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Tortuga Antimilitar
Quizás nos salve un cobarde
Guerra cognitiva y control de la información
La crisis ucraniana, el conflicto en el lejano Oriente y el genocidio palestino anuncian, para el mundo Occidental «basado en reglas», el prólogo de una crisis social de proporciones épicas. El capitalismo neoliberal se enfrenta a una de sus mayores crisis existenciales. El mundo transita de un orden unipolar a otro multipolar evidenciando la decadencia del imperio norteamericano. En este contexto, las élites dominantes y la burguesía transnacional están implementando formas de control social sin precedentes. Los grandes conglomerados financieros, ante la amenaza de perder su hegemonía, han optado por restringir las libertades públicas. Promueven, por otra parte, movimientos de carácter mesiánico, el revisionismo histórico, pasando por falsos debates identitarios o el ecologismo reaccionario. Para asegurar el uso del poder, financian a partidos y movimientos de extrema derecha que se presentan en algunas ocasiones bajo la máscara de «europeístas» y, en otras, como populistas de derechas o izquierdas, dependiendo de las circunstancias. Estas fuerzas políticas, cuidadosamente moldeadas, permiten a los grupos financieros mantener su influencia política mientras neutralizan la resistencia popular. En este contexto de restricción de libertades y manipulación política, las tecnologías de vigilancia masiva y censura cobran un protagonismo central.
En agosto de 2024, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos (ODNI) presentó un documento que, camuflado como un procedimiento burocrático más, en realidad representa un cambio profundo en la manera en que se lleva a cabo la vigilancia a nivel mundial. Bajo el nombre de «Intelligence Community Data Co-op» (ICDC), el proyecto propone la creación de una plataforma centralizada para recopilar y analizar enormes cantidades de información de cualquier individuo en todo el mundo. La imagen del gran hermano de Orwell da un enorme salto adelante. Este sistema recopila datos de fuentes comerciales y públicas: desde el historial de compras y geolocalización hasta la actividad en redes sociales y registros de salud. Lo preocupante es que el proyecto permite a las agencias de inteligencia estadounidenses «evitar las restricciones legales» mediante la compra de datos a empresas privadas, sin necesidad de pasar por procesos judiciales que podrían retrasar las investigaciones. Esta nueva arquitectura de vigilancia convierte al ICDC en un pilar central de la Guerra Cognitiva, pues ofrece una ventaja estratégica a las agencias de inteligencia, permitiendo incluso la manipulación preventiva del comportamiento a través del control sobre las ideas dominantes, las tendencias de voto… los descubrimientos en psicología social sobre las identidades compartidas abren nuevos caminos para la proyección de líderes emocionales. La llamada psicología de las emociones aliada a las bases de datos amplia el horizonte para la creación de líderes sociales formateados por el propio sistema.
En este contexto, empresas tecnológicas como Apple y Microsoft han sido actores clave en facilitar la vigilancia masiva[1] y a partir de ella crear o recrear los futuros líderes sociales. A esto se suma el hecho de que Microsoft recopila, desde hace años, grandes cantidades de información de los usuarios de Windows 10, como el texto que escriben en sus teclados, su ubicación geográfica e incluso imágenes captadas por las cámaras web, sin que los usuarios sean conscientes de ello. Estas acciones han generado una creciente desconfianza hacia las grandes tecnológicas occidentales.
Los atentados terroristas del régimen israelí en el Líbano en 2024 revelaron la extrema vulnerabilidad de las infraestructuras tecnológicas globales y cómo estas pueden convertirse rápidamente en armas de guerra. Las bombas en los Smartphone, «busca personas» y las instalaciones atacadas ha dejado al descubierto que, a pesar de los avances en seguridad informática, las infraestructuras tecnológicas globales son altamente susceptibles a ataques cibernéticos o actos terroristas coordinados. Este clima de incertidumbre y vulnerabilidad ha favorecido, paradójicamente, el ascenso de China como una alternativa tecnológica más confiable, sobre todo en mercados emergentes. El auge de empresas chinas como Huawei y Xiaomi, las grandes beneficiarias, se debe en parte al miedo que ha generado la fragilidad de las infraestructuras tecnológicas occidentales. Los atentados en el Líbano y los continuos problemas de ciberseguridad en Occidente han acelerado este cambio de percepción, lo que ha llevado a un aumento significativo en las ventas de productos chinos, especialmente en regiones en desarrollo. Pekín aprovechará estas circunstancias para consolidar su posición como líder en tecnología segura al margen de la intromisión de Occidente.
Guerra Cognitiva: Definición y Estrategias
La guerra cognitiva es un concepto desarrollado por la OTAN para describir la manipulación de la percepción y el pensamiento colectivo con el fin de influenciar el comportamiento humano. A diferencia de la guerra convencional, donde los objetivos son territorios o recursos, la guerra cognitiva busca dominar la mente, moldear opiniones y controlar las narrativas. Este tipo de control no solo se limita a censurar puntos de vista contrarios, sino que busca anticiparse, evitando que las ideas opuestas a la narrativa oficial se formen en la opinión pública. Para eso es imprescindible la censura sistemática de medios como Telegram, RT, Sputnik y muchos otros en Occidente. A raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania, las plataformas tecnológicas y los gobiernos occidentales han bloqueado el acceso a estos medios para impedir la difusión de sus narrativas a las audiencias de Europa y América. Estas medidas, en muchos casos, no son resultado de decisiones judiciales, sino de órdenes administrativas que buscan limitar el acceso a puntos de vista divergentes y controlar el flujo de información. En este sentido, es esencial reconocer la famosa frase atribuida a un asesor del ex presidente George W. Bush: «El poder genera la realidad. Y mientras tú estudias esa realidad… nosotros creamos otra«. Esta idea sintetiza la esencia de la guerra cognitiva: quienes controlan la narrativa, controlan la realidad misma. El poder reside no solo en influir sobre los hechos, sino en moldear la percepción de esos hechos antes de que otros puedan cuestionarlos. Asimismo, Michel Foucault, en su obra «Historia de la sexualidad: La voluntad de saber» (Foucault, 1976), afirmaba que en definitiva quien tiene el control sobre la narrativa tiene el control sobre cómo se percibe la realidad.
Expansión de Smartphones y uso de Algoritmos Predictivos
La expansión del uso de smartphones, que ahora llegan incluso a manos de niños y niñas de corta edad, ha abierto una nueva frontera en el control de la información y la manipulación social. Mediante el uso de «algoritmos predictivos», las grandes corporaciones tecnológicas y las oligarquías globales pueden recolectar y analizar grandes cantidades de datos personales desde una edad temprana. Esto permite que se definan las inclinaciones, tendencias y comportamientos de los usuarios, ofreciendo una visión precisa del futuro inmediato, que puede ser manipulado y controlado de acuerdo con los intereses de las transnacionales. El acceso a datos tan sensibles como las preferencias de consumo, los patrones de interacción social y el comportamiento online desde edades muy tempranas proporciona a las oligarquías las herramientas necesarias para moldear las percepciones y las decisiones de las generaciones futuras. En este contexto, los algoritmos no solo predicen lo que una persona hará, sino que influyen activamente en cómo verá el mundo y tomará decisiones. Este monitoreo continuo y la manipulación sutil de los comportamientos a través de las tecnologías de vigilancia digital convierte a los smartphones en una de las herramientas más poderosas para asegurar que las élites puedan mantener su control sobre el orden social y económico en las próximas generaciones.
El comportamiento de la casta dirigente abunda en esa idea, muchos de los hijos de las élites crecen educados en ambientes donde el acceso a dispositivos digitales está restringido, conscientes de los peligros que estas herramientas pueden representar en términos de control y vigilancia. Como señala Manfred Spitzer en su libro Demencia digital, el uso intensivo de pantallas puede tener efectos devastadores en el desarrollo cognitivo de los niños, lo que explica por qué los «niños ricos» a menudo «no miran las pantallas», siendo educados lejos del alcance de las mismas tecnologías que las élites promueven para la población general.
Hacia una Sociedad Monitorizada
A medida que el control de la información y la vigilancia masiva se expanden, figuras políticas de alto nivel han comenzado a abogar por recortes a las libertades civiles en nombre de la «Seguridad nacional» y el combate a la desinformación. Tanto el ex secretario de Estado John Kerry como la ex candidata presidencial Hillary Clinton han sido voces prominentes en esta discusión, sugiriendo que ciertos derechos como los protegidos por la «Primera Enmienda de la Constitución norteamericana», deberían ser revisados para adaptarse a los tiempos actuales. En declaraciones recientes, John Kerry argumentó que la libertad de expresión no debe ser un «cheque en blanco» que permita a los ciudadanos difundir desinformación o desafiar las narrativas oficiales en temas de seguridad. Kerry señaló que, en un mundo donde las fake news y la desinformación pueden desestabilizar sociedades, es necesario «limitar ciertas formas de discurso» para proteger la cohesión social y la estabilidad política. En su opinión, una sociedad más «monitorizada y controlada» sería menos vulnerable a influencias externas malintencionadas. Por su parte, Hillary Clinton ha sido una defensora abierta de la necesidad de «combatir la desinformación», y ha sugerido que el gobierno debería tener más poder para regular y monitorizar lo que se publica en las redes sociales. Clinton argumenta que, aunque la Primera Enmienda es un pilar fundamental de la democracia estadounidense, su interpretación debe adaptarse a los desafíos del siglo XXI. Para Clinton, la «libertad de prensa» y la «libertad de expresión» deben ser compatibles con un sistema de «vigilancia y control» que garantice que solo se difunda información «responsable». Detrás de este discurso, sin embargo, subyace la influencia de los «grandes grupos de poder». La clase política, obedeciendo a los intereses de estas élites, abre debates sociales sobre las libertades en abstracto, pero oculta su verdadero objetivo: la «restricción progresiva de las libertades públicas» bajo el pretexto de la seguridad y la estabilidad social. Este proceso, por ahora, se lleva a cabo bajo el manto de una «subdemocracia», donde los ciudadanos son llamados a votar cada cierto tiempo, mientras que la casta política toma decisiones al margen de la voluntad popular, concentrando el poder en manos de unos pocos. Además, esta restricción de libertades se justifica utilizando el miedo al terrorismo, las preocupaciones por el cambio climático, que orientan el consumo social en direcciones que favorecen ciertos intereses, y las epidemias, que alimentan la soledad social. Este aislamiento refuerza el control, pues al romperse los lazos entre individuos, se debilita el tejido social dificultando la resistencia organizada.
Persecución de la Disidencia y Censura Global
La guerra cognitiva no se libra únicamente en el ámbito digital. Aquellos que intentan desafiar el control de la información y ofrecen narrativas alternativas, ya sean periodistas, activistas o académicos, se enfrentan a persecución y censura. Ejemplos recientes incluyen las redadas en las oficinas de Jurgen Elsasser, redactor jefe de la revista Compact en Alemania, y la persecución del ex inspector de armas de la ONU Scott Ritter en EE.UU., ambos acusados de tener conexiones con Rusia por sus críticas a las políticas occidentales. Estas acciones forman parte de una estrategia más amplia para silenciar voces críticas y asegurar que la narrativa dominante prevalezca sin competencia. En muchos casos, las acusaciones de desinformación o «injerencia extranjera» se utilizan como pretexto para justificar la censura, cuando en realidad el objetivo es suprimir cualquier visión crítica que pueda desafiar el statu quo.
Conclusión
En resumen, el control de la información, los atentados terroristas en el Líbano y la guerra cognitiva están profundamente interrelacionados. A través de programas de vigilancia masiva como el ICDC y la estrecha colaboración con empresas tecnológicas, las agencias de inteligencia buscan dominar el flujo de información global. Sin embargo, este control no solo se limita a la recopilación de datos; va más allá, hacia la manipulación directa del pensamiento y las percepciones colectivas. La vulnerabilidad de los sistemas informáticos, expuesta por los atentados en el Líbano, muestra cómo las infraestructuras tecnológicas globales son susceptibles de ser explotadas, lo que facilita la guerra cognitiva. Al mismo tiempo, China ha aprovechado las debilidades de los sistemas occidentales para consolidarse como el nuevo ganador en la competencia tecnológica global, incrementando su influencia y poder blando. La guerra cognitiva representa un desafío sin precedentes para las sociedades modernas. Al integrar la tecnología, el espionaje masivo y la manipulación de la información, las élites globales buscan no solo controlar lo que sabemos, sino también cómo pensamos. Como ciudadanos, es crucial ser conscientes de estas estrategias y defender activamente los derechos fundamentales que están en peligro en esta nueva era de control y vigilancia.
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Referencias
1. Foreign Threats to the 2020 US Federal Elections, Avril Haines, 10 de marzo de 2021.
2. Kremlin-Funded Media: RT and Sputnik's Role in Russia's Desinformation and Propaganda Ecosystem, Global Engagement Center, enero de 2022.
3. «La campaña de la OTAN contra la libertad de expresión», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 5 de diciembre de 2016.
4. «¿Ha renunciado Occidente a la libertad de expresión?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 8 de noviembre de 2022.
5. Cognitive Warfare, François du Cluzel, NATO's Allied Command Transformation, noviembre de 2020.
6. «El poder genera la realidad.» Atribuido a Karl Rove, asesor de George W. Bush【46†source】
7. Michel Foucault, Historia de la sexualidad: La voluntad de saber, Madrid: Siglo XXI, 1976.
8. Manfred Spitzer, Demencia digital, Barcelona: Ediciones B, 2012.
Nota:
[1] En 2023, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) denunció que dispositivos de Apple habían sido infiltrados por un software malicioso que permitió a la inteligencia estadounidense espiar a diplomáticos y ciudadanos extranjeros en Rusia
Non á xuntanza do Clúster de la Industria de Defensa (CID) en Vigo
O venres 25 de outubro Muéstralo SL. empresa galega organizadora da feira NAVALIA organiza en Vigo un encontro do Clúster de la Industria de Defensa (CID) baixo o título: “La retos de la industria de defensa en un escenario de incertidumbre: impacto del Informe Draghi”. Ao acto que se vai celebrar no pazo Los Escudos están chamados "profesionales de empresas y entidades relacionadas con el ámbito de la defensa y del sector naval".
Desde o Espazo Aberto Antimilitar opoñémonos a este tipo de xuntanzas que deixan de manifesto que a guerra é un gran negocio. Ante esta xuntanza lanzamos o seguinte texto:
O CID NO PAZO LOS ESCUDOS
Fiel, Leal, Valerosa e Sempre Benéfica
Divisa da cidade de Vigo
Hai 925 anos Rodrigo Díaz de Vivar acababa os seu días en Valencia, en pleno sitio almorávide da cidade. Aquel que fora coñecido polo cognome do Cid veu transmutarse co paso do tempo no acrónimo do Clúster de la Industria de Defensa. Un conglomerado de empresas sen ánimo de lucro pensado para dar servizo á industria militar, no contexto actual de rearme xeneralizado.
Precisamente Vigo é o emprazamento escollido para desenvolver a III Reunión do Consello Asesor do CID, que terá lugar o vindeiro 25 de outubro no Pazo Los Escudos. A outrora chamada Finca Miramar, propiedade do empresario Javier Sensat Curbera, o mesmo que ocupara o cargo de Delegado Militar de Abastos após o golpe de estado de 1936, será o marco dunha guerra imaxinada en forma de oportunidade de negocio. De feito o propósito desta cita, antes de máis, pasaría por realizar un diagnóstico sobre a saúde da economía europea e os seus efectos nun sector que aspira a ocupar un papel protagonista no momento presente. De aí o obxecto da reunión, “Los retos de la industria de defensa en un escenario de incertidumbre: impacto del Informe Draghi”.
Unha memoria presentada polo ex primeiro ministro de Italia, Mario Draghi, a petición da Comisión Europea e que en realidade agocha un título sintomático por revelador, O futuro da competitividade europea. Un traballo por encargo que aborda os desafíos que haberá de enfrontar a UE nun horizonte inmediato, en relación a tres aspectos de máxima relevancia no plano económico como son o desenvolvemento tecnolóxico, a eficiencia enerxética e a autonomía estratéxica respecto dos EUA e China, a fin de procurar unha saída vantaxosa á crise civilizatoria en curso.
Pero en todo caso o espírito que anima este encontro, lonxe de calquera tipo de tecnicismo, é o de crear as condicións óptimas que permitan cabalgar a onda da crecente inestabilidade xeopolítica a escala global, dada a importancia da inversión en materia de defensa no conxunto da UE e do Estado español. Se acaso a faceta máis descarnada da chamada colaboración público-privada, que ten nos territorios de Oriente Próximo un eficaz laboratorio de morte e destrución. Isto é, un estado de opinión favorable á emerxencia da guerra como forma de xestionar a xeopolítica ou mellor aínda a forma de a xeopolítica xestionar a emerxencia de guerra, co beneplácito dunha sociedade á que é necesario rescatar do precipicio da confrontación bélica.
NON AO NEGOCIO DA GUERRA!
NIN UN EURO PARA O EXÉRCITO!
ANTIMILITARISMO OU BARBARIE!
Vigo, outubro 2024
El principio del fin de Israel
Un año después, las llamas del genocidio aún están encendidas, pero después de décadas de persecución y derramamiento de sangre, podemos estar asistiendo al inicio del fin del proyecto colonial de asentamiento en Palestina.
Craig Mokhiber
Craig Mokhiber es un abogado internacional de derechos humanos y ex alto funcionario de las Naciones Unidas. Abandonó la ONU en octubre de 2023 y escribió una carta muy leída en la que advertía sobre el genocidio en Gaza, criticaba la respuesta internacional y pedía un nuevo enfoque para Palestina e Israel basado en la igualdad, los derechos humanos y el derecho internacional.
Mondoweiss
Se ha cumplido un hito sombrío: un año entero de horribles asesinatos en masa por parte de Israel. Un año de sufrimiento inenarrable por parte de los palestinos.
Un año de complicidad occidental plena. Un año de incitación mediática continua. Un año de vergonzosa inacción por parte de las instituciones internacionales.
Durante doce meses, hemos visto una persecución implacable de defensores de los derechos humanos en todo Occidente, únicamente por oponerse pacíficamente al genocidio y al apartheid.
Y cincuenta y dos semanas de un público global horrorizado presenciando impotente en sus pantallas el primer genocidio transmitido en vivo y en directo de la historia.
La masacre del año pasado no tiene precedentes. La destrucción es casi inimaginable.
En cualquier caso, este genocidio terminará. El pueblo palestino y su nación sitiada sin duda resurgirán de las cenizas del genocidio, se recuperarán y reafirmarán sus derechos inalienables en su antigua patria.
Pero las instituciones internacionales y el sistema mundial de derechos humanos quedarán golpeados y dañados.
El capital político gastado por el imperio estadounidense y Occidente en general en defensa de la matanza, así como su posición y reputación global, nunca se recuperarán.
Y, casi con toda seguridad, este año de crueldad y anarquía marcará el principio del fin del proyecto sionista en Palestina y, por tanto, del Estado de Israel tal como lo conocemos.
Una fórmula para el desastre
Por supuesto, ni el genocidio ni la actual ola de masacres de palestinos comenzaron en octubre de 2023. La masacre sistemática, la purga y el borrado del pueblo palestino indígena comenzaron en serio con la Nakba de 1947-48, y no han cesado desde ese sangriento comienzo.
Y la amenaza genocida siempre fue obvia. Cualquier persona racional podía ver, incluso antes de la creación del Estado de Israel, que el proyecto sionista de Occidente era una fórmula para el desastre.
En primer lugar, en el mismo momento histórico en que se estaba desmantelando el colonialismo en todo el mundo y se estaban adoptando normas globales de derechos humanos en las Naciones Unidas, Occidente estableció una excepción para Palestina.
Fue en ese momento cuando las fuerzas sionistas decidieron atacar Palestina, asesinar y aterrorizar a su población, ahuyentar a muchos supervivientes con terror y comenzar la eliminación de los pueblos indígenas y su reemplazo por una colonia de colonos europeos fundada por invasores extranjeros y radicalizada por una ideología política profundamente racista y fundamentalmente violenta.
La colonia debía mantenerse a punta de pistola, librando una guerra constante tanto contra los indígenas como contra los estados vecinos.
Se construyó un sistema educativo colonial y un ecosistema mediático para deshumanizar a los pueblos indígenas y vecinos e inculcar una ideología supremacista en la población colona.
El estado colono, su economía y su sociedad fueron completamente militarizados, alistando a todos los adultos en el proyecto de violencia estatal, armándolo hasta los dientes incluso con armas nucleares, químicas y biológicas, e incluso integrando las pruebas de campo de nuevas armas en poblaciones civiles cautivas como parte del modelo de negocios de la industria armamentística de la colonia.
Protegieron todo el proyecto con la impunidad garantizada por Occidente, creando una excepción a la aplicación de todas las normas del derecho internacional.
Y construyeron una maquinaria de represión integral, que incluye leyes, políticas, prácticas y tecnologías para garantizar la constante subyugación, deshumanización y persecución del pueblo palestino indígena.
El cóctel tóxico estaba completo.
Mantener el apoyo occidental
Por supuesto, una colonia europea artificialmente impuesta en el corazón de Oriente Medio, que necesariamente se mantiene por la fuerza, nunca podría llegar a ser autosuficiente. Por el contrario, siempre ha dependido y siempre dependerá del apoyo masivo de los estados occidentales, especialmente de los Estados Unidos. Mantener ese apoyo vital se convirtió en un objetivo clave del Estado israelí y su red transnacional de grupos intermediarios.
En los años siguientes, el régimen israelí adoptó una estrategia de genocidio progresivo, con persecución y desposesión latentes, solo interrumpidas por masacres periódicas en toda regla y marcadas por una continua marcha de expansión.
Fue un ritmo, probado y comprobado durante 75 años, con el que los patrocinadores occidentales del régimen se sintieron cómodos. Eso les permitió continuar sin interrupciones el flujo de apoyo militar, económico y diplomático sin una presión interna significativa.
Y permitió que corporaciones mediáticas con ideas afines, década tras década, diseminaran continuamente propaganda pro-israelí como cortina de humo para oscurecer las horribles realidades que se perpetraban sobre el terreno contra los pueblos indígenas.
Genocidio acelerado
Pero cuando el actual gobierno ultrasionista de Israel tomó el poder el año pasado, abandonó inmediatamente la estrategia de genocidio paulatino.
En su lugar, pasó a un genocidio acelerado (que comenzó con oleadas de limpieza étnica en la Jerusalén ocupada y Cisjordania), apostando a que sus patrocinadores occidentales (y sus políticos cooptados y medios de comunicación cómplices) no se atreverían (o que no les iba a importar) tomar las medidas necesarias para detenerlo, incluso cuando lanzó una matanza generalizada de civiles en Gaza.
Tenían razón.
Tanto es así que países occidentales como Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y otros, rápidamente pasaron de la mera aceptación del genocidio a la complicidad y participación directa en él.
Como resultado, un año después, estamos presenciando un derramamiento de sangre sin precedentes en la región, y el mundo en general está en serios problemas.
Eje del genocidio
Por lo tanto, Israel no está solo en su marcha de terror. Lo acompaña, en sintonía, lo que se ha dado en llamar el Eje del Genocidio .
Cuatro miembros de ese Eje (Israel, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia) son Estados con armas nucleares. Un quinto, Alemania, es un autor de genocidios en serie y una importante potencia económica europea. Tres (Estados Unidos, el Reino Unido y Francia) tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Para aumentar el peligro, todos sus miembros comparten una base ideológica común: el militarismo, el colonialismo, la supremacía blanca y el sionismo político. La mayoría tiene la mancha del genocidio en su historial.
Todos tienen sistemas políticos profundamente comprometidos y corrompidos por la influencia de la industria armamentística, la clase multimillonaria y el lobby israelí, y todos están marcados por profundos niveles sociales de islamofobia, racismo antiárabe e intolerancia antipalestina.
Y, en defensa de una única, pequeña, opresiva y violenta colonia de colonos en Oriente Medio, todos han abandonado rápidamente todo el edificio del derecho internacional y las instituciones internacionales que se había construido desde el final de la Segunda Guerra Mundial y que una vez reclamaron como parte de su identidad.
Como ha demostrado la historia reciente, estos prejuicios, vínculos e incentivos se han convertido en una fórmula no sólo para el genocidio en Palestina sino para una catástrofe a escala mundial.
Rompiendo huesos y récords
Y, de hecho, el coste de la impunidad israelí garantizada por Occidente ha sido escandalosamente alto.
En un año, Israel ha establecido nuevos récords en cuanto al ritmo de asesinatos de civiles, la tasa de destrucción de infraestructura civil, el asesinato de niños, el asesinato de personal médico, el asesinato de periodistas, el asesinato de trabajadores humanitarios y el asesinato de personal de la ONU.
La depravación de las acciones de Israel ha conmocionado al mundo: castigos colectivos, una cadena de masacres, ejecuciones sumarias, campos de tortura, violencia sexual sistemática, tácticas de hambre, enfermedades impuestas, ataques directos a niños pequeños con rifles de francotirador y bloqueo de la ayuda humanitaria para facilitar la hambruna.
Todos hemos visto las imágenes: la erradicación metódica de barrios enteros, escuelas, hospitales, universidades, almacenes de alimentos, refugios, campos de refugiados, campos agrícolas e incluso cementerios.
Los cuerpos destrozados de los palestinos, los ojos llenos de miedo de los niños, el terror de las bombas que caen sobre las colas del pan. El asesinato a sangre fría de inocentes, de niños indefensos como Hind Rajab, atrapada en el coche familiar, aterrorizada durante horas y luego asesinada por soldados israelíes, y de miles de personas como ella.
Y hemos visto la risa fría y cruel de los soldados israelíes, los cánticos desquiciados de los violentos colonos israelíes, las promesas genocidas de los líderes políticos y militares israelíes: la promesa del Primer Ministro de exterminar a los palestinos “como a Amalec”, un versículo bíblico que llama a Israel a “destruir completamente todo lo que tienen y no perdonarlos; sino matar a hombres y mujeres, niños y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y asnos”. Los llamamientos de los dirigentes israelíes a perpetrar otra Nakba , a arrasar Gaza hasta los cimientos, a no hacer distinción entre civiles y combatientes, a “enterrarlos”.
Y, a estas alturas, todos hemos memorizado el conocido patrón bárbaro de los crímenes de Israel: atacar a civiles y a la infraestructura civil, luego atacar a los trabajadores de rescate que llegan a ayudar, luego celebrar en hebreo pero cambiar al inglés para afirmar que todos eran terroristas, escudos humanos o daños colaterales, luego recargar y hacerlo de nuevo.
La culpa criminal acumulada por los perpetradores israelíes y sus cómplices socios occidentales es asombrosa, pero también lo es el desliz moral histórico del resto del mundo, tanto de quienes han defendido el genocidio como de quienes han permanecido en silencio mientras se llevaba a cabo con el dinero de sus impuestos, con el apoyo político de sus gobiernos o en su nombre.
Hoy, todo el mundo lo sabe. Nadie puede decir que no fue advertido antes de la catástrofe. Y nadie puede decir que no conocía los horrores que siguieron, transmitidos en tiempo real a todos nosotros.
Después de setenta y seis sangrientos años de esta empresa colonial, está claro para todo aquel que quiera ver que lo que Occidente ha construido en el corazón de Medio Oriente no es un proyecto ilustrado, sino más bien un monstruo de Frankenstein desenfrenado que amenaza con arrastrar al pueblo palestino indígena, a la región y al mundo a una conflagración de la que tal vez no se recupere durante generaciones.
La oscuridad se extiende
Cuánto tiempo podrá mantenerse esta ola de violencia es una pregunta abierta, pero sin duda habrá mucha más oscuridad antes del amanecer.
Israel, ebrio de la impunidad apoyada por Occidente, mientras continúa su genocidio en Palestina, ahora está extendiendo sus ataques por toda la región y dejando montañas de cadáveres y ríos de sangre a su paso.
En cuestión de semanas, ha lanzado ataques terroristas con dispositivos de comunicación con trampas explosivas en el Líbano, ha asesinado a líderes en toda la región, ha lanzado ataques militares contra Gaza, Cisjordania, el Líbano, Siria, Iraq, Irán y Yemen, ha invadido territorio libanés y ahora busca arrastrar a su patrocinador estadounidense a una guerra regional total de conquista y dominación.
Por su parte, los gobiernos colaboracionistas de Occidente muestran poco interés en controlar al monstruo desenfrenado que ellos mismos crearon en Oriente Medio y al que siguen suministrando flujos interminables de armas, dinero, inteligencia, cobertura diplomática, excepcionalismo jurídico y una armadura de impunidad hasta ahora impenetrable.
Cuando llegue el momento de rendir cuentas, no cabe duda de que será necesario garantizar la rendición de cuentas tanto de Israel como de sus cómplices occidentales, para que estos horrores no se repitan en un ciclo interminable de atrocidad, impunidad y reincidencia.
La impunidad israelí está llegando a su fin
Pero hay luces parpadeantes en la oscuridad, y están creciendo.
La justa causa de Palestina y la firmeza de su pueblo han inspirado a millones de personas en todo el mundo a ponerse de pie y luchar. El mundo civilizado está ahora más movilizado que en generaciones anteriores para oponerse al horroroso mal que Israel y sus patrocinadores occidentales han desatado en todo el globo.
Cada vez más personas escapan de la matriz distorsionadora de los medios corporativos occidentales y recurren a medios independientes y a fuentes de primera mano en las redes sociales, lo que supone un poderoso golpe a la narrativa controlada y pro-Israel de las instituciones oficiales occidentales.
Hoy, Israel está siendo juzgado por genocidio en la Corte Internacional de Justicia, y sus dirigentes son objeto de solicitudes de órdenes de arresto en la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad, incluido el exterminio.
La CIJ ya ha emitido una serie de medidas provisionales contra Israel por genocidio, y una lista cada vez mayor de países se están alineando detrás de Palestina y Sudáfrica en el caso de genocidio contra Israel.
En la ONU se está debatiendo la creación de un tribunal internacional específico. Ya se han presentado casos en tribunales nacionales de todo el mundo y seguramente se presentarán más. También hay planes en marcha para poner en marcha un organismo internacional contra el apartheid que se focalice en Israel.
Mientras tanto, las Naciones Unidas, sus mecanismos independientes de derechos humanos y las principales organizaciones internacionales, palestinas e israelíes de derechos humanos han reunido enormes cantidades de pruebas, han condenado enérgicamente a Israel por su escandalosa criminalidad y están trabajando para garantizar la rendición de cuentas.
Las manifestaciones masivas contra Israel no sólo ocurren a diario en las capitales de todo el mundo, sino que en realidad están creciendo, sin que las intimiden los esfuerzos a menudo brutales (especialmente de los gobiernos occidentales) por reprimirlas.
La CIJ ha declarado la obligación de todos los Estados de cortar todo reconocimiento, ayuda, inversión, comercio, armas y apoyo de cualquier tipo al proyecto colonial de Israel en el territorio palestino ocupado.
Israel está cada vez más aislado en el escenario mundial y el movimiento global en favor del boicot, la desinversión y las sanciones crece día a día.
En otras palabras, la era de la impunidad israelí está llegando a su fin, a pesar de los mejores esfuerzos de Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y otros estados occidentales cómplices.
Y, después de décadas de interminable persecución y derramamiento de sangre, bien podríamos estar asistiendo al comienzo del fin del proyecto colonial europeo en Palestina.
Un año después, las llamas del genocidio siguen encendidas. En este trágico momento, es difícil ver a través del humo que oscurece el camino a seguir. Pero el colonialismo de asentamiento de la supremacía blanca fue derrotado en Sudáfrica, Rodesia, Namibia y Argelia. También será derrotado en Israel. Mediante la lucha y la solidaridad, con la ley y la política, en la resistencia y la resiliencia, esto terminará.
Mondoweiss
Artículo original: The beginning of the end of Israel publicado por Mondoweiss y traducido con permiso expreso por El Salto.
Tomado de: https://www.elsaltodiario.com/opini...
24 de octubre en Elx
Elx per la Pau volvió a concentrarse contra todas las guerras el pasado 24 de octubre.
¿Cuál de los dos gobiernos es más genocida?
Hedelberto López Blanch
Fuentes: Rebelión
Hay un adagio en español que dice: “tan culpable el quien hace el mal como el cómplice”, el que se adapta perfectamente al genocidio que comete desde hace un año Israel contra poblaciones civiles de Palestina y del Líbano con el abrumador apoyo económico, militar y político de Estados Unidos.
Las cifras de las matanzas son espeluznantes. Desde el 7 de octubre de 2023 Israel ha masacrado más de 42 000 palestinos, entre los que cuentan 16 000 niños y una cifra similar de mujeres; bajo los escombros se estiman que hay alrededor de otros 10 000 cadáveres que no han podido ser recuperados, además de 100 000 heridos.
Desde esa fecha han sido numerosos los ataques masivos con misiles, que según la ONU y la OMS, han destruido el 60 % de las viviendas; 19 de los 36 hospitales de la zona fueron arrasados así como la mayoría de los centros educacionales.
Ataques como el realizado al hospital Al Shifa, el más grande de Gaza que también servía como refugio a personas desplazadas de sus hogares, provocaron la muerte de 21 pacientes, y después de la retirada de los israelíes se hallaron 400 cadáveres enterrados en fosas comunes alrededor de esa instalación de salud.
Otro indiscriminado bombardeo contra la escuela Al Tabin en Gaza que albergaba a refugiados civiles causó la muerte a 109 palestinos con la utilización de bombas de 2 000 libras según las propias fuerzas invasoras.
Asimismo, el personal humanitario ha perdido más de 280 asistentes desde octubre de 2023 a agosto de 2024 entre estos un ataque contra una caravana de una ONG que mató a siete personas del servicio sanitario, hecho reconocido por el propio Benjamín Netanyaju.
En Líbano las enormes bombas de profundidad y los misiles lanzados han segado la vida de 2 000 personas y alrededor de 15 000 heridos, cerca de medio millones de desplazados y demolidos numerosos edificios habitacionales.
La furia sionista ha sido implacable con la idea de arrasar con las poblaciones árabes y adueñarse de extensos territorios con la excusa de eliminar a los combatientes de Hamas y Herbolah.
Esos son a grandes rasgos los datos sobre el genocidio sionista y ahora analicemos otros números y acciones que están directamente relacionadas.
Estados Unidos ha gastado la cifra récord de 17 900 millones de dólares en ayuda militar a Israel desde que comenzó sus ataques contra la Franja de Gaza, constata un informe para el proyecto Costs of War de la Universidad Brown.
Otros 4 860 millones de dólares se han destinado a intensificar las operaciones militares estadounidenses en la región desde el 7 de octubre de 2023, incluidos los costes de una campaña dirigida para sofocar los ataques de los hutíes de Yemen contra buques comerciales en el mar Rojo.
Israel, protegido por Estados Unidos desde su fundación en 1948, es el mayor receptor de ayuda militar estadounidense de la historia, con 251 200 millones de dólares ajustados por inflación desde 1959, según el informe. Los 17 900 millones gastados desde el 7 de octubre de 2023, suponen un récord de ayuda anual enviada a Israel, afirma el documento de la Universidad de Brown.
Gran parte de las armas estadounidenses entregadas en este año fueron municiones, desde proyectiles de artillería hasta cañones rompe búnkeres y bombas guiadas de precisión.
El informe, dirigido por la profesora Linda Bilmes de la Escuela de Gobierno John Kennedy de Harvard, agrega que a diferencia de la ayuda militar a Ucrania, documentada públicamente por Estados Unidos, fue imposible obtener los detalles completos de lo que Estados Unidos ha enviado a Israel desde el inicio del conflicto, por lo que los 17 900 millones de dólares para el año son una cifra parcial.
Los investigadores indican que “llama la atención los esfuerzos de la Administración de Joe Biden por ocultar las cantidades totales de ayuda y los tipos de sistemas mediante maniobras burocráticas».
A las entregas económico-militares otorgadas por Washington se suma, de forma aplastante, el espaldarazo político que le da a Tel Aviv en todos los organismos internacionales para exonerarlo de culpas y que nunca sea condenado.
Después de leer estos datos usted podrá preguntarse: ¿cuál de los dos gobiernos es más genocida o habrá un empate?
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.
Aumentan en un 62% los delitos de torturas y contra la integridad moral cometidos por funcionarios en Madrid
CONFILEGAL. (BLANCA VALDÉS) FOTOGRAFÍA: CONFILEGAL. La Memoria de la Fiscalía de la Comunidad de Madrid ha revelado que en 2023 se ha producido un aumento de un 62,7% en delitos de torturas y otros delitos contra la integridad moral cometidos por autoridad y funcionario público. En total se produjeron 166, mientras que en 2022 hubo 102.
Unos datos que se dieron a conocer ayer tras la Apertura del Año Judicial en la Comunidad de Madrid que tuvo lugar en el Tribunal Superior de Justicia. El discurso corrió de la mano de Almudena Lastra de Inés, Fiscal Superior de la Comunidad de Madrid.
La fiscal además aprovechó el momento para comentar que «esperan recuperar la normalidad tras la pandemia y la huelga de los letrados de la administración de justicia en el ejercicio de sus justas reivindicaciones».
Sobre los delitos de torturas
Respecto a este asunto, tal y como ya comentó la Fiscalía en Memorias de años anteriores, se incluyen no sólo las conductas incardinadas en la tortura entendidas en sentido amplio. Es decir, no sólo delimitada por la única y exclusiva finalidad de obtener una confesión o información, o con la finalidad de castigar por un hecho cometido o que se sospeche que se ha cometido.
También las conductas constitutivas de atentado a la integridad moral como toda conducta intimidatoria, coaccionante y amenazante, que no esté comprendida en la tortura.
Pues bien, desglosando los de tortura y otros delitos contra la integridad moral cometidos por autoridad y funcionario público se ha podido detectar que han aumentado en un 91,8% los tratos degradantes. En 2024 tuvieron lugar 65 y el año anterior 34.
En lo que respecta a las torturas, también han aumentado en un 54,5%. 17 este año y 11 en 2023. Por otro lado, no se produjo ninguno por omisión del deber de impedir torturas.
Los cometidos contra la integridad moral por autoridad o funcionario, han subido en un 111,%. Ha habido 19 casos con respecto a los 9 del año pasado. En cuanto al acoso laboral, también ha aumentado en un 51,28% (59 frente a 39) y, por último, acoso inmobiliario. Es lo único que ha bajado un 33,33%.
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Chip cerebral para reclusos: Una prisión dentro de la cabeza
Damián Tuset Varela
Investigador en Derecho Internacional Público e IA. Tutor Máster Relaciones Internacionales y Diplomacia UOC, UOC - Universitat Oberta de Catalunya
Cláusula de Divulgación
En un futuro cercano, las prisiones podrían no tener paredes ni barrotes. Imagínese un sistema donde, en lugar de cumplir una condena tras las rejas, los reclusos tienen la opción de recibir un chip cerebral que controla su comportamiento y graba sus emociones. Este concepto no es ciencia ficción, es una propuesta real llamada Cognify.
Esta controvertida herramienta en desarrollo sugiere una nueva forma de rehabilitar a los delincuentes mediante la implantación de recuerdos artificiales y el uso de inteligencia artificial (IA) para reconfigurar los patrones de pensamiento. Pero ¿hasta qué punto puede considerarse justa? ¿Estamos creando una solución revolucionaria o allanando el camino hacia una distopía tecnológica?
El sistema Cognify pretende ofrecer a los reclusos una opción inusual: cumplir una sentencia en una prisión tradicional o aceptar un implante cerebral como este.
La idea central es que los delincuentes puedan “vivir” su castigo en minutos mediante una serie de recuerdos artificiales que los confrontan con el daño que han causado. Esta tecnología, desarrollada a partir de investigaciones sobre la modulación del comportamiento, busca reconfigurar las neuronas responsables de las conductas criminales, obligando al reo a experimentar culpa, arrepentimiento y empatía.
Los defensores de Cognify argumentan que es una forma más humana y eficiente de gestionar el sistema penal. ¿Por qué gastar años en cárceles superpobladas cuando, en teoría, un implante cerebral podría reformar a un criminal en minutos? El sistema promete reducir las tasas de reincidencia y acelerar la reintegración social. Sin embargo, la premisa no deja de generar preguntas inquietantes.
¿Rehabilitación o control mental?
Sus defensores sostienen que la neurotecnología podría ser la clave para reducir la reincidencia y facilitar la reintegración de los delincuentes en la sociedad. ¿Pero es realmente posible cambiar la naturaleza de una persona alterando sus pensamientos mediante un chip cerebral? Y, más importante aun, ¿es legal y ético?
La premisa central de esta tecnología, la posibilidad de modificar el comportamiento de los reclusos directamente en su cerebro, plantea profundas cuestiones éticas. El proceso de rehabilitación, tradicionalmente, se enfoca en cambiar conductas a través de la reflexión personal, el trabajo y la educación.
Con la neurotecnología, el arrepentimiento ya no sería una elección consciente, sino un proceso programado por un algoritmo. Esto genera una reflexión inevitable: ¿podemos considerar verdaderamente rehabilitada a una persona que ha sido forzada a experimentar arrepentimiento?
Además, si un chip puede controlar los pensamientos de un individuo, ¿qué nos impide usar esa misma tecnología para controlar a otros sectores de la población bajo el pretexto de la seguridad o el orden? La historia está llena de ejemplos de cómo las tecnologías inicialmente concebidas para el bien terminan siendo utilizadas con fines opresivos.
El hecho de que un chip pueda intervenir en los pensamientos plantea una pregunta crucial: ¿quién controla la tecnología? Si permitimos que los reclusos estén sujetos a este nivel de control mental, ¿qué impide que la sociedad en general siga el mismo camino? La libertad mental podría convertirse en una reliquia del pasado si no se establecen límites claros.
Prisiones invisibles
Uno de los aspectos más radicales de la neurotecnología es su capacidad para crear una “prisión sin muros”. En lugar de confinar a los delincuentes en un espacio físico, sus movimientos, pensamientos y comportamientos estarían bajo constante vigilancia digital. Esto podría marcar el fin de las cárceles tradicionales como las conocemos.
Las prisiones cumplen una función simbólica en la sociedad: representan las consecuencias tangibles de los actos criminales. ¿Qué implicaciones tendría reemplazarlas por un control mental invisible? En un contexto donde la sociedad espera que el castigo sea visible y reparador, una prisión mental podría parecer insuficiente o incluso permisiva. ¿Estamos listos para redefinir el concepto de pena en una era digital?
Sin embargo, la tecnología para modificar pensamientos y comportamientos plantea una cuestión aún más fundamental: la autonomía personal. La intervención directa en la mente de un individuo desafía principios fundamentales sobre la libertad de pensamiento y la integridad personal.
Países como Chile ya han comenzado a legislar sobre los neuroderechos, en un intento por proteger a las personas del acceso no autorizado a sus procesos neuronales.
¿Innovación o distopía?
Aunque la neurotecnología puede parecer una solución moderna y eficiente para el problema del hacinamiento en las cárceles y la reincidencia, sus implicaciones éticas son profundas. Controlar la mente de los delincuentes podría parecer una solución ideal a corto plazo, pero podría erosionar la dignidad humana y plantear serios riesgos a largo plazo.
Durísimo informe sobre los 20 años de misiones militares de la Unión Europea
La reforma de la Ley Mordaza: Una operación de maquillaje que no detendrá los ataques a los movimientos sociales
La ‘Ley Mordaza' es como se conoce a la Ley Orgánica 4/2015 de Protección de la Seguridad Ciudadana, que el gobierno de Mariano Rajoy anunció en 2012 (tras las manifestaciones de Rodea al Congreso que promovió el movimiento 15-M y tres huelgas generales) y que aprobó en 2015, haciendo uso de la mayoría absoluta que tenía por entonces el PP. Fue una reforma que se aprobó para acabar con el ciclo de protestas que estallaron como respuesta a los brutales recortes implementados primero por Zapatero y después por Rajoy (nos referimos a distintas reformas laborales, la reforma de la Constitución para blindar la austeridad, la reforma de las pensiones, etc). El objetivo del PP entonces era seguir aprobando recortes, a costa del bienestar de la clase trabajadora (nunca de los beneficios empresariales) y garantizar la sensación de paz social mediante el aumento de la represión institucional contra quienes salíamos a la calle a protestar.
Más de nueve años de burorrepresión
La Ley Mordaza se caracteriza por ser una ley administrativa que permite sancionar, de manera abusiva y sangrante, el bolsillo de las personas. En lugar de buscar condenar penalmente (es decir, a penas privativas de libertad) a quienes infringen la ley en manifestaciones u otras movilizaciones sociales, cuando se aprobó la Ley Mordaza se priorizaba la sanción económica como castigo, ya que ésta se puede aplicar de manera masiva (no hace falta detener violentamente a todas las asistentes a una manifestación, sino que basta con pedirles el DNI y mandarles una multa unas semanas después), de manera rápida (en unos meses se resuelve el procedimiento sancionador) y con menos garantías para las represaliadas que un procedimiento penal (la imposición de una multa no requiere la celebración de un juicio, ni otorga presunción de inocencia a la denunciada, sino que la policía cuenta con presunción de veracidad). A este fenómeno se le llama «burorrepresión«. La lectura fue que esta estrategia limpiaría las calles de manifestantes atemorizadas. Y, por desgracia, el tiempo ha dado la razón a los movimientos sociales que lo vieron así: la Ley Mordaza de 2015 es uno de los principales factores que propiciaron la desmovilización y el fin del ciclo de luchas sociales que se inició en el 2011.
«Has sido PSOEizado»: la reforma que nunca llega
En noviembre de 2015, el entonces candidato del PSOE a las elecciones generales, un tal Pedro Sánchez, prometió en plena campaña electoral que derogaría la Ley Mordaza “nada más llegar al gobierno”. Sin embargo, no lo hizo en 2018 —cuando llegó por primera vez a la presidencia como consecuencia de la moción de censura—, ni en 2019 —cuando siguió gobernando el PSOE en solitario— ni en 2021, ya con Podemos dentro del gobierno. Pese a que en la primavera de 2022 el bloque de investidura amagó con llevar a cabo una pequeña reforma de la Ley Mordaza, ésta finalmente no se aprobó, al no contar con los votos favorables de ERC y EH Bildu porque el PSOE se negó a modificar las sanciones por faltas de respeto a la autoridad, ni eliminar las devoluciones en caliente en las fronteras de Ceuta y Melilla y el uso de balas de goma por parte de los cuerpos policiales.
Desde entonces el PSOE en 2023 sustituyó a su socio de Gobierno por Sumar y no se había vuelto a hablar de reformar esta ley, hasta que en julio de este año, Yolanda Díaz anunció solemnemente desde Bruselas que su formación había pactado «la derogación de la Ley Mordaza» con el PSOE. El ridículo fue mayúsculo cuando se conoció, a las pocas horas, que lo que habían pactado en realidad era únicamente eliminar únicamente el apartado 23 del artículo 36, que es el que prohíbe grabar a la policía en el ejercicio de sus funciones. Por si fuera poco, resulta que ese apartado del artículo 36 ya había sido declarado parcialmente inconstitucional por el Tribunal Constitucional hace unos años, por lo que la reforma no cambiaría, al menos legalmente, nada.
Incluso los más férreos partidarios de Sumar se llevaron las manos a la cabeza por la desafortunada hipérbole de su líder y reconocieron que el pacto del PSOE dejaba intacta la norma.
La nueva reforma de la Ley Mordaza
Unos meses después, a principios de octubre, EH Bildu ha informado que ha alcanzado a un acuerdo con el PSOE y Sumar para implementar una nueva reforma de la Ley Mordaza con los mismos pilares que demandaba en 2022: la eliminación de las balas de goma y de las devoluciones en caliente. Sin embargo, si leemos la letra pequeña podemos observar que el pacto de forma genérica prevé la «retirada progresiva» de las pelotas de goma y su sustitución por instrumentos «menos lesivos» que no causen «lesiones irreparables«. También modifica las sanciones por «faltas de respeto a la autoridad» y las infracciones por desobediencia pasarán de graves a leves. Además, lo mismo ocurrirá con otro tipo de infracciones, como el consumo de estupefacientes. Asimismo, contempla que las manifestaciones no podrán ser disueltas por el mero hecho de no haber sido convocadas, la disminución de la cuantía de las sanciones a las personas de rentas bajas, o ciertos avances respecto de la documentación en materia de extranjería. Por último, los partidos que firman el acuerdo también se comprometen a «abordar«, en un plazo máximo de seis meses, las devoluciones en caliente y estudiar modificar la Ley de Extranjería para «evaluar las solicitudes de protección internacional previamente al proceso de posible expulsión«.
¿Derogación de los aspectos más lesivos o brindis al sol?
No se puede negar que el acuerdo alcanzado contiene algunos avances modestos. Y bienvenidos sean. Sin embargo, lo que resulta muy sorprendente de lo pactado entre el Gobierno y Bildu es que dos de los puntos que hicieron descarrillar la reforma en 2022 precisamente por el voto en contra de la izquierda vasca y catalana no han experimentado ningún avance significativo. Aunque Bildu ha hecho referencia a la eliminación de las balas de goma y las devoluciones en caliente, la formulación de ambos asuntos no compromete prácticamente a nada y, desde luego, no supone una eliminación inmediata.
Y es que en el caso de las balas de goma, como ya hemos explicado, se hace referencia a una ambigua “sustitución progresiva” para la cual no existe calendario alguno y que depende enteramente de ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska, con todo lo que cabe esperar de él. Y en cuanto a las devoluciones en caliente, el texto acordado se remite a una modificación posterior de la Ley de Extranjería antes de seis meses desde la entrada en vigor de la norma en cuestión, sin ofrecer cuál sería el texto de la referida reforma —lo cual hace imposible conocer su alcance—.
La buena noticia es que ya nadie pretende engañarnos diciendo que se va a «derogar» la Ley Mordaza y todo el mundo habla de «reformarla». La mala es que, al igual que ocurrió con la operación de maquillaje que supuso la reforma laboral de Yolanda Díaz de diciembre de 2021, una pequeña e insignificante reforma puede generar el efecto de satisfacer al electorado progresista, que siente que se ha hecho todo lo posible por derribar una monstruosa norma y deja de demandar la derogación que reivindicaba hace unos años. Y así es cómo se fragua la traición.
Países exportadores violan el tratado sobre comercio de armas
Fuentes: IPS
Estados Unidos con suministros a Israel, China con relación a Myanmar, y proveedores del Medio Oriente y Serbia con envíos a Sudán, están entre los países que propician una pérdida devastadora de vidas al incumplir el Tratado sobre Comercio de Armas, destacó en un nuevo reporte Amnistía Internacional (AI).
“Aunque se han logrado avances, numerosos gobiernos siguen incumpliendo flagrantemente las normas, lo que provoca una enorme pérdida de vidas en las zonas de conflicto”, dijo . Patrick Wilcken, investigador de AI sobre asuntos militares, policiales y de seguridad.
El tratado, que regula el comercio internacional de armas convencionales, desde armas pequeñas hasta buques, aeronaves y carros de combate, entró en vigor el 24 de diciembre de 2014 y cuenta con 115 Estados partes, entre ellos los 10 principales exportadores –con 90 % del comercio de armas-, con la excepción de Rusia.
AI expuso que algunos de los mayores exportadores de armas siguen incumpliendo abiertamente las normas del tratado con sus transferencias ilegítimas de armas, “lo que provoca una devastadora pérdida de vidas humanas en zonas de conflicto”.
Como ejemplos mencionó la situación de los Territorios Palestinos Ocupados, en particular la Franja de Gaza, de Sudán y de Myanmar.
Estados Unidos, el mayor proveedor de armas a Israel, “sigue autorizando las transferencias de armas a este país a pesar de las abrumadoras pruebas de crímenes de guerra cometidos por las fuerzas israelíes”, dijo Wilcken.
Recordó que su organización “lleva mucho tiempo pidiendo un embargo total de armas tanto para Israel como para los grupos armados palestinos, debido a las graves violaciones del derecho internacional de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario”.
AI documentó el uso de armas fabricadas en Estados Unidos en ataques ilegítimos, como las municiones de ataque directo conjunto (Jdam en inglés), en dos mortíferos ataques aéreos ilegítimos contra viviendas en Gaza, en los que murieron 43 civiles -19 niños y niñas, 14 mujeres y 10 hombres- los días 10 y 22 de octubre de 2023.
En un ataque israelí efectuado en enero de 2024 se utilizó una bomba GBU-39 de pequeño diámetro, fabricada en Estados Unidos por la corporación Boeing, que alcanzó una vivienda familiar en el barrio de Tal al Sultán de Rafá y mató a 18 civiles, entre ellos 10 niños y niñas, cuatro hombres y cuatro mujeres.
Sudán está inmerso desde abril de 2023 en una enorme crisis humanitaria por la confrontación entre los ejércitos rivales Fuerzas Armadas Sudanesas y Fuerzas de Apoyo Rápido, que ha causado la muerte de más de 16 650 civiles y desplazó a millones de sus hogares, la mayor crisis de desplazamiento interno del mundo.
A pesar de la crisis y del embargo de armas impuesto por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la región sudanesa de Darfur (oeste), principal teatro de combate, AI sigue documentando importantes flujos de armas que llegan al conflicto.
Ha identificado armas y material militar de reciente fabricación procedentes de países como China y Serbia, que son Estados Partes en el tratado, y de los signatarios Turquía y Emiratos Árabes Unidos, importando en grandes cantidades a Sudán y en algunos casos con desvíos a Darfur, lo que alimenta la violencia.
Myanmar, también conocido por su antiguo nombre de Birmania, importa al menos 1000 millones de dólares en armas, bienes de doble uso, equipamiento y materias primas para fabricar armas -incluso de China- desde que se produjo el golpe militar de febrero de 2021.
“El ejército de Myanmar ha utilizado estas armas para atacar reiteradamente a la población civil y bienes civiles, lo que a menudo ha causado daños o ha provocado la destrucción de escuelas, edificios religiosos y otras infraestructuras básicas, en los tres años transcurridos desde el golpe de Estado”, dijo Wilcken.
Recordó que la legalidad de las transferencias de armas “está ahora explícitamente vinculada a las normas del derecho internacional de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario”.
“Es hora de que los Estados Partes cumplan sus obligaciones legales e implementen plenamente el tratado, con el fin de prohibir el flujo de armas a países cuando se sepa que se utilizarán para cometer genocidio, crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra”, dijo Wilcken.
También en los casos en los que puedan utilizarse para cometer o facilitar violaciones graves del derecho internacional de los derechos humanos o del derecho internacional humanitario, apuntó el reporte de Amnistía Internacional.
Fuente: https://ipsnoticias.net/2024/08/pai...
Tomado de Rebelión
Robles mantiene los contratos de Defensa con empresas israelíes involucradas en la masacre de Gaza
Danilo Albin
Los grandes fabricantes israelíes de armamento con negocios en España respiran tranquilos. El Ministerio de Defensa que dirige Margarita Robles no tiene previsto cancelar los contratos ya adjudicados a lo largo de último año a cuatro empresas de ese país, entre las que figura una de las principales contratistas del Gobierno de Benjamín Netanyahu.
En una carta remitida al ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, Robles asegura que "no se ha vendido ni adquirido armamento al Estado de Israel desde el 7 de octubre" y reconoce que existen contratos en vigor con empresas de ese país para repuestos de material militar de origen israelí.
Según pudo verificar Público, el Ministerio de Defensa ha otorgado contratos en el último año a cuatro empresas armamentísticas israelíes. Estos negocios no se vieron afectados por la masacre en Gaza ni tampoco se tuvo en cuenta el papel de algunas de las compañías adjudicatarias en ese genocidio.
El pasado 12 de agosto, Defensa concedió un nuevo contrato a la empresa Elbit Systems para el mantenimiento del mortero Cardom, en este caso por 10.000 euros. La compañía con sede en Haifa figura entre las contratistas habituales del ministerio: según datos obtenidos por este periódico, sólo en el último año ha obtenido distintas adjudicaciones que suman más de seis millones de euros.
En una conferencia telefónica ofrecida por los directivos de Elbit Systems el pasado 28 de mayo, sus responsables reconocieron que el inicio de las atrocidades en Gaza supuso un aumento en los ingresos de esta empresa, que colabora habitualmente con el Gobierno de Netanyahu.
Según consta en la transcripción de esa reunión, los ingresos del área "terrestre" de Elbit Systems "aumentaron un 26% en el primer trimestre de 2024, debido principalmente al aumento de las ventas de munición en Israel".
El presidente de la compañía contratada por Robles, Bezhlalel Machlis –un exoficial de artillería de las Fuerzas de Defensa de Israel– resaltó "la gran demanda" por parte del Ministerio de Defensa de ese país, algo que "repercute positivamente en los ingresos y el crecimiento de la empresa".
El directivo subrayó que los empleados "han trabajado intensamente durante meses y han hecho posible que la empresa atendiera las necesidades del Ministerio de Defensa durante la guerra".
IMI Systems, una ex compañía púbica que fue adquiridapor Elbit Systems en 2018, también aparece entre las empresas armamentísticas israelíes que lograron contratos del Ministerio de Defensa español en los últimos meses.
El pasado 14 de marzo, la cartera dirigida por Robles le concedió un contrato de 10.000 euros para la adquisición de los denominados programadores M339 Setter, unas herramientas que buscan "mejorar" los disparos desde los carros de combate Leopardo 2E que utiliza el Ejército español.
"Laboratorio" del ejército israelí
Ese mismo mes, Rafael Advanced Defense, una compañía con sede en la localidad de Haifa, obtuvo un contrato para la provisión de guías laser para aviones de combate. La adjudicación se realizó mediante un procedimiento sin publicidad y alcanzó los 207 millones de euros.
Esta empresa también figura entre las contratistas del Gobierno de Netanyahu. "Rafael es un laboratorio tecnológico del Ministerio de Defensa israelí, por lo que existe una relación muy estrecha con las Fuerzas de Defensa de Israel", afirmó Guy Bitton, responsable de desarrollo de negocio de la Dirección de Tierra y Maniobra de Rafael, en un comunicado de la empresa emitido el 7 de agosto pasado, en plena masacre en Gaza.
El Ministerio de Defensa también firmó un contrato con la empresa israelí Netline Communications Technologies (NCT) para la adquisición de equipos de sincronización de inhibidores de frecuencia por un valor de 471.900 euros.
Entre los clientes de NTC está el ejército israelí, que cuenta con equipamiento suministrado por esta empresa para "neutralizar" explosivos.
Fuente: https://www.publico.es/politica/rob...;mm=mobile-medium
Guerras de Israel: Una mina de oro para industria de armas
Un nuevo informe ha revelado que las empresas de armas estadounidenses han obtenido beneficios excepcionales gracias a las guerras en Gaza y el Líbano.
En un informe presentado el miércoles, el Quincy Institute for Responsible Statecraft, un grupo de expertos en política exterior de Estados Unidos, destacó que las compañías armamentistas estadounidenses han superado los principales índices bursátiles en lo que va del año.
Este notable crecimiento se ha visto impulsado por el incremento en las ventas de armamento a Israel, en el contexto de su guerra genocida en la Franja de Gaza, así como por la reciente intensificación de la violencia en Líbano.
Según el análisis, las inversiones en acciones del sector aeroespacial y de defensa en Estados Unidos han mostrado un notable crecimiento. Empresas destacadas como Boeing, Lockheed Martin, RTX, General Dynamics, Northrop Grumman y L3Harris han obtenido resultados que superan las expectativas, superando incluso el rendimiento del índice S&P 500.
Statecraft señaló que la transferencia de fondos de los contribuyentes estadounidenses hacia Israel, combinada con el aumento de la demanda de armamento a nivel global, ha sido un motor clave en el alza de los precios de las acciones.
Los expertos también destacaron que Lockheed Martin, la empresa detrás del polémico caza F-35, empleado por Israel en sus operaciones aéreas sobre Gaza, Líbano, Siria y Yemen, ha registrado un aumento notable en su rentabilidad, alcanzando un impresionante 54,86% entre el 7 de octubre de 2023 y el mismo día del año siguiente. Este desempeño ha superado en aproximadamente un 18% al índice S&P 500.
De igual forma, General Dynamics, reconocida por la fabricación de potentes bombas capaces de destruir búnkeres, incluidas las controvertidas bombas BLU-109, utilizadas por Israel para demoler edificios en el sur de Beirut durante la operación contra el secretario general del Movimiento de Resistencia Islámica de Líbano (Hezbolá), Sayed Hasan Nasralá, alcanzó una rentabilidad del 37%, superando en más de un 3% al índice S&P 500.
De acuerdo con el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés), entre 2019 y 2023, Israel concentró el 2,1% de las importaciones globales de armamento.
Durante ese período, Estados Unidos fue su principal proveedor, suministrando el 69% de las importaciones de armas de Israel, mientras que Alemania contribuyó con el 30%, consolidándose como un aliado clave en la entrega de recursos militares.
A pesar de que Washington ha solicitado un alto el fuego en Gaza, en la práctica sigue suministrando armas a Israel. Grupos propalestinos en Estados Unidos han pedido repetidamente que Washington deje de vender armas a Israel.
La otra guerra que también recordamos (y denunciamos) este mes: Líbano
Este día 24 de octubre se cumplen dos años y ocho meses del inicio de la guerra de Ucrania, hecho que nos convoca cada día 24 de mes para pedir el final de las acciones bélicas e instar a las partes enfrentadas a resolver sus diferencias mediante el diálogo. También este mes de octubre se ha cumplido un año del inicio de esta fase de la guerra de exterminio que Israel perpetra contra la población árabe de Oriente Próximo.
No obstante, como bien sabemos, los de Ucrania e Israel no son los únicos conflictos bélicos que asolan a la humanidad. Queremos aprovechar estas convocatorias para recordar otros escenarios igualmente destructores de la vida y dignidad humana y la naturaleza, que no se suelen nombrar en los medios de comunicación.
Hoy vamos a hablar brevemente sobre la guerra en Líbano.
Líbano es un pequeño estado mediterráneo enclavado entre Siria e Israel. Desde su descolonización por parte de Francia, y su posterior independecia, acaecida en 1943, hasta los años setenta, el país vivió una gran prosperidad y desarrollo, convirtiéndose en el centro financiero de Oriente Próximo. Sin embargo, a partir de 1975 se inicia un rosario de guerras civiles, injerencias militares extranjeras y ataques por parte de otros países (principalmente Israel) que no ha cesado hasta el día de hoy. No es fácil explicar un proceso tan complejo y multifactorial, pero vamos tratar de resumirlo con algunas pinceladas.
Desde su fundación, Líbano es un estado multiétnico y pluriconfesional, en el que las étnias cristianas son el 50% de la población. Las musulmanas, a su vez, se dividen entre sunníes y chiíes. La división religiosa también es geográfica, repartiéndose los distintos grupos en diferentes zonas del país. En plena época de guerra fría, ya se daba un contencioso entre los grupos cristianos, que controlan el gobierno de la capital, Beirut, y son prooccidentales y aliados de EEUU, y los árabes, más bien alineados con posiciones socialistas, panarabistas y cercanos a la URSS.
A esta problemática se añade el hecho de la llegada al país de más de 100.000 refugiados palestinos en dos oleadas: 1948 y 1967, que huyen de la limpieza étnica que Israel está perpetrando en su territorio, y se instalan en campos de refugiados. La misma OLP de Yasser Arafat, expulsada de Jordania, se instala en Beirut en 1970. Estos hechos cambian la proporción demográfica entre cristianos y musulmanes y, trasladando a Líbano el conflicto que se vive en Israel, son la causa de un ataque militar de los cristianos maronitas a las fuerzas palestinas de la OLP. Así se inicia una larga guerra civil, en la que los grupos árabes dan apoyo a los palestinos y hay intervención de numerosas potencias extranjeras: Siria, EEUU, Francia, Italia y, especialmente, Israel, siempre interesado en azuzar la guerra y armar a quien se entrenta a sus enemigos palestinos en el Líbano.
La guerra civil se extiende hasta 1990. Mientras tanto, se suceden los desembarcos de tropas extranjeras, con el supuesto intento de poner paz y, especialmente, las invasiones de Israel del sur del país, buscando crear cinturones de seguridad para proteger sus regiones fronterizas de los ataques palestinos de la OLP y, años más tarde, de la milicia independiente chií, Hezbolá. Hubo invasiones del sur del Líbano por parte de Israel en 1978, 1982, llegando a ocupar todo el sector musulmán de Beirut, y practicando las brutales matanzas de refugiados palestinos en los campos de Sabra y Chatila, en 2006, provocando alrededor de un millón de desplazados, y la que está en vigor en estos momentos.
No solo hay invasiones terrestres. Primero la OLP, y Hezbollá en las últimas décadas, han mantenido vivo el conflicto con Israel, mediante perennes bombardeos de cohetes desde sus posiciones e incluso alguna incursión terrestre. La respuesta israelí ha sido siempre contundente y brutal, llegando a practicar bombardeos de ciudades a gran escala y todo tipo de atentados terroristas en Líbano.
Desde 1978 permanece estacionado en el Sur del Líbano un contingente de cascos azules de la ONU, hoy bajo mandato español que, como fácimente puede entenderse, no ha aportado prácticamente nada al cese de las hostilidades.
En Líbano, como en Ucrania y Palestina y toda la región de Oriente Próximo es urgente el cese de toda acción militar. Entendemos que se trata de un contencioso que no puede entenderse, ni resolverse, al margen del conflicto que enfrenta al expansionismo sionista de Israel con el pueblo palestino. De tal forma, visto que las autoridades israelíes, con el apoyo mayoritario de su población no árabe, no tienen intención de detener su acción bélica brutal y genocida, como primer paso se hace imprescindible el repudio internacional de Israel y el bloqueo completo de sus importaciones y exportaciones de armamento. Solo con un Israel suficientemente desarmado y vigilado por el resto de la humanidad se podrá generar el escenario para unas auténticas conversaciones de paz que puedan conducir a una solución justa y aceptable para todas las partes enfrentadas, tanto en Palestina como en Líbano.
Por un mundo sin guerras, con tolerancia, entendimiento, empatía y cooperación entre personas, pueblos, étnias, religiones y culturas. Con respeto al medio ambiente. Por un mundo en Paz.
Ver también:
Reseña del libro “Deje de ser antisemita en tres semanas”
En esta obra, el autor aborda con claridad y profundidad uno de los problemas más persistentes y destructivos de la historia humana: el antisemitismo. Dividido en tres secciones fundamentales, el libro ofrece una guía tanto educativa como reflexiva para aquellos que buscan erradicar esta forma de odio y prejuicio.
La gran novedad del autor es que distingue entre el antisemitismo clásico y el antisemitismo actual. Mientras que el primero lo ha sufrido históricamente el pueblo judío, el segundo lo padece el actual gobierno de Israel.
La primera parte del libro actúa como una lección de historia, explorando las raíces del antisemitismo. El clásico se define como una hostilidad, prejuicio o discriminación contra los judíos como grupo o como individuos. El autor analiza cómo este fenómeno ha evolucionado desde la antigüedad, siendo alimentado por mitos y falsas creencias, como el concepto de los «asesinos de Cristo» en la Edad Media, hasta las teorías de conspiración modernas. Esta sección proporciona un análisis detallado de cómo las ideologías antisemitas han sido manipuladas por gobiernos y movimientos políticos a lo largo de los siglos para consolidar su poder y justificar distintas atrocidades.
Por contra, el antisemitismo actual se dirige contra las humanitarias políticas del gobierno israelí y sus razonables prácticas bélicas. Se materializa en la crítica constante del asesinato, la tortura, la violación y otras muchas prácticas realizadas por el gobierno israelí, obviando su total legitimidad.
Para argumentar la legitimidad de las acciones del gobierno sionista, Hitmann despliega una panoplia de argumentos a cuál más convincente. Podemos mencionar algunos de ellos.
El autor nos refresca las teorías totalmente acientíficas que utilizaba el Tercer Reich para sostener que la supuesta raza aria era superior a las demás y que, en consecuencia, era el pueblo legitimado para acabar, cual mano justiciera darwinista, con otras etnias, comenzando por los judíos. Frente a esta intolerable mentira, Hitmann nos revela cuál es el verdadero pueblo elegido y también cuál es la fuente de ese conocimiento: frente a las alocadas teorías sin base científica del nacionalsocialismo, podemos encontrar las sólidas bases de la teoría sionista, respaldada por la verdadera ciencia, que es la religión.
Haciendo gala de una erudición casi infinita, Benjamin nos obsequia con toda una teoría historiográfica basada en la comúnmente aceptada norma de que la fuerza es derecho, axioma de su escuela de pensamiento. Partiendo de esta premisa, repasa toda la historia del actual estado israelí, recordando cada una de sus victorias contra sus enemigos internos y externos, así como el aplastamiento sistemático de la resistencia palestina y de cualquiera de sus imprudentes aliados. Bajo ese alud de datos, el lector no puede más que dar la razón a Hitmann cuando afirma que, puesto que el fuerte tiene derecho a someter al débil, como cualquier persona sensata sostiene, está claro a quién asiste dicho derecho en Oriente Medio.
Finalmente, como colofón a esta magna obra, el autor cumple lo prometido y traza un programa de entrenamiento mental, a modo de libro de autoayuda, para eliminar el vicio antisemita de la psique del lector, de modo que se evite el intolerable error de condenar continuamente las violaciones de los Derechos Humanos por parte de Israel.
Para ello, haciendo gala de ser un auténtico hombre del Renacimiento, Hitmann utiliza principios de la filosofía clásica. Propone una adaptación de los principios del estoicismo, basados en la idea de que no debemos preocuparnos por aquello que no podemos cambiar. Puesto que no podemos hacer nada respecto a la impunidad con la que actúa el gobierno israelí, hagamos como nos aconsejaría el mismísimo Marco Aurelio y simplemente pensemos en otra cosa. También utiliza herramientas del utilitarismo filosófico, comenzando por el mismísimo Jeremy Bentham, quien nos insta a enfocarnos en aquellas actividades vitales que son realmente útiles. Los activistas antisemitas que critican los bombardeos, los asesinatos, las torturas o el expolio practicado por los sionistas nunca han conseguido ningún resultado, así que ¿por qué malgastar nuestro valioso tiempo vital en ser tan antisemita?
En conclusión, Deje de ser antisemita en tres semanas es una obra crucial para aquellos que buscan comprender las raíces del antisemitismo y, más importante aún, cómo combatirlo en su vida diaria. El libro no solo informa, sino que también ofrece herramientas prácticas para cambiar la mentalidad de aquellos que han caído en las trampas del odio y los prejuicios. A todo ello, el autor añade golpes de humor que hacen la lectura más ligera, como cuando concluye «seamos sinceros, al fin y al cabo, ¿a quién le agradan los moros?», o el no menos hilarante «si hasta la ONU es antisemita, ¿cómo no va a estar usted también infectado?».
El libro está patrocinado por la editorial Mossad, pero solo está disponible en formato electrónico, en consonancia con su política de fomento del uso de los aparatos electrónicos con batería.
Paz justa para Palestina, Líbano y todo Próximo Oriente
Més baix, en valencià
Se cumple más de un año del inicio de las operaciones bélicas del estado de Israel sobre la población civil palestina en Gaza y Cisjordania. A lo largo de estos terribles meses hemos contemplado una pugna bélica desigual, que solo de forma incorrecta se puede denominar guerra o conflicto, consistiendo, más bien, en un proceso sistemático de exterminio, destrucción deliberada y a gran escala de infraestructuras civiles, y limpieza étnica. Es decir, un genocidio en toda regla.
La cuantificación de los efectos de la devastación producida por el sionismo israelí con el firme apoyo de EEUU y el silenco cómplice de los estados de la Unión Europea, además de ser estremecedora por su gran cota de crueldad, no resulta nada fácil de establecer debido al grandísimo grado de destrucción provocado. Se habla de unas 44.000 personas muertas bajo los bombardeos israelíes con munición norteamericana. Bombardeos sistemáticos ejercidos sobre hospitales, campos de refugiados, caravanas humanitarias, escuelas, panaderías... Constitutivos todos y cada uno de ellos de crímenes de lesa humanidad. Se dice desde fuentes bien informadas que más de la mitad de esas personas asesinadas eran menores de edad; una amplísima mayoría, civiles desarmados.
Eso no es todo: La orgía sangrienta de EEUU e Israel en la zona no se ha limitado solo al asesinato masivo de civiles inocentes. También se ha dirigido a la destrucción sistemática de infraestructuras civiles y económicas. Barrios enteros de edificios de viviendas, centros sanitarios, educativos, carreteras, mezquitas, redes de distribución de suministros, monumentos históricos, pozos de agua, campos de cultivo, etc. han sido arrasados por completo con el objetivo de volver impracticable la vida humana en las zonas devastadas. Esta política de tierra quemada es la que, en las últimas semanas, ha producido el éxodo de un millón de refugiados en Líbano. Al mismo tiempo se está llevando a cabo el robo a gran escala de tierras a la población palestina de Cisjordania, por parte de bandas de colonos apoyadas por su gobierno, que, con toda impunidad, no han dudado en emplear el asesinato indiscriminado, el incendio de propiedades, la detención arbitraria y la tortura, o el terrorismo como medio para lograr sus propósitos.
Cabe recordar que esta guerra de exterminio contra la población palestina no comienza el siete de octubre de 2023. Desde su misma fundación y hasta la actualidad, el estado de Israel, a difentes escalas según cada momento, con medios similares a los actuales, viene poniendo en práctica su proyecto nacional expansionista. Sin embargo, hay que alertar del grave peligro que, más allá del genocidio sobre palestinos y libaneses, está generando a toda la humanidad el desbocado expansionismo norteamericano-israelí que contemplamos estos días. En este último año hemos sido testigos de como se hacían añicos hasta los más elementales principios del derecho internacional, del derecho internacional humanitario y hasta de las mismas Naciones Unidas (ONU), cuyo personal e instalaciones en la zona son sistemáticamente atacados por Israel con toda impunidad, llegando a atreverse, incluso, a disparar sobre los cascos azules desplegados al sur del Líbano. Además, esta política imprudente y demencial, que no hace sino extender más y más la guerra, y provocar mayores cotas de devastación, tiene el grave y creciente peligro de desembocar en un conflicto regional a gran escala que podría dinamitar la economía mundial. Incluso podría abocarnos a un escenario de guerra nuclear.
Es importante tener muy claro que, si Israel es quien dispone su ejército y sus intalaciones bélicas, es EEUU quien financia todo su esfuerzo militar, le provee del armamento preciso, estaciona tropas en la zona para protegerle de eventuales contraataques y, en última instancia, despliega su amplio poder mundial para desactivar cualquier posibilidad de rendimiento de cuentas ante la justicia internacional. No conviene olvidar tampoco la actitud cómplice de los países de la Unión Europea y su estridente silencio ante el genocidio que se está perpetrando. Si Rusia, por su guerra contra Ucrania, sufre fuertes sanciones económicas, informativas, culturales... por parte de todos estos países, entre los que está el nuestro, nada puede explicar que los embajadores de Israel recorran los pasillos de las gobernaciones europeas influyendo sobre ellas, comprando narrativas en los medios de comunicación, que los abastos de material bélico procedente de los países europeos o que transitan por sus puertos lleguen sin problema a sus destinos en Israel, o que los representantes de dicho país sigan participando en las competiciones deportivas internacionales o en la Eurovisión. El cinismo de un Occidente que, con esta doble moral, se desacredita definitivamente ante el resto del mundo no puede ser mayor.
Vistas así las cosas, queremos expresar nuestra solidaridad y empatía con todas las personas que estos días sufren el horror. Con los y las familiares de esas decenas de miles de seres humanos que han perdido a sus seres queridos. Queremos ponernos en su piel; imaginar que son nuestros familiares quines están en las tumbas o bajo los escombros. Con quienes han perdido todo lo que poseían: sus casas, sus tierras, las herramientas con las que se ganaban la vida, su derecho a la educación o a la salud, sus amistades, sus relaciones vecinales, sus recuerdos, su vida en paz. También con quienes se esfuerzan y trabajan para que un día la paz pueda darse: Con las personas voluntarias que tratan de socorrer a las víctimas de la matanza, con las y los objetores de conciencia y desertores del ejército israelí, con quienes realizan auténticos esfuerzos diplomáticos para detener el genocidio.
Como personas de a pie que vivimos en el estado español somos conscientes de que nuestra capacidad de detener este crimen contra toda la humanidad pasa por organizarnos, expresarnos, evitar toda colaboración con Israel o su economía, y presionar a las autoridades de nuestro país. Por ello reclamamos al gobierno del estado español tres cosas:
1- Embargo total al comercio de armamento con Israel
2- Suspensión de relaciones diplomáticas entre España e Israel
3- Adhesión del estado español a las denuncias en curso contra Israel en los tribunales internacionales de justicia.
¡Paz justa para Palestina, Líbano y todo Próximo Oriente!
Pau justa per a Palestina, Líban i tot Pròxim Orient
Es complix més d'un any de l'inici de les operacions bèl·liques de l'estat d'Israel sobre la població civil palestina a Gaza i Cisjordània. Al llarg d'estos terribles mesos hem contemplat una pugna bèl·lica desigual, que només de manera incorrecta es pot denominar guerra o conflicte, consistint, més bé, en un procés sistemàtic d'extermini, destrucció deliberada i a gran escala d'infraestructures civils, i neteja ètnica. És a dir, un genocidi en tota regla.
La quantificació dels efectes de la devastació produïda pel sionisme israelià amb el ferm suport dels Estats Units i el silenci còmplice dels estats de la Unió Europea, a més de ser estremidora per la seua gran cota de crueltat, no resulta gens fàcil d'establir a causa del grandíssim grau de destrucció provocat. Es parla d'unes 44.000 persones mortes sota els bombardejos israelians amb munició nord-americana. Bombardejos sistemàtics exercits sobre hospitals, camps de refugiats, caravanes humanitàries, escoles, forns... Constitutius tots i cadascun d'ells de crims de lesa humanitat. Es diu des de fonts ben informades que més de la mitat d'eixes persones assassinades eren menors d'edat; una amplíssima majoria, civils desarmats.
Això no és tot: L'orgia sagnant dels Estats Units i Israel en la zona no s'ha limitat només a l'assassinat massiu de civils innocents. També s'ha dirigit a la destrucció sistemàtica d'infraestructures civils i econòmiques. Barris sencers d'edificis de vivendes, centres sanitaris, educatius, carreteres, mesquites, xarxes de distribució de subministraments, monuments històrics, pous d'aigua, camps de cultiu, etc. han sigut arrasats per complet amb l'objectiu de tornar impracticable la vida humana en les zones devastades. Esta política de terra cremada és la que, en les últimes setmanes, ha produït l'èxode d'un milió de refugiats a Líban. Al mateix temps s'està duent a terme el robatori a gran escala de terres a la població palestina de Cisjordània, per part de bandes de colons recolçades pel seu govern, que, amb tota impunitat, no han dubtat a emprar l'assassinat indiscriminat, l'incendi de propietats, la detenció arbitrària i la tortura, o el terrorisme com mitjàns per a aconseguir els seus propòsits.
Cal recordar que esta guerra d'extermini contra la població palestina no comença el set d'octubre de 2023. Des de la seua mateixa fundació i fins a l'actualitat, l'estat d'Israel, a diferentes escales segons cada moment, amb mitjans similars als actuals, ve posant en pràctica el seu projecte nacional expansionista. No obstant això, cal alertar del greu perill que, més enllà del genocidi sobre palestins i libanesos, està generant a tota la humanitat el desbocat expansionisme nord-americà-israelià que contemplem estos dies. En este últim any hem sigut testimonis de com es reduïen a cendres fins als més elementals principis del dret internacional, del dret internacional humanitari i fins i tot de les mateixes Nacions Unides (ONU), el personal i les instal·lacions de la qual en la zona són sistemàticament atacats per Israel amb tota impunitat, arribant a atrevir-se, fins i tot, a disparar sobre els cascos blaus desplegats al sud del Líban. A més, esta política imprudent i demencial, que no fa sinó estendre més i més la guerra, i provocar majors cotes de devastació, té el greu i creixent perill de desembocar en un conflicte regional a gran escala que podria dinamitar l'economia mundial. Fins i tot podria abocar-nos a un escenari de guerra nuclear.
És important tindre molt clar que, si Israel és qui disposa el seu exèrcit i les seus intalacions bèl·liques, son els Estats Units qui financen tot el seu esforç militar, li proveïxen de l'armament precís, estacionen tropes en la zona per a protegir-li d'eventuals contraatacs i, en última instància, despleguen el seu ampli poder mundial per a desactivar qualsevol possibilitat de rendiment de comptes davant la justícia internacional. No convé oblidar tampoc l'actitud còmplice dels països de la Unió Europea i el seu estrident silenci davant el genocidi que s'està perpetrant. Si Rússia, per la seua guerra contra Ucraïna, patix fortes sancions econòmiques, informatives, culturals... per part de tots estos països, entre els quals està el nostre, res pot explicar que els ambaixadors d'Israel recórreguen els despatxos de les governacions europees influint sobre elles, comprant narratives en els mitjans de comunicació, que els carregaments de material bèl·lic procedent dels països europeus o que transita pels seus ports arribe sense problema a les seues destinacions a Israel, o que els representants d'este país continuen participant en les competicions esportives internacionals o en l'Eurovisió. El cinisme d'un Occident que, amb esta doble moral, es desacredita definitivament davant la resta del món no pot ser major.
Vistes així les coses, volem expressar la nostra solidaritat i empatia amb totes les persones que estos dies patixen l'horror. Amb els i les familiars d'eixes desenes de milers d'éssers humans que han perdut als seus sers estimats. Volem posar-nos en la seua pell; imaginar que són els nostres familiars els qui estan en les tombes o sota els enderrocs. Amb els qui han perdut tot el que posseïen: les seues cases, les seues terres, les ferramentes amb les quals es guanyaven la vida, el seu dret a l'educació o a la salut, les seues amistats, les seues relacions veïnals, els seus records, la seua vida en pau. També amb els qui s'esforcen i treballen perquè un dia la pau puga donar-se: Amb les persones voluntàries que tracten de socórrer a les víctimes de la matança, amb les i els objectors de consciència i desertors de l'exèrcit israelià, amb els qui fan autèntics esforços diplomàtics per a detindre el genocidi.
Com a persones del carrer que vivim en l'estat espanyol som conscients que la nostra capacitat de detindre este crim contra tota la humanitat passa per organitzar-nos, expressar-nos, evitar tota col·laboració amb Israel o la seua economia, i pressionar a les autoritats del nostre país. Per això reclamem al govern de l'estat espanyol tres coses:
1- Embargament total al comerç d'armament amb Israel
2- Suspensió de relacions diplomàtiques entre Espanya i Israel
3- Adhesió de l'estat espanyol a les denúncies en curs contra Israel en els tribunals internacionals de justícia.
Pau justa per a Palestina, Líban i tot Pròxim Orient!
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