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Actualizado: hace 3 horas 7 seg

Elx per la Pau se concentra contra todas las guerras en el Raval

26 April, 2024 - 00:00

Tortuga.

Como cada 24 de mes, convocadas por la plataforma Elx per la Pau, algo más de cincuenta personas se concentraron en Elx para pedir la Paz en Palestina, en Ucrania y en todos esos países del mundo que sufren terribles guerras de las cuales sabemos poco o nada por no aparecer en los noticiarios.

En esta ocasión, el acto tuvo lugar en el emblemático espacio de la Plaça del Raval. Con esta iniciativa, la plataforma Elx per la Pau trata de llevar esta protesta pacífica a diversos puntos de la ciudad.

Como cada mes, hubo mesa informativa en la que quien lo deseó pudo eurscribir cartas por la Paz remitidas a diferentes destinos, se leyeron manifiestos por la Paz en Palestina y Ucrania, y se recordó una de esas guerras silenciadas, en este caso la de Burkina Faso.

Contamos con la presencia del colectivo de Ayuda a Personas Refugiadas de Elche, que leyeron un manifiesto contra el Pacto Europeo de Inmigración.

Numerosas personas presentes aportaron la lectura de textos y poemas.

Se repartió el boletín con los manifiestos mensuales y otras noticias, que podéis descargar aquí en formato cuardernillo:

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Ciudades devastadas

25 April, 2024 - 00:00

Categorías: Tortuga Antimilitar

Los pecados de la Comisión: Cómo Europa se vio abocada a apoyar los crímenes de guerra de Israel en Gaza

25 April, 2024 - 00:00

Clare Daly

Durante la mañana del sábado 8 de octubre, al conocerse los atentados cometidos en el sur de Israel, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, hizo una declaración en X:

“Condeno rotundamente el atentado llevado a cabo por los terroristas de Hamás contra Israel. Se trata de terrorismo en su forma más despreciable. Israel tiene derecho a defenderse de unos ataques tan atroces”.

Ursula von der Leyen repitió este mensaje a lo largo del día, también en un acto en Burdeos, donde declaró que “L'UE se tient aux côtés d'Israël” (“La UE está con Israel”), y en otro tuit, en el que reiteraba que “Israel tiene derecho a la autodefensa” y afirmaba que “la UE... apoya a Israel hoy y en las próximas semanas”.

Sus declaraciones fueron desacertadas por varios motivos. Para empezar, tergiversó la ley. Israel –como cualquier Estado soberano–, según la legislación internacional, tiene derecho a la autodefensa con arreglo al artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. Sin embargo, tal y como confirmó el Tribunal Internacional de Justicia en 2004, ese derecho únicamente se aplica a los ataques armados de un Estado contra otro Estado (1). Gaza no es un Estado soberano, sino un territorio ocupado por Israel. De ello se deduce que Israel no puede invocar el artículo 51 en respuesta a un ataque por parte de grupos armados en Gaza. El derecho de legítima defensa de Israel simplemente no se aplica a los sucesos del 7 de octubre.

Esto no significa que Israel no tenga derecho por ley a garantizar su seguridad interna o la seguridad de su población, por ejemplo, mediante una respuesta policial. Pero Israel siempre invoca el “derecho a la autodefensa” porque es una propaganda eficaz. Se considera inaceptable que un Estado responda a un problema de seguridad interna como hace siempre Israel, que es desplegando sus fuerzas armadas sobre una población civil de cuyo bienestar es responsable. Sin embargo, si Israel puede engañar a la opinión pública internacional para que considere que esta situación es una guerra convencional y no el mantenimiento del orden de una ocupación, entonces su embestida parecerá menos fuera de lugar y se rebajarán los estándares a los que se somete a Israel. Al repetir como un loro esta mentira de la propaganda israelí, Von der Leyen apuntaló el falso discurso de la “guerra” que permitió lo que se avecinaba.

Desde un punto de vista moral, las declaraciones de Von der Leyen eran claramente execrables. Cualquiera que conozca la historia de la ocupación israelí sabía lo que Israel iba a hacer la mañana del 7 de octubre. Cuando se encuentran con la violencia de un pueblo colonizado, las potencias coloniales suelen responder vengativa y desproporcionadamente. Llegan a la conclusión de que no es su propio terror y dominación colonial lo que ha provocado la violencia, sino que no ha habido suficiente de lo anterior. Ejercen la misma violencia sobre esa población pero multiplicada por diez. Se ensañan. Este patrón se repite a lo largo de la historia. Siempre que los ocupados contraatacan, los ocupantes, ebrios de poder y enfermos de ira, se cobran un terrible precio en sangre.

Israel no es ajeno a la tradición del sadismo colonial. Sus despiadados ataques militares contra Gaza nunca han cesado antes de que se haya alcanzado una proporción astronómica de víctimas palestinas e israelíes. En lo que se denomina el “conflicto entre Israel y Palestina”, entre 2005 y 2014, según cifras recogidas por la organización israelí de derechos humanos B'Tselem, murieron 23 palestinos por cada israelí. A pesar de las mentiras y más mentiras de los portavoces israelíes, estas campañas siempre han implicado ataques indiscriminados contra civiles, incuestionables para cualquier observador honesto, y que posteriormente y de forma independiente se ha confirmado que han supuesto una violación flagrante del derecho internacional.

Por tanto, Ursula von der Leyen no puede alegar de manera fehaciente que no sabía cómo iba a responder Israel. Cuando hizo sus declaraciones iniciales, podría haberse limitado a deplorar los ataques contra civiles, expresar su simpatía por las víctimas y hacer un llamamiento a la paz y la calma. En lugar de ello, anunció que la UE apoyaba a Israel “hoy y en las próximas semanas”, sin ninguna matización ni advertencia, sabiendo perfectamente lo que esas semanas traerían consigo. Ante la opinión pública respaldó, voluntaria e incondicionalmente, lo que sabía que sería una masacre de una magnitud sin precedentes en nombre de la Unión Europea (UE) y de sus 448 millones de ciudadanos.

Incluso ya al final de ese primer día, los acontecimientos habían demostrado la temeridad de su postura. Israel había tomado represalias con ataques aéreos sobre Gaza, que según el Ministerio de Sanidad de Gaza habían matado al menos a 230 palestinos y herido a 1.610. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió esa noche una “venganza poderosa” y que Israel “convertiría en ruinas” todos los lugares en los que “se esconde Hamás”, lo que en la jerga tradicional del Gobierno israelí significa la totalidad de Gaza. “Salid de allí ahora mismo”, advirtió a una población civil que no podía obedecer porque lleva dieciséis años allí prisionera de Israel, la mayor parte de ese tiempo bajo su mandato.

Nada de esto dio tregua a Ursula von der Leyen. Un minuto después de la medianoche, tuiteó una fotografía del edificio Berlaymont situado en la rotonda Schuman de Bruselas, la sede de la Comisión Europea donde tiene una vivienda privada en la decimotercera planta. En su lateral se proyectaba una imagen gigante de la bandera israelí. “Israel tiene derecho a defenderse, hoy y en los días venideros”, escribió Von der Leyen. “La Unión Europea está con Israel”. A lo largo del día siguiente, mientras Israel declaraba formalmente la guerra y aumentaba el número de víctimas mortales, continuaron los mensajes en el mismo sentido, en los que se manifestaba su “firme apoyo a Israel” y se mostraban edificios de la Comisión cubiertos con banderas israelíes. El domingo 8 por la tarde, cuando el número de muertos por los incesantes ataques aéreos israelíes en Gaza se acercaba a 413, Von der Leyen volvió a tuitear la imagen de Berlaymont y declaró: “Estamos con Israel”. (1)

Estas declaraciones de Von der Leyen no sólo carecían de fundamento jurídico y moral. También eran contrarias a los hechos. Para empezar, no se había consultado a los ciudadanos de la Unión Europea, que se representa a sí misma como un sistema democrático. Pronto dieron a conocer su opinión. En el plazo de una semana, había comenzado la sucesión más importante de movilizaciones a gran escala desde la guerra de Irak de 2003 en ciudades de toda Europa (a pesar de las prohibiciones preventivas a las muestras públicas de solidaridad con Palestina impuestas en muchos países). Contrariamente a las afirmaciones de Von der Leyen, era evidente que un gran número de europeos no “estaban con Israel” mientras bombardeaba un campo de prisioneros ocupado y asediado.

Por añadidura, las declaraciones de Von der Leyen se salieron de la política permanente de la UE respecto a Israel y Palestina. Ciertamente, la UE mantiene con Israel una de las colaboraciones más estrechas con un tercer país, basada supuestamente en “valores democráticos compartidos” y “el Estado de derecho”. El volumen total de comercio entre Israel y la UE ascendió a 46.800 millones de euros en 2022. En la década anterior a 2020, casi el 30% de las transferencias internacionales de armamento convencional a Israel procedían de Estados miembro de la UE, por valor de 4.100 millones de euros. Israel goza de un acceso privilegiado a la financiación de la UE para investigación, con 1.280 millones de euros de fondos públicos destinados a solicitantes israelíes, muchos de los cuales son universidades y empresas con puestos clave en la industria armamentística israelí.

La base jurídica de esta entrañable relación es el Acuerdo de Asociación de 1995 entre la UE e Israel. Aunque el “respeto de los derechos humanos y los principios democráticos” se estipula como base “esencial” del acuerdo, las atrocidades israelíes nunca han provocado su suspensión. Cuando Israel derriba centros educativos construidos con fondos de la UE, o cuando los programas de espionaje israelíes se ven implicados en escándalos políticos europeos, las facciones conservadoras proisraelíes de la política de la UE ponen trabas a fin de proteger a Israel de una auténtica rendición de cuentas. Los alemanes partidarios de Israel y la extrema derecha húngara promueven la desinformación y hacen campaña sin descanso para bloquear la ayuda europea a Palestina dentro del presupuesto de la UE. La UE se opone oficialmente a la expansión de los asentamientos israelíes, pero los amigos de Israel en Europa se aseguran de que nunca haya consecuencias materiales.

Objetivamente, la mayoría de la política de la UE es, por tanto, proisraelí. Sin embargo, al menos sobre el papel, la UE siempre se ha escondido tras una fachada liberal internacionalista. Aunque rara vez ha defendido los derechos de los palestinos, la UE ha intentado evitar un apoyo explícito, unilateral e incondicional a Israel. Practica la ambigüedad alardeando de ser el mayor donante internacional a los Territorios Ocupados –incluso cuando gran parte de esta ayuda en la práctica se duplica como subvención a la ocupación israelí–; abogando por una solución de dos Estados –aunque haciendo poco para conseguirla–; y profesando su compromiso de defender el derecho internacional –para quedarse de brazos cruzados mientras Israel lo incumple–. Sin embargo, las intervenciones de Von der Leyen no dan lugar a equívocos. Incluso en el plano retórico, ninguno de los compromisos tradicionales de la UE era compatible con el apoyo incondicional a Israel mientras perpetraba crímenes internacionales contra la población y el territorio que ocupaba.

La UE ha intentado evitar un apoyo explícito, unilateral e incondicional a Israel

En resumen, las afirmaciones de Ursula von der Leyen de que la UE apoyaba a Israel mientras atacaba a la población civil eran jurídicamente erróneas porque invocaban el derecho de Israel a la autodefensa aunque no fuera aplicable; moralmente erróneas porque autorizaban a Israel a cometer crímenes de guerra; y objetivamente erróneas porque muchos europeos se oponían al ataque militar de Israel, mientras que la política de la UE era incompatible con dar luz verde a la devastación de Gaza. Pero no se trata únicamente de que las declaraciones de Von der Leyen traslucieran desconocimiento de la situación y fueran terribles y destructivas, sino que además no estaba legitimada para hacerlas. No le correspondía a ella decir esas cosas.

Jugar a ser presidenta

Que lo que dijo Ursula von der Leyen estuvo fuera de lugar no es obvio para mucha gente. Así es como se sale con la suya, por lo que merece la pena explicarlo. Von der Leyen es “presidenta”, lo cual parece muy importante. También se la ve haciendo cosas presidenciales, como dar conferencias de prensa y viajar a zonas de guerra para posar para las fotos. Así que cuando esta persona aparentemente tan importante y visible se pone delante de las cámaras y dice que “la UE está con Israel”, muchos se fían de su palabra. Seguramente, razonan, a esta persona no se le permitiría hacer eso y las cámaras no estarían grabando si ella no estuviera al mando. Aunque discrepemos radicalmente de sus declaraciones en nombre de la UE, debemos suponer que ejerce la función de una autoridad democrática legítima cuando las hace. ¿No es así?

Pues no. Von der Leyen no tiene ninguna autoridad para hablar en nombre de la UE sobre asuntos exteriores. La prensa internacional, aficionada a la taquigrafía y desinteresada por el funcionamiento interno de la UE, ha adquirido la costumbre de tratarla como a una homóloga del presidente de Estados Unidos: la titular del “puesto más alto de la UE”. Pero esto es falso. En la UE mandan los veintisiete Estados miembro. Toman las decisiones colectivamente en un órgano llamado Consejo. A la Comisión, dirigida por Von der Leyen, se le delegan ciertas competencias en determinados ámbitos políticos. La política exterior no es una de ellas. Cada Estado miembro lleva a cabo su propia política exterior. Cuando lo desean, los Estados miembro se reúnen en el Consejo y negocian por consenso una “posición común”, en la que cada Estado miembro tiene poder de veto. Así se hace la política exterior de la UE. La presidenta de la Comisión no pinta nada.

Después del 7 de octubre el Consejo veía las cosas de otro color. El funcionario de la UE responsable de expresar la política exterior común del Consejo –es decir, la posición oficial de la UE– es el alto representante para Asuntos Exteriores Josep Borrell, socialdemócrata español. Desde el principio, sus pronunciamientos fueron más comedidos que los de Von der Leyen. El 7 de octubre, conforme a una declaración acordada entre los Estados miembro y publicada en el sitio web oficial del Consejo esa misma mañana, Borrell tuiteó que la UE deploraba la pérdida de vidas y recordaba “la importancia de trabajar por una paz duradera y sostenible”. Esta declaración era sin duda un esfuerzo por cuadrar el círculo entre la política tradicional de la UE, la línea dura que surgía de Washington, los Estados miembro proisraelíes como Alemania y Chequia, y los Estados miembro que defendían los derechos palestinos como Irlanda, España y Eslovenia. El Consejo se mostró “solidario con” Israel, en lugar de apoyar a Israel. En nombre de la UE, Borrell matizó el “derecho de Israel a defenderse” con la crítica advertencia “conforme al derecho internacional”.

Esto significaba que, a medida que los cadáveres se amontonaban en Gaza, en la UE no había una sino dos políticas exteriores sobre la crisis existente. Una legítima, que procedía del Consejo, intentaba lograr una cierta apariencia de equilibrio y reconocía las obligaciones vinculantes impuestas por el derecho internacional a todas las partes. Entretanto, una posición independiente, formulada sobre la marcha por alguien que se hacía pasar por la líder de la UE, apoyaba inequívocamente a Israel y no ponía ningún tipo de restricción a su conducta. Von der Leyen conocía la posición del Consejo, y si siguió proclamando el apoyo incondicional de la UE a Israel a pesar de todo, no fue por casualidad. De forma deliberada estaba señalando una línea diferente a la prensa, al público y al mundo, y desafiaba al Consejo a que la detuviera. Fue la incapacidad del Consejo para reafirmar su autoridad, su incapacidad para reprender siquiera verbalmente la usurpación de funciones por parte de Von der Leyen, lo que envalentonó a esta y a otras figuras de la política de la UE para seguir presionando y echar aún más leña al infierno de Gaza.

El lunes 9 de octubre, la “guerra” de Israel entró en una nueva fase. Mientras los portavoces seguían alimentando a los medios de comunicación occidentales con los mensajes habituales de que Israel hacía todo lo posible por evitar daños a civiles, estos se vieron desautorizados por un torrente de declaraciones genocidas por parte de políticos israelíes. “¡Nakba para el enemigo ya!”, tuiteó Ariel Kallner, diputado del Likud en el Parlamento israelí. “La guerra no es contra Hamás, sino contra el Estado de Gaza”, dijo May Golan, ministro del Gobierno. “Borrad Gaza”, exigió el vicepresidente del Parlamento, Nissim Vaturi. “¡Nada podrá satisfacernos más!”. Dijeran lo que dijeran los propagandistas, el castigo a todos los gazatíes por las acciones de unos pocos era evidentemente la posición predominante en Israel. Y pasó a ser la política militar manifiesta. El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, anunció que había ordenado “un asedio total a la Franja de Gaza”, una estrategia explícita de castigo colectivo. “No habrá electricidad, ni alimentos, ni agua, ni combustible, todo está cerrado”, dijo. “Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia”.

A partir de ese momento, durante las semanas de masacre posteriores, una población de dos millones de personas, confinada y sometida a incesantes bombardeos desde el aire, se enfrentaría también a la inanición, la deshidratación y la privación de electricidad para instalaciones esenciales como los hospitales. Esta política fue condenada por las organizaciones internacionales como crimen de guerra. Ya era hora de que la UE rectificara, se distanciara de Israel y exigiera que se respetara el derecho internacional. En lugar de ello, entró en escena un aliado clave de Von der Leyen, el comisario húngaro Oliver Varhelyi, de extrema derecha y manifiestamente proisraelí, que aprovechó la oportunidad para hacer algo que llevaba años intentando: cancelar la ayuda de la UE a Palestina. “La escala de terror y brutalidad contra #Israel y su pueblo es un punto de inflexión (...). No se puede seguir como hasta ahora”, tuiteó mientras anunciaba una “revisión” de la ayuda al desarrollo que ofrece la UE a Palestina por valor de 691 millones de euros. “Se suspenden todos los pagos inmediatamente”, dijo, sugiriendo que incluso la ayuda humanitaria estaba bloqueada.

Esta decisión habría sido atroz en cualquier contexto. Pero tras la imposición por parte de Israel de un asedio ilegal ese mismo día, fue absolutamente diabólica. Gran parte de la ayuda de la UE se destina a la Autoridad Palestina, que gobierna en Cisjordania, no en Gaza. Al declarar la congelación de la ayuda incluso a esta administración palestina rival, que no tenía presencia en el campo de batalla ni estaba implicada en el ataque del 7 de octubre, Varhelyi comprometía a la UE con una verdadera política extremista de castigo colectivo. El anuncio fue inmediatamente condenado por la sociedad civil internacional y suscitó la preocupación de la Secretaría de las Naciones Unidas. En este punto, por fin, el Consejo encontró su voz. “No hay base legal para una decisión unilateral de este tipo por parte de un comisario individual”, informó a la prensa el Ministerio irlandés de Asuntos Exteriores. “No apoyamos la suspensión de la ayuda”. Otras capitales, así como el propio Borrell, hicieron declaraciones similares. En cuestión de horas, la Comisión se vio obligada a dar marcha atrás. Se procedería a una revisión, dijo la Comisión, pero no habría suspensión de pagos. Varhelyi había actuado solo, concluyó la prensa.

Al día siguiente, martes 10 de octubre, en una reunión de urgencia del Consejo, una “abrumadora mayoría de ministros” afirmó que “los fondos de la UE no deben suspenderse”. La declaración del Consejo también pedía “la protección de los civiles”, “que se permita el acceso de alimentos, agua y medicinas a Gaza” y volvía a matizar el “derecho a la autodefensa” de Israel con la necesidad del “pleno respeto del derecho internacional humanitario”. Una vez más, sin embargo, el Consejo no reprendió directamente a Von der Leyen ni su política exterior paralela. El Consejo había reprendido a Varhelyi, pero como comisario húngaro pertenenciente al partido del malo de la película favorito de la Europa liberal, el primer ministro Viktor Orbán era un blanco fácil. Habitualmente consentido por Von der Leyen y eximido de la posibilidad de hacerle rendir cuentas, no era más que un síntoma. El origen de la podredumbre era la propia presidenta de la Comisión. Al señalarlo, el Consejo le entregó a Von der Leyen un chivo expiatorio y un cheque en blanco para todo lo que ocurrió inmediatamente después.

En ese momento, la cifra de palestinos muertos por los indiscriminados bombardeos israelíes se acercaba a los 900 y había más de un cuarto de millón de desplazados internos. Ese mismo día, el coordinador israelí de la ayuda humanitaria en Gaza dijo en un vídeo publicado en Internet: “A las bestias humanas se las trata como corresponde”. “No hay electricidad, no hay agua, sólo daños. Queríais el infierno, tendréis el infierno”. Sky News informó de que un portavoz de defensa israelí había prometido que “Gaza acabará convirtiéndose en una ciudad de tiendas de campaña. No habrá edificios”.

La opinión pública mundial tenía cada vez más claro que Israel estaba inmerso en un frenesí genocida. Una avalancha de mensajes, imágenes y vídeos en Internet de gazatíes de a pie estaba proporcionando a la opinión pública mundial una ventana sin precedentes a la realidad del asalto israelí. A pesar de los esfuerzos de la propaganda israelí por deshumanizar a las víctimas, y a pesar de la cobertura selectiva y sesgada de los medios de comunicación tradicionales, la concienciación en Europa y América aumentaba descomunalmente, y pronto desembocaría en manifestaciones multitudinarias a favor de un alto el fuego. Si la Unión Europea hubiera aprovechado este momento para aclarar su postura y hubiera puesto en vereda a la Comisión y eliminado la ambigüedad respecto a su posición oficial, su prestigio ante la opinión mundial podría haber sido salvable. La UE podría haberse distanciado retóricamente de la matanza de Israel sin hacer nada para oponerse a ella; este paso mínimo le habría evitado a la UE una inmensa pérdida de reputación. La UE incluso podría haber hecho lo correcto y haber empleado todos los instrumentos diplomáticos y legales a su disposición para presionar a Israel en favor de un alto el fuego. Nada de esto ocurrió y, ante esta ausencia, Von der Leyen siguió dirigiendo su política exterior a través de las relaciones públicas. Al final de la semana, a ella y a sus aliados se les había permitido plantar la bandera de la UE en el centro mismo del genocidio que estaba teniendo lugar en Gaza. Millones de ciudadanos contemplaron horrorizados cómo la vacuidad de los compromisos de la UE con los derechos humanos y el derecho internacional quedaba expuesta de forma definitiva e irreversible.

Un “momento solemne”

En la tarde del miércoles 11 de octubre se escenificó un “momento solemne de solidaridad con las víctimas de los atentados terroristas en Israel” en la escalinata del edificio del Parlamento Europeo en Bruselas. Este espectáculo mediático fue organizado por la colega de Von der Leyen en el Partido Popular Europeo de centroderecha, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola. Flanqueada por Von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el embajador israelí ante la UE, Haim Regev, Metsola se situó frente a una hilera de banderas de la UE e Israel y, ante una multitud de unos cientos de personas, pronunció un discurso en el que condenó a Hamás por terrorismo y expresó su solidaridad exclusivamente por las víctimas israelíes. Mientras declaraba que “no es momento de ‘y tú más'” –es decir, de mencionar o reconocer a las víctimas palestinas mientras siguen cayendo bombas–, Metsola se dirigió al representante oficial del Estado que estaba cometiendo crímenes de guerra en la Franja de Gaza y le agradeció su presencia. “Esto es Europa”, dijo. “¡Estamos con vosotros!”. A continuación se le pidió a la multitud que guardara un minuto de silencio por las víctimas israelíes, tras lo cual sonó una interpretación del himno nacional de Israel, seguida del Himno a la alegría de Beethoven, himno oficial de la UE. Al difundirse la noticia en la prensa, Von der Leyen y Metsola publicaron fotografías en las redes sociales. “Europa está con Israel y su pueblo”, tuiteó Metsola.

Este acto fue un insulto orquestado a los palestinos de todo el mundo. Mientras Israel demolía una manzana de edificios de viviendas tras otra en Gaza, hicieron parecer que la UE únicamente era consciente de la humanidad de los civiles israelíes; como si los ojos europeos no vieran a los palestinos salvo como “terroristas”. El acto también dio la impresión de que no sólo se trataba de la postura de la Comisión Europea, sino también del Parlamento Europeo. El problema era que el Parlamento Europeo todavía no había adoptado una posición porque no se había reunido. No habría sesión hasta la semana siguiente, en la que se decidiría formalmente una posición. Pero eso ya no importaba. Pocas personas siguen las sesiones plenarias del Parlamento Europeo o leen sus resoluciones. El procedimiento democrático se había cortocircuitado. Metsola y Von der Leyen habían creado una imagen que decía más que mil palabras. Era la imagen que perduraría.

Mi colega parlamentario Mick Wallace y yo nos habíamos puesto en contacto con Metsola con antelación para prevenirla contra una presentación unilateral e instarla a que se asegurara de que en el acto se llorara a todas las víctimas civiles inocentes, tanto palestinas como israelíes. Se hizo caso omiso de esta petición hasta después de la celebración del acto. Otros parlamentarios europeos se pusieron en contacto con nosotros en privado y expresaron su acuerdo con nuestra preocupación, pero guardaron silencio en público. El clima de la política de la UE era tal tras el 7 de octubre que a los eurodiputados les aterrorizaba expresar cualquier objeción. La presencia del presidente del Consejo, Charles Michel, en la sesión fotográfica de Metsola probablemente se explica de forma similar. El acto, organizado al margen de cualquier procedimiento habitual, equivalía a un chantaje moral; las invitaciones enviadas en realidad eran ultimátums. Muchos decidieron dejarse llevar antes que arriesgarse a tener que explicar su ausencia a posteriori. Así fue como las instituciones y los partidos de la UE se vieron empujados por una facción radical de políticos proisraelíes a una actuación propagandística que eclipsó la postura oficial de la UE y de la que posteriormente sería difícil retractarse.

“Hamás es el único responsable”

El “momento solemne” fue una puesta de escena magnífica, pero Von der Leyen y Metsola tenían planeado un final aún más espectacular para el viernes 13, a finales de esa semana. Esa mañana, el número de muertos en Gaza ascendía a 1.500, entre ellos unos 500 niños, y otras 6.600 personas habían resultado heridas. Se habían lanzado 6.000 bombas, que destruyeron 752 edificios con 2.835 viviendas. Más de 423.000 personas se habían visto obligadas a abandonar sus hogares. Pero Israel no había hecho más que empezar. El ejército israelí dio una orden a los 1,1 millones de palestinos que vivían en la mitad norte de Gaza. Les dieron 24 horas para trasladarse, en masa, a la mitad sur de la Franja. Se preveía una invasión terrestre. La orden de evacuación fue condenada inmediatamente por organizaciones humanitarias y de derechos humanos. La ONU instó a que se anulara la directiva, ya que no podía obedecerse “sin consecuencias humanitarias devastadoras”. Decenas de miles de gazatíes empezaron a desplazarse; decenas murieron por los ataques aéreos israelíes mientras huían.

Mientras el ejército israelí intensificaba su asalto, acompañado de una declaración tras otra de intenciones genocidas por parte de la clase política israelí, Israel debería haber sido el último lugar en el que cualquier dirigente de la UE quisiera ser visto. Sin embargo, esa misma tarde, las presidentas Metsola y Von der Leyen decidieron aterrizar en Tel Aviv y meterse de pleno en situación participando en una visita propagandística a los lugares de los atentados del 7 de octubre. Ataviadas con chalecos antibalas, se colocaron torpemente entre una multitud de hombres mientras miraban fuera de cámara y expresaban su horror por los acontecimientos que habían tenido lugar una semana antes, pero sin hacer comentario alguno sobre la catástrofe que estaba teniendo lugar incluso mientras hablaban. Esa noche, ambas hicieron una declaración conjunta con el presidente israelí, Isaac Herzog, el cual repasó la habitual lista de mentiras israelíes sobre “escudos humanos” y palestinos que volaban sus propias infraestructuras, antes de que Metsola le reafirmara: “Estamos con vosotros”. Por separado, en una declaración conjunta con Netanyahu, Von der Leyen describió los ataques del 7 de octubre como “actos de guerra” y manifestó no sólo el derecho incondicional de Israel, sino también su “deber” de “defenderse”, al tiempo que le eximía de cualquier responsabilidad por las consecuencias: “Hamás es el único responsable de lo que está ocurriendo”.

Esto distaba mucho de la condición del Consejo de proceder “conforme al derecho internacional humanitario”. Llegados a este punto, la mejor manera de describir el comportamiento de Von der Leyen era como diplomacia no autorizada. Las alarmas sonaron con retraso en Bruselas. Por fin, algunos altos funcionarios empezaron a declarar de forma anónima contra Von der Leyen. El Financial Times informó sobre la preocupación de que “pudiera parecer que Von der Leyen respalda acciones militares que causarán un gran número de víctimas civiles y que rápidamente serán calificadas de crímenes de guerra”. Un alto diplomático declaró al periódico que “podríamos estar a punto de asistir a una limpieza étnica en masa”. Otro expresó su temor de que la UE “pague un alto precio en el hemisferio Sur a causa de este conflicto”.

Insuficiente y tarde. Seguía sin haber una amonestación institucional explícita. El Consejo estaba desorganizado: como los Estados miembro proisraelíes no estaban dispuestos a reprender a Von der Leyen, no había perspectivas de una declaración conjunta acordada por unanimidad en la que se le llamara directamente la atención. El resultado fue que Von der Leyen se salió con la suya. No importaba cuál fuera la posición formal del Consejo. Era invisible. Se eliminó cualquier esperanza de que la UE actuara como freno a Israel. Para cuando las instituciones pudieron desarrollar una posición a través de los procedimientos adecuados, se había creado un clima político que hacía inapropiado dar marcha atrás en las posiciones a las que Von der Leyen ya se había comprometido. Llegados a este punto, la cobardía política hizo acto de presencia y la inercia institucional hizo el resto: la UE continuó por un camino sin retorno y, semana tras semana, fracasaba a la hora de pedir un alto el fuego permanente, en contra de los deseos de muchos ciudadanos europeos. A 30 de noviembre Israel había matado al menos a 15.000 personas en Gaza y muchos miles más habían quedado sepultados bajo los escombros. Von der Leyen se salió con la suya. Consiguió que la Unión Europea apoyara incondicionalmente a un gobierno de extrema derecha en Israel en el momento exacto en que se embarcaba en una campaña de terror genocida contra una población civil indefensa.

Una “líder” que nadie pidió

Esto no sólo va en contra de la legislación de la UE. También es una afrenta a cualquier noción de democracia de la UE. La razón por la que la Comisión no tiene el poder de hacer política exterior es que los gobiernos de los Estados miembro son elegidos democráticamente. El presidente de la Comisión no. Se nombra para un mandato de cinco años por decisión colectiva de los Estados miembro y se confirma en el Parlamento. Ningún ciudadano ha votado a la presidenta Von der Leyen. Que intente dictar la política exterior de la UE es como si el secretario de Comercio de EEUU intentara pasar por encima de la Casa Blanca en una cuestión de seguridad nacional.

De hecho, incluso el nombramiento de Von der Leyen olía mal. Durante algunos años, como un espaldarazo a la democracia, ha habido un acuerdo informal de que el Consejo debía elegir al jefe del partido más grande del Parlamento. Sin embargo, tras las elecciones europeas de 2019, el “principal candidato”, Manfred Weber, fue bloqueado por Viktor Orbán y el resto de los Cuatro de Visegrado. También lo fue la segunda opción, el socialdemócrata holandés Frans Timmermans. Tras varias rondas de tira y afloja, se encontró una alternativa que Orbán y compañía apoyarían: una ministra de Defensa alemana de centroderecha, desconocida para el resto de Europa, y que en su día fue propuesta como sucesora de la canciller Angela Merkel antes de que su ministerio se viera envuelto en un escándalo por el que muchos de sus compañeros de partido querían expulsarla de la política alemana. Así es como Ursula von der Leyen acabó siendo presidenta de la Comisión Europea.

Una vez instalada en el cargo, Von der Leyen rápidamente consolidó su poder centralizando el control en un pequeño equipo. Inició su mandato en 2019 anunciando que dirigiría la primera “Comisión geopolítica”. Empleó una hábil maquinaria de relaciones públicas y un agudo sentido del teatro político para presentarse como la líder de la UE. Para ello ha contado con la ayuda de la Administración de Biden, que ha recompensado su sólido atlantismo tratándola como homóloga e interlocutora privilegiada. Reforzada así su posición, ha desarrollado el hábito de traspasar las prerrogativas de política exterior del Consejo, a menudo en beneficio de los intereses estadounidenses. Ha explotado sin piedad la invasión rusa de Ucrania para darse a conocer realizando visitas rutinarias a Kiev para fotografiarse con el presidente Volodímir Zelenski, motivo por el cual The New York Times la proclamó “inesperada líder en tiempos de guerra”. En 2023 firmó unilateralmente un pacto migratorio con Túnez en nombre de la UE sin el acuerdo de la mayoría de los Estados miembro, lo que provocó que estos expresaran su “incomprensión” ante su decisión. En otras ocasiones, sus intentos de usurpar las funciones del Consejo han sido contenidos, como al parecer ocurrió cuando el presidente francés, Emmanuel Macron, se adelantó a su intento de sabotear las relaciones de la UE con China y la invitó a la visita de Estado de Macron a Pekín, en la que a Von der Leyen se le asignó un papel secundario.

Sin embargo, un consenso entre veintisiete gobiernos para reprender este tipo de mal comportamiento tarda en materializarse y normalmente hay aversión a armar demasiado revuelo en la política de la UE por miedo a socavar la “unidad europea”. La mayoría de las veces, las artimañas de Von der Leyen son consentidas con asombrosa indulgencia por personas que deberían tener mejor criterio. En lugar de desenmascararla y obligarla a rendir cuentas, la prensa la recibe con los brazos abiertos y le permite que su papel sea “más presidencial”. En comparación con Washington, la política de la UE siempre ha sido prosaica. La prensa de Bruselas se esfuerza por hacer que los procedimientos bizantinos y el gran elenco de burócratas de la UE funcionen como un producto informativo. En la primera mujer que preside la Comisión –vestida con traje de chaqueta y pantalón, peinada a la perfección y muy influida por los clichés reaccionarios del feminismo liberal– han encontrado a una jefa protagonista con la que podrían trabajar. Por ello se le ha concedido todo el beneficio de la duda mientras se apropia descaradamente de funciones y responsabilidades que no le corresponden. Se informa de su abuso de poder como si no se tratara de una cuestión de principios legales, sino más bien de adivinar quién se supone que manda y el ganador se lleva el botín.

La lucha que tenemos por delante

Todo esto es sintomático de una crisis crónica del Estado de derecho y de la legitimidad democrática en la política europea. La ideología oficial de la política europea presenta a la UE como una figura histórica mundial de la democracia asediada por “regímenes autoritarios”. Sin embargo, cuanto más se asciende en la política europea, la toma de decisiones menos tiene que ver con las preferencias de la gente corriente y está más dominada por una forma escuálida de realpolitik. ¿Es esto lo que queremos? ¿Quieren los ciudadanos un sistema en el que una élite europea prepotente, nacida para gobernar, elevada al poder sin un solo voto, pueda irrumpir y anular las preferencias de los gobiernos elegidos? A juzgar por las protestas multitudinarias de las últimas semanas, no lo parece.

Para muchas personas las últimas semanas han supuesto un momento de claridad en forma de pesadilla. Nos enfrentamos a uno de los mayores y más visibles crímenes contra la humanidad que se recuerdan mientras ciudadanos de toda Europa y Occidente recorren las redes sociales y son testigos de las crueldades más inimaginables, incluso mientras sus líderes insisten robóticamente en que “debemos estar con Israel”. En 2009, durante la “Operación Plomo Fundido”, la UE pidió un alto el fuego. Hizo lo mismo en 2014, durante la “Operación Borde Protector”. Entonces, ¿por qué Europa ha vitoreado con tanto entusiasmo y descaro el actual asalto a Gaza?

Han intervenido muchos factores. La larga resaca ideológica de la “guerra contra el terror” en el discurso de seguridad europeo. La preparación de un guion propagandístico oficial de la UE para la guerra de Ucrania, todo ondear de banderas y eslóganes fatuos, del que se ha hecho un descuidado copia y pega para aplicarlo en una ocupación colonial en Palestina. La restauración de la hegemonía de Estados Unidos en Europa, a través de la OTAN, a raíz de esa guerra. La forma patológica y racista que la culpa por el Holocausto ha adoptado en Alemania, la mayor economía de Europa, que ha contribuido a una aceptación de la islamofobia y el antiarabismo entre las élites políticas y mediáticas, así como el apoyo incondicional, en todo el espectro político, al insólito dogmatismo en la política exterior de “Israel bien o mal”. Pero nada de esto lo explica del todo. Algo importante se está cociendo.

En los márgenes de nuestro orden mundial –en la anticipación del colapso climático y la creciente brutalidad de la política fronteriza occidental, en el bandazo global hacia el ultranacionalismo y la hoguera del derecho internacional– algo ha ido tomando forma y ahora se presenta ante el mundo. La máscara de la respetabilidad liberal está cayendo y la barbarie de la vieja Europa está volviendo a salir a la luz. A Israel se le ha asignado un papel en la vanguardia, el del ataque más grande a las normas y estándares que han existido desde la Segunda Guerra Mundial. Se están escribiendo las reglas de un mundo mucho más profundamente injusto y violento. En Gaza, y en la insensible indiferencia de la clase política europea ante su destino, vislumbramos la oscuridad que se avecina. Por eso es tan importante la emergencia de una conciencia de masas a partir de estos acontecimientos. Palestina es nuestro futuro. Su pueblo es el nuestro. Tenemos que luchar por ellos.

Notas

1. Legal Consequences of the Construction of a Wall in the Occupied Palestinian Territory, Opinión consultiva, Informes de la CIJ (2004), párr. 139.

Traducción de Paloma Farré.

Clare Daly es diputada en el Parlamento Europeo por la circunscripción de Dublin desde el año 2019, y forma parte del grupo de izquierda Independientes por el Cambio.

Este texto corresponde al decimotercer capítulo del libro Deluge. Gaza and Israel from Crisis to Cataclysm, editado por Jamie Stern-Weiner.

Autora:
Clare Daly

Fuente: https://ctxt.es/es/20240301/Politic...

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Los portaaviones son una ruina absoluta: La reparación del HMS Prince of Wales es el mejor ejemplo

25 April, 2024 - 00:00

Carlos Prego

Cuando a finales de 2019 se entregó a la Royal Navy, con regia ceremonia en Portsmouth incluida, se esperaba del portaaviones HMS Prince of Wales grandes y memorables hazañas que le granjeasen a su vez aún más grandes y memorables titulares. Tres años después los ha conseguido, aunque probablemente no con el cariz que esperaban sus responsables. Más que un motivo de orgullo, el también conocido como R09 empieza a convertirse en una molesta espinita clavada en el orgullo de la Royal Navy. Molesta y cara. Tremendamente cara.

A la abultada factura de la construcción del navío, previsible dadas sus dimensiones, se suma ahora otra menos esperada: sus reparaciones.

¿Qué es el HMS Prince of Wales? Una de las joyas de la Royal Navy, que lo presenta como "uno de los buques de guerra de superficie más potentes jamás construidos en Reino Unido". Sus dimensiones impresionan, desde luego. Su cubierta de vuelo mide 70 metros de ancho por 280 m de largo, lo que le permite embarcar 36 aviones F-35B y cuatro enormes helicópteros Merlin.

Su ficha se completa con 65.000 tn de desplazamiento, una maquinaria que le permite desplazarse 500 millas por día y capacidad para acumular víveres para 45 días y acoger 700 tripulantes, aunque puede llegar a 1.600 con aviones a bordo.
Buque

¿Y cuánto ha costado? El costo estimado de construcción rondó los 3.200 millones de libras, alrededor de 3.600 millones de euros. El flamante portaaviones se comisionó en diciembre de 2019, durante una populosa ceremonia celebrada en la Base Naval de Portsmouth a la que asistieron 2.000 personas y que estuvo presidida por el entonces Príncipe de Gales y la duquesa de Cornualles.

"Este día marca la culminación de más de una década de trabajo de la industria naval y marítima del país, que se ha unido al Ministerio de Defensa para construir este magnífico buque", celebraba el capitán al mando, Darren Houston.

¿Qué ha pasado con el navío? Que al menos durante sus primeros años su deriva no ha sido como probablemente se la imaginaban sus promotores allá por diciembre de 2019, cuando le dedicaban grandes halagos. A principios de 2021 The Telegraph ya advertía que en dos años el HMS Prince of Wales había permanecido en el mar solo 87 días, un tercio del tiempo operador por su hermano ,el HMS Queen Elizabeth, que entre 2019 y 2020 acumuló en el mar 231 jornadas.

No solo eso. Según el diario, el flamante portaaviones había sufrido fugas en dos ocasiones en cuestión de cinco meses: una en la sala de máquinas y otra en el área de tripulación. Durante uno de esos episodios hubo equipo eléctrico que permaneció bajo el agua durante 24 horas. El coste de reparación se estimaba entonces en 3,3 millones de libras y The Telegraph precisaba que se destinarían otros 2,2 millones a "trabajos de reparación" tanto en el Prince of Wales como el Queen Elizabeth para prevenir futuras fugas, lo que elevaba la factura a 5,5.

¿Se solucionaron los problemas? No es descabellado pensar que últimas noticias sobre el buque tampoco coinciden con lo que esperaba de él la cúpula de Royal Marine allá por las navidades de 2020. En agosto de 2022 el buque sufrió una nueva avería —en esta ocasión en el eje de una hélice— poco después de zarpar de la base naval de Portsmouth para participar en pruebas de vuelo con aviones F-35B Lightning frente a la costa estadounidense. Su objetivo era realizar ejercicios con la US Navy, el Cuerpo de Marines de EEUU y la Royal Canadian Navy.

Se esperaba que estuviera listo de nuevo para febrero de 2023. El planning de la marina se retrasó de nuevo hasta otoño de aquel año.

¿Es un caso único? El del HMS Prince of Wales es un caso especialmente sangrante por lo convulso y costoso que han resultado sus primeros años, pero lo cierto es que los portaaviones son navíos costosos, tanto en lo que se refiere a su fabricación como mantenimiento posterior. Aquí, en España, tenemos el ejemplo del buque polivalente de asalto anfibio Juan Carlos I. En noviembre el Gobierno daba su "OK" a un acuerdo marco para sustituir su sistema de propulsión, lo que en la práctica implica una importante reforma de 30 millones de euros.

Más allá España, en 2020 se avanzaban los planes de Francia para construir un nuevo portaaviones de propulsión que jubile al Charles de Gaulle con un coste que, según estimaba por entonces el diario Le Monde, podría ascender a 7.000 millones de euros. El objetivo pasaría por que sea un 41% mayor que su antecesor. Otro país que ha destinado una cantidad sustancial a un proyecto similar es EEUU: su nueva "joya", el USS Gerald R. Ford, que afronta sus pruebas finales para que pueda considerarse listo para el combate, ha costado 13.300 millones de dólares.

Fuente: https://www.xataka.com/transporte/l...

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Un caso recente de Obxección de Conciencia laboral a colaborar cos exércitos

24 April, 2024 - 00:00

Este mes de marzo, un compañeiro do Espazo Aberto Antimilitar, na súa labor de produtor de envases Metálicos (latas) nunha fábrica local, tiña para fabricar unhas latas Ro_100 para un cliente novo arxelino, cando desempaquetou o fardo de follalata observou que se trataba dunha litografía para o exército.

Detivo a produción e se dirixiu ao xefe de quenda (encargado) para explicarlle que era obxector de conciencia e non colabora cos exércitos, o tipo quedou un pouco descolocado pero díxolle que tiña que facer as latas, polo que procedeu a interpelar á Directora de RR.HH.

Ao explicarlle o problema, indicoulle que tiña que falar coa xefa de sección, que tras media hora de deliberación insistiu en que tiña que seguir coa produción, polo que ao noso compañeiro non lle quedou otra opción que deixar constancia na libreta dixital de producción indicando que o facía por imperativo legal.

Comentamos o caso co movemento antimilitarista do estado español, e as compañeiras de Desarma Tus Impuestos Castilla la Mancha e CGT Cuenca, botáronnos unha man, para elaborar un modelo de texto a entregar ás empresas nestes casos, para deixar constancia do noso rexeitamento a apoiar as guerras nos nosos centros de traballo, é importante desobedecer ás guerras, nos traballos, nos impostos, e en todos os aspectos das nosas vidas.

Este sería o texto:

Fuente: http://nonaogastomilitar.arkipelago...

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La otra guerra que también recordamos (y denunciamos) este mes: Burkina Faso

24 April, 2024 - 00:00

Este día 24 de abril se cumplen dos años y un mes del inicio de la guerra de Ucrania, hecho que nos convoca cada día 24 de mes para pedir el final de las acciones bélicas e instar a las partes enfrentadas a resolver sus diferencias mediante el diálogo.

No obstante, como bien sabemos, la de Ucrania y la de Palestina no son las únicas guerras que asolan a la humanidad. Queremos aprovechar estas convocatorias para recordar otros escenarios igualmente destructores de la vida y dignidad humana y la naturaleza, que no se suelen nombrar en los medios de comunicación.

Hoy vamos a hablar brevemente sobre la guerra de Burkina Faso.

Burkina Faso, antiguamente denominada Alto Volta, es un pequeño país africano situado al Sur de la región del Sahel. Como el resto de los países de esa zona que, más o menos, se corresponde con el desierto del Sáhara, padece los problemas heredados de la antigua colonización por parte de Francia: división inducida entre étnias y grupos religiosos, generación de élites locales al servicio de la potencia ocupante y expolio total de las materias primas y recursos. Aunque estos países son hoy repúblicas independientes, la problemática colonial persiste y la antigua potencia continúa expoliando recursos mediante sus empresas multinacionales y mantiene tropas estacionadas por toda la zona que forman parte activa de los conflictos bélicos que asolan la práctica totalidad de estos países.

Este problema regional, centrado en Burkina Faso se concreta en un largo conflicto bélico entre la insurgencia de base islamista y el gobierno central. El conflicto en su fase actual se inicia en 2015, después de que Blaise Compaoré, un presidente que había sido más benévolo con la población islámica que los antiguos ocupantes franceses, es derrocado. A partir de entonces, diversas facciones yihadistas vinculadas a Al Qaeda, Estado Islámico y de carácter local, a menudo en guerra entre ellas mismas, disputan el poder territorial a los diferentes gobiernos del país, que a día de hoy solo controlan un 60% del territorio nacional.

Esta guerra, como suele ocurrir en la zona, tiene una base de conflicto entre diversas étnias y otra de carácter religioso. De tal forma, los sucesivos gobiernos, normalmente encabezados por militares surgidos de golpes de estado, pertenecen a étnias del sur del país que no son de religión musulmana. Este tipo de enfrentamiento provoca crueles matanzas y limpiezas étnicas. Es corriente que los grupos insurgentes realicen atentados terroristas en las ciudades del sur del país, que ataquen aldeas realizando asesinatos en masa, violaciones y secuestros, que golpeen escuelas, hospitales, etc. En respuesta, el gobierno central, con el apoyo de las tropas francesas y, últimamente de la empresa rusa de mercenarios Wagner, que ha sustituido al contingente francés en la mayoría de los países del Sahel, así como de grupos paramilitares de autodefensa, también realiza matanzas indiscriminadas de población musulmana, especialmente de la étnia fulani, a quien se acusa de apoyar a los movimientos yihadistas y que, por ello, podría estar sufriendo un genocidio en Burkina Faso. Esta actuación gubernamental, a su vez, retroalimenta el conflicto y nutre de voluntarios las tropas insurgentes.

Es incalculable el número de muertes de esta guerra, de violaciones y de destrucción de propiedades e infraestructuras. Se calcula que unos dos millones de personas, más de un diez por ciento de la población del país, viven desplazadas de sus hogares.

En Burkina Faso, como en Ucrania y Palestina, y en todo el Sahel, es urgente el cese de toda acción bélica y el inicio de conversaciones que puedan lograr una paz permanente que dé paso a un amplio proceso de diálogo, en el que verdaderos representantes populares de todos los grupos étnicos y religiosos, sin ningún tipo de ingerencia extranjera, puedan decidir y diseñar el tipo de sociedad en que desean vivir.

Por un mundo sin guerras, con tolerancia, entendimiento, empatía y cooperación entre personas, pueblos, étnias, religiones y culturas. Con respeto al medio ambiente. Por un mundo en Paz.

Ver también:

Otras guerras que también recordamos: Guerras y conflictos de los que no suele hablarse en los informativos

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Muere un militar español mientras realizaba unas maniobras con fuego real en Polonia

23 April, 2024 - 00:00

Ver también:
Un tweet del Estado Mayor de la Defensa informa de maniobras de soldados españoles en Polonia para "estar preparados para combatir en Europa del Este"

Europa Press

Un cabo de la Comandancia General de Ceuta, identificado con las iniciales B. G. P. A. y de 43 años, ha fallecido este lunes en el transcurso de un ejercicio en Polonia, según ha informado el Ejército de Tierra en un comunicado.

El Ejército de Tierra ha detallado que se ha producido un accidente durante la ejecución de un tema táctico con fuego real en el campo de maniobras polaco Bemowo Piskie, en el transcurso del ejercicio 'Saber Strike', integrado en la maniobra 'Steadfast Defender 24', en el que participan diversas unidades de este cuerpo junto con otros países aliados.

El cabo era padre de dos hijas y natural de Ecuador. Había ingresado como soldado en el Ejército de Tierra en 2004, siendo su actual destino el Grupo de Regulares 54, en Ceuta. Tenía la Cruz de Bronce a la Constancia en el Servicio y la Medalla Conmemorativa de la Operación Balmis.

El Diario

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Miles de personas salen a las calles en decenas de ciudades del Estado español en solidaridad con Palestina

23 April, 2024 - 00:00

Miles de personas han inundado las calles de casi un centenar de localidades españolas en una contundente muestra de solidaridad con Palestina. Convocadas por la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (Rescop), estas manifestaciones tuvieron como objetivo principal exigir un alto el fuego inmediato en la región, así como instar al Gobierno español, liderado por Pedro Sánchez, a poner fin al comercio de armas y las relaciones con Israel.

En seis meses de ataques brutales e indiscriminados, que constituyen un genocidio claro e innegable Israel ha asesinado a más de 34.000 personas, la inmensa mayoría de ellas niños y mujeres, y ha dejado heridas a casi 80.000 palestinos y palestinas.

Desde Madrid hasta pequeñas localidades en diversos rincones de España, la voz de protesta resonó con fuerza, expresando el rechazo a la violencia perpetrada por Israel y reclamando justicia para el pueblo palestino. Con pancartas que clamaban consignas como “Israel asesina, Europa patrocina” y “No es una guerra, es un genocidio”, las y los manifestantes denunciaron la complicidad internacional en los crímenes contra la humanidad que se están cometiendo en Palestina.

La manifestación en la capital española, que partió desde Atocha, recorrió lugares donde se encuentran empresas señaladas por los convocantes por su colaboración y beneficio de la situación en Palestina. Héctor Grad, miembro de Rescop, destacó que esta convocatoria es también una respuesta colectiva ante la creciente represión contra los movimientos solidarios con Palestina. Se han manifestado unas 15.000 personas por la calles de Madrid.

“Exigimos la liberación de todos los presos y presas palestinas. Todavía hay 5.000 personas encarceladas sin cargoscontra ellos, incluso unos 500 niños pueblan las cárceles israelíes” ha dicho la portavoz del colectivo Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel (BDS Madrid).

En la protesta en Madrid, se escucharon voces contra la complicidad de Estados Unidos con el Gobierno israelí y el reciente paquete de ayuda de 26.400 millones de dólares a Israel aprobado por la Cámara de Representantes de EE.UU., calificándolo de apoyo al genocidio.

Además se señaló la hipocresía por la posible implementación de nuevas sanciones a Irán por parte de la Unión Europea, subrayando la falta de acción contra Netanyahu a lo largo de los últimos seis meses de conflicto.

Otras consignas clamaban por la suspensión de relaciones con Israel y el reconocimiento del Estado palestino.

Entre las demandas principales secundadas por la movilización está la exigencia al Gobierno español de “medidas concretas, inmediatas y eficaces contra el genocidio en la Franja de Gaza y la ocupación, el apartheid, la limpieza étnica y el colonialismo de asentamiento en Palestina”

Fuente: https://kaosenlared.net/miles-de-pe...

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Ja s'han celebrat les XI Jornades de Cultura Popular El Sarangollo

22 April, 2024 - 19:43

Ja s'ha celebrat l'onzena edició de les Jornades de Cultura Popular El Sarangollo, organitzades pel Grup Antimilitarista Tortuga.

Enguany han constat de dues activitats: una xarrada sobre l'experiència de la cooperativa a l'Elx i la desena edició del campionat Tortuga de Sarangollo. Cap de les dues hauria sigut possible sense la col·laboració d'Apol·lo, el bar Cantó i el Club Il·licità de Sarangollo.

La xarrada va tindre lloc el dijous. El periodista local i historiador de l'esport il·licità Santiago Gambín va explicar de manera rigorosa i amb tot luxe de detalls com un Elx C.F. a la vora de la desaparició va trobar en una fórmula cooperativista el mode de sobreviure.

Per part seua, la llegenda de l'Elx C.F. Miguel Quirant va narrar les seues vivències futbolístiques i humanes d'eixa època. Ell va ser una de les persones que, arriscant molt i sense rebre res, va contribuir a salvar a l'equip del poble.

El coratge de Paco Lahuerta, la implicació dels qui van perdonar deutes i van jugar sense cobrar, el suport de l'afició, la picardia d'Esquitino… així es va escriure «la història més romàntica del futbol espanyol». I amb final feliç.

Destaquem l'ambient emotiu i còmplice que van crear els ponents i el públic.

I el diumenge… campionat de sarangollo! Amb una excel·lent crosta i bona companyia per a degustar-la. Ací el tercer temps es juga abans del partit.

I bé…, el campionat, com tots els anys, no va estar exempt d'antològiques distraccions, brillants jugades, flors, secansas, alis, pericos, pericas i, sobretot, molta diversió.

Després d'unes emocionants semifinals, el títol es va disputar en una molt igualada final, en la qual el valor d'una flor el decidiria tot. I al final… el trofeu va quedar a les mans de David, Ángel i Enrique. I amb una obra de l'escultor Julio Ramírez que es van anar per a casa.

I per últim… un brindis per l'Elx, per la crosta, pel sarangollo, per la bona gent i per les jornades culturals de l'any que ve. I per un món millor ab cultura popular!

Ya se ha celebrado la undécima edición de las Jornades de Cultura Popular El Sarangollo, organizadas por el Grup Antimilitarista Tortuga.

Este año han constado de dos actividades: una charla sobre la experiencia de la cooperativa en el Elche y la décima edición del campeonato Tortuga de Sarangollo. Ninguna de las dos habría sido posible sin la colaboración de Apolo, el bar Cantó y el Club Ilicitano de Sarangollo.

La charla tuvo lugar el jueves. El periodista local e historiador del deporte ilicitano Santiago Gambín explicó de forma rigurosa y con todo lujo de detalles cómo un Elche C.F. al borde de la desaparición encontró en una fórmula cooperativista el modo de sobrevivir.

Por su parte, la leyenda del Elche C.F. Miguel Quirant narró sus vivencias futbolísticas y humanas de esa época. Él fue una de las personas que, arriesgando mucho y sin recibir nada, contribuyó a salvar al equipo del poble.

El arrojo de Paco Lahuerta, la implicación de quienes perdonaron deudas y jugaron sin cobrar, el apoyo de la afición, la picardía de Esquitino… así se escribió «la historia más romántica del fútbol español». Y con final feliz.

Destacamos el ambiente emotivo y cómplice que crearon los ponentes y el público.

Y el domingo… ¡campeonato de sarangollo! Con una excelente costra y buena compañía para degustarla. Aquí el tercer tiempo se juega antes del partido.

Y bueno…, el campeonato, como todos los años, no estuvo exento de antológicos despistes, brillantes jugadas, flores, secansas, alis, pericos, pericas y, sobre todo, mucha diversión.

Tras unas emocionantes semifinales, el título se disputó en una igualadísima final en la que el valor de una flor lo iba a decidir todo. Y al final… el trofeo quedó en las manos de David, Ángel y Enrique. Y con una obra del escultor Julio Ramírez que se fueron para casa.

Y al final… un brindis por el Elche, por la costra, por el sarangollo, por la buena gente y por las jornadas culturales del año que viene.

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Ucrania: el principio del fin (II)

22 April, 2024 - 00:00

Fernando del Pino Calvo-Sotelo

En estos tiempos oscuros parece que la palabra «verdad» se ha convertido en un arcaísmo. Un buen ejemplo de ello es la guerra de Ucrania, sobre la que la clase político-mediática se ha pasado practicando su especialidad —mentir— durante dos años.

Como hemos venido defendiendo desde un principio (y como ya debería ser evidente hasta para un periodista), ésta nunca fue una guerra entre Ucrania y Rusia, sino un conflicto entre EEUU y Rusia que tenía lugar sobre suelo ucraniano, en el que EEUU ponía el dinero y Ucrania los muertos. Europa, mientras, se convertía en la víctima colateral económica por el servilismo de la UE hacia los intereses yanquis.

En el mismo sentido, las razones reales de la guerra nunca tuvieron nada que ver con una utópica defensa del débil o de los ideales de libertad y democracia (¿en Ucrania?), sino con el bastardo interés geopolítico norteamericano de erosionar a Rusia. No lo digo yo, sino varios senadores norteamericanos que lo reconocieron hace unos meses[1] al afirmar sin empacho que la ayuda militar a Ucrania había sido «la mejor inversión para la seguridad de EEUU de la historia[2]», pues habiendo invertido «sólo un 3% del presupuesto militar anual hemos conseguido degradar el ejército ruso en un 50% sin perder una sola vida americana[3]». Aun errando en los números (a fin de cuentas sólo son políticos), las escandalosas declaraciones de estos senadores ponen de manifiesto que Occidente no sólo ha perdido el juicio, sino también el alma: para el gobierno norteamericano sólo tienen valor las vidas americanas (o peor aún, el impacto electoral de la pérdida de vidas americanas), pero los cientos de miles de vidas ucranianas perdidas para lograr nada son «una buena inversión», unos meros peones sacrificados en el tablero de ajedrez con la esperanza de debilitar temporalmente al adversario. ¿Estos son los valores que Occidente afirma defender?

Una guerra provocada y alargada por EEUU y sus socios

Contra toda evidencia, la consigna occidental insistía en calificar como «no provocada» la invasión rusa. En realidad, EEUU había estado provocando a Rusia con las sucesivas anexiones de la OTAN y, en especial, con la iniciativa de incorporar a Georgia y Ucrania, aprobada en la Cumbre de la OTAN de Bucarest en 2008 a pesar de que el propio embajador de EEUU en Moscú, William Burns (hoy director de la CIA) había hecho saber que la incorporación de Ucrania era «la más roja de las líneas rojas» no sólo para Putin, sino para toda la clase dirigente rusa: «Durante más de dos años de conversaciones con las principales figuras políticas rusas, desde los mayores defensores de una línea dura en el Kremlin hasta los más acerbos críticos de Putin, no he encontrado a nadie que no considerara la pertenencia de Ucrania a la OTAN como un desafío directo a los intereses de Rusia[4]».

Seis años después, en 2014, EEUU apoyó un golpe de Estado contra el presidente ucraniano democráticamente elegido y, tras colocar a un gobierno afín, animó a Ucrania a no respetar los Acuerdos de Minsk, acuerdos que, para más inri, la excanciller Merkel sugeriría años más tarde que no fueron más que un engaño a Rusia «para ganar tiempo» y rearmar a Ucrania[5].

Desde este golpe de Estado del 2014, la OTAN había estado entrenando y armando al ejército ucraniano (un país no miembro), que amenazaba cronificar el conflicto civil en el Este del país (que hasta enero de 2022 había provocado 14.000 muertos[6] y ni un solo titular en Occidente) y recuperar Crimea, sede de la única base naval en mares cálidos de Rusia. A ojos rusos, por tanto, la invasión se consideró un ataque preventivo ante una amenaza existencial para disuadir a los ucranianos de buscar la confrontación, garantizar su neutralidad y asegurar la implementación de los Acuerdos de Minsk. Rusia preveía un conflicto de pocos días o semanas (como el de Georgia en 2008), seguido de una rápida negociación y de un acuerdo como el que estuvieron a punto de suscribir en Turquía en abril del 2022, cuando todavía apenas había bajas por ambos bandos.

Sin embargo, cuando Ucrania estaba a punto de firmar dicho acuerdo, EEUU y Reino Unido decidieron torpedearlo para desgastar a Rusia, como confirmaron sucesivamente el ex primer ministro israelí[7] y el ministro de Exteriores turco (las negociaciones se habían llevado a cabo en Turquía). Con toda razón, el general alemán retirado Harald Kujat, antiguo jefe de Estado Mayor del Ejército alemán y expresidente del Comité Militar de la OTAN (CMC), ha sido rotundo al afirmar que «todos los muertos ucranianos y rusos desde el 9 de abril de 2022 se deben a que [Occidente] impidió a Ucrania firmar un tratado de paz con Rusia[8]». No lo olviden.

Los dos pilares de la propaganda occidental

El relato falaz sobre la guerra de Ucrania se ha apoyado en dos pilares. El primero es la penosa imagen que en Occidente tenemos de Putin, imagen que nunca tuvimos de ningún líder soviético. ¿Y por qué precisamente de Putin, entre tantos otros yonquis del poder psicopáticos que pululan por ahí, de Oriente a Occidente? La respuesta estriba en que, más allá del escalofrío que provoca el personaje, estamos ante una exitosa campaña de demonización de la propaganda anglosajona, que ha logrado hacer olvidar, por ejemplo, la presencia de Rusia en el G-8, las amigables risas entre Putin y Obama en el G-20 del 2012[9], o la forma en que Bill Clinton describía al autócrata ruso en 2013 como una persona «muy inteligente» y un socio fiable. En efecto, preguntado por el entrevistador si se podía confiar en él a puerta cerrada, Clinton respondía: «Cumplió con su palabra en todos los acuerdos a los que llegamos»[10]. Por cierto, Clinton se refería al mandatario ruso educadamente como «Mr. Putin» mientras hoy Biden le califica de «loco hijo de puta[11]», un gran avance de la civilización.

El segundo pilar sobre el que se ha apoyado la propaganda occidental es el desconocimiento de la realidad rusa. Para Occidente, Rusia siempre ha sido un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma, como decía Churchill, y un ejemplo de ello es la reacción a las recientes elecciones en las que Putin habría sido reelegido por un supuesto 87% de los votos, inmediatamente tildadas de fraudulentas por Occidente.

Naturalmente, el fraude electoral es algo común en regímenes seudodemocráticos en la forma, pero autocráticos en el fondo, como es el caso de Rusia. Sin embargo, la pregunta es otra: ¿necesita realmente Putin cometer fraude para ganar las elecciones? Aquí nos enfrentamos a un dato incómodo, esto es, que Putin ha sido siempre muy popular en su país. Algunas de las causas de esta popularidad son espurias, como el férreo control que el gobierno ruso ejerce sobre los medios de comunicación, el culto a la personalidad sobre la figura del presidente o la inexistencia (o supresión) de personalidades opositoras relevantes. Pero además de estas desvirtuaciones propias de un régimen represivo, existen otras causas objetivas que también justificarían la popularidad de Putin en circunstancias más normales, y resulta crucial entenderlas sin que las emociones (manipuladas) nos nublen el entendimiento (ver Anexo).

La derrota estratégica de la OTAN

En mi anterior artículo analizaba la situación bélica en el frente y la acelerada derrota de Ucrania, que ya en febrero de 2023 este blog tildaba de «inevitable»[12] en contra de la opinión general. Ahora querría analizar las profundas consecuencias estratégicas que, en mi opinión, tendrá la guerra, para detrimento de Occidente.

La decisión de la OTAN de apoyar masivamente el esfuerzo ucraniano siempre tuvo como objetivo crear una herida a Rusia por la que sangrara durante un tiempo, pero era éste un objetivo táctico y cortoplacista. También se creyó que el conflicto socavaría el apoyo popular a Putin e incluso llegó a soñar con un cambio de régimen, una especialidad de la política exterior norteamericana. Asimismo, se creyó que las sanciones adoptadas bajo la coartada de la guerra causarían una debacle en Rusia.

Sin embargo, todo este voluntarismo sólo ponía de manifiesto, una vez más, que en EEUU faltan verdaderos estrategas y sobran aprendices de brujo. Que un país tan rico y enriquecedor (y cuya Constitución creó el mejor experimento de libertad de la Historia) tenga gobiernos que adolezcan de una dificultad genética para comprender (y respetar) cómo funciona el mundo más allá de sus fronteras siempre me ha sorprendido. Desde luego, la arrogancia no ayuda, y cuando a la arrogancia se suma la ignorancia el resultado es el desastre.

Así, ninguno de los objetivos de EEUU se ha cumplido. En primer lugar, el apoyo popular a Putin se ha robustecido y no se vislumbra cambio de régimen alguno. Es más: puede que el cambio de régimen llegue antes a EEUU (con Trump) que a Rusia.

En segundo lugar, las sanciones de USA (United Sanctions of America) no han quebrado la economía rusa sino la europea, con la complicidad de la inepta burocracia de la UE. El coste de la energía para uso doméstico e industrial se ha multiplicado y las empresas europeas se han visto obligadas a vender sus activos en Rusia a precios de saldo asumiendo enormes pérdidas. Tras un período de adaptación, Rusia y sus recursos naturales acabarán en manos de Oriente.

En tercer lugar, el carácter abusivo e ilegal de algunas de estas sanciones, como la congelación de las reservas exteriores rusas, no ha dañado de forma significativa a Rusia a corto plazo, pero ha provocado sin embargo la irritación y hartazgo del resto del mundo, que, una vez más, ve que el orden mundial anglosajón se basa en unas reglas que sólo se aplican para los demás: «Las reglas son para ti, no para mí». Sin duda, quebrar los principios más básicos de la confianza recíproca entre países tendrá consecuencias a largo plazo en detrimento del dólar, moneda del país deudor por excelencia y cuya naturaleza de reserva mundial tiene sus días contados (pregúntenle al BRICS). Probablemente, éste sea el mayor error autoinfligido de EEUU de toda su historia: Oriente (o sea, el 83% del planeta que no es Occidente) se ha dado cuenta de que el gigante norteamericano se apoya en unos pies de barro, esto es, en el dólar, y le ha declarado la guerra. La duración de la misma es incierta; el resultado, no.

En cuarto lugar, la masiva implicación de la OTAN y su triunfalista campaña de propaganda, prematura e imprudente, ha creado a la postre una imagen de impotencia de la propia organización y, por ende, de EEUU. De hecho, la rapidez de adaptación del ejército ruso tras sus reveses iniciales, su paradigmático éxito en defensa estática y dos años de durísimo conflicto contra un durísimo enemigo le han convertido en el ejército más entrenado del mundo. A pesar del alto precio que ha pagado, lejos de quedar acomplejado (como les ocurrió con su retirada de Afganistán en 1989), la guerra de Ucrania le ha hecho ganar confianza y probablemente sea hoy un rival más temible que hace dos años.

Un mundo más peligroso

El hecho de que la OTAN haya ayudado a Ucrania de forma tan explícita y alborozada proveyendo armas ofensivas y datos de inteligencia que han causado la muerte de decenas de miles de soldados rusos tendrá dos graves consecuencias. La primera será debilitar al principio de disuasión nuclear, elemento imprescindible para la seguridad mundial. En efecto, la OTAN ha jugado con fuego con una potencia nuclear con la certeza de que, al estar dirigida por un actor racional, éste no iba a apretar el botón. Como consecuencia de ello, los países cuya seguridad más dependa de la disuasión nuclear (como es el caso de Israel) se verán expuestos a mayores amenazas por parte de sus adversarios.

La segunda consecuencia, más tangible, será que EEUU y la OTAN no podrán participar en ninguna misión en el extranjero sin temer que su adversario vaya a ser abiertamente armado por Rusia con armamento moderno y provisto de datos de inteligencia que provoquen la muerte de soldados occidentales. Rusia no olvidará, como sólo Oriente sabe no olvidar, y la venganza es un plato que se sirve frío.

En definitiva, el conflicto de Ucrania tiene todo el aspecto de convertirse en un colosal error estratégico de EEUU. Occidente no sólo perderá la guerra, sino los restos de autoridad moral de que gozaba, y si en pleno pánico la OTAN crea una escalada de última hora para intentar camuflar su derrota, el mundo no sólo no volverá a ser el mismo, sino que, además, entrará en guerra. El mundo se ha vuelto un lugar más peligroso.

ANEXO: El misterio de la popularidad de Putin

Según la única empresa demoscópica rusa independiente, respetada en Occidente y de cuyos datos se nutre Statista[13], los más recientes sondeos antes de las últimas elecciones presidenciales mostraban un porcentaje de aprobación de Putin del 86%[14], no muy distinto del supuestamente obtenido en las elecciones. Es más: en los últimos 20 años, Putin habría mantenido un apoyo que ha oscilado entre el 58% y el 88%. De ser ciertos estos datos, ¿cómo es posible? Para tratar de comprenderlo tenemos que hacer un breve repaso histórico.

En los años posteriores a la caída de la siniestra tiranía soviética, Rusia sufrió una crisis de identidad sólo comparable a la pérdida de los imperios europeos (por ejemplo, España en 1898, Austria en 1918 o Inglaterra tras la II Guerra Mundial). La URSS fue desmembrada, su peso geopolítico se convirtió en una sombra de lo que había sido y el país bailaba al son que marcaba su antigua némesis, EEUU, vencedor claro de la Guerra Fría y única superpotencia en aquel momento. Para más inri, Rusia sufrió una humillante derrota en la Primera Guerra de Chechenia (1994-96).

Al orgullo nacional herido ―algo que un eslavo se toma en serio, como también han demostrado los ucranianos con su coraje― se sumó una crisis económica sin precedentes y una corrupción galopante. El PIB ruso cayó un 50% en sólo 8 años hasta la tormenta perfecta de 1998, cuando el rublo sufrió una brusca devaluación, el país suspendió pagos y la inflación alcanzó el 84%. Esta hecatombe se debió en parte a la podredumbre del sistema comunista y en parte a la incompetencia de Boris Yeltsin, cuyas debilidades personales le convertían en un líder errático y maleable, idóneo para los intereses geopolíticos norteamericanos, pero desastroso para su pueblo. Bajo su mandato la corrupción alcanzó cotas grotescas con oligarcas que se apropiaron a precios de saldo de las principales empresas públicas soviéticas.

Con la llegada de Putin al poder en enero del 2000, las cosas cambiaron. Puso orden en la anarquía reinante, reforzó el imperio de la ley (que en Rusia siempre se aplica de forma selectiva) y acotó los abusos de los oligarcas. Desde luego, la corrupción continuó siendo un problema endémico, pero ésta se convirtió en algo ordenado y no caótico, si me permiten la ironía. Es más: según una fuente británica fiable, la actitud de los primeros gobiernos de Putin denotaba un afán por recuperar lo que los oligarcas de la era Yeltsin habían «robado» al Estado[15]. Luego él crearía su propia clase oligárquica.

Un factor relevante del éxito de Putin fue la bonanza económica, pues supo capitalizar el mercado alcista del petróleo, durante el cual el precio del barril pasó de 30 a 200 dólares y cuyo comienzo coincidió por azar con su llegada al poder. Naturalmente, Rusia sigue siendo hoy un país relativamente poco desarrollado en términos de PIB per cápita, pero lo relevante a afectos de la popularidad de Putin es el crecimiento de dicho PIB desde su llegada al poder, que en una década se multiplicó por dos en términos constantes[16] (equivalente a un crecimiento anualizado del 7%). El desempleo también se redujo desde un artificial 13% a una cifra real del 3% en 2023[17] y los impuestos se simplificaron y redujeron, de modo que hoy en Rusia el impuesto sobre la renta tiene un tipo fijo del 13%.

Ésta es la evolución del PIB per cápita (PPP) de Rusia en términos constantes desde la caída del Muro hasta el 2022, según el Banco Mundial (en miles de dólares). Nótese que Putin llega al poder cerca del mínimo:

En otro orden de cosas, cabe añadir que, según Gallup —empresa norteamericana—, el 75% de los rusos están satisfechos con su nivel de libertad personal y el 71% se sienten seguros paseando de noche por sus calles[18].

Finalmente, Putin recuperó el orgullo nacional de un país que deseaba verse respetado. Los rusos tienden a admirar a un líder fuerte, y en Putin lo encontraron. El trabajado culto a la personalidad que rodea su figura hizo el resto.

Estos datos ponen de manifiesto que, más allá de la opinión que nos merezca Putin en Occidente (algo que a él le trae al fresco y que posiblemente le beneficie en su propio país), objetivamente el pueblo ruso ha visto mejorar sus condiciones de vida desde su llegada al poder. Esto supone una sólida base de apoyo popular, apuntalada naturalmente por la machacona propaganda del propio régimen y por un victimismo crónico que EEUU no hace más que realimentar con la arrogancia explícita de su estrambótica política exterior desde 1991. No comprender esto es no comprender nada.

[1] Sen. Blumenthal (opinion): ‘Ukraine is at the tip of the spear' (ctpost.com)
[2] Senator Mitt Romney en X: «The single most important thing we can do to strengthen America relative to China is to see Russia defeated in Ukraine. A weakened Russia deters the CCP's territorial ambition, and halts Putin's vision of reestablishing the old Soviet Union. Supporting Ukraine is in our interest. https://t.co/X21GGs0lTW» / X (twitter.com)
[3] Ukraine used 3% of US defense budget to destroy half of Russian army — war news / The New Voice of Ukraine (nv.ua)
[4] The Back Channel, William J. Burns, Random House 2019
[5] Putin: Russia may have to make Ukraine deal one day, but partners cheated in the past | Reuters
[6] Conflict in Ukraine's Donbas: A Visual Explainer | Crisis Group
[7] Western Bloc Led by ‘Aggressive' Boris Johnson Ruined Russia-Ukraine Peace Deal, Leading to Year-Long Bloodshed, Says Ex-Israel PM (ibtimes.sg)
[8] Talk im Hangar-7: Zwei Jahre Ukraine – Freiheitskampf oder Kriegstreiberei? | Kurzfassung (youtube.com)
[9] Putin and Obama share a laugh at G-20 (2012) (youtube.com)
[10] CNN's Piers Morgan Speaks with President Bill Clinton – 2013 CGI Annual Meeting (youtube.com)
[11] El presidente de EE.UU. Joe Biden llama a Putin un «h.d.p. loco» (cnn.com)
[12] También nos han mentido sobre Ucrania – Fernando del Pino Calvo-Sotelo (fpcs.es)
[13] Putin approval rating Russia 2024 | Statista
[14] Левада-Центр : Indicators (levada.ru)
[15] Beyond Business, John Browne, Orion Books
[16] GDP per capita, PPP (constant 2017 international $) – Russian Federation | Data (worldbank.org)
[17] Russia – Unemployment rate 2021 | Statista
[18] From the Kremlin to the Kitchen: Russian Life in 6 Charts (gallup.com)

Fuente: https://www.fpcs.es/ucrania-el-prin...

Ver también: Ucrania: el principio del fin (I)

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Concentración de abril

22 April, 2024 - 00:00

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El agobiante mundo del turismo

22 April, 2024 - 00:00

José Ramón González Parada

Un estilo de vida

El turismo de masas es una réplica banal del grand tour que puso de moda la aristocracia del norte de Europa en el XIX, visitando las ciudades históricas del sur continental y de la cuenca Mediterránea, un viaje iniciático para los jóvenes alevines aristocráticos, apoyado en el avance de las comunicaciones que Julio Verne plasmó magistralmente en La vuelta al mundo en 80 días. Esta moda se extiende a la burguesía, que busca nuevas experiencias en lo insólito, lo espectacular y lo exótico al margen de riesgos, bajo la protección de las agencias de viajes que comienzan aquí su andadura. Se producía así una cultura, una sociedad y una economía específicamente turística.1/ Si el siglo XIX era el turismo de la aristocracia, el siglo XX el turismo es la apuesta mimética de la burguesía, para finalizar con el turismo de masas, alejados de la idea de investigación, aprendizaje y conocimiento de otras culturas, de los aristócratas del XIX. Así se crea el apetito voraz por el turismo, un consumo sucedáneo de la idea de viajar y conocer que lo inspira, así como una forma de prestigio social para ver quien es el turista más intrépido, el viaje más güay, el destino más envidiable, aunque las experiencias viajeras sean repetitivas, monótonas y estandarizadas por la agencia de viajes.

Mientras se promueva la sensación de una experiencia original, el paquete está vendido. Si alguien luce una joya y eso le produce satisfacción, ello será independiente de que la joya sea auténtica o falsa, siempre que el portador o la portadora no lo sepa, algo así ocurre en el consumo del paquete turístico. Hay pues un fuerte componente de consumo compulsivo, de imitación y compensatorio frente a la rutina del trabajo diario.

El turismo internacional es una forma más de un estilo de vida, el del consumismo, el ocio y el espectáculo, el que se nos ofrece como una epifanía del capital y nos instruye sobre la bondad del sistema, el que nos dice que tenemos suerte de vivir en el mejor mundo de los posibles, en ser parte de la civilización occidental; es el llamado estilo de vida imperial.2/ Las áreas turísticas con sus playas y hoteles, las instalaciones olímpicas y los palacios de congresos son otros tantos ejemplos de imágenes y símbolos del capitalismo global.

Las cuentas del turismo

Cuando la pandemia mostró la fragilidad del turismo y la gran dependencia de la economía española de dicho sector, alguien imaginó que se debería cambiar la matriz económica del país y situar el turismo en una dimensión menos agónica. Vana esperanza. La urgencia de la recuperación devolvió la industria turística a su papel protagónico, más intenso aún que en los años previos a la pandemia.3/

Hoy nadie duda de la importancia económica del turismo para el proceso de acumulación capitalista, incluso en algunas economías se le considera el motor del crecimiento. Los datos publicados avalan esta presunción, si bien éstos no están del todo avalados ya que son datos de parte y tienen una clara intencionalidad propagandística. El turismo internacional alcanzó su máximo en el año 2019 con 1.500 millones de viajeros, o eso dicen, nada menos que el 20% de la población mundial, cifra semejante a la que según el PNUD acumula el 80% de los ingresos ; tras la caída de la pandemia comienza a recuperarse rápidamente para colocarse en el años 2023 en 1.300 millones de desplazamientos4/; se le atribuyen 280 millones de empleos directos e indirectos5/, y su participación en el PIB mundial según diversas fuentes va del record de 2019 en un abultado 9,63% al 5,82% en el año de crisis de 20216/, datos muy discutidos por otras investigaciones7/. En todo caso el turismo se perfila como uno de los pilares del capitalismo moderno, no solo desde el punta de vista económico, sino principalmente como parte sustancial de la sociedad del ocio y del espectáculo.

¿Quiénes son los grandes inversores internacionales? Ajá, la gran pregunta, en una maraña de consorcios, gobiernos y grandes operadores. Una información bastante opaca de la que poco se extrae en Internet. World Travel and Tourisme Council es el cluster del conglomerado turístico mundial, a la vez que un selecto club de super ricos, un grupo de presión en el que confluyen aeropuertos, aerolíneas, cruceros, cadenas hoteleras, operadores mayoristas y un sinfín de entidades con intereses en el sector. Entre ellos American Express, Visa, Master Card, Google, Microsoft, IBM, Heritage, KSL inversores, Deloite auditores, Emiratos Árabes, Gobierno Chino y otros muchos, lo que da una idea de la amplia red de intereses que mueve el mercado turístico. Por eso no es de extrañar que defiendan que sus servicios proporcionan felicidad al 20 % de la humanidad. El turismo es un negocio del norte global que se expande por el planeta con una participación desigual según los continentes; en el sur global puede considerarse directamente una economía neocolonial. ¿Y qué ocurre con todo este crecimiento?, que provoca un aumento de los costes sociales y medioambientales.

Al margen de consideraciones ambientales, pero en todo caso bajo su influencia, la rápida recuperación del turismo internacional tras la pandemia no puede obviar que la industria turística se enfrenta a un futuro dudoso. La crisis económica afecta cada vez más a las rentas de los clientes del turismo, gravadas además por el precio creciente de las líneas aéreas. Así pues el potencial de viajeros tiende a la baja a escala internacional. Por otra parte los conflictos sociales debidos al turismo –acceso al agua, pisos turísticos, etc– ponen ya en crisis algunos mercados, y se acentuará en el futuro.

La continuidad del turismo en una determinada zona depende entre otros de los siguientes factores: alteraciones climáticas, cambios de destinos (inversión volátil, mejoras de la rentabilidad en otras áreas, saturación, inestabilidad política) y dependencia del sector aeronáutico. Cualquiera de estos tres factores puede hundir una región turística, la inversión emigrará de un territorio a otro, dando vueltas y vueltas al mundo, y podrá regresar en otro momento con un nuevo diseño.

Pero esto no afectaría al negocio global, lo que sí afectará al negocio global será el colapso ambiental, el empobrecimiento relativo de la clientela tipo -o encarecimiento del producto – y la oposición de los territorios. El turismo de masas no resistirá la crisis sistémica que ya está en curso, pero puede resistir un turismo para las élites en enclaves policial y políticamente asegurados: caza, pesca, safaris, reservas de la biosfera, golf, arte, gastronomía y además la Luna. La concentración del sector en un turismo para las élites siempre es posible, pero dejará un rastro de territorios turísticos arruinados y agencias de viajes quebradas.

Colonización planetaria

Hoy el turismo se ha convertido en el gran colonizador planetario. Al alterar la economía, banalizar la cultura y colonizar a la población local, cuando no la erradica directamente, está creando un territorio nuevo. Transforma el territorio en objeto mercantil, homogeneizado y asequible al turista, libre de riesgos, hipervigilado, limpio, comunicado, bien provisto de servicios y marcadores visuales. Un territorio del que la población local es excluida económica o policialmente, salvo para entrar a trabajar como limpiadoras, camareros, repartidores, etc.

Las viviendas turísticas son otro ejemplo de segregación espacial, expulsando a la periferia a las clase más pobres por el encarecimiento de los alquileres. Si se altera el mercado de vivienda, se altera el comercio local, la relación residencia empleo, la cultura local y las identidades comunitarias, la memoria, en fin, que tenemos del territorio. El Sur Global es señalado por su segregación de raza y género. Algunas ONG de ayuda al desarrollo han denunciado en comunidades indígenas y campesinas con las que trabajaban como éstas se veían privadas del agua, en beneficio del resort turístico que se instala en la zona, y como las mujeres soportan la mayor explotación laboral. La habitual segregación espacial de los destinos turísticos alcanza lo indecible en el caso de Samarcanda, donde se destruyó el antiguo barrio popular que rodeaba el área monumental, con el fin de preservar la tranquilidad del turista. En el ámbito internacional hay otros ejemplos sangrantes, entre los que destaca el Tíbet:.8/

El caso chino es paradigmático. Aquí es el gobierno central quien promueve el turismo en zonas rurales bajo el pretexto de dinamizar zonas deprimidas. En el Tíbet, monasterios que habían sido destruidos durante el maoísmo, han sido reconstruidos de raíz por el gobierno de Pekín en versiones “folclóricas”, capaces de atraer anualmente una masa turística de más de diez millones de personas, la mayoría chinos. Al visitar y consumir representaciones pintorescas y exóticas de la cultura de esta región autónoma, habitada por solo tres millones de personas, los turistas se comportan como un ejército de ocupación….Por otro lado, bajo el pretexto de la seguridad, legitima el estado policial y la militarización……El objetivo del estado chino es suprimir la herencia budista mediante la construcción de falsos monumentos antiguos y así apagar los vestigios de la cultura local no china, en un proceso de colonización cultural.

La industria turística transforma el territorio donde se instala, pero además altera su equilibrio ecológico y lo contamina. Los grandes transatlánticos ya no pueden entrar en Venecia por su impacto en el ecosistema costero, los mismos que vierten los lixiviados o aguas negras en alta mar ya que en puerto solo pueden descargar los residuos sólidos para su tratamiento. Además es un gran consumidor de agua, en competencia con otras actividades. En la costa mediterránea española los derechos de riego de los agricultores fueron en algunos casos revendidos –ilegalmente, claro– a los campos de golf, los regantes pasan a ser rentistas, y los campos de cultivo a eriales. No es la mejor manera de defender que el turismo es impulsor del desarrollo local; ésta es su gran justificación, solo si llamamos desarrollo a la especialización territorial, barriendo las actividades tradicionales. Por eso hay quienes sostienen que el turismo es una actividad extractiva. En cierto modo sí, pues pone en valor –o sea, vende- el paisaje, los monumentos y hasta las puestas de sol. También podría vender amaneceres, pero parece que el turista que compra el paquete completo no es madrugador.

Dado el agotamiento del turismo de sol y playa y su excesivo peso en la economía, se puso de moda hablar de la necesidad de una reconversión de la actividad turística. ¿En qué consisten estas reconversiones? Hasta ahora las famosas reconversiones del sector han consistido en complementar los paquetes turísticos de sol y playa por otros más rentables basados en la naturaleza, el turismo cultural y cosas semejantes. La potenciación de algunas ciudades como reclamos turísticos -Nueva York, Londres, París, Roma, Madrid o Barcelona, por ejemplo- responde a esta dinámica. Por lo tanto no se trata de ninguna reconversión, sino de una ampliación del mercado. En todo caso nada que ver con las grandes reconversiones industriales, como la minería del carbón o la industria siderúrgica. El turismo es la gallina de los huevos de oro, no hay ninguna razón económica para reconvertir esta actividad tan lucrativa.

Los conflictos por el territorio y el papel de los movimientos sociales.

Parafraseando a Svampa el poder organizador del turismo 9/ y su capacidad de encantamiento son tales que cuando se introduce la cuestión ambiental la sostenibilidad se supedita al negocio, la protección del medio ambiente al fetiche del turismo responsable, el desarrollo local al turismo sostenible.

El turismo internacional es responsable del 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero.10/ Señala Pedro Bravo en su libro Exceso de equipaje 11/ que si el turismo fuera un país, sería el cuarto del mundo en términos de contaminación.
Un viaje de ida y vuelta de una persona que va de vacaciones de Madrid a Cancún genera 1,8 toneladas de emisiones de dióxido de carbono. La Casa Encendida.

Sea cual sea la evolución el mercado del turismo internacional -caída lenta y persistente, o una burbuja más- la pertinencia de esta actividad económica no supera una evaluación socio-ecológica: la alteración de los territorios convertidos en parques temáticos de sí mismos, el despilfarro energético, la emisión de gases de efecto invernadero, el impacto negativo de sus residuos o la escasez de agua12/ son otros tantos factores que abundan en la idea de la insostenibilidad del negocio turístico internacional.

Conflictos sociales ocasionados por la actividad turística son cada vez más frecuentes. Luchas por el acceso al agua frente a consorcios hoteleros que la acaparan las hemos vistos en las zonas más pobres del planeta que sufren estrés hídrico o prolongadas sequías. El Algarrobico en Almería muestra la oposición a la ocupación de determinados lugares protegidos. En Francia ha habido movilizaciones contra proyectos turísticos en el Jura y los Alpes. Son los movimientos ecologistas los más sensibles y motivados ante las mega inversiones del sector, pero recientemente nuevos actores sociales urbanos denuncian el impacto negativo en las ciudades por la proliferación de los pisos turísticos; el caso de Barcelona es bien conocido.

¿Podría reconstruirse un turismo popular libre del consumo compulsivo, del neocolonialismo y de la manipulación del territorio, en equilibrio con el medio ambiente? Difícil. Son los movimientos sociales de base ecologistas, feministas o vecinales quienes tienen que proponer otras formas de viajar, recuperar las vacaciones como una forma de estar, frente al ir de vacaciones. Son aquí los movimientos sociales los cuidadores del territorio y los vigilantes de la playa frente a las inversiones turísticas tóxicas, como son los movimientos indígenas y campesinos del Sur los defensores del territorio frente al colonialismo turístico. Cuanto más se expande el turismo internacional, más apuntala la hegemonía del capital, pero también muestra sus debilidades, su insostenibilidad ecológica y social, su vocación colonial y el saqueo del planeta. Una crítica teórica y una concienciación social frente al turismo internacional contribuirá también a una transición ecológica, anticapitalista y socialista.

Notas:

1/ PDuarte O turismo à conquista do planeta. En Flauta de luz, nº 6 2019. Lisboa

2/ Kohei Saito. El capital en la era del Antropoceno. Penguen Random House. Barcelona 2022.

3/ España consigue en 2023 superar el record de llegadas de turistas de 2019. Infolibre, 20 de Enero 2024.

4/ Fuente: Organización Mundial del Turismo, organismo de Naciones Unidas. Las cifras ofrecen muchas dudas, pues no es lo mismo desplazamientos que turistas

5/ Otra cifra oscura, pues no distingue los empleos son temporales, ni los que son directos o indirectos.

6/ Fuente: World Travel and Tourisme Council

7/ Franciso López Groh, De la crítica del crecimiento a la economía política del coronavirus, en La cara oculta del turismo, Ecologistas en acción, Abril 2021.

8/ PDuarte, op.cit. El caso de Samarcanda y del Tíbet.

9/Maristela Svampa y Enrique Viale, El colapso ecológico ya llegó Siglo XXI Argentina, Buenos Aires 2020. El texto original (página 175) habla del desarrollo, aquí sustituido por turismo.

10/ Rodolphe Christin Contra el turismo Ediciones El Salmón, Alicante 2023. La OMT lo rebaja al 5%, que no es poco

11/ Pedro Bravo Exceso de equipaje, Destino, Barcelona 2018

12/ Como cuenta Elizabeth Becker en su libro Overbooked, una nave (de cruceros) produce una media diaria de 80.000 litros de aguas residuales de procedencia humana, 650.000 litros de agua de duchas, lavadoras y demás, 24.000 litros de líquidos provenientes de motores y maquinaria, 11 kilos de baterías, fluorescentes, residuos médicos y químicos y 8.500 botellas de agua. (Recogido por Pedro Bravo)

Fuente: https://vientosur.info/el-agobiante...

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Más sobre la libertad. El individuo (y II): Luces y sombras del proyecto libertario

21 April, 2024 - 00:00

Texto del libro de Pablo San José "El Ladrillo de Cristal. Estudio crítico de la sociedad occidental y de los esfuerzos para transformarla", de Editorial Revolussia.

Índice y ficha del libro

Ver también:
Más sobre la libertad. El Individuo (I): Lo particular frente a lo común

Volviendo a la voz «común», podemos constatar tristemente que el pensamiento liberal ha liquidado casi por completo las dinámicas sociales que materializaban el concepto en la realidad. Ello ha ocurrido a lo largo y ancho de Occidente. Hoy prosigue el proceso de acoso y derribo de toda forma cultural no basada en la individualidad en los continentes aún no plenamente occidentalizados. Y, si bien, en estos últimos lugares la destrucción de lo comunitario y la implantación del modelo occidental encuentra algunas resistencias, no ocurre lo mismo en el viejo mundo. Dado que no quedan sociedades rurales basadas en el comunalismo, movimientos proletarios afirmados sobre el mutualismo y la autogestión y que los grupos políticos que tradicionalmente se han cobijado bajo el paraguas «comunismo», lejos de apostar por la comunidad, lo han hecho por fuertes autoritarismos estatistas, traicionando así su propia etiqueta, creo poder afirmar que la ideología liberal es hoy el paradigma ideológico que, no solo rige el desarrollo de la actual sociedad en sus aspectos materiales, sino que también determina el pensamiento de su intelectualidad, a la derecha, a la izquierda o en cualquier otra dirección.

Ni siquiera el movimiento anarquista es ajeno a esta cuestión. Si nos aproximamos al concepto «libertario», comprobamos que comparte la misma raíz semántica con «liberal». No es casual; el proyecto libertario bebe en la misma fuente que el liberalismo, siendo además deudor y heredero del mismo. La otra palabra con que se nombra —anarquismo— tampoco hace la menor referencia al común y sí, implícitamente, a la libertad del individuo, negando todo tipo de gobierno o norma, incluyendo el autogobierno. «Libertario» y «liberal» son palabras que, en resumidas cuentas, significan lo mismo tanto a nivel semántico como, en buena medida, de ideología aplicada a la praxis. Pero no deseo simplificar tanto el asunto. El movimiento libertario, ya en sus orígenes, fue un ente complejo y multiforme integrado por corrientes con marcadas diferencias entre sí. En la actualidad se mantiene esa heterogeneidad. Y, aunque el ideal ilustrado de la libertad del individuo (Rousseau es el precedente lejano) es común a todas las ramas del anarquismo, éstas se dividen en multitud de capillas según si son más o menos proclives al mutualismo, al sindicalismo, a la autogestión, a la política posibilista, al frentepopulismo, a la tolerancia al estado o a diversas estrategias y tácticas de acción. El grueso del anarquismo del siglo XIX se encuadraba en las luchas obreristas y campesinas del momento, de carácter más y menos revolucionario y anticapitalista, pero contrarias siempre a la cosmovisión individual-elitista burguesa. La terminología que se emplea pone de relieve esta forma de ver las cosas: si la clase burguesa opresora es «liberal», la clase proletaria oprimida es «comunista» o «socialista». El acento significante está puesto sobre lo colectivo; en la idea de «el pueblo unido», que jamás será vencido. Y esa es una contradicción con la que nace el anarquismo y que nunca le abandonará a lo largo de su historia: que bebiendo de ese espíritu de «pueblo unido» también quiere la misma libertad para el individuo que defienden los burgueses; una libertad que emana del propio individuo y no del común, y que para ser materializada precisa un acuerdo o «contrato social», que las masas proletarias organizadas han de «arrancar» al poder burgués. He tratado de describir párrafos arriba cómo ambas cosas —común y actitud individualista— se excluyen mutuamente (o son difícilmente acumulables) en la práctica. Tal vez sea éste uno de los motivos de lo escaso y efímero de los logros de este movimiento a lo largo de su historia.

El anarquismo, como decimos, surge en el siglo XIX como una corriente de pensamiento —primero— de carácter antiautoritario, defensora de la libertad del individuo frente a las instituciones y —después— partidaria de la emancipación socioeconómica de las clases oprimidas. Es decir, nace inserta en la más pura tradición liberal para posteriormente incorporar la visión socialista. De hecho, los estudiosos no se terminan de poner de acuerdo a la hora de etiquetar a algunas de sus figuras clásicas, y de diferenciar hasta qué punto son libertarios o simplemente liberales. Ello sucede, por ejemplo, con William Godwin (1756-1836), el principal eslabón entre Rousseau y los teóricos anarquistas posteriores más conocidos. Godwin es asumido por el anarquismo por su idea antiestatista y antiautoritaria, mientras que el liberalismo le tiene por uno de los suyos a causa de su defensa a ultranza de las fronteras del individuo. Ocurrirá otro tanto con autores posteriores, sobre todo del mundo anglosajón. Los llamados anarcoindividualistas llegarán en algunos casos a posturas anticomunitarias más extremas que las del propio proyecto burgués, cuestionando incluso cualquier tipo de colaboración o asociación, por ser condicionadora y limitadora de la individualidad. Figuras asumidas por el anarquismo como Max Stirner o Benjamin Tucker, las más conocidas entre algunas otras en esa línea, propondrán un paradigma filosófico más cercano, quizá, a las ideas de Stuart Mill o de Herbert Spencer, que al de los socialistas militantes coetáneos. No es de extrañar que uno de los desarrollos actuales de esta visión político-social sea el llamado anarcocapitalismo, del que hablábamos en el capítulo anterior.

La contradicción o dicotomía presente en el movimiento libertario, desde su fundación hasta la actualidad, entre la defensa a ultranza del Yo y la necesidad de construir y dar vida a la asamblea, será patente a lo largo de todo el proceso. Aún a día de hoy, se palpa cuando se escuchan voces de teóricos del movimiento realizando propuestas de tipo estratégico. En el origen, frente a la idea individualista de los libertarios ingleses y norteamericanos, imbuida del ideal de la modernidad y no muy lejana al pensamiento de John Locke o de Thomas Jefferson (5), en otros lugares de Occidente el anarquismo se sumergió en el sufrimiento de las mayorías postergadas. Más allá de la fría actitud racional que venía caracterizando a los teóricos de la centuria, logró empatizar con los deseos de vida mejor de proletarios, artesanos y campesinos jornaleros y, así, su bandera negra fue el estandarte, no de un club de intelectuales en reclamación de los derechos que les adjudicaba la Ilustración, sino de un pueblo obrero unido marchando en pos de la mejora de sus condiciones materiales. La lucha sobre todo se ubicó aquí y allá en el terreno laboral; en la defensa del medio de vida tradicional de pequeños campesinos independientes y artesanos, y en la reclamación de un mejor trato dentro del nuevo trabajo asalariado. Pero sin perder de vista un horizonte trágico, mesiánico, casi místico, llamado «revolución social». En este contexto emergen figuras como Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), que planteó la abolición de la propiedad basada en la explotación y acumulación, proponiendo el mutualismo —una organización económica universal que, manteniendo la pequeña propiedad privada, estaba afirmada sobre la cooperación y el apoyo mutuo a diferentes niveles— y el federalismo; la articulación de la sociedad en asambleas soberanas libremente vinculadas entre sí, desde abajo hacia arriba. Posteriormente otros nombres relevantes de la historia del anarquismo, como Piotr Kropotkin, Errico Malatesta, para quien —quizá por ubicar la mayoría de su activismo revolucionario en el mundo rural— el individualismo y la solidaridad eran mutuamente excluyentes, o Ricardo Flores Magón (en otro contexto) (6), profundizarán en esta visión eminentemente social y tendente a lo comunitario. Su pensamiento no será elucubrativo. Bien al contrario, multitud de anónimos y nada letrados trabajadores del campo y la ciudad se esforzarán en dar cuerpo material a esas ideas, poniendo en marcha, aquí y allá, diferentes realidades de apoyo mutuo y autogestión. Es heroica y abnegada la lucha de los anarquistas organizados en Rusia, España, Italia y otros lugares entre las décadas finales del XIX y las primeras del XX. La teoría mutualista y federalista dispondrá de un buen encaje entre las masas de ex campesinos y artesanos empobrecidos que constituyen el nuevo proletariado, las cuales no han perdido aún su tradición comunal previa y tratan, más o menos, de resistir el inexorable avance del proyecto estatal-capitalista. De hecho, volviendo al lenguaje, la terminología mayormente empleada en ese momento y en esos lugares era «comunismo libertario» o «anarcocomunismo», lo cual subraya la importancia dada a la dimensión comunitaria por parte de estos grupos.

En tal contexto surge la necesidad del sindicato. Éste, en su origen, es un medio táctico de capital importancia con el que se persigue un doble objetivo. Por una parte se trata de desarrollar alternativas económicas; construir una red autogestionaria de apoyo mutuo paralela a la propia economía y los servicios en manos estatal-capitalistas (cooperativas, mutuas laborales, cajas de pensiones, centros educativos...) También es una organización confrontativa que desafía a la burguesía y al poder estatal cuando se da la ocasión o se requiere para la mejora de las condiciones materiales de los asalariados. En ambos casos se puede constatar cómo hay una cierta herencia o continuidad con lo que en su día fue el gremialismo; la forma organizativa-corporativa que defendía los intereses del pequeño artesanado urbano. Anarcosindicalismo es el nombre de esta corriente en el seno del movimiento libertario, cuya principal expresión histórica fue el sindicato CNT en España. La huelga constituyó su principal táctica para obtener los fines enunciados. Volviendo a la semántica —so pena de ser pesado, es una perspectiva que me parece muy ilustrativa— vemos que la etimología de la palabra sindicato es griega (syndikos) y viene a significar algo así como «hacer justicia con», es decir y traduciendo de forma más libre: gente que se une para buscar la justicia en común. Nuevamente la vocación colectiva. El problema de la acción sindical, en la que fue paulatinamente desembocando de facto la tradición comunitario-mutualista del anarquismo, es que está a un paso del reformismo posibilista, del llamado tradeunionismo. No es difícil dejar aparcada la aspiración de la revolución social (en el limbo de lo teórico) cuando se están dedicando enormes energías a la conquista o defensa de derechos concretos dentro de la propia sociedad burguesa. En el caso español puede seguirse esta secuencia: Cómo, por citar dos importantes hitos históricos del anarquismo peninsular, se pasa del insurreccionismo revolucionario en la llamada revolta del petroli, acaecida en Alcoi en 1873 (7), a una lucha fundamentalmente de carácter laboral —si bien con una gran demostración de unidad y solidaridad— en la huelga de La Canadiense de 1919 en Barcelona (8). Esta deriva hacia el posibilismo en detrimento de la aspiración revolucionaria pura producirá estampas, a priori, tan alejadas de los principios libertarios como ver a anarquistas detentando carteras ministeriales, organizando sistemas de prisiones o ejerciendo cargos de oficialidad en un ejército regular estatal (9) durante la guerra civil española. Forma parte de la contradicción secular del movimiento a la que me refería arriba. Es justo decir que, en esos mismos instantes y en ese mismo escenario, muchos miles de anarquistas se esforzaron en materializar experiencias reales de autogestión y asamblearismo. Esta histórica aplicación, a mediana y gran escala, del ideal libertario ha de contextualizarse en la situación de excepcionalidad bélica. Aunque también cabe resaltar que, al menos en el caso español, a pesar de la evolución mayoritaria hacia el sindicalismo posibilista (que generó un debate sostenido y nunca resuelto, entre los llamados «sindicalistas» y los denominados «anarquistas puros»), el espíritu insurreccional del primer anarquismo nunca desapareció del todo. Las primeras décadas del siglo XX fueron testigo del «terrorismo revolucionario», de huelgas generales, también de signo revolucionario, tanto en el campo como en la ciudad, acciones directas contra objetivos policiales y militares, etc. En la década de los años treinta, coincidiendo con una fuerte crisis económica mundial y con la Segunda República, rebrota con fuerza la acción insurreccional: Casas Viejas, la Comuna del Alt Llobregat o la participación anarquista en la Revolución Asturiana de 1934, son las citas más destacadas entre un rosario de revueltas de carácter generalmente local, que entroncarán con los avatares de la propia guerra civil.

El anarquismo, derrotado por los ejércitos y policías del capital-estado en sus principales bastiones entre 1920 y 1940 (10), sufrirá una importante mengua de apoyo popular. Las clases asalariadas de Occidente, a partir de estos momentos, están inmersas en un gradual proceso de asimilación a la moderna sociedad burguesa. Su —cada vez menor— facción crítica, en las décadas centrales del siglo XX, pondrá preferentemente la mirada en la propuesta marxista-leninista. Ésta tiene en dichos momentos la gran ventaja de contar con referentes, más o menos tangibles, en forma de estado. La URSS a partir de 1917 es la gran alternativa «comunista» a las «democracias» occidentales. A este estado nominalmente popular —que, como trataré de explicar más adelante, no lo fue en realidad— se irán sumando otros a lo largo de los años 40, 50 y 60. También intelectualidad (11) y resistencias organizadas en forma de guerrilla, rural y urbana, en diferentes puntos del globo. Hacia los años 80, el proyecto leninista dará muestras de agotamiento como supuesta alternativa al capitalismo y como teoría capaz de definir y articular una sociedad menos desarmónica que su contraria. Como veremos en otro capítulo, una de las razones de este hecho podría encontrarse en que los sistemas estatales o insurgentes de carácter leninista, ni son realmente superadores del capitalismo, ni tampoco de la ideología liberal. De hecho la vienen a representar en su vertiente más cruda: la libertad no se concibe individualmente (salvo, en todo caso, para el pequeño círculo de los dominantes, las élites que han concertado y acaparan el sistema de gobierno), sino de forma colectiva, patriótica, materializada en un estado o sociedad nominalmente libre de la opresión burguesa. No importa que las masas, entendidas como menores de edad, hayan de ser dirigidas —por su bien —de forma autoritaria. De forma provisional, naturalmente, hasta que se haga posible el imposible de dar el paso a la sociedad sin estado y sin autoridad. Tal venía a ser la propuesta tardomarxista a la que, al menos, hay que reconocerle el hecho de no haber caído en la trampa del pensamiento individualista. Bajo este paraguas ideológico los estados leninistas usarán, al igual que sus homólogos de libre mercado, la etiqueta «democrático» para autodefinirse. Recordemos que ese planteamiento de despotismo bienintencionado se asemeja no poco a la teoría de, por ejemplo, John Stuart Mill. Incluso a la de Hobbes.

Con el advenimiento de las modas contraculturales, a partir de los años 60 del siglo XX, en las grandes capitales de Occidente, y la posterior eclosión de la llamada posmodernidad, el anarquismo tornará a cobrar importancia. Como es sabido, estos fenómenos sociológicos, de los que también nos ocuparemos más adelante, suponen una reacción contra el modelo moral y relacional burgués preponderante en esos momentos. El influjo sobre el individuo, sobre todo en edad joven, de la nueva sociedad de consumo y comunicación tendrá mucho que ver en la generación de esta nueva psicología. El nuevo patrón o estilo de vida que está posibilitando el estado de bienestar, junto con —en menor medida— el desgaste de las tradiciones religiosas y del referente ideológico comunista en su plano real, son factores también a tener en cuenta. Sus características son, entre otras, un individualismo exacerbado, de carácter narcisista (por si aún quedaba alguna vuelta de tuerca más que darle a esta concepción del ser humano), el subjetivismo moral, la fascinación romántica por la rebeldía y una, más o menos impostada, posición de crítica y deseo rupturista con algunos aspectos formales de la sociedad vigente, con especial animadversión hacia los vestigios antropológicos remanentes; por ejemplo, la religión o la cultura rural tradicional (12). En este contexto, el anarquismo, debidamente despojado de su tradición popular mutualista, retomando sus visiones más individualista-libertarias, encajará a la perfección. El renacido anarquismo ya no estará integrado por masas proletarias articuladas en cooperativas y sindicatos. Aunque entre sus filas se mantengan algunos «históricos», viejos dinosaurios depositarios de la memoria de los «gloriosos» tiempos pasados, no será la punta de lanza de la acción de obreros y campesinos para caminar hacia la revolución social, ni en primera fila de sus tácticas estará la autogestión o la huelga general revolucionaria. Antes bien, será un movimiento sociocultural protagonizado fundamentalmente —aunque no solo— por jovencísimos activistas urbanitas, frecuentemente más preocupados por su estética personal autorreferencial que, en general, por cualquier otra cosa. Apenas formados en su propia tradición ideológica y poco distinguibles de las tribus urbanas —hippies, beatniks, punks, okupas...— con las que mantendrán lazos de promiscuo parentesco. La noción revolucionaria, como digo, en estos casos quedará, de facto, arrumbada, relegada meramente a la pose discursiva y estética, y la praxis se concretará básicamente en manifestaciones culturales (ropa, música, diseño), en propaganda teórico-panfletaria (fanzines, carteles, pintadas, webs más tarde...) y, en algunos sitios, un tipo de acción sindical minoritaria. La nomenclatura escogida entre las múltiples variantes históricas —anarquista, libertario— volverá a poner la mirada en lo individual. La voz «anarquía» —no normas— expresará el imaginario de muchos seguidores de esta ideología —occidental al máximo— de poder actuar individualmente de forma irrestricta, más allá de cualquier convención social. Buena parte del movimiento será pasto de la posmodernidad y, a diferencia de lo que ocurría en etapas pretéritas, los anarquistas, por ejemplo, serán apologetas del consumo irrestricto de drogas —«anarkía y cerveza fría», fue un conocido slogan, con la ka, además, que en España subraya la pose pretendidamente radical— y consumidores tan desaforados como cualquier otro (de productos alternativos, eso sí; tatuajes, conciertos, alcohol y otras drogas, vestuario...). En su anhelo autorreferencial, muchos grupos libertarios a caballo entre el siglo XX y el XXI, serán bastante más conocidos por parte de propios y extraños a causa de sus expresiones de violencia tribal-urbana «anticapitalista», «antifascista», etc, que por sus propuestas políticas propositivas. Esta impronta tan pretendidamente rompedora y tan situada en el terreno de lo estético, provocará que algunas iniciativas actuales de signo cooperativo-comunitario, las cuales son dignas herederas de la tradición mutualista, (estoy pensando, por ejemplo, en el movimiento de cooperativas integrales, en neorrurales y ecoaldeas o en grupos que trabajan diferentes tipos de autogestión vecinal), seguramente, no terminen de sentirse demasiado cómodas bajo la etiqueta «anarquismo», ni sientan especiales ganas, en algunos casos, de vincularse a los colectivos libertarios «oficiales» (13).

Mi valoración personal actual sobre el movimiento es sentimentalmente agridulce. Si bien nunca me identifiqué con la etiqueta «anarquista», la cual evocaba en mí una especie de caricatura —un tipo de militante enamorado del color negro, de la violencia urbana a lo black bloc, consumidor habitual de speed y/o kalimotxo, formado ideológicamente a base de las letras del grupo La Polla Records (hablo de una cierta época)—, me hacía más gracia el concepto «libertario», que relacionaba con la tradición histórica realmente revolucionaria del anarquismo. A día de hoy, después de comprobar cuánto debe el anarquismo, incluso en dicha vertiente, al liberalismo individualista burgués, tampoco me termina de convencer. Viendo lo que hay, casi le tengo que dar la razón a la sempiterna crítica leninista de que el anarquismo (al menos el actual) es pequeñoburgués. Añadiría que, salvo honrosas excepciones, además de acomodaticio —quiérase o no— con respecto a la sociedad vigente, también es materialista hasta la médula, llegándose al punto de que ya no hay corazones en los que quepan mundos nuevos. De hecho, estoy por decir que, a pesar de sus contradicciones sociológicas, mayores que las del anarquismo, como punto de partida teórico hacia una posible sociedad futura mejorada, prefiero la propuesta cristiano-evangélica; mucho más propensa a lo colectivo y comunitario (aunque sea bajo su propia identidad fundante) en lo axiológico y en lo práctico, más humanista y —teóricamente— mucho menos materialista. Cuando dialogo con personas afines o integrantes del movimiento libertario, y sin pretender tener razón a toda costa, constato que de ellas suelen emanar discursos autojustificatorios y nunca, o casi nunca, autocríticos. Incluso cuando quienes los defienden son funcionarios del estado (o aspirantes a ello), partidarios de leyes represivas y cosas aun más incongruentes —lo cual no es nada infrecuente—. Ello no hace sino socavar todavía más la credibilidad que concedo a este punto de vista ideológico, que no compromiso revolucionario, el cual, aunque lo fue algún día, con honrosas excepciones, repito, hoy ya no lo es.

Notas

5- Thomas Jefferson (1743-1826): tercer presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, considerado uno de los padres de la nación. Influido por el pensamiento de Locke, profundiza en sus ideas, desarrollándolas y dándoles cuerpo en lo que es conocido como «democracia jeffersoniana». Es la base teórica del sistema político actual estadounidense, que fue el primero del mundo de sus características y el modelo que fueron imitando después otros estados. Su concepto de la libertad individual era ambicioso, ya que no se limitaba a la idea que, décadas después, expresaría Stuart Mill de que el único límite a la libertad de uno es la de los demás. Jefferson entendía que el estado, además de garantizar eso, debía refrenarse al máximo a la hora de limitar la libertad de sus gobernados. De ahí, por ejemplo, la vigencia del movimiento que defiende el derecho de los ciudadanos norteamericanos a poseer armas de fuego (idea que, por cierto, sostienen algunos teóricos libertarios de la actualidad como, entre otros, Toni Negri). Llegó incluso a afirmar la posible viabilidad del anarquismo en sociedades pequeñas. Esta idea le fue inspirada por su observación de los nativos americanos, a quienes, por cierto, no dio cuartel en su etapa como gobernante. Racista y dado al lujo, fue dueño de centenares de esclavos (su mentor, John Locke, por su parte, además de terrateniente absentista, también fue accionista de una compañía de comercio de esclavos). La figura de Jefferson, en la que algunos estudiosos quieren ver un «filósofo anarquista», jugó cierto papel para que el pensamiento libertario europeo (por ejemplo el de Proudhon) tuviera poca repercusión en Inglaterra y Estados Unidos, donde fue percibido -sin más- como una extensión lógica del liberalismo de Locke y la democracia jeffersoniana.

6- Ricardo Flores Magón (1873-1922). Pensador, periodista y activista revolucionario mexicano, procedente de una familia liberal. Está considerado como uno de los principales precursores de la revolución mexicana de 1910. Pasó largos años en prisión, donde murió, a causa de su activismo armado y su periodismo crítico con el ente gubernamental. A lo largo de su vida se fue radicalizando y, junto a su hermano Enrique, llegó a posiciones anarquistas realizando una fusión entre la teoría libertaria europea del momento, el liberalismo mexicano del siglo XIX y las tradiciones comunitarias de los pueblos indígenas. En la actualidad, algunas iniciativas políticas de pueblos indígenas mexicanos (sobre todo en Chiapas y Oaxaca) se reivindican herederas de este pensamiento —el magonismo—, que también es asumido por grupos urbanos de jóvenes anarquistas del país.
Por su parte Errico Malatesta (1853-1932), incansable activista revolucionario italiano, es considerado por algunos autores como la más ética de las grandes figuras del movimiento libertario.

7- En la década de 1870, la ciudad de Alcoi era ya un importante núcleo del anarquismo ibérico, estando afiliados a la Federación Regional Española de la AIT (Asociación Internacional de los Trabajadores, «La Internacional») casi la cuarta parte de obreros de la ciudad. En 1873, siguiendo el llamado de la FRE-AIT de organizarse y prepararse para la inminente revolución social, los obreros alcoyanos organizan una huelga general en la que, en principio, exigen un aumento de los salarios en un 20% y la disminución de la jornada laboral de doce a ocho horas. Tras recibir la negativa por parte de los empresarios locales exigen la renuncia del alcalde de la ciudad y que el poder municipal pase a estar administrado por los obreros. En el transcurso de estas negociaciones el alcalde republicano federal (estamos en la Primera República Española) Agustí Albors, «Pelletes», ordena abrir fuego contra los manifestantes causando un muerto y varios heridos. Éstos responden armándose y conquistando el poder por la fuerza, matando al alcalde y a varios guardias y tomando a los industriales como rehenes. La Revolta del Petroli, así llamada por el olor que dejaban las antorchas utilizadas como símbolo por los obreros alzados en armas, fue sofocada por el ejército republicano tras apenas una semana de autogobierno proletario. La represión posterior fue amplia y cruel.

8- La huelga de La Canadiense, que es como era conocida una de las empresas que suministraban electricidad a Barcelona, se inicia cuando ésta despide a ocho trabajadores por realizar actividades sindicales. La solidaridad de sus compañeros de sección, secundada pronto por más trabajadores, se convierte finalmente en una huelga de toda la empresa, la cual despide a más empleados. La huelga consigue el apoyo de los trabajadores del resto de empresas eléctricas de la ciudad, que queda sin suministro. Pronto se suman obreros de otros sectores estratégicos (agua, ferrocarriles...) y se desemboca en una huelga general de toda la ciudad. En este punto los trabajadores, coordinados por el sindicato CNT, se saben fuertes. Además de la readmisión de todos los despedidos y la garantía de que no habrá represalias hacia los huelguistas, exigen el reconocimiento de la actividad sindical y la implantación de la jornada laboral de ocho horas. La fortaleza y cohesión del movimiento huelguista obliga a intervenir al gobierno central español, preocupado de que la insurrección laboral saltase a otras zonas del país bajo influencia cenetista o que fuese apoyada por el otro gran sindicato, la UGT. Así, la huelga concluye con la aceptación de la mayoría de las demandas de los huelguistas y el propio conde de Romanones, presidente del gobierno, firma el famoso decreto de la jornada de ocho horas. Esta huelga, a pesar de que mucho de lo pactado fue incumplido y de que la CNT fue duramente reprimida posteriormente, es considerada un gran éxito del anarquismo y del movimiento obrero.

9- El 4 de noviembre de 1936, acudiendo a la llamada del presidente socialista Largo Caballero, cuatro destacados miembros de la CNT tomaron posesión como ministros en el gobierno de la república española. Éstos fueron Federica Montseny, Juan García Oliver, Joan Peiró y Juan López. García Oliver, a la sazón ministro del interior (creador del sistema de campos de trabajo penitenciarios), nombró a otro cenetista, Melchor Rodríguez, como director general de prisiones. En la vertiente militar, más allá de Buenaventura Durruti, de quien podemos decir que, junto con sus camaradas anarquistas en el frente de Aragón y en la defensa de Madrid, casi hizo la guerra por su cuenta, cabe citar a Cipriano Mera. Tras una amplia militancia en CNT, al inicio de la guerra civil, al igual que Durruti, comanda una columna de anarcosindicalistas. Decepcionado por la falta de eficacia militar de las milicias anarquistas, solicita su incorporación orgánica al ejército de la república, al que accede con grado de comandante y termina con el de teniente coronel, al mando del IV Cuerpo del Ejército, con el que logra, en la batalla de Guadalajara, la única victoria militar de importancia del bando republicano en la contienda. En su favor hay que decir que se le recuerda —tanto por parte de correligionarios como de adversarios— por su honestidad y humanidad, y por su coherencia. Burlando prisiones e incluso la condena a pena de muerte decretada por Franco, nunca abandonó la militancia anarquista, la cual compaginó con su trabajo de albañil, del que vivió hasta su muerte, sucedida en Francia en 1975.

10- La secuencia se inicia en la Rusia posrrevolucionaria. Los anarquistas habían sido aliados de los bolcheviques y mencheviques en el proceso que desembocó en la revolución de 1917, y habían jugado un papel importante en ella. Tras la supresión del poder zarista surge una pugna de signo político y armado entre el núcleo duro del partido bolchevique y sus antiguos aliados, entre los que se encuentra el conglomerado de colectivos anarquistas. Entre 1918 y 1922 se dan distintos episodios en forma de atentados, confrontaciones armadas y represión policial, que terminan con la victoria de los leninistas y la aniquilación —incluso física— del que había sido importante y popular movimiento libertario ruso. Es reseñable el caso de Ucrania, territorio de mayoría anarquista en el que el líder Nestor Majnó, a partir de 1918, combatió con éxito a las tropas zaristas contrarrevolucionarias (el ejército blanco) durante dos años, logrando mantener importantes zonas del país administradas por el propio campesinado según principios más o menos libertarios. En 1920 tropas trotsko-leninistas muy superiores en número (el ejército rojo) atacan al ejército de Majnó, al que derrotan, condenando a sus integrantes a una feroz represión e instaurando en Ucrania la forma de dominación política centralizada que estaban aplicando en el resto del país. También cabe recordar el episodio de la ciudad de Kronstadt, en el que marinos de la flota del Báltico —entre los que había anarquistas, socialistas e incluso bolcheviques desencantados— se rebelaron contra el poder de Moscú en reclamación de mayores cotas de democracia obrera, siendo también vencidos y posteriormente masacrados.
En Italia —Malatesta es la figura más conocida— sucedió en los años 20 un importante movimiento anarcosindicalista, no muy distinto al que se estaba dando en España. Quizá más enfocado al mundo rural. El advenimiento de la dictadura de Mussolini ilegalizó todas las formaciones libertarias en 1926 y persiguió duramente a sus integrantes, logrando aniquilar el movimiento (al igual que al comunista) en la práctica. Ni siquiera tras la segunda guerra mundial éste pudo recuperarse.
Por su parte en España es conocida la importancia del movimiento anarcosindicalista (se dice que —habría que comprobarlo— la CNT llegó a tener un millón de afiliados en la década de 1930). Ya durante la propia guerra civil es conocido el acoso que sufrió este importante movimiento social y político anarquista por parte de las facciones estalinistas que controlaban el gobierno de la república. Pero es la victoria del ejército comandado por el general Franco y la posterior implantación de un estado autoritario, lo que acaba con la práctica totalidad del anarquismo en España, el cual fue perseguido, encarcelado, fusilado u obligado al exilio hasta grados inimaginables, lográndose también su práctica extinción.
El movimiento anarquista corrió suerte similar en otros lugares de Occidente en los que tenía cierta presencia. En EEUU, por ejemplo, el anarquismo, conjuntamente con el resto de activismo socialista fue perseguido por el estado en las décadas de los años 20 y 30. El ejemplo más conocido es el proceso y ejecución en 1927 de los obreros inmigrantes anarquistas Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti.
La película de Héctor Olivera «Patagonia Rebelde» (1974), describe a la perfección el caso argentino.

11- El comunismo de inspiración marxista, en tanto referente, llegó a calar con fuerza, incluso, entre la intelectualidad de los países capitalistas de occidente entre, aproximadamente, 1949 (Revolución China) y 1989 (Caída del Muro de Berlín). Las principales figuras del movimiento surrealista del momento, por poner un elocuente ejemplo, por definición a años luz de las teorías materialistas de Marx, no dudaron en adscribirse públicamente a esta ideología.

12- Salvando las distancias, esta forma más o menos rupturista de comprender la realidad viene a ser un revival del espíritu ilustrado, del que hemos venido hablando.

13- Hay una excepción digna de mención a todo lo dicho en estos párrafos. En los últimos años del franquismo y en la nueva etapa llamada «transición» (década de 1970), hubo un cierto resurgir del anarquismo de masas en España. La formidable experiencia de la CNT entre 1910 y 1939, a pesar del esfuerzo de la dictadura en hacerla olvidar, mantenía parte de su memoria colectiva y gozaba de prestigio entre la clase obrera. Esta década coincidió con una crisis económica que tuvo fuerte impacto en la economía de carácter industrial que, en esos momentos, era significativa en el país. El movimiento obrero volvió a las calles, principalmente de la mano de los sindicatos —entonces— de inspiración comunista UGT y Comisiones Obreras y del PCE. La CNT, refundada oficialmente en 1976, jugó un papel importante logrando la afiliación de un sector significativo del proletariado. Sin embargo, su retorno a la centralidad política fue fugaz. Tras el éxito de las jornadas libertarias de 1977, que congregaron a cientos de miles de personas en Barcelona, el «Caso Scala» (1978), un montaje policial que criminalizó a la organización, marcó el inicio de la desafiliación y su pérdida de influencia. Tras el V Congreso, celebrado a finales de 1979, el derrumbe es total. En apenas dos años se pasa de más de 300.000 afiliados, a menos de 30.000. En poco tiempo lo que queda de la CNT está prácticamente aislado del universo obrero y sus militantes dedicados al tipo de luchas minoritarias de las que he hablado arriba. La explicación es sencilla. El cambio de modelo político y el fin de la crisis económica terminan por introducir a España en la sociedad de consumo europea. La economía española va perdiendo su carácter industrial y se va terciarizando. Desaparece el proletariado —y el campesinado— y se configura la gigantesca «clase media» que hoy es característica de todo Occidente. El proyecto libertario en este contexto resulta anacrónico; algo muy alejado de los deseos e intereses de la gran mayoría de la población. Esto bien lo captó el sector de anarquistas que en 1979 se escindieron de la CNT para crear lo que luego se llamó CGT: un sindicato que realiza la cuadratura del círculo, otra vez, de desarrollar una lucha supuestamente anarquista desde las propias instituciones del sistema. Para no perder la costumbre de la contradicción, CNT y su escisión proporcionaron durante años un curioso espectáculo pleiteando entre ellas en los tribunales del estado.

Categorías: Tortuga Antimilitar

Los verdes alemanes son ya el partido más belicista

21 April, 2024 - 00:00

Carmela Negrete

Cuando la política alemana Sahra Wagenknecht llamaba en octubre de 2022 al partido verde Die Grünen «el partido más peligroso» con representación en el Bundestag, la indignación de sus todavía camaradas de Die Linke no se hizo esperar. El por entonces jefe del grupo parlamentario, Dietmar Bartsch, le espetó a la prensa: «El partido más peligroso es y sigue siendo la Alternativa por Alemania». Wagenknecht, en su juego de sutilezas cada vez más burdas, con guiños a los votantes ultra que quiere rescatar para un supuesto centro liderado por ella, explicaba que su afirmación se basaba en el hecho de que la AfD no forma parte del gobierno y por, muy peligrosas que sean sus ideas, no las puede poner en práctica… a diferencia del partido verde.

Lo cierto es que los políticos verdes no se afanan mucho por desmentir dicha acusación. Muy al contrario, «el partido que antaño fuera el brazo parlamentario del movimiento por la paz es hoy el defensor de los intereses de la industria armamentística en el Bundestag», según constata el periodista Matthias Rude en su librito «Los verdes: del partido-protesta al partido de la guerra». Y es que las mayores barbaridades que se han dicho en Alemania desde que Rusia comenzó la guerra a la que ha llamado «operación especial», fueron dichas por los verdes, que parecen empujar al gobierno a participar en el conflicto como si de un activismo se tratara. Las frases de la Ministra de Exteriores Annalena Baerbock, al asegurar que «estamos librando una guerra contra Rusia» o que quiere «arruinar a Rusia» con las sanciones, han pasado a la historia reciente como ejemplos peligrosos de infamia bélica. Y es que nunca se sabe qué nos depara el futuro en lo que respecta a la Realpolitik.

El exministro de exteriores del partido verde Joschka Fischer aseguraba el jueves que se sorprendía de sí mismo, de cómo había pasado de ser un joven pacifista en los 60 a lo que es hoy: «No pensé que yo, Joschka Fischer, algún día diría tales cosas en público», aseguró el jueves pasado en un podio en el festival lit.Cologne. Tal vez es que las pensaba en privado. Es posible que Fischer se descubriese a sí mismo en traición a sus propios ideales, al asegurar que «el camino más corto» para conseguir una disuasión militar europea sería la extensión de los arsenales nucleares de Francia y Gran Bretaña a toda Europa. Dicha «sorpresa» también era pose sino mentira, ya que lleva con esta cantinela desde diciembre. Die Grüne se nutrió en buena parte de las protestas contra la guerra de Vietnam y del movimiento contra la energía atómica..

Y ¿Qué dicen al respecto los políticos de otros partidos que están a favor de armar a Ucrania en su lucha contra la potencia nuclear rusa? El jefe de la oposición, líder del partido socialdemócrata CDU, Friedrich Merz, se ha mostrado a favor de una discusión al respecto, pero no va tan lejos como Fischer. El experto en defensa de dicho partido, que hace dos semanas llegó a proponer admitir a Ucrania en la OTAN, aunque se encuentre en estado de guerra, Roderich Kiesewetter, cree que las armas nucleares para Europa son una opción «poco realista». La aguerrida jefa de la Comisión de Defensa Marie-Agnes Strack-Zimmermann del partido liberal FDP, que también es miembro del lobby de la industria de defensa «Círculo de Apoyo del Ejército Alemán», está en contra de dicha idea, como explicó en la radio Deutschlandfunk a mediados de febrero. Fischer, co-responsable de llevar al ejército alemán a su primera guerra en suelo europeo tras la Segunda Guerra Mundial, no se anda con mamandurrias. El político y veterano ha explicado a Die Zeit en una entrevista a principios de marzo que su posición en contra del servicio militar obligatorio en el pasado fue «un error», enviando así un mensaje directo a su partido. Los Verdes y el partido liberal FDP rechazan hasta ahora el servicio militar obligatorio y abogan por un servicio militar «voluntario». Sin embargo, no tienen objeciones en reeducar a los jóvenes en escuelas e institutos al respecto con la visita de oficiales, y la Ministra de Educación del partido liberal aseguró esta semana incluso: «Hay que preparar a los jóvenes para situaciones de guerra». Mientras tanto, critican que en Rusia se adoctrine a los jóvenes para ir a la guerra.

Los votantes verdes, los únicos a favor de enviar misiles Taurus

Nadie ni nada obligaba al partido verde Die Grüne en 2021 a elaborar una propaganda electoral para las elecciones de 2021 semejante: «abogamos por la prohibición de la exportación de armas y productos militares a dictaduras, regímenes que desprecian los derechos humanos y zonas de guerra». El partido prometía presentar «una ley de control de exportación de armas». Con dicho reclamo pretendían cazar a los electores menos avezados en historia reciente, pero con sensibilidad pacifista. La invasión de Ucrania dió a dicho discurso un giro de 180 grados y, para sorpresa de nadie, los mismos electores que habían llevado a Die Grüne a ser la tercera fuerza parlamentaria, continuaron con su apoyo a las decisiones tomadas por los líderes de dicha formación. Una de las explicaciones que se han propuesto para este fenómeno es la rusofobia derivada del hecho de que la tradición del marxismo maoísta en los verdes es más acentuada. En la práctica, la guerra de Ucrania se ha convertido para ellos en una cruzada épica, miope con la corrupción y las tendencias neonazis en Ucrania.

La entrega a Ucrania para su defensa contra Rusia de los misiles de crucero tipo Taurus ocupa desde hace semanas los debates e informativos. El canciller Olaf Scholz se niega a entregarlos y ya son dos las veces, la última esta semana pasada, que se votaba en el Bundestag en contra. Como han explicado expertos y como se deduce del audio aparecido con militares alemanes que discuten el escenario de ayudar a Ucrania a atacar suelo ruso con dichas armas, la participación de soldados alemanes sería necesaria si se quiere que su uso tenga lugar en las próximas semanas y no haya que esperar meses hasta que los propios soldados ucranianos sepan utilizarlos. Además, como se filtró el jueves de una reunión del Consejo de Defensa, para su uso son necesarios equipos de procesamiento de datos que Alemania necesita para su propia defensa. Filtración por la cual Strack-Zimmermann ha anunciado que ha interpuesto una denuncia ante la fiscalía.

Y es que esa información afecta a la percepción social de cómo de peligrosa es la participación del país en el conflicto ruso-ucraniano. Según una encuesta del instituto YouGov, encargada por la agencia de noticias alemana DPA, solo el 28% de los encuestados están a favor de entregar los misiles, que tienen un alcance de hasta 500 kilómetros y que pueden ser usados por Ucrania para atacar la capital rusa, Moscú. Un 58% de los alemanes están en contra de dichos envíos de Taurus y el 31% de cualquier colaboración en materia militar. En febrero, el 34% de los encuestados estaba a favor de mandar Taurus, por lo que la tendencia en la sociedad es a la baja. Por partidos, el 49% de los votantes cristianodemócratas está en contra, así como el 54% de los liberales, mientras que los electores del partido verde Die Grüne son los únicos que presentan una mayoría a favor con el 48%. Asimismo, el 72% de los alemanes rechaza la propuesta alocada de Emmanuel Macron de enviar tropas a Ucrania.

‘Feminismo imperialista' en la política exterior

El pasado 8 de marzo, una manifestación internacionalista y anti-imperialista recorría las calles de Berlín. En ella, un grupo de activistas portaba una pancarta con el lema «Feministas y mujeres en el poder: ¡matamos por dinero!», acompañada de la foto de cuatro políticas alemanas de los partidos socialdemócrata, cristianodemócrata, liberal y también del partido verde, incluida la Ministra de Exteriores Annalena Baerbock. La policía retiró dicha pancarta de la protesta entre el descontento de las activistas que la portaban. Baerbock comenzó su mandato con el propósito manifiesto de llevar a cabo una «política exterior feminista». Es por ello que la protesta se dirigía contra ella también en el lema principal de la misma, que se orientaba contra el «feminismo imperialista», criticando el papel de su Ministerio en especial en el apoyo al genocidio de Israel en Gaza.

La feminista Baerbock fue criticada por gastarse 170.000 euros en estilista, pero se ve que su partido no presta mucha atención a actualizar su imagen digital. En la web todavía se puede leer: «Nosotros, Die Grüne en el Bundestag, defendemos la paz, el desarme, la seguridad cooperativa y una cultura de contención militar, así como el fortalecimiento de los derechos parlamentarios». También dicen que «además, rechazamos el envío de armas a zonas de guerra y crisis». Su gobierno autorizó en 2023 exportaciones de armas de guerra por valor de 20,1 millones de euros a Israel, incluso después de que dicho estado comenzase la mayor masacre de menores en todo el mundo en dicho periodo. Las exportaciones totales de material militar a Israel fueron de 326 millones de euros.

La política del nuevo partido de Wagenkencht y ex-Die Linke, Sevim Dagdelen, pidió en enero que «en lugar de seguir suministrando más armas a Israel, que podrían resultar en la muerte de más civiles palestinos, el gobierno federal debería revocar sus permisos de exportación y apoyar un alto el fuego inmediato en Gaza» en un comunicado. La mayor parte de las exportaciones autorizadas se llevaron a cabo después del asalto de la organización armada Hamas a Israel el 7 de octubre. Los verdes alemanes no solo rompieron su promesa electoral de no enviar armas a zonas en conflicto, sino que es posible que con dichas acciones incluso se hayan convertido en cómplices de genocidio.

Fuente: https://diariored.canalred.tv/inter...

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Amnistía Internacional acusa a EEUU de sostener el sistema de torturas en los campos de detención del noreste de Siria

20 April, 2024 - 00:00

Andrea López Tomàs

Marwa sabe que nadie en su lugar podría haber soportado lo que ella tuvo que vivir. “Intenté escapar pero me capturaron, tenía dos opciones: casarme o ser trasladada a una prisión subterránea”, recuerda esta mujer siria sobre el tiempo que pasó en las 'madafas' de Estado Islámico, es decir, las casas de huéspedes para mujeres del grupo terrorista. “No podíamos salir de allí ni ver a nadie de fuera”, rememora ahora desde un centro de detención en el noreste de Siria. Su historia es la de miles de mujeres que cayeron en las redes del tráfico de Estado Islámico durante el califato. Ahora, muchas de ellas, decenas de miles, siguen atrapadas en insalubres e inhumanos centros de detención bajo el control de la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES, por sus siglas en inglés) y sus milicias asociadas, apoyados por Estados Unidos, según denuncia Amnistía Internacional.

“Las víctimas de tráfico, como esta mujer, tienen algunos derechos: no ser condenadas por los actos cometidos durante su tiempo bajo coacción y la obligación por parte de sus gobiernos de repatriarlas”, señala Lauren Aarons, asesora principal sobre género, conflictos y justicia internacional de Amnistía Internacional. Pero en el infierno de estos infames centros no hay lugar para el derecho internacional. Más de 56.000 personas son víctimas de esta ausencia al seguir encerradas por sexto año consecutivo en 27 centros de detención y dos campos a cielo abierto, Al Roj y Al Hol, gestionados por la AANES. Así lo recoge Amnistía Internacional en su informe 'Las consecuencias: injusticia, tortura y muerte bajo custodia en el noreste de Siria' realizado a través de tres visitas a estas instalaciones, “bastante excepcionales”, y más de 300 entrevistas con prisioneros, exprisioneros y funcionarios.

Niños separados de sus madres

Amnistía Internacional denuncia que más de la mitad de las personas retenidas en este sistema son niños. "Estos 30.000 menores presos suponen la mayor concentración de niños privados de libertad en cualquier parte del mundo", subraya Nicolette Waldman, asesora principal de crisis de la organización con sede en Londres. Muchos de ellos llegaron como menores a los centros de detención y han entrado a la edad adulta desde una celda. “En los campos de detención, dónde el 94% de prisioneros son mujeres y niños, hay una política de separar a los hijos extranjeros una vez cumplen 11 o 12 años de sus madres y llevarlos a los centros con otros hombres adultos”, añade Waldman. Esta separación es el principio de una vida repleta de ellas que obstaculiza la posibilidad de repatriación para estos niños.

Para algunos de ellos, sus propios gobiernos son, de alguna forma, responsables de su permanencia en el infierno. “Estados Unidos no sólo participó en el establecimiento de estos centros de detención administrado por las autoridades autónomas, sino que tiene un papel clave en el apoyo y mantenimiento de este sistema”, insiste Waldman. “Más allá de los millones de dólares que dan a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), los funcionarios estadounidenses sobre el terreno realizan visitas frecuentes a las instalaciones”, añade. De esta forma, Washington viola la ley internacional al transferir a los detenidos a los centros tras haberles interrogados, ya que allí pueden ser sujetos a tortura o, incluso, a la muerte.

Responsabilidad occidental

Desde la organización de derechos humanos, denuncian las trágicas condiciones en las que estas personas llevan seis años viviendo. Muertes en masa, confesiones forzadas por la tortura, palizas severas, violencia de género, descargas eléctricas, y un trágico etcétera. “En los campos de Al Hol y Al Roj, la detención de personas dentro de ellos va en contra del derecho internacional porque la gente no puede salir y llevan encerrados ahí desde el 2019 en condiciones inhumanas y que ponen en peligro sus vidas”, apunta Waldman. No todos los 56.000 detenidos en campos y centros han pasado por un juicio, y aquellos que sí lo han hecho no contaban con las garantías de un procedimiento justo.

“Hemos documentado toda una serie de preocupaciones al respecto del sistema jurídico de la región autónoma del noreste de Siria”, explica Aarons. En los últimos seis años, unas 9.600 personas han sido procesadas a través de los tribunales de defensa del pueblo. “Nadie tiene acceso a abogados, se da una práctica muy sistemática de torturas y malos tratos para forzar la confesión, las víctimas de Estado Islámico están siendo juzgadas por cargos antiterroristas muy vagos”, señala la asesora sobre género, conflictos y justicia internacional de Amnistía. La caótica situación que se produjo en marzo de 2019 tras la derrota del califato islámico en Baguz ha hecho que estos centros acojan a miles de personas vinculadas al grupo, pero también a otras que simplemente residían en la región bajo su control.

El apoyo de Washington a las FDS, integradas por milicianos árabes y kurdos, no terminó con la derrota del grupo yihadista. A día de hoy, EEUU continúa monitoreando cualquier asunto relacionado con los presos de Estado Islámico. Waldman explica que, al compartir los resultados de su informe con las fuerzas estadounidenses sobre el terreno, estas les respondieron que “hacían lo que podían”. “No sólo no lo están haciendo, sino que no están cumpliendo con sus obligaciones bajo el derecho internacional y apoyan un sistema de violaciones contra decenas de miles de personas”, subraya la representante de Amnistía, que también señala la colaboración de Reino Unido, Francia y las autoridades iraquíes en el asunto.

Fuente: https://www.epe.es/es/internacional...

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Concentraciones por Gaza

20 April, 2024 - 00:00

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Simone Weil en el frente

20 April, 2024 - 00:00

Simone Weil (1909-1943) fue una mujer inclasificable, alguien dijo «ser enraizado en la ausencia de lugar», este carácter hors norme hizo que sobre ella recayeran, desde sus tiempos de estudiante, los motes más variados: ratón, marciana, virgen roja, santa laica, y…hasta loca que dijese el general Charles De Gaulle. Una mujer dotada de una extrema radicalidad, autenticidad y empatía que le llevaba a probar las desgracias que afectaban a los humanos, a los de abajo; no se conformaba con teorizar sobre las condiciones de vida de los trabajadores, de los combatientes antifascistas y demás sino que se implicaba en tales ambientes con el fin de conocer en directo los padecimientos y las condiciones de lucha en directo. Este carácter indómito no era del gusto de los inspectores de educación, y los padres de las alumnas, que criticaban su manera de vestir y su discurso a favor de los pobres, que iba acompañado con la frecuentación de dichas compañías en sus paseos, etc. Tras trabajar en varios liceos, entró como obrera n una fábrica, experiencia de la que daría cuenta en su La condición obrera, que recogía su diario de fábrica y algunas reflexiones filosóficas y morales sobre la experiencia. En agosto de 1936, habiéndose enterado de la sublevación franquista en España, le faltó tiempo para conseguir un visado y un carnet de periodista, facilitado por algunos ferroviarios sindicalistas para cruzar la frontera y plantarse con su mochila en Barcelona. Pacifista convencida no dudó en acudir a luchar contra el fascismo, al considerar que lo que se iniciaba en el Estado español era una revolución y no estaba dispuesta en permanecer en la retaguardia viendo los toros desde la barrera. En la Ciudad Condal, en donde había pasado una temporada el año anterior, tomó contacto con Julián Gorkin, miembro del comité ejecutivo del POUM, al que trata de convencer para infiltrarse en las filas del enemigo para conocer el paradero del desaparecido Joaquín Maurin, cuñado de Boros Souvarine, de quien Weil era muy amiga, además de para tomar el pulso de la moral del enemigo; Gorkin asombrado de la fogosidad de la mujer, rechazó en redondo la propuesta de ésta al considerar que con semejante aspecto, sería descubierta por el enemigo de inmediato: «mi pobre Simone, con tu aspecto, tus reacciones, tu entusiasmo, quedarías descubierta en veinticuatro horas». El disgusto fue de órdago ya que ella consideraba que tenía derecho a morir, no comprendiendo el rechazo de Gorkin. Ella quería participar en la lucha, sacrificarse, a pesar de lo que había contado a sus padres de que simplemente se dedicaría a las labores de periodista, su deseo era ir al frente para lo que se une a la CNT y marcha hacia Lérida con un grupo de periodistas que acompañan a los milicianos; en un momento dado abandona el grupo y se dirige a Pina, al borde del Ebro, en donde ha oído que Durruti acude con frecuencia, y al que ve dirigirse a los campesinos. Allá es aceptada por un grupo internacional, compuesto de búlgaros, italianos, españoles, dos franceses, destinado a misiones peligrosas; ella era la única mujer en medio de veintidós hombres. Ella que no había tomado un arma en su vida, se ve con un mosquetón entre las manos, aleccionada por Carpentier; a pesar de las lecciones, cuando ella iba a disparar, todos sus compañeros huían temerosos debido a la falta de habilidad de la mujer a la que se había de sumar su miopía. De tales experiencias, y de los sentimientos experimentados, dará pormenorizada cuenta en el cuaderno que siempre la acompaña, quedando recogidos en una veintena de páginas y varias fotos de uniforme -como la que ilustra este artículo- bajo el título de Diario de España. Quiso, no obstante la fortuna que debido a su torpeza y sus problemas oculares metiese el pie en un recipiente de aceite hirviendo lo que hizo que, a pesar de su resistencia, fuera desalojada del frente: primero a un improvisado hospital en Pina, por llamarle de algún modo, y posteriormente ante la gravedad de las quemaduras a un hospital de Sitges. De allá le rescataron sus padres, que desconociendo el paradero de su hija, y contraviniendo la voluntad de ésta, se habían trasladado a Barcelona y movían Roma con Santiago por saber de ella, para lo que permanecían de guardia constante frente a las oficinas del POUM. Hallada en el hospital y no fiándose del tratamiento que estaba recibiendo, el padre se llevó a la hija, contra la voluntad del estupefacto médico, a la pensión en la que estaban, en donde le practicó los auxilios de urgencia. Cuarenta y cinco días duró la experiencia de la filósofa metida a miliciana. Si líneas arriba, decía que por suerte había debido abandonar el combate es a causa de que todo el resto de componentes del grupo, ella como única mujer, murieron bajo el fuego de los falangistas.

De todo esto habla Adrien Bosc (Avignon, 1986) en su «Colonne», publicado en Stock. El libro pone el foco en las circunstancias de este episodio no excesivamente conocido vivido por aquella tenaz y combativa mujer de veintisiete años que no conocía ni ripio de castellano, ni por supuesto de catalán, y para la que «escribir, pensar, actuar, son una sola y misma cosa». El tema de la novela no se detiene en el momento de su vuelta, junto a sus protectores progenitores, a su país, sino que se extiende a los años posteriores hasta el fallecimiento a causa de la tuberculosis en Londres en 1943. Además de este episodio y los que se sucedieron posteriormente, iluminación religiosa que le condujo a profesar a su modo el cristianismo, en una postura que podría resumirse en un Cristo sí la Iglesia no, y que proponía que en las puertas de las iglesias pusiese un cartel que prohibiese la entrada a quienes ganasen más de equis; sin obviar los intentos de participar de manera directa, lanzándose en paracaídas en territorio enemigo, en la resistencia de la France libre, operación que le fue rechazada, de ahí el calificativo de loca proferido por De Gaulle, siendo al final destinada, en 1942, a la dirección de Interior como redactora, en Londres, en donde fallecería en unas condiciones singulares al negarse a ingerir alimentos, compartiendo así el destino de sus conciudadanos franceses y de otros hambrientos del mundo…lo que dio lugar a toda una serie de versiones acerca de su pretendida anorexia, tendencias masoquistas, y…otras yerbas. Por asociación, con el tema del hambre, me vienen al recuerdo aquellas palabras de Simone de Beauvoir en su Memorias de una joven formal que habiéndose cruzado, en 1926, en el patio de la Sorbona con una banda de antiguos alumnos de Alain entre los que iba Simone Weil, que llevaba en su bolsillo de su chaquetón un ejemplar de Libres propos y L´Humanité: «ella me intrigaba, a causa de su gran reputación en lo que hace a su inteligencia y de su manera de vestir estrafalario…Una gran hambre acababa de devastar China, y se me había contado que que conociendo esta noticias ella había sollozado: estas lágrimas forzaron mi respeto todavía más que sus dones filosóficos».

Si la parte de la que da cuenta la historia referida está tomada por el escritor del moleskine de la mujer, la otra parte, en contraposición, da cuenta de la carta que le había dirigido Simone Weil, que se encontró en la chaqueta de Georges Bernanos cuando falleció en 1948. Bernanos era un ferviente católico, monárquico y conservado que se trasladó a Mallorca con el propósito de unirse a las fuerzas sublevadas. La visión de los crímenes, y las ejecuciones sumarias le horrorizaron hasta el punto de afirmar que aunque los muertos callen hablarán los cementerios, conversión expresada en su Los grandes cementerios bajo la luna. En la carta referida, que en su momento provocó un enorme revuelo y no poca indignación, mostraba su horror ante la actitud de «hombres que parecían valientes, que contaban sonriendo cuántos sacerdotes o “fascistas” (término muy amplio) habían matado», dejando ver in extenso su decepción ante las atrocidades vistas, como la liquidación de nueve supuestos fascistas como represalia a los nueve asesinados en Mallorca por los fascistas…u otros episodios como el de aquel chaval de quince años al que se encontró, haciéndose el muerto, con un escapulario, un carnet de la falange y una carta de su madre, y al que Buenaventura Durruti, en persona, le tratará de convencer de que se convierta en anarquista y si no la hace le espera la muerte, al día siguiente fue fusilado. Del corto verano de la anarquía hablaba Hans Magnus Enzensberger, dando cabida entre otros a las opiniones de Weil.

Decía Albert Camus que la guerra civil española fue la mala herida de Simone Weil, a la que consideraba el espíritu más grande de nuestra época, no fue la única que allá vio la bestia humana, guiada por la fuerza y la hybris, las pasiones desatadas, que convierten las buenas causas en replica especular de las del enemigo, lo que hace que los medios marquen, o se conviertan, en el fin…No fue Simone Weil, la única herida, pues Georges Orwell, léase su Homenaje a Catalunya, vio a la bestia comunista en acción, o Arthur Koestler que padeció, espantado, la infame presión de los franquistas y de sus contrarios.

Si en el libro se ve la decepción y el horror de los dos personajes nombrados, justo es destacar que el elogio de esa mujer que siempre luchó contra la pobreza y el oscurantismo, manteniendo una clara apuesta anticolonialista y antifascista…más allá de cualquier disciplina de partidos o de comisarios de diferente pelaje…«una mirada radicalmente independiente e irreductiblemente excéntrica sobre las desdichas y sufrimientos de los de abajo, sobre sus ilusiones y esperanzas, sobre sus formas de organizarse y e comportarse, sobre ls teorías que inventaron para salvarse de la explotación y de la opresión, sobre la guerra y la paz, sobre la educación y la revolución», que dijese Paco Fernández Buey.

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Me permito ya que…añadir un par de artículo que en su momento vieron la luz en el diario GARA:

Simone Weil , el coraje de lo imposible

+ Emilia Bea (edición de )

Simone Weil. La conciencia del dolor y de la belleza

Trotta, 2010.

254 págs. / €.

El año pasado se cumplieron cien años del nacimiento de quien fuera considerada por Christiane Rangé como el ejemplo más claro del coraje puesto al servicio de lo imposible( Seuil, 2009). El aniversario supuso, como no podía ser de otro modo, la aparición de libros de y sobre ella, del mismo modo que fue la propicia ocasión para organizar actos académicos en los que se trabajó en torno a la importancia de esa inquieta mujer y de su obra; entre estos actos, en la sede valenciana de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, con cierto adelanto -en octubre de 2008-, tuvo lugar un seminario en el que se tomó como objeto de estudio a Simone Weil. La pluralidad de miradas vertidas sobre su quehacer queda ahora publicado en este volumen, que recoge las intervenciones de dieciséis participantes (Emilia Bea, Maria Clara Luchetti Bingemer, Wanda Tomassi, Massimo La Torre, Joseph Oton, José Ignacio González Faus, Adrià Chavarria, Carmen Revilla, Jesús Ballesteros, Miklos Vetö, Juan-Ramón Capella, Giulia Paola Di Incola, Atilio Danese, Robert Chenavier, Tommaso Greco y Carlos Ortega) .

La vida de Simone Weil (1909-1943) dio para mucho, su firmeza combinada con su versatilidad en lo que hace a dedicaciones: filósofa, escritora, mística, poeta, mujer comprometida con todas las luchas de los años treinta del siglo pasado, como muestra su trabajo en la cadena de montaje de la fábrica Renault, su participación en la guerra civil junto a la CNT o su participación en la resistencia al nazismo. Una vida intensa, entregada a tope, en la que la palabra iba al compás de la acción, y en la que se entremezclaban el combate político con el compromiso espiritual, su visión filosófica con su práctica mística.; «en un navío que naufraga, el pánico surge de que todos, sobre todo los marinos, no hablan obstinadamente más que la lengua de las navegaciones; y nadie habla la lengua de los naúfragos»… Simone Weil habla dicha lengua.

Sorprende cómo en una vida tan breve pudiera darse una madurez tan profunda en lo que hace a la sagaz mirada sobre la época convulsa que le tocó vivir, y en la que sumergió con infinita piedad y solidaridad hacia los otros aun a riesgo de poner en peligro su propia vida y no lo digo sólo por sus participaciones guerreras sino también por sus solidarias hambres para sentir con los más desvalidos. Una incombustible búsqueda de la justicia, de la verdad que ahora es estudiada en visión poliédrica que abarca desde el compromiso político, a sus intuiciones místicas, sin olvidar sus incursiones por la filosofía del trabajo, del derecho, etc.

Magnífica ocasión nos brinda esta obra para conocer a esta santa laica -que dijese Michel Serres-, cuya huella la dejó en vida pero como otras celebridades (Rimbaud, Lautréamont, Kafka o Nietzsche) la gloria la alcanzó tras su muerte…influencia que ha ocupado la reflexión de gentes tan dispares como Albert Camus -gracias a quien se publicaron sus obras en la editorial Gallimard-, André Breton, Maurice Blanchot, T.S.Eliot, Susan Sontag, etc.

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Simone Weil, la lengua de los náufragos

Decía Carlos Marx, refiriéndose a los communards parisinos, que habían tomado el cielo por asalto. Pues bien, Simone Weil hizo lo mismo y posteriormente el cielo le asaltó a ella, según confesaba, marcándola con el sello de lo sobrenatural. El día veinticuatro se cumplen setenta años de su muerte.

Esta mujer nacida en París el 3 de febrero de 1909 en el seno de una familia judía, afirmaba que «en un navío que naufraga, el pánico surge de que todos, sobre todo los marinos, no hablan obstinadamente más que la lengua de las navegaciones; y nadie habla la lengua de los náufragos»… Ella optó por hablar dicha lengua a lo largo de toda su entregada vida, posicionada del lado de los esclavos, de los oprimidos, los explotados, los perseguidos, etc.

Su vida fue corta pero intensa, tan intensa que podría establecerse que equivalió a más de diez vidas, digamos que, normales. Ya desde su niñez mostró un espíritu sorprendentemente singular e independiente: lectora impenitente, sin preocuparse apenas por su cuerpo ni por las pasiones (el amor y la amistad), y comiendo como un pajarito y hasta limitando sus comidas en solidaridad con los soldados del frente, en la primera guerra mundial; luego repetiría el gesto pensando en las víctimas del régimen del mariscal Pétain o en los combatientes de la guerra civil del 36. Tras sus estudios de bachiller entró con calificaciones brillantes en la prestigiosa École Normale Supérieure en donde fue compañera de otra Simone, de Beauvoir. Acabados los estudios de filosofía -ya en el liceo le había influenciado Alain a quien había tenido de profesor- sacó la agregaduría y dio clases en varios liceos, siendo su comportamiento discordante para con las rígidas normas de las autoridades académicas, que no para las alumnas ni algunos de sus padres; esas desviaciones le supusieron ser destinada a distintos lugares; por aquella época se le conocía como la virgen roja, pues se unía a las manifestaciones y mítines obreros llevando la bandera, y participando activamente. Ya desde estos inicios militantes siempre mostró un compromiso furioso al tiempo que un individualismo, que no egoísmo, solidario.

Dejó la enseñanza para ingresar en una fábrica a trabajar de obrera con el fin de conocer en su propia carne la condición obrera. Entre otros puestos, ocupó el de fresadora en la Renault. Sus contactos se multiplicaban en los ambientes trotskistas (conoció al líder bolchevique ruso en París manteniendo arduas disputas con él), con otras tendencias marxistas y con la corrientes libertarias con las que se hallaba más identificada. Ajena a todo dogmatismo y pensamiento anquilosado, su espíritu crítico y su creatividad hacían que siempre resultase molesta debido a que no callaba y que argumentaba sus objeciones con una destacada inteligencia; llegando a mostrar desacuerdos hasta con su propia persona. Ya desde la experiencia obrera recibió «la marca del esclavo, semejante a la marca del hierro candente que los romanos aplicaban en la frente de sus esclavos más despreciados. Desde entonces-afirmaba- me he considerado a mí misma una esclava». Nunca le abandonó la huella de aquella etapa en la que vivió en primera persona la vida de los de abajo, viendo cómo se resentía su salud y dejando constancia de la condición obrera en memorables textos. La tarea que ella pensaba que debían cumplir los intelectuales era la de tratar de educar a la clase obrera, integrándose con ellos, y así desalienarles, haciéndoles salir del espíritu gregario. Por entonces se reforzó en ella igualmente su posicionamiento con los de abajo, con los parias, con los fugitivos, con los extranjeros, con los oprimidos, etc.

En 1936, al darse el alzamiento fascista de Pirineos para abajo, tomó el primer tren que pilló con destino a Barcelona y allá se puso en contacto con los anarquistas con los que se incorporó a la lucha, en la columna Buenaventura Durruti, en el frente de Aragón. Quiso la suerte que sólo permaneciese en las trincheras dos meses ya que pisó una cazuela cuyo contenido le cayó encima quemándola y teniendo que ser trasladada a un hospital, en Sitges, y posteriormente enviada a su país. Decía “suerte” ya que prácticamente todos aquellos compañeros combatientes cayeron al poco en el campo de batalla. Su fe en la revolución y en el ideario anarquista se vieron debilitados, no obstante, tras su experiencia guerrera, al constatar que en el fragor del combate hasta los más honestos luchadores recurrían a usar los mismos métodos que sus enemigos; en todo momento trató de mediar con el fin de evitar fusilamientos que esta santa laica-que dijese Michel Serres- juzgaba desmedidos.

En su país, tras algunos trabajos en el campo, intentó reingresar en la enseñanza. Las autoridades de Vichy habían puesto en pie unas leyes raciales que le iban a impedir ser admitida por su condición de judía. En una carta, que incomodó al menos a muchos judíos, dirigida al ministro del interior le preguntaba a ver qué era eso de ser judío ya que si de religión se trataba, ella de eso nada, si era cuestión de tener no sé cuántos abuelos de tal condición (en Alemania era distinto el número) el criterio era de una arbitrariedad absoluta, además de que sus antepasados siempre habían vivido en Francia y suponer que procedían de Palestina era mucho suponer. Se ha solido criticar a Simone Weil por su insensibilidad ante la situación de los judíos en aquellos años oscuros -igual que luego pasaría con otros judíos ilustres que se opusieron a la empresa colonial sionista: Karl Popper y Hannah Arendt, por ejemplo- si bien sus palabras son de una pertinencia y actualidad absolutas. Precisamente con Arendt se le ha emparejado más de una vez por varias coincidencias: ser mujeres, judías, perseguidas y cuya preocupación fundamental es la política (recomendable resulta el encuentro /desencuentro que organiza entre ellas dos Roberto Esposito en su <>. Paidós, 1999). Paralelas en este orden de cosas sus posturas y las de Henri Bergson que aun habiendo adoptado la fe cristiana, reivindicaban su condición de judíos, en solidaridad con los sufrimientos a que éstos estaban siendo sometidos.

Al final hubo de huir con sus padres a Marruecos en donde fue recluida por un breve tiempo en un campo de acogida (?). Más tarde se embarcaron los tres hacia Nueva York. No podía, no obstante, nuestra mujer permanecer impasible cuando al otro lado del Atlántico se libraba una salvaje guerra provocada por el nazifascismo; se negó a aceptar la nacionalidad americana ya que le parecía un lujo escapista y cobarde teniendo en cuenta la situación que se estaba viviendo en el Viejo Continente. Ya en Europa intentó en varias ocasiones incorporarse a arriesgadas tareas de sabotaje o lo que fuese en la resistencia interior; tales propósitos fueron frenados por la jefatura de la Resistencia instalada en Londres, con De Gaulle a la cabeza, por juzgarlos suicidas ya que su condición de judía le haría presa fácil para los sabuesos fascistas. Habiendo sido admitida en la red Francia Libre se le destinó a tareas más bien burocráticas lejos del frente de batalla lo que enfureció a la mujer e hizo que rompiese sus relaciones con el nombrado general y su camariila, quienes la conocía como la loca.

No llegó a vivir ni diez meses en la capital inglesa ya que su salud se deterioraba de manera creciente. Ingresada en un hospital se le diagnosticó tuberculosis, enfermedad que a la sazón se curaba a base de abundante comida rica en calorías. La paciente se empeñaba en no comer o comer lo equivalente a lo que comían sus compatriotas oprimidos por el régimen del mariscal Pétain. Así murió en el sanatorio de Ashford, el 24 de agosto de 1943. Hablar de anorexia en el caso que nos ocupa -como se ha hecho en más de una ocasión- es de una falta de rigor de libro, ya que desde luego nada le inclinaba a dejar de comer por cuestiones estéticas, pues su cuerpo le importaba un comino sino por razones de solidaridad, pues esta mujer pertenecía al conjunto de los solitarios solidarios de los que hablase José Bergamín. Existe un libro en el que, entre otras cosas, se aclara a fondo este aspecto apoyándose en los testimonios de alguien que también vivió aquellos años oscuros en Londres, Anna Freud ( Simone Weil del psiquiatra Robert Coles. Editado por Gedisa).

Quedaría cojo este retrato si se olvidase la vena mística de esta dama que sintió varias iluminaciones que la llevaron a convertirse en una mística a su modo y manera (sin hacer caso a aquello de que fuera de la Iglesia no hay salvación, ni fuera del Partido tampoco); ella siempre comenzó según su libre albedrío, más allá de cualquier tipo de obediencia o sumisión. Tres episodios marcaron -según contaba ella misma- ese giro: una colorida procesión en Portugal, una visita a una capilla de Asís y la audición de los cantos gregorianos en la abadía benedictina de Solesmes. La figura de Cristo, que ella completaría en un sincretismo que acercaba una visión cercana al gnosticismo, al taoísmo, y al hinduismo.

Sus últimos años se vieron acompañados de profundas lecturas de San Juan de la Cruz, de Santa Teresa de Jesús, de lecturas de literatura e historia griega y latina…y escritos balanceando entre Jesús y Platón, que se venían a unir a sus textos sobre temas sindicales, obreros, coloniales, anti-bélicos. Quien quiera acercarse a la obra de esta mujer que fue extranjera en vida, y poco conocida tras su temprana muerte, ha de saber que editorial Trotta tiene casi toda su obra traducida…leyendo sus Cuadernos, y otros textos, «se nos aparece- en palabras de Pietro Citati- maravillosamente joven, fresca, virginal[…] Su gloria permanece equívoca: una intelectual, una reformadora religiosa al margen de la Iglesia. Nadie la considera por lo que es: una gran escritora», a lo que podría añadirse que fue el ejemplo más claro -por utilizar las palabras de Christiane Rangé- del coraje puesto al servicio de lo imposible.

Fuente: https://kaosenlared.net/simone-weil...

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República Democrática del Congo: El genocidio que no existe en los medios

19 April, 2024 - 00:00

Hay poquísimos contenidos en los medios de comunicación, tanto españoles como occidentales en general, sobre lo que sucede en la República Democrática del Congo. Esto es alucinante, porque al tiempo que prácticamente no se habla ni se publica nada sobre la situación en ese país, se afirma que el del Congo es el conflicto más sangriento del mundo desde la segunda guerra mundial (al menos 5 millones de muertos y 7 millones de desplazados internos, 500.000 solo desde octubre de 2023).

¿Cómo puede ser que los medios de comunicación prácticamente no hablen de lo que ellos mismos califican como “el conflicto más sangriento del mundo desde la segunda guerra mundial”?

Se puede pensar en unas cuantas causas de que esto sea así.

El racismo puro y duro. Que las vidas de los negros valen menos, vamos.

Todos los lugares comunes (también vinculados al racismo, en el fondo) que existen sobre países como la República Democrática del Congo (que son pobres, que hay muchos grupos armados, caos, desorden, que viven sumidos en una “violencia endémica” que es “lo típico” allí, como la tortilla de patatas, etcétera).

Y sobre todo: existen intereses en que ese genocidio y esa desestabilización del que es uno de los países más ricos del mundo en recursos naturales continúe, porque así los que se benefician de toda esa violencia pueden seguir haciéndolo. Y para que las cosas sigan como están, y para que esos intereses en que el genocidio continúe no salgan a la luz, pues es mejor no hablar mucho de ello, ¿no?

El caso es que, como digo, prácticamente no hay información en los medios occidentales sobre los acontecimientos en la RDC (de hecho, preguntaos si habéis escuchado algo sobre esto y cuántas veces en los últimos meses).

Algo hubo el mes pasado cuando los jugadores de la selección de fútbol congoleña hicieron un gesto en un partido, pero poco más. El 8 de febrero, justo antes de disputar la semifinal de la Copa de África contra Costa de Marfil, los jugadores de la selección de fútbol de la RDC hicieron todos un gesto tapándose la boca y apuntándose a la cabeza con los dedos a modo de pistola para denunciar el genocidio en su país. Y medios como 20 minutos, por ejemplo, lo publicaron en la sección de fútbol: “El emotivo gesto de República Democrática del Congo en la Copa África: «Todos ven las masacres, pero guardan silencio»”.

También trascendió la publicación en redes del internacional congoleño y también jugador del Betis Cédric Bakambu: “Todo el mundo ve las masacres en el Este del Congo. Pero todos se callan. Poned la misma energía que ponéis en hablar de la Copa Africana de Naciones para resaltar lo que nos pasa, no hay gestos pequeños”. Pero, como os decía, más allá de informaciones en la sección de fútbol, muy poca atención en nuestra prensa libre sobre la “mayor masacre desde la segunda guerra mundial”.

Y, en las cosas que sí se pueden leer lo que es muy difícil encontrar son las causas profundas de lo que pasa en la República Democrática del Congo, los actores en conflicto, quiénes tienen detrás, por qué intereses… Vamos, que leyendo la prensa occidental se entiende regular lo que pasa en el Congo, por decirlo suavemente.

Lo habitual es hablar del genocidio en el Congo como un conflicto “endémico”, interminable, trágico, como algo que forma parte del paisaje y poco menos que de las costumbres de la gente de allí.

Por ejemplo, titular del New York Times: “La crisis ignorada en el Congo: ‘Vivimos en guerra'”. Claro, nosotros vivimos en casas de ladrillo y ellos viven “en guerra”. Distintas costumbres, ¿no?

Todo marcos mentales que impiden comprender la realidad de las cosas y que ocultan los intereses que hay detrás de estos baños de sangre: el 80% del coltán del mundo está en el Congo, una de las mayores reservas mundiales de cobalto, oro, diamantes, cobre, estaño, caucho. Mucha, mucha, mucha riqueza que es expoliada, no de ahora, sino desde hace varios siglos, por potencias extranjeras, mientras un 73% de la población congoleña es pobre. Primero fue Portugal, después Bélgica, Francia, Estados Unidos… El jardín europeo y occidental, que está regado con la sangre de los pueblos del Sur.

A pesar de lo poco que se habla de esto, creo que más o menos todo el mundo tiene una cierta noción de que la desestabilización y el sufrimiento en países como el Congo no tiene que ver con su pobreza sino su riqueza, con su inmensa riqueza. Pero quiero que veamos en qué términos aparece este punto en concreto en la prensa occidental, con una expresión muy particular que merece que le demos una vuelta. Esa expresión es “la maldición de los recursos naturales”.

BBC sobre la RDC: “El país maldito por su riqueza”.

Los Tiempos sobre Bolivia: “La maldición de los recursos naturales”.

Otra Mirada: “Perú, atrapado por la «maldición» de las materias primas”.

Nueva Sociedad sobre Bolivia: “Las «Arcenomics» no escapan a la «maldición de los recursos naturales»”.

DW sobre Mozambique: “La maldición de los recursos naturales”.

BBC: “El triángulo del litio: 3 obstáculos que enfrentan Argentina, Bolivia y Chile para escapar de la «maldición de los recursos naturales»”.

La Razón: “La «maldición» de los recursos naturales africanos”.

Bloomberg: “Cómo América Latina puede romper con la maldición de los recursos”.

El Economista: “Latinoamérica debe prepararse para enfrentar «maldición» de materias primas”.

Intereconomía, y volvemos al Congo: “La tragedia de la riqueza de los recursos naturales del Congo”.

Así que el saqueo extractivista en el Congo, en Mozambique, en Bolivia o donde haga falta es el resultado de una “maldición”… En todo caso será por la maldición del imperialismo y el colonialismo, no por el hecho per se de vivir en una tierra rica, ¿no?

Nada, nada, el problema es que Dios “maldijo” a todos esos pueblos del sur global dándoles minerales y riqueza (e imagino que a los europeos y a los blancos los bendijo, claro; al final, tantas vueltas para lo mismo de siempre).

“Maldición”: un término que ubica las cosas en el campo de lo irracional, de lo inevitable y de la voluntad de los dioses, de la ley divina. Sobre esta idea habló el otro día Gustavo Petro desde Puerto Resistencia, en Cali, la capital de la Colombia negra: “Nosotros venimos de la resistencia. ¿Aquí no estaban los españoles y vinieron a sojuzgarnos, a poner unos seres humanos a su servicio sin que eso estuviera escrito en ninguna ley humana, natural o divina? ¿En qué ley estaba escrito que aquí tenían que venir a poner unos seres humanos a su servicio?”

Un par de ejemplos de piezas que aúnan los ingredientes mencionados hasta ahora:

Radio Televisión Española: “Crece la tensión en República Democrática del Congo”.

A ver, ¿qué se entiende con este titular sobre lo que pasa en ese país? Nada, porque es no decir nada. “Crece la tensión”, que podría ser cualquier cosa y por cualquier causa. La nada.

Le Monde, principal diario de Francia (la gran metrópolis del colonialismo en África): “República Democrática del Congo: más de 100.000 desplazados en los enfrentamientos”. “¿Genocidio?” “¿Colonialismo?” No: “enfrentamientos”. Si es que se llevan todos fatal…

Sigue Le Monde: “La escalada pone de relieve la profundización de la crisis humanitaria que afecta a la región y exige atención urgente para proteger las vidas de los civiles y abordar las causas subyacentes del conflicto”. Ah, pues esto último suena bien. Y ¿qué dice Le Monde sobre “las causas subyacentes que hay que abordar”? Nada. Cero unidades de causas subyacentes. Será en otra ocasión.

Pie de foto de Le Monde: “Niños congoleños desplazados se encuentran en un nuevo sitio después de huir de sus aldeas tras los enfrentamientos entre los rebeldes del M23 y las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo en Sake, República Democrática del Congo, el 6 de febrero de 2024”. Todo sigue siendo bastante indeterminado, pero ahí ya se menciona quiénes son las fuerzas en conflicto: de un lado, el ejército regular congoleño, es decir, el Estado, y de otro, un grupo llamado M23 al que se califica como “rebeldes”.

Dos veces más en la misma pieza de Le Monde: “Dos días de combates durante los cuales los rebeldes capturaron una ciudad en el este de la República Democrática del Congo vieron a «más de 100.000» personas huir de sus hogares, dijo Naciones Unidas el miércoles 6 de marzo. Los rebeldes del M23 (Movimiento 23 de Marzo) lanzaron el lunes una ofensiva contra varias localidades, ampliando su control hacia el norte en las zonas de Rutshuru y Masis”.

Este punto, cómo se califica al M23 en la prensa occidental, es relevante y es muy clarificador. “Rebeldes”, “milicia”, “grupo armado”, “ejército irregular”, esos son todos los calificativos que he encontrado en la prensa. Pero, ¿hay algo que os llame la atención?, ¿O alguna palabra que echéis en falta? ¿Terroristas, quizá?

En el discurso mediático oficial se adjudica con absoluta ligereza el término terroristas a todo dios: a activistas contra el cambio climático, a quemar una papelera en una protesta, a Puigdemont… Pero qué casualidad que a un grupo armado que siembra el caos en RDC no se les llama “terroristas” sino “rebeldes”, ¿verdad?

Lo digo muy claramente: cuando lean en la prensa occidental llamar “rebeldes” a grupos armados que desestabilizan países del Sur global, sospechen y tengan claro que cuentan con el apoyo, ya sea por acción o por omisión, de las potencias de Occidente.

Es un ejercicio muy fácil, infalible y que ayuda a entender las cosas que suceden: ¿se les llama “terroristas”? Son SUS hijos de puta, los enemigos del jardín. ¿Se les llama “rebeldes”? Entonces son NUESTROS hijos de puta.

Por lo demás, la pieza de Le Monde no menciona a EEUU, ni a Francia, ni a Europa, ni los recursos naturales, ni nada. “República Democrática del Congo: más de 100.000 desplazados en los enfrentamientos”.

A quien sí se menciona en algunas piezas como el villano de lo que sucede en él es a Ruanda, otro país africano, por su apoyo demostrado a los “rebeldes” del M23, algo que ha llevado a Ruanda y a la RDC al borde de la guerra directa. Lo que no se menciona casi nunca es cuáles son las alianzas de Ruanda, y preguntarse por qué es lo que cierra el círculo.

Empecemos por el final: os voy a leer una de las poquísimas informaciones que he encontrado en las que sí se habla de con quiénes se alinea Ruanda en la arena internacional.

RFI: “Los intereses internacionales detrás del conflicto en el este de la RD del Congo”. RFI entrevistó a Tshimpanga Matala, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Lubumbashi. Considera que el M23 es una forma de blanquear la ofensiva ruandesa, disfrazándola de grupo rebelde: “Lo que se llama M23 no son rebeldes congoleños. Son soldados ruandeses establecidos en el este del Congo para proceder al pillaje y al robo de materias primas. Pero han conseguido integrar en su grupo a unos congoleños corruptos para hacer que el movimiento sea considerado como congoleño. Pero no es congoleño, es ruandés”.

Matala defiende la tesis de que detrás hay una lucha encubierta de Ruanda por los recursos minerales de la zona. La ONU ha condenado la última ofensiva del M23, pero desde RDC se entiende que actúan con cierta tolerancia de parte de grandes potencias occidentales.

“Por ello Kinsasa aprobó la llegada de tropas interafricanas, encabezadas por Sudáfrica. Y es que la lucha de intereses ha provocado que el conflicto se internacionalice, tanto dentro como fuera del continente. «El problema ya se está internacionalizando. No es un problema regional, es un problema internacional porque Sudáfrica se ha dado cuenta de que detrás de Ruanda está Occidente. Sudáfrica forma parte de los BRICS, donde están Rusia y China, y quiere hacer un contrapeso. El conflicto se podía haber resuelto condenando a Ruanda pero se está internacionalizando y no sabemos adónde puede llegar»”. Pues así sí que se entiende un poquito mejor, ¿no? Cuando al fin aparecen los elementos clave.

Por último, una pieza de DW que muestra en qué términos aparece el sujeto “potencias occidentales”, cuando sí aparece, en las informaciones sobre el Congo: “La violencia en el este del Congo despierta resentimiento contra Occidente. Los combates en la provincia de Kivu Norte, en el Congo, han desplazado a miles de personas y han provocado nuevas protestas. Muchos congoleños culpan de la violencia a las Naciones Unidas y a las potencias occidentales. Los expertos dicen que esto es engañoso”.

“Se cree ampliamente que Ruanda apoya al M23, aunque el gobierno de Kigali ha negado rotundamente la acusación. ¿A quién culpar? Crece el resentimiento entre la población contra organizaciones internacionales como la misión de la ONU en el Congo, MONUSCO, considerada al menos parcialmente responsable de la situación. Un residente de Sake contó a DW cómo algunas personas atacaron vehículos de tropas internacionales. «Cuando llegaron a la rotonda de Sake, la gente los detuvo, diciendo que estaban del lado de la M23. Comenzaron a tirar piedras a los coches de la MONUSCO». En Kinshasa, la capital del Congo, 2.000 kilómetros al oeste, feroces protestas se han dirigido no sólo a la sede de la MONUSCO, sino también a las embajadas de Francia y Estados Unidos, entre otras”.

Los congoleños saben que sus enemigos son las potencias occidentales, pero por suerte hay unos “expertos” occidentales en Le Monde que están aquí para explicarles que eso es “engañoso”.

Que nada de Francia, ni Estados Unidos, y que por favor no sean tan “resentidos”.

Ah, y cambien sus costumbres “endémicas”, por favor.Unos resentidos, y además sin motivo: ¿qué importancia tiene que las potencias europeas lleven 500 años saqueando el Congo y que cuando se independizaron y eligieron en 1960 a un líder anticolonial, Patrice Lumumba, le dieran un golpe de Estado, lo asesinaran y descuartizaran? Hay que ser menos resentidos, chicos…

Este texto es una adaptación del análisis de Manu Levin en La Base, puedes ver el episodio completo aquí:

Fuente: https://diariored.canalred.tv/inter...

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Imagina que Rusia o China hicieran lo que Israel está haciendo en Gaza

19 April, 2024 - 00:00

En este artículo, la periodista australiana Caitlin Johnstone afirma que aunque decir «imagina que Rusia o China hicieran esto» parezca un cliché, la comparación es importante para mantener la perspectiva sobre lo infame y perversa que está siendo con Gaza la clase política-mediática occidental.

Autora: Caitlin Johnstone

Imagina cómo actuaría la clase política-mediática occidental si Rusia o China estuvieran bombardeando y matando de hambre a una población amurallada de dos millones de personas, la mitad de ellas niños. En serio, imagínatelo. Imagina la rabia y el vitriolo. Imagina la constante cobertura mediática.

Cuando Rusia invadió Ucrania, la cobertura mediática estadounidense de esa guerra superó la cobertura mediática de todas las guerras estadounidenses de las tres décadas anteriores. Si Rusia estuviera exterminando deliberada y sistemáticamente a civiles en Ucrania o en cualquier otro lugar, el tratamiento mediático occidental de esos crímenes de guerra sería muchas veces mayor.

Es casi un cliché decir «imagina que Rusia o China hicieran esto», pero este tipo de comparaciones son importantes para mantener un sentido de la perspectiva sobre lo malvada que está siendo la clase política-mediática occidental con respecto a Gaza en estos momentos.

Estamos viendo artículos en los medios de comunicación sobre la hambruna en Gaza que ni siquiera mencionan la palabra «Israel». ¿Creen que esto ocurriría si lo estuviera perpetrando un gobierno que desafía al imperio occidental? Por supuesto que no.

Imagina cómo actuaría la clase política-mediática occidental si Rusia o China estuvieran bloqueando deliberadamente los alimentos a una población encarcelada de millones de personas. Imagina cómo actuaría la clase política-mediática occidental si Rusia o China lanzaran implacablemente explosivos militares sobre zonas urbanas densamente pobladas que se sabe están llenas de niños.

Imagina cómo actuaría la clase política-mediática occidental si Rusia o China estuvieran deliberada y metódicamente limpiando étnicamente a una población oprimida por razones totalmente racistas. Imagina cómo actuaría la clase política-mediática occidental si cada día aparecieran pruebas de que Rusia o China están cometiendo horribles crímenes de guerra. Imagina cómo actuaría la clase política-mediática occidental si Rusia o China fueran descubiertas en mentira tras mentira mientras llevan a cabo semejante atrocidad masiva. Imagina cómo actuaría la clase política-mediática occidental si Rusia o China trataran de presentarles pruebas descaradamente fabricadas de crímenes cometidos por la población objetivo para justificar sus atrocidades. Viviríamos en un paisaje político y mediático diferente.

Si Rusia o China estuvieran haciendo lo que está haciendo Israel, campañas presidenciales enteras se habrían construido en torno a quién se opondría más agresivamente. Se habrían impuesto todas las sanciones y embargos posibles al gobierno responsable. La prensa occidental se habría volcado en sacar a la luz todas las atrocidades y mentiras, y las habría difundido como artículos de fondo en todas las plataformas durante meses, y se habrían colmado unos a otros de premios por hacerlo. En lugar de eso, tenemos esto:

Funcionarios del gobierno balbuceando sin parar sobre el «derecho» de Israel a «defenderse» y cómo todo esto habría terminado si Hamás no siguiera luchando, mientras que colman de armas a Israel para ayudarle a continuar con sus atrocidades.

Los medios de comunicación de masas producen un diluvio constante de titulares en lenguaje pasivo del tipo «los gazatíes tienen problemas para encontrar comida por alguna razón» y recuerdan continuamente que todo esto está ocurriendo por culpa del 7 de octubre, mientras repiten la propaganda israelí sobre las atrocidades de aquel día como si fuera la verdad del evangelio.

Todos los candidatos viables a la presidencia de Estados Unidos juran su apoyo incondicional a Israel mientras de vez en cuando señalan impotentes con el dedo este o aquel aspecto de las atrocidades de Israel para no parecer unos completos psicópatas.

Ese contraste entre cómo está actuando la clase política-mediática occidental ante el genocidio de Gaza y cómo todos sabemos que estarían actuando si un gobierno no alineado estuviera haciendo algo similar, es exactamente la razón por la que no se puede permitir que el imperio centralizado estadounidense siga gobernando nuestro mundo. Pretende defender la paz, la justicia, la libertad y la democracia, pero en realidad sólo inflige muerte y sufrimiento sin parar a seres humanos de todo el mundo y lo encubre con la propaganda de su servil prensa dominante. Pretende defender el «orden internacional basado en normas», pero todo lo que eso significa en la práctica es que defiende un orden internacional en el que el imperio estadounidense inventa las normas sobre la marcha y las cambia a su antojo.

La humanidad no puede permitir que esta estructura de poder asesina e hipócrita que se extiende por todo el mundo, siga abusando de ella y tiranizándola. Un mundo mejor es posible, pero antes tendremos que encontrar la manera de arrancar las garras de estos monstruos del volante.

(Publicado en: Imagine If Russia Or China Did The Things Israel Is Doing In Gaza – Caitlin Johnstone )

Tomado de: https://rafaelpoch.com/2024/04/01/i...

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Bernardo Caal, líder de la comunidad quekchí en Guatemala: “La empresa de Florentino Pérez desvió nuestro río”

18 April, 2024 - 00:00

Daniel Malagón

—Ya no hay río... Ya no hay agua...

El lamento es de Bernardo Caal Xol, un líder indígena de la comunidad quekchí -de origen Maya- que ha sufrido de primera mano las operaciones de las grandes empresas en Guatemala y cómo éstas, según afirma, dirigen las propias instituciones del Estado.

Los grupos étnicos indígenas están relegados a un segundo plano político, económico y social en este país. Caal es de esas personas que, a pesar de la miseria en la que vive su aldea -ubicada en una de las zonas más pobres de Guatemala- decidió dar un paso adelante y realizó sus estudios de magisterio. Ahora enseña español en la aldea en la que vive.

Sus padres y abuelos, como cuenta en una entrevista con Infobae España, murieron sin saber leer ni escribir porque desde los 10 años fueron esclavizados en las fincas del café.

—Los empresarios de estas fincas todavía consideran que las manos más ágiles para el corte del café son de los niños y niñas.

El Grupo de Trabajo Internacional para Asuntos Indígenas en Guatemala calcula que este país tiene, al menos, seis millones de habitantes indígenas. De hecho, el censo oficial del año 2018 estimó que alrededor de la mitad de la población se identifica como de etnia indígena, aunque otros estudios apuntan a que este grupo constituye el 60% del total de la población.

A pesar de formar un amplio porcentaje demográfico, la representación política de estos grupos es imperceptible y, por tanto, sus derechos se encuentran desprotegidos ante el poder de las grandes mineras e hidroeléctricas, en su mayoría extranjeras, que han llegado al país en las últimas décadas. Contra todo, Caal siente la necesidad de defender a los suyos, y en especial, a la tierra “que le ha dado todo”.

—Yo creo que es el amor que se tiene a la naturaleza, que así nos inculcan los abuelos y las abuelas. A todo se le tiene que tener respeto y amor: a los cerros, a los valles, a los bosques, a los pájaros, a las mariposas, a todos los seres vivos que hay a nuestro alrededor. Y de igual manera a los ríos.

Las aguas del río Cahabón recorren 195 kilómetros hasta desembocar en el inmenso lago Izabal. A lo largo de su recorrido fluye la vida de las diferentes comunidades indígenas, como aquella a la que pertenece Caal. Allí lavan la ropa, se bañan, pescan...

—Cualquiera podía entonces agarrar sus utensilios para la pesca y dependerá de su suerte que agarre muchos o pocos y que con eso se alimenten.

Lejos de aquellos tiempos, ahora ese río es propiedad de las empresas hidroeléctricas, que a lo largo de las últimas décadas se han asentado en la región para construir hasta seis centrales gestionadas por dos compañías: Renace-Cobra (propiedad entonces del grupo ACS, de Florentino Pérez) y Oxec.

La lucha contra las hidroeléctricas

Caal estuvo preso durante cuatro años y dos meses en una cárcel de Guatemala por denunciar unas obras por las que en ningún momento se les informó ni a él ni a los más de 29.000 indígenas quekchí, a pesar de que la ley obligue a ello.

El activista fue nombrado representante por las propias comunidades y en 2017 logró paralizar algunas de las licencias de construcción -en concreto, las de Oxec-, después de que la Corte Suprema de Justicia de Guatemala le diese la razón. En aquella sentencia, el tribunal confirmó que se cometió una “violación de los derechos de las comunidades” y exigió la realización de una consulta a los pueblos indígenas. Aquella sentencia no sentó nada bien entre las personas con poder en el país.

—Aquí es donde se unen todas las empresas, no solo las hidroeléctricas, sino todas las cámaras y asociaciones empresariales en Guatemala. La agarran contra mi persona porque yo firmé el amparo. Estas compañías empezaron a hacer comunicados diarios en todos los medios de comunicación con mi foto y diciendo ‘es este', ‘esta persona está en contra del desarrollo'. Entonces es cuando logran generar un odio social contra mí y contra la corte que dictó sentencia.

La empresa Cobra, una filial del grupo ACS, se encargó de la construcción de dos de las tres fases del complejo hidroeléctrico, en un proyecto liderado por la compañía guatemalteca Corporación Multi-Inversiones (CMI), según explica un informe del Observatorio de Multinacionales en América Latina. A pesar de ello, la compañía española sigue eludiendo cualquier responsabilidad, al alegar que estaban contratada por CMI, afirma el activista. La licencia que en un primer momento otorgó el Gobierno permitía el aprovechamiento del 90% del río durante los próximos 50 años, pero ellos “tomaron el 100%”. Este diario ha intentado ponerse en contacto con ACS, pero hasta el día de la publicación de esta pieza no ha obtenido respuesta. En el pasado, ACS ha dicho que su posición en este tema es la de la promotora, CMI. Y por su parte, CMI ha criticado que todo se debe a una campaña de desinformación y que ha tenido “conversaciones y acuerdos” con las comunidades.

Siete años de prisión

La persecución contra Caal ha causado que, un año más tarde, el caso se elevara a la máxima instancia judicial y se pidiera una orden de captura contra el activista maya. Convencido de no haber cometido ningún delito, el activista quekchí se presentó ante el magistrado, que eliminó la orden. Sin embargo, meses más tarde, en octubre de 2018, el activista fue detenido y sentenciado a siete años de prisión por el mismo magistrado, a raíz de otra denuncia interpuesta por trabajadores de la hidroeléctrica y de la presión mediática. A su vez, el Tribunal levantó el amparo y permitió retomar las obras sobre el río.

—Me acusan de que yo y 100 personas más nos pusimos en el camino de un camión y les robamos dos costales de cables. La pregunta que yo formulé al juez fue: ¿Dónde están esas 100 personas? ¿Por qué solo me tiene a mí aquí? Esa afirmación era falsa. La lucha es que no toquen el río, y punto.

Durante esos cuatro años en prisión, ambas compañías terminaron el complejo hidroeléctrico. Pero la comunidad indígena asegura que la electricidad no llegará a ellos y que el río no pasará por donde antes fluía.

—En la comunidad donde yo vivo, Sepós, nunca ha habido energía eléctrica, sin embargo ahora es una región donde se produce mucha energía eléctrica, si no la que más. ¿Desarrollo para quién? Eso no es desarrollo. Florentino Pérez desvió el río Cahabón con su empresa, fue la que construyó un canal y un túnel. ¿El Estado español va a aplicar alguna sanción contra él? ¿O no va a hacer nada?

El rostro de Caal es un rostro exhausto, de alguien que lleva décadas plantando cara a las instituciones del país y que se ceba con los activistas.

—¿Tiene miedo de volver a ser encarcelado?

— Definitivamente. Mi vida está está en constante peligro, pero los únicos responsables de lo que me pueda suceder a mí o a mi familia son estas empresas hidroeléctricas que hay sobre el río. Lo único que hemos hecho es denunciarlos y manifestarnos pacíficamente.

Fuente: https://www.infobae.com/espana/2024...

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