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XXXVII Marcha a Rota: 6 de abril

Tortuga Antimilitar - 25 March, 2025 - 00:00

LA XXXVII MARCHA A ROTA: MOVILIZACIÓN CONTRA LA OTAN Y LAS BASES DE EE.UU.

Treinta y siete años de la historia de de una resistencia.

La plataforma Bases Fuera OTAN No de Andalucía convoca la XXXVII Marcha a Rota el próximo 6 de abril. Denuncian la ocupación militar de Andalucía y el papel de las bases de Rota y Morón como plataformas de agresión imperialista. Exigen la salida de la OTAN y el fin de la guerra contra Palestina y otros pueblos.

REDACCIÓN CANARIAS SEMANAL.ORG

Mediante un comunicado remitido a la redacción de Canarias Semanal por la plataforma Bases Fuera OTAN No de Andalucía, se ha hecho pública la convocatoria de la XXXVII Marcha a Rota, que se celebrará el próximo 6 de abril de 2025. Con esta movilización, los convocantes llaman a todas las organizaciones políticas, sindicales y sociales comprometidas con la lucha antiimperialista a unirse para exigir la salida de la OTAN, el desmantelamiento de las bases militares en Andalucía y el fin de las guerras promovidas por el imperialismo.

Afirman desde la plataforma que, pese a la diversidad de ideologías y criterios entre los colectivos que históricamente han participado en esta marcha, existe un nexo común: la defensa de la paz, la soberanía de los pueblos y el rechazo al creciente belicismo desatado por las potencias imperialistas.

BASES MILITARES Y GUERRA GLOBAL: ANDALUCÍA EN EL PUNTO DE MIRA

Según denuncia la plataforma, la presencia de bases como la Base Naval de Rota y la Base Aérea de Morón, ambas bajo control conjunto de EE.UU. y España, convierten a Andalucía en un territorio clave para las agresiones imperialistas en el Mediterráneo, Oriente Medio y África. Estas instalaciones no son meros espacios logísticos, sino plataformas desde las que se lanzan operaciones de vigilancia, bombardeos y ocupación militar, siempre al servicio de los intereses geopolíticos de Washington y sus aliados.

A esta realidad se suma un riesgo evidente: al albergar infraestructuras militares de esta envergadura, Andalucía se convierte automáticamente en objetivo prioritario de cualquier potencia que responda a las agresiones de la OTAN. En palabras de la plataforma, no solo se compromete la soberanía andaluza, sino también la seguridad de su población, que queda expuesta a las consecuencias de un conflicto global.

EL IMPERIALISMO, DE PALESTINA AL SAHARA: UN ENEMIGO COMÚN

En su comunicado, Bases Fuera OTAN No recuerda que las guerras y conflictos que sacuden el planeta tienen un hilo conductor común: el afán de las élites capitalistas por controlar recursos, territorios y mercados. Desde el genocidio sionista contra el pueblo palestino, con el respaldo directo de EE.UU., Reino Unido y la Unión Europea, hasta la traición al pueblo saharaui por parte del gobierno español, pasando por las agresiones contra Yemen, Siria o Libia, el patrón se repite: violencia imperialista, expolio de recursos y destrucción de los pueblos.

Según explica la plataforma, la OTAN es la estructura militar organizada por el bloque imperialista occidental para garantizar su hegemonía global, y el Estado español, albergando bases clave como Rota y Morón, es cómplice directo de estas agresiones. Por eso, afirman, la lucha contra la OTAN es inseparable de la defensa de la soberanía de los pueblos y de la solidaridad internacionalista con quienes resisten al imperialismo.

DESARME SOCIAL Y GUERRA ECONÓMICA: LO QUE PAGAN LAS CLASES POPULARES

Desde Bases Fuera OTAN No, también denuncian que la creciente militarización no solo afecta a los pueblos agredidos fuera de nuestras fronteras. En el propio Estado español, las exigencias de la OTAN de incrementar el gasto militar hasta el 5% del PIB implican un drenaje masivo de recursos públicos que se detraen de servicios esenciales como la sanidad, la educación, la vivienda pública o las pensiones. Es decir, la guerra imperialista se financia directamente con el empobrecimiento de las clases populares.

En este sentido, la plataforma subraya que el pueblo andaluz no puede permanecer impasible ante el saqueo de sus recursos y la ocupación de su territorio por parte de una maquinaria de guerra que solo beneficia a las grandes corporaciones armamentísticas y energéticas.

UNA HISTORIA DE RESISTENCIA: 37 AÑOS DE MARCHAS A ROTA

La XXXVII edición de la Marcha a Rota no es un acto aislado, sino la continuidad de casi cuatro décadas de movilización antiimperialista en Andalucía. Desde su primera edición en 1987, esta marcha se ha consolidado como uno de los principales referentes de la lucha contra la OTAN en el Estado español.

Durante estos años, miles de personas han recorrido los caminos que llevan a la base militar para denunciar el uso de territorio andaluz como punta de lanza de las agresiones imperialistas y reclamar un futuro basado en la soberanía, la paz y la solidaridad entre los pueblos.

UN LLAMAMIENTO A LA UNIDAD POPULAR

En su comunicado, la plataforma hace un llamamiento explícito a la unidad de acción, recordando que solo la movilización amplia y sostenida puede derrotar al monstruo imperialista. Invitan a todas las organizaciones políticas, sindicales y sociales que compartan estos objetivos a sumarse a la marcha del 6 de abril, entendiendo que la lucha contra la OTAN es también una lucha por la soberanía de Andalucía, por la dignidad de sus pueblos y por el derecho de las trabajadoras y trabajadores a un futuro libre de guerra, saqueo y miseria.

Afirman desde Bases Fuera OTAN No que Andalucía, como tierra históricamente golpeada por el desempleo, la precariedad y el expolio de sus recursos naturales, tiene una responsabilidad especial en esta lucha, que conecta directamente con la defensa de los derechos sociales y la justicia global.

Con estos argumentos, la plataforma concluye su llamamiento con un mensaje claro: no hay paz posible mientras el imperialismo siga sembrando muerte y destrucción. La lucha contra las bases, por la salida de la OTAN y en solidaridad con Palestina y todos los pueblos agredidos, es una tarea ineludible para quienes defienden la soberanía, la justicia y la dignidad de los pueblos.

Fuente: https://canarias-semanal.org/art/37...

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Sobre la naturaleza humana

Tortuga Antimilitar - 25 March, 2025 - 00:00

“Olvídate. El ser humano no tiene remedio.”

Tal cual me lo dijo aita, con una desolación en la mirada que hacía tiempo no le veía. Me quedé sin palabras. Y no fue por no disponer de argumentos. Durante mis jornadas laborales como educadora social, este tipo de conversaciones sobre la naturaleza humana aparecen en repetidas ocasiones y de la manera más espontánea. Y es que basta con ver las noticias en la televisión y surgir a borbotones dudas sobre las flaquezas y el lado oscuro del ser humano. A mí, qué voy a decir siendo antropóloga y divulgadora, me encanta meterme en estos terrenos, o más bien lodos. ¿No deriva la misma palabra “humano” de “humus” o tierra?

Pero quizás, antes de continuar hablando de mis experiencias laborales, deba hacer un pequeño inciso para presentarme.

Llevo ejerciendo de monitora y educadora social más de 15 años en diversas asociaciones, especialmente con personas con diversidad funcional física e intelectual, neurodivergentes o con trastornos de salud mental. Me licencié en antropología social y cultural en la Universidad de Deusto, tras acabar la carrera de educación social (con especialidad en educación ambiental) y desde entonces me he volcado también en un proyecto de divulgación antropológica y cultural. Participo en el podcast sobre historia La biblioteca perdida, en prensa y en revistas como elDiario.es o la revista cultural Mito. También gestiono varios perfiles en redes sociales y soy autora de un blog divulgativo que lancé en el año 2011 con el nombre Una antropóloga en la luna.

En 2017, la editorial Oberón Libros del grupo Anaya me dio la oportunidad de plasmar y recoger los contenidos de este blog en el libro Una antropóloga en la luna. Las historias más sorprendentes de la especie humana. En este libro, ofrezco un vertiginoso y ameno recorrido por múltiples culturas del planeta, tratando diferentes temas que abarcan al ser humano en toda su complejidad: el parentesco, el cuerpo, los saludos, las emociones humanas, la identidad, el sexo-género… La idea que resalto es que todos los seres humanos somos radicalmente ecodependientes e interdependientes, es decir, dependemos de la existencia de otras personas, de otros seres no humanos y de los ecosistemas.

En 2022, publiqué otra obra: La naturaleza que somos. Un paseo antropológico por la naturaleza y la humanidad, un libro en el que abordo temas como el cuidado, la imaginación y nuestra esencia como seres sociables, simbólicos y rituales, creadores de mil lenguajes y significados que se despliegan en innumerables actividades culturales. Al mismo tiempo, explico, somos dependientes de los elementos naturales (aire, agua, tierra, fuego…) y de la biodiversidad de los ecosistemas para garantizar nuestro desarrollo humano, nuestra salud y nuestro bienestar. Así mismo, destaco el hecho de que los seres humanos somos naturaleza y, como tal, somos vulnerables pero también parte de una totalidad orgánica e interconectada.

Con todo este bagaje, no se me ha dado mal salir medianamente airosa de los debates sobre la naturaleza del ser humano. Durante mis jornadas laborales de educadora, me coloco mis gafas de antropóloga cuando salen a relucir temas sobre diversidad cultural, el racismo, las relaciones sexo-género, el consumismo y otros debates nada triviales.

Las noticias de prensa o de televisión son un recurso didáctico ideal para desarrollar habilidades y destrezas de comprensión de la realidad social, tanto cercana como lejana, para tratar de ir más allá de los titulares y no quedarnos en lo superficial. Pero por la exposición continuada a noticias atroces (el genocidio en Gaza, seres humanos ahogados al migrar, feminicidios…), suele quedar en el grupo un poso de desolación. Es así como surge la gran pregunta: “¿Es el ser humano violento por naturaleza?” y es entonces cuando lanzo un argumento sencillo: si los seres humanos hubiésemos sido belicosos por naturaleza, nos hubiésemos extinguido ya hace tiempo. Pero de alguna manera, estamos auto-domesticados. Solo hay que salir a la calle para ser testigos de cientos de normas de comportamiento: respetar largas colas, sujetar la puerta a los demás, dejar salir antes de entrar… Pasa la ambulancia y, de pronto, como si se abriesen las aguas, hay camino libre. Son normas no escritas que hacen que nuestra convivencia con los desconocidos parezca controlada y modulada, a veces incluso resulta armoniosa.

Y no voy a mentir, hay veces que esta conversación deriva en relatos atroces sobre abusos, robos, humillaciones y demás ultrajes de los que han sido testigos o víctimas (pocas veces reconocen que, en alguna ocasión, también artífices). Pero incluso entonces, tengo otro recurso: el cubo de Rubik. Los seres humanos, explico, somos animales muy complejos. Ni somos inocentes ni corruptos, ni somos en esencia cooperativos ni competitivos, ni amables ni egoístas, ni buenos ni malos. Somos como un caleidoscopio, como un cubo de Rubik. Lo que nos hace humanos es esa capacidad, como seres sociables y morales, para negociar entre todas estas alternativas (David Graeber y David Wengrow 2022. El amanecer de todo. Una nueva historia de la humanidad. Ariel; pp. 150). De continuo, exploramos sobre nuestras propias motivaciones y sentimientos y, a la vez, elucubramos sobre los demás. Somos seres sociables y cooperadores, pero también podemos colaborar para competir. Es decir, tenemos una gran versatilidad cooperativa: negociamos y competimos en diferentes niveles y de diferentes formas; competimos para obtener colaboradores y colaboramos para competir. Pero es igualmente cierto que podemos llegar a ser altruistas, incluso en momentos crudos en los que nuestra supervivencia no está del todo garantizada, tal como asegura Rebecca Solnit en su libro Un paraíso en el infierno. Solnit afirma que cuando el orden social imperante fracasa temporalmente, surgen en respuesta multitud de “comunidades extraordinarias”, constituidas mediante la colectividad y la ayuda mutua. “Como cuando en plena pandemia de Covid hacíamos piña en la vivienda. ¿Os acordáis?”, les pregunto. Somos seres perceptivos y confusos. “Y mentimos muchísimo también. De verdad, creedme que no os miento”. Y con esta broma y alguna más, salgo del atolladero.

“Déjalo, hija. El ser humano no tiene remedio.”

Ahí estaba, frente a mi padre sin saber qué responder ante esa mirada inclinada que cavilaba, nublada de nostalgia. El ser humano no tiene remedio. ¿Qué decir? Todas y cada una de mis palabras iban a titubear como la más hipócrita. El cubo de Rubik se desmontó y cayeron las piezas al suelo. Yo quería gritarle que no, que no estaba de acuerdo, que el ser humano sí que tiene remedio, que somos animales especiales como ningún otro ser que pisó este planeta. Que hay alternativas, que alrededor de la resignación siempre merodean aves rapiñas. Pero hay veces que el silencio es la palabra que más suena. Mi mirada cayó bajo la mesa, y vi sus zapatos ya desgastados de tanto caminar con ellos.

Y fue días después que en mi caminar desenredé los pasos. Caminar por el campo o por el bosque, tiempo lento y sosegado, con calma para tomar el pulso a la vida y pensar. A veces esperanzada y la más de las veces, con paso rápido y frustrada. Quizás sea cierto que el ser humano no tiene remedio. Yo qué sé, quizás hay que conformarse y ser dócil ante la idea generalizada de que “el ser humano es un lobo para el ser humano”.

Y de pronto, mi compañero de caminatas paró mis pasos y me advirtió. Alcé alterados los ojos, furtivos, y lo vi: al lobo. Subía con prisa colina arriba, puesto que él ya nos había visto hacía un tiempo. Y de pronto, se paró y se volvió para echar una última mirada. Unos segundos nos miró para continuar su camino. El lobo que huye del más peligroso de los animales: el ser humano. “Siempre hay que echar una última mirada hacia atrás”, dije en alto. Y pensé: más peligroso que el lobo es la idea que tenemos sobre aquello que llamamos “la naturaleza humana”. Hay pocas ideas que tengan una influencia tan decisiva en el mundo como nuestra imagen del ser humano. Se han cometido y justificado demasiados crímenes humanos y ambientales en nombre de una idea negativa sobre la naturaleza humana.

¿Cómo se define, en realidad, la naturaleza humana? Y busco en los libros. Entendemos por “naturaleza humana” ese conjunto de características comunes a todos los seres humanos, independientemente de sus diferencias culturales. Nuestra idea sobre la naturaleza humana pretende esclarecer una verdad y suele cifrarse en los instintos o en el plasma germinal, en los genes.

Gracias a las redes sociales, he podido atender al imaginario y a los relatos más habituales que se utilizan para justificar las crueldades sistemáticas en distintas civilizaciones. Es común alegar que hasta hace poco (un abrir y cerrar de ojos en el tiempo evolutivo) los humanos sobrevivíamos como cazadores-recolectores y en luchas encarnizadas con otros grupos en competencia por los recursos, que la naturaleza y la vida se basan única y exclusivamente en la competición y en la selección natural o “la supervivencia del más apto”. Nada o casi nada hay sobre aquellas múltiples y extensas redes de colaboración y apoyo mutuo que hemos ido elaborando y manteniendo durante toda nuestra historia, aquellas por las que mantenemos una cultura compleja y acumulativa y altos niveles de diversidad genética. Y ya no digamos sobre la educación y el cuidado…

Los algoritmos de las redes sociales están programados para airear los contenidos más radicales, los que más nos impresionan y los que retienen más nuestra atención. Es una manera eficaz para vender los anuncios de quienes financian estas redes. Así pues, estos contenidos deben ser extremos y nada aburridos. Es decir, ni corrientes ni cotidianos, sino al contrario: excepcionales y llamativos. El tema del egoísmo, la violencia o la lucha encarnizada son los temas centrales. Estos contenido cuestionan la iniquidad y la debilidad humana y hacen referencia a la naturaleza humana como nuestros “bajos instintos”. Cuando hablamos de “bajos instintos” es como si nos deslizáramos a un “abajo” que en nuestro imaginario es un lugar peligroso, escabroso, mórbido y violento. Este recurso también lo utilizamos cuando decimos que “caemos” en el relativismo, en los “bajos fondos” de la sociedad e incluso en la economía que llamamos “sumergida”.

En general triunfa el argumento que planteó Richard Dawkins: que los genes también son egoístas, que actúan con codicia y sin escrúpulos, como una eficiente economía de mercado que resulta ser así algo “natural”, como naturalmente humana es la competencia y la codicia, la lucha perpetua por el beneficio propio. Cualquier atisbo de cooperación es solo un espejismo: en realidad, se trata de oportunismo. Todo lo que hacemos está orientado a los beneficios que podamos obtener de manera individual. Únicamente utilizamos los encuentros con el resto para satisfacer y maximizar los intereses propios.

Y así, tan enjaulada y difamada como está la naturaleza humana, ¿cómo hablar de nuestras capacidades? Si como planteó exitosamente Thomas Hobbes, el ser humano es un lobo para el ser humano, atendamos entonces a esas manadas gregarias y a sus técnicas de cooperación. Quizás, en esta huida hacia delante que propone, haya que echar una última mirada hacia atrás.

¿En qué consiste la humanidad?

El camino de la naturaleza humana no es inmutable, sino una posibilidad, un “llegar a ser” basado en la capacidad de llevar a cabo el proyecto cultural apropiado. De caminar siempre con los demás. No existe algo que podamos llamar “naturaleza humana” independiente de la cultura. ¿Tendría algún sentido preguntarnos si los tardígrados o los bonobos son buenos o malos por naturaleza? El antropólogo Tim Ingold en su artículo “Against Human Nature” (2006, Contra la naturaleza humana), asegura que “no hay forma de describir lo que son los seres humanos independientemente de las múltiples circunstancias históricas y ambientales en las que se convierten, en las que crecen y viven sus vidas”. El antropólogo Marshall Sahlins es más radical: la cultura es la naturaleza humana.

La palabra humano deriva de “humus”, tierra, pero también deriva de “humus” la palabra humildad. Ser humano también es debilidad, vulnerabilidad y, por lo tanto, cuidado. La especie humana se forjó en ese compromiso: la reproducción y el mantenimiento de la vida, y en reflexionar en conjunto y con ahínco sobre maneras de “vivir una vida que merezca la pena ser vivida”, en palabras de la antropóloga y educadora Yayo Herrero. A lo largo de nuestra evolución, el trabajo de cuidados o el reproductivo debió ser el impulsor de nuestro éxito como especie, ya que es condición existencial: todos los seres humanos necesitamos de cuidado para sobrevivir. Es el modo en que el ser humano se construye en su humanidad y persiste. Todos y cada uno de los seres humanos dependemos de los otros y de la naturaleza de la que somos parte para poder sostener nuestras vidas.

Y sin embargo, el trabajo reproductivo está relegado al espacio doméstico y es una tarea asumida históricamente por las mujeres. Y el caso es que la visibilización del cuidado en relación con la interdependencia y la vulnerabilidad contribuye a desmontar el ideario de la naturaleza humana que define al ser humano únicamente como egoísta, violento y desprovisto de afectos. Todo ser humano está conformado y depende de relaciones que lo conforman y le permiten sostener su vida. Ante seres que se saben comprometidos, responsables y a veces hasta subversivos, resulta más complicado regular y controlar desde arriba. Porque el mundo no está únicamente constituido por individuos aislados y racionales que compiten en el mercado, sino por redes de personas que satisfacen sus necesidades y las de los demás seres, entrelazadas en el cuidado en un mundo fértil en invenciones.

“Olvídate. El ser humano no tiene remedio.”

¿Era cierto lo que me dijo aita? La palabra “remedio” viene del latín remedium de mederi: curar, cuidar, pensar. Este es el remedio del ser humano. Debemos echar la vista atrás durante nuestra huida hacia adelante, antes de que sea tarde.

Fuente: https://ankulegi.hypotheses.org/7554

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Villena por la Paz llama a la desobediencia civil y a la objeción de conciencia frente a las guerras

Tortuga Antimilitar - 24 March, 2025 - 00:00

Redacción

Unas ochenta personas han secundado la convocatoria de la Plataforma Villena por la Paz en protesta por el genocidio en Gaza y el anuncio del incremento del gasto en armamento.

Desde las 12 y hasta cerca de las 13 h, frente al jardín de Salesianos, las personas asistentes han alternado música reivindicativa con la escucha de comunicados en los que se criticaba la impunidad con la que actúa Israel rompiendo el alto el fuego, la indiferencia de la Comunidad Internacional ante las masacres, la guerra en Ucrania, la amenaza de guerra en Europa y la preocupación por el incremento de la carrera de armamentos.

Señala la plataforma pacifista que, asumiendo que Europa debe tener una defensa disuasoria, ésta ya la tiene gastando millones en armas mucho más que Rusia: 280 mil millones frente a 110 mil millones. Y añade la necesidad de aclarar las cifras ante la propuesta de que España incremente sus gastos militares, ya que el gasto militar español ya pasó de 12 mil millones en 2021 a 19.723 millones de euros en 2024. Y que de aceptar el plan Rearmar Europa habría que incorporar 11 mil millones más.

Para las personas manifestantes es imposible asumir que en un mundo donde las mayores amenazas son la pobreza y el cambio climático, como ha demostrado la trágica Dana en Valencia, se orienten los gastos de defensa a elementos mortíferos que no contribuyen a mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía.

Por eso la Plataforma Villena por la Paz insiste en apostar por la resolución pacífica de conflictos, advierte que el belicismo que se alimenta desde instancias poderosas trae peores consecuencias, da más alas a la extrema derecha y va en contra de la población trabajadora y del medio ambiente. Considera que cualquier decisión debe partir de mesas de encuentro entre las partes, con personas expertas en mediación internacional y dando voz en ellas a la sociedad civil que debería estar activa siempre antes, durante y tras el conflicto.

Tras exigir el alto el fuego en Gaza y Ucrania, el fin del comercio de armas con Israel y un acuerdo negociado para una paz justa, la concentración ha terminado con la lectura del poema pacifista “No, no daré a mis hijos”, llamando a la desobediencia civil y a la objeción de conciencia frente a las guerras.

Por: Plataforma Villena por la Paz

https://elperiodicodevillena.com/vi...

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Maldigo al estado de Israel

Tortuga Antimilitar - 24 March, 2025 - 00:00

Maldigo al estado de Israel, al estado okupa y criminal, a las sanguijuelas sedientas de sangre que lo dirigen, a esa cúpula de canallas y racistas que disfrutan golpeando y humillando sin piedad a quienes han despojado de las tierras que legítimamente les pertenecen.

Maldigo al gobierno estadounidense, a Joe Biden y al payaso psicópata que lo preside en la actualidad, así como a su cohorte de lacayos, por apoyar de manera entusiasta -económica, militar y políticamente- el genocidio. Me permito decir en voz alta que el país que históricamente se ha erigido en líder del mundo libre no es más que una maquinaria burda y abyecta de poder, mucho más abyecta, por su hipocresía, que Rusia, China o Corea del Norte.

Maldigo a los cobardes gobiernos europeos, a los que la muerte de 18.000 niños inocentes ni siquiera les ha dado valor para un mínimo gesto de protesta, como dejar de suministrar armas al agresor o romper relaciones diplomáticas. Toda la supuesta superioridad de nuestros valores occidentales ha quedado reducida a la apestosa evidencia de nuestra indignidad moral.

Maldigo a los ciudadanos que han votado a esos gobiernos, a los que han permanecido impasibles ante el horror o lo han justificado, a los que miran para otro lado. No valen las excusas, pues si todas las capitales de los países democráticos hubieran quedado colapsadas de ciudadanos exigiendo el alto el fuego las cosas tal vez hubieran sido diferentes.

Gaza representa «el primer genocidio de la historia en el que las víctimas difunden su propia destrucción en tiempo real con la esperanza desesperada –y hasta el momento infructuosa– de que el mundo haga algo». Todos somos culpables, en mayor o menor medida, de no haber atendido a esa llamada.

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La otra guerra que también recordamos (y denunciamos) este mes: Kivu (Este de El Congo)

Tortuga Antimilitar - 24 March, 2025 - 00:00

Como bien sabemos, los de Ucrania e Israel no son los únicos conflictos bélicos que asolan a la humanidad. Queremos aprovechar estas convocatorias para recordar otros escenarios igualmente destructores de la vida y dignidad humana y la naturaleza, que no se suelen nombrar en los medios de comunicación.

Hoy vamos a hablar brevemente sobre la guerra en la región de Kivu, al Este del congo, la cual se ha recrudecido en los últimos meses.

Las regiones de la República Democrática de El Congo en su frontera Este, Kivu Norte y Kivu Sur, constituyen una de las zonas mineras más ricas del planeta, si no la más. Cobre, cobalto, coltán, diamantes, oro, litio y otros son los culpables de que este territorio se mantenga en una guerra perpetua desde los tiempos del colonialismo hasta la actualidad. Desde hace décadas, diversas guerrillas de índole independentista operan en la región bajo el impulso y el paraguas de la vecina Ruanda, un país que se autodefine como "el Israel de África". Ruanda está gobernada desde la crisis de los Grandes Lagos por un sanguinario régimen apoyado por Estados Unidos, Israel y algunos países de la Unión Europea, como Alemania y Francia. El objetivo de todos estos agentes es que sus empresas transnacionales de la multielectrónica se hagan con el control de las preciadas materias primas de los yacimientos del Kivu congoleño. Para ello se ha alimentado durante todo este tiempo una guerra pepetua en el Congo, país que quisieran ver balcanizado y dividido en pequeños estados, guerra que ha provocado el que está considerado mayor genocidio de nuestro tiempo, causante de la muerte de más de cuatro millones de seres humanos.

A principios de enero de 2025, el grupo insurgente M23, integrado por tutsis procedentes de Ruanda y con el apoyo de hasta 4.000 militares regulares de dicho país, violando el acuerdo de tregua entre Congo y Ruanda, inició una ofensiva en la región de Kivu Norte enfrentándose a las tropas congoleñas estacionadas en la zona. En un avance fulgurante y tras cruentos combates, conquistaron buena parte de las localidades de la región y su capital, Goma, una ciudad de dos millones de habitantes, la mayoría de ellos refugiados de las fases anteriores de la guerra. Tras hacerse con el control de Goma, las tropas insurgentes han ampliado sus conquistas, dirigiéndose tanto hacia el Norte, como hacia el Sur con el objeto de tomar Bukavu, la capital de Kivu Sur, de un millón de habitantes, la cual cayó el pasado 15 de febrero. Tras estas conquistas, tanto Kivu Norte como Kivu Sur con todos sus recursos minerales, están ahora bajo el control de Ruanda y sus guerrillas satélite. Cabe destacar que en la región hay tropas multinacionales estacionadas, tanto cascos azules de la ONU, como tropas de la SADC (Comunidad de Desarrollo del África Austral), las cuales se están retirando tras sufrir bajas y habiendo demostrado, una vez más, la escasa utilidad de este recurso militar como herramienta de garantizar la paz.

Se calculan cerca de diez mil muertes en combate en menos de tres meses. Médicos Sin Fronteras, que opera en la zona, alerta del desplazamiento de hasta 400.000 personas solo en el mes de enero (desde 2002, se calculan casi tres millones y medio de desplazados). Una vez más se vuelve a informar de empleo de la violación masiva de mujeres como fórmula para sembrar el terror entre la población civil.

En Kivu, como en Ucrania y Palestina, es urgente y necesario que la vida y la dignidad humana recuperen su verdadero valor. Esta tragedia nos ayuda a darnos cuenta de las consecuencias directas del injusto y violento orden político y económico en que vivimos. Nos permite descubrir que estamos en manos de gobernantes sin escrúpulos que no dudan en desestabilizar estados, apoyar dictaduras y organizar guerras para que las empresas de nuestros países puedan hacer buenos negocios. Que el sistema económico en el que vivimos se basa en la muerte y la destrucción. Que hay una relación clara y directa entre la guerra de otros y nuestro bienestar, entre el genocidio y el hecho de que disfrutemos, por ejemplo, de nuestras aplicaciones cibernéticas, a salvo, en nuestro tranquilo mundo.

Por ello, es preciso el compromiso con las luchas y esfuerzos que tratan de superar este orden injusto y homicida que convierte a tantos lugares del mundo en ámbitos de muerte y destrucción.

Por un mundo sin guerras, sin expolio económico, sin injerencias externas. Con tolerancia, entendimiento, empatía y cooperación entre personas, pueblos, étnias, religiones y culturas. Con respeto al medio ambiente, a la vida. Por un mundo en Paz.

Ver también:

Otras guerras que también recordamos: Guerras y conflictos de los que no suele hablarse en los informativos

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Ilan Pappé: “La historia juzgará a los medios occidentales por ser cómplices de los crímenes cometidos por Israel”

Tortuga Antimilitar - 23 March, 2025 - 00:01

Patricia Simón

Ilan Pappé (Haifa, 1954) es uno de los historiadores israelíes más reconocidos. Precisamente por haber desmontado las principales mentiras sobre las que Israel ha construido su historia. Ahora, tras ser una de las voces internacionales más incansables en la denuncia del genocidio de Gaza, publica Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina (Capitán Swing, 2025) en la que recuerda cómo la limpieza étnica de los palestinos no comenzó en 1948, sino en la década de 1920, cuando el Mandato Británico en Palestina permitió que grupos sionistas se armasen y formasen un grupo paramilitar con el que expulsar a los campesinos palestinos de sus tierras, empobreciéndoles y condenándoles a vivir en arrabales chabolistas como desplazados.

En este nuevo libro, fundamental para recordar cómo la violencia sionista ha podido desembocar en un genocidio, Pappé también explica cómo Europa y Estados Unidos apoyaron la creación del Estado judío en Oriente Próximo, antes del Holocausto, precisamente por su antisemitismo, para vaciar su territorio de judíos. Pappé destaca que la propaganda sionista de finales del siglo XIX ya presentaba a los palestinos como extranjeros en una tierra que pertenecía a los judíos desde el Antiguo Testamento. Pero, sobre todo, el ensayista desmonta dos de las falacias más difundidas por el sionismo: que Palestina no tenía identidad nacional propia antes de 1948 y que el conflicto es entre judíos y musulmanes, cuando los cristianos palestinos siempre han desempeñado un rol fundamental en el movimiento por una Palestina árabe.

El también profesor de Historia diferencia el colonialismo clásico, que busca crear súbditos leales a la metrópolis, del asentamiento de colonos practicado por Israel, que busca “sustituir por completo la sociedad nativa por la sociedad del colonizador”. Y para ello, fuerza su éxodo o la aniquila: “El proceso no se limita a la fuerza bruta. Los colonos borran la historia de las sociedades nativas y la remontan a la época de su llegada. Las viejas costumbres desaparecen y los colonos se apropian de la comida autóctona. En resumen, la tierra no está vacía y por eso los colonos la vacían”, escribe. En este sentido, recuerda que precisamente son los fundamentalistas cristianos de Estados Unidos el grupo de presión proisraelí más importante y el que defiende “la anexión y judeización por parte de Israel de la Cisjordania ocupada”.

En 2007, Pappé tuvo que exiliarse, junto a su familia, a Reino Unido por las amenazas que recibía en Israel por su trabajo. Desde entonces, es profesor de la Universidad Exeter. Nos atiende por videoconferencia horas después de que el presidente estadounidense Donald Trump publique en sus redes sociales un vídeo creado con Inteligencia Artificial, delirante y criminal, sobre sus planes para la Franja de Gaza.

¿Le da credibilidad al anuncio de Trump de desplazar forzosamente a los dos millones de habitantes de Gaza a otros países y convertir la Franja en un resort de lujo?

No creo que sea posible, no creo que Egipto y Jordania lo acepten, ni, desde luego, que los palestinos lo acepten. Pero el anuncio en sí es muy peligroso y va a generar mucho sufrimiento porque supone un fuerte respaldo a las fuerzas políticas de Israel que creen que se trata de una solución ideal, les transmite la sensación de que hay un apoyo internacional para hacer lo que antes deseaban pero dudaban si realmente podrían llevarlo a cabo. Son las mismas fuerzas políticas que han abogado ante Trump por la limpieza étnica de los palestinos no sólo de la Franja de Gaza, sino también de Cisjordania. En los últimos días, Israel ha realizado una limpieza étnica de 40.000 personas que vivían en campos de refugiados de Cisjordania. Y esto ha sido posible gracias al apoyo de Trump.

Durante los quince meses en los que Israel ha ejecutado un genocidio en Gaza, la inmensa mayoría de los medios israelíes no han mostrado una sola imagen de las víctimas de la Franja y los pocos que lo han hecho, como Haaretz o +972, están siendo perseguidos por el Ejecutivo de Netanyahu. Pero, más allá de los medios israelíes, ¿qué responsabilidad tiene la inmensa mayoría de los medios occidentales en la impunidad de Israel y en sus crímenes de lesa humanidad?

Creo que los medios occidentales desempeñan un papel crucial al no cubrir de manera veraz y profesional la verdad de lo que está ocurriendo. Conocemos todos los nombres de los rehenes israelíes, pero la mayoría de ellos no ha recogido el nombre de uno solo de los bebés palestinos asesinados. Eso contribuye a la deshumanización y demonización de los palestinos y a la impunidad de Israel para continuar con sus políticas de genocidio, limpieza étnica y opresión. La historia juzgará a los medios occidentales por ser cómplices de los crímenes de lesa humanidad cometidos por Israel, por no denunciarlos y por ser portavoces de la narrativa del opresor, utilizando su lenguaje, sus afirmaciones y sus argumentos.

Esto ha provocado que en el Sur Global terminen de perder la confianza en los medios occidentales. Por ejemplo, la BBC, que se emite en 41 idiomas, lo que significa que espera ser respetada como una fuente veraz de información, ha realizado una cobertura escandalosa sobre el genocidio de Gaza. Por ello, ahora es percibida con suspicacia en el mundo árabe y en el musulmán. Los medios occidentales pagarán su desastrosa cobertura del genocidio de Gaza.

Usted ha sufrido amenazas contra su vida y todo tipo de acoso por su trabajo. ¿Cómo está viviendo los ataques contra la Relatora Especial para los Territorios Ocupados, Francesca Albanese, incluyendo las acusaciones de antisemitismo?

Francesca es una buena amiga mía y no es, en absoluto, antisemita. Todas esas acusaciones se deben a que dice la verdad sobre lo que ocurre en Palestina, que es una realidad muy dura. Pero no van a conseguir que deje de hacer su trabajo. Es muy triste ver que, como no pueden refutar sus informes y análisis con pruebas y hechos, se dedican a atacarla. Es algo que sufren muchos académicos, observadores y activistas valientes que conocen la situación de Palestina y sienten el deber de decirle al mundo lo que sucede. Los profesionales que tienen talento y éxito son los más acusados de antisemitismo porque es la única forma que tienen de socavar el mensaje importante que transmiten.

Yo esperaba que las Naciones Unidas protegieran y defendieran más a Francesca Albanese, pero igualmente no se va a dar por vencida. Su trabajo es muy importante, sus informes serán aún más importantes en los próximos años y los historiadores los utilizarán para entender lo que sucedió. Francesca Albanese será recordada como alguien que estuvo en el lado correcto de la historia.

¿Cómo nos afecta al resto del mundo la impunidad de Israel, la normalizacion de sus crímenes de lesa humanidad como el genocidio, la ocupación, el régimen de apartheid, la limpieza étnica…?

Creo que es una demostración, especialmente para la gente del Sur Global, de la hipocresía y del doble rasero de Occidente: si quienes cometen crímenes de lesa humanidad y de guerra son sus aliados, no los critica. La actitud occidental hacia Gaza tendrá un enorme impacto en la validez del sistema judicial internacional, de las organizaciones internacionales y en la capacidad de la comunidad internacional para hacer frente de manera conjunta a los grandes desafíos globales como son el calentamiento global, la pobreza, el hambre. Asuntos que no se pueden solucionar sin cooperación ni justicia internacional. Con lo que ha ocurrido con el genocidio de Gaza, la gente ahora no cree en todo este sistema de justicia internacional porque no solo no se ha empleado para defender a los palestinos, sino que se ha usado como escudo para proteger a quienes los atacan. Es muy preocupante para la cooperación mundial en el futuro.

Usted ha explicado que los neonazis, los neofascistas y la extrema derecha son los grandes aliados de Israel porque, aunque sean antisemitas, ahora son, ante todo, islamófobos y antiárabes. Teniendo en cuenta que gobiernan en Estados Unidos y que nunca han estado tan fuertes en muchos parlamentos europeos, ¿dónde podemos ver la esperanza para el pueblo palestino?

Todos deberíamos aspirar a la descolonización de la Palestina histórica. Y debemos impulsar la construcción un sistema político democrático que se base en la igualdad, la democracia y los derechos humanos y civiles, lo que no es el caso ahora mismo. Y la mejor estructura política para respetar estos valores es un único Estado democrático. La élite política mundial y muchos políticos palestinos siguen fascinados con la solución de los dos Estados. No estoy seguro de que sea lo que quiere la mayoría de los palestinos y no podemos saberlo porque ahora mismo no tenemos una organización de liberación democrática, pero estoy seguro de que la tendremos algún día.

No veo ninguna forma de avanzar si no respetamos el principio de igualdad, lo que incluye el derecho al retorno de los refugiados. Y la única estructura política que puede garantizar este tipo de igualdad sería un maravilloso Estado protector entre el río Jordán y el Mediterráneo. Y es en lo que deberíamos esforzarnos porque incluso los opresores tampoco tienen más futuro que el de la guerra y la violencia. Un Estado democrático, que acabase con el apartheid y las opresiones, podría normalizar la vida tanto de los palestinos como de los israelíes.

Lleva tiempo advirtiendo de que la limpieza étnica que Israel está cometiendo ahora en Cisjordania probablemente continúe con un intento de anexión del 60% de su territorio, la llamada zona C. Además, alerta de que es posible que la limpieza étnica se extienda a los israelíes palestinos, es decir, palestinos con ciudadanía israelí. ¿Qué rol puede jugar este sector de la población en los próximos años?

Suelen ser los olvidados y aunque no sufren un genocidio como en Gaza, ni son objeto de limpieza étnica como los palestinos de Cisjordania, están bajo un régimen muy opresivo. No tienen libertad de expresión. Los israelíes permiten que las bandas criminales los aterroricen dentro de sus propios pueblos y barrios. Cada vez que muestran compasión por los palestinos –a veces, son sus propios familiares– se arriesgan a ser despedidos de sus trabajos o encarcelados. Y creo que su situación va a empeorar porque la élite política actual no sólo quieren deshacerse de los palestinos de Cisjordania y de la Franja de Gaza, sino también de los dos millones de palestinos que viven en Israel. Cree que tienen una oportunidad histórica para construir un Estado judío sin apenas palestinos Por tanto, es una comunidad en peligro.

Por otro lado, pueden desempeñar un papel muy positivo. Si finalmente vamos en la dirección correcta, hacia la reconciliación, serán los únicos palestinos que conocen bien a los israelíes, no solo en su condición de soldados o colonos. Son personas que ha vivido con los israelíes durante 75 años. Tienen negocios conjuntos y hablan el hebreo. Podrían ser un puente muy importante para reconstruir la relación entre las dos comunidades en el futuro. Me gustaría que desempeñaran un papel muy importante en la redefinición de la Organización de Liberación de Palestina para crear un órgano más representativo que realmente pueda abrir el camino hacia un futuro menos violento, más estable y más prometedor que la realidad actual.

Netanyahu está intentando involucrar a Trump en una guerra contra Irán; el Ejército sionista sigue bombardeando Siria e incumpliendo el alto el fuego libanés… ¿El primer ministro israelí no va a parar hasta hacer arder Oriente Próximo?

Su objetivo no es prender fuego a la región, sino mantenerse en el poder. Si para mantenerse en el poder, Netanyahu necesita prender fuego a la región, lo hará. Y no tiene límites en cuanto a lo lejos que sería capaz de llegar si cree que le va a permitir seguir en el poder. Si cree que una guerra contra Irán le permitirá librarse del caso de corrupción que hay en su contra, lo hará porque, además, cree que eso lo restablecería como el gran general y el gran líder ante la opinión pública.

Por eso, me preocupa mucho que su ambición personal de mantenerse en el poder le cueste la vida a muchísima gente.

Sostiene que estamos ante el principio del final del sionismo. ¿Por qué?

Porque estamos viendo procesos que desintegran la sociedad judía israelí. En primer lugar, hay una gran lucha entre los judíos seculares y los judíos religiosos. Tiene muy poco en común. Muchos de quienes creían que, al menos, la sociedad judía debía ser liberal y democrática, se están marchando de Israel y no esperan poder volver. Y cuanto más derechista y neosionista sea la política de Israel, mas aislado se irá quedando el país y más problemas económicos tendrá. Todos los países depende del resto del mundo, ninguno puede valerse por sí mismo. De hecho, tampoco su Ejército es tan poderoso como pensábamos. Recordemos que el Ejército sionista lucha contra movimientos guerrilleros, que no tienen aviones ni tanques, y no los derrotó por completo. Se trata de ejército que emplea miles de soldados para derrotar a un pequeño número de jóvenes palestinos en Cisjordania.

La comunidad internacional está aislando a Israel, lo que puede afectar también a los gobiernos en el futuro. Así que nos encontramos ante un proceso largo pero parece evidente que no es un Estado viable si se basa en la premisa de que para existir necesita estar permanentemente en guerra y ganarla. Y mucha gente en Israel considera esta opción muy peligrosa y no quiere formar parte de ella porque nadie les ofrece la paz sino la promesa política de que siempre ganaremos la guerra.

¿Y que significa ganar? Vemos una debilidad del Ejército, una debilidad económica enorme, un aislamiento, una división entre las comunidades judías y al hecho de que los palestinos siguen allí y no van a abandonar su lucha. Todos estos procesos destructivos de Israel terminen desembocando en un vacío político. Quizás lo podrían llenar los jóvenes, quién sabe. Pero lo que está claro es que estamos ante el principio del fin del sionismo, lo que no sabemos es cuándo y cómo.

¿Cuáles son las estrategias más eficaces para defender, desde la sociedad civil, los derechos humanos del pueblo palestino?

Lo más importante es deshacernos de la idea de que el papel de la comunidad internacional es mediar o ayudar a las dos partes a encontrar una solución. No. El papel de la comunidad internacional es defender a los palestinos porque tenemos un gobierno en Israel que quiere aniquilarlos. Especialmente, Europa occidental ha de acudir al rescate de los palestinos y defenderlos porque fue la que creó este problema y la que permite que siga existiendo. Por supuesto, sería útil que se unieran también otras gobiernos del mundo, porque para el futuro del mundo necesitamos el fin de la violencia en Palestina. Lo necesitamos para poder avanzar y hacer frente a otros desafíos.

Fuente: https://www.lamarea.com/2025/02/28/...

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El impacto ambiental de las guerras: una amenaza que perdura a largo plazo

Tortuga Antimilitar - 23 March, 2025 - 00:00

Javier Yanes

En la madrugada del 6 de junio de 2023, una o varias explosiones fracturaron la presa ucraniana de Kakhovka, controlada por Rusia desde el primer día de la invasión que dio origen a la guerra actual. La riada incontenible del embalse anegó poblaciones y granjas, destruyó infraestructuras y causó un número indeterminado de víctimas. Vueltas ya las aguas a su cauce, queda sin embargo un daño menos visible pero perdurable, el medioambiental, como analiza un estudio publicado en la revista Science.

Podría parecer que, frente al coste en vidas humanas de una guerra, hablar de su impacto ambiental es casi una frivolidad. Pero escriben los autores del nuevo trabajo, dirigido por el Leibniz Institute of Freshwater Ecology and Inland Fisheries en Berlín: “Aunque la atención de los medios se centró en los impactos inmediatos de las inundaciones en la economía, la sociedad y la política, nuestros resultados muestran que la contaminación tóxica en los sedimentos expuestos del antiguo lecho del embalse supone una amenaza, a largo plazo y largamente ignorada, para el agua dulce y los ecosistemas marinos y de estuarios”.

El granero de Europa, contaminado

El análisis calcula que el vaciado del embalse expuso al aire sedimentos que contenían más de 83 000 toneladas de metales pesados de origen industrial, como plomo, cadmio, níquel, cinc y otros, a los que se sumaba la contaminación por nitrógeno y fósforo procedente de la agricultura. Una pequeña parte de este sedimento, unos 780 000 metros cúbicos, fue dispersada por las aguas, que además arrastraron unas 450 toneladas de combustibles de la central hidroeléctrica de la presa y de las gasolineras anegadas.

Además de los efectos inmediatos de la riada en las tierras atravesadas por el río Dniéper hasta su desembocadura en el mar Negro, esta “bomba tóxica de relojería”, como los autores la denominan, “puede tener consecuencias negativas en diferentes sistemas del organismo humano”, dice a SINC la primera autora del estudio, Oleksandra Shumilova; “por ejemplo, los metales pesados pueden causar cáncer, trastornos congénitos, daños al sistema nervioso o al endocrino y muchos otros”. No debe olvidarse que a Ucrania se la considera el granero de Europa, o al menos así era antes de la guerra.

Hambre, pobreza y enfermedad

“Es cierto que en la guerra la primera prioridad urgente es la necesidad humanitaria, la conservación de la vida, la salud y el bienestar de los civiles afectados”, comenta a SINC el geocientífico ambiental Jonathan Bridge, de la Universidad de Sheffield Hallam, que no ha participado en el nuevo estudio pero ha investigado la contaminación de los suelos provocada por la guerra civil en Siria. “Pero el impacto ambiental no debe ignorarse”.

Bridge explica que estos efectos se manifiestan de forma inmediata: la destrucción de las infraestructuras de agua, saneamiento e higiene extiende una polución que conduce “al hambre, la pobreza y la enfermedad entre la gente que ya ha sido desplazada por el conflicto”, dice, citando como ejemplo el brote de cólera en el noroeste de Siria desde 2022.

Pero Bridge subraya el “legado duradero después de la guerra”, una degradación medioambiental que dificulta la recuperación una vez que el conflicto ha terminado, afectando a los recursos naturales, la agricultura y otras necesidades y actividades. “En resumen, sin una consideración adecuada del medio ambiente en la guerra y en la construcción de la paz, los costes humanos y económicos de la guerra se prolongan e intensifican”.

Recuerdos de guerras pasadas

Un claro ejemplo de cómo la amenaza de estas secuelas sigue presente durante generaciones se encuentra entre el noroeste de Francia y Bélgica. Allí se concentraron algunas de las batallas más largas y cruentas de la Primera Guerra Mundial, el primer conflicto a gran escala donde se emplearon masivamente explosivos de producción industrial y armas químicas.

Ciertas áreas siguen tan contaminadas que permanecen vedadas, como la llamada Zona Roja de Verdún, donde persisten hasta 300 bombas sin explotar por hectárea y hasta 176 gramos de arsénico por kilo de suelo, una polución que mata el 99 % de la vida vegetal. Las estimaciones hablan de siglos hasta que estas áreas vuelvan a ser seguras.

No hay guerra que no haya dejado su legado tóxico. Los supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki sufrieron leucemias y otras enfermedades. Hoy estas ciudades japonesas son seguras, pero no así las regiones de Vietnam donde EE UU esparció el agente naranja. Las dioxinas que contenía este herbicida y defoliante son contaminantes orgánicos persistentes que aún siguen presentes en la leche materna y en la sangre de la población vietnamita, y que se han asociado con defectos congénitos y alteraciones celulares.

Los países pobres, más afectados

El caso de Vietnam ilustra cómo son los países en desarrollo los que se llevan la peor parte. “Vemos efectos en la salud de la exposición materna a los restos tóxicos de la guerra, y acceso limitado a tierras cultivables, lo que causa inseguridad alimentaria y malnutrición”, cuenta a SINC Stacey Pizzino, de la Universidad de Queensland, experta en salud pública relacionada con desastres y guerras, que no ha participado en el estudio de Ucrania.

En Irak, los altos niveles de titanio y magnesio encontrados en los niños por los residuos de la guerra se han relacionado con un aumento en los trastornos neurológicos. En Gaza, incluso antes del actual conflicto ya se informó de la presencia de metales pesados en madres y recién nacidos, junto con defectos congénitos por exposición al fósforo blanco y otros contaminantes.

La polución se extiende más allá de las regiones devastadas por la guerra. En 2006 el bombardeo israelí de una central de energía en Líbano vertió 110 000 barriles de petróleo al Mediterráneo, causando un desastre ambiental. La ONU investiga el impacto de la actual guerra de Gaza, en la que cada día se vierten al suelo y al Mediterráneo 100 000 metros cúbicos de aguas residuales.

El cambio climático agrava el problema

Las regiones que han sufrido la guerra dejan a las comunidades más vulnerables a otros daños, como los provocados por el cambio climático.

“En comunidades postconflicto donde la infraestructura todavía se está recuperando, los impactos de fenómenos meteorológicos extremos son complejos”, dice Pizzino. “En Libia, en 2023, hubo inundaciones sin precedentes e informes de minas terrestres en las aguas después de la tormenta Daniel”.

Al menos, este ya no es un problema tan ignorado. Según Bridge, desde comienzos de este siglo se ha disparado el número de estudios sobre el impacto ambiental de las guerras. Organizaciones como la británica Conflict and Environment Observatory (CEObs) se centran específicamente en ello, y en 2022 Naciones Unidas aprobó una resolución sobre protección del medio ambiente en relación con los conflictos armados. En la cumbre del clima COP28 de 2023, celebrada en Emiratos Árabes Unidos, se abordó por primera vez esta cuestión.

Regresando a Ucrania, la voladura de la presa de Kakhovka no es el único perjuicio ambiental; otros expertos están estudiando los múltiples daños que dejará la guerra. El estudio sobre la presa predice que en dos años se recuperará la biodiversidad en las zonas anegadas, y que en cinco años se restaurará un 80 % de las funciones de los ecosistemas.

En cuanto a los metales pesados, para los autores la solución más viable es la biorremediación con plantas que absorban los contaminantes. Pero añaden: “Cualquier plan para la recuperación de los ecosistemas acuáticos de Ucrania dañados por el conflicto requiere que la guerra termine”.

Referencia:
Shumilova, O. et al., “Environmental effects of the Kakhovka Dam destruction by warfare in Ukraine”, Science (2025)

Fuente: https://www.agenciasinc.es/Reportaj...

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Anarquistas verdes en las trincheras de Zaporiyia

Tortuga Antimilitar - 23 March, 2025 - 00:00

Pablo Batalla
Periodista

No sabía de qué escribir esta semana y entonces mi amigo K. me pasó un tuit. En inglés, sobre Ucrania. Decía: «Green anarchist fighters from the eco platform unit fighting russian invaders in Zaporizhia». O sea: «Luchadores anarquistas verdes de la unidad de la plataforma ecológica combatiendo a los invasores rusos en Zaporiyia». Me quedé maravillado. Siempre me maravillan los sitios pequeñitos en los que, como por arte de magia, cabe el mundo, una época, el Zeitgeist. Aseguraba san Agustín que Dios podía hacer que el océno entero cupiera en un pequeño pozo en la arena de la playa. Y hay veces que pasa un poco eso, y he ahí este tuit que en 13 palabras, 91 caracteres, condensa el gran quilombo de nuestra era.

Me entretuve efectuando una especie de análisis parecido al sintáctico y el morfológico que hacíamos en clase de lengua en el instituto, pero en este caso enfocado a discernir a partir de qué época ha sido posible decir cada una de las palabras de esa asombrosa oración. Anarquía aparece ya en la Antigua Grecia, pero anarquismo parece que fue Proudhon el que lo utilizó por primera vez. Siglo XIX, pues; y, más allá de aquel primer uso individual, solo a finales de la centuria aparecieron los primeros grupos que se autoetiquetaban así, como «anarquistas». Más o menos por las mismas fechas, aparecía, en Alemania, la palabra ökologie, «ecología», acuñada, en este caso, por el naturalista Ernst Haeckl. No he podido averiguar cuándo aparece ecologismo, pero intuyo que mucho más tarde, supongo que en los setenta u ochenta del siglo XX, cuando germina realmente el movimiento así llamado. Y también supongo que no ha sido hasta ya entrado el siglo XXI que alguien se haya denominado anarquista verde. Pero russian invaders podría estar escrito en un pergamino de hace medio milenio.

Así es nuestra era, la «era del centrifugado», dice Fernando Hernández Sánchez; una furia informe de tiempos entremezclados, la ruina amontonada que horrorizaba al Ángel de la Historia imaginado por Walter Benjamin. Russian invaders y drones nucleares, anarquistas verdes y trincheras en las que miles de desgraciados mueren embadurnados de barro, sangre y mierda llamando a su madre, igual que en cualquier guerra de cualquier momento y lugar de Gilgamesh para acá. Los países bálticos acaban de retirarse de la Convención de Ottawa contra las Minas Antipersona. Las minas son modernas, pasaron a ser antiguas y ahora son nuevas otra vez, ya el futuro y no el pasado. Y hay que sentir horror, y desde luego preocupación, y hay que no estar a favor, pero uno también comprende que en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia hayan visto pelar las barbas kievitas, y entonces pongan las suyas a remojar. Quién le dice a un señor de Tallin, a una señora de Gdansk, que no hay que preocuparse de los russian invaders. Quién les convence ahora de que no pongan las minas; de que si llegan los ruskis como llegaron a Ucrania, Estados Unidos correrá a defenderles, a apoyarles correrá una UE incapaz de tirarle de las orejas a Víktor Orbán.

Somos habitantes de un tremebundo desastre, de la lluvia de escombros de la ruina explosiva de una época terminada, todo cambia rabiosa e impredeciblemente de semana en semana. Suecia abandona dos siglos de obstinada neutralidad y entra con entusiasmo en la OTAN. Un tiempo en que pasa eso no es tiempo para aferrarse a las certezas cadáver del tiempo anterior. Pensamos y discutimos si OTAN sí u OTAN no como si fuera 1986 y a lo mejor es Estados Unidos el que se va de la OTAN. En Canadá ya se teoriza cómo organizar la resistencia a una eventual invasión estadounidense y qué guerrillas podrían organizarse en los bosques de Alberta y las orillas del Athabasca: no es aún probable que pase, pero no es ya imposible, los expertos ya están en ello porque estratega precavido vale por dos. «Antes, la tarea de los autores de ciencia-ficción era intentar anticipar el futuro. Eso ha cambiado. Ahora su tarea es intentar comprender el presente», decía hace unos años William Gibson.

Luchadores anarquistas verdes de la unidad de la plataforma ecológica combatiendo a los invasores rusos en Zaporiyia.

Una catedral destruida ya no puede llamarse catedral; no tiene sentido llamar girola, capilla, ábside, nártex a sus escombros indistinguibles. De la misma forma no podemos nosotros porfiar en seguir viviendo en habitaciones políticas que se han volatilizado, en seguir tapándonos con mantas léxicas que se han convertido en carbonizados jirones. Hay que repensarlo todo, acuñar nuevas etiquetas, tener nuevas posiciones, las vamos teniendo ya, las nuevas posiciones van tomándose de hecho, escondidas y confundidas tras las palabras de siempre, las banderas de antaño y los viejos discursos, convertidos en un tronco vacío que ya no sostiene un árbol, sino un hormiguero, un avispero, una guarida de ratas. La corteza es la misma, pero el objeto no. De la misma forma decir las mismas cosas que en el ochenta y seis no es realmente decir las mismas cosas, aunque ni una coma haya cambiado de sitio.

Fuente: https://www.publico.es/opinion/colu...

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Día 24 de marzo

Tortuga Antimilitar - 23 March, 2025 - 00:00

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Científicos contra el rearme: Un manifiesto

Tortuga Antimilitar - 22 March, 2025 - 00:00

En 1955 se lanzó el manifiesto de Russel-Eisntein, en medio de la Guerra Fría. Lamentablemente, sigue siendo necesario ahora también, y se ha puesto en marcha una iniciativa similar en la comunidad científica europea.

Si quieres sumar tu apoyo:

https://forms.gle/QF1xULhzP8bwfJZ2A

9 de marzo de 2025

Como científicos -muchos de nosotros implicados en campos en los que se desarrolla tecnología militar-, como intelectuales, como ciudadanos conscientes de los riesgos globales actuales, creemos que hoy es obligación moral y cívica de cualquier persona de buena voluntad alzar su voz contra la llamada a una militarización europea, e instar al diálogo, la tolerancia y la diplomacia. La militarización brusca no preserva la paz; conduce a la guerra.

Nuestros dirigentes políticos dicen estar dispuestos a luchar para defender los supuestos valores occidentales que consideran en juego; ¿están dispuestos a defender el valor universal de la vida humana? Los conflictos en el mundo van en aumento. Según las Naciones Unidas (2023), una cuarta parte de la humanidad vive en zonas afectadas por conflictos armados. La guerra entre Rusia y Ucrania, subvencionada por los países de la OTAN con la justificación de «defender los principios», está dejando tras de sí un saldo estimado de un millón de víctimas. El riesgo de genocidio de palestinos por parte del ejército israelí respaldado por el Occidente global ha sido reconocido por el Tribunal Internacional de Justicia. En África se están desarrollando guerras brutales, como en Sudán, o en la República Democrática del Congo, alimentadas por los intereses en los recursos minerales de África. El «Reloj del Juicio Final del Boletín de los Científicos Atómicos», que cuantifica los riesgos de una catástrofe nuclear mundial, nunca registró un riesgo tan alto como hoy.

Asustada por el ataque ruso a Ucrania y por el reciente reposicionamiento de Estados Unidos, Europa se siente marginada y teme que su paz y su prosperidad corran peligro. Los políticos reaccionan de forma miope con un llamamiento a movilizar, a escala continental, una cantidad colosal de recursos para producir más herramientas de muerte y destrucción. El 4 de marzo de 2025, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dio a conocer el «Plan Rearmar Europa», afirmando que «Europa está preparada y es capaz de actuar con la rapidez y ambición necesarias. [Estamos en una era de rearme. Y Europa está preparada para aumentar masivamente su gasto en defensa». La industria militar, que cuenta con vastos recursos y una poderosa influencia sobre los políticos y los medios de comunicación, echa leña al fuego de una narrativa abiertamente beligerante. El «miedo a Rusia» se agita como un coco, ignorando convenientemente que Rusia tiene un PIB inferior al de Italia sola. Los políticos afirman, de forma totalmente injustificada, que Rusia tiene objetivos expansionistas hacia Europa, suponiendo una amenaza para Berlín, París y Varsovia, cuando acaba de demostrar que ni siquiera es capaz de tomar su antiguo satélite, Kiev. La propaganda de guerra siempre se alimenta instigando un miedo exagerado. Con diplomacia, Europa puede volver a su coexistencia pacífica y a la colaboración con Rusia que el maldito asunto ucraniano ha interrumpido.

La idea de que la paz depende de dominar a los otros bandos sólo conduce a la escalada, y la escalada conduce a la guerra. La Guerra Fría no se convirtió en una guerra «caliente» y los sabios políticos de ambos bandos fueron capaces de superar sus fuertes divergencias ideológicas y sus respectivas «cuestiones de principio» y acordar una drástica reducción equilibrada de sus respectivos armamentos nucleares. Los tratados nucleares START entre Estados Unidos y la Unión Soviética condujeron a la destrucción del 80% del arsenal nuclear del planeta. Científicos e intelectuales de ambos bandos desempeñaron un reconocido papel a la hora de empujar a los políticos hacia una desescalada racional. En 1955, uno de los filósofos más destacados del siglo XX, el matemático y Premio Nobel de Literatura Bertrand Russell y el Premio Nobel de Física Albert Einstein firmaron un influyente manifiesto, y la Conferencia de Pugwash, inspirada en él, reunió a científicos de ambos bandos, presionando a favor de la distensión. Cuando en 1959 se le pidió a Russell que dejara un mensaje para la posteridad, respondió: «En este mundo, cada vez más interconectado, tenemos que aprender a tolerarnos, a soportar que algunos digan cosas que no nos gustan. Sólo así podremos vivir juntos. Pero si queremos vivir juntos, y no morir juntos, debemos aprender un tipo de caridad y un tipo de tolerancia, que es absolutamente vital para la continuación de la vida humana en este planeta». Debemos aferrarnos a esta sabia herencia intelectual.

Los grandes conflictos siempre han ido precedidos de inversiones militares masivas. Desde 2009, el gasto militar mundial ha alcanzado cada año niveles récord sin precedentes, y en 2024 el gasto alcanzará un máximo histórico de 2443.000 millones de dólares. El «Plan Rearm Europe» compromete a Europa a invertir 800.000 millones de euros en gastos militares. Tanto el actual Presidente de Estados Unidos como el de Rusia han declarado recientemente que están dispuestos a iniciar conversaciones para normalizar las relaciones y lograr una reducción militar equilibrada. El Presidente de China ha hecho repetidos llamamientos a la desescalada y a pasar de una mentalidad de confrontación a una mentalidad de colaboración en la que todos salgan ganando. Esta es la dirección a seguir. Y ahora Europa se prepara para la guerra, con una nueva planificación de gastos militares nunca vista desde la Segunda Guerra Mundial. ¿Está dispuesta Europa a hacer sonar las espadas porque se siente excluida?

La humanidad se enfrenta a tremendos desafíos globales: cambio climático, hambruna en el Sur global, la mayor desigualdad económica de la historia, riesgos crecientes de pandemias, guerra nuclear. Lo último que necesitamos hoy es que el Viejo Continente pase de ser un faro de estabilidad y paz a convertirse en un nuevo señor de la guerra.

Si vis pacem para pacem-si quieres la paz, construye la paz, no la guerra.

Carlo Rovelli

Flavio Del Santo

Traducción del inglés realizada con la versión gratuita del traductor DeepL.com

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'El genocidio en Gaza ha dañado irreparablemente el alma' de EE.UU y Europa

Tortuga Antimilitar - 22 March, 2025 - 00:00

Para los escritores Omar El Akkad y Pankaj Mishra los valores occidentales han muerto en los escombros.

Andy Robinson

Dos nuevos libros de importantes escritores afincados en Estados Unidos y el Reino Unido analizan con lupa las secuelas catastróficas de la destrucción de Gaza, y un saldo de a 62.000 muertos hasta la fecha, según la revista 'The Lancet' entre ellos 18.000 niños.

Pero el novelista egipcio-estadounidense Omar El Akkad y el historiador indio-británico Pankaj Mishra no centran su mirada en los escombros físicos en Gaza, sino en los escombros morales de las sociedades occidentales que han facilitado la masacre.

“Mirar al otro lado mientras ocurre esto ha hecho un daño irreparable a nuestra alma”, dice El Akkad, cuyo nuevo libro “Un día todos habremos sido contrarios a esto” (Canongate, febrero de 2025) se puso a la venta en Londres la semana pasada.

Aunque los comentaristas liberales arremeten contra el populismo autoritario de políticos como Donald Trump, el verdadero peligro para los valores occidentales ha sido la complicidad con el genocidio de Gaza, sostiene El Akkad, de origen egipcio, que pasó su juventud en Qatar antes de mudarse con sus padres a Canadá.

Cuando una persona “se encoge de hombros ante la masacre de niños, (...) desactiva la maquinaria de su conciencia“. Esto "provoca una profunda crisis moral”, dijo en la presentación del libro la semana pasada en la librería Conduit de Covent Garden en Londres.

Gaza “será recordado como el momento de fractura (...)millones de personas van a mirar a Occidente, el supuesto guardián de las normas, la cuna del liberalismo moderno, y decidir que no quieren tener nada que ver con eso”, escribe El Akkad.

Tampoco volveremos a ser iguales en el ámbito de nuestras relaciones personales, continúa el escritor de 43 años, que vive actualmente , con su mujer e hija, en el interior del estado de Oregon en el oeste estadounidense. Un ”abismo infranqueable“ se ha abierto entre quienes han sido ”deliberadamente inconscientes“ ante la masacre, y ”otra parte de la sociedad que, tras ver el horror, no puede seguir como antes”, escribe. “Hay amistades que jamás serán recuperadas".

Es lógico pensar que el mensaje esta demoledora denuncia, que combina elementos de Yo acuso de Zola y Ante el dolor de los demás de Susan Sontag, calará hondo. En parte, porque viene del mismo autor que la apocalíptica novela American War, que fue un éxito de ventas en EE.UU. en 2017. En parte, tambien, porque otro libro sobre la catástrofe moral de Gaza, una antología póstuma del poeta palestino Refaat Alareer, que fue muerto por una bomba israelí en Gaza el año pasado, titulado Si yo debo morir, fue uno de los libros más vendidos en Estados Unidos en enero rozando la lista de bestsellers del New York Times, algo insólito para un libro de poemas.

El libro póstumo del poeta palestino Refaat Alareer fue un exito de ventas en EE.UU.

Como resumió un miembro del público en el evento londinense que incluía a escritores de renombre como Geoff Dwyer, el impacto moral de las casi 100.000 toneladas de explosivos - mas que en la segunda guerra mundial, mas que en Hiroshima y Nagasaki- que han caído sobre Gaza “es como una nube tóxica que envenenará y corromperá nuestras sociedades”.

Pankaj Mishra coincide en su nuevo libro El mundo después de Gaza,(Random House, febrero de 2025) en que la complicidad de los gobiernos occidentales en los crímenes cometidos en Gaza pasará una enorme factura a la percepción de los valores de en Europa y EE. UU., en un momento de fuerte ruptura ideológica. “Ningún desastre es comparable con Gaza por el efecto intolerable para la conciencia colectiva (...) pesará sobre nosotros”, dice en una entrevista difundida esta semana por la revista Foreign Policy.

Para el autor de La edad del ira , la censura y la represión de las protestas contra la masacre marcarán un punto de no retorno. “Gaza es un presagio perturbador para nuestras sociedades porque, incluso antes de la elección de Trump, ha emergido un clima en el que incluso políticos democráticos no solo han dado luz verde a lo que hace Israel, sino que también han decidido suprimir toda voz crítica, por moderada que sea”, dijo.

El propio Mishra -nacido en 1969 en Jhanis en el norte de la India- es víctima de la censura. Fue forzado a abandonar su columna semanal en la agencia Bloomberg por las críticas que hace a Israel. La invitación a pronunciar un discurso sobre Gaza en el Centro Barbican en Londres fue retirada. Denuncia “un despotismo en instituciones como museos, universidades, medios y editoriales (...) que se vuelve más punitivo conforme a se acelera la masacre de los inocentes en Gaza”.

Mishra fue forzado a dejar su columna en Bloomberg por sus críticas a Israel

El Akkad, que ha trabajado como corresponsal de guerra para el diario canadiense Globe and Mail, dirige su acusación más fuerte contra los periodistas y los medios de comunicación. Compara el infame bulo del gobierno israelí sobre los bebés decapitados el 7 de octubre en Israel, con la desinformación publicada las armas de destrucción masiva que dieron una supuesta legitimidad a la invasión de Irak en 2003. Ambos abonaron el terreno para “el aniquilamiento sistematico”.

Pese al horror, tanto El Akkad como Mishra ven esperanza en la movilización juvenil contra el genocidio. “Hay estudiantes de universidades de élite, muchos de ellos jóvenes judíos, que han devuelto la llave de oro para protestar contra lo que ocurre en Gaza”, dijo El Akkad. Mishra coincide: “La resistencia solo puede llegar de gente que no ha sido corrompida por la patología, que creen que para sobrevivir no hay que aplastar a otros“, dijo en la entrevista. ” Creo que son los jóvenes quienes han hablado con más sinceridad sobre este tema y se acordarán este momento traumático, estos 15 meses que probablemente serán más, para sacar la lección de que hay que empatizar con pueblos oprimidos y sentir compasión. Necesitamos que esos valores se mantengan vivos, porque en estos momentos están siendo despreciados”.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/intern...

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Paz justa para Ucrania, Paz para Europa

Tortuga Antimilitar - 21 March, 2025 - 00:01

(més baix, en valencià)

Ucrania lleva en guerra más de tres años. Se trata de una conflagración militar directa en la que unos y otros actores armados están empleando y consumiendo con profusión los equipos bélicos más avanzados, para regocijo de la industria bélica, a la que sirven de escaparate.

En esta contienda que, podríamos decir, enfrenta el imperialismo de la Federación Rusa con el imperialismo de EEUU y sus estados aliados y satélites, quien pierde, principalmente, es la población civil de Ucrania. Durante este tiempo el país ha sido asolado por batallas de gran intensidad y bombardeos sistemáticos. Numerosos pueblos y ciudades han quedado destruidos, la economía ha sido arrasada, el medio ambiente devastado. Toda una generación de jóvenes ha dado su vida, ha quedado mutilada o se ha visto obligada a la huida para no ser reclutada. Un número similar de vidas de jóvenes rusos ha sido, igualmente, sacrificada en el altar de esta locura.

Somos conscientes de que hay grandes poderes económicos interesados en la perpetuación de esta guerra. Por ello, desde el principio de la misma y aún desde sus antecedentes, se ha intentado por todos los medios que no hubiera conversaciones de paz, o que éstas fracasaran. En el presente, nuestras autoridades políticas y económicas, poniéndola como excusa, preparan a la opinión pública europea para un drástico recorte de prestaciones sociales que posibilite dedicar el máximo dinero posible de cada erario público a la compra desenfrenada de armamento. Las acciones de la industria militar suben estos días como la espuma, mientras que el valor de la vida humana cotiza a la baja.

Es necesario detener esta espiral desencadenada por los señores de la guerra que amenaza con llevarse por delante, no solo los recursos básicos que sostienen nuestra sociedad, sino nuestra misma dignidad como personas. Si no paramos ahora esta escalada, puede que mañana sea tarde y nosotros, o nuestros hijos e hijas, sean la próxima carne de cañón de las batallas del futuro.

Por un mundo en Paz. Por una Europa pacífica y desmilitarizada. ¡Paz para Ucrania ya!

Pau justa per a Ucraïna. Pau per a Europa

Ucraïna està en guerra més de tres anys. Es tracta d'una conflagració militar directa en la qual uns i altres actors armats estan emprant i consumint amb profusió els equips bèl·lics més avançats, per a joia de la indústria bèl·lica, a la qual servixen d'escaparate.

En esta contesa que, podríem dir, enfronta l'imperialisme de la Federació Russa amb l'imperialisme dels EE UU i els seus estats aliats i satèl·lits, qui perd, principalment, és la població civil d'Ucraïna. Durant este temps el país ha sigut assolat per batalles de gran intensitat i bombardejos sistemàtics. Nombrosos pobles i ciutats han quedat destruíts, l'economia ha sigut arrasada, el medi ambient devastat. Tota una generació de jóvens ha donat la seua vida, ha quedat mutilada o s'ha vist obligada a la fugida per a no ser reclutada. Un nombre similar de vides de jóvens russos ha sigut, igualment, sacrificada en l'altar d'esta bogeria.

Som conscients que hi ha grans poders econòmics interessats en la perpetuació d'esta guerra. Per això, des del principi de la mateixa i encara des dels seus antecedents, s'ha intentat per tots els mitjans que no hi haguera converses de pau, o que estes fracassaren. En el present, les nostres autoritats polítiques i econòmiques, posant la guerra de Ucraïna com a excusa, preparen a l'opinió pública europea per a una dràstica retallada de prestacions socials que possibilite dedicar els màxims diners possibles de cada erari públic a la compra desenfrenada d'armament. Les accions de la indústria militar pugen estos dies com l'espuma, mentres que el valor de la vida humana cotitza a la baixa.

És necessari detindre esta espiral desencadenada pels senyors de la guerra que amenaça amb emportar-se per davant, no sols els recursos bàsics que sostenen la nostra societat, sinó la nostra mateixa dignitat com a persones. Si no parem ara esta escalada, pot ser que demà siga tard i nosaltres, o els nostres fills i filles, siguen la pròxima carn de canó de les batalles del futur.

Per un món en Pau. Per una Europa pacífica i desmilitaritzada. Pau per a Ucraïna ja!

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¿Es realmente necesario el rearme europeo? ¿De dónde saldrán los recursos?

Tortuga Antimilitar - 21 March, 2025 - 00:00

¿Hasta qué punto Rusia supone una amenaza para Europa?

La invocada “invasión rusa de Europa” es una fantasía, choca con la realidad del lento y penoso avance militar ruso en Ucrania y con la propia narrativa europea: durante años, la UE ha sostenido que la inclusión de Ucrania en la OTAN es la garantía de su seguridad, porque Rusia no se atrevería a atacar a la OTAN, pero al mismo tiempo se afirma esa posibilidad al agitar el grito de “que vienen los rusos”.

Los presupuestos de defensa combinados de los estados europeos suman cifras enormes, bien superiores a las de Rusia, pero es un mosaico operativamente incoherente de retazos de diferentes sistemas de armas muy difíciles de integrar, como ha demostrado la estrategia militar occidental en Ucrania. Europa carece de un complejo militar industrial unificado y eso no se improvisa. Con mucha voluntad y recorte social, sería cosa de cinco o diez años, pero hay dudas sobre su viabilidad. ¿De dónde van a salir los 800.000 millones anunciados para el rearme? Alemania, la principal potencia europea, está a las puertas de otro año de recesión. ¿Permitirán los europeos que se recorte la sanidad y la educación en aras de una nueva cruzada contra Rusia?

En los últimos cinco años, los países europeos de la OTAN doblaron sus importaciones de armas. Según el Stockholm International Peace Research Institute, más del 60% de sus compras se hicieron a Estados Unidos y gran parte de lo comprado se reenvió a Ucrania. Eso quiere decir que los europeos compran las armas a Estados Unidos para entregárselas a los ucranianos. Lo más probable es que los 800.000 millones previstos sigan una lógica de negocio semejante.

Si acabase la guerra, ¿qué objetivos políticos y económicos tienen Estados Unidos y Rusia en el posconflicto?

Rusia tiene objetivos claros: restablecer la neutralidad de Ucrania y evitar el despliegue allí de bases y armas de la OTAN, restablecer los derechos de la población rusófila de la región y renegociar un sistema de seguridad europeo integrado en el que los intereses de Rusia sean tenidos en cuenta.

Los objetivos estadounidenses están menos claros, aunque entre todo lo declarado, se extrae una lógica de economía de recursos [como el acuerdo sobre las tierras raras de Ucrania] para poder seguir dominando el mundo, conteniendo a China. En términos históricos, la hegemonía occidental se está desmoronando en el mundo y la conducta de los que van a menos está plagada de peligros.

¿Qué rol puede jugar Europa respecto a Ucrania a partir de ahora?

No hay objetivos definidos. Hay un partido de la guerra, con gran peso de los Estados bálticos, nórdicos y Polonia, que arrastra al resto y que podría degenerar fácilmente en una guerra del norte en el área del mar Báltico. El escenario de que el gobierno de Donald Trump sea un paréntesis anómalo y provisional en Washington puede ser la esperanza de futuro de los dirigentes europeos, que buscan en la continuidad de la guerra una loca salida a su debacle.

La elite política europea se caracteriza por su ineptitud. En casi su totalidad se trata de gente que durante décadas externalizó a Estados Unidos la función de pensar políticamente. En su lugar adoptó el infantilismo político, el narcisismo y la arrogancia de unos “principios y valores” que, desde luego, la Unión Europea no encarna (véase Palestina). Practican una política basada en la imagen y se creen su propia propaganda sobre el motivo y origen del conflicto de Ucrania: el deseo de un malvado dictador de ampliar su imperio y recrear una especie de Unión Soviética.

La Unión Europea no puede resolver un conflicto cuyos motivos no entiende. Es incapaz, por tanto, de negociar, porque desconoce sus propios intereses: no los ha formulado, limitándose a seguir los de Estados Unidos, que ahora gira y la deja en la estacada. Europa no quiere acabar la guerra de Ucrania porque su burocracia oligárquica ha encontrado en la confrontación con Rusia la fórmula para consolidar su poder, su razón de ser. Este cúmulo de circunstancias explica su actual despropósito: pretender ganar sin Estados Unidos una guerra que, en su actual estado, ha perdido con Estados Unidos.

Extractado de: https://www.elcritic.cat/noticies/q...

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Carta del Papa Francisco desde el hospital: 'Tenemos que desarmar las palabras, desarmar las mentes y desarmar la Tierra'

Tortuga Antimilitar - 21 March, 2025 - 00:00

La misiva completa:

Estimado Director,

Quisiera agradecerle las palabras de cercanía con las que ha querido estar presente en este momento de enfermedad en el que, como he dicho, la guerra parece aún más absurda. La fragilidad humana, en efecto, tiene el poder de hacernos más claros sobre lo que dura y lo que pasa, sobre lo que nos hace vivir y lo que mata. Quizá por eso tendemos tan a menudo a negar los límites y a rehuir a las personas frágiles y heridas: tienen el poder de cuestionar la dirección que hemos elegido, como individuos y como comunidad.

Me gustaría animarle a usted y a todos aquellos que dedican su trabajo e inteligencia a informar, a través de las herramientas de comunicación que ahora unen nuestro mundo en tiempo real: sientan la importancia de las palabras. Nunca son sólo palabras: son hechos que construyen entornos humanos. Pueden conectar o dividir, servir a la verdad o servirse de ella. Debemos desarmar las palabras, para desarmar las mentes y desarmar la Tierra. Hay una gran necesidad de reflexión, de calma, de sentido de la complejidad.

Mientras que la guerra sólo devasta comunidades y el medio ambiente, sin ofrecer soluciones a los conflictos, la diplomacia y las organizaciones internacionales necesitan sangre nueva y credibilidad. Las religiones, además, pueden recurrir a la espiritualidad de los pueblos para reavivar el deseo de fraternidad y justicia, la esperanza de paz.

Todo esto exige compromiso, trabajo, silencio, palabras. Sintámonos unidos en este esfuerzo, que la Gracia celestial no dejará de inspirar y acompañar.

Francisco

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Andalucía por la paz

Tortuga Antimilitar - 21 March, 2025 - 00:00

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Alfred Döblin

Tortuga Antimilitar - 20 March, 2025 - 19:15

... Esos gigantes salvajes y sin ley no plantaban, ni sembraban ni araban la tierra, y eran por tanto fiel retrato de nuestros generales.

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William Gibson

Tortuga Antimilitar - 20 March, 2025 - 19:13

Antes, la tarea de los autores de ciencia-ficción era intentar anticipar el futuro. Eso ha cambiado. Ahora su tarea es intentar comprender el presente.

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