You are here
News aggregator
Cullera, 1911: Huelga contra la guerra
Eduardo Pérez
Jacobo López Rueda era juez de Sueca, en la Ribera Baja valenciana. Jacobo López Rueda era la Justicia. Jacobo López Rueda era el Orden. Jacobo López Rueda era la Ley. Jacobo López Rueda, por lo tanto, odiaba a la chusma que vulneraba la Justicia, el Orden y la Ley. Por eso no dudó un segundo cuando le llegaron las noticias desde la vecina localidad de Cullera ese 18 de septiembre de 1911. Las sociedades obreras habían cerrado los negocios, cortado las líneas telegráficas y levantado las vías del ferrocarril. López Rueda iba a acabar con este desmadre en un abrir y cerrar de ojos. Para eso era el juez, el sheriff, el jefe. Se puso una coraza de cartón-piedra, cogió la pistola y se subió en una tartana (carromato) junto a cuatro o cinco personas más. Lo justo y necesario para finiquitar el caos creado por esos subversivos que recobrarían la sensatez en cuanto le vieran. Para algo era él la Justicia, el Orden y la Ley personificados.
“No volem la guerra”
La clase trabajadora estaba agitada esos días. La Confederación Nacional del Trabajo había declarado la huelga general desde el 16 de septiembre, y la Unión General de Trabajadores se había unido. La reivindicación era, primordialmente, contra el reclutamiento forzoso para la Guerra de Marruecos, lo cual ya había motivado la Semana Trágica de 1909. Además, se demandaba el abaratamiento de los productos de subsistencia y se mostraba apoyo a los obreros de Bizkaia, involucrados en un duro conflicto laboral. El seguimiento fue más o menos importante según el territorio, pero en algunos lugares como Levante el paro había adquirido gran fuerza, cobrando carácter cercano a la insurrección no solo en Cullera, sino también en otras localidades como Gandia o Xàtiva.
Al llegar a la estación de Cullera, López Rueda comenzó a tratar de identificar a los huelguistas. Estos, para sorpresa del juez, no se comportaron dócilmente y en sus mismas narices siguieron levantando raíles. El juez justiciero, no podía ser de otra manera, sacó el arma y se produjo una discusión entre la comitiva judicial y los militantes. López Rueda decidió detener a dos de ellos, a ver si así los demás tomaban nota.
Se los llevaron en la tartana al centro de Cullera. Sin embargo, la voz ya había corrido y el vehículo fue apedreado durante el trayecto, lo que permitió escapar a los detenidos. Al juez le dominó la furia y empezó a disparar al aire. Humillado, el magistrado se vio obligado a correr hasta el Ayuntamiento en busca de refugio, ya que la turba que le perseguía no parecía muy interesada ni en la Justicia, ni en el Orden ni en la Ley.
El alcalde y algunos concejales republicanos consiguieron calmar a la gente, pero López Rueda no se andaba con paños calientes. A primera hora de la tarde, salió al balcón del Consistorio y se enzarzó dialécticamente con la multitud, que le gritaba su principal motivación: “No volem la guerra”. El protagonista de esta historia respondió en su idioma: más tiros al aire. Los huelguistas ya habían tenido suficiente y procedieron a asaltar el Ayuntamiento. Poco después, Jacobo López Rueda, la Justicia, el Orden y la Ley de la Ribera Baja, era un cadáver con un hacha clavada en la cabeza. Dos de sus desafortunados ayudantes, el escribiente y el alguacil, compartieron el destino de su líder. El primero murió días después en el hospital por las heridas infligidas, mientras que el segundo logró huir del lugar, hasta que un grupo de huelguistas le capturó y le tiró al río Júcar con una piedra atada al cuello.
Torturas y calumnias
En cuanto la noticia llegó a oídos del presidente del Gobierno, José Canalejas, llegó la inevitable represión. Fue declarado el estado de guerra, un clásico en esos tiempos, y decenas de personas fueron detenidas en Cullera. Siete de ellas serían condenadas a muerte.
Unos días después de los hechos, dos diputados republicanos visitaron la cárcel de Sueca, donde descubrieron que los presos habían sido objeto de tortura durante los interrogatorios. Las acusaciones fueron rechazadas por el régimen. Para Canalejas, quienes se hacían eco eran “calumniadores del honor nacional”, mientras que para el director del Abc, Torcuato Luca de Tena, “en pocas naciones de Europa llegan al límite que en la nuestra la libertad y la tolerancia”. Aun así, el Gobierno se vio obligado a designar una comisión médica que comprobó, de forma hilarante, que no había ni rastro de tortura en el cuerpo de los acusados, aunque sí de “forúnculos” y de “vacunas”.
La campaña de denuncia se extendió, hasta el punto de alcanzar las torturas españolas fama internacional. Se recogieron 50.000 firmas a favor del indulto, entre ellas las de personalidades como el Nobel Santiago Ramón y Cajal, el escritor Benito Pérez Galdós o los pintores Joaquín Sorolla o José Benlliure. Finalmente, en enero de 1912, el rey Alfonso XIII accedió a conmutar las penas de muerte de los condenados. Canalejas, en desacuerdo, presentó su dimisión, que fue rechazada. El presidente del Gobierno no tendría que esperar mucho para poder dejar el cargo: en noviembre el anarquista Manuel Pardiñas lo ejecutaría en la Puerta del Sol.
En cuanto al juez López Rueda, es desde entonces considerado un mártir por el poder judicial español, en cuyos edificios oficiales aún se pueden ver placas en su honor. Uno de los homenajes que se le prodigaron poco después de su muerte ya no se puede disfrutar. Se trataba del monumento “A la Justicia ultrajada”, en la ciudad de Sueca, que representaba a una matrona, símbolo de la justicia, y a un obrero en actitud de arrepentimiento y sumisión. En los primeros meses de la Guerra Civil, militantes anarquistas acordaron que decorara el fondo de un río.
Nadie podrá decir en el futuro que no lo sabía
Olga Rodríguez
Mahmoud Mushtaha es un superviviente de Gaza que puede contarlo. Su testimonio, potente, certero, tiene un valor único, porque procede de un lugar que aún hoy, mientras escribo estas líneas, sigue cerrado a cal y canto para la prensa internacional. Conocemos lo que ocurre gracias a periodistas como él. Su narración es un mensaje dentro de una botella lanzado al océano de la impunidad. ¿Cuántas personas de Gaza podrán hacer llegar al mundo su historia? ¿Cuántas fuera de la Franja quieren saber y escuchar?
Mahmoud nació y creció en un territorio palestino –la Franja de Gaza– ocupado ilegalmente por Israel desde 1967 y habitado desde 1948 por un elevado porcentaje de personajes refugiadas, expulsadas de su tierra y de sus casas por la fuerza de las armas israelíes. Su abuelo, originario de Jaffa, fue una de ellas.
En 1947 el plan de partición de la ONU asignó el 54% del territorio de Palestina al futuro Estado judío –Israel–, con Jerusalén como enclave internacional. En aquel momento vivían en Palestina 1.300.000 palestinos y 600.000 judíos, muchos de ellos llegados en años anteriores, huyendo de pogromos y del genocidio nazi. Ese mismo año, las organizaciones armadas sionistas impulsaron el Plan Dalet, por el cual se anexionaron territorio palestino que no les correspondía en el plan de partición de Naciones Unidas. Las fuerzas del futuro Estado judío cometieron masacres, tomaron aldeas, expulsaron a población palestina y provocaron la huída de multitud de familias de localidades situadas dentro de la zona adjudicada por la ONU al futuro Estado palestino, en el pasillo que conecta Jerusalén con la actual Tel Aviv.
Aquello fue el inicio de una limpieza étnica que tuvo su continuación a través de la guerra de 1948 entre varios Estados árabes y el recién proclamado Estado de Israel. En ella, el Ejército israelí se anexionó más tierra palestina y provocó el desplazamiento forzado de más de 700.000 palestinos. De ese modo, el nuevo Estado judío pasó a controlar el 78% del territorio. Muchos de aquellos refugiados se asentaron en Gaza, en tiendas de campaña temporales, aguardando la posibilidad de su regreso a su tierra y a sus casas. Hasta hoy.
Israel aprobó la Ley del Retorno, que establece el derecho de todos los judíos del mundo, de quienes sean hijos o nietos de judíos y de quienes se conviertan al judaísmo a emigrar a Israel y recibir la ciudadanía. Sin embargo, Israel niega el permiso para regresar a su hogar a los palestinos allí nacidos y de allí expulsados, y a sus descendientes.
En 1967, durante la Guerra de los Seis Días, Israel ocupó militarmente el 22% del territorio palestino restante, es decir, Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, en una maniobra que provocó la huida forzada de otros 250.000 palestinos, y que nunca ha sido reconocida por la comunidad internacional. De hecho, son varias las resoluciones de la ONU que exigen la retirada israelí de los territorios palestinos ocupados en 1967, un mandato que Israel incumple de forma sistemática. También lo ha solicitado la Corte Internacional de Justicia, máximo tribunal de Naciones Unidas, que subraya la ilegalidad de la ocupación israelí y la necesidad de que ésta termine.
En las últimas décadas los mecanismos de control contra la población palestina se han ido sofisticando. La ocupación israelí en Cisjordania y Jerusalén Este se ha extendido y multiplicado, con más de 700.000 colonos en la actualidad. A ello se suma el bloqueo que Israel mantiene sobre Gaza desde 2007, tras la victoria electoral de Hamás en 2006.
Desde 1948 hasta la primera revuelta popular palestina contra la ocupación –la Primera Intifada– transcurrieron 39 años. En ella los palestinos salieron a la calle a manifestarse tras la muerte de varias personas en Gaza, aplastadas por un camión de la ocupación israelí, y contra las violaciones continuadas de sus derechos. Las imágenes de chavales arrojando piedras contra tanques dieron la vuelta al mundo.
Los años noventa estuvieron marcados por el asesinato del primer ministro Isaac Rabin a manos de un ultra sionista israelí, la continuación de la violencia y la discriminación contra la población palestina por parte del Ejército israelí, los atentados de Hamás y la Yihad Islámica contra soldados y civiles israelíes y la extensión de los asentamientos de colonos. En septiembre de 2000 comenzó una nueva sublevación popular, la Segunda Intifada palestina.
En ese escenario de tensión e impunidad nació el autor de este libro, Mahmoud Mushtaha, tras décadas de ocupación ilegal israelí de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. La represión y los asesinatos extrajudiciales por parte de Israel, la muerte de Yasser Arafat en 2004, el triunfo de Hamás en las elecciones de 2006, el bloqueo total de la Franja y la concatenación de ofensivas militares israelíes, en las que murieron miles de palestinos, marcaron su niñez y adolescencia.
Entre 2000 y 2008, los bombardeos de Israel causaron 3.800 muertos palestinos en Gaza y gran destrucción de infraestructuras palestinas. En el mismo periodo, los misiles de Hamás lanzados desde Gaza mataron a 23 israelíes. Desde 1988 hasta octubre de 2023, el 87% de las víctimas mortales fueron palestinas. Desde enero de 2023 hasta octubre de ese mismo año, unos 200 palestinos habían muerto solo en Cisjordania, a manos del Ejército israelí o de colonos.
Cuando se produjeron los atentados de Hamás el 7 de octubre de 2023, en los que murieron 1.200 israelíes, una parte importante de la comunidad internacional asumió y defendió una contestación militar aplastante por parte de Israel. No hacía falta ser un gran experto en el tema para saber que la respuesta israelí sería de una enorme envergadura y mataría a miles de personas, o incluso a decenas de miles. Así se advirtió desde circuitos internacionales de derechos humanos, pero no importó. El cierre de filas con Israel, el apoyo incondicional a su respuesta, fue prácticamente unánime en las primeras semanas de la masacre en Gaza.
La apuesta por la guerra sigue demostrándose terrorífica y desastrosa. En once meses, por la vía de la fuerza, Israel mató a más de 40.000 personas –entre ellas, a tres israelíes a los que disparó mientras ondeaban telas blancas– y solo logró liberar a 7 rehenes. Con acuerdos, obtuvo la puesta en libertad de 105 rehenes, en el mes de noviembre. Si Israel priorizara a los rehenes secuestrados por Hamás, habría negociado hace mucho, pero su objetivo principal es otro.
Los crímenes masivos que el Ejército israelí ha cometido en Gaza han sido justificados y apoyados por países que se presentan a sí mismos como adalides de los derechos humanos. El respaldo de EEUU a Israel, con protección política y envío de grandes paquetes de armamento, ha sido clave para la continuación de la masacre. La ausencia de medidas de presión real por parte de Europa ha contribuido activamente a la impunidad israelí. No ha habido desde el Norte Global ni sanciones, ni suspensión de relaciones comerciales, ni congelación de acuerdos políticos y económicos, ni embargos en la compraventa de material militar.
Este posicionamiento contrasta con la reacción inmediata que se produjo en 2022 ante la invasión rusa de territorio ucraniano. Pocas veces el doble rasero en la geopolítica ha sido tan perceptible por las sociedades de los países desarrollados. Las líneas rojas del andamiaje construido tras la Segunda Guerra Mundial, basado en la Carta Universal de los Derechos Humanos de la ONU y en un débil –pero a veces esperanzador– derecho internacional, se han difuminado más aún y corren el riesgo de derrumbarse. Todo ello ocurre en un contexto global atento a la escasez de los recursos naturales y condicionado por fuerzas nacionales y transnacionales que participan en una competición por el acceso a las materias primas del planeta. El escenario de la guerra –siempre caótico– suele ser terreno idóneo para la consolidación de ocupaciones ilegales, anexiones de territorio y apropiación de riquezas ajenas. El colonialismo israelí siempre ha podido avanzar así.
Mahmoud Mushtaha ha sido testigo directo, periodista y víctima al mismo tiempo, de una masacre continuada contra su pueblo. Cuando escribo estas líneas acaban de cumplirse once meses desde el inicio del castigo colectivo contra la población de Gaza. Once meses en los que desde cualquier rincón del mundo se han podido contemplar fotos y vídeos de matanzas, de desplazamientos forzados, de destrucción masiva. Lo estamos viendo en tiempo real, sin que se hayan adoptado las medidas de presión necesarias para detenerlo, para impedir su continuación.
El paso del tiempo, la falta de contundencia de muchos gobiernos en la denuncia de los crímenes, la complicidad y apoyo a Israel de EEUU y varios países europeos, así como el enfoque y la narrativa adoptados en diversos medios de comunicación han contribuido a normalizar la masacre en Gaza. Como ha advertido la pensadora judía canadiense Naomi Klein, estamos ante un genocidio ambiental en Gaza, una masacre que aparece en nuestro día a día como un mero ruido de fondo, como un simple hilo de música ambiental cotidiano, normalizado, asumido. Nadie podrá decir en el futuro que no lo sabía.
Formularios en blanco y silencio administrativo: Así camufla el Gobierno la venta de armas a destinos "calientes"
Danilo Albin
La industria militar española cuenta con la protección del Gobierno para hacer sus negocios más polémicos, incluso aquellos que corren riesgo de implicar violaciones del derecho internacional. Ese silencio oficial ha llegado al seno del Tratado de Comercio de Armas (TCA), un acuerdo suscrito por España que, al menos sobre el papel, impide ese tipo de operaciones comerciales.
Las dudas se acumulan desde hace varios años. ¿Cómo es posible que España, en plena masacre contra Yemen, permitiese la venta de armas al régimen saudí, autor junto a Emiratos Árabes Unidos de aquellas matanzas?
Esta pregunta, formulada por grupos políticos como EH Bildu, Podemos o ERC y por organizaciones de derechos humanos –entre las que se encuentran Amnistía Internacional (AI), Greenpeace o el Centro Delàs– nunca tuvo respuesta.
A la hora de argumentar su silencio, desde instancias tales como la Abogacía del Estado o la Secretaría de Comercio han alegado en varias ocasiones que desvelar información sobre las exportaciones de armas a Arabia Saudí u otros destinos calientes podría "afectar la seguridad nacional" y se "pondría en peligro tanto los intereses económicos y comerciales de España como los de la entidad exportadora".
El paraguas para blindar ese hermetismo oficial es un decreto del Gobierno de Felipe González aprobado en 1987 –poco después de que se permitiese la venta de armas a la dictadura chilena– bajo el amparo de la protección de la Ley de Secretos Oficiales de la dictadura franquista, aún vigente.
Según ha constatado Público, el Gobierno ha preferido omitir esas razones de "seguridad nacional" y de respeto a los "intereses económicos y comerciales" en sus rendiciones de cuentas ante el TCA.
El último informe anual del Monitor del Tratado de Comercio de Armas que elabora la organización Armas Bajo Control deja en evidencia, precisamente, ese silencio. El documento subraya que las autoridades españolas no especificaron "si se retuvo alguna información por razones de sensibilidad comercial/seguridad nacional".
En el apartado que lleva como título "margen de mejora", el Monitor apunta además que "España podría proporcionar comentarios que describan la naturaleza de sus exportaciones e importaciones notificadas".
Asimismo, señala que el Gobierno "podría indicar claramente que no se han notificado exportaciones o importaciones en categorías y subcategorías específicas de armas, en lugar de dejar en blanco las secciones pertinentes de la plantilla de notificación".
19/07/2023 - La policía se enfrenta con manifestantes durante protestas en las que reclaman la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y el cierre del Congreso hoy, en Lima (Perú). La Policía Nacional del Perú (PNP) retiró a los cientos de manifestantes
Negocios con Israel
Ese hermetismo oficial que constatan los observadores del TCA alcanza también a los negocios armamentísticos con el Gobierno de Israel, responsable del genocidio contra la población civil de la Franja de Gaza.
Según datos del Centro Delàs de Estudios por la Paz, desde el 7 de octubre de 2023 se adjudicaron contratos públicos de compra de armamento a empresas de seguridad y defensa israelíes o sus filiales en España por un valor de 1.027 millones de euros.
De acuerdo a ese informe, en noviembre de 2023 se exportaron desde España 987.000 euros en municiones a Israel por parte de Nammo Palencia con destino a la empresa Elbit Systems, una de las principales proveedoras del Ejército israelí.
El Gobierno español ha asegurado que no se han autorizado nuevas exportaciones de armamento a Israel desde el pasado 7 de octubre. Sin embargo, AI ha reclamado al Ejecutivo que se frenen también aquellas operaciones que fueron autorizadas de forma previa y que aún no se han materializado.
El peso de los derechos humanos
La organización de derechos humanos también ha pedido al Gobierno que el historial de derechos humanos del país receptor de armas españolas sea el elemento esencial de la evaluación de riesgo y no un elemento más a tener en cuenta, como ocurre ahora.
"La cuestión clave es cuánto pesan los derechos humanos en la decisión final", afirmó a Público el portavoz de comercio de armas en AI España, Alberto Estévez. En ese escenario, AI ha pedido al Gobierno la creación de una unidad específica que se encargue de la evaluación de riesgos en las operaciones más delicadas, tal como ya ocurre en Reino Unido, Países Bajos o EEUU.
En cuanto a los aspectos positivos de los informes del Ejecutivo español ante el TCA, el documento del Monitor señala que España "facilitó descripciones de todas sus exportaciones e importaciones" y proporcionó "cifras desglosadas de sus exportaciones e importaciones de armas pequeñas, tanto por tipo de arma como por Estado importador/exportador".
"Feminista y transversal"
El documento incluye las valoraciones de Ignacio Sánchez Lerín, el funcionario español que representa a España en el TCA. "La política exterior de España es feminista y transversal. Así podemos centrarnos en la integración de la perspectiva de género en todos los procedimientos administrativos, especialmente en el proceso de toma de decisiones sobre la transferencia de armas, donde se aplica el TCA", alegó.
Sánchez Lerín argumentó que "todas las solicitudes de licencia siguen un proceso estándar, en el que es obligatoria una evaluación del riesgo de violencia de género". "Esto significa que cada solicitud de licencia que pasa por el sistema español solo puede ser aprobada si se ha incluido una evaluación de riesgos de género", subrayó.
El embajador ante el TCA subrayó además que "España también está muy centrada en abordar los riesgos de desvío". "Nos estamos dando cuenta de que la mayor parte de los desvíos no se produce durante las distintas fases de la transferencia de armas, tal y como se contempla en el Tratado", afirmó.
Público
Las empresas de armas de Israel (vetadas en otros países) estarán en la Feria de Defensa de España
Las empresas de armas de Israel (vetadas en otros países) estarán en la Feria de Defensa de España
Chile vetó a las empresas de este país en su feria. Tampoco estuvieron en Expodefensa (Colombia).
Óscar F. Civieta
La Feria Internacional de Defensa y Seguridad de España (Feindef) es la única feria del sector apoyada institucionalmente por el Ministerio de Defensa. Su próxima edición se celebrará el 12, 13 y 14 de mayo de 2025 en Ifema (Madrid). Hace dos meses (un año antes de su celebración), la organización del evento anunció que ya contaban con el 80% del espacio reservado. Entre las delegaciones internacionales que ya han confirmado su presencia, señalan en el dossier oficial, está Israel.
Esta feria está organizada por Fundación Feindef, “una fundación privada y sin ánimo de lucro, que fomenta la sensibilización en la sociedad española y europea sobre temas relacionados con la Seguridad y la Defensa”, explican en la web oficial. La fundó el Ministerio de Defensa, y las asociaciones industriales, TEDAE y AESMIDE, en 2020.
Chile vetó a estas, que tampoco participaron en la feria de Colombia
La presencia de Israel en Feindef es habitual. En la edición de 2023 (última que se ha desarrollado) participaron dos de las principales empresas armamentísticas del país de Oriente Medio, como Rafael Advanced Defense Systems LTD o Elbit Systems LTD. Y, hasta el momento, no afectará a la continuidad de esa presencia ni la masacre que el ejército de Netanyahu está cometiendo en Palestina, ni el hecho de que no ha estado en las ferias de defensa de otros países.
Por ejemplo, en Chile, el propio presidente, Gabriel Boric, anunció el veto a la industria armamentística israelí en la Feria Internacional del Aire y del Espacio (Fidae), que se celebró en abril de 2024. “El respeto a los derechos humanos está siendo violado en Gaza y es lo que me llevó a tomar esta decisión, que es coherente con la posición que históricamente ha mantenido Chile”, dijo Boric.
Antes, en diciembre de 2023, las empresas de Israel tampoco estuvieron presentes en Expodefensa (Colombia). En esa ocasión, apuntaron medios como Infodefensa, fue la respuesta de la propia industria armamentística de ese país, después de que el máximo mandatario colombiano, Gustavo Petro, señalara en X (antes Twitter) que estaba dispuesto a suspender las relaciones exteriores con Israel, puesto que no apoyan “genocidios” (algo que anunció finalmente en mayo de 2024).
La Marea se ha puesto en contacto con la organización de la feria para preguntarles acerca de, entre otras cosas, si se ha tratado la opción de excluir a Israel, sin obtener respuesta.
La doble moral de España con Israel
La presencia de Israel en esta feria es otro ejemplo de la doble moral que España, según sus actuaciones, sigue a la hora de establecer sus relaciones con el gobierno de Netanyahu. Tan pronto pide un alto el fuego o reconoce al Estado palestino, como vota en contra de suspender las relaciones con Israel.
Además, el 12 de febrero de 2024, el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación informó de que, desde el 7 de octubre de 2023, no se había autorizado ninguna operación de venta de armamento a Israel. Algo que, con anterioridad, ya había afirmado en diferentes ocasiones el ministro José Manuel Albares.
Sin embargo, un análisis del investigador del Centre Delàs Alejandro Pozo desmintió al ministro. Éste mostró que el portal oficial DataComex, de comercio exterior, indicaba que, en noviembre de 2023, España exportó bienes de la categoría 93 (bombas, granadas, torpedos, minas, misiles, cartuchos y demás municiones y proyectiles, y sus partes, incluidas las postas, perdigones y tacos para cartuchos) por valor de 987.000 euros. La empresa exportadora, como confirmó el propio Pozo días después, fue Nammo Palencia.
Al romper relaciones con Israel, Colombia, obviamente, dejó también de comprarles armas. Esa relación comercial con España no ha cesado. A la espera de que se publiquen las estadísticas oficiales correspondientes al segundo semestre de 2023, en el primero, España autorizó la venta de armas a Israel por valor de 44,4 millones de euros. Todas ellas dentro de la categoría correspondiente a “carros y otros vehículos militares armados y vehículos militares equipados con soportes para armas”.
Juan Carlos Rois i els pacifismes
Juan Carlos Rois Alonso és avui dia un dels puntals del pacifisme i la noviolència en Espanya. Molta gent (si bé menys de la que seria convenient) coneix les seues anàlisis persistents de les despeses militars i crèdits que aprova el consell de ministres cada setmana. Una qüestió a la que ben pocs, paradoxalment, dediquen atenció. Milions i milions d'euros que passen, sense discussió i com si res, a engrossir les despeses de l'estat en proporcions cada vegada més pesants i significatives. Com arreu del món, sí, com en bona part del món.
Juan Carlos participa en moltes plataformes de col·lectius antimilitaristes com ara Tortuga, d'Elx, o Alternativas no violentas. En aquesta darrera web i en aquest mateix enllaç publicava no fa molt l'article “Pacifismos y luchas por la paz. Aclarando el panorama”. En ell s'hi tractava d'això mateix, de discernir i aclarir quina mena de plantejaments diferents hi ha sota la cobertura del pacifisme i de l'antimilitarisme. A tal efecte distingueix entre dos grans itineraris dels pacifismes, els quals, al seu torn, tindran al seu si múltiples bifurcacions a ramificacions.
El primer gènere lluitaria contra la guerra des d'una idea de pau negativa (d'absència de guerra). El segon implicaria una construcció de la pau en positiu. Com deia el mestre Mahatma Gandhi: la pau és el camí.
Si bé reconec que potser simplifique massa (però per entendre'ns), Juan Carlos planteja, al capdavall, una dicotomia entre un pacifisme més militant, ‘pur', alternatiu, antiestatal i associat als moviments socials front a un altre més apegat a les institucions i les lleis, més possibilista i que fins i tot, en algun cas, podria concebre l'existència d'un exèrcit ‘pacificador'. En les seues paraules:
“A mi personalmente me sigue llamando la atención la facilidad con la que aceptamos propuestas de “desarme” para nada transformacionales, campañas de reducción de armas o gastos militares que no ponen el acento en la desmilitarización y la aspiración de construir una paz más allá del realismo y el pragmatismo político, bellos discursos filosóficos inocuos sobre la paz o apuestas por las paces que son meros armisticios y no incorporan transformaciones estructurales, culturales, directas y sinérgicas de calado. No es que no rasquen, como dice Galeano, es que rascan donde no pica.”
Crec que Juan Carlos fa bé en introduir o detectar matisos, que sempre els hi ha, i tant, entre diferents formes d'exercir, practicar i concebre el pacifisme. Fet i fet, venim també de tradicions diferents que poden beure en la filosofia liberal de Kant i la seua ‘pau perpètua', en la nombrosa literatura antibel·licista, en les tradicions obreristes antimilitaristes i llibertàries o en els preceptes religiosos dels quàquers i certs trets del cristianisme. A més a més, ben és cert que davant d'un conflicte bèl·lic, com la nostra guerra civil de 1936, el moviment s'esquartera o pateix en els seus fonaments.
Tanmateix, a mi m'agradaria més posar l'accent en el que compartim més que no en el que pot promoure purismes i, en conseqüència, alguna competència inadequada sobre qui és més autèntic i incontaminat pel poder.
Al meu veure, crec, hauríem d'unificar i concentrar els esforços de tots els pacifistes precisament per poder atraure una bona part de la societat que rebutja la violència com a forma de resolució dels conflictes i que, des de posicionaments democràtics, vol combatre el neofeixisme militarista, violent i mentider que avui guanya terreny dia a dia d'una forma més que preocupant. La música hitleriana dels anys 1930 sona cada vegada més forta i, aquests, no van amb matisos de cap mena en relació als que poden considerar contraris. La ‘depuració' dels adversaris i l'assenyalament és la seua terrible especialitat.
A més a més, en el fons em sembla que ens falta atacar i tractar un problema fonamental que és com l'elefant en l'habitació que no acabem de veure o no volem enfrontar: no és una altra cosa que el mateix estat i la seua associació existencial amb la guerra i els exèrcits; i, alhora (i ací agarreu-se), amb la pacificació social. Tracte d'explicar-me.
Molts coneixeu (i si no, val la pena llegir-lo) el llibre de Randolph Bourne ‘La guerra es la salud del estado', un lúcid assaig escrit pel 1917 quan els EEUU es plantejaven entrar en la primera Gran Guerra. I no solament això, si seguim les investigacions de molts historiadors o del mateix Michel Foucault ens adonarem fàcilment com la guerra en el marc feudal està en l'origen d'estats contemporanis com ara França i Espanya. Uns estats que naixen amb la força armada com a eix vertebrador (i despesa principal) i que solament més tard i més avant es complementaran, reforçaran i justificaran amb un aparell burocràtic-fiscal i un corpus legal.
Pardoxalment, però, les democràcies contemporànies han plantejat, de forma paral·lela a la concentració de la violència en mans de l'estat, una possibilitat de control i domesticació dels ‘senyors de la guerra', les màfies o les xarxes caciquils i delinqüencials de pinxos o ‘matons'. Paral·lelament, anava obrint-se una porta a la primacia del poder civil emanat de la sobirania popular front a la dictadura dels espassots. Ací podríem tenir en compte aportacions com les de Norbert Elias o Steven Pinker.
Hi hauria molta tela que tallar i moltes qüestions a discutir i matisar en aquest sentit però on vull anar a parar és que no podem menysprear l'existència d'un estat bifrontal que té un enorme potencial de control militar i policial sobre les nostres vides però al qual exigim tots els dies una potenciació del sector públic i dels serveis públics front a la potser pitjor alternativa del capitalisme salvatge, pur i dur.
Crec que, al capdavall, més aviat que cavar petites trinxeres entre nosaltres (accentuant les nostres febleses), hauríem de tirar llaços vers un espectre ample de còmplices posant l'accent en les coses que ens poden unir: respecte als drets humans, resolució no violenta dels conflictes, diplomàcia, mobilitzacions al carrer, primacia del poder civil sobre el militar i, especialment, control de la indústria armamentística i els seus tentacles.
Les investigacions que puguen fer centres com l'ICIP o el Centre Delàs d'Estudis per la Pau, per exemple, malgrat que compten amb fons del sector públic, no poden ser menyspreades com a font d'informació i aliment per a les mobilitzacions antimilitaristes. És el cas evident dels informes i les campanyes sobre la ‘Banca armada', mogudes pel Delàs, Setem i altres organitzacions. Avui dia aquesta tasca prèvia està servint de suport i fonament per a les mobilitzacions contra el genocidi de Gaza i l'abús de poder de l'estat d'Israel.
No, Israel no tiene derecho a defenderse en Gaza, pero los palestinos sí: Ejemplos de violencia directa, estructural y cultural
Unos 130 soldados israelíes se plantan: No quieren combatir más en Gaza
Anna Solé Sans
Un total de 130 soldados del ejército israelí se han opuesto este miércoles a seguir combatiendo en Gaza, un año después del inicio de la guerra, ya que los combates representan una "sentencia de muerte" para los 101 rehenes que siguen en el enclave palestino, según una carta enviada a las autoridades israelíes, que recoge Efe. "Claro está que la continuación de la guerra en Gaza no solo retrasa el retorno de los rehenes sino que también pone en peligro sus vidas: muchos rehenes han muerto por los bombardeos de las FDI (fuerzas armadas), muchos más que los que han sido rescatados en operaciones militares", ha detallado la misiva de los firmantes.
"Nosotros, que hemos servido y seguimos sirviendo con dedicación, arriesgando nuestras vidas, anunciamos que si el gobierno (israelí) no cambia de rumbo inmediatamente y trabaja para conseguir un acuerdo para traer a los rehenes a casa, no podremos seguir sirviendo", continúa el texto. Sus palabras llegan dos días después del primer aniversario de los ataques de Hamás del 7 de octubre que iniciaron la guerra en Gaza, cuando 251 rehenes fueron secuestrados por miles de milicianos en territorio israelí, de los cuales 97 continúan retenidos en el enclave, además de otros cuatro que llevan años.
A la guerra solo ha habido una tregua de una semana a finales de noviembre, durante la cual 105 rehenes fueron liberados a cambio de 240 prisioneros palestinos. Al menos seis cautivos más han sido asesinados accidentalmente por el ejército israelí, mientras que entre la treintena de los cautivos que las fuerzas israelíes estiman que ya estarían muertos, algunos habrían muerto por los incesantes ataques aéreos de Israel, según Hamás.
"La destrucción está en todas partes"
"Es peor de lo que te puedas imaginar", dice Sally Stevenson a The Guardian. "La destrucción está en todas partes, hasta donde llega la vista, está en el aire que respiramos. No hay ningún lugar seguro en Gaza. Para nadie, especialmente para los niños". Así se expresaba la trabajadora sanitaria australiana que ayuda a gestionar la atención de emergencia en Gaza, es franca cuando se le pregunta qué necesitan saber a sus compatriotas sobre la situación en el territorio asediado después de un año de guerra.
Stevenson, directora ejecutiva del Centro de Salud para Mujeres de Illawarra, llegó a Gaza hace tres semanas en una misión con la organización médica benéfica Médicos Sin Fronteras (MSF). Stevenson trabaja en Al- Mawasi, en Gaza, que Israel ha designado como espacio seguro. Stevenson describe la zona como "la llamada zona humanitaria". Stevenson explica que más del 90% de la población de Gaza, de 2,1 millones de personas, ha sido desplazada a la guerra, muchos de ellos varias veces, mientras que el 50% del personal de MSF vive en tiendas de campaña.
No, Israel no tiene derecho a defenderse en Gaza, pero los palestinos sí: Ejemplos de violencia directa, estructural y cultural
...el derecho internacional es un simple reflejo del sentido común y la moral universal. Un criminal no puede apoderarse de la casa de alguien, instalarse en ella, saquear sus pertenencias, encarcelar y maltratar a los habitantes y luego alegar legítima defensa para asesinar a los propietarios cuando estos se defienden.
Si en la la anterior entrada: La carta a la ONU del abogado y activista Mokhiber nos hacíamos eco de las posiciones de Mokhiber criticando el papel de la ONU en el conflicto Israel-Palestina, y haciéndolo de manera constructiva al proponer una alternativa política basada en 10 puntos, hoy nos hacemos eco de otra de sus posturas, basada en argumentos legales del derecho internacional: Israel no tiene derecho a defenderse en Gaza, pero los palestinos sí.
Israel no tiene derecho a defenderse ni en Gaza, ni en Cisjordania, ni en Jerusalén Oriental ni en los Altos del Golán
La lógica de Mokhiber se basa en el derecho internacional. Veamos:
La moral básica y la lógica simple dictan que el derecho a la legítima defensa pertenece al pueblo palestino, no a su opresor. Y el derecho internacional concuerda con ello.
Una de las muchas revelaciones inquietantes que han surgido desde que comenzó la actual fase de genocidio en Palestina hace casi un año es hasta qué punto los políticos estadounidenses y occidentales están dispuestos a atenerse diligentemente a un guion proporcionado por Israel y sus lobbies occidentales, sea éste cierto o no. Un ejemplo de ello es la patraña de la “autodefensa”, tan repetida.
Después de cada crimen de guerra y crimen contra la humanidad perpetrado sucesivamente por Israel en su actual ofensiva genocida, el estribillo más común de los funcionarios gubernamentales occidentales (y de los medios corporativos occidentales) es que “Israel tiene derecho a defenderse”.
No, no lo hace.
De hecho, como cuestión de derecho internacional, esto es una doble mentira.
En primer lugar, Israel no tiene ese derecho en Gaza (ni en Cisjordania ni en Jerusalén Oriental).
Y, en segundo lugar, los actos que los alegatos de “legítima defensa” pretenden justificar serían ilegales incluso cuando se aplica la legítima defensa.
La Carta de las Naciones Unidas, un tratado vinculante para todos los Estados miembros, codifica los derechos y responsabilidades fundamentales de los Estados, entre ellos el deber de respetar la libre determinación de los pueblos (incluidos los palestinos), el deber de respetar los derechos humanos y el deber de abstenerse de recurrir a la fuerza contra otros Estados (cuando no esté autorizado por el Consejo de Seguridad). Israel, durante sus 76 años de existencia, ha violado repetidamente estos principios.
En el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas se establece una excepción temporal a la prohibición del uso de la fuerza para la legítima defensa frente a ataques externos, pero es importante señalar que no existe tal derecho cuando la amenaza proviene del interior del territorio controlado por el Estado. Este principio fue confirmado por la Corte Internacional de Justicia en su dictamen de 2004 sobre el muro del apartheid de Israel, y determinó entonces, y de nuevo en su dictamen de 2024 sobre la ocupación, que Israel es la potencia ocupante en todo el territorio palestino ocupado. Por lo tanto, Israel, como potencia ocupante, no puede alegar la legítima defensa como justificación para lanzar ataques militares en Gaza, Cisjordania, Jerusalén Oriental o los Altos del Golán.
Por supuesto, Israel, desde su propio territorio, puede repeler legalmente cualquier ataque para proteger a sus civiles, pero no puede alegar legítima defensa para librar una guerra contra los territorios que ocupa. De hecho, su obligación principal es proteger a la población ocupada. Al hacerlo, una potencia ocupante puede llevar a cabo funciones esenciales de mantenimiento del orden (a diferencia de las operaciones militares). Pero, dado que el Tribunal Internacional ha determinado posteriormente que la ocupación de los territorios por Israel es en sí misma totalmente ilegal, incluso esas funciones probablemente serían ilegítimas, salvo que fueran estrictamente necesarias para proteger a la población ocupada y en un plazo breve tras la retirada.
En su opinión más reciente, la Corte ha declarado que la presencia de Israel en los territorios viola el principio de libre determinación, la regla de no adquisición de territorio por la fuerza y los derechos humanos del pueblo palestino, y que debe poner fin rápidamente a su presencia e indemnizar al pueblo palestino por las pérdidas sufridas. Como cuestión de derecho, cada soldado israelí en el terreno, cada misil, avión o avión no tripulado israelí en el espacio aéreo palestino, e incluso una sola bicicleta israelí no autorizada en una carretera palestina, constituye una violación del derecho internacional.
En resumen, el remedio legal de Israel frente a las amenazas que supuestamente emanan de los territorios ocupados es poner fin a su ocupación ilegal, desmantelar los asentamientos, abandonar los territorios, levantar el asedio y entregar completamente el control al pueblo palestino ocupado.
En este caso, el derecho internacional es un simple reflejo del sentido común y la moral universal. Un criminal no puede apoderarse de la casa de alguien, instalarse en ella, saquear sus pertenencias, encarcelar y maltratar a los habitantes y luego alegar legítima defensa para asesinar a los propietarios cuando estos se defienden.
Además, más allá de la Palestina ocupada, si bien Israel tiene derecho a la legítima defensa frente a los ataques de otros Estados, no puede invocar ese derecho si el ataque es una respuesta a una agresión israelí. Israel no puede atacar a un Estado vecino (por ejemplo, Líbano, Siria, Irak, Irán, Yemen) y luego alegar legítima defensa si ese Estado contraataca. Aceptar semejante afirmación sería poner patas arriba el derecho internacional.
Por lo tanto, la mayoría de las afirmaciones de los políticos y los medios de comunicación occidentales de que “Israel tiene derecho a la legítima defensa” son demostrablemente falsas, como cuestión de derecho internacional.
Un caso de violencia cultural
Muy clara y contundente la posición de Mokhiber. Y es una denuncia argumentada por el derecho internacional contra la manipulación informativa masiva que políticos, medios de información y gobiernos nos han hecho creer. Una manipulación informativa masiva que se puede considerar como un caso de violencia cultural: un mentira repetida hasta la saciedad y que se acaba convirtiendo en verdad sobre todo porque no hay ningún relato alternativo que la contradiga.
El triángulo de la violencia es un concepto introducido por Johan Galtung para representar la dinámica de la generación de la violencia en conflictos sociales. Según Galtung, la violencia es como un iceberg, de modo que la violencia visible es solo una pequeña parte del conflicto. Disminuir o suprimirla supone actuar ante todos los tipos de violencia, que serían tres:
La violencia directa, la cual es la más visible y se concreta con comportamientos y responde a actos de violencia.
La violencia estructural, que se centra en el conjunto de estructuras que no permiten la satisfacción de las necesidades y se manifiesta, precisamente, en la negación de las necesidades.
La violencia cultural, la cual crea un marco legitimador de la violencia y se concreta en actitudes.
Sobre la violencia cultural de la noción de que Israel tiene derecho a defenderse en Gaza, o junto a ella, da igual, se sitúa la violencia cultural de la negación del colonialismo de Israel en Palestina, también los relatos más o menos ficticios y fantasiosos de las diversas negociaciones de paz (que siempre acabaron beneficiando a Israel y perjudicaron a Palestina), la neutralidad de Occidente en el conflicto, la negación de que tengamos en Occidente las manos manchadas de sangre en este conflicto, la negación de que nos estemos enriqueciendo con él). El iceberg del conflicto Israel-Palestina tiene mucho volumen oculto, como se ve.
La legítima defensa no justificaría los crímenes de guerra de Israel
Pero, sigamos con el relato de Mokhiber:
La segunda mentira contenida en estas reiteradas afirmaciones es la sugerencia de que la alegación de legítima defensa justifica los innumerables crímenes de Israel. El derecho internacional no permite que la alegación de legítima defensa justifique crímenes contra la humanidad y genocidio. Tampoco supera mágicamente los imperativos del derecho internacional humanitario de precaución, distinción y proporcionalidad, o el carácter protegido de los hospitales y otras instalaciones civiles vitales.
Además, la presencia de personas asociadas con grupos de resistencia armada (incluso si se demuestra) no convierte automáticamente un lugar civil o una estructura protegida en un objetivo militar legítimo. Si así fuera, la presencia habitual de soldados israelíes en hospitales israelíes también convertiría a esos hospitales en objetivos legítimos. Atacar hospitales no es un acto de legítima defensa. Es un acto de asesinato y, en casos sistemáticos y en gran escala, un crimen de exterminio.
El alegato de legítima defensa no justifica el castigo colectivo, el asedio de poblaciones civiles, las ejecuciones extrajudiciales, la tortura, el bloqueo de la ayuda humanitaria, los ataques a niños, el asesinato de trabajadores humanitarios, personal médico, periodistas y funcionarios de la ONU, todos ellos crímenes perpetrados por Israel durante la fase actual de su genocidio en Palestina, y todos ellos seguidos descaradamente por alegatos de legítima defensa por parte de los defensores de Israel en Occidente.
Así, cada respuesta de un político o de una voz cómplice de los medios corporativos a un crimen israelí que comience con “Israel tiene derecho a defenderse” es a la vez una justificación de lo injustificable y una mentira descarada, y debería ser denunciada como tal.
Palestina, sin embargo, sí tiene derecho a defenderse según el derecho internacional
Además, lo que nunca oirán decir esas voces es que Palestina tiene derecho a defenderse, aunque, según el derecho internacional, lo tiene sin dudarlo. Enraizado en la Carta de las Naciones Unidas y en el derecho internacional humanitario y de los derechos humanos, y confirmado por una serie de resoluciones de la ONU, los grupos de resistencia palestinos tienen derecho legal a la resistencia armada para liberar al pueblo palestino de la ocupación extranjera, la dominación colonial y el apartheid.
Y el mundo está de acuerdo. La Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado:
“ el derecho inalienable… del pueblo palestino y de todos los pueblos bajo ocupación extranjera y dominación colonial a la libre determinación, la independencia nacional, la integridad territorial, la unidad nacional y la soberanía sin injerencia extranjera” y ha reafirmado “la legitimidad de la lucha de los pueblos por la independencia, la integridad territorial, la unidad nacional y la liberación de la dominación colonial, el apartheid y la ocupación extranjera por todos los medios disponibles, incluida la lucha armada”.
Por supuesto, toda resistencia debe respetar las normas del derecho humanitario, incluido el principio de distinción para respetar a los civiles, pero el derecho de Palestina, en virtud del derecho internacional, a la resistencia armada contra Israel es ya un axioma.
En pocas palabras, el pueblo palestino tiene el derecho reconocido a resistir la ocupación, el apartheid y el genocidio de Israel, incluso mediante la lucha armada. Y, puesto que la resistencia subyacente es lícita, las alianzas, la ayuda y el apoyo a los palestinos con ese fin también son lícitos.
(Penosamente aquí l@s noviolent@s no podemos estar de acuerdo: la violencia puede ser lícita según el derecho internacional, pero es ilegítima. Es imprescindible recurrir a métodos noviolentos para afrontar el conflicto. Lo contrario sólo generaría más violencia y nos hundiría en la espiral de violencia.)
Por el contrario, como la ocupación, el apartheid y el genocidio de Israel son ilegales, el apoyo a Israel en esas actividades por parte de los Estados occidentales es ilegal. De hecho, el Tribunal Internacional ha determinado que todos los Estados tienen la obligación de poner fin a ese apoyo a Israel y de trabajar para poner fin a la ocupación israelí.
Violencia directa y estructural
Y un punto más sobre la noción de autodefensa. La historia no empezó el 7 de octubre de 2023. En las décadas de 1930 y 1940, los colonos sionistas viajaron desde Europa para atacar a los palestinos en sus hogares en Palestina. Ninguna milicia palestina viajó a Europa para atacar a los colonos en sus hogares en Inglaterra, Francia y Rusia. (Por supuesto, los judíos que huían de la persecución europea tenían todo el derecho a buscar asilo en Palestina y otros lugares. Pero los sionistas no tenían derecho a colonizar la tierra y desposeer a los pueblos indígenas).
Israel ha infligido diferentes actos de violencia directa y estructural sobre los palestinos desde hace décadas. Los palestinos también tienen derecho a defenderse de ellas de manera noviolenta:
Durante más de 76 años, Israel ha atacado, brutalizado, desplazado, desposeído y asesinado al pueblo palestino indígena y ha tratado de borrarlo del mapa. Ha llevado a cabo una limpieza étnica en cientos de ciudades y pueblos palestinos, ha robado hogares, empresas, granjas y huertos palestinos y ha destruido la infraestructura civil palestina. Todas las comunidades palestinas han sufrido diariamente ataques a su dignidad, detenciones, palizas, torturas, saqueos y asesinatos a manos de Israel. Los supervivientes se han visto obligados a vivir bajo un régimen de apartheid y segregación racial y con la negación sistemática de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales en su propia tierra.
Todo esfuerzo pacífico palestino para poner fin a la opresión y recuperar el derecho palestino a la autodeterminación, mediante iniciativas diplomáticas, acciones judiciales, protestas pacíficas o boicots y desinversiones organizados, ha sido respondido con represión o rechazo, no sólo por parte de Israel sino también de sus patrocinadores occidentales.
En este contexto, la moral básica y la lógica simple dictan que el derecho a la legítima defensa pertenece al pueblo palestino, no a su opresor. Y el derecho internacional está de acuerdo.
Shalom, Salam, Paz.
Israel ataca el cuartel general de las fuerzas de la ONU en Líbano, donde hay 'cascos azules' españoles
Virgen del Pilar, 12 de octubre, raza e Hispanidad: Cómo se urdió todo
La Virgen del Pilar
Por Víctor Longares Abaiz
Desde la conquista de Zaragoza (1118), la catedral está consagrada a San Salvador. También desde ese año, se declaró a San Valero (obispo de la ciudad en el siglo IV) patrono y protector de Zaragoza. Hasta el siglo XVII, la fiesta más celebrada en Zaragoza era la del Corpus Christi, en primavera. ¿Cómo consigue la advocación de Nuestra Señora del Pilar imponerse?
LOS ORÍGENES DEL PILAR
La iglesia de Santa María la Mayor estaba en el lugar donde ahora se encuentra la Basílica-catedral de Nuestra Señora del Pilar. En 1293, el obispo Hugo de Mataplana decide restaurar la iglesia románica, que se encontraba en ruinas. Inicia una recaudación de fondos para esta restauración, que dará lugar a una iglesia nueva, convertida en colegiata. Durante el periodo que duran las obras, promueve peregrinaciones a esta iglesia y, en 1297, aparece por primera vez documentada la leyenda que conocemos, en el libro Moralia, sive Expositio, in Job. La maniobra de propaganda del obispo tiene éxito. Así, se difunde por todo Aragón que, en el año 40, la Virgen María había venido en carne mortal a la ciudad para dar ánimos a los zaragozanos (aún no aparece el apóstol Santiago en la historia).
El triunfo de esta leyenda proporciona buenos ingresos a la iglesia de Santa María la Mayor, donde se conservaba la columna (Pilar) que supuestamente había dejado la Virgen en su visita. En 1435, se coloca sobre ese pilar la talla de la Virgen que conocemos actualmente.
EL PILAR FRENTE A LA SEO
Nos plantamos en el siglo XVI, con la dinastía Habsburgo. La catedral de San Salvador (La Seo) era el lugar donde se coronaban los reyes, tras haber jurado los Fueros. Los reyes Habsburgo aspiraban a ganar poder en su persona y ese empeño chocaba con las instituciones aragonesas. Por eso, fueron llenando de favores al Pilar, para oscurecer la Seo a los ojos de los zaragozanos. Tras la rebelión aragonesa que acaba con la decapitación del Justicia de Aragón (El alzamiento aragonés en 1591), se empieza a ver en Zaragoza el enfrentamiento entre los Fueristas (defensores de la identidad aragonesa y reunidos en torno a la La Seo) frente a los Realistas (leales al rey y congregados en torno al Pilar). Por cierto, ahora, en la leyenda, la Virgen ya no venía a dar ánimos y fuerza a los zaragozanos, sino al apóstol Santiago, que es el patrón de Castilla, no de Aragón.
EL PILAR CONTRA LA IDENTIDAD ARAGONESA
Sin embargo, y a pesar de los favores de la monarquía, la devoción a la Virgen del Pilar no conseguía imponerse a la preferencia de los zaragozanos por La Seo. Tampoco Santiago lograba ocupar el lugar de San Jorge, patrón de Aragón. Hacía falta un golpe de efecto y lo consiguió Felipe IV.
El año 1640 fue bastante duro para el rey, teniendo que enfrentarse a numerosas guerras y rebeliones, como ya contamos en un artículo anterior (El Príncipe Baltasar Carlos y Zaragoza). Las Cortes de Aragón se negaban a permitir el paso del ejército real para reprimir a los catalanes y el rey necesitaba enseguida algo que les hiciese cambiar de idea.
Y sucedió el conocido como Milagro de Calanda. El agricultor calandino Miguel Juan Pellicer fue recibido por el rey, ante quien testificó que la Virgen del Pilar le había hecho crecer la pierna que le habían amputado tres años antes. Su testimonio fue validado hasta por siete notarios. La propaganda real fue inmensa y exitosa. En 1641, la Iglesia dictaminó el hecho como milagro. En 1642, el municipio de Zaragoza proclama a la Virgen del Pilar como patrona de la ciudad, en detrimento de San Valero. En 1675, ya con Carlos II en el trono, el Pilar es declarado concatedral de Zaragoza, junto con La Seo. la En 1678, la Virgen del Pilar es proclamada patrona de Aragón, imponiéndose a San Jorge.
En pocos años, la Virgen del Pilar había desbancadoa los patrones de Zaragoza y Aragón y el Pilar se había convertido en catedral. Por cierto, en 1645, las Cortes de Aragón acabaron aceptando entregar tropas y dinero a Felipe IV para luchar contra Catalunya. Como vemos, la propaganda política funcionaba.
LAS FIESTAS DEL PILAR
Quedaba algo más. Era necesario que los zaragozanos celebrasen la fiesta del Pilar con la efusividad con que celebraban el Corpus Christi. Sin embargo, había un problema y ese era la fecha, dado que se celebraba la venida de la Virgen a Zaragoza el 2 de enero y el clima zaragozano acompaña poco en esa fecha. La solución vino de la mano de una fecha simbólica, el 12 de octubre. Ese día, Cristóbal Colón había llegado a América. Unir ambas celebraciones identificaría más a los aragoneses con la idea de una España unida e imperial que la nueva dinastía Borbón pretendía imponer y que no acababa de cuajar en los antiguos estados de la Corona de Aragón.
Así, en 1729, el Papa Clemente XII señaló el 12 de octubre como el día para celebrar Nuestra Señora del Pilar. En 1807, Pío VII concede a esta fiesta carácter de rito de primera clase.
Durante el siglo XIX, continúan la identificación de la monarquía y de España con la Virgen del Pilar. Las obras para ampliar y embellecer el templo cuentan con el apoyo inestimable de los reyes. Desde el primer momento, se insiste en la ayuda de la Virgen del Pilar para salvar a Zaragoza de los franceses en la Guerra de la Independencia. La élite zaragozana también se agarra al Pilar para luchar contra un pueblo llano demasiado rebelde. Los zaragozanos protagonizaron numerosas huelgas y altercados en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. El socialismo y, especialmente, el anarquismo triunfaban entre la clase obrera zaragozana.
Una estrategia empleada por la élite burguesa para combatir esto fue la exaltación de lo que se llamó “baturro”. Esta palabra despectiva que se empleaba para designar a los campesinos fue convertida por la burguesía zaragozana en lo identificativo del carácter aragonés. La ideología que había detrás de ese baturro chistoso y noble era la de la sumisión del obrero al patrón, del súbdito al rey y del cristiano a la Iglesia. Era necesario defender esta idea y vincularla a la Virgen del Pilar. Por eso, en 1887, se creó el Rosario de Cristal.
En 1892, cuarto centenario de la llegada de Colón a América, el presidente Antonio Cánovas del Castillo quiso evitar que los Estados Unidos capitalizaran esta celebración (ya llevaban años celebrando el Día de Colón o Columbus Day). Por eso, decretó el 12 de octubre como el Día Nacional de España. Quedaba unida así la Virgen del Pilar a España, convirtiéndose también en su patrona. Comenzó a desarrollarse la idea de celebrar, junto al resto de países latinoamericanos, el 12 de octubre como Día de la Raza. En 1919, se celebró por primera vez en España este día, siendo la Virgen del Pilar la Patrona de la Raza.
HONORES A LA VIRGEN DEL PILAR
La Virgen del Pilar comienza, a partir de ese momento, a ser magnificada de una manera exagerada y absurda. En 1905, es coronada con un ornamento pagado por la reina regente María Cristina. En 1908, aniversario de los Sitios de Zaragoza, es nombrada Capitán General, por su defensa de la ciudad. En 1913, es proclamada como patrona de la Guardia Civil. La Virgen del Pilar se había convertido en un mito que trascendía ya tanto a Zaragoza como a Aragón.
La devoción a la Virgen del Pilar se extendía ya por toda España y los nacionalistas veían en ella y en el Día de la Raza un símbolo perfecto de su imperialismo. Por eso, el fascista Ramiro de Maetzu inventó, en 1931, la palabra Hispanidad, imaginando la unión de España con Latinoamérica como un triunfo de la raza, la cultura y la lengua españolas.
EL PILAR Y EL FRANQUISMO
Al dictador Francisco Franco le vino muy bien la idea imperial unida a la Virgen del Pilar. El 12 de octubre se convirtió en el Día de la Hispanidad y la Virgen del Pilar en su patrona. Franco quería castigar y doblegar al pueblo aragonés, que tantos problemas le había dado durante la guerra. De ese modo, los supervivientes a la guerra y la represión sufrieron la imposición de un folklore, una indumentaria "tradicional" y un carácter aragonés moldeados para la ocasión por Coros y Danzas de la Sección Femenina. El baturro sumiso y cateteo anhelado por los caciques zaragozanos se convertía por imposición en el verdadero aragonés, que debía ser buen español, buen católico y entusiasta de Franco.
Y nuevamente, tal como le sucedió a Felipe IV, el general Franco encontró un milagro que aunaba todos estos intereses. En 1958, se celebró el 20º aniversario del milagro de la no explosión de dos bombas supuestamente lanzadas por un anarquista catalán. Al igual que en la Guerra de la Independencia, la Virgen del Pilar había vuelto a actuar. Se había puesto de parte de la Cruzada Nacional de Franco y había desbaratado los planes de los enemigos de España. ¿Cómo conmemorar esto?
Se decidió imitar la ofrenda de flores que los valencianos hacen a la Verge dels Desamparats. La ofrenda valenciana es mucho más natural, ya que se celebra en marzo. Dado que octubre no es mes de flores, había que recurrir a invernaderos para poder realizar esa ofrenda. Se decretó que los zaragozanos debían acudir a la Plaza José Antonio (actualmente de Los Sitios) donde se les entregarían las flores que irían a depositar sobre una imagen de la Virgen del Pilar instalada frente a la basílica.
ACTUALIDAD
El resto es conocido por todos. La fiesta fascista de la Hispanidad se identifica con el Día Nacional de España, por encima de una fiesta que debería ser más importante para un estado democrático y aconfesional, como es el Día de la Constitución. En España se continúa mezclando el 12 de octubre con la fiesta religiosa, la militar, la conquistadora, la supremacista… y se insiste en que toda América celebra esa misma fiesta. De nada sirve que ya solo Guatemala y Panamá mantengan el nombre fascista de Día de la Hispanidad y el resto de los países americanos prefieran celebrar el 12 de octubre el Día de la Resistencia Indígena (Venezuela) o el Día de las Culturas (Costa Rica).
La ideología centralista triunfó imponiendo la Virgen del Pilar por encima de San Valero, San Jorge, San Salvador, el Corpus Christi y la verdadera catedral de Zaragoza. El Rosario de Cristal (invento de las élites conservadoras del siglo XIX) y la Ofrenda de Flores (invento franquista) se han convertido en las máximas expresiones de las fiestas del Pilar. Los zaragozanos han perdido su espíritu combativo y se unen entusiastas a las autoridades civiles, militares y religiosas para llevar flores al Pilar. ¿Cómo lo hacen? Vestidos de baturros. La asimilación ha triunfado y la identidad aragonesa ha sido suplantada. Como dijo el dictador Franco: "España, sin la Virgen del Pilar, no sería España."
La batalla cultural del colonialismo
Javier García Fernández
Las declaraciones del ministro Ernest Urtasun sobre los planes del Ministerio de Cultura para superar el marco colonial de los museos españoles han vuelto a provocar una oleada de pánico entre los historiadores conservadores españoles. En concreto, el pánico se ha extendido en el entramado de divulgación histórica española y los medios de comunicación conservadores. Lo mismo ocurrió hace unos meses cuando su homólogo en la anterior legislatura, Miquel Iceta, se atrevió a afirmar tímidamente la necesidad de revisar las visiones coloniales en las colecciones estatales. Si bien es cierto que estamos asistiendo a un arrebato de la derecha historicista, académica y divulgadora, no es menos cierto que la izquierda no tiene la misma capacidad de reacción ante esta cuestión.
En cuanto a si España tuvo o no colonias, el debate en sí es una falacia. Lo importante no es si las llamamos virreinatos (como la Corona de Castilla llamó a los territorios americanos), colonias (como se llamó a Cuba, Puerto Rico y Filipinas), protectorados (como se llamó al Marruecos español), provincias de ultramar (como se llamó a Guinea ecuatorial y al Sáhara español), regiones ultraperiféricas (como la Unión Europea llama actualmente a las Islas Canarias) o ciudades autónomas (como se llama a Ceuta y Melilla). El concepto de colonia hace referencia a una situación de dominación extranjera de un territorio mediante el control militar, la dominación política, la dependencia económica y el desprecio cultural. En este sentido, la Corona de Castilla, la Monarquía Hispánica y el Reino de España han tenido territorios dominados colonialmente durante los últimos quinientos años.
Parte de la sociología histórica y de la historiografía moderna coinciden en que la Corona de Castilla fue la primera autoridad política en Europa que tuvo territorios colonizados desde la perspectiva moderna del término, es decir, dominación colonial asociada a explotación económica, genocidio cultural y subordinación política. Y esas primeras experiencias de dominación política que Castilla y Aragón desarrollaron en el norte de África, el Caribe y América Latina se habían puesto a prueba durante la conquista de Al-Andalus, que fue el laboratorio fundamental para la formación de las políticas coloniales que más tarde se desarrollarían fuera de la península. Me refiero a la división racial, a la economía política del despojo y reparto de tierras por derecho de conquista y a la subordinación de los territorios a la autoridad política conquistadora.
La conquista, presencia y explotación peninsular del Caribe y América Latina fue fundacional de lo que llamamos modernidad occidental (que incluye el capitalismo histórico, la política de división racial y el patriarcado occidental-cristiano). Sin embargo, lo que comúnmente se conoce en las ciencias sociales como colonialismo contemporáneo o imperialismo fue el modo específico de dominación colonial que comenzó a producirse tras la crisis del Imperio español en el siglo XVIII y la nueva hegemonía internacional de naciones del norte de Europa como Francia, Gran Bretaña, Alemania, Bélgica y los Países Bajos. La crisis en la que cayó la monarquía española se produjo tras más de tres siglos de dominación colonial en América. Un cambio de dinastías, de los Habsburgo a los Borbones, fracturó un modelo organizativo que había nacido como un pacto entre la monarquía y las nuevas élites locales nacidas tras las conquistas y que se transformó en un modelo borbónico extremadamente centralizado incapaz de arraigar institucionalmente en los territorios americanos.
Desde finales del siglo XVII y sobre todo en el XVIII, una industrialización emergente en Gran Bretaña produjo un fuerte dominio político en el Atlántico a través de la presencia de las XIII Colonias en Norteamérica, y de forma muy exponencial con la presencia británica en Asia tras las Guerras del Opio, en el siglo XIX.
Similar fue el caso de Francia, cuyo segundo imperio (el primero había sido el napoleónico que había llegado a Egipto con el robo de la Piedra Rosetta en 1799) experimentó una brutal expansión tras las crisis del mundo otomano en el norte de África, y la expedición francesa en Argelia en 1830, que le llevó a hacerse con el control de todo el norte de África, y de una parte importante de Asia y África. Los casos de Bélgica y Holanda fueron similares, impulsados por el cercamiento de las tierras comunales, la incipiente industrialización, el comercio de esclavos y un modelo de metrópoli colonial basado en un Estado reducido, bajo el control de una burguesía altamente organizada con objetivos económicos en todo el mundo.
Los antiguos imperios ibéricos de España y Portugal habían perdido su hegemonía internacional, pero se incorporaron colonialismos de nuevo tipo. España perdió el Virreinato de la Plata, Nueva España, Perú, Río de la Plata y Nueva Granada en las primeras décadas del siglo XIX, pero mantuvo Cuba, Puerto Rico, Filipinas, y reforzó su presencia en África en la primera mitad del siglo XIX en Guinea Española, y en las primeras décadas del siglo XX fundó el Protectorado de Tetuán (1912). También es fundamental el papel desempeñado por la burguesía española en el tráfico de esclavos durante la llamada segunda esclavitud en el siglo XX, como ha descrito, entre otros, Martín Rodrigo i Alharilla. La trata de esclavos en los territorios que España pudo retener tras las independencias americanas no le permitió ser una potencia colonial de primer orden, y comenzó así un largo ciclo de crisis imperial y pérdidas territoriales que desembocó en la pérdida, en 1898, de Cuba, Puerto Rico y Filipinas y el fin del llamado Imperio español. Pero los restos del post-Imperio seguirían desmembrándose. En 1956 se independizó del Protectorado de Marruecos, en 1968 el de Guinea Ecuatorial, en 1975 Marruecos ocupó el Sáhara Occidental y en 2017 estalló en suelo peninsular una crisis territorial sin precedentes con el proceso independentista catalán, que sólo puede entenderse como un eco de la larga historia del desmembramiento del Imperio español.
Entre 1889 y 1917, en menos de dos décadas, se desintegraron en Europa cinco viejos imperios: el alemán, el austrohúngaro, el ruso, el otomano y el español. Los cinco se definían como herederos del Imperio Romano y, como ha señalado Aimé Cesaire, su decadencia daría lugar a culturas políticas autoritarias que devolverían a Europa la violencia que las metrópolis habían desarrollado contra los pueblos colonizados. En efecto, el fascismo, el nazismo y el franquismo nacieron como culturas políticas autoritarias de la nostalgia imperial que pretendía reconstruir los grandes imperios territoriales desmembrados varias décadas antes, a principios del siglo XX.
Una de las cuestiones sui generis del caso español es que, a diferencia del nazismo alemán y del fascismo italiano, el franquismo fue una cultura política directamente heredada del colonialismo español en el Caribe, América Latina y el Norte de África. Muchos de los líderes del golpe militar de 1936 fueron militares que habían vivido mucho tiempo en las colonias. El padre de Franco luchó en Filipinas y Franco pasó la mayor parte de su vida en el norte de África. José Sanjurjo, Miguel Cabanellas y Gonzalo Queipo de Llano comenzaron su carrera militar en Cuba y más tarde, junto con Emilio Mola, fueron destinados al Protectorado de Marruecos. Millán Astray combatió en Filipinas y más tarde fue destinado a Argel, donde fue adiestrado en el funcionamiento de las tropas coloniales francesas, y posteriormente formó el cuerpo del Tercio de Extranjeros, más tarde conocido como la Legión, una tropa colonial, creada a imagen y semejanza de la Legión Extranjera francesa, compuesta por población autóctona para sofocar levantamientos y aplastar la resistencia civil en las colonias francesas del norte de África.
Todos los militares de alta graduación de las tropas coloniales españolas como Sanjurjo, Mola, Cabanellas, Queipo, Franco o Astray encabezaron un golpe de Estado que se hizo con el poder en la península, devolviendo al corazón de la metrópoli la violencia colonial que el ejército español había desarrollado hasta entonces en los territorios coloniales. El llamado genocidio español, el exterminio físico del enemigo político (población indígena o combatientes republicanos), la violencia cultural contra la población local, las formas de trabajo forzoso, la recuperación de las narrativas imperiales, los discursos civilizatorios, la recentralización estatal, los campos de concentración, los procesos económicos extractivistas, el despojo, la usurpación de tierras y propiedades fueron formas de dominación colonial que los militares españoles trajeron de nuevo a la península. De este modo, los artífices del golpe de Estado establecieron un gobierno de estilo colonial que cristalizó en España en 1939.
Además de todas las consecuencias descritas anteriormente, el colonialismo español también regresó a la península en forma de batalla cultural, que es la que de nuevo se está librando hoy, la batalla de Franco por la colonización de la historia y la cultura. Franco y la élite de la dictadura concedieron desde el principio una importancia central a los relatos históricos. Cabe recordar que, a pesar de una visión mediocre y sombría que cierta izquierda ha tenido de la legión, entre la tropa colonial de los años veinte proliferaron las sociedades de estudios sobre temas coloniales, como la Revista África o la Revista de Tropas coloniales, y se produjo una tensión intelectual y teórica en el seno del naciente fascismo español. Después de 1939, el propio régimen franquista libró la batalla cultural por el pasado, y se reapropió especialmente de los legados del Imperio español, de modo que, durante el primer franquismo, hubo un impulso de los museos sobre temas coloniales. El actual Museo de la Alhambra de Granada se inauguró como Museo Nacional de Arte Hispano-Musulmán en 1940, el actual Museo Etnológico y de Culturas del Mundo de Barcelona se creó como Museo Etnológico y Colonial en 1949, y el Museo de América de Madrid se inauguró en 1941. Además, el propio CSIC se creó en 1940, tras la erradicación de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, institución nacida de la Institución Libre de Enseñanza. En la nueva configuración, la dictadura franquista incluyó la Escuela de Estudios Hispano-Americanos y el Instituto de Estudios Africano en 1945.
Esto nos indica que las actuales instituciones culturales, científicas y museísticas relacionadas con el mundo colonial o con el legado colonial español están directamente atravesadas por el golpe de Estado y la reestructuración del poder y de las instituciones culturales que llevaron a cabo los militares coloniales, una vez acabada la Guerra Civil. Esto implica que, en el caso español, la descolonización está atravesada por la democratización y la revisión de los legados de la dictadura militar. Descolonizar implica acabar con el legado del colonialismo español que la dictadura impuso en las instituciones culturales y científicas del Estado.
Javier García Fernández es historiador e investigador de la Universitat Pompeu Fabra. Investigador principal del proyecto La España Imperial de Franco. Fascismo, Imperio y cuestión colonial en la España del siglo XX, financiado por la Dirección General de Memoria Democrática, Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática.
Israel ataca el cuartel general de las fuerzas de la ONU en Líbano, donde hay 'cascos azules' españoles
Ver también en Tortuga:
¿Y qué van a hacer los 650 cascos azules que España tiene destacados en el Líbano?
elDiario.es
Las tropas israelíes han abierto fuego contra varias posiciones de la misión de la ONU en el sur de Líbano. Uno de los lugares atacados ha sido la base principal de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (FPNUL) en la localidad de Naqoura, según ha confirmado la propia FPNUL –antes conocida en español como FINUL; UNIFIL en inglés–.
De acuerdo con el comunicado de la misión de Naciones Unidas, hay dos heridos, que han caído de la torre de observación de la base cuando los disparos israelíes la alcanzaron. Se trata de dos cascos azules de nacionalidad indonesia, según la agencia italiana ANSA.
En el cuartel general de la misión en Naqoura hay tropas españolas. Según fuentes del Ministerio español de Defensa, el contingente “está bien” y “no hay españoles entre los heridos”. El grueso del contingente español en Líbano se encuentra en la base 'Miguel de Cervantes', cerca de la localidad de Marjayún –a día de hoy, hay alrededor de 650 militares españoles desplegados en el marco de la misión de la ONU–. “Los soldados españoles se encuentran bien”, ha confirmado también el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.
La propia misión de Naciones Unidas en Líbano ha publicado un comunicado en el que explica: “La reciente escalada a lo largo de la Línea Azul está causando una destrucción generalizada de ciudades y pueblos en el sur del Líbano, mientras se siguen lanzando cohetes hacia Israel, incluidas zonas civiles”.
“En los últimos días”, explica la misión de la ONU, “se han producido incursiones de Israel en Líbano, en Naqoura y otras zonas. Soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) se han enfrentado a elementos de Hizbulá sobre el terreno en Líbano. El cuartel general de la FPNUL en Naqoura y las posiciones cercanas han sido alcanzados en repetidas ocasiones”.
El comunicado añade: “Esta mañana, dos miembros de las fuerzas de mantenimiento de la paz han resultado heridos después de que un tanque Merkava de las FDI disparara contra una torre de observación del cuartel general de la FPNUL en Naqoura, impactando directamente contra ella y provocando su caída. Afortunadamente, esta vez las heridas no son graves, pero permanecen hospitalizados”.
Pero no ha sido la única acción militar de Israel contra la ONU en Líbano. “Los soldados de las IDF también dispararon contra la posición de la ONU (UNP) 1-31 en Labbouneh, alcanzando la entrada del búnker donde se refugiaban las fuerzas de paz, y dañando vehículos y un sistema de comunicaciones”, explica la FPNUL: “Se observó un dron de las FDI volando dentro de la posición de la ONU hasta la entrada del búnker”.
Además, este miércoles, “soldados de las IDF dispararon deliberadamente contra las cámaras de vigilancia del perímetro de la posición y las inutilizaron”. “También dispararon deliberadamente contra UNP 1-32A en Ras Naqoura, donde se celebraban reuniones tripartitas periódicas antes de que comenzara el conflicto, dañando la iluminación y una estación de retransmisión”.
La misión de la ONU recuerda “al Ejército israelí y a todos los actores su obligación de garantizar la seguridad del personal y los bienes de la ONU y de respetar en todo momento la inviolabilidad de los locales de la ONU. Las fuerzas de mantenimiento de la paz de la FPNUL están presentes en el sur del Líbano para apoyar el retorno a la estabilidad bajo mandato del Consejo de Seguridad. Cualquier ataque deliberado contra las fuerzas de mantenimiento de la paz constituye una grave violación del derecho internacional humanitario y de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad. Estamos haciendo un seguimiento de estos asuntos con las FDI”.
La resolución 1701 del Consejo de Seguridad se aprobó en 2006, y pretendía resolver la guerra de Líbano de 2006, pidiendo el cese total de las hostilidades entre Hizbulá e Israel, y que sólo el ejército libanés y la fuerza de FPNUL tuvieran presencia entre la llamada línea azul que separa Israel de Líbano y el río Litani, a unos 30 km al norte de la línea.
“Se ha cruzado peligrosamente otra línea”
El Gobierno español ha condenado “tajantemente” los disparos israelíes que han alcanzado el cuartel general de la misión de la ONU. “Israel tiene la obligación de proteger a las fuerzas de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas”, ha escrito en la red social X Albares. Por su parte, Sumar ha pedido al Ejecutivo que eleve la presión e imponga una declaración de embargo unilateral a Israel tras su ataque al puesto de la ONU. “No es el tiempo de andar con tibiezas”, ha dicho el portavoz de la coalición en la comisión de Asuntos Exteriores, Agustín Santos Maraver.
Dos de las bases alcanzadas son italianas, según la agencia ANSA. “Estos incidentes son intolerables, deben evitarse cuidadosa y decididamente. Por estas razones he protestado ante mi homólogo israelí y ante el embajador israelí en Italia”, ha dicho el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, que ha calificado lo ocurrido de “inaceptable”.
El mismo tono ha mantenido el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell. “Se ha cruzado peligrosamente otra línea en el Líbano: bombardeos de las FDI contra las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU cuyas posiciones son conocidas”, ha dicho en X. “Condenamos este acto inadmisible, para el que no existe justificación alguna. La UE reitera su pleno apoyo a FPNUL, a su misión bajo mandato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y a sus tropas.
Israel, a través de su embajador de la ONU, ha dicho que su “recomendación” es que la fuerza de mantenimiento de la paz se traslade cinco kilómetros al norte “para evitar el peligro a medida que se intensifican los combates y mientras la situación a lo largo de la Línea Azul sigue siendo inestable como consecuencia de la agresión de Hizbulá”.
A última hora de la tarde, horas después del ataque, el Ejército ha emitido un comunicado en el que acusa a Hizbulá de operar “desde dentro y cerca de zonas civiles”, incluidas “zonas cercanas a puestos de la FPNUL” y asegura que sus fuerzas mantienen una comunicación rutinaria con la misión de la ONU. “Esta mañana (jueves), tropas de las FDI [israelíes] operaron en la zona de Naqoura, junto a una base de FPNUL. En consecuencia, las FDI dieron instrucciones a las fuerzas de la ONU en la zona para que permanecieran en espacios protegidos, tras lo cual las fuerzas abrieron fuego en la zona”.
Nuevo bombardeo en el centro de Beirut
Israel ha bombardeado de nuevo este jueves por la tarde el centro de Beirut. Una fuente de seguridad libanesa ha informado a Reuters de que un ataque israelí ha alcanzado una zona del centro de Beirut que no había sido atacada anteriormente, muy alejado de los suburbios del sur de Beirut, frecuentemente bombardeados. Según informa la BBC, al menos once personas han muerto y al menos 48 han resultado heridas en el ataque al caer la noche.
Emma Murphy, de ITV News, ha informado de que se escucharon al menos dos explosiones tras un día relativamente tranquilo en Beirut. Según The Guardian, los ataques han alcanzado el barrio de Basta, en el centro de la ciudad, una zona de clase obrera que ha acogido a muchas personas desplazadas en las últimas semanas.
Medios digitales israelíes señalan que uno de los bombardeos iba dirigido contra el jefe de la unidad de Enlace y Coordinación de Hizbulá, Wafiq Safa.
El de este jueves es el tercer ataque en pleno Beirut desde el inicio de la campaña de bombardeos masiva de Israel iniciada hace más de dos semanas, que ha sido dirigida principalmente contra el sur y el este del Líbano, además de los suburbios sur de la capital libanesa, conocidos como el Dahye.
La intensa campaña de bombardeos de Israel deja ya más de 2.100 muertos y ha obligado a más de 1,2 millones de personas a abandonar sus hogares en diferentes puntos del país, de acuerdo con cifras proporcionadas por las autoridades del Líbano.
Una veintena de muertos en una escuela en Gaza
Entretanto, las bombas siguen cayendo sobre Gaza. Al menos 26 personas murieron este jueves en un nuevo ataque israelí contra una escuela que acogía a palestinos desplazados en Deir al Balah, en el centro de la Franja, confirmaron las autoridades de Hamás en el enclave.
La Media Luna Roja Palestina, por su parte, dijo que sus equipos transportaron 28 cadáveres y 54 heridos al hospital.
El ataque tuvo lugar contra la escuela Rufaida, convertida en refugio para los desplazados por el conflicto y ubicada cerca del cuartel general de la Media Luna Roja Palestina en Deir al Balah.
Según las autoridades gazatíes, 92 personas resultaron heridas en el bombardeo, la mayoría mujeres y niños. Además, acusaron a Israel de ser plenamente conscientes de que el centro está siendo utilizado por miles de civiles desplazados para refugiarse.
El Ejército israelí confirmó el ataque, que lo justificó, como casi siempre que bombardea infraestructura civil en el enclave, diciendo, sin pruebas, que la escuela era utilizada por milicianos de Hamás como centro de mando.
En las últimas semanas el Ejército ha reconocido numerosos bombardeos contra escuelas donde, según las fuerzas, sin mostrar evidencias, se ocultaban combatientes de Hamás.
Este miércoles, un ataque israelí contra un hospital en el norte de la Franja, donde el Ejército está llevando a cabo una nueva ofensiva desde hace días, dejó al menos 15 muertos.
Las víctimas de Rufaida fueron trasladadas al hospital Mártires de al Aqsa, ubicado en Deir al Balah, donde algunos pacientes están siendo tratados en el suelo por la falta de espacio para atenderles, según puede verse en vídeos publicados en redes sociales por medios palestinos.
Más de 42.000 personas han muerto por el genocidio que está cometiendo Israel en Gaza desde el pasado 7 de octubre de 2023, cuando Hamás atacó Israel causando 1.200 muertos y tomando 200 rehenes.
Acción directa en Sevilla: Un año de genocidio, en solidaridad con el pueblo palestino
Ver vídeo:
https://vimeo.com/1017521947?share=copy
¿TE MOLESTA EL SONIDO DE LA PÓLVORA?
Este sonido, junto con sus efectos mortíferos, es lo que lleva viviendo la población de Palestina desde hace un año. Israel, y quienes les apoyan, no hacen más que beneficiarse del genocidio. Las vidas de estas personas se han convertido en moneda de cambio para la crisis de capital que, tarde o temprano, arrasará con occidente y, por ende, contigo también. No vivamos el genocidio/etnocidio palestino como un hecho aislado geográficamente.
Hay quienes aún no quieren ver relación entre el estado español y el genocidio de Palestina: el estado español, como otros estados que se dicen demócratas, así como muchas empresas privadas que intentan blanquear su imagen, están fabricando y vendiéndoles armas, apoyándoles económicamente, mintiendo y justificando el genocidio, deshumanizando al pueblo palestino, están siendo cómplices directos de este genocidio en nombre de todo el estado, en nombre de todo el pueblo.
Hoy la simulación de un bombardeo ha llegado hasta la ciudad de Sevilla, con el fin de acercar esta realidad a los barrios, porque no, no es algo ajeno. Si Palestina está siendo ejecutada, asumamos que estamos en guerra y dejemos de pensar que es un hecho exclusivo entre Israel y Palestina, porque en este espectáculo bélico hay muchas manos manchadas de sangre también en nuestro territorio.
La diferencia entre escuchar la pólvora y que te atraviese el cuerpo se relaciona, de momento, con el lugar que se ocupa, y ya que en este lugar no nos están masacrando y tenemos un cerebro vivo para pensar y reflexionar, ¿en qué te beneficia vivir en la inopia? En estos ataques de Israel están matando a todo tipo de seres vivos, desde principalmente mujeres y niñxs hasta animales, porque el fin es la destrucción total del territorio con todo su contenido. Es por esto que durante esta acción asumimos la contradicción sobre los efectos de simular un bombardeo en la ciudad de Sevilla: personas a quienes los sonidos estridentes les suponen una situación límite, aves, animales que nos acompañan en casa... Sentimos lo que esto haya podido provocar al tiempo que invitamos a reflexionar sobre lo que está ocurriendo en Palestina. ¿Acaso no es ya suficiente? Mientras la población siga dormida, pensamos que no es suficiente y que simular un bombardeo tiene estas consecuencias, con el privilegio de que después de la pólvora, no llega la muerte.
(...)
Nevenka, en un acuario de peces negros
Fuente: Revista Hincapié
En el salón del piso de Ponferrada que los padres de Nevenka compraron cuando era adolescente, había un acuario grande. En su fondo se mantenían los restos de un galeón rodeado de cofres. Los peces de colores merodeaban de un lado a otro. Un día Nevenka observó que el número de peces había disminuido. Los pocos peces de colores que sobrevivían parecían envueltos de un estado de constante inquietud. Sobre la superficie flotaba algo parecido a un esqueleto. Esa tarde, su madre le dijo que había comprado un pez negro que quizá estuviera comiéndose a os peces de colores. Al asomarse al acuario, Nevenka vio al monstruo, fondeado impasible en la arena del acuario, junto a los restos del galeón. Era grande y gelatinoso, y al abrir con rítmica insistencia su boca desplegaba suficiencia y crueldad. Nevenka pidió a su madre que sacara al pez negro del acuario. No era posible, porque, dijo su madre, había costado mucho dinero, y no era seguro que fuera el causante de la muerte de los demás peces. Estos fueron desapareciendo hasta que el pez negro se quedó solo. La madre compraba más peces de colores. Pero estos iban al mismo tiempo desapareciendo o flotando en la superficie del acuario.
Por Nuria Bezana
Cuando Juan José Millás viajó a Ponferrada y conoció de cerca la atmósfera moral del Ayuntamiento y el pueblo, le pareció un microcosmos de peces negros en el que había ido a caer inocentemente un pez de colores, Nevenka Fernández. “Al principio cayó con alegría dentro de aquel mundo de machos, más que de hombres, en el que tenía que manejar un presupuesto de unos seis mil millones de pesetas; el sueño de una mujer de veinticuatro años que acababa de terminar Empresariales. Los peces negros pasaban junto a ella y a veces la rozaban y a veces no”, escribe Millás. Nevenka forma parte del equipo de gobierno municipal del PP, que ha ganado las elecciones de mayo de 1999 y que gobierna con mayoría absoluta la ciudad de Ponferrada. Es una “niña bien”, su familia pertenece a la burguesía empresarial de Ponferrada.
Al poco de tomar posesión, Carlos López Riesco, teniente alcalde de Ponferrada, y quien la convenció para ir en el segundo lugar de las listas del PP, se acercó y la tocó el culo. Nevenka le obligó a disculparse. El pez negro que destacaba de entre todos los peces negros del acuario de Ponferrada es el propio alcalde, Ismael Álvarez.
Hospital clínico de Madrid. Septiembre de 2000. A muchos kilómetros de Ponferrada. Casi un año después de ser elegida concejal. La doctora psiquiatra Mollá escribe:
“Paciente de veinticinco años que acude con su novio y la hermana de este. Refiere sentirse muy angustiada de forma permanente desde que inició su actual trabajo como concejal en un ayuntamiento de Galicia”.
“Cuenta que lo empezó con mucha ilusión y dedicación no encontrando dificultades insalvables en cuanto a dicho trabajo se refiere. La ansiedad de la paciente comenzó cuando el Sr. Alcalde inició con ella una política de acoso sexual insistente alegando que ella decía estar permanentemente a su disposición las veinticuatro horas del día y de la noche, que los amigos debían hacer el amor, etcétera. También le dejaba notas de contenido erótico, la llamaba constantemente a su móvil, etcétera. Cuando en abril, tras contar lo sucedido a sus padres, él le insistió una vez más que depusiera su actitud, al parecer este señor cambió su política para con ella haciendo que el acoso se combinara con repetidas señales de “ineptitud dada la juventud de la paciente””.
“Llorosa, lamenta la entrevista. Lenguaje fluido y coherente. Ansiedad y estado de ánimo bajo en relación a la situación que cuenta. Insomnio de conciliación relacionado con el mismo tema. No se observa alteración en el contenido del pensamiento ni en la sensopercepción. bien apoyo familiar”.
“No antecedentes psiquiátricos previos”.
“Diagnóstico: trastorno adaptativo con estado de ansiedad en relación a conflicto laboral”.
Marzo de 2000. Nevenka no ha contado a nadie, aún, el rizoma escarpado que ella siente con culpabilidad. Es el origen del mal que la acecha, piensa. Ha tenido durante unos meses una relación consentida con el alcalde. Este hecho no solo va a arruinar su carrera, sino la dignidad de su persona en la capital pueblerina leonesa de Ponferrada, y posteriormente en casi toda España. En ese mes de marzo tiene un arranque de pez de colores rabioso: amenaza a Ismael Álvarez, el alcalde, con contar a la prensa lo que ocurría si era cesada, como el alcalde llega a amenazarla, y pide que deje de acosarla.
El aparente silencio posterior la hace creer equivocadamente que puede llegar al verano y contar con tiempo para vivir al margen de todo lo que está sucediendo a su alrededor.
Millás se pregunta en el libro que escribió sobre Nevenka: “¿Cómo iban a permitir los componentes de aquella realidad de provincias, tranquila, biempensante, endogámica, que una mujer de la burguesía reconociera que había tenido relaciones con el alcalde , que el doblaba en edad, y que este, uno se los suyos, había abusado de ella tras inutilizarla psicológicamente?”.
Nevenka huye de Ponferrada para refugiarse en la única persona que va a confiar en ella, su novio Lucas que vive a 100 kilómetros de Madrid. Nevenka ha roto con sus padres. No creen lo que les dice y sí al alcalde que les llama para hablarles de su inmadurez e ineficacia en el trabajo. Lucas, su novio desde hace meses, sí la cree.
Para Millás, Nevenka, al huir a Madrid y de ahí a Talavera de la Reina, donde trabaja su novio Lucas, ha dado un salto de pez gigante: ha abandonado el acuario de peces negros. Pero ahora, con Lucas, ambos son Hansel y Gretel perdidos en un bosque lleno de trampas y peligros que se va a suceder sin demora. La suya es una historia de iniciación a la vida.
Cuando cierra los ojos, Nevenka se ve como una fortaleza en ruinas. Es octubre de 2.000. no conseguirá levantar fuerzas hasta mucho tiempo después. Cuando se encuentra hecha pedazos, se toma un par de katovitis. Después, un Trankimazin para anular la angustia de estar un solo momento lúcida. Para salir a la compra, otro Katovit.
De mientras, en Ponferrada ya se ha puesto en marcha la campaña de derribo. Han aparecido pasquines en los que se asegura que Nevenka Fernández, concejala de Hacienda y Comercio se haya en Madrid haciendo una cura de desintoxicación de drogas. Al de unos días, en octubre, recibe la llamada de la apoderada de su oficina bancaria. En su cuenta bancaria donde recibe la nómina del Ayuntamiento, 300.000 pesetas, no hay el dinero suficiente para hacer el pago de la hipoteca mensual, 130.000 pesetas. El Ayuntamiento ha decidido reducir a la mitad su sueldo. Está de baja, sin dinero, sin la casa bajo hipoteca, sin trabajo y bajo sospecha en Ponferrada. Sin fuerzas y con escasas posibilidades de poder encontrar un trabajo. Es lo más parecido a la muerte civil. Además de la muerte interior. Este tornado no acaba más que empezar.
Está sola. Su familia acusa los golpes que se suceden en Ponferrada. No comprenden y tardarán demasiado tiempo, la relación que Nevenka ha tenido con el alcalde – “si te gustan los viejos, ¿por qué no te vas al geriátrico?” le espeta su padre una vez; su madre soslaya el dolor de la hija responsabilizándola del daño que sufre la familia por el complot que el alcalde y su poderoso entorno mediático y empresarial está tejiendo y tejerá sobre Nevenka –.
Y viene el nudo gordiano, uno de los muchos, pero quizá el principal, como lo describe Juan José Millás.
“El primer acto del depredador es paralizar a su víctima para que no se pueda defender”. Nevenka cuenta a Millás que cuando leyó esta definición de Marie France Hirigoyen en El Acoso Moral, recordó las dificultades para responder a
– ¿Y tú por qué no hacías algo cuando se masturbaba delante de ti?
“las cosas empiezan con un abuso de poder, siguen con un abuso narcisista, en el sentido de que el otro pierda su autoestima, y pueden terminar a veces en un abuso sexual”, concluye Hirigoyen. Catorce llamadas al día. “Te toco el culo porque me sale de los cojones ¿Qué vas a hacer, denunciarme?”. Pedía que durmiera con él la siesta. La recriminaba una actitud inmadura y paranoide por no acceder a sus mandatos.
“Presentar una denuncia es la única manera de terminar con el psicoterror”.
Será la decisión más dura. Está sola. Su familia y su novio están de acuerdo en que zanje el tema presentando su dimisión como concejala de Hacienda y Comercio. Cabe preguntarse, escribe Millás, si al denunciar a Ismael Álvarez también lo hacía a su figura paterna y la sociedad bien pensante que había tratado de complacer durante años. “Todos los años pasados constituyeron un ejercicio de disimulo inconsciente para ser aceptada en una familia a la que llegó sin ser deseada”.
Los valores ortodoxos, la versión oficial de su familia, la de la sociedad provinciana y la de su propio entorno político en el PP de Ponferrada la llevó a concluir: “hay algo que no es como me dicen”. Todo era una montaña de mentiras cuyo material ella también contribuyó a aumentar. Hasta que dijo no.
Millás describe el ambiente kafkiano y matonil que emerge en Ponferrada con la denuncia de Nevenka contra el alcalde. El caso sobrepasa los límites de la omertá provinciana y convierte a la joven Nevenka en un personaje del que hablan todos los medios de comunicación en España. Es, para un sector del Partido Popular nacional, un ataque contra un alcalde que representa el carácter caciquil del que el partido no ha sabido o querido desprenderse. Los tentáculos del alcalde llegaban hasta Madrid. Y con ellos la guerra del abuso por otros medios. El más violento, la campaña de descrédito a Nevenka Fernández que se llevó a cabo en el programa radiofónico del íntimo amigo del alcalde, el periodista y empresario Luis Del Olmo.
El libro de Juan Millás Hay algo que no es como me dicen. El caso de Nevenka Fernández contra la realidad, fue publicado por Alfaguara en 2004. Ahora ha sido reeditado a colación del aniversario de la sentencia contra el alcalde Ismael Álvarez por acoso sexual, y de la reciente proyección de un documental y una película cuyo guion sigue el trazo de la crónica que Juan José Millás hiciera en su libro-reportaje hace veinte años. Es una de las mejores crónicas en español de los últimos treinta años. Fue un parto primerizo. La primera crónica sobre el acoso moral y sexual en la España bien pensante del siglo XXI. La historia tiene un final abierto y agrio. A pesar de que Nevenka recibe una sentencia hacia su favor, no regresa a Ponferrada. El alcalde Ismael Álvarez, a pesar de ser condenado por acoso, volverá a presentarse a las elecciones aunque no conseguirá ser de nuevo alcalde y seguirá viviendo en Ponferrada sin ver mermado su prestigio social.
Hay algo que no es como me dicen. Juan José Millas. Alfaguara 2024. 190 páginas. 18,90 euros.
Tomado de: https://info.nodo50.org/Nevenka-en-...
Israel ha dejado Gaza inhabitable: el 60% de los edificios han sido bombardeados, según los datos de satélite
Mario Saavedra
Nacho García
El Ejército israelí ha borrado la Franja de Gaza del mapa casi por completo. Ha bombardeado desde el aire o demolido con dinamita sobre el terreno universidades, colegios, panaderías, centros médicos, hospitales, carreteras, depuradoras, centrales eléctricas y, sobre todo, viviendas.
Desde que lanzara su ofensiva total tras los ataques de Hamás del 7 de octubre, que causaron la muerte de cerca de 1.200 personas, los aviones de combate israelíes no han cesado de lanzar las misiles y bombas. Miles de ellas, proyectiles de una tonelada que nunca antes habían sido usadas en zonas urbanas y que Estados Unidos les ha enviado por miles.
Han acabado así con la vida de más de 40.000 personas, en su mayoría mujeres y niños. El Tsahal (las Fuerzas de Defensa de Israel) dice que entre los muertos hay unos 10.000 milicianos de Hamás. También han destruido, de forma sistemática, toda infraestructura civil. Han generado en cadena miles de objetivos con el uso de inteligencia artificial. El resultado es una Franja inhabitable.
Más de 70.000 viviendas han sido destruidas, según los últimos datos de Naciones Unidas. Decenas de miles más han resultado dañadas. El grueso de los 2,2 millones de habitantes de Gaza han tenido que irse de sus hogares y malviven ahora en tiendas de campaña. La reconstrucción, si es que se lleva a cabo, tardará muchos años, quizá décadas.
Daños del satélite Copernicus de Gaza
Los datos vía satélite concuerdan con las imágenes sobre el terreno. Destrucción casi total, similar a la que dejaron las bombas nucleares lanzadas en Hiroshima, donde se estima que se destruyó el 67% de las estructuras de la ciudad y entre 60.000 y 90.000 edificios.
En Gaza, la cifra de edificios bombardeados y dañados o destruidos es del 60% del total, según los últimos datos de un análisis de daño a través de las imágenes del Satélite Copernicus Sentinel-1 realizado por Corey Scher de la Universidad de CUNY y Jamon Van Den Hoek de la Universidad del Estado de Oregón (ambas en Estados Unidos). Usan señales de radar y algoritmos para interpretarlos. Han ido mostrando la evolución de la ofensiva: primero, la destrucción del norte, luego del centro y, en los últimos meses, del sur.
En concreto, este es el nivel de destrucción en las cuatro regiones en las que se divide el territorio palestino.
En la Gobernación del Norte de Gaza, hay 32.000 edificios afectados; el 70% de los existentes. En esa zona vivían hasta la invasión israelí unas 270.000 personas. En un análisis realizado en noviembre, a un mes de que comenzara la ofensiva, los edificios afectados eran menos de 23.000.
En la Gobernación de Gaza, 46.000 edificios, el 74% del total. En noviembre eran menos de 31.000. Esta era la zona más poblada antes de la guerra, con más de medio millón de habitantes.
En la zona central de Deir al-Balah, de unos 216.000 habitantes, la cifra es de 25.000 viviendas, el 50%. En noviembre eran menos de 6.000 las afectadas.
En Jan Yunis, de cerca de 300.000 habitantes, 45.600 han sido bombardeadas, el 56%. En noviembre eran menos de 9.000.
En Rafah, en la frontera con Egipto, que fue la Gobernación menos afectada al principio de la guerra, la situación es similar. 22.400 viviendas afectadas, el 46%, cuando en noviembre eran menos de 3.800 edificios.
Condiciones de vida “deplorables”
Las consecuencias humanitarias del bombardeo total de Gaza están siendo devastadoras.
La falta de higiene y agua limpia está provocando epidemias. Han aparecido en Gaza los primeros casos de poliomielitis, una enfermedad casi erradicada que paraliza a los niños. Ante el temor a que se convierta en una epidemia que pueda llegar también a Israel, Tel Aviv ha acordado con Hamás una inédita tregua de tres días para vacunar a los pequeños.
Un ejemplo da cuenta de las condiciones de vida en una Franja totalmente destruida. En Al Mawasi viven actualmente hacinadas en condiciones deplorables, según informa desde el terreno la organización Médicos Sin Fronteras.
Las órdenes de evacuación del Ejército israelí de las ciudades de Deir Al Balah y Jan Younis han forzado a miles de personas a refugiarse en zonas cada vez más pequeñas de una costa abarrotada. "Este continuo desplazamiento forzoso al que se ven sometidas las personas es inhumano", afirma el coordinador de proyectos de MSF, Jacob Granger. "A la gente no le quedan pertenencias, no tiene adónde ir. No hay sitio para montar tiendas. El hacinamiento, la enorme falta de agua y la escasez de servicios de saneamiento alimentan la propagación de enfermedades. Somos incapaces de hacer frente a la enorme cantidad de necesidades".
Contra el pacifismo burgués y desclasado
Siendo el Grup Antimilitarista Tortuga un colectivo que carece de la filiación marxista-leninista que medio se advierte tras el autor de este artículo y que, además, tiene la noviolencia, la desobediencia civil y la acción directa noviolenta como seña de identidad, como se puede deducir, esta página web no hace suyas las opiniones y manifestaciones del artículo que sigue abajo. No obstante, nos parece pertinente su publicación por la interesante crítica que, sobre todo en la segunda parte del escrito, se plantea a las posibilidades de la noviolencia, especialmente en el contexto de la resistencia palestina frente el estado de Israel. Tal vez estas opiniones puedan generar una reflexión constructiva al respecto e incluso ser refutadas si se da el caso. Nota de Tortuga.
Juanlu González
Bits Rojiverdes
Malos tiempos para la lírica. Tras la rendición incondicional de la socialdemocracia y de muchos partidos que se llamaban comunistas ante el capitalismo; tras la renuncia a la práctica de una democracia con unos estándares mínimos de calidad que la permitan hacerse merecedora de tal nombre, le llegó el turno a los movimientos sociales «alternativos» y a muchas oenegés antaño transformadoras. No son hechos aislados, sino más bien concatenados. Muchas organizaciones de la sociedad civil en el Estado español (ecologistas, pacifistas, feministas, internacionalistas…) fueron controladas de manera más o menos planificada por un desembarco de individuos pertenecientes al trostkismo más funcional al sistema después de disolver sus organizaciones en la década de los 90. La deriva hacia la aceptación acrítica de las bases fundamentales del status quo estaba más que servida. El abismo que hoy se abre entre las filas transformadoras y revolucionarias y aquellas que ya cuesta mucho llamar reformistas, se hace cada vez mayor. Sólo el ánimo inclusivo de la confluencia táctica en tajos, calles y barricadas, en determinadas coyunturas permite cierto trabajo común, de cuando en cuando, bajo unos mínimos principios compartidos sobre los que no merece la pena rascar mucho, no vayan a salir a relucir divergencias insalvables.
Uno de los puntos de fricción más recientes constatados tiene que ver con la crítica a las organizaciones de la resistencia palestina y libanesa y su consideración como grupos terroristas por parte de algunas facciones situadas bajo el paraguas del pacifismo. Al margen del desconocimiento que sus defensores demuestran del derecho internacional, lo peor y más grave es la aceptación intrínseca del discurso de las élites occidentales imperialistas y otanistas, ya que sólo los dueños de los países de la OTAN mantienen un relato similar.
Y es que, el pacifismo burgués es, en esencia, una ideología que busca mantener el status quo de las clases dominantes bajo la fachada de un deseo de paz global, pero es poco más que un pretexto utilizado por las élites para desactivar cualquier lucha revolucionaria que cuestione la estructura de poder, haciendo que aquellos que sufren la opresión se resignen a su situación en nombre de una falsa moral. El pacifismo se presenta beatíficamente como una pose éticamente incuestionable, pero en realidad ignora que la paz sin justicia provoca la perpetuación de la violencia estructural. Mientras que las clases acomodadas pueden permitirse adoptar posturas de no violencia, los sectores más oprimidos no cuentan con esa opción. Para los pueblos expulsados de sus tierras ancestrales, los trabajadores y trabajadoras explotadas, el campesinado desposeído, las comunidades marginadas… la lucha es una necesidad vital, no una elección moral, resistir es existir. Frente a la ocupación colonial, violenta y asesina; frente al abandono de las potencias mundiales, no cabe más que la resistencia por todos los medios posibles, incluida la tan denostada lucha armada.
Este pacifismo desclasado y mesiánico también intenta evangelizar, moralizar a las masas, acusándolas de “violentas” si recurren a la autodefensa o a la insurrección, mientras ignora o resta importancia a la violencia sistémica del capitalismo que crea pobreza, hambre y guerra. Es una ideología hipócrita que justifica su inacción y pasividad ante la explotación, a la vez que condena las formas de resistencia activa que son necesarias para cambiar las condiciones materiales de vida. En resumen, el pacifismo burgués es una herramienta para desactivar la conciencia de clase, haciéndole creer al oprimido que la sumisión es una virtud. Al criticar la resistencia, el pacifismo burgués perpetúa el ciclo de dominación y desigualdad, defendiendo —aunque no lo reconozcan sus defensores— los intereses de las clases poderosas bajo la retórica de la noviolencia. ¿Dónde estaban los pacifistas en el Dombás mientras Ucrania y Estados Unidos masacraban impunemente a su población? Son sólo zombies que miran dónde les señala la OTAN
Su palabra favorita de moda es la resiliencia, una noción que, como el pacifismo mal entendido, encubre la sumisión bajo un disfraz de virtud, de resignación vestida de fortaleza. La resiliencia, hoy exaltada en los discursos políticos, empresariales, psicológicos y mediáticos, se presenta como la capacidad individual de adaptarse y resistir frente a la adversidad, pero en realidad es un nuevo opio, otro más, para las masas, una herramienta ideológica que empuja a los oprimidos a soportar pacientemente las condiciones de explotación y precariedad sin cuestionarlas. Tiene exactamente el mismo efecto alienante que la promesa religiosa de vida eterna. La resiliencia, al igual que el pacifismo burgués, traslada la responsabilidad del sufrimiento social a los individuos. Alaba la capacidad de «seguir adelante» o «salir adelante» ante las dificultades, como si la adversidad, el valle de lágrimas, fuera una condición inevitable y permanente, y como si la resistencia pasiva fuera la única respuesta posible. Este discurso no solo desvía la atención de las causas estructurales de las crisis, la explotación y la desigualdad, sino que además perpetúa la idea de que las soluciones están en el plano personal, no en la acción colectiva ni en la transformación radical del sistema.
Frente a este discurso hegemónico, es fundamental reivindicar la resistencia activa y la organización colectiva. No es suficiente con “resistir” la opresión; hay que enfrentarla y transformarla. La verdadera fortaleza no reside en aguantar sin protestar, sino en reconocer las causas estructurales del sufrimiento y organizarse para combatirlas, si es necesario, con la violencia, como reconoce Naciones Unidas y el derecho internacional. Son los pueblos los que, soberanamente, deben decidir los tiempos y los métodos de sus luchas emancipadoras. Por eso no se le puede poner ni un pero a la resistencia palestina, libanesa, yemení, siria, iraní o iraquí. A los internacionalistas solo nos queda cerrar filas, quitarnos el sombrero y ponernos modestamente a la orden.
La noviolencia
Si ser pacifista es ser partidario de la paz, quien les escribe lo es plenamente y lo ha sido siempre. Pero no partidario de la paz injusta, ni de la paz de los cementerios, ni de la paz de los sumisos oprimidos… Incluso podría decir que durante una etapa fui irenista, por eso conozco el paño de primera mano. Gandhi es considerado como un icono del rechazo absoluto de la violencia, tanto en el plano personal y religioso como en el político. Él fue uno de los principales defensores de la ahimsa, un principio ético de la noviolencia derivado de la tradición religiosa hindú. Para Gandhi, la no violencia no era simplemente una táctica política, sino una forma de vida y un principio moral inquebrantable que debía guiar todas las acciones humanas. Pero, a pesar de su firme postura, Gandhi reconocía que, en determinados casos, la violencia es preferible a la cobardía. Consideraba que la cobardía —la incapacidad de enfrentarse a la injusticia por miedo al opresor— era peor que la violencia, ya que esta lleva implícita la renuncia a la dignidad personal.
Las palestinas y palestinos lo han intentado todo durante más de 75 años de ocupación: huelgas políticas, ayunos, no colaboración con el ocupante, desobediencia civil, manifestaciones, marchas, resistencia pasiva, negociaciones… Sin embargo, hemos visto cómo morían presos en huelga de hambre, hemos comprobado cómo se masacraba a las marchas pacíficas por el retorno organizadas en Gaza. Los francotiradores sionistas disparaban a placer sobre enfermeras, periodistas o manifestantes desarmados sin que se emitieran condenas internacionales, sanciones o las muertes de inocentes llenaran los titulares. Y es que la noviolencia como estrategia tiene sus límites, máxime en estos tiempos que corren de control social brutal y con este tipo de enemigos.
La noviolencia requiere necesariamente de una gran visibilización social para ser útil. A diferencia de la violencia, que suele ser llamativa per se y de impacto inmediato, las acciones no violentas no generan el mismo tipo de atención. Para que estas tácticas tengan un efecto transformador, deben ser vistas por el público general, de lo contrario pueden ser ignoradas, subestimadas o manipuladas por las autoridades o por una sociedad mediatizada o polarizada. Sin medios de comunicación de masas del lado revolucionario, las acciones noviolentas corren el riesgo de pasar desapercibidas o ser minimizadas. La eficacia de la noviolencia radica en gran parte en su capacidad para conmover la conciencia pública y destacar la injusticia del sistema opresor. Cuando los actos de represión son cometidos contra manifestantes pacíficos, los medios de comunicación tienen el poder de exponer esta violencia desproporcionada, lo que genera simpatía, empatía y apoyo hacia la causa no violenta. Pero sin una plataforma que amplifique estas imágenes y narrativas, la represión puede continuar sin consecuencias sociales o políticas significativas. Para colmo, los gobiernos y las élites dominantes controlan los grandes canales de información y pueden manipular o distorsionar fácilmente la percepción pública de un movimiento noviolento. Sin acceso a los medios de comunicación independientes, la versión oficial puede aplastar un movimiento noviolento, tachándolo a placer de radical, ilegal o incluso de violento. Todos y todas los que llevamos años tras las pancartas o las barricadas lo hemos vivido en numerosas ocasiones.
La noviolencia, aunque útil y poderosa en muchos contextos, también enfrenta serias limitaciones cuando se enfrenta a un enemigo amoral y asesino como el régimen sionazi israelí, un adversario que no tiene escrúpulos para usar la fuerza letal y que no está sujeto a restricciones morales, legales o éticas. La no violencia se basa en gran parte en la capacidad de apelar a la conciencia moral del opresor o del público general, buscando provocar una reacción de empatía, culpa o compasión ante el sufrimiento de las víctimas. Sin embargo, un enemigo que no reconoce estos principios éticos ni responde a la condena pública, no se ve afectado por este tipo de tácticas. Un régimen o fuerza brutal que carece de remordimientos puede continuar reprimiendo sin que las acciones pacíficas lo conmuevan o lo detengan. Si más del 80% de la población del engendro colonial israelí aprueba las masacres de niños y niñas como táctica militar ¿quién puede detener a Netanyahu y a su cuadrilla de genocidas? Podría afirmarse que sólo Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad, pero el derecho de veto norteamericano impide condenas que obliguen a cumplir las resoluciones, por lo que en la práctica jamás se aplicarán. Sin temor a repercusiones legales, sanciones internacionales o presión política, un régimen puede simplemente eliminar a manifestantes o población indefensa permanentemente sin enfrentar consecuencias. Eso es lo que está sucediendo en Asia Occidental.
Aunque parezca mentira, donde sí están teniendo éxito las técnicas de la noviolencia y la Defensa Popular No Violenta es en el campo contrarrevolucionario. En estos años pasados se han usando mayormente para organizar revueltas a favor de Estados Unidos. Sí, revoluciones de colores, primaveras árabes y similares. Es el caso del Instituto Albert Einstein, manejado y financiado por la CIA. Triste final para un ideal de origen netamente anticolonial.
En fin, negar el derecho o legitimidad a la resistencia es tanto como condenar al pueblo palestino a su total desaparición. Afortunadamente, dentro del movimiento solidario con Palestina, los pacifistas burgueses son una minoría menguante. La supuesta superioridad moral del pacifismo, es poco más que una «patología liberal» —como ha sido denominada—, es la aceptación tácita de una derrota política, que en el tema que nos ocupa equivale a convertirse en cómplice de facto de Israel, Estados Unidos y la OTAN. Que se lo hagan mirar.
Páxinas
- « primeira
- ‹ anterior
- …
- 4
- 5
- 6
- 7
- 8
- 9
- 10
- 11
- 12
- …
- seguinte ›
- última »