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Tortuga Antimilitar
No existe ningún argumento lógico y legal para apoyar a Israel
Caitlin A. Johnstone
Traducido del inglés por Marwan Perez para Rebelión
Es increíble darse cuenta de que nadie puede articular una razón por la cual se debería apoyar a Israel, que sea a la vez lógicamente coherente y moralmente defendible.
Los occidentales crecen adoctrinados con la idea de que ese pequeño país en el Oriente Próximo es superimportante, y necesita ser apoyado y defendido a toda costa, pero si examinas las razones dadas descubres que ninguna de ellas es realmente válida.
«¡Israel es el único lugar donde los judíos pueden estar seguros!«
Esto es claramente falso. Es evidente que un judío en la ciudad de Nueva York está mucho más seguro que un judío en Tel Aviv. La creación forzada de un nuevo etno-Estado de apartheid sobre una civilización preexistente significa naturalmente que Israel solo puede existir en violencia perpetua, lo que pone en peligro a todos los que viven allí.
«¡Los judíos merecen una patria!«
¿Por qué? ¿Por qué cualquier religión merece tener un país propio donde los miembros de esa religión estén a cargo de todos los demás y reciban un trato preferencial? Hay más mormones en el mundo que judíos y no tienen su propio país. Hay más sikhs en el mundo que judíos y no tienen su propio país. No hay ninguna razón lógicamente coherente por la que cada religión deba tener su propio Estado-nación, y no hay ninguna razón lógicamente coherente por la que tal principio deba aplicarse a los judíos pero no a los cienciólogos.
«Israel es la única democracia liberal en Oriente Medio«
Esto es una tontería. Un régimen de apartheid genocida que tortura a la población palestina y suprime todos sus derechos, es exactamente lo opuesto a “liberal” y “democrático”. Pero incluso si no fuera el caso, no hay ninguna razón -ni coherentemente lógica ni defendible moralmente- para que una región determinada tenga un representante con una ideología política particular, donde no importe cuánta gente necesita asesinar y oprimir para hacer efectiva dicha ideología.
«Apoyo la existencia de Israel, pero me opongo al maltrato a los palestinos»
Esta es una idea muy popular entre los liberales, pero es absurda y contradictoria. Israel ha abusado de los palestinos durante toda su existencia, desde su mismo inicio. Solo en los cuentos de hadas imaginarios de los sionistas liberales Israel ha existido sin tiranía, robos y asesinatos, y solo en sus cuentos de hadas imaginarios puede un etno-Estado judío colocarse sobre una civilización de no judíos de una manera que pueda existir sin tiranía, robos y asesinatos ininterrumpidos.
Las únicas opciones son (a) una solución de dos Estados, que Israel está haciendo abiertamente todo lo posible por evitar, y (b) una solución de un Estado en el que todos tengan los mismos derechos, que por definición no sería un Estado judío. Los sionistas liberales pretenden vivir en una línea temporal alternativa de fantasía en «la no realidad». Así es como los liberales intentan cuadrar el círculo apoyando a Israel cuando es moralmente indefendible; simplemente inventan un mundo imaginario de lo es moral y pretenden que esa invención sea una posibilidad real.
https://x.com/dwdavison/status/1830...
«Israel es esencial para proteger nuestros intereses en la región«
Este eslogan es lógicamente coherente desde cierto punto de vista, pero ciertamente no es moralmente defendible.
Ni siquiera existe una razón lógicamente coherente para que un occidental normal diga que Israel protege “nuestros” intereses en Oriente Próximo. Solo es lógicamente coherente que los administradores del imperio occidental digan que ayudar a Israel a desplegar la fuerza violenta ininterrumpida necesaria para su existencia, contribuye a sembrar el caos, la tiranía, la desestabilización y la división; y todo ello es necesario para asegurar su dominio geoestratégico de una región rica en recursos, e impedir que las naciones de Oriente Próximo se unan en un bloque de superpotencias y que utilicen sus recursos para promover sus propios intereses en todo el mundo.
Contrariamente a lo que algunos creen, Israel no es responsable de la existencia del belicismo occidental: el belicismo occidental es responsable de la existencia de Israel. Si no existiera Israel, simplemente inventarían otra excusa para mantener una presencia militar en Oriente Próximo y seguir sembrando la violencia y el caos. El propio Biden lo ha reconocido diciendo : “Si no hubiera un Israel, Estados Unidos tendría que inventarse uno para proteger sus intereses en la región”.
Desde esa perspectiva, tiene sentido decir que al imperio occidental le resultaría más difícil avanzar en sus objetivos unipolares en un escenario mundial sin un agente desestabilizador cuya existencia dependa por completo del apoyo constante de Occidente. Y si uno realmente quiere ayudar a los imperialistas en su apoyo a Israel, también puede argumentar que Israel ofrece la excusa perfecta para mantener una presencia militar en Oriente Próximo.
Durante muchos años, el argumento que puso fin al debate contra la retirada militar occidental de Oriente Próximo, fue que ello garantizaría la destrucción de Israel, porque sus vecinos simplemente lo eliminarían sin la disuasión de la maquinaria de guerra estadounidense, presente allí para protegerlo.
Y si se da por sentado que Israel debe seguir existiendo en su forma actual, se trata realmente de un argumento que pone fin al debate. Si se da por sentado que se debe permitir que Israel exista como un etno-Estado de apartheid que fue artificialmente creado a mediados del siglo XX, entonces, por supuesto, no hay manera de que dicho Estado pueda existir sin una violencia constante y, por supuesto, no hay forma de que pueda salir victorioso de toda esa violencia sin el respaldo del imperio centralizado de Estados Unidos.
Esto significa que, si se acepta que Israel debe seguir existiendo como existe actualmente, necesariamente se acepta que Estados Unidos y sus aliados occidentales deben mantener un control militar absoluto sobre Oriente Próximo. Sin una incesante violencia no hay forma de mantener ese Estado artificial creado engañosamente, por lo que hay que estar preparado y ayudarle a infligir esa violencia en todo momento.
Eso resulta, como mínimo, muy conveniente para la estructura de poder centralizada de Estados Unidos, pero, por supuesto, no es moralmente defendible. No es moralmente defendible seguir matando habitantes de Oriente Próximo año tras año, década tras década, para gobernar el mundo. Puede que sea lógicamente coherente, pero también es profundamente perverso.
Todos los argumentos a favor de Israel fracasan, ya sea desde el punto de vista lógico, moral o de ambos. Por eso se dedica tanta propaganda a manipularnos para que apoyemos a este régimen asesino, y por eso las estructuras de poder reprimen cada vez más las voces que se oponen.
Es por eso que los medios de comunicación masiva han mostrado un sesgo totalmente salvaje hacia el interés informativo israelí en sus reportajes y es por eso que los críticos de las atrocidades israelíes como Richard Medhurst, Sarah Wilkinson y Mary Kostakidis han sido escandalosamente perseguidos en Reino Unido y Australia.
No tienen argumentos, por eso recurren cada vez más al instrumento más contundente.
Si quitamos las capas, los argumentos para mantener el proyecto de Israel son todos de dominación y control, razón por la cual se utiliza cada vez más dominación y más control para proteger dicho proyecto de un análisis profundo.
Israel, en definitiva, no es más que una guerra sin fin y, como todas las guerras, su existencia depende de ocultar la verdad al público.
Fuente: https://www.caitlinjohnst.one/p/the...
Tomado de: https://rebelion.org/no-existe-ning...
Líderes cobardes e hipócritas
Señores y señoras líderes mundiales, dejen de esconderse delegando la responsabilidad en otros. Que el Consejo de Seguridad de la ONU no tome decisiones para detener el genocidio palestino, no impide que las tomen ustedes desde los sillones que ocupan.
Manual para líderes mediocres que condenan pero no ordenan:
1. Terminen inmediatamente con la compra-venta de armas a Israel.
2. Expulsen a la legación diplomática de Israel en sus países, y desalojen las suyas en territorio israelí.
3. Comprométanse con Sudáfrica en su demanda contra Israel por el genocidio palestino.
4. Cancelen toda ayuda que presten a empresas que comercien con Israel, y penalicen a aquellas que trabajen o se beneficien con la ocupación ilegal de territorios palestinos.
5. Expulsen de todas la esferas culturales y deportivas a representantes de Israel, permitiendo participar a esos ciudadanos bajo cualquier otra bandera.
6. Ordenen la detención inmediata de aquellos ciudadanos de Israel, que hallándose en su territorio nacional, hayan participado en los crímenes de guerra contra los palestinos acusándoles de delitos de lesa humanidad.
Como mínimo, esto es lo que debería de hacer cualquier líder mundial que pretenda detener el genocidio en Palestina. Lo que hasta ahora estamos viendo son relaciones públicas entre políticos cobardes, a los que hablar y condenar ni les cuesta nada a ellos, ni afecta en nada a la impunidad israelí.
No se dejen engañar.
Un fenómeno en auge
«De la pseudociencia a la conspiración. Un viaje por la espiritualidad New Age»
Pablo San José Alonso.
Ver índice y enlace a todos los capítulos
Cabría pensar que en un contexto de declive de la espiritualidad (la Iglesia Católica, por ejemplo, asiste con gran preocupación a la vertiginosa «descristianización» de Occidente) y de avance de las visiones materialistas de la vida, debería prosperar ampliamente el pensamiento científico, racional y objetivo, tendiendo a ser cada vez más minoritarias, además de las religiosas, las sensibilidades supersticiosas, místicas o pseudocientíficas. Sin embargo la realidad nos demuestra que, de alguna manera, una cosa no está reñida con la otra (1). Es decir, a pesar de la evidente incongruencia que supone contemplado desde una perspectiva lógica, hay algún tipo de compatibilidad epistemológica entre un marco general de carácter racional y materialista, y expresiones concretas, dentro de ese mismo marco, de carácter espiritual y acientífico. De hecho, cualquiera que cuente entre sus amistades con personas adscritas a este tipo de pensamiento habrá notado no pocos de esos desajustes y aparentes contradicciones: gente sumamente crítica con la medicina «oficial» que corre rauda al hospital o al médico de cabecera al menor síntoma de una dolencia importante; otras a quienes mantener discursos ecologistas especialmente radicales no les impide emplear el automóvil a diario o comprar ropa que no precisan; quienes votan en cada elección a pesar de sostener la creencia de que hay un gobierno mundial en la sombra que lo controla todo, divulgadores de la teoría de la nocividad de las redes inalámbricas que se pasan el día pendientes de su teléfono móvil, y muchas más del mismo tenor.
Visto desde fuera, da la impresión de que este tipo de personas tienen verdadera confianza en realidades en las que, intelectualmente, no quieren creer, al tiempo que carecen de fe suficiente hacia aquellas otras cosas por las que quisieran apostar y de las que hacen proselitismo. Una especie de querer y no poder que, por otra parte, no parece suponerles problema alguno. La explicación hay que buscarla en la cultura de la posmodernidad, que hemos nombrado sucintamente. La persona posmoderna, en principio, no es espiritual y se siente más cómoda que nadie en un contexto de predominio del materialismo. Ni siquiera es moral. De hecho, no está declaradamente en conflicto con la razón ni con la ciencia. En cambio, lo que no admite es que nadie le imponga la menor cuota de verdad objetiva. Para el posmoderno no existe la Verdad, sino las verdades, las cuales dependen de cada individuo y de cada perspectiva y, por lo tanto, son siempre relativas. Ni siquiera son permanentes dentro de su propio relativismo y pueden evolucionar con la mayor celeridad al más mínimo cambio de circunstancias o de intereses personales. Tal es el marco que, a pesar del contexto aparentemente desfavorable, hace posible la proliferación de todas estas sensibilidades de desafío a los paradigmas académicos y a los discursos «oficiales».
Por otra parte, el estudio de la psicología de masas en situaciones de crisis cuenta con no pocos análisis que observan, tanto eventos acotados que afectan a grupos delimitados como grandes crisis históricas que han influido en las condiciones de vida de amplios sectores de población. En dichos contextos, entre otras cosas que ocurren, suele resquebrajarse o perderse la confianza en lo que venían siendo las autoridades que regían los destinos de dichos grupos humanos y se tiende a levantar la mirada en búsqueda de otras nuevas que, en principio, y merced a un discurso novedoso y rotundo, aparenten mayor solvencia. Entiéndase autoridad no solo en relación a lo político, sino también a lo moral, cultural, espiritual, etc. Del mismo modo, el miedo a lo que está por venir, la incertidumbre experimentada al notar que se tambalean los marcos objetivos y esquemas que definían las circunstancias vitales propias, provoca que muchos individuos comiencen a dudar de lo que venían siendo las explicaciones de la realidad en que confiaban, que estaban, además, mayoritariamente aceptadas y sobre las que no había discusión, o la había muy residualmente (2). Toda realidad vivida se apoya en algún tipo de marco teórico; si tal realidad es insatisfactoria, decepcionante, amenazante… el individuo dudará también de la explicación que la fundamentaba. Si, en ese momento, aparece alguien, conocedor de la perdida de credibilidad de esos referentes ideológicos, con un discurso alternativo mínimamente enhebrado, cuenta con grandes posibilidades de ser escuchado.
Unamos las dos variables enunciadas. Una vez se extiende y prolifera en la sociedad la mentalidad antiobjetiva y relativista de la posmodernidad, dicho estado de pensamiento llega a coincidir con una crisis; sea económica, como hace unos años, sea una pandemia, como pasó recientemente (acompañada además de problemas anteriores y/o sobrevenidos de tipo económico). Como se decía al principio de todo, se dan las condiciones para una tormenta perfecta. Quienes sienten afectadas o amenazadas sus condiciones de vida (incluso sus marcos referenciales de pensamiento, como ocurre a las personas de mentalidad tradicional en épocas de cambios) por las nuevas circunstancias, tienden a buscar explicaciones satisfactorias distintas a las «oficiales»; más radicales cuanto mayor es su descontento o su preocupación. Con el agravante de que en la complejidad del mundo actual se hacen difíciles las explicaciones simples para definir las situaciones de cambio. Y eso en el caso de que pueda lograrse la formulación de dichas respuestas, incluso las no tan sencillas, en plazos razonablemente cortos, lo que no siempre ocurre (3).
Si, además, como sucedía en el contexto de la pandemia del covid, dichas explicaciones han de emanar de fuentes «científicas», el problema se agrava. La educación escolar que ha recibido la inmensa mayoría de la población en los países occidentales inculca el sometimiento a la autoridad del paradigma científico, el cual queda así establecido como una sólida instancia, un pilar sobre el que reposa el bienestar y la seguridad de la sociedad. Sin embargo, en dicho proceso educativo, suele olvidarse subrayar que «la ciencia», en cualquier caso, no deja de ser un conocimiento siempre imperfecto, una forma de aproximarse a la realidad que es gradual, progresiva, a menudo a base de avances y retrocesos, coral, cooperativa, también competitiva, en ocasiones plena de polémica y desacuerdos y, por todo ello, incapaz de proporcionar todas las respuestas que se le requieren en cada momento (4). En plena crisis sanitaria, siguiendo con el ejemplo, muchas personas necesitan y esperan respuestas rápidas y claras, y soluciones determinantes por parte del estamento científico. Sin embargo, éste se encuentra, a su vez, navegando territorios desconocidos que, en todo caso, debe recorrer con rigor y sin violentar sus propios procedimientos, lo cual requiere una cierta inversión de tiempo que, según la naturaleza del nuevo reto, puede llegar a ser cuantiosa. Por ello, dicha voz no siempre está capacitada para emitir las respuestas demandadas en el plazo requerido. Este hecho, en tales casos, provoca decepción, pérdida de prestigio y desafección hacia la ciencia «oficial» por parte de numerosas personas. Y, en consecuencia, se convierte en fuente de alimentación de epistemologías y teorías «alternativas» que se autoproclaman capaces de llenar ese vacío.
Cuando la pandemia del covid estaba en sus fases más álgidas y la vacunación masiva de la población apenas comenzaba, como decía arriba y es bien sabido, el nivel de incertidumbre, en todos los aspectos, se hallaba en niveles máximos. No solo se estaba en medio de una crisis económica destructora de empleo y tejido empresarial, con el consiguiente incremento de la precariedad y la pobreza. Además de ello se asistía a un momento de cambios profundos, de gran calado, que se sucedían a gran velocidad. Pensemos, por ejemplo, en el desplazamiento de todo tipo de referencias vitales, comunicativas, relacionales, laborales, administrativas, educativas… hacia el mundo de lo cibernético y virtual. El impacto sociológico y psicológico de las llamadas redes sociales de internet alcanzó cotas insospechadas. Pero hay más procesos que en dichos momentos sufrían una fuerte profundización: la progresiva desaparición de dinero físico, la mengua de los Estados de Derecho con una fuerte irrupción de las pulsiones punitivistas, el regreso de ciertas formas autoritarias de comprender la política y el Estado, la pérdida de hegemonía política, cultural y económica de Occidente en beneficio de las potencias asiáticas emergentes y un largo etcétera. Son muchos cambios simultáneos y, además, sirviendo de acelerante a las transformaciones citadas, había una pandemia que obligó a la población a largos confinamientos domiciliarios, a importantes cambios de hábitos, a introducir fuertes restricciones dentro de su vida relacional y social o a circular por las calles detrás de una mascarilla sanitaria o, más tarde, provista de un pasaporte sanitario imprescindible para acceder a según que servicios. Todo ello decretado desde los poderes establecidos invocando figuras jurídicas de excepción e impuesto mediante coacción policial a base de multas y detenciones. Sin olvidar esa otra forma de obligar consistente en utilizar los altavoces mediáticos de esos mismos poderes para generar presión social y, Michel Foucault no lo habría descrito de otra manera, incitar la vigilancia entre unos y otros ciudadanos y la autovigilancia.
En un contexto tan complejo, afectado por las circunstancias descritas, quienes tienen necesidad de respuestas a sus dudas y preguntas, como consecuencia importante de la proliferación de formas de comunicarse virtuales, las van a encontrar fácilmente. No solo eso; las hallarán en forma profusa y variada, pudiendo, como si de comprar en un hipermercado se tratara, escoger aquellas que encajan mejor con sus determinantes epistemológicos personales (educación, sesgos, identidades colectivas...) y desechar las restantes. Cada explicación alternativa vendrá acompañada de toda una legión de seguidores, lo cual conlleva la garantía de que la persona que la adopta no se va a encontrar sola sosteniendo ese punto de vista. Ser muchos compartiendo una determinada forma de contemplar las cosas aporta confirmación y seguridad en el principio. La validación que cada miembro del grupo de pensamiento ejerce sobre el discurso de otro miembro, en el cual se siente reflejado como si fuera un espejo, redunda en un convencimiento cada vez mayor del mismo por parte de ambos. Es lo que se conoce como retroalimentación. Si, además, el punto de vista es criticado o perseguido desde otros ámbitos de pensamiento, la retroalimentación y el autoconvencimiento alcanzan cotas mayores. Si es un punto de vista minoritario, que es combatido desde otro que es mayoritario, dicha retroalimentación desembocará en la implementación de estructuras de trinchera y blindaje discursivo. Es lo que conocemos como fanatismo, una actitud que, no por poco nombrarse, deja de estar muy en auge y que incapacita a los individuos para la escucha, el diálogo con otras personas y el procesamiento de nuevos datos que la realidad pueda ofrecer. El siguiente paso es la militancia para promover el propio pensamiento y combatir todo aquel que se le opone o que, simplemente, no coincide con él. Decía Bertrand Russell: «El miedo colectivo estimula el instinto de manada y tiende a producir ferocidad hacia aquellos que no son considerados miembros de la manada». Este tipo de dinámicas, que no suponen novedad histórica, puesto que siempre han existido, hoy suceden con mayor frecuencia e intensidad merced a la omnipresencia de las redes sociales de internet como lugar donde realimentar sin cesar las propias creencias entre los iguales y donde combatir las de las personas y grupos de distinto pensamiento. Y, también, en general, por causa del predominio de la comunicación virtual (sin dimensión corporal) en detrimento de la real, lo que facilita la impersonalidad y, por tanto, la falta de compromiso con el otro, de empatía y, finalmente, el desencuentro.
El uso de Internet suma un efecto más a los descritos. En virtud de los encuentros y conflictos que produce la comunicación virtual, añadiendo la querencia de cada cual de relacionarse preferentemente con personas afines, acaba por suceder que muchos comunicantes virtuales solo mantengan amistades e interrelaciones de internet con personas de su idéntico pensamiento. De tal forma, tomando, en muchos casos, la parte por el todo, robustecen más y más su propia forma de ver las cosas, a la vez que se acrecienta su ignorancia o su conocimiento deformado en relación a aquello que se encuentra fuera de ese límite, lo que conduce a una importante mengua de la perspectiva de la realidad en toda su complejidad y extensión.
Volviendo al principio del hilo, cabe pensar que, en virtud de los mecanismos descritos, cuanto más profunda sea la crisis, más probabilidades hay de que proliferen y prosperen los puntos de vista alternativos y que no llegue a ser nada infrecuente que éstos sean de carácter dogmático y sectario. Tal circunstancia pudo contemplarse sobradamente en el contexto que hemos empleado como ejemplo.
…
Notas
1- Gilbert K. Chesterton: «Lo malo de que los hombres hayan dejado de creer en Dios no es que ya no crean en nada, sino que están dispuestos a creer en todo».
2- «La complejidad del mundo actual, su acelerado ritmo y la sobreinformación que dificulta interpretarlo es el alimento de los creyentes en las maquinaciones a gran escala».
https://www.publico.es/sociedad/rad...
3- «En la cobertura a tiempo real que han ido ofreciendo los medios de comunicación de la ciencia de la pandemia, los espectadores, ansiosos por encontrar certezas en la ciencia, se han topado de bruces con una radical incertidumbre».
Lorraine Daston. 2020. Sciencie and its Public after the Pandemic. https:/zif.hipotheses.org/634 .
4- «...En tiempos de crisis pandémica la sociedad espera que la ciencia juegue un papel autoritario que reduzca la incertidumbre y la ambigüedad. Sin embargo … la ciencia se mueve necesariamente en el terreno de la incertidumbre y ha de enfrentarse constantemente a problemas de ambigüedad. El funcionamiento normal de la ciencia, lento, debatible, provisional, se aleja diametralmente de la expectativa de la sociedad que demanda una respuesta única, definitiva y rápida. Los citados autores identifican cuatro incompatibilidades entre la ciencia y la expectativa surgida durante la crisis (que, por otra parte, parece mantenerse también en otras épocas de normalidad). La primera incompatibilidad tendría que ver con el rechazo de la sociedad, de lo que el fundador de la ciencia, R. Merton, denominó el “excepticismo organizado”, es decir, la búsqueda activa de la crítica, el debate y, por tanto, la normalización del desacuerdo entre los científicos. En segundo lugar, estaría el rechazo por parte de la sociedad de la lentitud propia de la acumulación de evidencias a largo plazo, imprescindible para obtener conocimientos rigurosamente contrastados empíricamente. En tercer lugar, se daría una falta de comprensión del esfuerzo colectivo e impersonal que requiere la ciencia, donde buscar una única autoridad de la que dependa qué se considera aceptable resulta inadmisible. Finalmente, en cuarto lugar, la sociedad no comprende la importancia de la complejidad, la incertidumbre y la multiplicidad de perspectivas en la investigación científica, claramente incompatible con la búsqueda rápida de soluciones sencilla que la sociedad exige en tiempos de pandemia.»
El cómputo de muertes por covid-19: Incoherencia metodológicas y dificultades genuinas. María Caamaño Alegre. Revista de La Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia en España. Especial: Filosofía en tiempos de pandemia. Enero 2021.
Redadas (en Ucrania)
Publicado por @nsanzo
“Zelensky ultima la creación de un Ministerio de la Unidad para salvar a Ucrania del desastre demográfico”, titulaba esta semana El País en un artículo que trataba las medidas “urgentes” que el Gobierno ucraniano pretende aplicar para paliar la grave situación demográfica que sufre el país. Como ya se ha repetido en anteriores ocasiones, la cuestión es común a Rusia y Ucrania y tiene un mismo origen: la disolución de la Unión Soviética y la pérdida de población que se produjo durante la década siguiente. La situación no es nueva y era perfectamente conocida para la prensa, la población y la clase política, que ha preferido escudarse tras los perpetuos aplazamientos del tan retrasado censo. Mantener la ficción de que el país mantenía una población de más de cuarenta millones dependía de ello. Ahora, con el éxodo que se produjo tras la invasión rusa, Ucrania puede escudarse en la guerra para justificar la pérdida de población y poner en marcha medidas que busquen recuperar a quienes han abandonado el país desde 2022. El presidente ucraniano no se cansa de definir el retorno de la población -entre la que incluye también a miembros de la diáspora, descendientes de ucranianos que hayan nacido en otros países- como la riqueza del futuro, la garantía de que, cuando llegue la paz, Ucrania no solo podrá reconstruirse, sino convertirse en un país próspero y moderno.
Pero esas exageradas promesas tienen poco que ver con los motivos por los que Kiev intenta convencer a sus aliados de que favorezcan el retorno “voluntario” de la población que ahora mismo reside como refugiada en los países europeos. En momentos de sinceridad, tanto Zelensky como su entorno han admitido que precisan de ese retorno por dos motivos claros: las personas capaces de luchar deben estar disponibles para luchar en el frente, mientras que el resto de la población ha de regresar para colaborar en el esfuerzo bélico por medio del trabajo y del pago de impuestos. La población se convierte así en un activo que simplemente actúa como peón en una situación que está completamente fuera de su control. Ucrania ha pospuesto sine die las elecciones presidenciales, legislativas y locales, por lo que se ha eliminado toda forma de participación de la ciudadanía en la toma de decisiones, que se limita aún más en el caso de los hombres en edad, y aparentemente obligación, de combatir.
Hace muchos meses que los intentos masivos de huir del país, acciones contra las oficinas de reclutamiento y la evasión de la movilización son regularmente admitidas por medios de comunicación abiertamente proucranianos. Al desgaste de la guerra y las bajas causadas en estos dos años -siempre ocultadas por parte del Gobierno con la connivencia de la prensa, que hasta hace escasas semanas ni siquiera ha hecho preguntas- hay que sumar la necesidad de eximir a ciertas profesiones del reclutamiento. Ucrania aspira a ampliar el número de efectivos de los que disponen las Fuerzas Armadas, pero sin olvidar el intento de reanudar la producción militar a gran escala. En el pasado, la patronal ha exigido al Gobierno eximir oficialmente de la movilización a los trabajadores de esas fábricas, ya que el temor a ser reclutados forzosamente al acudir a su puesto de trabajo hacía que muchos hombres no se presentaran al trabajo. Las autoridades ucranianas parecen haber comprendido el problema y esas quejas de los empresarios no se han repetido.
Sin embargo, las necesidades de movilización no descienden sino que aumentan. El Gobierno de Zelensky esperaba lograr un gran objetivo estratégico con su ataque a Kursk y que el permiso para utilizar armamento occidental en Rusia acelerara el proceso para llegar al momento en el que pudiera dictar a Moscú los términos de la rendición. Nada de eso ha ocurrido y la situación para las tropas de Kiev se ha complicado en Donbass, donde las bajas siguen siendo un misterio, pero la intensidad de la batalla sugiere que han de ser elevadas. Prueba fehaciente de las dificultades de Ucrania para reponer sus filas es el cada vez más público reclutamiento forzoso. Los intentos de esquivar la movilización por la fuerza no son masivos, pero sí lo suficientemente peligrosos como para que algunas oficinas hayan recibido el permiso de disparar a matar en caso de que los agentes del reclutamiento se sientan en peligro.
Las dificultades para captar soldados se pusieron de manifiesto el viernes por la noche, cuando las autoridades ucranianas realizaron redadas masivas en diferentes lugares del país, especialmente en la capital. Desde el 24 de febrero de 2022, cada acto de normalidad ha sido presentado por los medios como una épica muestra del coraje ucraniano. Se ha dado heroicidad a las fiestas que siguen celebrándose cada fin de semana en Odessa o a que los restaurantes de alto nivel de Kiev sigan llenos a diario. Lo mismo ocurre con los conciertos, un signo de normalidad que es también una oportunidad para las autoridades, conscientes de que las grandes acumulaciones de personas no son tan habituales.
La redada del viernes en un concierto en la capital del país no ha sido la única acción de estas características que se ha realizado en Ucrania. Los agentes ya se presentaron el día en el que se celebraba un pequeño acto del Orgullo LGTBI. Para regocijo de miembros de la extrema derecha como Maksym Zhoryn, que se mofaba comentando “¿no quieren igualdad?”, las autoridades identificaron con facilidad a todo un grupo de personas aprovechándose de que las personas asistentes se creían protegidas por el Estado, especialmente interesado en mostrarse moderno, europeo y tolerante. Ni la organización ni quienes participaron en el acto esperaban tener que enfrentarse, no solo a la extrema derecha, que ya había anunciado una contramanifestación, sino también a los agentes del reclutamiento.
Lo distintivo de la redada del viernes, durante la que los agentes captaron forzosamente a varias personas que fueron transportadas en furgonetas y se produjeron enfrentamientos, es que se trataba del concierto de Okean Elzy, la banda del diputado Vyacheslav Vakarchuk, una persona muy conocida tanto en el ámbito político como en el cultural. Al igual que Zelensky, Vakarchuk, que emergió en la escena política en el mismo momento que el actual presidente, debía revolucionar el estilo ucraniano para convertir el país en el paraíso liberal al que ambas figuras aspiran. Su partido, Golos, debía ser el faro centrista que guiara a la política ucraniana hacia la equiparación con la europea, dejando atrás los partidos personalistas que habían marcado las tres décadas anteriores. Con los postulados del Fondo Monetario Internacional como principal ideario económico y el atlantismo como única convicción internacional, el protagonismo de Vakarchuk quedó completamente eclipsado por el ascenso de Zelensky y el político y cantante no ha sabido tampoco reinventarse durante la guerra como sí lo han hecho personas como Serhiy Sternenko, que ha conseguido crearse a sí mismo el personaje de activista con aspiración a convertirse en think-tanker. Poco queda del Vakarchuk del que Francis Fukuyama afirmaba que debía ser presidente de Ucrania.
Como una figura social y culturalmente importante, perteneciente a una familia influyente y cuyo padre fue ministro del Gobierno de Yuschenko, se esperaba de Vakarchuk, cuando menos, una declaración sobre los incidentes que se produjeron a raíz de su concierto, donde varias personas fueron forzosamente trasladadas a las oficinas de reclutamiento. Las redes sociales del grupo se han llenado de mensajes condenando el silencio del cantante, que ha evitado realizar comentarios. Favorable a continuar la guerra hasta la victoria final, Vakarchuk no puede permitirse criticar la movilización, ni siquiera aquella realizada por la fuerza, ni tampoco manifestarse públicamente del lado de las autoridades a costa de sus seguidores.
Frente al cobarde silencio de Vakarchuk, quienes defienden una movilización aún más dura vuelven a regocijarse. “La movilización justa es exactamente así: cuando se coge a la gente no solo de los pueblos y ciudades pequeñas, sino también de las grandes ciudades en las que gente va a conciertos y restaurantes”, escribió ayer Maksym Zhoryn comentando un vídeo en el que un joven intenta deshacerse de los agentes de policía que tratan de introducirle en un vehículo. Zhoryn, comandante adjunto de la Tercera Brigada de Asalto y un hombre muy cercano a Andriy Biletsky utiliza así el lenguaje contrario a las élites tan habitual en la extrema derecha, cuya preocupación no es la población, sino simplemente disponer de la suficiente carne de cañón para seguir adelante con su proyecto. También en esto, la postura de la extrema derecha se confunde con la del Estado.
El halcón, el rico y los trolls: Figuras clave de la propaganda sionista en España
Pablo Elorduy
El Tribunal Penal Internacional recibió el pasado 5 de agosto, un informe amicus curiae —esto es, de un tercero no involucrado en el proceso— firmado por un grupo llamado High Level Military Group. El documento se dirigía a Karim Khan, el fiscal que en mayo de este año emitió un escrito en el que se pedían órdenes de persecución internacional contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant, primer ministro y ministro de Defensa de Israel. Después de exponer los detalles de una visita al campo de batalla de la mano de las Fuerzas Armadas de Israel (FDI), este grupo de militares de alta graduación concurría que “la presentación de órdenes de arresto contra dirigentes nacionales israelíes no sólo es, como mínimo, prematura, sino también injustificada desde el punto de vista fáctico”. Pedían de este modo carta blanca para el Tzahal, el ejército israelí, del que decían que había mitigado los riesgos sobre la población civil gazatí. En ese momento, las víctimas mortales después de diez meses de invasión en Gaza eran 39.623 personas.
Según su página web, High Level Military Group lo componen militares de países OTAN. Son cuatro generales, de los ejércitos de Canadá, Reino Unido, Alemania e Italia; tres tenientes generales —entre ellos uno de los responsables de la operación Tormenta del Desierto en 1991—, generales de brigada, coroneles y un almirante español, José María Terán, que en su día sonó para dirigir el Centro Nacional de Inteligencia. No obstante, la persona que firma la carta, que pretende disuadir al TPI de cualquier acción de control sobre las actuaciones del ejército israelí en Gaza, es un civil.
Rafael Bardají, director ejecutivo del High Level Military Group, es uno de los principales defensores de Israel en España. Pese a que en 2023 cesó como ejecutivo de Expal, durante la reordenación que ha tenido lugar para la integración en el gigante armamentístico Rheinmetall, el nombre de Bardají sigue siendo importante para medir la vinculación de un sector de la Defensa —entendido no solo como el ejército sino también como parte del complejo industrial armamentístico— con la escalada que tiene lugar en Oriente Próximo. Fundador del Grupo de Estudios Estratégicos, Bardají es un halcón de la guerra, según la definición canónica de los individuos que abogan por promover o sostener conflictos en lugar de buscar salidas diplomáticas.
Días después de la carta formal a Khan, Bardají firmaba con el coronel británico Richard Kemp un artículo de batalla frontal contra el Tribunal Penal Internacional: “Estados Unidos debería sancionar a la Corte Penal Internacional”, se titula, y establece una línea emergente de pensamiento a la contra del derecho internacional vigente: “La única manera de enfrentarse a estas bandas terroristas sedientas de sangre [en referencia a Hamás] es mediante la fuerza militar, no mediante demandas judiciales dictadas por la CPI”.
La narrativa de Bardají y Kemp remite a las señales enviadas por el expresidente José María Aznar, que esta misma semana ha criticado a la administración de Joe Biden por intentar “disuadir” a Israel de tomar algunos de los pasos en su escalada bélica contra Irán y Líbano. Son pasos como los ataques a infraestructuras nucleares o el ataque a campos petrolíferos. Para Aznar, “si Israel fracasase, habría zonas del mundo muy comprometidas”.
“Si Israel no gana —añadía—, la próxima batalla no será en Oriente Medio, será en las costas del sur de Europa”.
Aznar y Bardají comparten algo más que un ideario. El segundo fue, entre 1996 y 2004, asesor ejecutivo de la presidencia de Aznar. Su ascenso tuvo lugar durante el inicio de la “guerra contra el terror” derivada de los atentados contra Estados Unidos en 2001. Desde entonces, se ha integrado en el Special Operation Forces HQ de la OTAN, ha asesorado a las fuerzas armadas y los servicios secretos españoles —pero también a empresas como Repsol—, y es miembro del poderoso lobby militarista Atlantic Council así como del Jerusalem Centre for Public Affairs, think tank israelí especializado en política exterior.
Juntos, Aznar y Bardají, promovieron la iniciativa Friends of Israel, en cuya imagen de portada aparece el propio expresidente español y que aglutina a representantes de la gorilada latinoamericana, a los expresidentes Andrés Pastrana (Colombia) o Luis Alberto Lacalle (Uruguay), a un ramillete de exmandatarios de la derecha atlántica y a John Bolton, exasesor de Donald Trump, nacionalista estadounidense acérrimo y partidario de políticas de mano dura con respecto a Irán, Libia, Cuba o Venezuela. El 2 de octubre de 2024, Bolton lanzaba una especie de programa de máximos: “Israel debería destruir el programa de armas nucleares de Irán. Hay muchas otras cosas que también podrían destruir, como las instalaciones de carga de petróleo, las bases y cuarteles generales de la Guardia Revolucionaria y los activos de misiles balísticos”, explicaba.
Como es sabido, en sus ratos libres, Bardají —a quien se comenzó a reconocer en España debido a sus contactos con Vox y a la famosa fotografía de un encuentro con Steve Bannon, ideólogo de la alt right y cheerleader del Trumpismo 1.0— se dedica a retuitear contenidos en X (Twitter). Tuits con noticias de dudosa credibilidad y factura, redifusión de contenidos de comentaristas ultra como Capitán Bitcoin, y montajes fotográficos cutres forman parte de la dieta.
Entre estos últimos se encuentra una imagen de la cuenta Ministerio de la Verdad (30.000 seguidores en X) con más de 15.000 “me gusta”. En ella se ve una presa (Israel), que comienza a resquebrajarse ante la presión del agua (Islam Radical), lo que amenaza un aparente espacio de bonanza (Europa). El meme resume los argumentos fundamentales que se difunden principalmente por parte del lobby sionista en la Unión Europea. Otra narrativa habitual de los trolls es que quien refute esa idea se convierte en cómplice; el siguiente retuit de Bardají es aún más burdo. En él aparece António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, durante una conferencia de prensa. En su frente, el símbolo de Hezbollah.
El rico, David Hatchwell
Si Bardají representa el interés del poder militar atlántico dentro de la guerra provocada por Israel en Oriente Próximo, el empresario David Hatchwell es la encarnación del poder político aplicado al contexto de la milla de oro madrileña, esa que transcurre por el barrio de Salamanca hasta la zona business class del Paseo de la Castellana. Como Bardají, el apellido Hatchwell ya había resonado en la prensa antes del 7 de octubre de 2023.
El informe de actividad de David Hatchwell en las bases de datos de empresas da muestra de su hiperactividad: más de cien cargos históricos, decenas de ellos vigentes. La familia, además, ha entrado con fuerza en el negocio inmobiliario, a través de las Socimi, en el alojamiento especializado de estudiantes, y en el sector hotelero. Pero la joya de la corona sigue siendo Excem, el grupo cementero fundado por Mauricio Hatchwell, que se ha diversificado hoy para dedicarse principalmente a la alta tecnología en el ámbito de ciberseguridad, seguridad y vigilancia.
Excem ha sido contratado por, entre otros, los ministerios españoles de Defensa e Interior. El Periódico lo colocó como uno de los intermediarios en la compra del software espía Pegasus por parte del Centro Nacional de Inteligencia. Según El Confidencial Digital, la Generalitat de Catalunya, cliente de Excem desde hace años, ha licitado a la empresa un nuevo contrato para la interceptación de comunicaciones. Como ha publicado Ahoztar Zelaieta en Hordago, el Gobierno vasco es otro de los clientes habituales del holding Excem Grupo 1971, que también ha pujado por los contratos de interceptación del Ministerio que hoy dirige Fernando Grande Marlaska, adjudicados a Telefónica en 2019.
La compañía Excem es el mascarón de proa de una serie de empresas orientadas al sector armamentístico y de la cibervigilancia con CIF español y vínculos con la potente industria armamentística israelí. Entre ellas están Pap Tecnos, filial de la israelí Rafael Advanced Defense Systems, fabricante original de los misiles Spike; Guardian Homeland Security, fundada en 2006 por miembros de los servicios especiales de seguridad del Estado de Israel; Aeronautics Enterprise España, Magal Solutions o Silón Aviación, dependiente de Israel Aerospace Industries. En el sector financiero destaca el fondo Cardumen Capital, respaldado por Repsol, Red Eléctrica y Banco Sabadell, y especializado en la inversión en start-up de inteligencia artificial, ciberseguridad y big data. Este fondo está dirigido por Gil Gidron, presidente de la Cámara de Comercio España Israel, organismo cofundado por Hatchwell.
Pero Hatchwell no se detiene en sus negocios y en la puesta en marcha del museo. Desde el 7 de octubre de 2023, su presencia en programas de radio y televisión está asociada a la defensa de las acciones de Israel. Desde Horizonte, el programa de Iker Jiménez, hasta programas escorados a la extrema derecha como los de El Toro TV o el podcast de Jano García, Hatchwell repite los mantras —similares a los del dibujo-meme retuiteado por Bardají— sobre el papel de Israel como dique de contención contra la barbarie y no escatima críticas al Gobierno español y a sus socios.
La más sustantiva de esas intervenciones tuvo lugar en una videoconferencia en noviembre de 2023 con una comisión dentro de la Kneset (el Parlamento israelí), en la que Hatchwell, que en el pasado fue donante de la campaña electoral de Netanyahu, criticó las “políticas antisemitas y anti Israel” del Gobierno” y denunció una supuesta “infiltración de Irán” en Podemos, parte del Gobierno de coalición en ese momento. Asimismo, también acusó a Josep Borrell, hasta la fecha alto representante de Exteriores de la Comisión Europea, de ser “muy cercano a las posiciones de Irán”.
Los vínculos de Hatchwell con la élite política del PP de Madrid vienen de lejos. El empresario aparece como cicerone del millonario estadounidense Sheldon Adelson en la fotografía del abortado proyecto Eurovegas, promovido por la Comunidad de Madrid durante el corto mandato de Ignacio González (2012). Cinco años después, el empresario registró la Fundación Hispano Judía, presidida entonces por el expresidente y exalcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón. Su relación sigue siendo fértil con la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y ambos forman un triángulo especializado en la batalla cultural con el divo de la política madrileña, Nacho Cano, de quien ha sido socio en la aventura del musical Malinche.
Los vínculos se han extendido a través de la Fundación Zakut. Los Gobiernos de Ayuso, Fernando López Miras (Murcia) y Juanma Moreno Bonilla (Andalucía) han aportado subvenciones por, al menos, dos millones de euros a esta fundación, creada por Hatchwell en 2021. En febrero de 2024, la Fiscalía de la Región de Murcia abrió diligencias contra el Gobierno de López Miras por un posible delito de malversación de fondo público en torno a una presunta subvención irregular a Zakut.
Una fundación de alto copete
Entendida como un vehículo institucional de relaciones públicas y difusión de una agenda de soft power, la Fundación Hispano Judía (FHJ) agrupa a figuras relevantes del Ibex35 y su entorno, como la familia Koplowitz, Juan Ignacio Entrecanales Franco (Acciona), Juan Luis Cebrián (exGrupo Prisa) o, benefactores como la Fundación Ramón Areces (El Corte Inglés) e Inditex. Tras la salida de Ruiz Gallardón, Hatchwell es el presidente. La presidencia de honor corresponde a Mauricio Botton, el puesto 158 en la lista anual de los más ricos de El Mundo, que comparte negocios inmobiliarios con la familia Hatchwell.
La cesión de un palacete a la Fundación Hispano Judía
Las relaciones de la Fundación Hispano Judía con la Comunidad de Madrid siguen siendo óptimas. En 2023, el periodista Peio H. Riaño publicaba en El Diario que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso permitía a la FHJ alquilar por 60.000 euros mensuales la subestación eléctrica de la calle Castelló. Se trata de un coqueto edificio diseñado en 1922 por el arquitecto Antonio Palacios que es propiedad de Metro de Madrid. Antes, había fracasado el intento de llevarlo al edificio que fue del Centro Social La Ingobernable de Madrid. El museo es el objetivo de larga data de la Fundación Hispano Judía, entidad de carácter privado de carácter más exclusivo que la Federación de Comunidades Judías de España que, en el pasado, ha defendido que el museo fundamental para entender el legado judío en la península Ibérica es el Museo Sefardí de Toledo. A diferencia de aquel, el centro del Barrio de Salamanca tiene previsto vincular el proyecto museístico con la reivindicación del Estado de Israel “de la tierra prometida a la tierra del futuro”, según el dossier pasado a la prensa.
En cualquier caso, el posicionamiento público de la Fundación Hispano Judía con respecto al exterminio llevado a cabo por Israel desde el 7 de octubre de 2023 ha sido discreto. En su página web solo puede apreciarse en una campaña de donación permanente al Ejército israelí. La clave de la agitación y propaganda es la Asociación y Comunicación sobre Oriente Medio (Acom), que no está vinculada orgánicamente a la FHJ pero con la que comparte vínculos.
El primero, Hatchwell, a quien se le suele atribuir la creación de Acom; el segundo, el despacho de abogados Cremades & Calvo Sotelo. El fundador del mismo, Javier Cremades, es secretario de la Fundación Hispano Judía y otro socio del despacho, Santiago Fierro de Orueta, ejerce de secretario general. Este despacho ha sido en el pasado clave en algunos de los pleitos puestos en marcha por la asociación. La propia página web de Acom tiene como datos de contacto de la asociación el mismo número y planta de la calle Jorge Juan de Madrid en la que se sitúa el despacho Cremades & Calvo Sotelo.
Con una andadura de más de veinte años, Acom ha sido la principal herramienta de batalla cultural del sionismo en España Los datos públicos sobre esta asociación son escasos, si bien Hatchwell es nombrado como su cofundador y Ángel Mas, CEO de la aseguradora Amtrust, ejerce como presidente escribiendo en artículos en medios como Libertad Digital y Voz Pópuli. Mas ha publicado recientemente artículos contra el reconocimiento del Estado palestino por parte del Gobierno de Pedro Sánchez —comparando Palestina con el reino imaginario de Wakanda— y también contra el Partido Popular, después de una moción en la que los conservadores se remiten a los acuerdos de Oslo para establecer “la solución de dos estados encaminada a acabar con el conflicto de Oriente Próximo”.
La asociación, no obstante, es más conocida por sus acciones legales antes que por la prosa de sus comunicados. El 7 de junio, Acom anunciaba la ampliación de una querella por enaltecimiento del terrorismo (art.578 Código Penal) y provocación al terror en la población (art.573 Código Penal) contra la diputada Ione Belarra. En abril, demandó al Ayuntamiento de Barcelona por interrumpir sus relaciones con Israel como consecuencia de los ataques producidos a partir del 7 de octubre. Otras instituciones como la Universidad de Barcelona y la Delegación de Gobierno de Madrid también han sido objeto de acciones o advertencias legales por parte de esta organización.
El triángulo Acom, Disenso, Vox
Uno de los principales objetivos de Acom ha sido la persecución del Movimiento de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) y la transposición de los principios de este movimiento a las políticas públicas de distintos Ayuntamientos que, en el pasado, se han convertido o han tratado de convertirse en Espacios Libres de Apartheid (ELAI). La asociación ha ganado más de 80 juicios de estas características, enfocados a neutralizar la acción política —que normalmente se traducía en declaraciones no vinculantes— de los ayuntamientos. Cremades & Calvo Sotelo ha sido el despacho clave en procesos relevantes contra el BDS.
Acom lleva a cabo una intensa actividad tanto en redes sociales como en su página web, con el objetivo de intervenir en la política exterior e interior. La política española respecto al conflicto, según los editoriales publicados por la oposición, forman parte de una “cortina de humo” establecida por Sánchez, que es un “aventurero pirómano de la política” (22/5/2024), un cómplice de Hamás (6/6/2024) y el Gobierno “una anomalía antisemita”. La fusión de los conceptos de antisionismo —una forma de lucha contra una forma de supremacismo, que nació entre la propia comunidad judía— y antisemitismo es constante en sus críticas hacia la izquierda y en la de sus portavoces o exportavoces contra el llamado 'pensamiento woke'.
A diferencia de la Fundación Hispano Judía, Acom ha mostrado desde el inicio sus preferencias políticas, alineándose con Vox en mayor medida que con el Partido Popular y asumiendo parte de la retórica de la extrema derecha internacional. Otra de sus portavoces y miembros conocidos, Rosa Reigia, participó como coordinadora del Foro de Madrid, iniciativa de la Fundación Disenso, que preside Santiago Abascal, organización de la que fue directora de Relaciones Internacionales.
Otro vínculo más conocido entre Acom y Vox es Juan Carlos Girauta, eurodiputado del partido de extrema derecha después de sus coqueteos con el PP y su salida de Ciudadanos. Este verano, los periodistas de Público Emilia G. Morales y Sergio Sangiao publicaron que la declaración de intereses privados del eurodiputado reflejaba que durante dos años cobró un sueldo de mil euros mensuales procedente de Acom y otro de dos mil euros procedente de la Fundación Hispano Judía, en cuyo organigrama aparece como parte del consejo asesor.
El círculo se cierra en la Fundación Disenso con Carlos Bustelo, exministro de Industria con la Unión de Centro Democrático, que ejerce como asesor internacional de esta fundación, a la que Vox ha transferido nueve millones de euros en cinco años, tal y como ha publicado Raquel Ejerique en El Diario. Carlos Bustelo aparece también como miembro de la iniciativa Friends of Israel y compartió con Bardají la creación, en 2010, de la Fundación Friends of Israel Initiative, registrada en el Ministerio de Cultura español.
La influencia de este ecosistema, ideológicamente forjado en el periodo neocon que se rearma en todo el mundo a partir de la guerra de Iraq, es palpable en las líneas editoriales seguidas desde el 7 de octubre de 2023 de medios de comunicación como Voz Pópuli, Libertad Digital, El Debate y Ok Diario. Argumentarios que van desde el derecho de Israel a defenderse, que hablan de la “podredumbre” de la sociedad palestina, sitúan a la ONU como un enemigo fundamental de los valores de occidente —o como espacio privilegiado de lo woke— y, en definitiva, señalan que la única solución es la escalada militar continua.
La ministra de los Verdes alemanes, Annalena Baerbock, se alinea con Israel y justifica sus ataques contra civiles en Gaza y Líbano
Diario Red
Annalena Baerbock, ministra de Exteriores en el Gobierno de Scholz, como cuota del partido verde alemán, se ha convertido en noticia de nuevo estos días por su encendido discurso en el parlamento alineándose una vez más con el genocidio que están perpetrando Netanyahu e Israel y llegando a justificar los ataques a civiles en la región.
"La autodefensa, por supuesto, significa no sólo atacar a los terroristas, sino destruirlos. Por eso dejé tan claro que cuando los terroristas de Hamás se esconden detrás de la gente, detrás de las escuelas, entonces entramos en cuestiones muy difíciles, pero no nos acobardamos. Dejé claro a la ONU que los lugares civiles también pueden perder su estatus de protección porque los terroristas abusan de él. Eso es lo que apoya Alemania y lo que significa para nosotros la seguridad de Israel", ha llegado a afirmar decidida la ministra, tal y como ha recogido en su cuenta de X el medio Descifrando la Guerra.
El discurso de Baerbock, aliada de Sumar en España y candidata a la que Íñigo Errejón mostró su apoyo en las elecciones de 2021, ha sido pronunciado después de que Israel haya recrudecido la escalada en la región con ataques al Líbano llegando a irrumpir por la fuerza con tanques en el cuartel general de las fuerzas de paz de la ONU. Hay que recordar que ya han asesinado en pocas semanas a más de 2.000 personas en Líbano, además de las más de 40.000 personas asesinadas en Palestina. La relatora especial de las Naciones Unidas para los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese ha criticado este discurso de la ministra de los verdes.
Albanese ha expresado en su cuenta de X que le “preocupa profundamente la postura que está adoptando Alemania respecto de Israel/Palestina y sus peligrosas implicaciones y consecuencias”. A su vez, ha señalado que “se debería invitar a la ministra Baerbock a que aporte pruebas de lo que afirma y a que explique cómo la "pérdida del carácter de protección de los bienes civiles" justifica las masacres que está cometiendo Israel en Gaza y en otros lugares”.
“¿Ha decidido Alemania ponerse del lado de un Estado que comete crímenes internacionales? Se trata de una decisión política, pero también tiene consecuencias jurídicas. Ojalá que la justicia prevalezca allí donde la política ha fracasado de forma abominable”, escribía para finalizar la relatora especial de Naciones Unidas reaccionando al discurso de Baerbock.
Quince reglas para discutir el belicismo de Israel
Caitlin Johnstone
Cómo debemos pensar, escribir y hablar de este asunto, ya que Israel nunca bombardea a civiles, sino a terroristas. Si lo criticas significa que odias al pueblo judío
Regla 1: La historia registrada comenzó el 7 de octubre de 2023. Puede que algunas cosas ocurrieran antes de esa fecha, pero nadie recuerda eso.
Regla 2: Cualquier cosa mala que haga Israel está justificada por la Regla 1. Esto es cierto incluso si hace cosas que se considerarían totalmente injustificables si las hiciera una nación como Rusia o Irán.
Regla 3: Israel tiene el derecho a defenderse, pero nadie más lo tiene.
Regla 4: Israel nunca bombardea a civiles, sino a terroristas. Si muere un número escandaloso de civiles es porque en realidad eran terroristas, o porque los terroristas los mataron, o porque un terrorista se les acercó demasiado. Si ninguna de esas razones aplica, entonces es por alguna otra razón misteriosa que todavía estamos esperando que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) investiguen.
Regla 5: Criticar cualquier cosa que haga Israel significa que odias al pueblo judío. No hay ninguna otra razón por la que alguien pueda oponerse a que se lancen explosivos militares sobre zonas repletas de niños que no sea un odio obsesivo e hirviente hacia una pequeña fe abrahámica de 13 millones de personas en todo el mundo.
Regla 6: Nada de lo que hace Israel es nunca tan malo como las odiosas críticas descritas en la Regla 5. Criticar sus acciones siempre es peor que los propios actos de Israel, porque esos críticos odian a los judíos y desean cometer otro holocausto. Evitarlo debe consumir el 100% de nuestra energía y atención políticas.
Regla 7: Israel nunca puede ser el victimario, solo puede ser la víctima. Si ataca Líbano, es porque Hezbolá lo atacó sin provocación alguna mientras él se ocupaba inocentemente de sus asuntos intentando cometer un pequeño genocidio en paz. Si la gente protesta contra su bombardeo a ciudades enteras hasta convertirlas en polvo, entonces Israel es la víctima porque las protestas hicieron que sus partidarios se sintieran tristes.
Regla 8: El hecho de que Israel esté literalmente siempre en estado de guerra con sus vecinos y con las poblaciones indígenas desplazadas a la fuerza debe interpretarse como prueba de que la Regla 7 es cierta, en lugar de probar que la Regla 7 es una tontería ridícula.
Regla 9: Las vidas árabes son mucho, mucho menos importantes para nosotros que las vidas occidentales o israelíes. Nadie tiene permitido pensar demasiado en por qué puede ser así.
Regla 10: Los medios de comunicación siempre dicen la verdad sobre Israel y sus diversos conflictos. Si dudas de esto, es probable que estés violando la Regla 5.
Regla 11: Las afirmaciones infundadas que retratan a los enemigos de Israel bajo una luz negativa pueden ser reportadas como noticias objetivas sin ninguna comprobación de los hechos o calificaciones, mientras que los registros ampliamente probados de la criminalidad israelí deben ser reportados con extremo escepticismo y calificativos dudosos como "Líbano dice" o "según el Ministerio de Salud dirigido por Hamás". Esto es importante porque, de lo contrario, te pueden acusar de propagandista.
Regla 12: Israel debe seguir existiendo en su forma actual, cueste lo que cueste y muera la gente que muera. No hay necesidad de presentar ninguna razón lógica o moralmente fundamentada de por qué esto es así. Si no estás de acuerdo con esto, lo más probable es que estés infringiendo la Regla 5.
Regla 13: El gobierno de EEUU nunca ha mentido sobre nada y siempre está en el lado correcto de todos los conflictos.
Regla 14 (solo para estadounidenses): Nada de lo que ocurra en Asia Occidental es tan urgente o significativo como lo es asegurarse de que la persona correcta gane las elecciones presidenciales de EEUU. Ignora cualquier hecho inconveniente que te distraiga de esta misión de importancia sin precedentes.
Regla 15: Hay que proteger a Israel porque es el último bastión de la libertad y la democracia en Asia Occidental, por muchos periodistas que tenga que asesinar, por muchas instituciones de prensa que tenga que cerrar, por muchas protestas que sus partidarios tengan que desmantelar, por mucha libertad de expresión que tenga que eliminar, por muchos derechos civiles que tenga que borrar y por muchas elecciones que sus grupos de presión tengan que comprar.
caitlinjohnstone.com.au. Traducción para Misión Verdad de Spoiler.
Tomado de La Haine.
El modo occidental de hacer la guerra: La apropiación de la narrativa triunfa sobre la realidad
Alastair Crooke
La propaganda y las fintas bélicas son tan antiguas como el mundo. No son nada nuevo. Pero lo que sí es nuevo es que la guerra de la información ya no es un complemento de objetivos bélicos más amplios, sino que se ha convertido en un fin en sí mismo.
Occidente ha llegado a considerar que "apropiarse" del relato ganador -y presentar el del Otro como torpe, disonante y extremista- es más importante que enfrentar los hechos sobre el terreno. Apropiarse del relato ganador es ganar, según esta visión. La "victoria" virtual, por lo tanto, triunfa sobre la realidad "real".
De este modo, la guerra se convierte más bien en el escenario para imponer un alineamiento ideológico a lo largo de una amplia alianza global y hacerlo cumplir mediante medios de comunicación complacientes.
Este objetivo goza de mayor prioridad que, por ejemplo, garantizar una capacidad de fabricación suficiente para sostener objetivos militares. La creación de una "realidad" imaginada ha tenido prioridad sobre la conformación de la realidad sobre el terreno.
El punto aquí es que este enfoque -al ser una función del alineamiento de toda la sociedad (tanto en el país como en el extranjero)- crea trampas en falsas realidades, falsas expectativas, de las cuales una salida (cuando se vuelve necesaria) se vuelve casi imposible, precisamente porque el alineamiento impuesto ha osificado el sentimiento público. La posibilidad de que un Estado cambie de rumbo a medida que se desarrollan los acontecimientos se ve limitada o se pierde, y la lectura precisa de los hechos sobre el terreno vira hacia lo políticamente correcto y se aleja de la realidad.
El efecto acumulativo de una "narrativa virtual ganadora" conlleva, no obstante, el riesgo de deslizarse progresivamente hacia una "guerra real" involuntaria.
Ucrania "lleva la guerra a Rusia"
Tomemos como ejemplo la incursión orquestada y equipada por la OTAN en la simbólicamente significativa región de Kursk. En términos de una "narrativa ganadora", su atractivo para Occidente es obvio: Ucrania "lleva la guerra a Rusia".
Si las fuerzas ucranianas hubieran logrado capturar la central nuclear de Kursk, o tan siquiera la ciudad, habrían tenido una importante moneda de cambio y bien podrían haber desviado fuerzas rusas de la "línea" (del frente) ucraniana en constante colapso en el Donbass.
Y para colmo (en términos de guerra de información), los medios occidentales estaban preparados y alineados para mostrar al presidente Putin como "congelado" por la incursión sorpresa y "tambaleándose" por el miedo de que el público ruso se volviera contra él en su ira por la humillación.
Bill Burns, director de la CIA, opinó que "Rusia no haría concesiones en relación con Ucrania hasta que se pusiera a prueba la confianza excesiva de Putin y Ucrania pudiera mostrar su fuerza". Otros funcionarios estadounidenses añadieron que la incursión en Kursk, por sí sola, no llevaría a Rusia a la mesa de negociaciones; sería necesario ampliar la operación Kursk con otras operaciones audaces (para sacudir la sangre fría de Moscú).
Por supuesto, el objetivo general era mostrar a Rusia como frágil y vulnerable, en línea con la narrativa de que, en cualquier momento, Rusia podría resquebrajarse y dispersarse en pedazos, dejando a Occidente como ganador, por supuesto.
En realidad, la incursión en Kursk fue una gran apuesta de la OTAN: implicó hipotecar las reservas militares y los blindados de Ucrania, como fichas en la mesa de la ruleta, como una apuesta a que un éxito efímero en Kursk trastocaría el equilibrio estratégico. La apuesta se perdió y las fichas se perdieron.
En pocas palabras, el caso Kursk ejemplifica el problema que tiene Occidente con las "narrativas ganadoras": su defecto inherente es que se basan en el emotivismo y evitan la argumentación. Inevitablemente, son simplistas. Su único objetivo es fomentar una alineación común de "toda la sociedad". Es decir, los principales medios de comunicación, las empresas, las agencias oficiales, las ONG y el sector de la seguridad deberían adherirse a la oposición a todos los "extremismos" que amenacen "nuestra democracia".
Este objetivo, por sí mismo, dicta que la narrativa sea poco exigente y relativamente no polémica: "Nuestra democracia, nuestros valores y nuestro consenso". La Convención Nacional Demócrata de EEUU, por ejemplo, adopta la "alegría" (repetida sin cesar), "avanzar" y "oponerse a lo raro" como declaraciones clave. Son banales; sin embargo, estos memes obtienen su energía e impulso, no tanto por el contenido, sino por el entorno deliberado de Hollywood que les da ostentación y glamour.
No es difícil ver cómo este espíritu de la época unidimensional puede haber contribuido a que EEUU y sus aliados interpretaran erróneamente el impacto que la "audaz aventura" de Kursk tuvo sobre los rusos comunes.
Occidente va a por Rusia
"Kursk" tiene historia. En 1943, Alemania invadió Rusia en Kursk para desviar la atención de sus propias pérdidas, y Alemania finalmente fue derrotada en la Batalla de Kursk. El regreso del equipo militar alemán a los alrededores de Kursk debe haber dejado a muchos boquiabiertos; el actual campo de batalla alrededor de la ciudad de Sudzha (cerca de la frontera con Ucrania y a unos 150 km de Kursk) es precisamente el lugar donde, en 1943, los ejércitos soviéticos 38 y 40 se prepararon para una contraofensiva contra el 4.º Ejército alemán.
A lo largo de los siglos, Rusia ha sido atacada de diversas formas en su flanco vulnerable desde Occidente, y más recientemente por Napoleón y Hitler. No sorprende que los rusos sean sumamente sensibles a esta sangrienta historia. ¿Bill Burns y compañía pensaron en esto detenidamente? ¿Se imaginaron que la invasión de Rusia por parte de la OTAN haría que Putin se sintiera "desafiado" y que, con un empujón más, se rendiría y aceptaría un resultado "congelado" en Ucrania, con el ingreso de este último país a la OTAN y la entrega de las nuevas provincias y de Crimea? Tal vez lo hayan pensado.
En definitiva, el mensaje que enviaron los servicios occidentales fue que Occidente (la OTAN) va a por Rusia. Este es el significado de elegir deliberadamente Kursk. Leer las runas del mensaje de Bill Burns dice que hay que prepararse para la guerra con la OTAN.
Para que quede claro, este género de "narrativa ganadora" en torno a Kursk no es ni engaño ni finta. Los Acuerdos de Minsk fueron ejemplos de engaño, pero eran engaños basados en una estrategia racional (es decir, eran históricamente normales). Los engaños de Minsk tenían como objetivo ganar tiempo para Occidente para avanzar en la militarización de Ucrania, antes de atacar el Donbass. El engaño funcionó, pero sólo al altísimo precio de una ruptura definitiva de la confianza entre Rusia y Occidente. Los engaños de Minsk también aceleraron el fin de la era de 200 años de occidentalización de Rusia.
Kursk, en cambio, es un tema diferente. Se basa en las nociones del excepcionalismo occidental. Occidente se percibe a sí mismo como alguien que se está moviendo hacia "el lado correcto de la Historia". Las "narrativas ganadoras" afirman esencialmente -en formato secular- la inevitabilidad de la Misión escatológica occidental para la redención y convergencia global. En este nuevo contexto narrativo, los hechos sobre el terreno se convierten en meros irritantes y no en realidades que deben tenerse en cuenta.
Éste es su talón de Aquiles.
"Extremismo" en conflicto con "Nuestra Democracia"
Sin embargo, la convención demócrata en Chicago subrayó una preocupación adicional: Así como el Occidente hegemónico surgió de la era de la Guerra Fría, moldeado y vigorizado a través de la oposición dialéctica al comunismo (en la mitología occidental), así vemos hoy un "extremismo" (pretendidamente) totalizador (ya sea del modo MAGA; o de la variedad externa: Irán, Rusia, etc.) - planteado en Chicago en una oposición dialéctica hegeliana similar a la anterior, capitalismo versus comunismo; pero en el caso de hoy es "extremismo" en conflicto con "Nuestra Democracia".
La tesis narrativa de la Convención Nacional Demócrata de Chicago es en sí misma una tautología de diferenciación identitaria que se presenta como "unión" bajo una bandera de diversidad y en conflicto con la "blancura" y el "extremismo". El "extremismo" se presenta claramente como el sucesor de la antigua antítesis de la Guerra Fría: el comunismo.
Es posible que en la "trastienda" de Chicago se esté pensando que una confrontación con el extremismo -en sentido amplio- volverá a producir, como ocurrió en la era posterior a la Guerra Fría, un rejuvenecimiento estadounidense. Es decir, que un conflicto con Irán, Rusia y China (de una manera diferente) podría entrar en la agenda. Las señales reveladoras están ahí (además de la urgente necesidad de Occidente de reestructurar su economía, algo que la guerra suele proporcionar).
Sin duda, la maniobra de Kursk les pareció inteligente y audaz a Londres y Washington. Pero ¿con qué resultado? No logró ni el objetivo de tomar la central nuclear de Kursk ni el de desviar tropas rusas de la línea de contacto. La presencia ucraniana en la región de Kursk será eliminada o ya lo fue.
Pero lo que sí hizo fue poner fin a todas las perspectivas de un eventual acuerdo negociado en Ucrania. La desconfianza de Rusia hacia EEUU es ahora absoluta y ha hecho que Moscú esté más decidido a llevar a cabo la operación especial hasta su conclusión. El equipo alemán visible en Kursk ha despertado viejos fantasmas (no sólo en Putín y sus ministros: campesinos de Kursk apoyaban con sus escopetas de caza a las tropas rusas) y ha consolidado la conciencia de las hostiles intenciones occidentales hacia Rusia. "Nunca más", es la respuesta tácita.
Fondo de la Cultura Estratégica. Traducido para www.nodo50.org/ceprid por María Valdés
Tomado de La Haine
La lengua menos conocida de España está en peligro de extinción: Solo quedan 500 hablantes que “quieren pasar desapercibidos”
Nel Gómez
No es considerado un idioma, a priori, porque carece del estatus social que requeriría para serlo. Tampoco es un dialecto, puesto que no deriva de ningún otro idioma previo. Es, según los expertos, un pogadolecto, es decir, una síntesis entre dos lenguas diferentes, que han dado lugar a un “habla mixta”, pero sobre todo a un habla nueva. No obstante, este tipo de términos siempre han sido objeto de numerosos debates y no hay un criterio único para definir lo que es el erromintxela. Por ello, mejor centrarse en la realidad: se estima, con los datos actuales, que en España hay 500 personas que lo hablan, una cifra similar a la de Francia. No tiene ningún tipo de protección oficial, y ni siquiera es muy conocido, pero su origen, que se remonta a hace 600 años, contiene varias lecciones valiosas.
La historia del erromintxela es la historia de dos pueblos: el romaní y el vasco. El primero es, a su vez, el relato de un largo viaje que ha pasado a formar parte de su identidad. Hace 1500 años, los gitanos abandonaron el norte de la India e iniciaron una travesía que les llevó, primero, a la frontera oriental del continente europeo, y más adelante al extremo occidental. En el País Vasco, se estima que se asentaron en el siglo XV. La geografía de esta región les resultó muy atractiva, debido a que podía servirles para ocultarse de quienes huían —se trata de uno de los pueblos más perseguidos de la historia—. No obstante, al detenerse sucedió lo inevitable: entablaron contacto con quienes ya vivían allí, y con el tiempo sus culturas acabaron influyéndose.
La mezcla transformó las estructuras sociales de las familias romaníes
El erromintxela nace de una fusión entre dos lenguas previas que, sin embargo, ya tenían cosas en común “El sánscrito tiene mucha influencia en los dialectos del euskera, y también en el romaní, lo que hace que ambas lenguas tengan muchas cosas en común”, afirma Óscar Vizarraga, presidente de la asociación gitana Kale Dor Kayiko. “Por ejemplo, tienen un sistema común para declinar”, afirma, del mismo modo que señala otros aspectos lingüísticos como el uso del sufijo ari en ambas lenguas. Además, también hay algunas similitudes culturales que han ido naciendo de este proceso de mezcla, como la Fiesta de Caldereros de San Sebastián, cuya iconografía es gitana precisamente porque evoca su llegada a la ciudad.
Y es que el idioma es una prueba más, quizá la más importante, de un proceso de “convivencia y mestizaje” en el que incluso las estructuras sociales gitanas se han visto modificadas. “Se trata de una realidad sociolingüística, porque en el mimetismo con la cultura euskaldún se modifica parte de la estructura social gitana”.
De este modo, hay familias gitanas en el País Vasco que, pese a la antigua tradición de este pueblo de solo casarse entre ellos, tienen apellidos vascos. Y no solo eso. También muestran un funcionamiento distinto. “Prácticamente son un matriarcado”, explica el presidente de la asociación. “Las mujeres son las más fuertes genealógicamente, y todo se decide a través del linaje materno, algo que no sucede en ningún otro pueblo gitano”.
“No le interesó a nadie”
Kale Dor Kayiko fue clave en el descubrimiento del erromintxela, dado que a partir de una serie de investigaciones realizadas por profesores universitarios, que registraban algunos campos semánticos exclusivos de los gitanos vascos, consiguieron fondos de la Universidad del País Vasco y de la Real Academia de la Lengua Vasca para realizar un primer estudio a gran escala sobre dicho fenómeno. Durante casi dos años —1995 y 1996—, una filóloga y un historiador contactaron con los hablantes de esta particular lengua, centrándose en las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa y elaborando un trabajo que “certificaba que eso existía”. “La labor que hicimos fue poner el material para que otros investiguen”.
Pero a pesar de este increíble hallazgo, que descubría un nuevo lenguaje hablado en España durante varios siglos y sin que nadie fuera consciente de ello, cuando fueron a solicitar fondos para un segundo estudio, nadie quiso poner más dinero. “No le interesó a nadie”, recuerda Óscar, que lamenta la decisión tomada por las instituciones porque se trata de un fenómeno sobre el que “falta profundizar”. Una tarea que es muy difícil, entre otras cosas, porque los hablantes de esta lengua se niegan a dejarse analizar o a hablar con los medios de comunicación y “quieren pasar desapercibidos”. “Ellos no son conscientes de lo que tienen, de que este valor es un diamante en bruto”.
Piden fondos para una nueva investigación, antes de que sea tarde
Los gitanos euskaldunes hablan ese idioma, que para ellos es algo cotidiano y no un tesoro lingüístico por estudiar. No quieren la atención mediática, y tampoco parece que la administración vasca se haya preocupado, hasta ahora, de protegerlo. La mayoría de los hablantes de erromintxela son muy mayores, y las nuevas generaciones están perdiendo el habla debido a una mayor imposición del euskera en la educación y de la influencia del castellano. De este modo, se trata de un habla en peligro de extinción. “A mí claro que me preocupa”, contesta Óscar. “Algo así no puede dejarse pasar, un patrimonio tan euskaldún como gitano”.
Para él, además de eso, se trata del vivo reflejo de dos pueblos que comparten “una historia común de represión” en la que “nos hemos mezclado con ellos y ellos con nosotros”. Un hito que debería ser protegido y considerado una “responsabilidad pública”. Además, desde Kale Dor Kayiko piden que se reemprendan las investigaciones, dado que, por ejemplo, no se han buscado hablantes en zonas como Navarra e Iparralde, lo que reforzaría la idea de registrar este idioma y así facilitar la aplicación de medidas que ayudaran a protegerlo.
Quién vende y exporta las armas que Israel usa en sus masacres
Olga Rodríguez
Cuando ya hay más de 41.000 personas muertas en Gaza, 95.000 heridas y casi dos millones de desplazadas, la escalada en Oriente Medio continúa, mientras Israel refuerza los mecanismos de segregación racial y la ocupación ilegal de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este. En los últimos meses Tel Aviv ha lanzado ataques en Gaza, Cisjordania, Yemen, Siria, Irán y Líbano. A la invasión terrestre israelí de Líbano -donde ya hay más de mil muertos y un millón de desplazados-, hay que sumar la nueva ronda de bombardeos israelíes contra Gaza, Siria y Yemen, y el ataque de Irán contra territorio israelí este martes.
Los intentos para lograr un alto el fuego y una desescalada en la región han sido en vano en estos casi doce meses. Ni las órdenes cautelares emitidas por la Corte Internacional de Justicia, ni las denuncias en organismos internacionales, ni las protestas en las calles han detenido la masacre en Gaza.
Los ataques israelíes contra población civil se han llevado a cabo con armamento facilitado por varios países, fabricado por compañías armamentísticas como Boeing, Lockheed Martin, Raytheon- RTX, Day & Zimmerman, General Dynamics, Oshkosh Corp., Leonardo, Rheinmetall o MTU Friedrichshafen, cuyos productos han sido empleados para matar a civiles, incluidos niños y niñas. Así lo denuncia el Centre Delàs de Estudios por la Paz en un nuevo informe, al que ha tenido acceso elDiario.es antes de su publicación.
Algunas de estas empresas de armamento reciben, a su vez, ayuda de importantes entidades financieras, incluidas españolas. “Estos bancos proporcionan herramientas imprescindibles, en forma de créditos, préstamos, bonos o acciones, para que sea posible la producción y comercialización de las armas usadas por Israel, enriqueciéndose con ello”, explica el equipo de expertos que ha realizado el informe.
“Es importante poner el foco en quién hace posible que Israel tenga armas, bombas y munición que dispara sobre la población palestina. ¿Cuántas víctimas del genocidio en Gaza son responsabilidad de quienes han financiado las armas que emplea el Ejército israelí?”, indica el investigador del Centre Delàs, Jordi Calvo.
Estados Unidos, el mayor suministrador
Israel es el país del mundo que más ayuda militar fija anual recibe de Washington: 3.600 millones de dólares. A esta cifra hay que sumar los paquetes adicionales de armamento estadounidense enviados, por ejemplo, desde octubre de 2023 hasta hoy. Hace apenas unos días se supo que Israel había obtenido otra ronda más de ayuda militar estadounidense, por valor de 8.700 millones de dólares. EEUU, responsable del 42% del comercio mundial de armas, ha realizado al menos cuarenta operaciones de transferencias de armamento a Tel Aviv en los últimos diez años. No todas se han documentado del mismo modo, por lo que se considera que esto es solo una parte del total.
Entre esos cuarenta paquetes, hay material que Israel ha usado en Gaza durante su masacre continuada estos meses. Las cuatro principales compañías de armas estadounidenses involucradas, por orden de importancia en volumen de transferencias, son Lockheed Martin, Boeing, General Dynamics y RTX (antes Raytheon).
Extracto del informe
Boeing, por ejemplo, ha suministrado a Israel una variedad de equipos militares, incluyendo helicópteros Apache AH-64, aviones F-15, y misiles Hellfire, así como bombas y kits de municiones guiadas por GPS. También fabrica los sistemas de misiles Arrow 2 y Arrow 3, desarrollados en colaboración con Israel. Desde el 7 de octubre, EEUU ha proporcionado a Israel más de 5.400 bombas Mk84 -fabricadas por General Dynamics- que se pueden convertir en bombas guiadas con los kits JDAM fabricados por Boeing.
Alemania es también uno de los principales apoyos a nivel armamentístico de Israel. De hecho, reaccionó tras los ataques de Hamás del 7 de octubre multiplicando por diez sus exportaciones de armas a Israel desde 2022 y, en conjunto, es responsable del 30% de ayuda militar a Israel entre 2019 y 2023, según datos del SIPRI, el Stockholm International Peace Research Institute. En 2024 se han autorizado entregas por valor de 32.449 euros (según respondió el ministro de Economía alemán el 10 de abril a una pregunta parlamentaria) y, entre lo exportado, hay 3.000 armas antitanque portátiles y 500.000 cartuchos de munición para armas de fuego automáticas o semi-automáticas.
El Centre Delàs también destaca el papel de otros países exportadores en estos últimos diez años, como Italia o España. Según datos de DataComex, este último, con 1,1 millones de euros, ha sido el quinto país de la UE que más material de la categoría 93 (armas y municiones) ha exportado a Israel con posterioridad al 7 de octubre, en los meses de octubre, noviembre y diciembre, como reveló elDiario.es en febrero.
Ejemplos de uso de armamento contra civiles en Gaza, por categoría, compañías fabricantes y financiación de entidades financieras españolas Gráfico del Centre Delàs
Armamento identificado en ataques israelíes contra civiles
En las masacres registradas en Jabalia (Gaza), el 9 y el 31 de octubre, los bombardeos israelíes destruyeron veintidós edificios y mataron a noventa y ocho civiles. En ambos casos el Ejército israelí empleó misiles JDAM fabricados por Boeing.
El 10 y el 22 de octubre de 2023 el Ejército israelí empleó ese mismo tipo de misiles para atacar Wasi, una zona en la que Israel había ordenado el realojo de personas desplazadas. Cuarenta y tres civiles murieron en el ataque, diecinueve de ellos niños y niñas. Los mismos misiles han sido detectados en otras masacres de civiles, como la de Khan Younis el pasado 10 de julio, con veintisiete personas muertas en un ataque israelí contra una escuela, o como la matanza de Al Mawasi, el 13 de julio, con noventa y dos muertos en total. Israel también hizo uso del mismo armamento en su ataque israelí de marzo contra un centro de emergencias en Habbarieh, Líbano, en el que murieron siete civiles.
Israel usa helicópteros Apache, de Boeing, en múltiples ataques sobre la Franja, como los del pasado mes de junio en Rafah y en la ciudad de Gaza, donde mató a decenas de civiles. Por otro lado, los F-35s, fabricados por Lockheed Martin, BAE Systems y Leonardo, han participado, junto a los F-15 (fabricados por Boeing y BAE Systems), en múltiples operaciones en Gaza y en otros territorios desde el 7 de octubre. Un ejemplo es el bombardeo israelí de Hodeidah, en Yemen, con varios muertos y al menos ochenta personas heridas.
También hay datos de ataques a civiles con armas y munición de artillería proporcionadas por empresas como las estadounidenses General Dynamics o Day & Zimmerman, la alemana Rheinmetall y la británica BAE Systems. En octubre, por ejemplo, el Ejército israelí usó los M109-52 howitzer (BAE Systems y Rheinmetall) contra el puerto de Gaza y hoteles cercanos, y también sobre Líbano. En dichos ataques, los proyectiles eran de fósforo blanco, en actos investigados como crímenes de guerra y denunciados por Amnistía Internacional.
Por otro lado, munición Rh-120 de tanque de Rheinmetall también ha sido usada de forma indiscriminada contra la población palestina y contra importantes infraestructuras civiles, incluidas instalaciones médicas, convoyes de ayuda y refugios civiles en Gaza, así como contra periodistas bien identificados en la frontera con Líbano, con al menos un periodista muerto -Issam Abdallah, de la agencia Reuters- y varias personas heridas.
General Dynamics, por su parte, produce también los cañones autopropulsados M107 y los M795, ambos de 155 mm. El primero ha sido ampliamente usado en ataques de artillería contra Gaza en el pasado, sin discriminar entre objetivos militares o civiles, incluso contra una oficina local de UNRWA en 2009. Por su parte, el pasado mes de enero tanques israelíes mataron a una niña de seis años -y a los familiares y médicos que intentaron rescatarla- al disparar los M830A1, de Day & Zimmerman.
La “banca armada”
“Banca armada” es el nombre con el que se conoce a las entidades que financian a las empresas armamentísticas. “Son una pieza clave. Sabemos que al menos los dos principales bancos españoles, Santander y BBVA, han financiado a las principales industrias militares que suministran armas a Israel, con 2.442 y 1.500 millones de dólares respectivamente. Pero también lo han hecho Caixabank, Ibercaja, Banco Caminos o Banca March”, señala a elDiario.es Jordi Calvo, del Centre Delàs.
“Estos bancos han proporcionado apoyo financiero a las empresas fabricantes de los aviones y helicópteros desde los que los militares israelíes han lanzado las bombas a la población civil, a las productoras de esas bombas o a las fabricantes de la munición que ha sido disparada sobre convoyes humanitarios desde tanques israelíes”, añade.
Para realizar esta investigación, el Centre Delàs de Estudios por la Paz ha analizado más de 4.000 operaciones financieras entre 2011 y 2024, la mayoría de ellas registradas en los últimos 5 años. “A nivel español, Banco Santander y BBVA son los principales bancos implicados en el genocidio en Gaza, junto a otras 10 entidades españolas, con el Banco Santander en la posición número 36 del ránking internacional y el BBVA en la 51, sumando ambas más de 4.000 millones de dólares de financiación a empresas de armamento que exportan a Israel”, indica el informe.
Israel ha empleado armamento de Boeing y General Dynamics en ataques que han matado a civiles en Gaza. Ambas empresas han sido financiadas por el BBVA, con casi 1.300 millones de dólares. Boeing también ha sido financiada por el Banco Santander -con más de 1.200 millones de dólares- y por Caixabank, con 110 millones. La empresa Leonardo, por su parte, participante en la fabricación de aeronaves usadas en ataques israelíes contra civiles, recibió una ayuda de 198 millones de dólares del BBVA y el Banco Santander.
General Dynamics ha sido financiada por el BBVA con 345.896.723 millones de dólares, y Day & Zimmerman por el Banco Santander, con 58 millones de dólares. Rheinmetall, por su parte, además de tener una fábrica en suelo español, ha sido financiada por varias entidades, “como Santander (1,8 M$), BBVA (16,89 M$), EDM Group (8,82 M$), Ibercaja (2,53 M$), Banco Caminos (0,25 M$), Dux Inversores (0,17 M$), Renta 4 banco (0,56 M$) y GVC Gaesco Group (0,41 M$)”, señala el Centre Delàs.
Oshkosh ha producido diversos tipos de vehículos terrestres, blindados y armados, usados en la invasión terrestre en Gaza, como los Namer 1500 o los Eitan, este último un modelo reciente estrenado en Gaza. Otros son los blindados de patrulla JLTV, de los que Israel encargó 100 unidades en 2023. Estos vehículos se usaron, por ejemplo, para el traslado de decenas de civiles detenidos tras un ataque al hospital Al-Shifa en diciembre. En ese traslado se denunció una posible vulneración del derecho internacional humanitario, pues los arrestados fueron desnudados y humillados durante horas. “De nuevo, el BBVA y el Santander aparecen como financiadores de esta empresa, con inversiones de 12,01 y 0,42 millones de dólares respectivamente”, indica el informe.
En sus conclusiones, el Centre Delàs indica que el apoyo de instituciones financieras españolas e internacionales antes y después del 7 de octubre “constituye una contribución necesaria para la perpetuación de la situación de violencia, vulneraciones de derechos humanos y el genocidio en Gaza”. “¿Qué podemos hacer cuando sabemos que nuestro banco es corresponsable del asesinato de niños y niñas en Gaza? Yo lo tengo muy claro, cambiar de banco lo antes posible”, indica Calvo.
Responsabilidad jurídica de los países que envían armas a Israel
Juristas, expertos en genocidio y organizaciones internacionales de derechos humanos llevan tiempo solicitando a los Estados un embargo de armas a Israel. En su dictamen del pasado mes de julio, la Corte Internacional de Justicia insistió en la necesidad de suspender el comercio e inversiones que contribuyan a la ocupación ilegal israelí, condenada en varias resoluciones de la ONU, la primera, de 1967.
También la última resolución de la Asamblea General de la ONU, aprobada hace unos días por gran mayoría, indica que debe suspenderse “el suministro o la transferencia a Israel, la Potencia ocupante, de armas, municiones y equipo conexo cuando existan motivos razonables para sospechar que puedan utilizarse en el Territorio Palestino Ocupado”.
En ese sentido, la relatora de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, Francesca Albanese, así como otros relatores independientes de la ONU, llevan meses reclamando “la suspensión urgente de la compra y venta de armas a Israel”, así como la interrupción del acuerdo comercial de asociación entre la Unión Europea e Israel, que en su artículo 2 estipula como condición el “respeto de los derechos humanos”.
Cullera, 1911: Huelga contra la guerra
Eduardo Pérez
Jacobo López Rueda era juez de Sueca, en la Ribera Baja valenciana. Jacobo López Rueda era la Justicia. Jacobo López Rueda era el Orden. Jacobo López Rueda era la Ley. Jacobo López Rueda, por lo tanto, odiaba a la chusma que vulneraba la Justicia, el Orden y la Ley. Por eso no dudó un segundo cuando le llegaron las noticias desde la vecina localidad de Cullera ese 18 de septiembre de 1911. Las sociedades obreras habían cerrado los negocios, cortado las líneas telegráficas y levantado las vías del ferrocarril. López Rueda iba a acabar con este desmadre en un abrir y cerrar de ojos. Para eso era el juez, el sheriff, el jefe. Se puso una coraza de cartón-piedra, cogió la pistola y se subió en una tartana (carromato) junto a cuatro o cinco personas más. Lo justo y necesario para finiquitar el caos creado por esos subversivos que recobrarían la sensatez en cuanto le vieran. Para algo era él la Justicia, el Orden y la Ley personificados.
“No volem la guerra”
La clase trabajadora estaba agitada esos días. La Confederación Nacional del Trabajo había declarado la huelga general desde el 16 de septiembre, y la Unión General de Trabajadores se había unido. La reivindicación era, primordialmente, contra el reclutamiento forzoso para la Guerra de Marruecos, lo cual ya había motivado la Semana Trágica de 1909. Además, se demandaba el abaratamiento de los productos de subsistencia y se mostraba apoyo a los obreros de Bizkaia, involucrados en un duro conflicto laboral. El seguimiento fue más o menos importante según el territorio, pero en algunos lugares como Levante el paro había adquirido gran fuerza, cobrando carácter cercano a la insurrección no solo en Cullera, sino también en otras localidades como Gandia o Xàtiva.
Al llegar a la estación de Cullera, López Rueda comenzó a tratar de identificar a los huelguistas. Estos, para sorpresa del juez, no se comportaron dócilmente y en sus mismas narices siguieron levantando raíles. El juez justiciero, no podía ser de otra manera, sacó el arma y se produjo una discusión entre la comitiva judicial y los militantes. López Rueda decidió detener a dos de ellos, a ver si así los demás tomaban nota.
Se los llevaron en la tartana al centro de Cullera. Sin embargo, la voz ya había corrido y el vehículo fue apedreado durante el trayecto, lo que permitió escapar a los detenidos. Al juez le dominó la furia y empezó a disparar al aire. Humillado, el magistrado se vio obligado a correr hasta el Ayuntamiento en busca de refugio, ya que la turba que le perseguía no parecía muy interesada ni en la Justicia, ni en el Orden ni en la Ley.
El alcalde y algunos concejales republicanos consiguieron calmar a la gente, pero López Rueda no se andaba con paños calientes. A primera hora de la tarde, salió al balcón del Consistorio y se enzarzó dialécticamente con la multitud, que le gritaba su principal motivación: “No volem la guerra”. El protagonista de esta historia respondió en su idioma: más tiros al aire. Los huelguistas ya habían tenido suficiente y procedieron a asaltar el Ayuntamiento. Poco después, Jacobo López Rueda, la Justicia, el Orden y la Ley de la Ribera Baja, era un cadáver con un hacha clavada en la cabeza. Dos de sus desafortunados ayudantes, el escribiente y el alguacil, compartieron el destino de su líder. El primero murió días después en el hospital por las heridas infligidas, mientras que el segundo logró huir del lugar, hasta que un grupo de huelguistas le capturó y le tiró al río Júcar con una piedra atada al cuello.
Torturas y calumnias
En cuanto la noticia llegó a oídos del presidente del Gobierno, José Canalejas, llegó la inevitable represión. Fue declarado el estado de guerra, un clásico en esos tiempos, y decenas de personas fueron detenidas en Cullera. Siete de ellas serían condenadas a muerte.
Unos días después de los hechos, dos diputados republicanos visitaron la cárcel de Sueca, donde descubrieron que los presos habían sido objeto de tortura durante los interrogatorios. Las acusaciones fueron rechazadas por el régimen. Para Canalejas, quienes se hacían eco eran “calumniadores del honor nacional”, mientras que para el director del Abc, Torcuato Luca de Tena, “en pocas naciones de Europa llegan al límite que en la nuestra la libertad y la tolerancia”. Aun así, el Gobierno se vio obligado a designar una comisión médica que comprobó, de forma hilarante, que no había ni rastro de tortura en el cuerpo de los acusados, aunque sí de “forúnculos” y de “vacunas”.
La campaña de denuncia se extendió, hasta el punto de alcanzar las torturas españolas fama internacional. Se recogieron 50.000 firmas a favor del indulto, entre ellas las de personalidades como el Nobel Santiago Ramón y Cajal, el escritor Benito Pérez Galdós o los pintores Joaquín Sorolla o José Benlliure. Finalmente, en enero de 1912, el rey Alfonso XIII accedió a conmutar las penas de muerte de los condenados. Canalejas, en desacuerdo, presentó su dimisión, que fue rechazada. El presidente del Gobierno no tendría que esperar mucho para poder dejar el cargo: en noviembre el anarquista Manuel Pardiñas lo ejecutaría en la Puerta del Sol.
En cuanto al juez López Rueda, es desde entonces considerado un mártir por el poder judicial español, en cuyos edificios oficiales aún se pueden ver placas en su honor. Uno de los homenajes que se le prodigaron poco después de su muerte ya no se puede disfrutar. Se trataba del monumento “A la Justicia ultrajada”, en la ciudad de Sueca, que representaba a una matrona, símbolo de la justicia, y a un obrero en actitud de arrepentimiento y sumisión. En los primeros meses de la Guerra Civil, militantes anarquistas acordaron que decorara el fondo de un río.
Nadie podrá decir en el futuro que no lo sabía
Olga Rodríguez
Mahmoud Mushtaha es un superviviente de Gaza que puede contarlo. Su testimonio, potente, certero, tiene un valor único, porque procede de un lugar que aún hoy, mientras escribo estas líneas, sigue cerrado a cal y canto para la prensa internacional. Conocemos lo que ocurre gracias a periodistas como él. Su narración es un mensaje dentro de una botella lanzado al océano de la impunidad. ¿Cuántas personas de Gaza podrán hacer llegar al mundo su historia? ¿Cuántas fuera de la Franja quieren saber y escuchar?
Mahmoud nació y creció en un territorio palestino –la Franja de Gaza– ocupado ilegalmente por Israel desde 1967 y habitado desde 1948 por un elevado porcentaje de personajes refugiadas, expulsadas de su tierra y de sus casas por la fuerza de las armas israelíes. Su abuelo, originario de Jaffa, fue una de ellas.
En 1947 el plan de partición de la ONU asignó el 54% del territorio de Palestina al futuro Estado judío –Israel–, con Jerusalén como enclave internacional. En aquel momento vivían en Palestina 1.300.000 palestinos y 600.000 judíos, muchos de ellos llegados en años anteriores, huyendo de pogromos y del genocidio nazi. Ese mismo año, las organizaciones armadas sionistas impulsaron el Plan Dalet, por el cual se anexionaron territorio palestino que no les correspondía en el plan de partición de Naciones Unidas. Las fuerzas del futuro Estado judío cometieron masacres, tomaron aldeas, expulsaron a población palestina y provocaron la huída de multitud de familias de localidades situadas dentro de la zona adjudicada por la ONU al futuro Estado palestino, en el pasillo que conecta Jerusalén con la actual Tel Aviv.
Aquello fue el inicio de una limpieza étnica que tuvo su continuación a través de la guerra de 1948 entre varios Estados árabes y el recién proclamado Estado de Israel. En ella, el Ejército israelí se anexionó más tierra palestina y provocó el desplazamiento forzado de más de 700.000 palestinos. De ese modo, el nuevo Estado judío pasó a controlar el 78% del territorio. Muchos de aquellos refugiados se asentaron en Gaza, en tiendas de campaña temporales, aguardando la posibilidad de su regreso a su tierra y a sus casas. Hasta hoy.
Israel aprobó la Ley del Retorno, que establece el derecho de todos los judíos del mundo, de quienes sean hijos o nietos de judíos y de quienes se conviertan al judaísmo a emigrar a Israel y recibir la ciudadanía. Sin embargo, Israel niega el permiso para regresar a su hogar a los palestinos allí nacidos y de allí expulsados, y a sus descendientes.
En 1967, durante la Guerra de los Seis Días, Israel ocupó militarmente el 22% del territorio palestino restante, es decir, Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, en una maniobra que provocó la huida forzada de otros 250.000 palestinos, y que nunca ha sido reconocida por la comunidad internacional. De hecho, son varias las resoluciones de la ONU que exigen la retirada israelí de los territorios palestinos ocupados en 1967, un mandato que Israel incumple de forma sistemática. También lo ha solicitado la Corte Internacional de Justicia, máximo tribunal de Naciones Unidas, que subraya la ilegalidad de la ocupación israelí y la necesidad de que ésta termine.
En las últimas décadas los mecanismos de control contra la población palestina se han ido sofisticando. La ocupación israelí en Cisjordania y Jerusalén Este se ha extendido y multiplicado, con más de 700.000 colonos en la actualidad. A ello se suma el bloqueo que Israel mantiene sobre Gaza desde 2007, tras la victoria electoral de Hamás en 2006.
Desde 1948 hasta la primera revuelta popular palestina contra la ocupación –la Primera Intifada– transcurrieron 39 años. En ella los palestinos salieron a la calle a manifestarse tras la muerte de varias personas en Gaza, aplastadas por un camión de la ocupación israelí, y contra las violaciones continuadas de sus derechos. Las imágenes de chavales arrojando piedras contra tanques dieron la vuelta al mundo.
Los años noventa estuvieron marcados por el asesinato del primer ministro Isaac Rabin a manos de un ultra sionista israelí, la continuación de la violencia y la discriminación contra la población palestina por parte del Ejército israelí, los atentados de Hamás y la Yihad Islámica contra soldados y civiles israelíes y la extensión de los asentamientos de colonos. En septiembre de 2000 comenzó una nueva sublevación popular, la Segunda Intifada palestina.
En ese escenario de tensión e impunidad nació el autor de este libro, Mahmoud Mushtaha, tras décadas de ocupación ilegal israelí de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. La represión y los asesinatos extrajudiciales por parte de Israel, la muerte de Yasser Arafat en 2004, el triunfo de Hamás en las elecciones de 2006, el bloqueo total de la Franja y la concatenación de ofensivas militares israelíes, en las que murieron miles de palestinos, marcaron su niñez y adolescencia.
Entre 2000 y 2008, los bombardeos de Israel causaron 3.800 muertos palestinos en Gaza y gran destrucción de infraestructuras palestinas. En el mismo periodo, los misiles de Hamás lanzados desde Gaza mataron a 23 israelíes. Desde 1988 hasta octubre de 2023, el 87% de las víctimas mortales fueron palestinas. Desde enero de 2023 hasta octubre de ese mismo año, unos 200 palestinos habían muerto solo en Cisjordania, a manos del Ejército israelí o de colonos.
Cuando se produjeron los atentados de Hamás el 7 de octubre de 2023, en los que murieron 1.200 israelíes, una parte importante de la comunidad internacional asumió y defendió una contestación militar aplastante por parte de Israel. No hacía falta ser un gran experto en el tema para saber que la respuesta israelí sería de una enorme envergadura y mataría a miles de personas, o incluso a decenas de miles. Así se advirtió desde circuitos internacionales de derechos humanos, pero no importó. El cierre de filas con Israel, el apoyo incondicional a su respuesta, fue prácticamente unánime en las primeras semanas de la masacre en Gaza.
La apuesta por la guerra sigue demostrándose terrorífica y desastrosa. En once meses, por la vía de la fuerza, Israel mató a más de 40.000 personas –entre ellas, a tres israelíes a los que disparó mientras ondeaban telas blancas– y solo logró liberar a 7 rehenes. Con acuerdos, obtuvo la puesta en libertad de 105 rehenes, en el mes de noviembre. Si Israel priorizara a los rehenes secuestrados por Hamás, habría negociado hace mucho, pero su objetivo principal es otro.
Los crímenes masivos que el Ejército israelí ha cometido en Gaza han sido justificados y apoyados por países que se presentan a sí mismos como adalides de los derechos humanos. El respaldo de EEUU a Israel, con protección política y envío de grandes paquetes de armamento, ha sido clave para la continuación de la masacre. La ausencia de medidas de presión real por parte de Europa ha contribuido activamente a la impunidad israelí. No ha habido desde el Norte Global ni sanciones, ni suspensión de relaciones comerciales, ni congelación de acuerdos políticos y económicos, ni embargos en la compraventa de material militar.
Este posicionamiento contrasta con la reacción inmediata que se produjo en 2022 ante la invasión rusa de territorio ucraniano. Pocas veces el doble rasero en la geopolítica ha sido tan perceptible por las sociedades de los países desarrollados. Las líneas rojas del andamiaje construido tras la Segunda Guerra Mundial, basado en la Carta Universal de los Derechos Humanos de la ONU y en un débil –pero a veces esperanzador– derecho internacional, se han difuminado más aún y corren el riesgo de derrumbarse. Todo ello ocurre en un contexto global atento a la escasez de los recursos naturales y condicionado por fuerzas nacionales y transnacionales que participan en una competición por el acceso a las materias primas del planeta. El escenario de la guerra –siempre caótico– suele ser terreno idóneo para la consolidación de ocupaciones ilegales, anexiones de territorio y apropiación de riquezas ajenas. El colonialismo israelí siempre ha podido avanzar así.
Mahmoud Mushtaha ha sido testigo directo, periodista y víctima al mismo tiempo, de una masacre continuada contra su pueblo. Cuando escribo estas líneas acaban de cumplirse once meses desde el inicio del castigo colectivo contra la población de Gaza. Once meses en los que desde cualquier rincón del mundo se han podido contemplar fotos y vídeos de matanzas, de desplazamientos forzados, de destrucción masiva. Lo estamos viendo en tiempo real, sin que se hayan adoptado las medidas de presión necesarias para detenerlo, para impedir su continuación.
El paso del tiempo, la falta de contundencia de muchos gobiernos en la denuncia de los crímenes, la complicidad y apoyo a Israel de EEUU y varios países europeos, así como el enfoque y la narrativa adoptados en diversos medios de comunicación han contribuido a normalizar la masacre en Gaza. Como ha advertido la pensadora judía canadiense Naomi Klein, estamos ante un genocidio ambiental en Gaza, una masacre que aparece en nuestro día a día como un mero ruido de fondo, como un simple hilo de música ambiental cotidiano, normalizado, asumido. Nadie podrá decir en el futuro que no lo sabía.
Formularios en blanco y silencio administrativo: Así camufla el Gobierno la venta de armas a destinos "calientes"
Danilo Albin
La industria militar española cuenta con la protección del Gobierno para hacer sus negocios más polémicos, incluso aquellos que corren riesgo de implicar violaciones del derecho internacional. Ese silencio oficial ha llegado al seno del Tratado de Comercio de Armas (TCA), un acuerdo suscrito por España que, al menos sobre el papel, impide ese tipo de operaciones comerciales.
Las dudas se acumulan desde hace varios años. ¿Cómo es posible que España, en plena masacre contra Yemen, permitiese la venta de armas al régimen saudí, autor junto a Emiratos Árabes Unidos de aquellas matanzas?
Esta pregunta, formulada por grupos políticos como EH Bildu, Podemos o ERC y por organizaciones de derechos humanos –entre las que se encuentran Amnistía Internacional (AI), Greenpeace o el Centro Delàs– nunca tuvo respuesta.
A la hora de argumentar su silencio, desde instancias tales como la Abogacía del Estado o la Secretaría de Comercio han alegado en varias ocasiones que desvelar información sobre las exportaciones de armas a Arabia Saudí u otros destinos calientes podría "afectar la seguridad nacional" y se "pondría en peligro tanto los intereses económicos y comerciales de España como los de la entidad exportadora".
El paraguas para blindar ese hermetismo oficial es un decreto del Gobierno de Felipe González aprobado en 1987 –poco después de que se permitiese la venta de armas a la dictadura chilena– bajo el amparo de la protección de la Ley de Secretos Oficiales de la dictadura franquista, aún vigente.
Según ha constatado Público, el Gobierno ha preferido omitir esas razones de "seguridad nacional" y de respeto a los "intereses económicos y comerciales" en sus rendiciones de cuentas ante el TCA.
El último informe anual del Monitor del Tratado de Comercio de Armas que elabora la organización Armas Bajo Control deja en evidencia, precisamente, ese silencio. El documento subraya que las autoridades españolas no especificaron "si se retuvo alguna información por razones de sensibilidad comercial/seguridad nacional".
En el apartado que lleva como título "margen de mejora", el Monitor apunta además que "España podría proporcionar comentarios que describan la naturaleza de sus exportaciones e importaciones notificadas".
Asimismo, señala que el Gobierno "podría indicar claramente que no se han notificado exportaciones o importaciones en categorías y subcategorías específicas de armas, en lugar de dejar en blanco las secciones pertinentes de la plantilla de notificación".
19/07/2023 - La policía se enfrenta con manifestantes durante protestas en las que reclaman la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y el cierre del Congreso hoy, en Lima (Perú). La Policía Nacional del Perú (PNP) retiró a los cientos de manifestantes
Negocios con Israel
Ese hermetismo oficial que constatan los observadores del TCA alcanza también a los negocios armamentísticos con el Gobierno de Israel, responsable del genocidio contra la población civil de la Franja de Gaza.
Según datos del Centro Delàs de Estudios por la Paz, desde el 7 de octubre de 2023 se adjudicaron contratos públicos de compra de armamento a empresas de seguridad y defensa israelíes o sus filiales en España por un valor de 1.027 millones de euros.
De acuerdo a ese informe, en noviembre de 2023 se exportaron desde España 987.000 euros en municiones a Israel por parte de Nammo Palencia con destino a la empresa Elbit Systems, una de las principales proveedoras del Ejército israelí.
El Gobierno español ha asegurado que no se han autorizado nuevas exportaciones de armamento a Israel desde el pasado 7 de octubre. Sin embargo, AI ha reclamado al Ejecutivo que se frenen también aquellas operaciones que fueron autorizadas de forma previa y que aún no se han materializado.
El peso de los derechos humanos
La organización de derechos humanos también ha pedido al Gobierno que el historial de derechos humanos del país receptor de armas españolas sea el elemento esencial de la evaluación de riesgo y no un elemento más a tener en cuenta, como ocurre ahora.
"La cuestión clave es cuánto pesan los derechos humanos en la decisión final", afirmó a Público el portavoz de comercio de armas en AI España, Alberto Estévez. En ese escenario, AI ha pedido al Gobierno la creación de una unidad específica que se encargue de la evaluación de riesgos en las operaciones más delicadas, tal como ya ocurre en Reino Unido, Países Bajos o EEUU.
En cuanto a los aspectos positivos de los informes del Ejecutivo español ante el TCA, el documento del Monitor señala que España "facilitó descripciones de todas sus exportaciones e importaciones" y proporcionó "cifras desglosadas de sus exportaciones e importaciones de armas pequeñas, tanto por tipo de arma como por Estado importador/exportador".
"Feminista y transversal"
El documento incluye las valoraciones de Ignacio Sánchez Lerín, el funcionario español que representa a España en el TCA. "La política exterior de España es feminista y transversal. Así podemos centrarnos en la integración de la perspectiva de género en todos los procedimientos administrativos, especialmente en el proceso de toma de decisiones sobre la transferencia de armas, donde se aplica el TCA", alegó.
Sánchez Lerín argumentó que "todas las solicitudes de licencia siguen un proceso estándar, en el que es obligatoria una evaluación del riesgo de violencia de género". "Esto significa que cada solicitud de licencia que pasa por el sistema español solo puede ser aprobada si se ha incluido una evaluación de riesgos de género", subrayó.
El embajador ante el TCA subrayó además que "España también está muy centrada en abordar los riesgos de desvío". "Nos estamos dando cuenta de que la mayor parte de los desvíos no se produce durante las distintas fases de la transferencia de armas, tal y como se contempla en el Tratado", afirmó.
Público
Las empresas de armas de Israel (vetadas en otros países) estarán en la Feria de Defensa de España
Chile vetó a las empresas de este país en su feria. Tampoco estuvieron en Expodefensa (Colombia).
Óscar F. Civieta
La Feria Internacional de Defensa y Seguridad de España (Feindef) es la única feria del sector apoyada institucionalmente por el Ministerio de Defensa. Su próxima edición se celebrará el 12, 13 y 14 de mayo de 2025 en Ifema (Madrid). Hace dos meses (un año antes de su celebración), la organización del evento anunció que ya contaban con el 80% del espacio reservado. Entre las delegaciones internacionales que ya han confirmado su presencia, señalan en el dossier oficial, está Israel.
Esta feria está organizada por Fundación Feindef, “una fundación privada y sin ánimo de lucro, que fomenta la sensibilización en la sociedad española y europea sobre temas relacionados con la Seguridad y la Defensa”, explican en la web oficial. La fundó el Ministerio de Defensa, y las asociaciones industriales, TEDAE y AESMIDE, en 2020.
Chile vetó a estas, que tampoco participaron en la feria de Colombia
La presencia de Israel en Feindef es habitual. En la edición de 2023 (última que se ha desarrollado) participaron dos de las principales empresas armamentísticas del país de Oriente Medio, como Rafael Advanced Defense Systems LTD o Elbit Systems LTD. Y, hasta el momento, no afectará a la continuidad de esa presencia ni la masacre que el ejército de Netanyahu está cometiendo en Palestina, ni el hecho de que no ha estado en las ferias de defensa de otros países.
Por ejemplo, en Chile, el propio presidente, Gabriel Boric, anunció el veto a la industria armamentística israelí en la Feria Internacional del Aire y del Espacio (Fidae), que se celebró en abril de 2024. “El respeto a los derechos humanos está siendo violado en Gaza y es lo que me llevó a tomar esta decisión, que es coherente con la posición que históricamente ha mantenido Chile”, dijo Boric.
Antes, en diciembre de 2023, las empresas de Israel tampoco estuvieron presentes en Expodefensa (Colombia). En esa ocasión, apuntaron medios como Infodefensa, fue la respuesta de la propia industria armamentística de ese país, después de que el máximo mandatario colombiano, Gustavo Petro, señalara en X (antes Twitter) que estaba dispuesto a suspender las relaciones exteriores con Israel, puesto que no apoyan “genocidios” (algo que anunció finalmente en mayo de 2024).
La Marea se ha puesto en contacto con la organización de la feria para preguntarles acerca de, entre otras cosas, si se ha tratado la opción de excluir a Israel, sin obtener respuesta.
La doble moral de España con Israel
La presencia de Israel en esta feria es otro ejemplo de la doble moral que España, según sus actuaciones, sigue a la hora de establecer sus relaciones con el gobierno de Netanyahu. Tan pronto pide un alto el fuego o reconoce al Estado palestino, como vota en contra de suspender las relaciones con Israel.
Además, el 12 de febrero de 2024, el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación informó de que, desde el 7 de octubre de 2023, no se había autorizado ninguna operación de venta de armamento a Israel. Algo que, con anterioridad, ya había afirmado en diferentes ocasiones el ministro José Manuel Albares.
Sin embargo, un análisis del investigador del Centre Delàs Alejandro Pozo desmintió al ministro. Éste mostró que el portal oficial DataComex, de comercio exterior, indicaba que, en noviembre de 2023, España exportó bienes de la categoría 93 (bombas, granadas, torpedos, minas, misiles, cartuchos y demás municiones y proyectiles, y sus partes, incluidas las postas, perdigones y tacos para cartuchos) por valor de 987.000 euros. La empresa exportadora, como confirmó el propio Pozo días después, fue Nammo Palencia.
Al romper relaciones con Israel, Colombia, obviamente, dejó también de comprarles armas. Esa relación comercial con España no ha cesado. A la espera de que se publiquen las estadísticas oficiales correspondientes al segundo semestre de 2023, en el primero, España autorizó la venta de armas a Israel por valor de 44,4 millones de euros. Todas ellas dentro de la categoría correspondiente a “carros y otros vehículos militares armados y vehículos militares equipados con soportes para armas”.
Juan Carlos Rois i els pacifismes
Juan Carlos Rois Alonso és avui dia un dels puntals del pacifisme i la noviolència en Espanya. Molta gent (si bé menys de la que seria convenient) coneix les seues anàlisis persistents de les despeses militars i crèdits que aprova el consell de ministres cada setmana. Una qüestió a la que ben pocs, paradoxalment, dediquen atenció. Milions i milions d'euros que passen, sense discussió i com si res, a engrossir les despeses de l'estat en proporcions cada vegada més pesants i significatives. Com arreu del món, sí, com en bona part del món.
Juan Carlos participa en moltes plataformes de col·lectius antimilitaristes com ara Tortuga, d'Elx, o Alternativas no violentas. En aquesta darrera web i en aquest mateix enllaç publicava no fa molt l'article “Pacifismos y luchas por la paz. Aclarando el panorama”. En ell s'hi tractava d'això mateix, de discernir i aclarir quina mena de plantejaments diferents hi ha sota la cobertura del pacifisme i de l'antimilitarisme. A tal efecte distingueix entre dos grans itineraris dels pacifismes, els quals, al seu torn, tindran al seu si múltiples bifurcacions a ramificacions.
El primer gènere lluitaria contra la guerra des d'una idea de pau negativa (d'absència de guerra). El segon implicaria una construcció de la pau en positiu. Com deia el mestre Mahatma Gandhi: la pau és el camí.
Si bé reconec que potser simplifique massa (però per entendre'ns), Juan Carlos planteja, al capdavall, una dicotomia entre un pacifisme més militant, ‘pur', alternatiu, antiestatal i associat als moviments socials front a un altre més apegat a les institucions i les lleis, més possibilista i que fins i tot, en algun cas, podria concebre l'existència d'un exèrcit ‘pacificador'. En les seues paraules:
“A mi personalmente me sigue llamando la atención la facilidad con la que aceptamos propuestas de “desarme” para nada transformacionales, campañas de reducción de armas o gastos militares que no ponen el acento en la desmilitarización y la aspiración de construir una paz más allá del realismo y el pragmatismo político, bellos discursos filosóficos inocuos sobre la paz o apuestas por las paces que son meros armisticios y no incorporan transformaciones estructurales, culturales, directas y sinérgicas de calado. No es que no rasquen, como dice Galeano, es que rascan donde no pica.”
Crec que Juan Carlos fa bé en introduir o detectar matisos, que sempre els hi ha, i tant, entre diferents formes d'exercir, practicar i concebre el pacifisme. Fet i fet, venim també de tradicions diferents que poden beure en la filosofia liberal de Kant i la seua ‘pau perpètua', en la nombrosa literatura antibel·licista, en les tradicions obreristes antimilitaristes i llibertàries o en els preceptes religiosos dels quàquers i certs trets del cristianisme. A més a més, ben és cert que davant d'un conflicte bèl·lic, com la nostra guerra civil de 1936, el moviment s'esquartera o pateix en els seus fonaments.
Tanmateix, a mi m'agradaria més posar l'accent en el que compartim més que no en el que pot promoure purismes i, en conseqüència, alguna competència inadequada sobre qui és més autèntic i incontaminat pel poder.
Al meu veure, crec, hauríem d'unificar i concentrar els esforços de tots els pacifistes precisament per poder atraure una bona part de la societat que rebutja la violència com a forma de resolució dels conflictes i que, des de posicionaments democràtics, vol combatre el neofeixisme militarista, violent i mentider que avui guanya terreny dia a dia d'una forma més que preocupant. La música hitleriana dels anys 1930 sona cada vegada més forta i, aquests, no van amb matisos de cap mena en relació als que poden considerar contraris. La ‘depuració' dels adversaris i l'assenyalament és la seua terrible especialitat.
A més a més, en el fons em sembla que ens falta atacar i tractar un problema fonamental que és com l'elefant en l'habitació que no acabem de veure o no volem enfrontar: no és una altra cosa que el mateix estat i la seua associació existencial amb la guerra i els exèrcits; i, alhora (i ací agarreu-se), amb la pacificació social. Tracte d'explicar-me.
Molts coneixeu (i si no, val la pena llegir-lo) el llibre de Randolph Bourne ‘La guerra es la salud del estado', un lúcid assaig escrit pel 1917 quan els EEUU es plantejaven entrar en la primera Gran Guerra. I no solament això, si seguim les investigacions de molts historiadors o del mateix Michel Foucault ens adonarem fàcilment com la guerra en el marc feudal està en l'origen d'estats contemporanis com ara França i Espanya. Uns estats que naixen amb la força armada com a eix vertebrador (i despesa principal) i que solament més tard i més avant es complementaran, reforçaran i justificaran amb un aparell burocràtic-fiscal i un corpus legal.
Pardoxalment, però, les democràcies contemporànies han plantejat, de forma paral·lela a la concentració de la violència en mans de l'estat, una possibilitat de control i domesticació dels ‘senyors de la guerra', les màfies o les xarxes caciquils i delinqüencials de pinxos o ‘matons'. Paral·lelament, anava obrint-se una porta a la primacia del poder civil emanat de la sobirania popular front a la dictadura dels espassots. Ací podríem tenir en compte aportacions com les de Norbert Elias o Steven Pinker.
Hi hauria molta tela que tallar i moltes qüestions a discutir i matisar en aquest sentit però on vull anar a parar és que no podem menysprear l'existència d'un estat bifrontal que té un enorme potencial de control militar i policial sobre les nostres vides però al qual exigim tots els dies una potenciació del sector públic i dels serveis públics front a la potser pitjor alternativa del capitalisme salvatge, pur i dur.
Crec que, al capdavall, més aviat que cavar petites trinxeres entre nosaltres (accentuant les nostres febleses), hauríem de tirar llaços vers un espectre ample de còmplices posant l'accent en les coses que ens poden unir: respecte als drets humans, resolució no violenta dels conflictes, diplomàcia, mobilitzacions al carrer, primacia del poder civil sobre el militar i, especialment, control de la indústria armamentística i els seus tentacles.
Les investigacions que puguen fer centres com l'ICIP o el Centre Delàs d'Estudis per la Pau, per exemple, malgrat que compten amb fons del sector públic, no poden ser menyspreades com a font d'informació i aliment per a les mobilitzacions antimilitaristes. És el cas evident dels informes i les campanyes sobre la ‘Banca armada', mogudes pel Delàs, Setem i altres organitzacions. Avui dia aquesta tasca prèvia està servint de suport i fonament per a les mobilitzacions contra el genocidi de Gaza i l'abús de poder de l'estat d'Israel.
Unos 130 soldados israelíes se plantan: No quieren combatir más en Gaza
Anna Solé Sans
Un total de 130 soldados del ejército israelí se han opuesto este miércoles a seguir combatiendo en Gaza, un año después del inicio de la guerra, ya que los combates representan una "sentencia de muerte" para los 101 rehenes que siguen en el enclave palestino, según una carta enviada a las autoridades israelíes, que recoge Efe. "Claro está que la continuación de la guerra en Gaza no solo retrasa el retorno de los rehenes sino que también pone en peligro sus vidas: muchos rehenes han muerto por los bombardeos de las FDI (fuerzas armadas), muchos más que los que han sido rescatados en operaciones militares", ha detallado la misiva de los firmantes.
"Nosotros, que hemos servido y seguimos sirviendo con dedicación, arriesgando nuestras vidas, anunciamos que si el gobierno (israelí) no cambia de rumbo inmediatamente y trabaja para conseguir un acuerdo para traer a los rehenes a casa, no podremos seguir sirviendo", continúa el texto. Sus palabras llegan dos días después del primer aniversario de los ataques de Hamás del 7 de octubre que iniciaron la guerra en Gaza, cuando 251 rehenes fueron secuestrados por miles de milicianos en territorio israelí, de los cuales 97 continúan retenidos en el enclave, además de otros cuatro que llevan años.
A la guerra solo ha habido una tregua de una semana a finales de noviembre, durante la cual 105 rehenes fueron liberados a cambio de 240 prisioneros palestinos. Al menos seis cautivos más han sido asesinados accidentalmente por el ejército israelí, mientras que entre la treintena de los cautivos que las fuerzas israelíes estiman que ya estarían muertos, algunos habrían muerto por los incesantes ataques aéreos de Israel, según Hamás.
"La destrucción está en todas partes"
"Es peor de lo que te puedas imaginar", dice Sally Stevenson a The Guardian. "La destrucción está en todas partes, hasta donde llega la vista, está en el aire que respiramos. No hay ningún lugar seguro en Gaza. Para nadie, especialmente para los niños". Así se expresaba la trabajadora sanitaria australiana que ayuda a gestionar la atención de emergencia en Gaza, es franca cuando se le pregunta qué necesitan saber a sus compatriotas sobre la situación en el territorio asediado después de un año de guerra.
Stevenson, directora ejecutiva del Centro de Salud para Mujeres de Illawarra, llegó a Gaza hace tres semanas en una misión con la organización médica benéfica Médicos Sin Fronteras (MSF). Stevenson trabaja en Al- Mawasi, en Gaza, que Israel ha designado como espacio seguro. Stevenson describe la zona como "la llamada zona humanitaria". Stevenson explica que más del 90% de la población de Gaza, de 2,1 millones de personas, ha sido desplazada a la guerra, muchos de ellos varias veces, mientras que el 50% del personal de MSF vive en tiendas de campaña.
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