: Y más cosas. No solo eslóganes, también escriben artículos. Y hasta libros, señor Rey.
REY: ¿Y tú cómo lo sabes? ¿Cómo estás tan informado? ¿Tú no serás...? (Lo dice con asco.) Un pacifista de esos.
SÚBDITO: (Asustado.) ¿Yo? No. No. Qué va.
REY: ¿Estás seguro?
SÚBDITO: Claro, señor Rey. Mi deber es estar informado de los peligros que le amenazan.
REY: (Condescendiente.) Bueno, en eso tienes razón. A ver, aconséjame, porque ese también es tu cometido, qué puedo hacer con el barco. Yo quiero el barco. Mi barco.
SÚBDITO: (Duda si decir lo que piensa.) A lo mejor si ahorra un poco de su asignación...
REY: (De nuevo enfadado.) ¿Cómo? Estás diciendo que despilfarro mi dinero. ¿Que tengo que comprarme yo el barco para defender los intereses deportivos de España?
SÚBDITO: Bueno, solo era una hipótesis.
REY: ¿Sabes qué? Estoy hasta los huevos de tus hipótesis.
SÚBDITO: Señor Rey, ese lenguaje de barrio bajo...
REY: (Más irritado.) Soy el rey, hablo como me sale de... (Recapacita, cambio brusco.) Bueno, supongamos que tienes razón, que no ha resultado ahora el mejor momento para mi barco. Te planteo una hipótesis. Y si dejamos pasar algún tiempo y cuando ya esté formado el gobierno, me pongo yo en contacto con la Ministra y aprobamos este gasto, metido en otro gasto, oculto en otro ministerio para que no se sepa así como así.
SÚBDITO: Vamos, como siempre, señor Rey.
REY: Sí, ¿qué te parece?
SÚBDITO: Buena idea, pero...
REY: Ya estás con los peros.
SÚBDITO: Ellos se pueden enterar.
REY: ¿Quiénes?
SÚBDITO: Los antimilitaristas.
REY: Pero son insignificantes, ¿no?
SÚBDITO: De momento, puede. Pero en cualquier momento...
REY: ¿Qué? Termina las frases, deja tus silencios dramáticos para el teatro.
SÚBDITO: Pueden conseguir que se oiga la verdad.
REY: ¿Qué verdad?
SÚBDITO: ¿De verdad quiere oírla?
REY: (Dubitativo.) No. Creo que no.
SÚBDITO: Hace bien. Puede ser el fin.
REY: ¿Tú también lo piensas?
SÚBDITO: ¿Usted también, señor Rey?
REY: Claro, es evidente que tienen razón. Cuando dicen esa frase de “gastos militares para escuelas y hospitales”, más allá del eslogan, hay una verdad.
SÚBDITO: (Sorprendido.) Señor Rey, entonces usted también lo sabía.
REY: No soy un ignorante.
SÚBDITO: ¿Entonces? ¿Su barco?
REY: ¡Ay, ay, ay! ¡Mi barco! Quiero mi barco, como mis palacios, los quiero. Como mi paguita por mi trabajillo tan cómodo, sin examen de oposición ni nada. ¡Ay, mi barco! Lo voy a llorar, de verdad, súbdito. ¿Pero qué puedo hacer? Esta maldita democracia... Sí, ya sé, no me lo repitas. Que me pueden oír. La culpa la tienes tú, súbdito. Por hacerme pensar tanto. A partir de ahora, limítate a la superficialidad de los asuntos.
SÚBDITO: Sí, señor Rey. Así lo haré.
REY: Retírate. Voy a pensar en mi barco. Ya me veo navegando como mi queridísimo. No, mucho mejor.
(Sale el SÚBDITO y poco a poco se va haciendo el OSCURO.)
Únanse a nosotras en Barcelona para días de Paz y Resistencia
Natalia García (ES)
Nos complace anunciar nuestro encuentro internacional en Barcelona: “Desarmar el militarismo: Resistir la guerra, construir la paz”, un punto de encuentro para nuestra amplia y diversa red de activistas antimilitaristas y pacifistas de todo el mundo.
Eventos públicos
En las tardes del 27 y 28 de noviembre, nos acompañarán activistas de Palestina, Colombia, Sáhara Occidental, Australia y Rusia, quienes compartirán sus experiencias de resistencia en sus propios contextos y debatirán las estrategias que utilizan para seguir construyendo la paz en un mundo cada vez más militarizado. Estos eventos se llevarán a cabo en el Pati Manning (Carrer de Montalegre, 7, 08001 Barcelona) de 6pm a 7:30pm (ambos días) y estarán abiertos al público, aunque agradeceríamos que te inscribieras previamente aquí.
El 29 de noviembre se proyectará un documental que expone la violencia dentro de los cuarteles del Ejército del Estado español durante el servicio militar obligatorio: una mirada crítica y necesaria a las estructuras militares que seguimos desafiando, en un momento en que la conscripción vuelve a estar en la agenda de muchos países del mundo. La proyección de “Et faran un home” irá seguida de una mesa redonda con el director del documental, Joan Torrents, y especialistas en el tema. Tendrá lugar en la Casa Golferichs (Gran Via de les Corts Catalanes, 491, 08015 Barcelona), de 10:30am a 1:30pm.
Otros eventos
El 26 de noviembre, la Internacional de Resistentes a la Guerra (IRG) realizará su reunión anual del Consejo. Este será un espacio para seguir fortaleciendo nuestra red internacional.
Los días 27 y 28 de noviembre, de 10:00am a 4pm, realizaremos reuniones estratégicas sobre Clima y Militarismo y sobre la Objeción de Conciencia al Servicio Militar. Si estás interesado/a en participar en la reunión anual del Consejo de la IRG y/o en los debates estratégicos, por favor escribe a info wri-irg.org para obtener más información.
La Internacional de Resistentes a la Guerra (IRG) y el Centre Delàs d'Estudis per la Pau han trabajado conjuntamente desde el año pasado para organizar este encuentro, con el objetivo de conectar y vincular todo tipo de movimientos que resisten la guerra, pero, sobre todo, que construyen la paz.
Este encuentro en Barcelona no se trata solo de analizar el mundo en el que vivimos hoy, sino de seguir reimaginándolo. “Desarmar el militarismo” no significa únicamente oponerse a las armas, sino desmantelar las lógicas de poder, miedo y dominación que las sostienen. Significa aprender a responder al conflicto con noviolencia, a la inseguridad con justicia, y al miedo con cuidado mutuo.
En un mundo donde la guerra se ha normalizado, encontrarse para imaginar alternativas noviolentas es un acto urgente.
Los rebeldes matan al menos a 460 personas en un ataque contra un hospital materno en Sudán
Los rebeldes matan al menos a 460 personas en un ataque contra un hospital materno en Sudán
Miles de civiles intentan huir de las ejecuciones perpetradas por los milicianos en El Fasher.
José Naranjo
Dakar
Al menos 460 pacientes y acompañantes han sido asesinados en un ataque sobre el Hospital Materno Saudí de El Fasher, una ciudad de Darfur del Norte (Sudán) tomada por las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés) desde el fin de semana pasado, según ha denunciado este miércoles la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La cifra de fallecidos la ha aportado el director general de la agencia sanitaria de la ONU, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en su cuenta oficial en la red social X (antes Twitter). La organización que dirige se muestra “horrorizada y profundamente conmocionada” por la masacre, que llega después de otros ataques y detenciones de trabajadores sanitarios.
En los dos años y medio de conflicto entre ejército sudanés y las RSF, la OMS ha verificado al menos 185 ofensivas contra la red sanitaria sudanesa, que se han cobrado la vida de 1.204 personas y han causado 416 heridos, incluidos pacientes y trabajadores sanitarios. Tedros ha reclamado el “fin inmediato e incondicional de los ataques” y que “todos los pacientes, trabajadores de la salud e instalaciones sanitarias” sean “protegidos por el derecho internacional humanitario”.
Los rebeldes sudaneses de las RSF están ejecutando masivamente a miles de civiles en la ciudad de El Fasher, que cayó en sus manos el pasado domingo tras 500 días de asedio. Así lo aseguran una multitud de informes y testimonios, y lo muestran imágenes de satélite de la Universidad de Yale (Connecticut, Estados Unidos) y vídeos que circulan en redes sociales, en los que se puede ver a milicianos disparando contra civiles desarmados que huyen, así como personas colgadas de árboles, atropelladas o ejecutadas en plena detención. La ONU asegura que hay indicaciones de motivaciones étnicas en estos crímenes y destaca la “violencia sexual generalizada” contra mujeres y niñas.
Cadáveres amontonados
Este martes, investigadores de Yale hicieron públicas imágenes de satélite de la ciudad de El Fasher. En ellas se pueden ver grupos de supuestos cadáveres amontonados y amplias zonas donde el suelo está teñido de rojo, equivalentes a grandes manchas de sangre. Civiles que en las últimas horas han conseguido llegar al campo de refugiados de Tawila, situado a unos 60 kilómetros, llegan traumatizados tras haber presenciado masacres durante su huida de la ciudad, según Naciones Unidas. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) asegura tener informes de “ejecuciones atroces”, así como de numerosos casos de violaciones y abusos sexuales contra mujeres y niñas.
“Todo apunta a que el El Fasher sufre un sistemático e intencionado proceso de limpieza étnica de las comunidades autóctonas no árabes Fur, Zaghawa y Berti mediante desplazamiento forzoso y ejecuciones sumarias”, asegura en su informe el Laboratorio de Investigación Humanitaria de Yale. Las RSF sudanesas, de mayoría árabe y herederas de los Janjawid, que entre 2003 y 2005 llevaron a cabo el genocidio de Darfur, han sido señaladas por llevar a cabo matanzas étnicas de las poblaciones no árabes en esta región durante la actual guerra civil sudanesa. Así lo determinó, por ejemplo, el Gobierno estadounidense, que el pasado mes de septiembre impuso sanciones contra dirigentes de esta fuerza rebelde.
El ejército sudanés confirmó este martes la caída de El Fasher en manos de los paramilitares, que el domingo ya habían logrado hacerse con el control del cuartel general tras una rápida ofensiva. La ciudad, capital de Darfur del Norte, ha estado más de un año y medio bajo un intenso asedio por parte de los rebeldes, que han bloqueado los accesos a la misma usando el hambre como arma de guerra. El Gobierno sudanés asegura que al menos 2.000 personas murieron en este asedio que provocó que más de 200.000, la mitad de ellas niños, quedaran atrapadas en la ciudad, según Naciones Unidas. De ellas, 26.000 han logrado escapar en los últimos días mientras se producía el asalto final de las RSF.
La peor crisis humanitaria hoy
La ciudad de El Fasher era la última de Darfur que se resistía a los rebeldes y su toma es una importante victoria estratégica para los paramilitares. Por primera vez desde que comenzó el conflicto en abril de 2023, las RSF, con ayuda de mercenarios y de Emiratos Árabes Unidos, cuyo Gobierno lo niega, se hacen con el control de todo el territorio de Darfur, su principal feudo. El principal frente de la guerra se traslada ahora a Kordofán, donde la ONU ha observado patrones de violencia similares a los de Darfur. La reciente caída de la ciudad de Bara, en Kordofán del Norte, en manos de los paramilitares muestra su intención de avanzar hacia Jartum, capital del país y principal sede del ejército.
El conflicto sudanés, la peor crisis humanitaria en el mundo en la actualidad, ha dejado tras de sí decenas de miles de muertos [el enviado especial de EE UU en Sudán, Tom Perriello, apunta que unos 150.000], unos 12 millones de desplazados de sus hogares y 30 millones de personas con necesidad de ayuda humanitaria urgente. Los rebeldes de las RSF, bajo el mando de Mohamed Hamdan Dagalo, se enfrentan al ejército sudanés del general Abdelfatá al Burhan. Ambos contribuyeron a la caída del dictador Omar al Bashir en 2019, pero acabaron enfrentados por el poder desencadenando una atroz guerra civil.
Fuente: https://elpais.com/internacional/20...
El conflicto de Sudán se recrudece con el avance de los rebeldes en Darfur
Sin piedad contra los civiles.
La sangrienta toma de la ciudad de El Fasher reabre el temor a un nuevo genocidio
Xavier Aldekoa
El horror más despiadado tomó varias formas esta semana en Sudán: de un anciano tembloroso que entrega sus pertenencias a un niño soldado, de apenas diez u once años, quien tras revisar el fardo levanta su kaláshnivov y lo asesina a sangre fría. De un grupo de soldados que se graba con el móvil mientras ejecuta a una docena de civiles atados de pies y manos que suplican por su vida. De uniformados que obligan a un chico a colocarse delante de las ruedas de un camión y le pasan por encima. De mujeres ahorcadas en árboles, de ejecuciones sumarias puerta por puerta, de cientos de cuerpos amontonados en fosas comunes…
Sudán escribió esta semana uno de los capítulos más negros de su historia reciente y reabre el temor a un nuevo genocidio en la región. Tras más de 18 meses de sitio, con un bloqueo total de la ayuda humanitaria que condenó a una hambruna feroz a sus habitantes, la capital de Darfur Norte, El Fasher, cayó el domingo a manos del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), comandadas por el general Mohamed Hamdan Dagalo, Hemedti , y cuyo origen son las terribles milicias yanyauid, responsables de más de 300.000 muertes en Darfur y por las que se acusó de genocidio al dictador Omar al Bashir.
El movimiento militar es de una importancia táctica enorme, ya que las FAR controlan ya todas las grandes ciudades de Darfur. El coste humano ha sido y será descomunal. La huida en desbandada de las Fuerzas Armadas de Sudán, del general Abdel Fatah al Burhan, dejó a decenas de miles de civiles a merced de una barbarie salpicada de odio étnico (árabes contra etnias no árabes y negras), de lucha por el poder y los recursos, pero no con motivaciones religiosas, ya que todas las partes profesan la religión musulmana.
No ha habido piedad. En los últimos días, se han difundido por las redes los vídeos de la masacre, grabados por los propios asesinos, que salieron a la caza, en sus vehículos o camellos, de quienes huían campo a través, o recorrieron la ciudad para ejecutar en sus casas a los civiles, entre ellos ancianos, mujeres o niños. Nadie se salvó de la sed de sangre de las FAR. Las Naciones Unidas denunciaron que los 460 pacientes del hospital de El Fasher fueron asesinados y la Red de Médicos de Sudán denunció que las instalaciones médicas se habían convertido en “mataderos humanos”. En un vídeo grabado en el centro hospitalario se observa un pasillo cubierto de cadáveres y cómo, al final de una escalera, un miliciano dispara en la cabeza a un hombre.
La matanza fue tal –está siendo, ya que las FAR siguen en la ciudad sin oposición donde vivían atrapadas 250.000 personas– que su rastro se vio desde el cielo. El Laboratorio de Investigación Humanitaria publicó imágenes satelitales donde se observan decenas de charcos de sangre en varios puntos de la ciudad, una “evidencia consistente” de un proceso “sistemático e intencionado de limpieza étnica” contra comunidades no árabes (fur, zaghawa, berti).
Las atrocidades de estos días del conflicto sudanés, iniciado en abril del 2023 y que ha acabado con la vida de más de 40.000 personas, son tan crudas y brutales que provocaron la reacción del Consejo de Seguridad de la ONU, que programó para ayer jueves una reunión de emergencia sobre la situación en Darfur.
El director ejecutivo de Human Rights Watch, Federico Borello, denunció crímenes “atroces” y señaló a quienes se lucran de una guerra. “Los patrocinadores de las FAR, en particular los Emiratos Árabes Unidos, deberían presionar a sus líderes para controlar a sus fuerzas, mientras que los líderes mundiales deben adoptar medidas contundentes contra la cúpula del grupo”.
Aunque el detonante de la guerra fue la lucha por el poder de los generales Hemedti y Al Burhan (ambos se aliaron en el 2021 para dar un golpe de Estado y acabar con la transición democrática del país tras la caída de Al Bashir, pero se enfrentaron posteriormente) la enorme riqueza del subsuelo sudanés, petróleo, litio, tierras fértiles, pero sobre todo oro, está en las raíces de la violencia.
Aunque el Gobierno de Emiratos lo niega, hay numerosas evidencias de que el país del Golfo, a cambio de recibir oro por canales clandestinos vía Chad, Sudán del Sur o Kenia, envía armas a las FAR a través de Libia o la frontera chadiana (a menudo camuflada como supuesta ayuda humanitaria).
Una investigación de la agencia Reuters destapó que al menos 86 vuelos emiratíes cargados de armamento habían aterrizado en el discreto aeropuerto de Amdjarass, en el este de Chad, con destino a territorio sudanés. Además, esta semana The Washington Post publicó que varias agencias de inteligencia estadounidense habían detectado un aumento significativo del armamento entregado por parte de Emiratos a Sudán, especialmente sofisticados drones chinos, que podrían haber sido claves en la caída de El Fasher el pasado domingo. Rusia, Egipto, Arabia Saudí o Turquía son otros actores implicados en un conflicto que ha provocado más de 14 millones de desplazados.
El odio étnico y el veneno de una cultura de la guerra inoculado en la sangre de muchos hombres explican el resto. Un vídeo recibido por este periodista, donde un miliciano de las FAR habla a cámara en árabe, resume el horror: “La gente dice –comenta el rebelde– ‘¡Oh, han violado, han asesinado, han robado y hecho pillajes!' y cosas así. Hermano, es nuestro derecho, ¿lo entiendes? Este es nuestro derecho, por eso lo tomamos, ¿de acuerdo? Así que vamos a seguir violando a vuestras hermanas e hijas, ¿vale?”
Antimilitaristas protestan ante la fábrica de ITP en Barakaldo y acusan a la empresa por el "genocidio" del pueblo palestino
Activistas convocados por el grupo antimilitarista Kakitzat se han concentrado ante la fábrica de componentes aeroespaciales ITP Aero en el barrio de Desierto para protestar por la participación de esta empresa en la industria militar y, en concreto, por su "colaboración en la fabricación y mantenimiento de los aviones militares del ejército israelí". Según los manifestantes, ITP Aero está "implicada" así en el "genocidio del pueblo palestino".
Kakitzat afirma que ITP Aero fabrica "piezas del motor del avión de combate F-35 de la empresa estadounidense Lockheed Martin" que "son los utilizados por el Ejército israelí para bombardear a la población civil gazatí y perpetrar el genocidio sobre el pueblo palestino". Ante esta situación, el colectivo llama a parar la "producción militar vasca".
Comunicado de Kakitzat
Barakaldo, jueves 23 de octubre de 2025
Ante la factoría en Barakaldo de la fábrica armamentística ITP Aero protesta en denuncia de la implicación de esta empresa en el genocidio del pueblo palestino.
Hay que tener en cuenta que ITP Aero colabora con la fabricación y mantenimiento de los aviones del ejército israelí que bombardean salvaje -e indiscriminadamente- la franja de Gaza y su actividad militar representa ya un 39% de su negocio total.
ITP Aero reconoce que el sector bélico representa el 39% de su negocio debido a su participación, por ejemplo, en la fabricación de las piezas del motor del Avión de Combate F-35 de la empresa estadounidense Lockheed Martin.
Hay que tener en cuenta que los cazas F-35 son los utilizados por el ejército israelí para bombardear a la población civil gazatí y perpetrar el genocidio sobre el pueblo palestino
Cabe destacar que ITP Aero se dedica, además, a la producción de componentes para el avión de transporte militar Airbus A400M o el Avión de Combate Europeo Eurofighter. Por otro lado, tiene un contrato de 111,5 millones de euros para el mantenimiento de las aeronaves del Ejército Español del Aire.
Por todos estos motivos, desde el colectivo antimilitarista se denuncia la importante implicación institucional con las empresas de armas vascas frente a los recortes en sanidad, pensiones, políticas de igualdad, prestaciones sociales o en las posibilidades de acceso a una vivienda digna.
Prueba de la cada vez mayor apuesta institucional con la industria militar es que el Gobierno Vasco subvenciona, vía presupuestos, con 100 millones a la industria de la guerra vasca. Fábricas de armas, principalmente ligadas al sector aeronáutico, como es el caso de ITP Aero.
Según datos del Ministerio de Defensa son 206 las empresas vascas las que se dedican a la producción militar. En concreto, Euskadi es la tercera comunidad autónoma del Estado, solo por detrás de Madrid y Andalucía, en facturación militar.
En solidaridad con el pueblo palestino, detengamos ya la producción militar vasca.
KAKITZAT koordinakunde antimilitaristak euskal arma-enpresek Palestinako herriaren genozidioan duten inplikazioa salatu nahi du
ITP Aero arma-fabrikak Barakaldon duen lantegiaren aurrean protesta egin dugu Palestinako herriaren genozidioan enpresa horrek duen inplikazioa salatzeko.
Kontuan izan behar da ITP Aerok Gazako zerrenda basatiki - inolako bereizterik gabe- bonbardatzen duten Israelgo armadaren hegazkinak fabrikatzen eta mantentzen laguntzen duela, eta bere jarduera militarra negozio osoaren % 39 dela.
ITP Aerok onartzen du sektore belikoa bere negozioaren % 39 dela, adibidez, Lockheed Martin enpresa estatubatuarraren F-35 Borroka Hegazkinaren motorreko piezen fabrikazioan parte hartzen duelako.
Kontuan izan behar da F-35 ehiza-hegazkinak Israelgo armadak erabiltzen dituela Gazako biztanleria zibila bonbardatzeko eta Palestinako herriaren aurkako genozidioa burutzeko.
Aipatzekoa da ITP Aerok, gainera, Airbus A400M garraio militarreko hegazkinerako edo Eurofighter Europako Borrokarako Hegazkinerako osagaiak ekoizten dituela. Bestalde, 111,5 milioi euroko kontratua du Espainiako Aire Armadaren aireontziak mantentzeko.
Arrazoi horiengatik guztiengatik, kolektibo antimilitaristak salatu egiten du administrazioaren erakundeek EAEko arma-enpresekin duten inplikazio sakona. Bitartean aplikatzen ari dira murrizketak osasunean, pentsioetan, berdintasun-politiketan, gizarte-prestazioetan edo etxebizitza duina lortzeko aukeretan .
Industria militarrarekiko erakundeen gero eta apustu handiagoaren erakusgarri da Eusko Jaurlaritzak, aurrekontuen bidez, 100 milioiko dirulaguntza ematen diola EAEko gerraren industriari. Arma-fabrikak, nagusiki sektore aeronautikoari lotuak, ITP Aeroren kasuan bezala.
Defentsa Ministerioaren datuen arabera, 206 euskal enpresa ari dira ekoizpen militarrean. Zehazki, Euskadi Estatuko hirugarren autonomia-erkidegoa da, Madrilen eta Andaluziaren atzetik bakarrik, fakturazio militarrari dagokionez.
Palestinako herriari elkartasuna adierazteko, geldi dezagun euskal ekoizpen militarra.
McCartney/Lennon
Dime que sólo quieres esas cosas que el dinero no puede comprar. A mí no me importa demasiado el dinero. El dinero no puede comprarme amor. Can't buy me loooooove! No! No! No! No!
'Fue una masacre, no una operación policial': Conmoción en Río de Janeiro por la brutal redada con más de 130 muertos
Tom Phillips
Río de Janeiro
Aún no había amanecido, pero en la calle principal de la favela Vila Cruzeiro ya había decenas de cadáveres esparcidos tras la operación policial más letal en la historia de Río de Janeiro, en la que murieron más de 130 personas. Desfigurados hasta lo grotesco y manchados de sangre, los cuerpos habían sido arrastrados desde los bosques cercanos y reposaban sobre las lonas azules y láminas de plástico negras que cubrían la calle.
“Sólo yo he traído a 53... Debe de haber otros 12 o 15 allá arriba, en el bosque”, dice el presidente de la asociación de vecinos, Erivelton Vidal Correia, con los ojos llorosos tras una noche en vela bajando del cerro cuerpos de vecinos del barrio acribillados a balazos.
Vidal Correia se desmorona al recordar la incesante búsqueda nocturna de cadáveres tras esta masacre policial en Río, una de las peores en la historia moderna de Brasil. “Nunca había visto nada igual en mi vida, hermano, ni siquiera en la Franja de Gaza ocurre esto... No puedo soportar ver más cadáveres”, cuenta llorando y cubriéndose la cara con los guantes quirúrgicos que se había puesto para mover los cuerpos.
Las autoridades de Río comunicaron el martes que al menos 64 personas, cuatro agentes de policía entre ellas, habían perdido la vida en la operación policial desplegada por 2.500 agentes antes del amanecer en Alemão y Penha, el extenso conjunto de favelas del que forma parte Vila Cruzeiro. En la madrugada del miércoles, el fiscal general comunicó que el número de muertos había ascendido a 132, por encima la cifra tristemente célebre de la masacre en la prisión de Carandiru (São Paulo), donde 111 presos perdieron la vida en 1992.
Entre las 4:15 h y las 9:00 h, cuando por fin llegaron los servicios funerarios del Gobierno, The Guardian pudo presenciar cómo decenas de cadáveres eran transportados en camionetas a la plaza de San Lucas Evangelista, en Vila Cruzeiro. “Nunca había visto nada igual... Todavía no consigo comprender qué ha ocurrido; me siento vacío, no tengo palabras”, dijo el activista de la favela Raull Santiago ante la llegada de otro cargamento de cadáveres y el frenesí de las mujeres de la zona que buscaban a hijos, maridos y hermanos desaparecidos.
La mayoría de los fallecidos parecen ser adolescentes, veinteañeros y treintañeros. Es probable que muchos, si no todos, fueran miembros de la organización local de narcos llamada Comando Rojo, contra la que iba dirigida la operación policial del martes. Casi todos los cadáveres estaban desnudos, pero algunos llevaban trajes de camuflaje, la ropa que emplean francotiradores, cazadores y fotógrafos especializados en vida silvestre para ocultarse en la vegetación.
Entre las decenas de personas congregadas en la plaza había gente enfurecida. Decían que la policía debía haber detenido a los jóvenes, antes que proceder a una ejecución sumaria. “Más allá de que estas personas estuvieran o no involucradas en el tráfico de drogas en la zona, en Brasil no existe la pena de muerte... Deberían haber sido arrestados”, dijo Raull Santiago.
“¡Asesinos! ¡Asesinos!”, gritaba Cida Santana. Su hijo Fabio le había enviado un mensaje en torno a las 15.00 h del martes para decirle que había recibido un disparo en el pie y que estaba tratando de entregarse a la policía. Dieciséis horas después, el cadáver de Fabio yacía cubierto por una manta con estampado de flores y manchada de sangre. Su cuerpo parecía tener heridas de arma blanca en la zona del pecho. “¡Dios mío! ¡Haz un milagro, Dios!”, suplicaba Cida, derrumbada en el suelo junto a su hijo muerto.
Pero el hijo de Cida no resucitará, ni lo harán las docenas de cadáveres con heridas de bala en las extremidades, el torso y la cabeza, alineados junto al suyo en el exterior de un restaurante de sushi. Uno de los hombres había sido decapitado, su cabeza dentro de una bolsa verde oliva en el suelo. Varios de los cadáveres tenían los huesos gravemente fracturados o presentaban heridas punzantes en la carne.
En algunos momentos, un silencio de estupefacción se apoderaba de la multitud mientras continuaba el flujo de camionetas con nuevos cadáveres. Nadie había visto nunca un derramamiento de sangre a esa escala. Ni los veteranos periodistas de sucesos, ni los predicadores de las áreas tomadas por las bandas, ni los vecinos de las favelas, hastiados de la lucha. Hasta esta semana, la operación policial más letal de Río había sido la redada de 2021 en Jacarezinho, otro bastión del Comando Rojo, durante la que murieron 28 personas.
“Es surrealista”, dice Antônio Carlos Costa, líder religioso y activista de derechos humanos al pedir la destitución inmediata de Cláudio Castro, gobernador de Río de Janeiro y aliado del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro. En su opinión, lo ocurrido representa “una humillación histórica” para Brasil en vísperas de la cumbre climática de la COP30, que se celebra el próximo mes en la ciudad amazónica de Belém.
En otros momentos, los espectadores estallaban de rabia al contemplar el dantesco espectáculo. Conmocionados, los amigos y familiares de los fallecidos arrancaban las sábanas que cubrían los cuerpos mutilados y exigían a los periodistas que filmaran la matanza para mostrársela al mundo. “¡Ayúdennos, por favor!”, imploraba temblando de rabia Cláudia Silva, de 53 años, mientras denunciaba lo que ella y otros calificaban de “genocidio”. “Cuando vienen aquí, matan hasta a las ratas”, añadió, refiriéndose a la policía.
“Esto ha sido una masacre, no una operación, vinieron a matar”, dijo Cida Santana junto al cadáver de su hijo, sentada sobre una bolsa de basura cubierta de sangre.
“En 30 años trabajando [en las favelas], este es el mayor acto de salvajismo, la mayor masacre que he presenciado”, dijo la abogada Flávia Pinheiro Fróes, que había acudido para apoyar a los familiares de los fallecidos.
Frente a una sensación generalizada de indignación creciente, el gobernador Castro sigue justificando la operación policial. Entre los críticos figura la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, que se mostró horrorizada por las muertes. Castro celebra que se haya asestado “un duro golpe” a los narcotraficantes fuertemente armados que a lo largo de los últimos 40 años se han hecho con el control de muchos de los cientos de favelas que hay en Río.
El ufano gobernador Castro
“Las únicas víctimas de ayer fueron los policías”, dijo el gobernador en referencia a los cuatro agentes muertos durante el intenso tiroteo del martes con los delincuentes. “Narcoterroristas”, los llamó.
Con la estola púrpura sobre los hombros, el sacerdote Edmar Augusto, de 50 años, rociaba de agua bendita los más de 50 cadáveres que se habían acumulado en la entrada de la favela mientras hablaba el gobernador. “No queremos guerra, queremos paz”, dijo a los dolientes de la favela con voz quebrada por la emoción. “Hay tantas familias llorando y yo quiero llorar con ellas, la sociedad no puede permanecer en silencio”, increpó el sacerdote antes de rezar el padrenuestro volviendo la mirada hacia el cielo.
Mientras esperaba la llegada de otro coche cargado de cadáveres, el presidente de la asociación de vecinos Vidal Correia recordó la advertencia que dos décadas antes había hecho un grupo de misioneros evangélicos: decían que la favela sufriría un día una sangrienta masacre. “No les creímos, nunca creímos que fuera a suceder”, dijo. “Pero ellos lo profetizaron y hoy se ha cumplido”, lamentó.
Sindicatos italianos convocan huelga general contra el gasto militar
Italia se prepara para una jornada de huelga general los días 28 y 29 de noviembre. La convocatoria incluye a sindicatos como Unione Sindicale di Base (USB) y Confederazione Unitaria di Base (CUB), situada en un contexto de indignación creciente entre la clase trabajadora por las políticas económicas del gobierno de Giorgia Meloni, al que acusan de haber confeccionado una “economía de guerra”. Los sindicatos han llamado así a paralizar el país en una jornada que culminará en una manifestación nacional en Roma el 29 de noviembre.
En el comunicado oficial del llamamiento a la huelga recuerdan que el presupuesto destina cada vez más fondos a programas de armamento y modernización militar mientras millones de jubilados viven con pensiones mínimas y los salarios pierden poder adquisitivo frente a la inflación. “Italia se empobrece mientras se llenan los bolsillos de los fabricantes de armas”, señala el texto de USB . Los dirigentes sindicales acusan además al Ejecutivo de proteger los beneficios bancarios y minimizar los impuestos extraordinarios a las entidades financieras, un gesto que consideran una “entrega total al capital”.
El pasado sábado, desde una manifestación nacional en Roma, la CGIL declaró que "podría estar dispuesta" a otro sciopero generale, pero aún no lo ha anunciado oficialmente. UIL, la segunda mayor central sindical, no se ha pronunciado al respecto.
"Contra la economía de guerra"
Las exigencias sindicales de los sindicatos de clase, en cambio, son directas y de largo alcance: salario base mínimo de 2.000 euros netos, reducción de la edad de jubilación a 62 años y subsidios para vivienda y sanidad financiados con la reorientación de los gastos militares. Los sindicatos recalcan que el país está experimentando un deterioro sostenido del poder adquisitivo y una precarización estructural de la clase obrera que amenaza con convertir a Italia en una "economía de pobres con empleo”.
El gobierno neofascista de Meloni, alineado con las políticas de rearme impulsadas por Washington y Bruselas, insiste en que su presupuesto “garantiza la seguridad y la estabilidad fiscal del país”. El movimiento sindical, en cambio, habla de un “pacto de sumisión” a la agenda atlantista.
El gobierno reparte a dedo en mes y medio 14.223 millones en préstamos al 0% para la industria militar
Noticias de Paz octubre 2025: 'Tejer la resistencia, desbordar el militarismo'
“Tejer la resistencia, desbordar el militarismo”: en este programa hacemos un viaje por los diferentes encuentros y principales resistencias noviolentas que, en estos meses de inicio del curso 2025-2026, se han desarrollado: Encuentro de la campaña contra la banca armada; la iniciativa del feminismo antimilitarista: Sal de casa por Gaza en Bruselas; el encuentro estatal Antimilitarista en Basoa organizado por Alternativa antimilitarista.MOC y la organización de la Flotilla a Gaza por el Movimiento Global Sumud. Haremos una parada por un próximo encuentro en Barcelona de nuestra red de la Internacional de Resistentes a la guerra. Acompañadas con dos canciones: Wea' Youneha y Tierra de Nadie, con la voz de dos mujeres que nos harán seguir soñando y tejiendo la revolución noviolenta.
Pincha acá para escucharlo: https://go.ivoox.com/rf/161382442
Mohamed El-Kurd, escritor palestino: 'Es una lógica muy simple y clara; aun cuando haya túneles bajo el hospital, no debes bombardear el hospital. Y si un niño tira una piedra, no lo tienes que matar'
Mohamed El-Kurd, escritor palestino: 'Los palestinos de izquierdas hace tiempo que insistimos en que queremos un único estado'
Víctor Honorato
El poeta, escritor y periodista Mohamed El-Kurd (Jerusalén Este, 1998) está cansado de que las voces palestinas tengan que comparecer ante el foco internacional como víctimas dóciles y afables, que encajen en un molde aceptable para una opinión pública occidental, especialmente la de matriz anglosajona, temerosa de la rabia acumulada tras décadas de ocupación israelí y dos años de genocidio en Gaza.
El-Kurd es originario del barrio de Sheij Yarrah, en Jerusalén Este, donde la población palestina vive con la amenaza constante de la expulsión a manos de los colonos israelíes, protegidos por el Estado hebreo. Residente en Nueva York —sus abogados le aconsejan que no regrese al hogar familiar—, es editor cultural de la revista Mondoweiss y corresponsal de The Nation. En 'Víctimas perfectas' (Capitán Swing, 2025) reflexiona sobre la colonización, la hipocresía política y mediática de un Occidente de contornos difusos, las formas de sortear la maquinaria propagandística israelí, el humor y el arte.
Hay un pasaje de su libro que dice: “Ser palestino hoy en día es estar atrapado en un sueño febril, en una alucinación ajena”. ¿A qué se refiere?
Es como si hubiese un universo paralelo, particularmente en Occidente, pero en todo el mundo. En Palestina se está cometiendo un genocidio rabioso, en el que se quema viva a la gente en sus hogares, en sus tiendas, en el que se pone la diana a los niños, a los ancianos. Y, al mismo tiempo, en las torres y rascacielos de los barrios ricos de EEUU, Reino Unido o Europa, hay algunos judíos sionistas que hablan de que temen por su seguridad, o la de los campus universitarios de EEUU, por ejemplo. Estudiantes que dicen que sus vidas están amenazadas, que hay un segundo holocausto en marcha solo porque escuchan cánticos que nos les gustan.
La conversación pasa a versar sobre el lenguaje y el discurso y el nivel de amenaza que representan según qué palabras y qué frases o sentimientos son admisibles, en vez de centrarnos en lo material, lo tangible, lo sistémico, que es el genocidio. Te puedes volver loco por tener que asegurarte primero de no resultar ofensivo, cuando lo que quieres es que la gente se fije en lo que está pasando en el terreno.
¿Es a eso a lo que se refiere cuando dice que existe una falsa equivalencia entre la violencia semántica y la sistémica?
Sí, eso es.
Ahora mismo reside en Nueva York. ¿No le dejan volver legalmente o le han aconsejado que no regrese a Jerusalén de momento?
No está claro, no me han confirmado nada, pero mis abogados me han recomendado que no vaya por el patrón de arrestos que hemos visto en los últimos años.
Usted es originario del barrio de Sheij Yarrah en Jerusalén Este. En el marco del plan de paz de Donald Trump, existe el riesgo de que Israel siga impulsando la partición efectiva de Cisjordania. ¿Cómo afectaría a su vecindario?
El plan de partición y anexión ya es una realidad de facto. Es imposible distinguir lo que es Israel de lo que es Palestina en Cisjordania o Jerusalén porque ellos controlan todo. Pero sí sabemos que en los dos años que llevamos de genocidio en Gaza, el ritmo de las demoliciones en Cisjordania y Jerusalén se ha multiplicado por dos o tres y que la violencia de los colonos se ha triplicado.
Esto es así porque el mundo ha puesto la vista en Gaza, lo que es normal. A día de hoy, el alto el fuego y el plan de paz y esa palabrería —aunque estamos agradecidos y encantados de que las bombas hayan dejado de caer— no tienen contenido efectivo porque los colonos siguen con los pogromos en Cisjordania. Los habitantes de Jerusalén, incluida mi familia, siguen viviendo en el alambre. No sabemos qué pasará, si nos expulsarán en cualquier momento.
En el libro plantea el concepto del “aun cuando” para defender, por ejemplo, la humanidad de los militantes de Hamás que participaron en los ataques del 7 de octubre de 2023 (“aun cuando” hayan cometido crímenes terribles, siguen siendo personas con derechos).
No digo nada nuevo, pero creo que el problema está en que tendemos a presentar el contexto palestino como excepcional, al igual que lo hacemos con el sionismo, y eso nos es perjudicial: no observamos lo que pasa desde una perspectiva general. Lo más habitual es que, en vez de remontarnos al origen, empezamos la historia el 7 de octubre, con el secuestro de los rehenes [israelíes].
Y entonces, ya sea en la universidad, en la televisión o en las manifestaciones, la lucha y la conversación pasan a tratar sobre si se justifican determinadas actuaciones o si se cumplen unos requisitos previos para que se sea solidario con nosotros o se nos dé el derecho a hablar para que la ciudadanía global simpatice con nosotros.
Un ejemplo de esto es una crítica habitual que se hace a Hamás, la de que usan escudos humanos. Nos pasamos el tiempo negándolo o explicando que Gaza tiene una gran densidad de población, u oponiendo que la sede del Ejército israelí está en mitad de Tel Aviv, o mostramos vídeos de israelíes usando escudos humanos.
Todo esto es así, efectivamente, pero es que da igual: aunque Hamás emplease escudos humanos, el responsable del asesinato es quien lo comete. Si alguien entra en tu casa y se esconde tras un ser querido, y tú decides matar a ese ser querido, la culpa la tienes tú. Es una lógica muy simple y clara, pero sirve para todo. Aun cuando haya túneles bajo el hospital, no debes bombardear el hospital. Y si un niño tira una piedra, no lo tienes que matar, porque es que además ni siquiera deberías estar en su aldea, para empezar, según el derecho internacional.
Lo que pretende usted es objetar al modo en que se presentan las noticias, en cierto modo. Es interesante lo que dice al respecto de que no es responsabilidad de los palestinos explicar la diferencia entre antisemitismo y antisionismo. ¿A qué se refiere?
Resulta bastante obvio y sencillo de entender que la fusión entre ambos conceptos es un proyecto de Estado, tanto de Israel como de sus aliados. Lo vemos en EEUU con el Departamento de Estado, con la Liga Antidifamación [ADL, parte del lobby israelí], o como la llamamos nosotros, la Liga de Defensa del Apartheid [las siglas coinciden en inglés]. También se ve en Alemania.
De un lado tenemos un país que se autodenomina el único Estado judío del mundo, que dice que es el único representante del pueblo judío, que dice que actúa siempre en nombre del judaísmo. También tenemos un ejército que comete crímenes de guerra, que masacra a un pueblo y avanza bajo el estandarte de lo que llama la bandera judía.
La genialidad de la colonización es que te obliga a ti, como víctima, como sujeto de la represión, a ser cuidadoso y estar muy pendiente de los detalles y ser preciso y amable en medio de tu sufrimiento. Y esto es algo que para alguna gente resulta imposible, no todo el mundo tiene esa capacidad. Del otro lado, esto supone desviar la atención de la colonización propiamente dicha a la estética de la colonización, del lenguaje del que se la rodea.
La genialidad de la colonización es que te obliga a ti, como víctima, como sujeto de la represión, a ser cuidadoso y estar muy pendiente de los detalles y ser preciso y amable en medio de tu sufrimiento
Dice que este continuo medirse en la expresión tiene un coste psicológico...
Es como si tuvieses un policía en la cabeza que te dice todo el rato que te tienes que autocensurar.
En ese sentido, habla de su rechazo a “humanizar” las historias de los testigos a los que da voz para hacerlos más digeribles para la audiencia occidental.
Puede parecer sensacionalista afirmar que rechazo esa “humanización”, pero definámosla: se trata de comunicar al espectador o lector que la persona es un ser humano. Pero lo que pasa en la práctica, la mayoría de las veces, es justo lo contrario. Lo que hacemos al humanizar es comunicarle a tu lector que el sujeto palestino es como tu lector. Que cumple el estándar de civismo etnocéntrico europeo y estadounidense.
Tiene que ser alguien excepcional, como una feminista, un neurocientífico. De modo que si fuese gente que mostrase odio o se revelase ignorante, no serían humanos, cuando la humanidad es un espectro amplio en el que cabe tanto la bondad como la maldad. Reducimos el significado de la humanidad y expulsamos a quienes no encajan en esa definición. Los apartamos de la humanidad.
Lo que yo y muchos otros que venimos de comunidades marginalizadas pretendemos es manifestar que no importa quién es la víctima de la violencia. No importa que la víctima de violencia sexual estuviese tapada o vistiese con poca ropa, que el negro de EEUU víctima de brutalidad policial se mostrase agresivo. El problema es el delito; el malo es el criminal. Es muy simple, pero siempre caemos en estas trampas.
Cuando habla de Occidente, ¿a quién se refiere exactamente? ¿Cree que hay diferencias en las posturas entre países?
En el libro menciono de broma que es difícil definir qué es Occidente hoy en día. Sí pienso en EEUU y Reino Unido o Alemania, pero también en Emiratos Árabes Unidos y algún otro país que no debo nombrar. No hablo en el sentido histórico. Hay matices con respecto a España, Italia, Irlanda y otros países de los que quizás me olvide. Está claro que mi umbral es alto: creo que todos deberían cortar relaciones diplomáticas y comerciales con Israel. Pero sí hay diferencias. Es difícil definir hoy a Oriente y Occidente. Todos están encamados con todos.
Señala que los argumentarios de la propaganda israelí le resultan cada vez más ridículos y que la forma de abordarlos es el humor...
La psicología, la filosofía o la ciencia del comportamiento nos dicen que el lenguaje corporal, el tono de la voz o las expresiones faciales son a menudo más convincentes que lo que se esté diciendo. Así que cuando te acusan de algo, digamos que de antisemitismo, por ejemplo, te acorralan y te pones a la defensiva y hablas entrecortadamente, le vas a parecer culpable a quien te esté viendo. Da igual que seas inocente; a la gente no la persuaden la lógica y la verdad, sino el poder. No a toda, al menos.
Te acusan falsamente para distraer la atención del foco de la ocupación y el genocidio, y no hay que mostrar respeto por esa acusación. Hay que tomársela a la ligera, no darle peso: reírte de ella. Ridiculizarla para que quienes te vean se den cuenta de que no hay un tabú, que la acusación en sí no es sagrada, sino que se desacredita con mucha facilidad.
Esto se ve en la política estadounidense. El AIPAC [Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos - Israel, el más potente del lobby israelí] recibe cada vez más críticas y hay mucha gente que dice que no apoyará a candidatos del partido demócrata que reciban dinero de ellos. Sin embargo, cada vez que un periodista pregunta por esto a un político, este se ríe o lo niega, o dice que el asunto es absurdo. Lo que le dicen a los espectadores es que no es una cuestión importante. Son tácticas psicológicas de sobra conocidas, a las que debemos darles la vuelta a nuestro favor.
¿Puede poner un ejemplo?
Hubo un hospital en Reino Unido que expuso unas cerámicas de niños gazatíes por los pasillos y un lobby de abogados israelíes amenazó con denunciar al centro porque los pacientes judíos se sentían “inseguros” por verlos. Y en vez de desdeñar esa chorrada, el hospital cedió y retiró las obras. Así que unas flores en un plato de cerámica se convirtieron en un arma destructiva.
Hacia el final indica que Israel percibe como genocida incluso que los palestinos imaginen un futuro tras el conflicto, porque en cierto modo sería un futuro “después de Israel”.
Sí, es una proyección psicológica. Son ellos los que han cometido el genocidio y quienes tienen una identidad nacional construida en torno al genocidio. Así es como entienden la supervivencia. Su solución al genocidio ha sido infligírselo a los palestinos, primero de forma gradual y luego, 70 años después, en toda su extensión. Así que es lógico que se planteen que nuestra libertad y dignidad pase por su fin. Pero eso es algo con lo que deben lidiar ellos.
Tampoco pasa nada porque se les ponga de frente ante la realidad. Estamos hablando de un Estado con armas nucleares, el único de Oriente Medio. Con uno de los ejércitos más poderosos, con apoyos diplomáticos en todo el mundo; es el mayor receptor de ayuda militar estadounidense de la historia. Y a pesar de ello fingen o, incluso, realmente sienten que están en peligro constante y perpetuo. No es una perspectiva mentalmente sana y es la que causa esta permanente actitud guerrera. Pueden justificar cualquier atrocidad diciendo que lo hacen para sobrevivir, cuando en realidad no corren peligro alguno de desaparecer.
En estas circunstancias, ¿ve alguna posibilidad de convivencia en el futuro? ¿Cree en la solución de los dos Estados o en un solo Estado aconfesional?
La solución de los dos Estados es imposible de ejecutar. Es una broma, ya desde los acuerdos de Oslo [de los años 90 del siglo XX]. Los palestinos de izquierdas hace tiempo que insistimos en que queremos un único Estado. Pero si pienso en el futuro, pienso más en el mundo en su conjunto. El fascismo se está haciendo con el mundo. Va ganando la derecha, la política reaccionaria. La liberación de Palestina, si se lleva a cabo como se debe, provocará una reacción en cadena, pues gran parte de la clase dirigente del mundo está implicada en este pequeño puesto de avanzada colonial en Oriente Medio.
Creo que [Palestina e Israel] somos dos naciones con profundos traumas infligidos mutuamente. Sin duda, sostengo que ellos son los responsables, pues son los colonizadores, pero no se puede negar que hay un componente psicológico. No querría convivir con la gente que ha masacrado a mi familia, ni creo que ellos quieran coexistir con nosotros, porque son muy racistas. Se puede ser cínico y decir que el conflicto será eterno, pero no lo creo. Me parece que se irá resolviendo. Los que no están dispuestos a aceptar que haya paz y dignidad y respeto por los derechos humanos se acabarán marchando, como pasó en Argelia o en Sudáfrica.
Cada vez son más los israelíes que se están marchando...
Sí, ha sido interesante ver eso... No soy un iluso ni un fantasioso ni sé cuándo pasará, pero sí creo que es posible que todos tengamos dignidad y se respeten los derechos humanos y que a los criminales se los castigue.
Cuenta en el libro que le ha costado encontrarle un sentido a seguir dedicándose al arte en medio de la destrucción.
Sí. Ver niños desmembrados a diario y saber que ninguna nación, en términos generales, haya decidido actuar es significativo. Empiezas a pensar en si tus palabras valen de algo. Pero hay que pensar en que esas palabras forman parte de un ecosistema en el que participan múltiples frentes de resistencia y que la literatura y el arte es uno de ellos.
El truco consiste en crear una literatura que amplíe el alcance de los temas sobre los que se puede hablar. Ya es hora de que el pensamiento palestino dominante vaya un poco más allá, sea un poco más atrevido, porque nos lo hemos ganado. Con todas las atrocidades que nos han infligido en los dos últimos años, no creo que ser más explícitos o atrevidos vaya a resultar ofensivo. Ese es mi objetivo y me parece bastante humilde. Pero ha resultado extremadamente difícil.
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