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Tortuga Antimilitar
Duralex se convierte en una cooperativa y aspira a ser un modelo ante la desindustrialización
Enric Bonet
Los famosos vasos y platos de Duralex los produce desde hace unas semanas una cooperativa. Los trabajadores de la mítica cristalería francesa se hicieron con el control del grupo tras la decisión judicial del 26 de julio de convertirla en una sociedad cooperativa y participativa (Scop). Sus empleados, y ahora también accionistas, confían en que esta conversión ponga punto final a los problemas económicos, así como los constantes cambios de propietarios en los últimos años. Y sirva como modelo ante la amenaza de la desindustrialización.
La mayoría de los 227 asalariados de esta fábrica en Chapelle-Saint-Mesmin respiran aliviados después de la sentencia del Tribunal de Orléans, en el centro de Francia. “El proyecto de cooperativa no comporta ningún daño social. También servirá para aumentar los sueldos cuando lo permitan los beneficios”, explica a El Salto Suliman el Moussaoui, delegado general del sindicado CFDT en Duralex y uno de los impulsores de la conversión de la empresa en Scop.
Cuando el anterior propietario declaró Duralex en concurso de acreedores, se interesaron por ella dos pequeñas empresas del sector del vidrio. Una de ellas quería suprimir unos 50 puestos de trabajo, mientras que la otra, cerca de un centenar. Esos recortes acabaron de convencer al director general para sumarse al tren de la cooperativa, respaldado por la mayoría de los trabajadores.
“En una de esas reuniones, uno de los posibles compradores le dijo que tenían que bajar el sueldo a las envasadoras, ya que efectuaban un trabajo sencillo y debían pagarlas con el salario mínimo. Esas palabras marcaron al director general y empezamos a preparar el proyecto de Scop”, recuerda El Moussaoui, quien trabaja desde hace 17 años en la planta.
Los beneficios “irán al bolsillo de los asalariados”
Sus empleados confían en que la transformación en cooperativa suponga un punto de inflexión a la declinante trayectoria de los últimos años. Tanto en 2017 como en 2020 la empresa hizo frente a procesos de liquidación judicial. Hace cuatro años la había adquirido el grupo propietario de la marca Pyrex, que no logró catapultarla. La planta prácticamente dejó de funcionar durante cinco meses en el otoño e invierno de 2022 a causa de la crisis energética. A eso se le sumaron las dificultades del sector de la cristalería en Francia, donde las ventas disminuyeron un 19% en 2023 respecto al año anterior.
Pese haber recibido una ayuda de 15 millones de euros por parte del Estado francés, Duralex cerró el ejercicio del año pasado con una cifra de negocios de 24,6 millones, es decir, 6,4 millones menos que el año anterior. Sufrió unas pérdidas de 12 millones. “Aunque tuviéramos una cifra de negocios más que correcta, cada año los accionistas se llevaban siete millones. Ahora este dinero servirá para invertirlo o irá al bolsillo de los asalariados”, asegura El Moussaoui. Este conductor de maquinaria recuerda el hartazgo de los trabajadores con los distintos propietarios: “Nos hacían bellas promesas, pero luego dejaban la fábrica medio abandonada”.
Apoyo de los trabajadores y las autoridades locales
El Tribunal de Orléans se decantó por la conversión en cooperativa gracias al apoyo de las autoridades locales. La región Centro-Val de Loire, dirigida por el Partido Socialista, dio un préstamo de un millón de euros y contribuyó a la recapitalización del grupo, mientras que el Ayuntamiento de Orléans, en manos de la derecha republicana, adquirió por unos cinco millones los terrenos de la planta. Los alquilará a la Scop hasta que pueda adquirirlos. “Se habla mucho de relocalizar y hacer venir las empresas al territorio, pero antes debemos mantener aquellas que ya están aquí”, dijo el socialista François Bonneau, presidente del Ejecutivo regional.
Según la economista Maryline Filippi, experta en la economía social y solidaria, las cooperativas “suelen caracterizarse por durar más tiempo que las empresas convencionales y por despedir mucho menos a sus trabajadores”. Esto hace que sean un modelo interesante para las autoridades locales, sobre todo en aquellos territorios afectados por la desindustrialización. “Cuando grupos conocidos mundialmente como Duralex apuestan por este modelo, esto significa que la economía puede desarrollarse de otra manera”, añade esta profesora en la Universidad de Burdeos y la AgroParis Tech.
De los 227 empleados, unos 140 de ellos ya se han convertido en propietarios del capital de la cooperativa. Cada uno de ellos invirtió unos 500 euros —algunos pusieron más dinero— en la compra de acciones. “Hemos propuesto varias soluciones, como pagar en varios plazos o que esa cantidad proceda de la decimotercera paga o de la prima veraniega”, explica Vasco da Silva, secretario del comité social.
A partir de ahora, todos estos trabajadores-accionistas podrán elegir el consejo de administración y la hoja de ruta. “Hemos acordado con la dirección que actúe de manera transparente, porque hasta ahora los propietarios hacían operaciones de tesorería y maquillaban los resultados”, explica Da Silva. Para este operario de uno de los hornos, esta democratización de la vida empresarial tiene una ventaja evidente: los trabajadores determinarán las necesidades y las inversiones. “Como en los últimos años dirigieron la fábrica a distancia, solían invertir allí dónde no hacía falta y no daban dinero donde lo necesitábamos”, sostiene.
Gracias a esta democratización y el haber evitado despidos, la mayoría de los trabajadores respaldaron la apuesta por la cooperativa. No obstante, unos 80 de ellos prefirieron no invertir en ella. “Cuando vean que los beneficios se distribuyen entre los socios del proyecto, seguro que querrán beneficiarse de esa repartición del pastel”, afirma El Moussaoui, de la CFDT, sindicato mayoritario en la empresa y claramente favorable a la cooperativa.
En cambio, la CGT se mostró mucho más reticente. “Me parece que la presentación de la Scop ante el Tribunal de Comercio fue demasiado política. No confío en ellos (las autoridades locales) para el futuro de Duralex”, criticó François Dufranne, delegado de ese sindicato, en declaraciones a la prensa durante el juicio del 26 de julio. Este sindicalista prefería que hubiera recuperado la fábrica otra empresa tradicional del sector del vidrio. Una apuesta parecida hizo el Gobierno de Emmanuel Macron, quien dio muchas más facilidades a ese posible comprador que al proyecto de cooperativa, acogido con frialdad por el Ejecutivo central.
El cambio de modelo de la famosa cristalería ha repercutido en el debate político en Francia. Lucie Castets, la dirigente propuesta como posible primera ministra por la alianza progresista del Nuevo Frente Popular, hizo uno de sus primeros desplazamientos en esa fábrica. Otros políticos y simpatizantes de izquierdas expresaron, asimismo, su simpatía por el proyecto en las redes sociales. Desde finales de julio, según El Moussaoui, “han aumentado hasta un 300% los pedidos en nuestra página web” y “hemos recibido un gran apoyo por parte del pueblo español en las redes sociales”.
Francia cuenta con 2.635 cooperativas, en que trabajan unas 60.000 personas. Aunque representa un porcentaje muy pequeño de los 21 millones de asalariados del sector privado, la economía social y solidaria va creciendo. Está presente en el mundo de los supermercados, finanzas y de los medios —por ejemplo, con la revista Alternatives Économiques—, pero este tipo de funcionamiento resulta bastante menos habitual en industrias pesadas como la fábrica de Duralex.
“Esperamos seguir funcionando dentro de 30 o 40 años y así mostrar que el cooperativismo funciona”, destaca Da Silva, quien espera que la nueva Duralex se erija en una alternativa a la desindustrialización, a menudo facilitada por la codicia de los accionistas. Para lograr ese objetivo, la cooperativa cuenta con un aliado evidente: la disminución de los precios de la electricidad —actualmente la mitad en comparación con la crisis energética de hace dos años—. Es un contexto propicio para demostrar que otro modelo es posible.
La guerra del Gobierno de Rajoy contra el anarquismo termina sin condenados y con indemnizaciones para los detenidos
Los tribunales obligan al Estado a indemnizar con más de 55.000 euros en total a dos encarcelados de la 'operación Ice' después de que las tres grandes investigaciones policiales por terrorismo contra grupos anarquistas en 2015 terminaran en el archivo o en sentencias absolutorias.
Alberto Pozas
El Gobierno de Mariano Rajoy convirtió el terrorismo anarquista en una de sus prioridades policiales hace una década. Operaciones con decenas de detenidos en las que el Ministerio del Interior publicitaba la desarticulación de comandos a los que atribuía ataques a bancos, elaboración de explosivos y colaboración con otros grupos terroristas y que, una década después, han terminado en nada. La indemnización a uno de los anarquistas de la 'operación Ice' por pasar año y medio en prisión de forma injusta retrata cómo la Policía, la Fiscalía y algunos jueces de la Audiencia Nacional impulsaron causas fallidas mientras el ejecutivo del Partido Popular difundía el miedo a un “terrorismo anarquista implantado” cuya existencia nunca se demostró.
Todas estas operaciones policiales contra el anarquismo que acabaron en el archivo o la absolución tuvieron su origen en un atentado real. En octubre de 2013 un explosivo casero, fabricado con una bombona de camping-gas, explotaba en el interior de la basílica de El Pilar de Zaragoza. Unos meses antes otro artefacto similar había estallado en la madrileña catedral de La Almudena. Un grupo criminal llamado “Mateo Morral”, nombre del anarquista que atentó contra Alfonso XIII en 1906, reivindicó ambos atentados. Dos personas fueron condenadas a cuatro años y medio de prisión por delitos de terrorismo.
La sentencia del Supremo declaró probada su afinidad a grupos anarquistas, aunque no su pertenencia a ninguno de ellos. En especial a los supuestos Grupos Anarquistas Coordinados (GAC), siglas que resonaron en las tres operaciones policiales dirigidas contra el anarquismo radical bajo la batuta de la Audiencia Nacional: 'Piñata', 'Ice' y 'Pandora'. Cuatro decenas de detenidos –15 de ellos pasaron por prisión provisional– en causas que acabaron archivadas o con sentencias absolutorias y con algunos de los imputados indemnizados por el Estado con cargo a las arcas públicas.
Ignacio Cosidó, jefe de la Policía Nacional con Jorge Fernández Díaz como ministro del Interior, dejó claro en junio de 2014 que la administración consideraba que el anarquismo radical era un problema de seguridad pública. “El terrorismo anarquista se ha implantado en nuestro país. La lucha contra esta forma de terrorismo constituye ya una prioridad para nuestra Comisaría General de Información”, afirmó. Pocos meses después llegaron las grandes operaciones policiales y judiciales tuteladas desde la Audiencia Nacional, organismo competente para investigar delitos de terrorismo.
La primera fue bautizada como 'operación Pandora' y fue dividida en dos fases. Una veintena de personas acusadas de colaborar con grupos terroristas anarquistas fueron detenidas por los Mossos y la Policía en Catalunya y Madrid, ocho personas enviadas finalmente a prisión provisional por el juez Javier Gómez Bermúdez, que pocos días después les permitía salir tras pagar fianzas de 3.000 euros por cabeza. La causa estuvo abierta casi tres años hasta que en mayo de 2017 la magistrada Carmen Lamela decidió archivar las diligencias: ninguna de las acusaciones policiales había podido ser probada.
El “único” resultado tras varios años de investigación fue comprobar que los imputados “se relacionan con personas del colectivo anarquista”, algunos con antecedentes y “condenadas por su pertenencia a los GAC”. Pero ninguna prueba para sostener “la sospecha policial” de que los detenidos de las dos fases de la 'operación Pandora' hubieran formado parte de un grupo terrorista o hubieran colaborado con él. En un primer momento, el juez Gómez Bermúdez les había llegado a atribuir la autoría de “diversos atentados con artefactos explosivos de fabricación artesanal en todo el territorio nacional”.
Piñata y Ice: guerra al “terrorismo anarco”
Una segunda operación policial contra el anarquismo se ponía en marcha unos meses después, en marzo de 2015. Causa bautizada como 'Piñata' en la que hubo 15 detenidos, cinco de los cuales pasaron varios meses en prisión provisional, acusados de participar en atentados contra más de un centenar de cajeros automáticos y preparar ataques contra comisarías y agentes de Policía Nacional. Supuestamente relacionados, otra vez, con los GAC.
El caso arrancó en manos del juez Eloy Velasco y murió con un auto de Manuel García Castellón en febrero de 2018, cuando el magistrado de la Audiencia Nacional reconoció que no había pruebas para sostener una sola de las acusaciones. Con el apoyo de la Fiscalía, el juzgado de instrucción reconoció que no se había podido acreditar “suficientemente” que los detenidos y encarcelados fueran los autores de los ataques investigados.
El día de las detenciones que finalmente terminaron en sobreseimiento, fue Francisco Martínez, entonces secretario de Estado de Seguridad, quien dio continuidad al discurso de Ignacio Cosidó. Martínez, hoy encausado por la operación Kitchen, atendió a los medios de comunicación en Granada para defender que el objetivo de operaciones como Piñata era evitar la expansión del “terrorismo anarco e insurreccionalista”. La Policía, detalló entonces, ejercía una “labor preventiva” contra estos supuestos grupos terroristas cuya existencia la Audiencia Nacional nunca pudo probar.
Fue a finales de 2015 cuando estalló la 'operación Ice'. Batería de detenciones nuevamente dirigida desde la Audiencia Nacional y contra cinco miembros de 'Straight Edge Madrid', grupo anarcovegano al que nuevamente se acusaba de atentar contra sucursales bancarias y cajeros automáticos. A día de hoy la página web de La Moncloa mantiene las acusaciones que entonces la Policía vertía contra los acusados: “El hallazgo de este material confirma los vínculos que relacionan a Straight Edge con los Grupos Anarquistas Coordinados”.
Uno de los arrestados pasó casi tres semanas en prisión provisional. Otro de ellos, hasta un año y medio en el régimen de aislamiento más restrictivo. La causa ya adelgazó bastante antes del juicio, con la Fiscalía retirando las acusaciones más graves, y terminó en absolución, un dictamen que el Ministerio Público ni siquiera recurrió. El balance de las tres causas destinadas a desmantelar los “Grupos Anarquistas Coordinados” es, por tanto, de ningún condenado por terrorismo, ninguna prueba sobre la implantación de ese supuesto grupo en España y, por contra, dos indemnizaciones para dos de los encarcelados a cuenta de las arcas del Estado.
Tal y como reveló elDiario.es, una primera sentencia condenó a Justicia a reconocer una indemnización de 1.660 euros a uno de los anarquistas de 'Straight Edge' por las casi tres semanas que pasó en prisión provisional para finalmente ser absuelto. Recientemente una segunda resolución ha firmado una reparación de 54.650 euros para el acusado que pasó año y medio en prisión provisional. En ambos casos por la misma razón: la causa que les llevó a prisión, en ese caso por orden de Carmen Lamela, terminó en una absolución
Eduardo Gómez: “La Policía ganó”
La Fiscalía participó activamente en estas causas para terminar apoyando el archivo o renunciando a recurrir las sentencias absolutorias contra los anarquistas encausados. Sus memorias anuales reflejan cómo la incidencia de lo que considera “anarquismo insurreccional” han ido descendiendo desde 2014 hasta ser, en la actualidad, una amenaza “en niveles bajos y contenidos” y con una “actividad violenta residual” centrada en “sabotajes de pequeña entidad”.
Eduardo Gómez Cuadrado es abogado de Red Jurídica y uno de los letrados que ha llevado la defensa de encausados en las tres operaciones, entre otros al joven que acaba de ser indemnizado por pasar 16 meses en prisión para después ser absuelto. “No estaban buscando condenas porque no hacía falta. Lo que querían era desorganizarles y eso lo consiguieron. La Policía ganó, no ha habido condenas pero se desmontaron esos colectivos”, lamenta en conversación con elDiario.es.
Las investigaciones no encontraron nada de lo que anunciaban las notas de prensa de la Policía comandada por altos cargos de la confianza de Mariano Rajoy. Ni GAC ni su vertiente internacional. “Nosotros teníamos la certeza de que iba a haber sobreseimientos, y en el peor de los casos condenas pero nunca por terrorismo y ni siquiera fue así”, explica.
Someterse a un proceso judicial de años de duración en la Audiencia Nacional y, en algunos casos, con meses de estancia en prisión provisional, afectó a todos los anarquistas: “Sin duda, todos han quedado muy marcados”. Y su auténtica condena no llegó en una sentencia sino a través de autos y providencias y órdenes de detención: “La instrucción de estas causas fue, en sí misma, la condena. Se buscaba desestructurar a personas y colectivos. No ha habido condenados pero se desmontaron los colectivos”, zanja el letrado.
Las memorias anuales de la Fiscalía reflejan cómo el propio Ministerio Público presume del éxito de estas operaciones mientras soslaya que los grandes operativos policiales terminaron en nada. En 2015, explicó que los datos evidenciaban “la importante afectación que ejerce sobre este terrorismo la eficiente actividad policial, que se ha visto incrementada a lo largo de 2015 con el desarrollo de las operaciones policiales bautizadas como Ice, Piñata y Pandora-2”.
Libertad sin medidas cautelares para tres policías alemanes de vacaciones en Mallorca que dieron una brutal paliza a un taxista
Que somos compañeros, coñen. Nota de Tortuga.
Tres policías alemanes de turismo en Mallorca dan una brutal paliza a un taxista de 71 años
Los agresores quedan en libertad sin ninguna medida cautelar. La víctima está ingresada en el hospital de Manacor con varias costillas rotas, un brazo fracturado y múltiples contusiones a la espera de ser operada.
Público / Europa Press
Tres turistas alemanes, policías de profesión, han quedado en libertad tras ser detenidos por dar una brutal paliza a un taxista en Mallorca la madrugada del miércoles.
La víctima es un hombre de 71 años que se encuentra ingresado en un hospital con múltiples contusiones y varias fracturas en las costillas. Este viernes será sometido a una intervención quirúrgica por una fractura en un brazo, producida al intentar protegerse de los golpes.
Según ha informado la Guardia Civil, el incidente tuvo lugar cuando el taxista trasladaba a los tres turistas a un agroturismo en Petra, localidad mallorquina ubicada en el centro de la isla. Fuentes del entorno de la víctima han precisado que los recogió en la conocida como calle del Jamón, del Arenal, en Palma, y que de hecho iban en un grupo de seis personas que se dividió en dos taxis.
Imágenes del vídeo que captura la brutal paliza racista que varios agentes de Policía propinan a dos jóvenes en Valladolid, a 26 de julio de 2024.
Según la víctima, durante el trayecto los turistas, que habían bebido alcohol, se quedaron dormidos. Al despertar en el destino, y después de haber pagado el coste del trayecto sin incidentes, uno de ellos se percató de que no encontraba su teléfono móvil.
Los clientes no lograban encontrar el terminal, que estaba apagado porque al parecer se había quedado sin batería. Sin embargo, consultaron su geolocalización y vieron que estaba en el mismo punto que ellos, por lo que creyeron que el taxista se lo había robado.
Siguiendo con el relato de la víctima, el taxista quiso ayudarles a buscar el dispositivo, levantando las alfombras del vehículo y revolviendo el interior; pasado un tiempo sin que el teléfono apareciera, les dijo que tenía que regresar a Palma para seguir trabajando y que si encontraba el terminal se lo devolvería, pero no le dejaban marcharse.
En ese momento el taxista les advirtió que iba a llamar a la Policía y, según su versión, ellos le respondieron que eran policías -de la región alemana de Hessen- e incluso le mostraron sus placas. Entonces comenzó una agresión durante la cual la víctima les intentó calmar ofreciéndose a pagarles el precio que le pidieran por el valor del teléfono, pero no se conformaron con ello.
La víctima sostiene que escuchó que los tres hombres planeaban dejarlo en el taxi y fingir un accidente de tráfico para encubrir la paliza, pero que por suerte no encontraron las llaves. Afirma que mientras le agredían, desde el suelo logró pedir auxilio y poco después apareció la Guardia Civil, que detuvo a uno de los agresores. Además, el teléfono en discordia habría aparecido finalmente en el bolsillo de uno de los turistas, según la víctima.
El taxista fue asistido por el SAMU y trasladado al Hospital de Manacor. Después de tomarle declaración en el hospital, la Guardia Civil detuvo a los otros dos turistas. Todos ellos se acogieron a su derecho a no declarar ante el juez, que los dejó en libertad sin ninguna medida cautelar ni fianza.
Público
50 años de ‘Los desposeídos', de Ursula K. Le Guin: Diez claves sobre un mundo sin propiedad privada y sexualidad sin apegos
Cristina Ros
Hija de antropólogos, Ursula K. Le Guin (Berkeley, California, 1929 - Portland, Oregón, 2018) se sirvió de sus conocimientos en estructuras sociales y conducta humana para dar forma a los universos alternativos de sus más de 20 novelas, entre las que destacan El ciclo de Terramar (1968-2001), La mano izquierda de la oscuridad (1969) y Los desposeídos (1974), hitos no solo de la ficción especulativa, sino de la narrativa en general, sin etiquetas. Autora prolífica, también cultivó el relato, el ensayo, la poesía y la literatura infantil. No le faltaron reconocimientos, pero persiste la sensación de que debería ser más leída. El quincuagésimo aniversario de Los desposeídos es una buena oportunidad para descubrirla: una novela de gran carga política, cocinada en los años posteriores al Mayo del 68, que plantea debates sobre género, sexualidad o economía sostenible.
Shevek, un físico del joven planeta Anarres, viaja a Urras, algo así como una Tierra (aún) más decadente. Quiere conocer in situ el lugar de origen de los fundadores de Anarres e intercambiar conocimientos. Ha estudiado, sabe lo que va a encontrar; pero la teoría no evita la mirada de asombro del foráneo al explorar el terreno. En paralelo, se narra su vida en su tierra natal desde la niñez: una aproximación a su lado íntimo –como hijo, amigo, compañero, padre– que a la vez compone un marco del funcionamiento de la civilización de Anarres. Shevek –que se inspira en Robert Oppenheimer, un amigo de la familia– es, además de un científico brillante, un humanista en su sentido más noble, un defensor de la ética y la justicia social. De sus observaciones sobre los contrastes entre Anarres y Urras se pueden extraer ideas para repensar el mundo de hoy.
1. Economía: comunitaria y sin propiedad privada
“La propiedad privada es una ilusión que nos separa y nos divide”.
Todo es de todos, el sistema se orienta para favorecer el potencial de cada uno. No existe la economía de mercado: todo se fundamenta en el espíritu colaborativo. Si el individuo no siente presión por el dinero –tiene garantizadas las necesidades básicas, el desarrollo intelectual y la libertad para satisfacer sus deseos íntimos–, no compite con nadie, sino que trabaja por el bien común. La no-posesión da más libertad: no tienen unos bienes de los que hacerse cargo o que generen rivalidades; no hay, por lo tanto, guerras. Además, no se relega ningún trabajo a los más débiles: las tareas menos gratas, como limpiar, se reparten. Entre todos se hace más llevadero.
2. Estructura social: igualitaria y sin personalismos
“La igualdad no es una utopía, es una necesidad”.
No existe nada parecido a las clases sociales; el hecho de ser un físico que ha obtenido logros extraordinarios no le confiere más honores que a los demás. Por eso, no existen los tratamientos: en Urras, rechaza el “doctor”, pide que lo llamen por su nombre, de tú a tú, sin importar si habla con un científico o un estudiante. Su nombre, a propósito, tampoco dice nada que lo pueda diferenciar de sus compatriotas: en Anarres, el nombre se genera por ordenador, seis letras que conforman una palabra única. Los padres no tienen la posibilidad de elegir, pero a cambio se gana agilidad en la burocracia, al no tener que identificar a la población con un código numérico.
3. Educación: igualdad (real) de oportunidades y vocación de servicio público
“La educación es el camino hacia la liberación”.
En Anarres, cada uno estudia aquello para lo que está más dotado, con independencia del origen o la profesión de los padres. Todas las ramas del conocimiento se valoran, aunque la novela se centra en las disciplinas científicas. No deben preocuparse por la prosperidad, porque se les garantiza la subsistencia. El sistema se orienta al beneficio común: no se trabaja por enriquecimiento o prestigio, sino para mejorar la vida de los demás y las condiciones del planeta. Se da importancia a la docencia: el profesor no depende de sus publicaciones; y los alumnos, estimulados, se implican más.
4. Feminismo: igualdad de derechos y crianza compartida
“Si para respetarse a sí mismo, Kimoe tenía necesidad de considerar que la mitad del género humano era inferior a él, ¿cómo harían las mujeres para respetarse a ellas mismas?”
Las mujeres de Anarres se integran en la sociedad y el ámbito profesional igual que los hombres, sin que las diferencias biológicas sirvan de pretexto para la discriminación. En el momento de procrear, se les facilita el embarazo (comida extra, adaptación laboral sin perjuicio) y la reincorporación profesional tras el parto. No se las juzga si dan prioridad al trabajo; tanto ellas como el padre, o los dos, o ninguno, pueden ocuparse del bebé (o no). Como crítica, se echa de menos la presencia de otras identidades de género.
5. Familia y reproducción: en común y sin ataduras
“La separación educa, sin duda, pero tu presencia es la educación que yo quiero”.
Tener descendencia no implica “formar una familia” si no se quiere: padres y madres pueden priorizar su carrera sin sentirse señalados, hay centros donde dejar a los niños (y, aunque no se profundiza en la tercera edad, se supone que para ellos también se aplica esta solución; los parientes no tienen por qué ocuparse). Tampoco han de ser pareja. En una sociedad basada en la comunidad, se carece de propiedades y se combate el sentimiento de posesión hacia el hijo o el amante. Esto tiene su contrapartida: Shevek se cría sin su madre, lo que le deja un profundo vacío afectivo. Cuando él se convierte en padre, siente un vínculo hacia la criatura que despierta el recelo de los demás. Se promueve tanto la eficiencia que se aniquilan las emociones, el apego. Entre eso y la sobreprotección de hoy, sería deseable un equilibrio.
6. Sexualidad: libre, sin apegos y sin explotación
“Le parecía extraño que hasta el sexo, fuente de tanto solaz y deleite durante muchos años, pudiese transformarse de la noche a la mañana en un territorio desconocido, en el que tendría que pisar con cautela”.
No hay relaciones bien vistas ni mal vistas: se puede mantener un vínculo afectivo sostenido en el tiempo –esto produce relaciones asimétricas cuando uno siente más que el otro; un problema emocional que se sufre en solitario–, se pueden tener encuentros, tanto con hombres como con mujeres, sin compromiso. Libertad, siempre que no se fuerce al otro. Las violaciones están penadas, aunque el castigo es controvertido: se considera un problema de salud mental, por lo que se les da ayuda profesional. También se arguye que, en una sociedad tan libre de unirse y separarse, apenas se violenta al otro; una idea, quizá, demasiado utópica. Por otro lado, Anarres no es una sociedad sexualizada, no existen la prostitución ni la pornografía, no se usa el sexo como valor mercantil. Sin embargo, cuando hallarlo en Urras aviva sus instintos, el propio Shevek se cuestiona.
7. El lenguaje: la comunicación global frente a la diversidad cultural
“Un hombre, por muy inteligente que sea, no puede ver lo que no sabe ver”.
Shevek, ya antes de salir de Anarres, discute la imposición de una única lengua: en aras de la comunicación, se pierde riqueza cultural, diversidad. La lengua lo uniformiza todo, y, como advirtió Orwell, es un mecanismo de control que refleja el funcionamiento de la sociedad. Sin palabras para nombrar los afectos, estos se niegan; se convierten en un tabú, un sentimiento incómodo que se guarda para sí. Shevek estudia el lenguaje arcaico de los colonizadores como un historiador, y gracias al idioma extranjero descubre otras realidades posibles. En la curiosidad intelectual del protagonista hay también una reivindicación de las ciencias humanas y sociales, incluidas las clásicas.
8. Clima y medio ambiente: reacción a la emergencia climática
“La revolución no es un evento, es un proceso continuo”.
A diferencia de otras obras de la autora, no profundiza tanto en la ecología: en Urras la acción humana ha producido efectos nefastos, pero Anarres sufre la sequía. No hay animales ni variedad vegetal; es un planeta distinto, y también –esto se ve poco a poco– con zonas de condiciones distintas, por mucho que se promueva la conciencia colectiva. Lo positivo, para Shevek, es que, cuando la necesidad apremia, el ser humano reacciona (tenemos el ejemplo reciente de las vacunas para la COVID-19). Al menos, en Anarres.
9. Noción del tiempo: vivir en el presente
“No es ir de un lugar a otro lo que te mantiene vivo. Es tener el tiempo de tu parte. Trabajar con él, no contra él”.
Anarres tiene otra forma de medir el tiempo y organizar el calendario (en decenios, por ejemplo), pero, más allá de eso, se vive en armonía con el momento. No se trata del carpe diem, sino de comprender que el presente es lo único que tenemos. De este modo no hay dolor por el pasado ni preocupación por el futuro (al menos, en teoría), ni esa angustia tan contemporánea por la sensación de falta de tiempo. Tampoco padecen la tiranía de la inmediatez; se dispone de tiempo lento para la educación y para todo.
10. Activismo y solidaridad: empatía y compromiso social
“La cooperación es más efectiva que la competencia”.
Aun con su frialdad para ciertos aspectos, en Anarres predomina la voluntad de ayudar al otro cuando lo necesita. Esto cobra relevancia en Urras, donde Shevek se implica en la lucha por las desigualdades, siempre de parte de los desfavorecidos. La autora no se limita a denunciar una situación injusta, sino que impulsa a la acción: algo parecido a nuestros sindicatos y manifestaciones; la protesta cívica para pedir cambios. Para poder implicarse, son importantes los valores de Shevek: sin prejuicios hacia el “diferente”, con curiosidad. Y autocrítica: al observar otras realidades se ve la propia con otros ojos.
Porque puede que Anarres sea, en apariencia, “mejor” que Urras, más acorde con unos valores necesarios como alternativa o contrapeso al capitalismo feroz. Con todo, Ursula K. Le Guin no cae en la ingenuidad de concebir una civilización “perfecta”, y una parte del interés de Los desposeídos reside en la revisión de Shevek de sus propios principios. De aquí también se extrae una lección: no acomodarse, no tener miedo a reconocer los errores, no juzgar al otro. Y actuar. En otras palabras: estar siempre abierto al cambio.
El Diario
La OTAN está levantando una base aérea descomunal en Europa. Su ubicación es clave, y hace frontera con Ucrania
Miguel Jorge
La situación en Europa en clave militar está siendo, cuanto menos, convulsa. De hecho, la guerra de Ucrania y la incertidumbre de Trump parecían estar empujando al viejo continente a recuperar vestigios del pasado como la mili, o servicio militar obligatorio. Lo cierto es que Putin no está dando tregua en su cruzada con Ucrania y, mientras tanto, no muy lejos de allí, una pequeña población de Rumania se está convirtiendo en una base aérea descomunal.
Primero fue Ramstein. Durante la Guerra Fría, EEUU tenía fijada a la Unión Soviética desde sus bases en Alemania Occidental. Una de estas instalaciones, Ramstein, sigue siendo el centro neurálgico de la OTAN, con unos 50.000 efectivos con sus familias alojadas en la zona circundante de Renania.
Sin embargo, en poco tiempo dejará de ser el espacio principal de la armada aérea. En el transcurso de las próximas dos décadas, otra base en el este de Rumania superará a Ramstein (hasta un 17% más grande), absorbiendo miles de hectáreas de tierras agrícolas para convertirse en la base más grande e imponente de la OTAN en Europa.
Si China o Rusia cortan alguno de los cables submarinos, el internet caería: la OTAN tiene un plan para evitarlo
La base aérea MK. Conocida como la Base Aérea de Mihail Kogălniceanu (un político local), el enclave es una instalación militar ubicada en Rumania. Esta base ha ganado relevancia en los últimos años debido a su papel estratégico en la región, especialmente en el contexto de la OTAN y las relaciones militares entre Estados Unidos y Rumania.
Se encuentra cerca de la ciudad de Constanza, en la costa del Mar Negro, y ha sido utilizada tanto por las Fuerzas Armadas de Rumania como por fuerzas estadounidenses (desde 1999) y de la OTAN. Su ubicación es considerada clave debido a su proximidad a zonas de interés geopolítico, como el mismo Mar Negro y la región de Europa del Este. Además, también se ha utilizado como punto de tránsito para tropas y suministros, especialmente en el contexto de operaciones militares en el Medio Oriente y otras regiones cercanas.
El gran cambio. La transformación de esta base aérea en una especie de fortaleza de la OTAN, una que pueda albergar a 10.000 soldados y bombarderos estadounidenses con capacidad nuclear, se concibió inicialmente como una respuesta a los ataques rusos a Georgia en 2008 y Crimea en 2014, pero el proyecto ha adquirido si cabe mayor importancia desde la invasión total de Ucrania en 2022.
Todo lo necesario. Según le explicó hace unos días a Euronews Nicolae Crețu, el comandante de la base aérea, la instalación ampliada requeriría "hangares de mantenimiento, depósitos de combustible, municiones, equipos, materiales técnicos de aviación, simuladores, instalaciones de alimentación, alojamiento. Todo lo que se necesita para apoyar la operación y las misiones de una base de este tamaño", dijo.
Hablamos de un proyecto de 2.700 millones de dólares donde hay un portaaviones insumergible en el Mar Negro con una segunda pista que se construye en medio de una meseta montañosa y que será el centro de control del sudeste de Europa. De hecho, estos días se espera que un escuadrón de aviones de combate rumanos F-16 comprados a Noruega, así como drones MQ-9 Reaper, llegaran a la base.
Aumento de tropas y aviones. La OTAN anunció a principios de mes que siete aviones de combate F/A-18 Hornet de la Fuerza Aérea finlandesa también habían aterrizado en la base en junio para llevar a cabo "entrenamiento y misiones en el mundo real a lo largo del flanco oriental de la costa del Mar Negro".
"Durante dos meses, los aviones finlandeses se unirán a un destacamento Typhoon de la Real Fuerza Aérea y realizarán tareas de alerta de reacción rápida y volarán junto a ellos y los F-16 rumanos para asegurar colectivamente el espacio aéreo de la OTAN y dar seguridad a la población rumana", explicó el teniente general Rami Lindström, el primer comandante del destacamento finlandés en la base.
No solo eso. La presencia estadounidense en la base también está aumentando, según explicó a la BBC el teniente de vuelo Charlie Tagg, un piloto de la Real Fuerza Aérea del Reino Unido, que agregó que había "mucha más infraestructura, alojamiento, gente y equipo".
Tensión nuclear. Ocurrió en el mes de julio. Aparecieron sobre el cielo dos B-52 estadounidenses, la primera vez que se desplegaban bombarderos pesados con capacidad nuclear en Rumania, escenificando otro punto de conflicto. La ruta de vuelo se acercó peligrosamente al espacio aéreo ruso. Hablamos de bombarderos con base en Luisiana que llegaron a Rumania a través del Ártico, tras descender desde el mar de Barents hasta el mar Negro.
En un momento dado, los B-52 rodearon lugares militares sensibles en la península de Kola, en Rusia, lo que hizo que la fuerza aérea rusa enviara aviones de combate MiG-29 y MiG-31. El Kremlin dijo luego que los B-52, escoltados por aviones de combate finlandeses, se vieron obligados a dar un giro en U, una afirmación que la fuerza aérea estadounidense negó.
Amenaza rusa. ¿Y qué opina Rusia de todo esto? “Cuanto más cerca estén de las fronteras de Rusia, más probabilidades hay de que sea uno de los primeros objetivos de los ataques de represalia”, advirtió Andrei Klimov, senador ruso y vicepresidente del comité de asuntos exteriores. De hecho, la ampliación por parte de Rumania de la base aérea MK, tan cerca de la frontera con Ucrania, ya ha sido denunciada por Rusia como un ejemplo flagrante de la agresión de la OTAN.
"Si a los rumanos les gusta, es asunto suyo, por supuesto, pero el club de suicidas de la OTAN arrastra a civiles comunes a aventuras que pueden acabar muy mal para sus familias y sus hijos", subrayó Klimov. No hay que olvidar que Putin justificó su invasión a Ucrania en parte diciendo que la OTAN se había estado expandiendo agresivamente cada vez más cerca de Rusia durante las últimas décadas, y que desde hace tiempo ha advertido contra una mayor expansión.
Respuesta de la OTAN. A las palabras de Putin, la OTAN no solo no ha hecho caso, sino que ha seguido avanzando hacia el este mientras Finlandia se unía a la OTAN en abril del año pasado y Suecia le seguía en marzo pasado. En este contexto, Putin lanzó nuevas amenazas a Occidente, prometiendo ir "hasta el final" en la guerra con Ucrania.
Un informe de Comercio alabó la "cultura de innovación" del ejército de Israel en plena matanza en Gaza
Danilo Albin
Casi no quedan escuelas en Gaza. Según datos de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, al menos 477 de los 564 edificios dedicados a fines educativos en la Franja de Gaza han sido arrasados por los ataques de Israel. Cuando las bombas ya caían sobre pupitres, el Ministerio de Economía y Comercio español publicó un informe que alababa a los responsables de esos hechos.
El pasado 20 de diciembre, cuando Israel llevaba ya dos meses y medio de ataques contra la población civil en la Franja de Gaza, la agencia ICEX España Exportación e Inversiones publicó un informe supervisado por la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Tel Aviv en el que se buscaban los aspectos "emprendedores" del Ejército israelí, autor de miles de asesinatos.
El documento al que ha tenido acceso Público lleva como título El ecosistema de emprendimiento en Israel y analiza el desarrollo de ese país en áreas de emprendimiento e innovación. Su publicación coincidió con una noticia aterradora: según se conoció ese mismo 20 de diciembre, el número de víctimas en Gaza ascendía ya a 20.000. Hoy, según el Ministerio de Salud de la Franja, van más de 40.000.
El contexto de horror provocado por las tropas israelíes no aparece mencionado ni una sola vez en el informe, que en cambio se deshace en elogios hacia la capacidad innovadora del Ejército. En una de sus páginas, el informe señala que "las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés) han tenido un impacto significativo en el ecosistema de innovación y emprendimiento de Israel de varias maneras".
Entre otros puntos, establece que el mismo ejército que hoy bombardea Gaza también tiene un lugar destacado en el ámbito del "desarrollo de talento tecnológico". "Muchos jóvenes israelíes, después de cumplir con su servicio militar obligatorio en las IDF, ingresan al ecosistema de innovación y emprendimiento", subraya.
En esa línea, el documento sostiene que "la formación que reciben en las IDF, especialmente en unidades técnicas y de inteligencia, a menudo les proporciona habilidades avanzadas en tecnología, ciberseguridad, y otras áreas relacionadas con la innovación".
De hecho, el informe publicado por Comercio alega que las Fuerzas de Defensa de Israel "fomentan una cultura de innovación y resolución de problemas". "Los soldados y oficiales a menudo enfrentan desafíos tecnológicos y tácticos que requieren soluciones creativas", apunta.
A juicio de sus autores, "esta mentalidad de resolución de problemas se traslada a muchos individuos después de su servicio militar, influyendo en la mentalidad emprendedora y la disposición a abordar problemas complejos".
Asimismo, el informe establece que las Fuerzas Armadas dirigidas por el Gobierno de Benjamin Netanyahu "han sido pioneras en el desarrollo y la adopción de tecnologías avanzadas, especialmente en campos como la ciberseguridad, la inteligencia artificial y la tecnología militar".
Sin aludir a las masacres cometidas contra civiles en la Franja de Gaza, el estudio resalta que "la transferencia de estas tecnologías al sector civil ha contribuido significativamente al crecimiento del sector de innovación y emprendimiento".
Los "beneficios" no terminan ahí. Según el ICEX, los israelíes que acceden al servicio militar "establecen conexiones valiosas con otros soldados y oficiales que, a su vez, se convierten en una red profesional valiosa en el ámbito civil". "Esta red puede ser crucial para el intercambio de conocimientos, oportunidades de financiamiento y colaboraciones en proyectos empresariales", apunta.
Incubadoras y trampolines
Subraya además que las Fuerzas Armadas de Israel "han establecido programas y unidades específicas para fomentar la innovación tecnológica dentro de sus filas". Estos programas "no solo mejoran las capacidades operativas de las IDF, sino que también sirven como incubadoras de tecnologías que pueden tener aplicaciones civiles".
Por último, afirma que "muchos emprendedores israelíes con antecedentes militares han fundado startups exitosas. La experiencia adquirida en las IDF a menudo influye en la creación y dirección de empresas que se centran en la tecnología y la seguridad".
El documento recoge el ejemplo de Data4s, un programa de capacitación de alta calidad desarrollado en colaboración con destacadas empresas de alta tecnología para proporcionar un trampolín a soldados que sirvieron en unidades de combate de las Fuerzas de Defensa de Israel".
Ese programa, según subraya el informe, "está dirigido a personas creativas con buenas habilidades de pensamiento y características adecuadas para ingresar a posiciones relacionadas con datos en la industria de alta tecnología".
Público
Denuncia una brutal paliza por negarse a entregar el móvil a tres policías en València
Tres policías asestan una brutal paliza en plena calle al DJ de una céntrica discoteca de Valencia por negarse a entregarles su móvil
Raúl Solís
Jean Sialer no tiene antecedentes penales, pero a pesar de ello sufre un continuo acoso policial por su aspecto físico que se ha ido agravando a medida que los tatuajes han ido tomando más protagonismo en su rostro y en otras zonas visibles de su cuerpo. De nacionalidad español y origen peruano, este joven valenciano se ha convertido en carne de cañón para los agentes policiales que le piden la documentación por la calle con más frecuencia de lo deseado.
El último episodio de acoso policial tuvo lugar la madrugada del 10 de agosto en la calle Carlos Cervera de Valencia. El joven salió de trabajar como DJ de la discoteca Picca sobre las 4:20 de la madrugada y en plena calle sufrió una violencia física como nunca por parte de tres policías vestidos de paisanos.
Según cuenta el joven, dos hombres y una mujer pararon en seco un turismo y le mostraron la placa de agentes del Cuerpo Nacional de Policía, le solicitaron que detuviera el paso y que le mostrara su documentación.
Tras documentarse, Sialer fue cacheado contra la pared sin soltar el móvil de la mano, lo que enfadó sobremanera a los agentes, según su testimonio. Uno de los policías le pidió al joven que le entregara su móvil, a lo que éste se negó. En ese momento, lo que podía haber sido una de tantas detenciones sufridas por este valenciano, acabó siendo una brutal paliza que le ha dejado infinidad de señales en su cuerpo por los puñetazos recibidos.
“Al negarme a dar el móvil, uno de los policías me tiró al suelo para quitármelo y los otros dos me aplastaron contra la acera”, cuenta Jean Sialer después de haberse acercado al juzgado de guardia a interponer la correspondiente denuncia junto con el parte médico que certifica las lesiones provocadas por la paliza policial.
El joven valenciano lamenta que el continuo acoso que sufre por parte de la policía, debido a sus múltiples tatuajes y también al color de su piel, ha derivado en una ansiedad que le genera miedo a transitar solo por la calle y que meses atrás tuvo como consecuencia un intento de suicidio.
La revolución pendiente. Del socialismo al ciudadanismo (y IV): La revolución socialista en el siglo XX
Texto del libro de Pablo San José "El Ladrillo de Cristal. Estudio crítico de la sociedad occidental y de los esfuerzos para transformarla", de Editorial Revolussia.
Ver también:
La revolución pendiente. Del socialismo al ciudadanismo (I): Campesinos, burgueses y proletarios
La revolución pendiente. Del socialismo al ciudadanismo (III): Anarquistas y marxistas
Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, el socialismo marxista quedó definitivamente seccionado en dos. La revolución rusa y la instauración de la URSS constituyeron la afilada navaja que pegó el tajo. A partir de ahí, los partidos y facciones de partidos socialistas con tendencias revolucionarias, en los distintos países occidentales, tendrán al nuevo estado «comunista» como referente y éste, que además es una potencia mundial, pronto los controlará, financiera y orgánicamente, impidiendo cualquier tipo de desviación ideológica con respecto a la redefinición del marxismo hecha por los bolcheviques, de carácter acabado e indubitable, que denominarán «marxismo-leninismo». La llamada «Tercera Internacional», o Komintern, completamente controlada por Moscú, será el redil donde pastorear a estas organizaciones fiduciarias del partido comunista de la URSS. Esta especie de golpe de estado dentro de las filas de los herederos del marxismo apenas tendrá contestación, y la poca que hubo, caso del trostkismo, será políticamente irrelevante, amén de ser perseguida por la nueva ortodoxia leninista.
La socialdemocracia, por su parte, contraria a esta versión autoritaria del socialismo y repudiada por la dirigencia soviética, continuará su prolongado y sostenido descenso hacia el puro reformismo burgués. No poco ayudó a ello el hecho de que, tras 1917 y la guerra, los gobiernos occidentales del binomio estado-capital tomaran mayor conciencia de la importancia de mantener a la clase obrera en una posición de lealtad, tanto en lo nacional como en lo económico, frente a instancias extranjeras. En la década de los años treinta, a pesar de la gran depresión económica que asoló Occidente, las costumbres de la clase asalariada tienden a confundirse con las de la burguesía. Incluso teniendo en cuenta la diferencia de propiedad. Los objetivos del movimiento obrero cada vez tienen menos que ver con revoluciones socialistas, incluyendo la soviética, que ya venía estando desacreditada por su autoritarismo, en plena fase dura del estalinismo. Más bien se centran en reclamar el «derecho al trabajo», esto es, el pleno empleo asalariado, y el estado paternalista de bienestar. La vía principal que se considera para obtener tales cosas es la de las urnas. No es de extrañar que cuando ni los gobiernos burgueses, ni los socialdemócratas eventualmente en el gobierno, como en el caso de Alemania, logren medidas eficaces para aminorar los efectos de la crisis entre los sectores sociales más vulnerables, estos concedan su favor a agentes políticos nuevos, de carácter carismático, ejecutivo, que también les prometen pleno empleo y estado de bienestar, con un discurso socialista-obrero y nacionalista a partes iguales. Es la clave del éxito de los fascismos, mucho más pertenecientes a la historia y tradición del socialismo y el movimiento obrero de lo que se quiere y suele reconocer. Mussolini, por ejemplo, dedicó largos años a una entregada militancia socialista, recogiendo la herencia de su padre, antes de ser quien fue.
Adelantando el reloj unas décadas, a finales de los años 60 la frontera entre socialismo y liberalismo se ha difuminado casi por completo en Occidente. El movimiento obrero participa ya irrestrictamente en el mantenimiento del capitalismo, siempre que haya crecimiento económico y una cierta redistribución de la riqueza que permita un umbral mínimo de poder adquisitivo. Los partidos socialdemócratas y los sindicatos ya no producen intelligentsia revolucionaria y sus cuadros son simples conductores de esa dinámica. El fin del viaje, hoy lo contemplamos, es el PSOE y el resto de partidos similares, descendientes bastardos y desnaturalizados del socialismo. No creo que sea necesario describir el grado de putrefacción del ideal socialista que se da en estas organizaciones que, ya sin aspiraciones realmente políticas, lo son de burócratas, trepas y corruptos.
Es en el periodo entre las dos grandes guerras cuando se materializa la escisión entre comunistas (con este término ahora se define casi exclusivamente a los sectores alineados con Moscú) y socialistas, esto es, los socialdemócratas, todavía no tan reformistas como llegarán a ser con posterioridad. El nuevo gobierno ruso aún barajaba la idea de extender la revolución a más países de Occidente y, mientras resolvía su, nada sencilla, situación interna (guerra civil contra los restos del zarismo, reajustes étnicos, redefinición de la economía, eliminación de la disidencia...) trató de conectar con los grupos socialistas de su cuerda organizados en cada país. Hemos hablado de la Tercera Internacional. Alrededor de 1920 se fundan partidos comunistas de inspiración bolchevique por doquier: Gran Bretaña, Francia, Italia, España, Grecia... El más significativo de ellos en este periodo, que no es de nueva fundación, es el Partido Comunista Alemán, una escisión del SPD que había estado liderada por Rosa Luxemburgo. Ninguno de estos partidos logró importancia hegemónica en el seno del movimiento obrero de sus países respectivos. Como venimos diciendo, la socialdemocracia estaba ganando la partida, al tiempo que la clase obrera corría con los brazos abiertos hacia la sociedad capitalista de consumo. Hay que esperar a la crisis que supuso la Segunda Guerra Mundial y a su fin (1945) para ver algún tipo de avance en el apoyo popular al comunismo en Europa. El hecho más relevante consiste en que la URSS fuera uno de los aliados vencedores de la contienda, ocasión que aprovechó para extender la «revolución», es decir, su modelo político y económico, al conjunto de estados que había invadido y ocupado durante la guerra, los cuales quedarán durante décadas sometidos a su dominio. Es la llamada «Europa del Este». Es de perogrullo señalar que la población de estos países se encontró viviendo en un sistema comunista, tutelado por una potencia extranjera, que no era fruto de revolución alguna, sino de conquista militar, y que se les había impuesto sin tan siquiera algún tipo de formalismo consultivo. No es de extrañar que hubiese cierto descontento social, que muchos de estos gobiernos hubieran de abusar gravemente de la represión sobredimensionando sus policías —caso, por ejemplo, de la Rumanía de Ceaucescu— y que las luchas populares más allá de lo laboral, y aun revoluciones de entidad, sucedidas en Europa en la segunda mitad del siglo XX, se dieran todas ellas tras el telón de acero. Hungría, Checoslovaquia y Polonia son las más importantes, sin nombrar la ola de revueltas posteriores que dieron con el muro de Berlín en tierra.
Volviendo a la Segunda Guerra Mundial, la militancia antifascista fue un buen punto de apoyo para que las organizaciones comunistas se reivindicaran. Ya la guerra civil española había llevado al PCE a la gobernación de la República. Otros partidos —el francés por ejemplo— participaron activamente en la lucha partisana contra las potencias del Eje, desempeñando un papel protagonista en algunos lugares como Italia, Grecia o los Balcanes. Todos estos partidos obtuvieron su premio tras la finalización victoriosa de la contienda. Excepto en Grecia, donde los comunistas prosoviéticos del KKE, poco apoyados por Stalin, quien antepuso otros intereses estratégicos que tenía en ese momento, sucumbieron en una guerra civil posterior contra fuerzas conservadoras. Los partidos comunistas de Italia y Francia, a diferencia del alemán, que había sido inexistente durante la guerra, lograron ser parte significativa —nunca mayoritaria— del arco parlamentario de sus países durante las siguientes décadas, convirtiéndose en la referencia del comunismo en el bloque occidental. Por su parte, los líderes partisanos prosoviéticos de Yugoslavia y Albania, Josip Broz «Tito» y Enver Hoxa respectivamente, tras lograr el éxito en la guerra por sus propios medios (con apoyo del ejército rojo en la fase final), consiguieron establecer un estado comunista en sus países que, a diferencia de lo sucedido más al norte, no se fundó por la ocupación militar de la URSS. Este hecho permitiría a ambos gobiernos poder recorrer un camino propio sin la tutela rusa más adelante. El caso que me resulta más interesante es el de la Yugoslavia de Tito, cuyo gobierno se inicia tras una aplastante victoria en unos comicios nominalmente libres. Los comunistas yugoslavos pronto se distanciaron del régimen de Stalin e implantaron un sistema político-económico, denominado «titismo» que, a diferencia del soviético, contemplaba, por ejemplo, la explotación privada libre del medio agrario (hasta un número máximo de hectáreas) o de la industria, compuesta por cooperativas de trabajadores que gestionaban directamente las fábricas y podían disfrutar íntegramente de los beneficios obtenidos con su esfuerzo. Curiosamente, esta aplicación del socialismo que, podría decirse, recuerda a las propuestas del siglo XIX, y es una interesante excepción al modelo colectivista soviético que fue norma en todos los estados del bloque marxista-leninista, ha recibido poca atención por parte de la historiografía reciente. Además de ser denostado y desmerecido por el resto de familias del comunismo. Como, por otra parte, no podía ser menos (22). He de añadir que hace unos años tuve la suerte de poder viajar por los Balcanes y me pareció notar que Tito es recordado favorablemente en todos los nuevos estados surgidos tras la desmembración de Yugoslavia. No así Enver Hoxa en Albania. Es una simple impresión, en todo caso.
El final de la Segunda Guerra Mundial es, también, el momento de la descolonización masiva en África y Asia. Los nuevos estados en ningún caso serán reflejo de las características culturales propias de cada lugar, consideradas en todas partes atrasadas y oscurantistas. Antes bien, serán los antiguos colonizadores occidentales —que en buena parte siguen siendo propietarios de los principales recursos económicos de esos territorios— quienes diseñen de arriba a abajo su sistema político y aun sus fronteras. Ello lo harán a través de una pequeña élite nativa occidentalizada, la misma que venía colaborando tradicionalmente con los ocupantes y facilitando la gobernación de la colonia. Estos antiguos criados son ahora la nueva dirigencia del país. Educados en la ideología de los amos, darán la espalda a sus respectivas sociedades tradicionales y tratarán de imitar en todo los valores occidentales dominantes. Un triste ejemplo es la desprotección en que quedan las lenguas y dialectos tradicionales en beneficio del idioma de los antiguos dominadores. Podemos decir que estamos asistiendo al nacimiento de lo que posteriormente será conocido como «globalización».
Igual que se imitan gustos y costumbres europeas o se apuesta por el modelo urbano como forma de administrar el territorio, por ejemplo, se importa también la ideología. Se fundarán universidades en las principales capitales de todos estos países de Asia, África y América Latina. En ellas, los hijos de los dirigentes políticos y económicos nacionales estudiarán las mismas materias impartidas en Europa. Conocerán perfectamente la historia y el pensamiento de Occidente y se ejercitarán, por ejemplo otra vez, en sus disciplinas deportivas o musicales, al tiempo que se mantendrán deliberadamente ignorantes —o débilmente informados— con respecto a su propia tradición cultural.
Este es el contexto que encuentra el socialismo cuando llega a estos lugares. En estos países todavía por industrializar no hay proletariado ni movimiento obrero. La gran mayoría de la población pertenece al ámbito rural y/o indígena y es ajena en un modo muy importante a los valores culturales occidentales. Si la noción de «revolución» en la Europa del siglo XIX era una idea exclusivamente propia de la intelectualidad burguesa ilustrada, muy difícil de implantar en las mentes proletarias y aun menos en las campesinas, en este otro contexto es algo completamente fuera de lugar. Ni siquiera la idea de «nación», que venía estando en juego desde décadas atrás allí donde hubo procesos de tipo independentista, era imaginada más allá de la pequeña minoría occidentalizada, a la que podríamos denominar burguesía u oligarquía local. El socialismo, pues, en estos continentes, será cosa de jóvenes estudiantes universitarios —a menudo en Europa— pertenecientes a sectores acomodados y residentes en la ciudad. La ideología de estos jóvenes socialistas estará mediatizada por el referente soviético, una realidad histórica tangible adónde mirar, pero adoptará un fuerte componente nacionalista, en no pocas ocasiones el principal, y una crítica al capitalismo de tipo antiimperialista, muy coherente con la situación de colonia económica en la que están inmersos. Cuando busquen sujetos para su revolución y comprueben que, más allá de los simpatizantes que puedan hallar en las aulas universitarias, apenas hay proletariado industrial urbano, habrán de volver sus miradas hacia el campesinado. Así los movimientos de índole revolucionaria sucedidos desde 1940 en Asia, África y América seguirán casi siempre siempre un mismo patrón: una situación previa de injusta distribución de la tierra, una coyuntura concreta de empeoramiento de las condiciones materiales del campesinado, una pequeña y voluntarista intelligentsia con formación universitaria e ideales marxista-leninistas, o al menos nacionalista-socialdemócratas, caso de la revolución cubana en sus inicios, por ejemplo (23), con capacidad de movilizar a algunos sectores del citado campesinado y, por último, una estrategia de asalto al poder de tipo bélico: la guerra de guerrillas.
Si, como decíamos, el leninismo había supuesto una importante desviación con respecto a la teoría de Marx y Engels, esta otra vuelta de tuerca que prescinde por completo de la revolución industrial y el proletariado, colocando en su lugar a masas campesinas lideradas por intelectuales urbanos y que, para la conquista del poder, emplea la guerra y no el coup d'état en el momento de coincidencia de las condiciones objetivas y subjetivas, es una desviación de la desviación. Maoísmo es su nombre, por ser China el lugar donde se aplicó fructíferamente por primera vez. El país más poblado de la tierra, ni más ni menos.
La victoria de Mao sobre las fuerzas nacionalistas de Chiang Kai-Shek en la larga guerra civil culminada tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, posibilitó la instauración de una república comunista que rápidamente imitó el sistema político-económico de la URSS (24). Tal éxito convertiría la estrategia empleada por Mao, la guerrilla apoyada en bases rurales, en un claro referente para muchas organizaciones revolucionaras en países no desarrollados industrialmente. Por desgracia, este cóctel ideológico, muy a la altura del pragmatismo de Maquiavelo, que subordina el concepto revolucionario a la guerra y a la dictadura del partido, con una valoración muy escasa de los derechos y de la propia vida humana, cuando cayó en malas manos provocó carnicerías que han pasado a la historia por su alto grado de crueldad. El caso que me resulta más estremecedor es el de los Jemeres Rojos, en Camboya. Estos jóvenes comunistas procedentes de las élites y, una vez más, formados universitariamente, cuya llegada al poder fue una consecuencia colateral de la guerra en el vecino Vietnam, fundieron la teoría marxista-leninista-maoísta anteriormente explicada, con su propia aportación: la necesidad de devolver su nación a una especie de pasado mítico en el que, entre otras cosas, no había industrias ni ciudades. La puesta en práctica, con métodos radicales (25), de este iluminismo ideológico causó en unos pocos años una mortandad casi apocaliptica. Se lee que llegó a fallecer una cuarta parte de la población; no menos de dos millones de personas. Este fue el genocidio «maoísta» de más entidad, pero no conviene olvidar otros casos en la misma línea —si bien no tan cruentos— en otros lugares. Por ejemplo, la guerrilla Sendero Luminoso en Perú.
Volvamos a Europa Occidental. Tras la Segunda Guerra Mundial se inicia un largo periodo de crecimiento, solo interrumpido, a principios de los años 70, por una crisis económica de efectos relativos y superada en alrededor de una década. La economía europea se va terciarizando, el poder adquisitivo de su población va en aumento, los avances tecnológicos posibilitan el disfrute masivo de ventajas nunca vistas antes y en los diferentes países se están implantando las políticas que se denominarán «estado de bienestar». El cambio sociológico es enorme. La división social en clases de los teóricos decimonónicos hace agua por todas partes. Aunque el trabajo asalariado es cada vez más importante proporcionalmente, la creciente capacidad de consumo de este proletariado y su acceso gratuito, o en todo caso asumible, a servicios estatales como la educación o la sanidad, provoca que su estilo de vida cada vez se asemeje más al de la pequeña burguesía, con la que va fundiéndose gradualmente hasta dar lugar a un nuevo imaginario: la ciudadanía. En este contexto, como veníamos diciendo, la socialdemocracia logra adaptarse desde el primer momento a la nueva situación. Los partidos socialdemócratas, despojados ya de cualquier objetivo revolucionario o anticapitalista, se integrarán definitivamente en los sistemas parlamentarios implantados en la mayoría de estados, asumiendo la función de ser la opción «progresista» del binomio electoral. Definitivamente subsumidos por el estado y el capitalismo, será frecuente verles en funciones de gobierno aquí y allá. Con unas décadas de retraso, algo parecido le ocurrirá al movimiento sindical.
Por su parte, los partidos comunistas poco a poco se van distanciando del patrocinador soviético. Sus integrantes y simpatizantes no dejan de estar sometidos a la tentación de beneficiarse de las ventajas materiales de la nueva sociedad de consumo —y así lo hacen, perdiendo con ello su posición crítica—. Además, legales en la mayoría de países, se habían acomodado a la poco exigente estrategia electoral. No ayudó mucho a mantener la anterior unidad de acción, la represión militar rusa de sendos movimientos populares, como la revolución húngara de 1956 y la primavera de Praga en 1968. Estos dos acontecimientos disgustaron a no pocos dirigentes y militantes comunistas europeos. En este contexto, los dos principales partidos comunistas de Europa Occidental, el italiano y el francés, junto con el PCE, a partir de 1970 definen una nueva teoría denominada «eurocomunismo». Viene a ser una especie de coartada para, siguiendo los pasos de los partidos socialdemócratas, terminar integrándose también en el paraíso europeo, cosa que se materializará dos o tres décadas más tarde, tras la desbandada que provocó el fin de la URSS. De momento, el eurocomunismo, que sigue nominalmente aspirando a superar el capitalismo, deja de tener el modelo soviético como referencia y el marxismo-leninismo como ideología. La estrategia elegida, como si no supieran ya que no funcionaba, fue la vía electoral en un sistema pluripartidista.
La rendición al proyecto liberal capitalista del grueso de las fuerzas comunistas de lo que ya se llamaba «primer mundo» y de la propia URSS, que colapsó entre 1989 y 1991, no por méritos de sus adversarios sino, como bien podría decir Marx, víctima de sus propias contradicciones, dejó tras de sí un rosario de pequeños grupos y escisiones de comunistas fieles al marxismo-leninismo. Como diría la Biblia (26), «los que no han doblado sus rodillas». Estos colectivos, socialmente intrascendentes y habitualmente enfrentados entre sí, huérfanos de referente, hubieron de poner sus ojos y esperanzas en las revoluciones del tercer mundo. La Cuba de Fidel Castro y la leyenda del Che Guevara constituyeron el imaginario principal, aunque no el único. Es así como cobra importancia el discurso «antiimperialista». Éste no era nuevo y se había utilizado en época colonial sin especiales implicaciones de tipo marxista. Pero ahora cobra un nuevo sentido ante la presión de EEUU a los pequeños estados socialistas: Cuba, Nicaragua, el Chile de Allende…, y su apoyo a la lucha contrainsurgente allí donde había guerrillas de signo marxista. Así, los comunistas europeos no estarán tan preocupados por averiguar las posibilidades de la revolución proletaria en sus países, supuestamente los más maduros para ello según la teoría del materialismo histórico, como de tratar de apoyar estas revoluciones en países lejanos. El antiimperialismo europeo, en permanente declive, ha llegado a nuestros días y se llega a traducir a veces en expresiones tan absurdas como el apoyo a la Rusia capitalista de Putin en la guerra de Siria. Algo así como: «el enemigo de mi enemigo es mi amigo».
Entre los años 60 y 70 del siglo XX, lo comentábamos en otro capítulo, se dio en el primer mundo el fenómeno de la contracultura, que enlazará años después con la llamada posmodernidad. Lo característico de esta forma de entender la realidad, como ya decía, es la de mantener una postura crítica, hipercrítica incluso, hacia los valores dominantes y la propia configuración de la sociedad occidental pero, y es dato principal, sin llegar al punto de ruptura. Es una especie de tener mala conciencia por ser burgués pero sin dar el paso para dejar de serlo. Hubo comunas libertarias o hippies, e incluso comunidades cristianas que trataron de desarrollar ingenuamente (ya que sus integrantes, la gran mayoría de las veces, no estaban educados ni preparados para ello) utopías alternativas en los confines de la sociedad, pero el grueso de este movimiento no llegó a tanto. Antes bien, se instaló en un tipo de crítica de tipo artístico o intelectual, perfectamente compatible con la misma vida consumista de sus conciudadanos. Incluso más, cuando señalaron como signos de libertad, por ejemplo, cuestiones como «la revolución sexual» y el consumo de drogas. Es en esta situación cuando se revaloriza el anarquismo, como decía en el capítulo anterior, pero también el comunismo. Quiérase o no, los pequeños gobiernos y guerrillas antiimperialistas del tercer mundo que desafiaban, no solo a la gran potencia, sino al propio modelo político occidental, constituían una buena piedra de toque de contestación y rebeldía. Así, en el marco de postureo de radicalidad que se puso de moda entre la intelectualidad progre europea de esta época, iba como anillo al dedo declararse anarquista o comunista.
Pocos de ellos se fueron a la selva a empuñar un fusil o renunciaron a su puesto de funcionario, pero sí inundaron universidades y revistas con encendidos discursos de apoyo a las causas más notorias en cada momento. El socialismo que, mal tarde y nunca, había prendido entre las masas obreras, fue ahora defendido con ahínco por estudiantes y profesores universitarios —verbigracia, la alegre fiesta juvenil de mayo del 68 en Francia— que, si estaban en la universidad y no en otra parte, era, precisamente, porque el objetivo personal de cada uno de ellos era vivir lo mejor posible dentro del sistema capitalista. A partir de este momento, y de forma creciente hasta llegar a la actualidad, la contradicción entre discurso político y forma de vida, entre teoría y práctica, será característica principal de la «izquierda» en los países ricos. La superación del capitalismo y el establecimiento de una sociedad igualitaria y libre dejarán de constituir un proyecto político, histórico, material, y tal aspiración solo existirá, como idea, en planos simbólicos.
La minoritaria proporción de ciudadanos primermundistas a quienes, de alguna forma, su conciencia no les permite sumarse sin más a la fiesta del consumo, es la que mantendrá vivo el símbolo. Herederos de la tradición socialista pero también de la liberal, en cualquier caso, su discurso hablará cada vez menos de revolución, e incluso de libertad, y cada vez más de derechos; comprendidos éstos como ventajas materiales que se espera recibir del estado. Convertidos en una nueva aristocracia obrera, no tendrán ojos para el nuevo colonialismo, la división internacional del trabajo, que financia su estilo de vida burgués. Su acción política, sin objetivos globales, se caracterizará por un activismo de compartimento estanco —los movimientos sociales— que no cuestiona el marco general y que, ni siquiera, tiene demasiado en cuenta lo que hacen sus vecinos activistas de otros movimientos parecidos. Este actuar político, de manual, atendiendo a la crítica que hacía Rosa Luxemburgo, solo pretende mejoras, concretas y parciales, dentro de un sistema que se da por válido y al que, de hecho, se legitima de esa forma. Y eso en el mejor de los casos, porque en el peor —nada inhabitual— se limita a expresar vagamente algún tipo de inconformismo o de pose intelectual autorreferencial sin perseguir objetivos concretos. Cualquier tipo de militancia en organizaciones de este tipo será siempre compatibilizado, sin problemas de conciencia y sin ningún tipo de crítica propia o ajena, con vidas individuales plenamente insertas en el sistema, participando de sus principales dinámicas. Esta forma de comprender la participación política es lo que se denomina «ciudadanismo». Por constituir una evolución ulterior, puede decirse que es el punto final, al menos por ahora, de la historia del socialismo y el movimiento obrero.
El socialismo nació en su día de la necesidad y deseo de otorgar a la clase proletaria una participación política plena y un acceso igualitario a la riqueza que no existía en la sociedad burguesa tras las revoluciones de principios del siglo XIX. A inicios del siglo XXI se puede juzgar —así lo veo yo— que no se ha conseguido realmente ni una cosa ni la otra. Lo que hay es un reflejo de tal realidad que, sobre todo por garantizar a casi todo el mundo un umbral satisfactorio de capacidad de consumo, hace que el diseño de la sociedad primermundista actual se dé por válido y se pueda llegar a entender —como así sucede— que el socialismo, de alguna manera, ha alcanzado sus metas históricas en esta parte del planeta.
Tratando de dar un corolario a este capítulo, largo de más, copio el siguiente texto (27) de Hobsbawn:
«¿Por qué hay hombres y mujeres que se hacen revolucionarios? En primer lugar y sobre todo, porque creen que lo que ellos desean subjetivamente de la vida no puede lograrse sin un cambio fundamental en la sociedad. Hay, por descontado, este substrato permanente de idealismo o, si se prefiere, de utopismo, que forma parte de toda vida humana (…) El convertirse en revolucionario implica no solo una medida de desesperación, sino también alguna esperanza. Así es como se explica la típica alternancia entre pasividad y activismo entre algunas clases o algunos pueblos notoriamente oprimidos. La entrega a la revolución depende, pues, de una mescolanza de motivaciones: los deseos de mejora en la vida cotidiana, tras los que, esperando surgir, están los sueños de la vida realmente buena; la sensación de que todas las puertas se cierran ante uno, pero, a la vez, la de que es posible echarlas abajo; el sentimiento de “urgencia”, sin el cual los llamamientos a la paciencia o a las mejoras parciales no dejan de tener fuerza. Vale la pena repetir que hablo de lo que produce revolucionarios, no de lo que produce revoluciones. Las revoluciones pueden producirse sin demasiados revolucionarios en el sentido en que empleo la palabra.»
Notas:
22- El sistema de Tito, no obstante, también recibió críticas internas. La más destacada es la de Milovan Djilas, antiguo partisano antifascista que llegó a ser ministro en el gobierno comunista de Yugoslavia y nunca abjuró del marxismo. En su libro «La nueva clase» (1957), Djilas cuestionaba el sistema político de toda la Europa del Este, incluyendo su país. En su opinión, el control absoluto del aparato estatal por los partidos comunistas respectivos de cada estado había provocado la generación de una élite burocrática. Los dirigentes comunistas en el poder, aprovechando que la administración de los medios de producción estaba en sus manos, aunque no fueran propietarios de los mismos, acababan por acumular una serie de privilegios y ventajas que les constituían en un grupo social separado del proletariado.
23- La llamada «revolución cubana», en su génesis y toma del poder, no fue un movimiento de signo comunista, si bien dicha ideología aportaba alguna influencia a su grupo dirigente, especialmente a través de Raúl Castro que había pertenecido al partido comunista cubano durante algún tiempo y de Ernesto «Che» Guevara, quien terminaba de asentar su ideología comunista en esos años. El «Movimiento 26 de Julio», nombre de la organización revolucionaria impulsada y dirigida por Fidel Castro, tenía una ideología nacionalista, antiimperialista y democrática, muy en la línea de la tradición de nacionalismo liberal de José Martí. De hecho, la mayoría de sus miembros eran anticomunistas. Inspirados, como digo, en el independentismo de Martí, pero también en el antinorteamericanismo de Sandino y en los recientes movimientos de izquierda del continente —sobre todo el peronismo y el gobierno socialdemócrata de Juan José Arévalo en Guatemala—, su objetivo era acabar con la tutela del país por parte de Estados Unidos y, concretamente, con la dictadura de Fulgencio Batista, para instaurar en su lugar un sistema pluripartidista de gobierno.
La deriva hacia el comunismo de Fidel Castro, quien no mucho antes de su llegada al poder había negado ser comunista y había prometido elecciones libres en el país, tuvo que ver sobre todo con factores coyunturales. EEUU, cuya política venía siendo la de etiquetar como «comunista» a cualquier fuerza de signo izquierdista en el continente que contraviniera sus intereses, movió ficha tras el derrocamiento de Batista. Especialmente cuando los nuevos dirigentes aplicaron una política de nacionalizaciones y de reforma agraria que afectó de forma importante a la propiedad de ciudadanos y empresas estadounidenses en el país. El gobierno norteamericano, que rechazó las indemnizaciones ofrecidas por el nuevo ejecutivo cubano, emprendió una campaña de acoso y derribo mediante vías económicas, políticas y también militares, armando a grupos insurgentes. Los apuros que esta política creó a la nueva administración provocaron su radicalización ideológica (y la purga de los elementos más moderados) y su acercamiento a la Unión Soviética. El resto de la historia es conocida.
24- El Partido Comunista de China logra atraerse a un sector importante del campesinado del país al incluir en su programa algunas medidas agrarias moderadas. Al recrudecerse la guerra contra las fuerzas nacionalistas en 1946, la necesidad de apoyos para su recién formado Ejército Popular de Liberación les lleva a anunciar una reforma radical que expropia toda la propiedad agraria (tierra, ganado e instrumental) en las zonas bajo su control y procede a repartirla entre jornaleros y campesinos pobres. Esta medida, que desencadena una gran violencia contra los latifundistas, revanchas y contrarrevanchas según va fluctuando el frente de la guerra, será refrenada en 1948 pero habrá servido a los comunistas para reclutar cientos de miles de campesinos para el EPL.
Una vez ganada la guerra y establecida la república comunista, se realiza una gran reforma agraria que expropia toda la propiedad rural y la redistribuye entre las masas campesinas de forma igualitaria. Sin embargo, años después, la influencia de la Unión Soviética, con la que China mantiene estrechas colaboraciones, lleva a su dirigencia, presidida por Mao Zedong, a tratar de imitar su modelo económico colectivista. Así el estado recupera la propiedad de la tierra y en un megalomaníaco experimento social llamado «el gran salto adelante» (1958) suprime toda pequeña propiedad privada y reagrupa al campesinado en gigantescas cooperativas que han de gestionar la tierra siguiendo directrices y cumpliendo objetivos que les marca el propio estado. El experimento, entre otras cosas, obligará a trasladarse a las ciudades para trabajar en las fábricas estatales a buena parte de la población masculina campesina, dividiendo a las familias. El vacío que dejan en la explotación agraria será cubierto por las mujeres, a quienes a su vez se «liberará» para ello del desempeño de las principales tareas domésticas, mediante sistemas de tipo colectivo. Por ejemplo, los hijos serán cuidados conjuntamente en grandes guarderías. Por si fuera poco, las cooperativas, además de cumplir los objetivos agrícolas, estarán obligadas a producir acero —era una especie de obsesión de Mao— en pequeñas instalaciones de tipo artesanal que se habilitarán para ello. No hace falta decir que todo este despropósito, además de ser inhumano, acabó en un gran desastre económico y social (algunas fuentes hablan de 30 millones de muertes relacionadas con la hambruna), que supuso el desprestigio de Mao y su abandono —temporal— del poder.
Muchos años después, en 2007, en plena deriva hacia el sistema económico capitalista, tras más de una década de debates, las autoridades chinas aprobaron una controvertida ley que permite la propiedad privada.
25- El 17 de abril de 1975, tras su victoria en la guerra civil, el ejército de los Jemeres Rojos hace su entrada en Nom Pen, capital de Camboya. Tras desarmar a las últimas tropas que custodiaban la ciudad, ordenan el abandono inmediato de la misma de todos los heridos y enfermos. Unas 20.000 personas en esa situación son expulsadas inmediatamente. Horas después se ordena la evacuación total de la ciudad. Sus dos millones de habitantes la abandonarían a lo largo de la tarde. En un proceso que duró tres meses, se les reubicó en diferentes regiones, siempre en el ámbito rural. Muchas familias fueron separadas deliberadamente enviando a sus miembros a puntos contrapuestos del país.
26- I Reyes, 19, 1-18.
27- Eric J. Hobsbawn. «Revolucionarios». Crítica, Barcelona 2010. Escrito en 1971.
El Ministerio de Transición Ecológica promueve el militarismo
En la entrada de hoy voy a intentar explicar una actividad habitual del militarismo: cómo procede a blanquearse.
La noticia
Nos cuenta Infodefensa que el Gobierno acaba de aprobar un gasto de 375 millones de euros para el Ejército del Aire para comprar 7 apagafuegos DHC-515 de la canadiense De Havilland y para la modernización de los actualmente en servicio CL-215 y CL-245. Defensa los pagará entre 2024 y 2031.
Nos chirría que sea el Ministerio de Defensa quien compre materiales apagafuegos cuando debería ser el Ministerio de Transición Ecológica dirigido por Teresa Ribera (PSOE).
Pero nuestras dudas aumentan cuando leemos que:
Transición Ecológica colaborará en la definición de las necesidades (dirán dónde hay fuego, vamos) y proporcionará la financiación necesaria, mientras que Defensa se encargará de la dirección del proceso acordado y de la gestión de la adquisición. Es decir, el Ministerio de Transición Ecológica dotará con sus recursos presupuestarios las anualidades, que, en principio, quedarán como sigue:
102.083.333,33 € en 2024.
34.027.777,78 € en 2025.
7.056.689,06 € en 2026.
10.585.033'59 € en 2027.
46.808.389,32 € en 2028.
58.333.333,33 € en 2029.
106.944.444,44, € en 2030.
9.722.222,22, € en 2031.
En total 375.561.223,07 €.
Los juegos políticos a favor del militarismo
1.- Ocultar el gasto militar mediante dos procedimientos:
Hacer que el coste sea pagado por el Ministerio de Transición Ecológica.
Hacer que dos apagafuegos sean pagados, íntegramente, por la Unión Europea, por integrarse el acuerdo en el mecanismo europeo de Protección Civil.
2.- Enturbiar el control del gasto militar mediante la asignación de partidas plurianuales que dificultan su seguimiento y la trasparencia.
3.- Adueñarse de trabajos civiles, es decir, militarizar progresivamente a toda la sociedad, lo cual les sirve para:
No tener parados a parte de sus pilotos y poder dotarles de horas de vuelo. Con ello pretenden evitar, en parte, la crítica social del poco trabajo de los militares para el gasto que producen.
Autojustificar su existencia. Ya que no lo pueden hacer mediante su principal cometido: la defensa, lo hacen ocupando trabajos civiles con prestigio para hacerse indispensables.
Hacer campañas de autobombo durante la época de incendios sobre la «necesidad y utilidad» de las Fuerzas Armadas.
Los perjuicios para el Ministerio de Transición Ecológica
Está claro lo que gana el Ministerio de Defensa: en la práctica disfruta de las aeronaves, busca beneficios políticos con su actuación, endosa parte del gasto militar a otro ministerio. Pero, … ¿qué beneficio obtiene el Ministerio de Transición Ecológica? Tras mucho pensar, concluimos que ninguno.
Un acuerdo que beneficia a una de las partes y no a la otra no es igualitario y revela, muy a las claras, cómo se las gasta el Ministerio de Defensa.
Pero, además, el acuerdo perjudica, claramente, al Ministerio de Transición Ecológica:
Se vuelve dependiente del Ministerio de Defensa.
Cede prestigio (el que dan apagar los fuegos) al Ministerio de Defensa.
Pierde control de sus políticas.
Militariza su presupuesto y actuación.
Acepta ocultar gasto militar.
Cede parte de sus competencias.
Conclusiones
A pesar de que la noticia se vende como un éxito, el triunfo lo es, en exclusiva, para el Ministerio de Defensa y la militarización de la sociedad.
Pensamos que el Ministerio de Transición Ecológica se ha plegado, a cambio de nada, a las malas prácticas de ocultar gasto militar y a promover el militarismo en la sociedad española.
Walter Benjamin ja parlava l'any 1930 de la possible massificació turística
L'estada de Benjamin a Eivissa es va produir just abans de l'ascens del nazisme a Alemanya. Aquest context afegeix un rerefons significatiu a la visita i als escrits. Tot això està recollit al llibre La destrucció del paradís? Eivissa, Walter Benjamin i el primer desenvolupament turístic dels historiadors Lluís Costa i Bruno Ferrer, editat per Punt i apart. Un llibre que no pot estar de més vigència, a la meitat de les protestes contra el turisme massiu i els seus impactes en la manca d'habitatge i altres problemes a llocs com Eivissa, Mallorca o Canàries.
Durant la seva estada, Benjamin va escriure diversos assajos i cartes marcades pel seu interès en la interacció amb la cultura de l'illa i l'entorn (la idea d' experiència , tan important per a ell i que reflecteix tan bé el llibre Experiència i pobresa de Vicente Valero, editat per Perifèrica). A través d'aquest canvi social i cultural que va poder veure de primera mà a l'illa, Benjamin va ser capaç de fer una anàlisi crítica transferible a qualsevol altra societat a punt de ser impactada pel turisme, convertint-se així en una mena de visionari que està de plena actualitat avui dia, segon informa el digital d'Eivissa Nou Diari.
Lluís Costa , doctor en Història i professor de la Universitat de Girona, feia anys que intercanviava informació sobre aquest tema i altres amb Bruno Ferrer, també doctor en Història i professor a la Universitat de Puerto Rico. Admeten que, sense haver-ho pensat, la sortida del llibre ha estat completament oportuna al moment social. “Ha arribat en un moment en què s'ha generat tot un corrent de cansament i de necessitat de repensar el model turístic imperant”, reflexiona Costa, que destaca que, com a historiador, li produeix un cert plaer el fet de demostrar amb aquest llibre que “la història serveix per a alguna cosa”. La veritat és que “fixar-nos en el que deia Benjamin als anys 30 i aprofundir-hi permet entendre el que passa actualment”, remarca.
Un tema molt interessant que planeja al llibre és la diferència entre un turista i un viatger. Mentre que un turista viatja amb un objectiu específic, que avui dia passa de vegades per caçar la foto que ha de pujar a les xarxes socials; el viatger és obert a canviar de plans ia deixar-se endur per les emocions del moment. Benjamin o l'artista Raoul Hausmann no són turistes sinó viatgers que van descobrir a Eivissa “un lloc que provoca una sensació d'espai verge amb una naturalesa privilegiada i no contaminada”.
Walter Benjamin , un dels filòsofs més reconeguts i populars de la història, va residir a Eivissa durant els anys 1932 i 1933. Encara que l'illa era llavors un paradís verge, l'intel·lectual va ser perfectament conscient que es trobava en un moment crític, amb la modernitat i el turisme trucant a les portes i amenaçant d'acabar amb aquesta virginitat i amb les tradicions d'una illa gairebé medieval aleshores.
EEUU y Marruecos ensayan la guerra electrónica al norte de Canarias: Así son las maniobras Arcane Thunder 24
José Luis Jiménez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llegaría esta semana a Lanzarote y en su traslado a la isla el Ejército del Aire y el Espacio atravesará una zona de maniobras con presencia de drones, bloqueadores y globos espía que el Ejército de EE.UU, Marruecos, Reino Unido y Alemania por el ejercicio Arcane Thunder 24, Trueno Arcano, donde se integran tecnologías y tácticas de guerra electromagnética conjuntamente en Agadir y Guelmim con un nuevo grupo de trabajo multidominio del Ejército de EE.UU. A medida que la guerra ha evolucionado en la era moderna, los fuegos de dominio cruzado han comenzado a explorar es escenarios del espacio y ciberespacio y ahí el norte de África es clave. En Lanzarote tiene su base secundaria los drones Predator-B del Ejército del Aire y el Espacio.
Mientras desde Madrid no se dice al pillar por sorpresa a los canarios sobre este tema que implica áreas bajo supervisión del tráfico aéreo de Canarias, los que sí han hablado son los militares marroquíes: "Es una gran oportunidad para reforzar la cooperación", ha dicho el mayor Mouad Zerrik, veterano oficial de comunicaciones marroquí. El Pentágono ha sentenciado: "Es otra oportunidad para fortalecer aún más la cooperación y destacar la asociación de larga data entre los EE. UU y Marruecos a través de la prueba y sincronización de capacidades". Los controladores aéreos en España han expresado su contrariedad al tropezarse con globos sin anuncio previo al norte de Canarias.
El pasado fin de semana en las redes sociales se pudo constatar la existencia de globos aerostáticos sobre Canarias a gran altura, es decir, no alterando los vuelos y en un periodo en el que se surge alta movilidad aérea por las vacaciones de agosto. No obstante, entre otros aparatos se estaría operando uno matrícula falsa (CN-ABS Mudry CAP-232 hex 0200F1) triangulando entre Guelmim (Sahara), Canarias y Agadir y que despegó desde un Renault en movimiento desde Guelmin. Una declaración del Ejército de EE.UU señaló que el operativo es para "garantizar que los países aliados y socios tengan una ventaja decisiva contra posibles adversarios".
Las maniobras acaban el 16 de agosto. A todo ello, en redes sociales árabes se ha informado el pasado fin de semana la noticia de la consultora Dataprotect revelando una amenaza potencial dirigida a Marruecos. En Casablanca hay una empresa con ese nombre pero en los perfiles sociales de Dataprotect están sin actualizar desde el 11 de julio pasado y la de su matriz en París menos, último mensaje en redes en el mes de mayo. De acuerdo con esos contenidos en redes "un grupo de piratas informáticos indios de reciente formación conocido como 'The Night Hunters' ha anunciado su intención de atacar a instituciones marroquíes como parte de una operación denominada 'OP_MA' a partir del 10 de agosto".
¿En qué consisten estas maniobras?
Participan aproximadamente 200 soldados estadounidenses de la II Fuerza de Tareas Multidominio y del Batallón de Efectos Multidominio, junto con aproximadamente 100 soldados aliados y socios del Reino Unido, Alemania y Marruecos. Ejercicios como Arcane Thunder se llevan a cabo para "construir relaciones sólidas y estratégicas", al tiempo que "se mejora nuestra capacidad de garantizar que las fuerzas asociadas estén equipadas con la capacidad de sincronizar y emplear efectos no letales en todos los dominios contra los adversarios", según el Pentágono.
En Arcane Thunder 24 ensaya la sincronización de precisión de guerra electromagnética en todo el teatro de operaciones que se llevará a cabo en Alemania y en Marruecos.
Las autoridades canarias y del Gobierno central han admitido que tienen información sobre unas maniobras navales de Marruecos pero no de un ejercicio multinacional de los Aliados al norte de las islas. No es que deba hacerlo, es que en las islas ha surgido preocupación por si se trataba de algo parecido a lo que ocurrió sobre suelo de EE.UU con globos aerostáticos chinos o una amenaza híbrida para espantar el turismo del norte de Europa.
El ejercicio Arcane Thunder 24 busca aplicar efectos no letales dentro del concepto multidominio para "garantizar que las naciones aliadas y asociadas tengan una ventaja decisiva contra adversarios potenciales en todos los dominios y las dimensiones humanas, físicas y de información del entorno operativo", según el coronel Patrick Moffett, comandante de la II Fuerza de Tarea Multidominio.
La II Fuerza de Tarea Multidominio liderará Arcane Thunder 24 y llevará a cabo el entrenamiento en un entorno conjunto y combinado centrado en el empleo y la sincronización de efectos no letales contra adversarios en todos los dominios (tierra, mar, aire, cibernético, espacio) para permitir la libertad de acción de las fuerzas conjuntas en el teatro de operaciones del Comando Europeo de EE.UU. En la información oficial del Pentágono no se menciona que España esté en esta plomada.
"Este año continuamos mejorando nuestra interoperabilidad con las fuerzas aliadas y asociadas bajo estructuras de mando distribuidas a lo largo de más de 3.000 kilómetros desde Alemania hasta el Océano Atlántico Norte y Marruecos", afirma Moffett. Esta será la segunda iteración de Arcane Thunder 24 y se ejecuta en Marruecos por primera vez, "consolidando los compromisos asumidos con la seguridad con Rabat por parte de EE.UU. Una serie de misiones y desafíos complejos pondrán a prueba la planificación de las naciones participantes e incorporarán tecnología de la industria para evaluar los esfuerzos de modernización del Ejército de los EE. UU", ha señalado el comando de EE.UU en Europa.
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