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Tortuga Antimilitar
Lista de países que han sido bombardeados por los Estados Unidos de América desde la Segunda Guerra Mundial
*RECORDATORIO A LOS QUE OLVIDAN*
Lista de países que han sido bombardeados por los Estados Unidos de América desde la Segunda Guerra Mundial:
* Japón 6.08 y 9.08 (1945)
*Corea y China 1950-53 (Guerra de Corea)
* Guatemala 1954
* Indonesia (1958)
* Cuba (1959-1961)
* Guatemala (1960)
* Конго (1964)
* Laos (1964-1973)
* Vietnam (1961-1973)
* Camboya (1969-1970)
* Guatemala (1967-1969)
* Granada (1983)
* Líbano (1983, 1984) (atacar objetivos en Líbano y Siria)
* Libia (1986)
* El Salvador (1980)
* Nicaragua (1980)
* Irán (1987)
* Panamá (1989)
+ Irak (1991) (Guerra del Golfo)
* Kuwait (1991)
* Somalia (1993)
* Bosnia (1994, 1995)
* Sudán (1998)
* Afganistán (1998)
* Yugoslavia (1999)
* Yemen (2002)
+ Irak (1991-2003) (tropas conjuntas de Estados Unidos y Gran Bretaña)
* Irak (2003-2015)
* Afganistán (2001-2015)
* Kazajistán (2007-2015)
* Somalia (2007-2008, 2011)
* Yemen (2009, 2011)
* Libia (2011, 2015)
* Siria (2014-2015)
* Hoy, indirectamente, vía NATO contra Rusia en Ucrania y contra Palestina en Gaza.
* Y las tres invasiones donde se robaron el 60% del territorio mexicano.
Nunca hay que olvidar quién representa una amenaza real para la paz.
¿Hubo alguna indignación de la comunidad occidental contra Estados Unidos?
¿Hubo fuertes gritos de denuncia?
¿Ha habido alguna vez sanciones contra Estados Unidos?
Nada. Ni una exclamación, ni una sombra de reproche, ni un destello de indignación.
¡Países “occidentales” cobardes, desvergonzados e hipócritas!
Recordad todos los crímenes que EE.UU. comete contra otros países.
Un reportaje desvela el nexo entre los minerales chilenos y la industria bélica europea
Home Reportaje devela nexo entre los minerales chilenos y la industria bélica europea
La investigación que la ONG Ecosistemas presenta el próximo jueves 25 de julio, a las 18 horas, en el Centro de Extensión de la Universidad Católica muestra el vínculo entre la actividad minera realizada por grandes empresas europeas con proyectos en Chile: Anglo American, Glencore y Río Tinto, y la industria armamentista del viejo continente. Fuente: ONG Ecosistemas, 19 de julio de 2024.
“Minería e industria bélica: metales chilenos en el negocio de la guerra” se titula el reportaje audiovisual creado por la ONG Ecosistemas que se exhibirá el jueves 25 de julio a las 18 horas en la sala 203 del Centro de Extensión de la Universidad Católica (Alameda #390) con el propósito de abrir el debate sobre el destino de algunos minerales explotados en nuestro país: la industria armamentista europea, cuya demanda creciente de cobre, molibdeno y numerosos otros metales y aleaciones claves en la fabricación de portaviones, tanques, vehículos blindados y de combate, misiles, balas, y un largo etcétera, están en la mira.
Chile ha sido un actor prominente en la gran minería metálica durante más de un siglo. Actualmente operan tres de las más grandes empresas mineras del mundo, de origen europeo: Anglo American, Glencore y Río Tinto. Según el centro de investigación científica de la Comisión Europea, estas empresas son las principales proveedoras de minerales a la industria armamentista del viejo continente. Además CODELCO, principal productor de cobre a nivel mundial, participa en explotaciones con Anglo American y Río Tinto, es decir, el Estado chileno estaría involucrado en el cuestionado negocio de la industria bélica del norte global.
La explotación y suministro de metales desde países como el nuestro fomentan la guerra que incrementa los ingresos de las grandes potencias bélicas encabezadas por Estados Unidos, Rusia y China. Todo esto en un escenario donde existen 59 conflictos bélicos y la guerra entre Ucrania y Rusia se aproxima a los 900 días con más de 80 mil muertos entre civiles y militares.
Las consecuencias socioambientales son devastadoras para el sur global desde donde se extraen gran parte de los minerales. Basta constatar las alarmantes tasas de cáncer en la población, los efectos de la sequía y los múltiples problemas socio ambientales que la región de Antofagasta enfrenta debido a la producción de cobre a gran escala.
Actualmente además las tecnologías bélicas exigen minerales críticos -gama de metales, no metales y tierras raras- que posibilitan la construcción de armas como cazabombarderos de última generación, misiles inteligentes, drones, satélites espía, fusiles para francotiradores, etc.
“El sector armamentista es, por lejos, el mayor consumidor de metales del mundo” indica su director Juan Pablo Orrego, sin embargo no podemos saber qué porcentaje de toda la minería que se hace en el mundo, con sus devastadores impactos, es para la industria bélica, porque no hay suficiente transparencia en el sector para conocer información tan fundamental para la ciudadanía.
El reportaje audiovisual -12 minutos- será presentado por su director, Juan Pablo Orrego Silva, ecólogo presidente de Ecosistemas, y será comentado por Flavia Liberona Céspedes, directora ejecutiva de Fundación Terram; Manuel Prieto, profesor de la Universidad de Tarapacá y director del Núcleo Milenio AndesPeat, junto a Héctor Cossio López, editor general de El Mostrador. La actividad es abierta al público, previa inscripción en https://forms.gle/DpzTuits38TWQjK86
Ficha técnica:
Director: Juan Pablo Orrego Silva
Montaje: Daniel Pastene Saldías
Investigación: Juan Pablo Orrego S. y Mitzi Urtubia S.
Duración: 12 minutos.
Ver vídeo:
https://www.terram.cl/reportaje-dev...
Conversatorio “Minería e industria bélica: metales chilenos en el negocio de la guerra”:
Más malos que el diablo
«De la pseudociencia a la conspiración: Un viaje por la espiritualidad New Age»
Redacción Tortuga.
Título: De la pseudociencia a la conspiración. Un viaje por la espiritualidad New Age
Autor: Pablo San José Alonso
Edición: Justel, agosto 2024
Índice y enlace a los artículos
1. La rabiosa actualidad de algo que no es tan nuevo
2. Génesis histórica del pensamiento y cultura New Age
3. Un fenómeno en auge
4. ¿De qué hablamos exactamente?
5. Una psicología característica
6. De izquierda y de derecha
7. ¿En qué creer si Dios está muerto?
8. Una forma disidente de comprender la realidad
9. El problema de la naturaleza
10. El New Age, un conflicto en la sociedad occidental
Nos complace presentar y publicar en nuestra página web, en rigurosa exclusiva, el nuevo ensayo de nuestro compañero del Grup Antimilitarista Tortuga, Pablo San José Alonso.
«De la pseudociencia a la conspiración: Un viaje por la espiritualidad New Age» es un breve ensayo (equivaldría a un librito de unas ochenta páginas) que en esta ocasión ve la luz en forma digital. En la web de Tortuga iremos publicando sus diez capítulos en sendas entregas quincenales, a partir del domingo 22 de septiembre. Los diferentes artículos serán enlazados, según vayan viendo la luz, en el índice de arriba. Finalmente, se añadirá un documento pdf para la libre descarga del ensayo desde este mismo lugar.
En «De la pseudociencia a la conspiración: Un viaje por la espiritualidad New Age» Pablo San José analiza detenidamente uno de los hechos más resonantes de nuestros días. Con la denominación "espiritualidad New Age", una forma de nombrar el fenómeno que el propio autor reconoce como apuesta, San José trata de adentrarse en los pormenores de las diferentes expresiones sociales que se apartan de la institucionalidad a la hora de analizar la realidad: lo que para algunos serían "alternativos" o "resistentes", mientras que para otros, peyorativamente, serían "hippies" o "magufos".
Tomando como punto de partida sus dos principales expresiones, la ciencia "alternativa" y la teoría de la conspiración, el autor se esfuerza en encontrar los puntos de unión de un fenómeno que entiende que es global en la sociedad occidental y que, de alguna forma, comparte los suficientes elementos comunes como para poder ser tratado como un hecho social de carácter unitario.
Así, San José bucea en la génesis histórica del hecho estudiado, que remonta al siglo XIX, su evolución a lo largo del tiempo, y se detiene a realizar una taxonomía de sus diferentes concreciones y expresiones en el momento actual.
Una vez acotado el tema a estudiar, pasa a analizar sus diferentes pormenores: desde los aspectos psicológicos comunes en las personas que suscriben las teorías New Age, a sus necesidades existenciales, sus apuestas filosóficas y sus métodos cognitivos. También trata de señalar causalidades, variables, influencias y consecuencias de tipo social, e incluso relacionar el fenómeno con la política. Este último apartado resulta de gran interés vista la actual deriva de numerosas organizaciones partidistas y medios de comunicación que hoy hacen bandera de la teoría alternativa y del relativismo informativo.
Por último, San José hace una valoración en clave personal del conflicto que entiende que la cultura New Age supone para la actual sociedad Occidental.
Esperamos que el ensayo, independientemente de si se está mucho o poco de acuerdo con lo que se plantea, sea de vuestro agrado y despierte vuestro interés.
Pablo San José es también autor de los ensayos editados en papel "El ladrillo de cristal. Estudio crítico de la sociedad occidental y de los esfuerzos para transformarla" y "El opio del pueblo: Crítica al modelo de ocio y fiesta en nuestra sociedad". Ambos pueden consultarse en la web de Tortuga y adquirirse por correo postal.
Ucrania cada vez está más cerca del ‘momento Hiroshima'
La gran paradoja es que la política de disuasión pretende evitar la guerra nuclear; sin embargo, esa estrategia puede requerir el uso de armas nucleares.
Thomas I. Palley
En agosto de 1945, Estados Unidos lanzó la bomba atómica sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Desde entonces no se han vuelto a utilizar armas nucleares en un conflicto. Sin embargo, esto podría cambiar pronto ya que aumentan las probabilidades de que Ucrania se enfrente a un momento similar al de Hiroshima.
La situación en Ucrania ofrece a Rusia cada vez más motivos militares y geopolíticos para que utilice armas nucleares tácticas. A pesar de que será Rusia quien las emplee, Estados Unidos y la OTAN participan muy activamente en el proceso. Están atrapados en las garras de la locura neoconservadora que descarta con despreocupación las posibles consecuencias catastróficas y bloquea todas las salidas.
Las lecciones de Hiroshima y Nagasaki
Una forma de entender el momento actual es a través de la historia de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Aquellos ataques también tuvieron motivaciones militares y geopolíticas. La primera es un hecho ampliamente reconocido: la segunda, no.
De acuerdo con la historia normalizada, en agosto de 1945, Japón estaba derrotado de facto y había manifestado su voluntad de rendirse “con condiciones”. Sin embargo, Estados Unidos quería una rendición “incondicional”. También calculó que la conquista de Japón podría suponer un millón de bajas estadounidenses. En consecuencia, optó por destruir Hiroshima y Nagasaki, con lo que logró su rendición incondicional sin dichas bajas.
La motivación geopolítica preocupaba a la Unión Soviética. Esta había declarado la guerra a Japón al día siguiente del ataque de Hiroshima, y Estados Unidos temía que conquistara el norte de Japón, poco defendido. Las bombas de Hiroshima y Nagasaki lo impidieron al poner fin a la guerra de forma abrupta. También enviaron a la Unión Soviética un mensaje intimidatorio sobre el poder de Estados Unidos.
El paralelismo con Ucrania
La guerra de Ucrania ha generado una lógica que recuerda a la de 1945. El paralelismo militar es claro. Rusia quiere poner fin a la guerra de un modo aceptable. Incluso después de haber conquistado las provincias del Donbás, se enfrentará a continuos ataques con armamento de largo alcance proporcionado por Estados Unidos y sus socios menores de la OTAN. La consiguiente pérdida de vidas y daños rusos será inaceptable. Las armas nucleares tácticas pueden poner fin al conflicto de forma quirúrgica, y Ucrania se verá obligada a aceptar el resultado o enfrentarse a una mayor destrucción.
El paralelismo geopolítico también es claro. En 1945, Estados Unidos envió un mensaje a la Unión Soviética. En Ucrania, las armas nucleares tácticas enviarán a Estados Unidos el mensaje de que si continúa con su estrategia de escalada progresiva del conflicto se arriesga a provocar una guerra nuclear en toda regla.
El neoconservadurismo es una doctrina política que sostiene que nunca más existirá una potencia extranjera, como la antigua Unión Soviética, que pueda desafiar la supremacía estadounidense. La doctrina otorga a Estados Unidos el derecho a imponer su voluntad en cualquier parte del mundo, lo que explica la intervención estadounidense en Ucrania, mucho antes de la invasión rusa de 2022. Inicialmente, la doctrina se sembró entre los republicanos de línea dura, pero, desde entonces, ha sido adoptada por los demócratas, y ahora impera desde el punto de vista político.
Desde finales de la década de 1990, el proyecto neoconservador ha impulsado una guerra a cámara lenta contra Rusia, basada en una estrategia de “escalada progresiva”. El primer paso fue la incorporación de los países centroeuropeos a la OTAN, a la que siguió la incorporación de las antiguas repúblicas soviéticas del Báltico. A partir de entonces, Estados Unidos empezó a fomentar el sentimiento antirruso en las antiguas repúblicas de Georgia y Ucrania. A largo plazo, pretende fomentar la desintegración de Rusia, tal y como defendió el asesor de Seguridad Nacional estadounidense Zbigniew Brzezinski en la década de 1990.
La implicación de Estados Unidos y la OTAN en Ucrania se ha caracterizado por una estrategia similar de escalada progresiva. En la década anterior a la guerra, Ucrania fue el mayor receptor de ayuda militar estadounidense de Europa y los miembros de la OTAN paralizaron el proceso de paz de Minsk. A partir de entonces, el compromiso se ha intensificado constantemente, convirtiendo la ayuda en una guerra de poder y, posteriormente, en un conflicto directo y tácito con Rusia. El calendario incluye sabotear las negociaciones de paz a principios de 2022; suministrar misiles antiaéreos Stinger, misiles antitanque Jaguar y munición de artillería; suministrar sistemas de defensa antiaérea con misiles Patriot; transferir reactores MIG-29 de antiguos países del Pacto de Varsovia; suministrar artillería de ultra largo alcance, carros de infantería avanzados y tanques; suministrar sistemas de cohetes HIMARS de largo alcance y misiles ATACMS y Storm Shadow de mayor alcance; y suministrar aviones F-16 modernizados.
Paralelamente, Estados Unidos ha proporcionado información por satélite, al tiempo que algunos asesores encubiertos han colaborado en ataques con misiles de largo alcance en el interior de Rusia, de los que cabe destacar los ataques al puente de Kerch, a buques de guerra rusos en el mar, a astilleros navales en Crimea y Novorossiysk, al sistema ruso de defensa AWACS de gran altitud y un ataque al sistema ruso de defensa contra misiles antibalísticos.
La estrategia de escalada progresiva tiene como objetivo tensar la cuerda, y se supone que se va tensando lo suficientemente poco como para negar a Rusia motivos para recurrir a la opción nuclear. Sin embargo, la estrategia corre el riesgo de no ser capaz de ver la gota que colme el vaso.
Poner fin a la guerra, poner fin a la escalada progresiva y restablecer la disuasión
Ponerse en el lugar del otro puede ser esclarecedor. Los objetivos de Rusia son tres. En primer lugar, quiere poner fin a la guerra en condiciones aceptables. En segundo lugar, quiere contrarrestar la estrategia estadounidense de escalada progresiva. En tercer lugar, quiere restablecer la credibilidad de su disuasión nuclear, que se ha visto comprometida por escaladas que han desdibujado líneas rojas que no deben cruzarse.
El uso de armas nucleares tácticas se ha vuelto cada vez más racional, ya que lograría los tres objetivos, razón por la cual la situación es grave. La gran paradoja es que la disuasión pretende evitar la guerra nuclear, sin embargo, el restablecimiento de la disuasión puede requerir el uso de armas nucleares, ya que demuestra la voluntad de hacerlo.
Muchos partidarios neoconservadores han hablado despreocupadamente del “farol nuclear de Putin”. La realidad es que la amenaza de represalias nucleares por parte de Estados Unidos es un farol. Ningún político o general estadounidense en su sano juicio se arriesgaría a una guerra termonuclear por el bien de Ucrania.
Un pronóstico desalentador
Todavía hay tiempo de detener la escena. El problema es que la paz ni siquiera se contempla. La viciada democracia de Ucrania está en suspenso, los extremistas de Azov tienen el control y cualquier ucraniano que se oponga a la guerra se enfrenta a penas de cárcel o algo peor.
En Estados Unidos, los neoconservadores están al mando y el público recibe continuamente una narrativa maniquea que pinta a Occidente como el bueno y a Rusia como el malo. Esa falsa narrativa se refuerza constantemente y dificulta el compromiso político y ético.
El pronóstico es desalentador. Irónicamente, lo que puede impedir un momento como el de Hiroshima es el éxito ruso en el campo de batalla.
Thomas Palley es doctor en Economía y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad de Yale. Fue economista jefe de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad EEUU-China.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en thomaspalley.com.
Traducción de Paloma Farré.
Vicent Andrés Estellés: Llibre de meravelles
Idioma: valenciano
Año de publicación: 1971
Valoración: imprescindible
Se cumplen hoy cien años del nacimiento en Burjassot de Vicent Andrés Estellés, uno de los más grandes poetas que ha habido en lengua valenciana (y, por ende, catalana), dicho sea con toda la precaución que supone establecer algún tipo de jerarquía o incluso gradación en un género de apreciación tan subjetiva como es el de la poesía, más aún por parte de este humilde lector. Pero ya nos entendemos... y en todo caso, Vicent Andrés Estellés era la caña, sin duda, no ya uno de los mejores poetas que ha habido en lengua valenciana/catalana, sino yo diría uno de los mejores nacidos en España en el siglo XX. Poeta del siglo XX, aunque bien enraizado en los clásicos de su lengua: no sólo el título de este libro está tomado de otro de Ramón Llull, del siglo XII, sino que cada poema que lo compone está encabezado por una cita de Roís de Corella, Per March, Jordi de Sant Jordi o, por supuesto y sobre todo (¿cómo no?), Ausiàs March.
Esto no significa que la poesía de Estellés (Andrés también es el primer apellido, no un nombre propio, pero aceptemos la convención de usar el segundo) siga al dedillo modelos antiguos o desprenda un tufillo a naftalina. Todo lo contrario: se trata de lírica de una viveza extraordinaria, a horcajadas de la poesía social (pero prefigurando la "de la experiencia") y, sobre todo, del espíritu de la vida en la calle, de la frescura de los portales y la oscuridad de las escaleras de vecinos donde se besan los amantes, de las calles, las alamedas -la Alameda, de hecho-, los parques, los descampados y pretiles de la ciudad de Valencia y sus alrededores. Porque Valencia es uno de los motivos principales de este libro, no ya sólo como escenario de sus poemas, sino un elemento central, un personaje (por tópico que suene esto) que transita de arriba a abajo, de Norte a Sur Y de Este a Oeste, por todas sus páginas -de hecho, encontramos en ellas un vibrante poema, Cos mortal, compuesto enteramente con calles y puentes de Valencia-; una Valencia diferente en muchas cosas de la actual, aunque, de todos modos, reconocible. La Valencia que fue y que, cuando se publicó el libro, ya estaba comenzando a perderse.
Porque la nostalgia es otro de los motivos que recorren el libro, una nostalgia dulce y amarga a un tiempo, la nostalgia de la juventud ya pasada, de sus ansias de vida, de amor y libertad, matizada por la conciencia de los tiempos oscuros, de la represión vivida en aquellos años de posguerra en los que transcurrió. Esa posguerra franquista y dolorosa, llena de miedos y silencios, de sobreentendidos y humillaciones, de desaparecidos y asesinados, de vencedores y, sobre todo, vencidos, es la gélida sombra proyectada sobre todos los poemas, incluso los más vitales y hedonista. De forma simétrica, aunque más discreta, incluso subterránea -excepto en la última parte del libro, donde Estellés se lanza a una cierta vinculación nacional, más exaltada-, está recorrido por el espíritu de un pueblo que se mantiene a la espera, que aguarda el momento de poder salir a respirar el aire libre, de expresarse como tal (sobre todo, en la última parte del libro, Propietats de la pena).
Porque el amor, o eso nos viene a decir Estellés, es lo único que puede salvarnos, el amor en toda su profundidad y extensión, no sólo el amor excelso y puro que han cantado tradicionalmente los poetas -que también- sino el amor carnal más desatado, el erotismo furtivo de los amantes contra las tapias, o en los bancos más escondidos del parque, en los descansillos y las azoteas de las casas. El amor, que es el mayor acto de resistencia, aún desesperada, que podemos llevar a cabo, un amor que, si no lo puede todo, sí puede ser el ultimo refugio que nos quede. No en vano, el poema más célebre de Estellés, casi -o sin casi- un himno popular, se titula Els amants...
De hecho, eso es lo otro que nos queda para resistir, nos viene a recordar este libro: la poesía. Una poesía, en su caso, torrencial pero medida, de verso libre pero riguroso, llena de imágenes líricas sacadas de lo más humilde, del polvo de las calles y el sudor de quienes las recorren. Una poesía de una tierna ferocidad, preñada de musicalidad y que no renuncia, incluso, a una cierto tono épico -una épica doméstica, casi secreta, si se quiere- y que utiliza anáforas y aliteraciones para conseguir darnos ese aliento. Una poesía nacida de las entrañas del pueblo, quizá de forma oculta, como una semilla plantada por el azar, pero que, desde luego, ha conseguido serlo sin ambages.
Por no acabar la reseña sin compartir unos versos de Vicent Andrés Estellés deun poema que aparece en el primer "capítulo" de este Llibre de meravelles y que creo que ejemplifica bastante bien su figura y su voz:
Un entre tants com no aguarden i lluiten.
Un entre tants com foraden la nit.
Un entre tants com no dormen i guaiten.
Un entre tants.
(...)
Un entre tants com trencaven els cants.
Un entre tants entre fúries i espants.
Un entre tants entre tots els amants.
Un entre tants.
(...)
Un entre tants com es moren d'amor.
Un entre tants com foraden la nit.
Un entre tants com carreguen els morts.
Un entre tants.
En torno a Omelas
Santiago L. Moreno
Misteriosos son los caminos por los que progresa la cultura; investigar cómo ciertos movimientos y obras sobrenadan la corriente temporal hasta perdurar y destacar entre el resto se convierte en una labor, más que detectivesca, de rastreador profesional. Qué aleatorias parecen las causas por las que muchas veces un libro, una película o cualquier creación artística se mantienen, recobran vida y se proyectan hacia el futuro. En estos tiempos de información sin fin, fuentes ilimitadas y canales por doquier es prácticamente imposible seguir los vericuetos de la popularidad y determinar las causas del éxito de un producto cultural o el porqué de su resurrección. Les pondré un ejemplo de lo caprichosa que parece, en ocasiones, la recuperación de una obra.
En 2019, BTS, la gran boy band de los últimos años, ídolos del pop coreano y mundial, lanzan el videoclip de la canción “Spring Day”. En sus imágenes aparecen un par de referencias de ciencia ficción, ambas procedentes de dos obras distópicas. El objetivo al incluirlas en el vídeo no es profundizar en su carácter político, sino crear con ellas reflejos estéticos. De la película Snowpiercer, un pequeño éxito también coreano, se menciona el nombre en la letra de la canción. En el videoclip se puede ver a algunos miembros de la banda recorrer los pasillos de un tren que atraviesa la nieve. No es mucho, pero tras el estreno del vídeo hubo algunas alusiones en las redes a esta referencia. Si no obtuvo mayor repercusión fue debido a que la segunda acaparó casi toda la atención de los fans. En un par de planos, en grandes letras, aparecía una misteriosa palabra: Omelas.
La canción de BTS aborda la añoranza, el sentimiento de tristeza que te embarga al echar de menos a alguien querido. Las imágenes, en las que Omelas aparece dos veces como un rótulo luminoso, recurren a ese nombre propio con fines creativos, para provocar sensaciones estéticas mediante el uso de algunos elementos del trasfondo del relato al que da título. El más evidente muestra el malestar de uno de los miembros en soledad, siempre en contraste con la alegría del grupo unido. A los dos segundos del estreno, millones de adolescentes, toda una generación nueva, se interesaron por el texto que dio vida a esa palabra, el inmortal relato de Ursula K. Le Guin titulado “The Ones Who Walk Away From Omelas”. Busquen en youtube y encontrarán decenas de vídeos hechos por adolescentes tratando de explicar la fuente, el origen de esa palabra que da nombre a una ciudad y el significado del cuento que la incluye. Teorías, opiniones, análisis a mansalva más o menos certeros. Da igual que un fuerte porcentaje de este interés se corresponda, como bien sabemos, con la necesidad actual de generar contenido, de sacarlo de donde sea. Lo que cuenta es el impulso que recibió el relato de Le Guin, ese segundo aire en el presente y la seguridad de su permanencia en esas mentes en el futuro, su visibilidad para las siguientes generaciones. Algo tremendamente positivo, pues se trata, sin duda alguna, de un texto que va más allá de su valor literario, una de esas raras obras que, debido a la influencia de su discurso, no es exagerado calificar como imprescindibles.
Por dar un dato personal, se trata de uno de mis dos cuentos de ciencia ficción favoritos. Lo tengo repetido en mi biblioteca en distintas antologías, pero es un texto que, a pesar de su escasa longitud, siempre pensé que debería tener una edición propia, a su altura. Por ejemplo, como la que ha sacado Nørdicalibros hace unos meses. Se trata de una versión ilustrada, en tapa dura y papel estucado, con un formato liviano pero de lujo, en una edición que no llega a las 40 páginas pero capta tu atención al primer vistazo. La nueva traducción del título, “Quienes se marchan de Omelas”, me gusta menos que la de toda la vida, “Los que se alejan de Omelas”. Encuentro una mayor fidelidad e incluso eufonía en la segunda. Arbitrariedades aparte, el resto de la edición me parece maravilloso. Lo es por la presentación, pero, principalmente, porque las ilustraciones de Eva Vázquez complementan de manera perfecta la obra maestra que acompañan. Las tonalidades ocres, que van oscureciéndose hasta el gris según progresa el relato; las geometrías esféricas y sinuosas; los cambios de siluetas repletos de significado; el maravilloso simbolismo que secuencializa todas las ilustraciones, ese rojo festivo de los farolillos y los fuegos artificiales que es metáfora también de los ciudadanos y que, finalmente, se transmuta en un río de sangre. Todo en el ámbito gráfico me ha parecido una delicia, tanto a nivel artístico como en el plano intelectual, por su gran capacidad para amoldarse al espíritu del relato. El cual, por supuesto, me ha vuelto a cautivar con su vigencia inmutable.
El cuento de Le Guin condensa la forma en que la autora entendía la ciencia ficción, un género literario que, como ella siempre defendió, no busca el futuro, sino el presente; no la adivinación, sino la metáfora. Por mucho extraterrestre o extraña criatura que pueblen las páginas de los libros, el centro de la ficción en realidad somos nosotros, los seres humanos. En la ciudad futura de Omelas no hay entes extraños, solo hay humanos y un dilema moral atemporal, que se revela más importante cuanto mayor es nuestro progreso. Podría empezar aludiendo a ilustres nombres rusos o mencionando problemas irresolubles de vida o muerte, pero prefiero citarlo antes de otro modo, en términos más afines a los lectores de C.
¿Recuerdan el diálogo entre Spock y Kirk a ambos lados del cristal, la explicación que da el frío vulcano de su sacrificio en La ira de Khan?
– La lógica dicta que el bien de la mayoría…
– …supera el bien de la minoría.
– O de uno solo.
Quienes se alejan de Omelas
Hay una enorme carga emotiva en esa escena. En ella se suman varios factores, algunos menos evidentes que otros. Muere un personaje querido, dando su vida por los demás, y se alude a la amistad en su significado más noble, entre individuos de distintas especies, un canto a la diversidad que se adelanta al de nuestro tiempo. Pero hay un asunto que es más intelectual, deducible en ese diálogo y en las posteriores palabras de Kirk, pronunciadas antes de que el féretro de su amigo sea lanzado a las estrellas: “De todas las almas que encontré en mis viajes, la suya fue la más… humana”.
Lo cierto es que la humanidad de Spock se hace patente al apartar la emoción y hacer una lectura racional de ese diálogo. No son sólo sus actos de sacrificio y amistad los que lo acercan a la humanidad, sino también algo más trivial. Para consolar a su amigo, el frío y lógico Spock hace algo muy nuestro: miente. Su decisión no pertenece al terreno de la lógica, pues estamos, en realidad, ante una cuestión ética. Elegir salvar la vida de un número mayor de personas sobre otro menor es un acto en el que la lógica es una mera herramienta al servicio de la moralidad. La elección moral es una cuestión, mal que nos pese a veces, volitiva, y es este dilema, precisamente, el que centra el relato escrito por Ursula K. Le Guin. Pero la escritora lo aborda de una manera más sofisticada y con implicaciones más complejas que el visceral asunto de quiénes viven o mueren. El relato de Le Guin no va de elecciones de supervivencia amparadas en el número. Es, dentro de su circunscripción moral, netamente político.
El dilema del tranvía o la balsa de la Medusa, que antes eludí nombrar, son variaciones del mismo problema, la toma de una decisión moral en la que se da por sentado –quizás demasiado rápido– que la diferencia en el número de vidas a salvar o condenar es el elemento crucial, pero el carácter extremo de lo que plantean es indagatorio. Miran dentro de nosotros para saber qué mueve nuestras decisiones y nuestros valores internos, a qué le damos importancia moral. El dilema planteado por Le Guin es bastante más sutil y pragmático, de una utilidad mayor, pues no busca el conocimiento interior, sino progreso, la mejora del ser humano. No nos sitúa ante decisiones de vida o muerte, algo al fin y al cabo extraordinario, sino que propone algo más cotidiano, el maltrato de uno solo como motor de la felicidad y bienestar del resto.
Un individuo no decide todos los días (ni siquiera en toda su vida) si han de morir una persona o trece, pero sí, y continuamente, cuánto padecimiento ajeno está dispuesto a tolerar a cambio de la felicidad propia. De hecho, el trasfondo del cuento está presente en muchas de las decisiones diarias que tomamos, sean grandes o pequeñas, especialmente cuando sopesamos el coste personal de ayudar a los que padecen. Pueden encontrarse ejemplos en nuestro día a día, pero también en los grandes asuntos generales, esos que alimentan los noticiarios. Llevarte tus impuestos a otro país incrementando tu fortuna con un dinero que iría a beneficios sociales; recuperar tu diversión nocturna, aburrido del confinamiento, a cambio de la vida de unos cuantos ancianos más; votar pensando exclusivamente en tu beneficio personal. Todo eso es Omelas.
Le Guin describe una sociedad utópica cuyos habitantes viven en un estado de bienestar, belleza, abundancia y felicidad. Lo hace posible el maltrato a un niño, encerrado en un sótano en un estado miserable. Delgado, desnudo, lleno de pústulas y sentado sobre sus excrementos, es pateado e insultado a diario por sus guardianes. La descripción no concede atenuantes, el relato está diseñado con mano de hierro, evitando cualquier equívoco, y eso tiene un motivo. El uso de la figura infantil apela directamente a la humanidad del lector, conmueve y alborota las conciencias. De ser la víctima un adulto, la historia no habría logrado alcanzar la misma intensidad, el mismo efecto. Sin esa devastadora impresión inicial, sin ese paso previo de comprensión y aceptación, el siguiente nivel de lectura, el realmente importante, tendría un menor calado. Miles de personas en un estado de felicidad absoluto a cambio del padecimiento de un niño. El bienestar de la mayoría supera… ¿supera en qué modo y a qué minoría? No se trata de una cuestión de vida o muerte, aquí el lector no se puede amparar en la salvadora lógica del número, pues a ambos lados de la proposición no descansan términos semejantes. No se trata de una vida o trece, sino de conceptos inmensurables. ¿Es mi felicidad, la de toda una sociedad, un fin que justifique el sufrimiento de un niño? ¿Cómo medimos el peso real de ambos extremos, la felicidad de muchos y el sufrimiento de uno solo? Y finalmente, ¿es moral planteárselo?
Quienes se alejan de OmelasQuienes se marchan de Omelas propone un dilema ético, pero no se limita a enunciarlo. Se moja y es firme en su conclusión, y esto es posible, como señalé antes, porque la construcción no da alternativas, marca los pasos para que se llegue a una conclusión antes de poder acceder a otras. Porque la ciencia ficción es en su mayor parte metafórica, y eso, inevitablemente, va a provocar múltiples interpretaciones según cada lector, que es quien, al fin y al cabo, decide el sentido de la lectura. Les pondré un par de ejemplos. Vivimos el auge de la subjetividad, malos tiempos para delimitar el concepto de sufrimiento. Por otra parte, también es la época de las cancelaciones, del odio al pensamiento opuesto, de la nazificación del otro. Así que permítanme jugar un poco y poner a prueba las implicaciones del relato trastocando un solo parámetro. Todos entienden la moraleja, el espíritu. Es obvio que lo que sucede en la sociedad de Omelas está mal. ¿Pero qué ocurre si saltamos directamente al segundo nivel y eliminamos al niño? ¿Si lo cambiamos por un criminal o, simplemente, por alguien a quien se odia? ¿Si ponemos a un asesino de masas, a un miembro de la Manada, a un nazi o incluso, sí, a esa persona a la que no puede ni ver en las redes sociales? ¿Si torturamos a “ese”? ¿Sigue haciendo la misma lectura moral? ¿La felicidad de todos a cambio del padecimiento de ese tipejo?
Bien, sin niño aún, hagamos una interpretación con la perspectiva desde el otro lado. El relato nos sorprende porque invierte la pirámide de poder y sugiere que las dictaduras no dependen del número, que pueden darse también en sentido contrario, que un Estado en el que una sola persona es oprimida por el bien de miles también es una dictadura. Puede ser leído, por lo tanto, como una distopía atípica, inversa, en la que es el Estado, aunque de consenso y elegido por mayoría, el que oprime a un individuo determinado, y entonces convalidar las teorías randianas. La utopía de la mayoría es la distopía de uno solo, la preciada libertad individual es sometida por lo que han decidido los demás. ¿Por qué demonios he de pagar impuestos? ¿Por qué he de mermar mi capital para el bienestar del resto? ¿Por qué he de obedecer las castrantes medidas del Gobierno para mi libertad? Toda lectura es válida si respeta los parámetros de la historia, recuerden. Por eso la autora los propone tan férreos, tan claros. La utilización de un niño como sujeto central no es baladí; es, de hecho, el quid de la cuestión, la forma en la que la autora intenta que el relato no se salga del camino, acotarlo para que conduzca a una conclusión y no a otra, que la vista no se desvíe del asunto con falsos aliviaderos ideológicos, que no nos despiste la víctima, el según quién. La utopía de muchos es posible gracias al sufrimiento de un niño. Si concluimos que eso es una barbaridad, todos ya de acuerdo, podremos dar el paso siguiente y sustituir al niño.
Es difícil no compartir interiormente la propuesta del maravilloso final, que, en el extremo opuesto de un giro al uso, es el refrendo de la conclusión a la que el lector ha tenido que llegar bastante antes, una salida y una lección moral: esto está mal y hay que rechazarlo. El diálogo con el cuento, las reflexiones alternativas, son inevitables, pero si nos atenemos a la historia tal como está relatada, el mensaje de Quienes se marchan de Omelas es obvio: que el bienestar de unos provenga del sufrimiento de otros, o de uno solo, es inmoral. No se trata de felicidad por infelicidad, o de comparar tipos de bienestar, conceptos, en la era de las redes sociales, más subjetivos que nunca. Es bienestar por sufrimiento, utopía del resto por condiciones infrahumanas de uno solo. Por eso decía al principio que el relato no puede ser más político. Sí, moralidad al fin y al cabo, pero una vez determinado el problema y transmutada la metáfora a nuestra realidad, lo que muestra su feo rostro desde ese sótano tiene nombre y apellidos. Aceptar el sufrimiento de unos pocos por el beneficio de la mayoría, que al fin y al cabo es de lo que trata el cuento, alude al capitalismo y más directamente a su corriente neoliberal. Mi bienestar, mi beneficio, justifican tu sufrimiento.
En cierto modo, vivimos en Omelas, y no es una forma de hablar. No es agradable, pero llegó el momento de refrescarles la memoria, de recordar esas fábricas textiles del sur de Asia en las que elaboran nuestras prendas. O mejor, más certero aún, el terrible asunto del coltán y el cobalto. La República Democrática del Congo es el mayor productor mundial de coltán. En las minas del Congo trabajan, desde los 5 años de edad, miles de niños (40.000 decía UNICEF hace un tiempo) en condiciones infrahumanas. Sus pequeños cuerpos les permiten acceder a las vetas arrastrándose a través de estrechos túneles en los que un adulto no cabría. Llamarlo obra de mano barata no haría justicia a la realidad de la situación. Malnutridos, sucios, heridos y en una situación similar a la esclavitud. Muchos de esos niños mueren, por el polvo inhalado, por su exposición a la radiación, por los derrumbes o por el esfuerzo de las 16 horas diarias de trabajo. Occidente ladea la vista y adquiere ese coltán ya blanqueado por la vecina Ruanda, país que carece de producción. El coltán, compuesto de columbita y tantalita, es fundamental para la fabricación y funcionamiento de nuestros teléfonos móviles, tabletas, ordenadores portátiles, televisores y un sinfín de electrodomésticos. Sin él, nuestro paraíso tecnológico de globalización, información y comunicación instantánea, gran parte de lo que se ha convertido en la fuente de nuestro ocio y nuestro bienestar diario, esta pequeña utopía digital, no sería posible tal como la conocemos. Pueden acceder a este artículo de Xataka para saber por qué. Y complementar su lectura con la de este otro de El Independiente para tener una visión más completa. Aviso de que contiene preguntas incómodas.
No quisiera pasarme de desagradable, pero lo cierto es que no es necesario estirar el sentido metafórico del relato de Ursula K. Le Guin, ni buscar otro tipo de interpretaciones alternativas, porque, a un año de cumplirse el cincuentenario de su escritura, su contenido sintoniza casi literalmente con nuestra realidad. El magnífico final de Quienes se marchan de Omelas es una propuesta, un llamamiento a la decencia, la invitación a tomar ese camino. En una realidad como la del cuento escrito por Ursula K. Le Guin, un día cualquiera una persona podría apagar el televisor y otra volver a escribir en un papel. Quizás, otras comenzarían a renunciar a sus smartphones y volverían a compartir comidas y cenas con sus amigos y familiares, mirándose a los ojos, sin ser interrumpidos por ningún cacharro. Quizás esa actitud se convertiría en algo a seguir, en una marea creciente. Puede que en realidad la utopía sea esa, al fin y al cabo. No Omelas, sino la actitud de renunciar a ella. Quizás, en una realidad como la del cuento, algún día todo Omelas se daría cuenta. Quizás…
Me pregunto si los niños del coltán sabrán quiénes son BTS.
Los negocios con Israel y Arabia Saudí dejan al desnudo múltiples violaciones al Tratado de Comercio de Armas
Danilo Albin
El negocio armamentístico no tiene límites, ni siquiera para los países que han suscrito un acuerdo internacional en el que se comprometen a respetar ciertos puntos elementales. Acostumbrados a manejar cifras astronómicas, los grandes empresarios saben que el Tratado de Comercio de Armas (TCA), cuyos miembros acaban de reunirse en Ginebra, no supone necesariamente un freno a sus intereses.
Mientras la Franja de Gaza se desangra, la organización internacional Armas Bajo Control, encargada de monitorizar el cumplimiento de lo acordado en el TCA por los 115 Estados Partes –entre los que se encuentra España– y 27 signatarios, vuelve a constatar que las vulneraciones a lo estipulado en ese acuerdo están a la orden del día.
Pese a contar entre sus firmantes con los diez principales exportadores de armas con la excepción de Rusia –lo que representa, según datos de Amnistía Internacional (AI), a más del 90% del comercio mundial de armamento–, los incumplimientos en torno a la imposibilidad de realizar operaciones con países involucrados en violaciones al derecho humanitario resultan evidentes.
El informe de monitorización realizado por Armas Bajo Control denuncia que "muchos Estados Partes no han cumplido plenamente sus obligaciones, y las transferencias de armas han agravado conflictos en regiones como Yemen, Etiopía, Myanmar y Sudán".
"La crisis humanitaria de Gaza es un buen ejemplo de las consecuencias del comportamiento irresponsable en las transferencias de armas. Desde la escalada del conflicto entre Israel y Palestina en octubre de 2023, ha aumentado la vigilancia sobre las transferencias de armas a la región", apunta el documento.
No en vano, el informe aprecia que "para que el TCA cumpla lo prometido, es necesario un mayor compromiso de los Estados Partes y los signatarios para que las preocupaciones humanitarias pasen por delante de los intereses nacionales".
Negocios españoles
Las reiteradas ventas de material armamentístico español a Arabia Saudí –responsable de las masacres contra civiles en Yemen desde marzo de 2015– figuran precisamente entre esos incumplimientos del TCA que organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional denunciaron en innumerables ocasiones.
Los negocios con Israel también están hoy entre las vulneraciones al TCA que comprometen tanto al Gobierno –por permitir las exportaciones– como a las empresas españolas que han realizado esas operaciones con el Ejecutivo de Benjamín Netanyahu.
El Gobierno español asegura que no se han autorizado nuevas exportaciones a Israel desde el pasado 7 de octubre. Sin embargo, un informe del Centro Delàs de Estuidios por la Paz señala que en noviembre de 2023 se exportaron 987.000 euros en municiones a Israel por parte de Nammo Palencia, la filial de la multinacional Nammo. El material fue enviado a la empresa Elbit Systems, una de las principales proveedoras del Ejército israelí.
"Casos reales"
Armas Bajo Control sostiene que ante el "número de zonas de crisis de derechos humanos creadas por conflictos violentos y exacerbadas por el comercio irresponsable de armas", es aún más urgente que los debates concretos en las reuniones del TCA sobre la "aplicación y el cumplimiento efectivos" de los puntos que prohíben las exportaciones a países involucrados en tales crímenes "se basen en casos reales y en la realidad sobre el terreno".
La reunión de Estados Partes del TCA que se celebró la pasada semana en Ginebra no sirvió para avanzar en esa dirección. Según señalan a Público fuentes de organismos de derechos humanos que asistieron al encuentro, hubo "declaraciones retóricas" al respecto, "pero una ausencia casi total de críticas a los Estados que obviamente violan sus obligaciones".
En esa línea, durante la conferencia hubo críticas a China por armar a Myanmar y Sudán, pero "se limitó a decir que el gigante asiático respeta los principios de su ley de exportación a criticar veladamente a los Estados que arman a actores no estatales".
"Crímenes de guerra"
La denuncia sobre las vulneraciones al TCA por parte de los Estados firmantes llegó de la mano de Amnistía Internacional, que dejó en evidencia la gravedad de las operaciones de venta de material armamentístico a Israel.
En su intervención ante la conferencia celebrada la pasada semana en Ginebra, la organización de derechos humanos remarcó que "los Estados Partes del TCA, así como los signatarios –como Estados Unidos y algunos Estados europeos– siguen autorizando transferencias de armas ante la evidencia de ataques indiscriminados y directos contra civiles y bienes de carácter civil que, deben ser investigados como crímenes de guerra".
Público
La vinculación de la industria de defensa española con el conflicto en Gaza: el negocio de armas con Israel
Livia Drusila Castro
El genocidio en Gaza es indiscutible, sin embargo, a medida que van pasando los meses el boom informativo se desinfla y el número de muertos y heridos cada vez se despersonaliza más. Ahora mismo, la cifra supera ya las 40.000 personas fallecidas, pero esto para muchos, es solo un número más.
Cuando buscamos culpables, siempre hablamos de Israel, de Netanyahu o de Estados Unidos. Pero, ¿qué pasa con España? Si echamos la vista atrás, el pasado mes de mayo, Pedro Sánchez reconocía el Estado palestino. Sin embargo, su discurso estaba lleno de contradicciones.
España ha comprado armamento israelí por más de 1.000 millones de euros desde que se inició el conflicto en Gaza el pasado mes de octubre. ¿Quiénes son las empresas relacionadas con el comercio de material militar con Israel? Y, ¿por qué esto perpetúa el conflicto en Gaza?
Tres cuartas partes de la tecnología armamentística y de seguridad que se produce en Israel es exportada. Indra, Airbus, Escribano, GMV, Alpha Unmanned Systems y PAP Tecnos. Gigantes del mundo de la defensa. Todos ellos con un amplio historial en la compra-venta de material con los sionistas.
La última en adjudicarse un contrato ha sido PAP Tecnos, filial de la israelí Rafael, que hace tan solo cinco días, el pasado lunes 19 de agosto, recibió un contrato del Ministerio de Defensa español por valor de 300.000 euros para el mantenimiento de las estaciones de armas de accionamiento remoto (RCWS) Mini Samson. Unos sistemas de armamento por control remoto, integrados en los vehículos blindados RG-31.
Repasamos las últimas operaciones de estas empresas y su vinculación con Israel en este vídeo:
Público
¡Nada de raza! La identidad religiosa y lingüística de los judíos
Juan Signes Codoñer
Catedrático de Filologia Griega, Universidad Complutense de Madrid
En 1830 el viajero y periodista alemán Jakob Philipp Fallmerayer afirmó que “la raza helena está hoy extinguida en Europa” y que “ni una sola gota de sangre helena pura y sin mezcla fluye en las venas de la población cristiana de la actual Grecia”.
Al hacerlo, rompió el mito de la continuidad “racial” entre antiguos y modernos griegos, favorecida por los románticos europeos que habían apoyado la independencia de Grecia del Imperio Otomano.
Sin duda Fallmerayer tenía sus motivaciones políticas, pues era defensor de la causa otomana. Pero hoy resulta evidente que los modernos griegos descienden de la mezcla de múltiples poblaciones que a lo largo de los siglos se helenizaron en el ámbito del Mediterráneo oriental. También que buena parte de los modernos turcos no descienden de las estepas de Asia central, sino de antiguos griegos convertidos al islam.
Debemos aplicar una visión similar a los modernos judíos y dejar de presentarlos como descendientes directos de los antiguos hebreos de la diáspora. El problema es complejo, pero no se debe plantear en términos de sangre o genealogía, pues ello llevaría a situaciones paradójicas. Por ejemplo, que muchos judíos y cristianos de Oriente Próximo que se convirtieron al Islam son ancestros de los modernos palestinos.
No consuma noticias, entiéndalas.
Me limitaré aquí a hacer unas rápidas consideraciones sobre los judíos helenófonos, hoy un grupo muy minoritario frente a los asquenazis o sefardíes que, sin embargo, hace siglos constituían una boyante comunidad extendida por amplias zonas del Mediterráneo.
Del hebreo al griego
La identidad judía se preservó durante siglos en el Oriente mediterráneo por medio de la religión. Esta utilizaba los textos sagrados hebreos y toda la tradición interpretativa de las leyes (especialmente el Talmud) como cimiento comunitario. El hebreo, la lengua sagrada, debía ser aprendido, porque las comunidades judías hablaban naturalmente otras lenguas. Entre ellas, de forma destacada, el griego.
Ya en el siglo III a. e. c., la comunidad judía de Egipto tradujo el Antiguo Testamento al griego para servirse de él ante el desconocimiento que buena parte de sus miembros tenía del hebreo. El conflicto se repetía en tiempos del emperador Justiniano (527-565), quien, en su Novela 146, escribía:
“Debido a las peticiones que los judíos nos han dirigido nos enteramos de que algunos de ellos solo se atienen a la lengua hebrea y quieren servirse de ella para la lectura de los libros sagrados, mientras que otros consideran necesario que se añada la griega y han disputado sobre esta cuestión entre ellos por mucho tiempo”.
El emperador, lógicamente, autorizó el uso de la lengua griega en la sinagoga.
Entre ambos episodios habían transcurrido casi 900 años en los que los judíos de Oriente se comunicaron en griego y algunos, como Filón de Alejandría, redactaron en esta lengua sus escritos. La predicación de Pablo, judío de origen, se había hecho también en griego.
Tras la cristianización del imperio, encontramos incluso sinagogas en los siglos V-VI, como la de Beit She'an en Galilea o la de Dura Europos en Siria, que usan imágenes tal como hacían los griegos en sus templos.
Judíos y romanos
Cuando el Imperio romano se helenizó y convirtió en lo que hoy llamamos Bizancio, un proceso iniciado precisamente por Justiniano, los judíos helenófonos pasaron a considerarse “romaniotas”. Hasta la caída de Constantinopla en 1453 usaron el griego como lengua materna y se mezclaron con la población local.
Sin duda hubo guetos y persecución de la comunidad judía (queda abundante legislación imperial que lo demuestra y no faltan noticias de persecuciones en las fuentes). Emperadores como Justiniano I (527-565), Heraclio (610-641), León III (717-741) y Basilio I (867-886) fueron especialmente activos en la persecución y conversión forzosa de judíos. Sin embargo, eso no evitó la interacción entre comunidades y que no solo judíos se convirtieran a otras religiones (debido a la presión de las autoridades) sino que comunidades no judías, de procedencia diversa, se convirtieran al judaísmo:
Los janes del imperio jázaro, que dominó parte del Cáucaso y de la actual Ucrania, se convirtieron al judaísmo entre los siglos VIII-IX, lo que les confirió una identidad propia frente a los pueblos cristianos y musulmanes con los que estaban en contacto y hace sospechar que sus motivos no fueron exclusivamente religiosos.
A pesar de su procedencia túrquica, los janes llegaron a utilizar el hebreo en su cancillería y mantuvieron correspondencia con Hasday Ibn-Shaprut, médico y diplomático judío en la corte califal cordobesa del siglo X. Sabemos que el emperador Constantino VII Porfirogénito (912-959), que envió varias embajadas a Al-Ándalus, facilitó esos contactos que, necesariamente, pasaban por Constantinopla.
Benjamín de Tudela, un viajero judío que recorrió el Imperio bizantino en el siglo XII, escribió en la crónica de su viaje a propósito de la Valaquia (la zona montañosa del Epiro, en los Balcanes) que los nombres de sus habitantes “son de origen judío y que algunos dicen incluso que ellos eran judíos, una nación a la que llaman hermana. Cuando se encuentran con un israelita le roban, pero nunca lo matan, como hacen con los griegos”.
Esta descripción puede parecer chocante e incluso absurda, pero es indicio de que la permeabilidad entre las creencias era mayor en zonas marginales del Imperio.
Curiosa es también la descripción que hace una crónica constantinopolitana del siglo X, la llamada Continuación de la Crónica de Teófanes (“Theophanes Continuatus”), de las creencias religiosas del emperador Miguel II de Amorio (820-829), que supuestamente profesaba el iconoclasmo, es decir, el rechazo a las imágenes religiosas.
Según esta fuente, el emperador es descrito como miembro de la secta de los atinganos (los “intocables”), cuyos líderes eran judíos y cuyos fieles seguían la ley de Moisés.
El mundo medieval no era menos multicultural y multiétnico de lo que puede ser el actual. Las grandes migraciones de pueblos tuvieron lugar en este periodo. Los judíos no fueron ajenos a estas mezclas y presentarlos hoy como descendientes sanguíneos de los antiguos hebreos tiene tan poca base histórica como en el caso griego.
El antisemitismo no puede combatirse con argumentos identitarios basados en la sangre, pues las identidades milenarias, como la judía y la griega, se construyen culturalmente, con la lengua y la religión, no con la “raza”. Estas apelaciones a la raza solo sirven para crear falsas legitimidades históricas como la que está en la base del moderno sionismo y su proyecto de colonización de Palestina, un proyecto que es básicamente europeo y no semita.
La pobreza que se ve desde el espacio: La vida de los jornaleros del Mar de Plástico que dan de comer a Europa
La provincia de Almería tiene 33.000 hectáreas de invernaderos y un 36% de sus trabajadores son migrantes atraídos por la facilidad de emplearse aunque tengan que soportar la precariedad laboral y vivir en chabolas.
Son las 12h cuando un camión de la Cruz Roja se acerca por el camino de tierra que lleva al asentamiento de Atochares, el mayor poblado de infraviviendas de Almería, habitado por unos 800 migrantes que trabajan en los invernaderos. Tan pronto como el conductor apaga el motor, los voluntarios descienden del vehículo y comienzan a repartir chaquetas, zapatos y agua: dos garrafas de seis litros para cada persona.
“Llevamos dos semanas sin agua”, se queja Omar, joven marroquí, mientras espera el turno para recoger sus botellas y las de los amigos que en ese momento aún están trabajando. “La gente llega después de trabajar todo el día, con este calor, y tienen que irse a caminar kilómetros hasta otro grifo porque los del asentamiento están rotos”, lamenta.
Omar carga las garrafas de agua hasta su casa, una chabola con el tejado de plástico medio derretido por el incendio que sufrió hace unos meses. “Pudimos frenarlo entre tres personas lanzando toallas y agua antes de que las llamas se propagaran a otras casas”. En octubre de 2021 no tuvieron tanta suerte y el incendio se extendió por el asentamiento dejando a 200 personas sin hogar. El plástico y la madera utilizado en las viviendas, además de las precarias instalaciones eléctricas, elevan al máximo el riesgo de incendio.
Calor asfixiante
A pocos metros de su cabaña, en un espacio similar, vive Nabil Aouich, de 26 años. En las paredes de su cabaña, adornadas con telas, se puede leer “8 de octubre de 2023”, fecha en la que Nabil llegó a Atochares para trabajar en los invernaderos de tomate. Estos días de Ramadán, Nabil no tiene mucho trabajo y los pasa junto a otros jóvenes marroquíes del campamento. Es abril y el calor ya es asfixiante en el campamento de Atochares, donde el verano pasado el termómetro llegó a los 44 grados.
Resguardados de un sol cada día más intenso, juegan videojuegos en sus móviles y escuchan las canciones del rapero Morad en bucle a través de un altavoz inalámbrico. Los jóvenes que acaban en los asentamientos se encuentran en extrema vulnerabilidad quedando expuestos a extorsiones por parte de redes de trata de personas. El uso de sustancias para evadirse de los problemas es común entre los más jóvenes en los asentamientos. En San Isidro de Níjar, por ejemplo, hay tiendas que venden Norlatex, un pegamento utilizado por chicos en situación de calle en Marruecos como droga extremadamente barata.
Hamza Eliraj, de 26 años, también está recién llegado a España y apenas se defiende con el idioma. Omar, que pese a su juventud ya se considera un veterano en el asentamiento los dos años que ha vivido en él, le traduce. “Gastó 7.000 euros para llegar hasta aquí y salió de Marruecos con la idea de llegar a Almería porque aquí hay trabajo”. Hamza tomó el camino largo, rodeó media Europa para llegar a los invernaderos. Un vuelo a Estambul desde donde arrancó un viaje de tres meses en los que hubo cruces de frontera a pie mientras atravesaba Grecia, Bulgaria, Serbia, Hungría, Austria y Francia para finalmente cruzar en un autobús los Pirineos para llegar hasta Almería.
La normalización de estos asentamientos, 25 años después de que se levantara la primera chabola, se nota en algunas casas que ya cuentan con muros de ladrillo. También en la existencia de tiendas que los propios habitantes han abierto, como la de Abdelkrim Kaabouch. Este migrante marroquí de 39 años dejó su ciudad, Kenitra, para trabajar en los campos de Almería. Lo hizo hasta que sufrió una lesión de espalda que le impidió seguir con el trabajo en los invernaderos por la extrema dureza de sus condiciones.
El último informe de Almería Acoge cifra en 44 los asentamientos de trabajadores agrícolas solo en la zona de Níjar. Atochares es uno de los más grandes y por eso cuenta con pequeñas tiendas, un aula al aire libre donde el Servicio Jesuita a Migrantes da clases de español, grifos instalados entre la población y oenegés, y hasta un club nocturno. No es la realidad de la mayoría de asentamientos, que son mucho más pequeños e incomunicados y por eso ha surgido la figura de las furgonetas-tienda que durante las últimas horas de la tarde, cuando termina la jornada de trabajo en los invernaderos, recorren cargadas de enseres los poblados para vender productos básicos a los trabajadores.
Mauro es uno de los que compra los productos básicos en una furgoneta. Su poblado ni siquiera tiene nombre y está a varios kilómetros de la tienda más cercana. Está en la zona de El Barranquete, al borde de la carretera que va hacia el pueblo de los Albaricoques, escenario de películas de spaghetti wéstern como La muerte tenía un precio o Por un puñado de dólares. Llegó de Senegal y vive junto con otras 15 personas en unas chabolas con un pequeño patio en el que han instalado un pequeño gimnasio casero con pesas de hormigón (que ahora nadie utiliza por el Ramadán). “La vida aquí es dura. Trabajo y envío dinero pero no puedo traer a mi familia mientras esté viviendo en una chabola porque no es un espacio adecuado para criar a mis hijos”, cuenta.
Paradójicamente, es posible ver el mar de plásticos que forman los invernaderos almerienses desde el espacio, pero es muy difícil para los foráneos ver de cerca el interior de este microcosmos. Las empresas propietarias de más hectáreas de cultivo tienen políticas de no colaboración con la prensa desde hace años, aunque esta animadversión se puede comprobar en casi cualquier rincón de la zona.
Desahucios y expulsiones
A pocos kilómetros del invernadero de tomates de Abde están los restos de El Walili, un asentamiento de trabajadores del campo que fue desalojado en 2021 por orden del Ayuntamiento de Níjar. Unas excavadoras apoyadas por medio centenar de agentes de la Guardia Civil y un helicóptero desalojaron y demolieron el campamento que hoy es un terreno baldío lleno aún de restos que recuerdan que allí vivían casi 500 personas: cepillos de dientes, colchones, plásticos y ropa.
Aunque el pretexto para el desahuciar y expulsar a esta comunidad de jornaleros fuera el de garantizar la seguridad de sus habitantes, las pocas viviendas construidas para el realojo –como las situadas en Los Grillos– no llegan a cubrir las necesidades de todas las personas que aquel día perdieron su casa, ni las miles que aún viven en chabolas. De nada sirvieron las protestas, cortes de carretera y concentraciones por parte de organizaciones sociales de la zona como la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía. Actualmente solo el 26,9% de los trabajadores del campo en Níjar está empadronado y prácticamente la totalidad de los entrevistados por Almería Acoge confiesan que lo consiguieron de forma irregular, pagando, debido a las dificultades para conseguir una vivienda. La situación documental es otro impedimento para dejar los asentamientos ya que el 76% de los hombres que viven en ellos están en situación administrativa irregular, no tienen papeles, una tasa que empeora en el caso de las mujeres llegando al 86,8%.
Tras el desalojo, el Sindicato Andaluz de Trabajadores llamó a la huelga de trabajadores del campo en solidaridad con estas personas, a la vez que acusó a Esperanza Pérez, la alcaldesa del PSOE de Níjar, de haber mentido a residentes, sindicatos, ONG y parroquias. Sin embargo, el problema habitacional de las y los trabajadores migrantes de Almería parece no tener solución, pese que lleva décadas en las agendas de periódicos, instituciones y sindicatos.
No había muchas diferencias entre el asentamiento de Atochares y el de El Walili, salvo que este último se encontraba a la vista de los turistas que van a las playas del Parque Natural de Cabo de Gata. En la misma carretera que conecta el poblado de Atochares con los restos de El Walili, una pintada en una pared de un almacen recuerda a los conductores la situación de injusticia que se vive en la zona: “Asentamientos = terrorismo patronal”.
Fuente con fotos: https://www.elsaltodiario.com/preca...
Noticiario de un verano de oprobio
El verano ha estado cargado de oprobio. En Washington una cumbre de la OTAN confirmó en julio la voluntad de escalar los riesgos militares contra Rusia y contra China. Lo más grave fue el anuncio del Presidente Biden y del Canciller Scholz de que en 2026 se desplegarán misiles nucleares en Alemania.
En Francia y Gran Bretaña se votó en unas elecciones en las que la presunta victoria de “la izquierda” no disminuirá ni un ápice la tensión militar internacional, ni en Ucrania, ni en Asia Oriental, ni en Gaza.
En Francia la unión de lo que se llama “Nuevo Frente Popular” y que en realidad es una frágil alianza de la “izquierda de derechas” (compatible con el apoyo a Israel, el envío de armas a Ucrania, y el neoliberalismo con acento en los “estilos de vida”) con la izquierda de Melenchon, no ha ganado las elecciones (200 diputados frente a 350 de la derecha) sino que solo ha postergado la victoria de la ultraderecha, como explica Serge Halimi.
Mientras tanto se han celebrado en París unos juegos olímpicos en los que se vetó a los atletas rusos y bielorrusos, por fechorías de sus gobiernos incomparablemente más leves que las de Israel y sus cómplices de Estados Unidos y la UE.
Como apuntó un observador, ha sido obsceno contemplar a toda esa gente hablar de sus tasas escolares y de su servicio nacional de salud, mientras todas las escuelas de Gaza están destruidas y sus ahorros nacionales se destinan a bombardear todos los hospitales. “Se está llevan a cabo todo un genocidio en su nombre y con su tarjeta de crédito, y los británicos (y franceses) literalmente lo suscriben en el acto de votar”.
El anuncio del despliegue de misiles nucleares en Alemania que en la década de los ochenta provocó un gigantesco movimiento pacifista, particularmente en Alemania (incluida la Alemania del Este contra los misiles soviéticos), ha pasado sin pena ni gloria. La oposición de la opinión pública es mayoritaria, pero pasiva. Solo la formación de Sahra Wagenknecht se pronuncia en contra y es denostada por ello por unos medios de comunicación cuya toxicidad no tiene precedentes. También en Francia, donde se acusa a Melenchon de “antisemitismo” por decir la verdad sobre Gaza, tal como se hizo en su día, con gran éxito, con Jeremy Corbyn en Gran Bretaña. A diferencia de aquel, Melenchon no se amilana, pero el desgaste es un hecho. En la matriz del eje europeo se está deteniendo y criminalizando a gente por enarbolar la bandera palestina, mientras avanza el escenario de una crisis nuclear en el continente como los de la guerra fría, con la diferencia que ahora no tenemos todos aquellos acuerdos, mecanismos y foros de control de armas de destrucción masiva de los que Estados Unidos se ha ido retirando unilateralmente. Las detestables amenazas y advertencias nucleares de Rusia, que sin embargo son una respuesta a la ruptura del canon de la relación entre potencias nucleares vigente durante décadas, se trivializan.
En Ucrania que ya ha perdido la tercera parte de su población y la quinta de su territorio nacional, se profundiza el desastre. La ventaja en holgura democrática que alguna vez ese país tuvo respecto a Rusia se ha perdido por completo en materia de libertades, pluralismo y represión. La dictadura de guerra acaba de ilegalizar en Kíev a la iglesia ortodoxa sometida desde hace siglos al Patriarcado ortodoxo de Moscú. Esa iglesia es mayoritaria en el país, 7600 de las 12000 congregaciones ortodoxas de Ucrania pertenecían a esa iglesia, que si en Moscú bendice la guerra de Putin, en Ucrania era mucho más discreta lejos de la “quinta columna” que la propaganda nacionalista ucraniana difunde. En nuestros católicos diarios encontrarán, en pequeñas columnas, la condena del Papa Francisco a esta orwelliana prohibición.
Mientras tanto, se profundiza el gran escaqueo para evitar ir al frente. Unos 800.000 hombres ucranianos en edad militar ha “pasado a la clandestinidad”, cambiando de domicilio y trabajando en negro para no dejar registro laboral y eludir la movilización, informaba el 4 de agosto el Financial Times, citando al jefe de la comisión de desarrollo económico del parlamento ucraniano, Dmitri Nataluji. Radio Free Europe, el veterano aparato de la CIA en el antiguo bloque del Este, informa que 23.000 hombres ucranianos han sido detenidos en los últimos dos años y medio intentando cruzar ilegalmente la frontera con Moldavia, mientras al río Tisza, que marca la frontera con Hungría y Rumanía, se le designa como “río de la muerte” en la prensa húngara, por el goteo de ucranianos que se ahogan en el intentando huir de la movilización.
Con el rodillo militar ruso avanzando lenta pero inexorablemente en los amplios frentes del Donbas, es la hora de las medidas extremas. Parece confirmarse que los ucranianos planeaban intentar eliminar físicamente a Putin y a su ministro de defensa durante el desfile de la marina rusa organizado el 28 de julio en San Peterburgo, informó recientemente el diario alemán Frankfurter Rundschau. En todo caso los militares rusos se pusieron en contacto con el secretario de defensa americano Lloyd Austin para advertirle contra tales temeridades. Muchos observadores militares occidentales y rusos – pero los significativos aquí son los occidentales – creen que la incursión militar ucraniana en la región rusa de Kursk iniciada el 6 de agosto, con gran protagonismo británico, según la prensa de Londres, forma parte de esa temeridad. Dicen que es un golpe de efecto carente de todo sentido militar que probablemente se cerrará con un desastre. Puede que su sentido fuera reventar los gaseoductos que alimentan con energía rusa a países europeos díscolos como Hungría y Eslovaquia, cuyo primer ministro fue objeto de un atentado que no ha sido demasiado problematizado pese a su oloroso contexto, así como la amenaza a la central nuclear de Kursk que no se ha logrado. En definitiva, una especie de castigo y una aparente demostración de fuerza para animar a los padrinos occidentales a implicarse aún más en el negocio, que pilló de sorpresa a los rusos, lo que no deja de ser sorprendente…
En Europa todos los vectores apuntan hacia la guerra y ninguno hacia la negociación, pese a que esa es la opción que favorecen los europeos en las encuestas con enorme ventaja (88%), frente a los objetivos de “debilitar a Rusia” o “restablecer las fronteras de Ucrania anteriores a 2022”. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, habla más bien como un militar cuando dice que “el conflicto se resolverá en el campo de batalla” y aboga por levantar las pocas restricciones que quedan para utilizar contra territorio ruso los misiles occidentales. Su sucesora designada, la delirante estoniana Kaja Kallas, partidaria de resetear la mente del pueblo ruso, se anuncia aún peor. En ese contexto, el derechista jefe de gobierno húngaro, Victor Orban, ha sido el único en tomar una iniciativa diplomática cargada de buen sentido, manteniendo conversaciones sobre una posible solución negociada con: (por este orden) Zelensky, Putin, Pekín y Washington (incluido Trump). El boicot y la indignación de los jerarcas de Bruselas y los jefes de gobierno europeos contra la iniciativa de Orban, lo resume todo bastante bien.
Con su habitual buen criterio, el economista americano Michel Hudson dice que esencialmente la guerra de Ucrania es una guerra contra Europa, pues la hace menos competitiva frente a la economía americana y de paso la amarra política y militarmente a los intereses geopolíticos de Washington con el horizonte de un enfrentamiento con China. Es sorprendente hasta qué punto los incompetentes políticos europeos como la von der Leyen, Scholz, Baerbock y tantos otros, son incluso más beligerantes que los propios americanos en esa carrera que perjudica a sus países.
En su entrevista con la revista Time del 4 de junio, el Presidente Biden lo dijo de forma muy clara: “si dejamos caer a Ucrania, mire lo que le digo, Polonia y todas esas naciones junto a la frontera de Rusia, desde los Balcanes hasta Bielorrusia, empezarán a hacer sus propias componendas”. Es la posibilidad de una autonomía europea y de su integración en un marco euroasiático con motor chino, lo que está en disputa, pero los genios de Bruselas, Berlín y París lo ignoran, poniéndole la guinda a este verano de oprobio.
(Publicado en Ctxt)
Tomado de: https://rafaelpoch.com/2024/08/29/n...
Autogestión y socialismo, ¿suponen el final de un sueño del siglo XX?
Jose Candela Ochotorena
“La Autogestión revive donde existía previamente, en la conciencia de los trabajadores” (Joseph Fisera, 1975) [1]. En todas las grandes crisis políticas de Europa, desde 1917, los trabajadores han intervenido con formas de autoorganización en las empresas, una forma de afirmar cuál es su idea del derecho al trabajo, que identifican con la democracia. Hoy, que vuelven al debate político los conceptos de la democracia del trabajo, creo útil recordar las experiencias más avanzadas de la misma que han sucedido en Europa, desde la constitución del movimiento obrero industrial. Yugoeslavia y Checoeslovaquia, como campos de la experiencia autogestionaria socialista, y Suecia, como intento gradualista de construcción del socialismo.
A pesar de las enormes diferencias entre ellas, la forma en que degeneró, antes de morir matando, la autogestión yugoeslava tiene conexiones con el abandono de la experiencia socialdemócrata sueca. La penetración de las recetas neoliberales en los sindicatos suecos cumplió el mismo papel que las ideas sobre la competitividad individual en Yugoeslavia [2]. En los dos casos, dinamitaron los pilares de solidaridad de clase y los elementos de compensación entre inversiones y gasto, que daban estabilidad a los procesos económicos, sostenían la acumulación socialista en un caso, y proporcionaban sensación de seguridad igualitaria a los ciudadanos suecos. Por ello, no debemos rechazar las comparaciones, a pesar de ser la experiencia yugoeslava resultado de un proceso revolucionario, inmerso en la lucha partisana de liberación nacional contra el ocupante nazi; mientras que la sueca es consecuencia de la acción de una clase obrera educada y disciplinada, culturalmente homogénea y solidaria con sus vecinos, que apoyó la huelga general de los sindicatos noruegos para independizarse de Suecia en 1905. Yugoeslavia, como es sabido, murió víctima de los nacionalismos, exacerbados por unas políticas que agudizaban las diferencias regionales, unidas al déficit democrático. Suecia sucumbió a los incentivos financieros que dinamitaron, en una burbuja descomunal, el sistema bancario del país.
A pesar de las diferencias entre ambas sociedades, los años setenta fueran críticos para las dos, pues vieron el inicio de la curva descendente de los avances obreros en uno y otro país, si se puede llamar país a la Federación Yugoeslava. Tanto en Escandinavia como en los Balcanes, la clase obrera tradicional manifestó su conformidad con las demandas de abrir el abanico salarial, emitidas por las nuevas clases medias profesionales de la industria (Lindberg y Ryner, 2010; Lebowitz, 2004). Un tercer factor común a Suecia y a las zonas más desarrolladas de los Balcanes yugoeslavos era el nivel de vida de los trabajadores de la gran industria, que había alcanzado los estándares de los estratos inferiores de las clases medias y cuyos hijos ingresaban en las universidades, pasando a formar una mayoría entre los cuadros medios industriales. Se estaba creado el espejismo de una nueva sociedad meritocrática, común a todo el continente.
Diferentes fueron los orígenes intelectuales de las políticas de gestión de la economía. La tutoría del matrimonio Myrdal [3] sobre la política económica sueca y las propuestas sindicales, se evidencia en el rigor de las ideas de Rehn y Meidner, economistas ambos de los sindicatos suecos; el primero, autor de la propuesta de unos abanicos salariales solidarios, que fueran lo suficientemente altos para mantener el consumo, pero evitando el descuelgue prematuro de empresas; el segundo, del proyecto de inversiones para garantizar la modernización de las plantas productivas, dotadas con los fondos de beneficios obtenidos del crecimiento de la productividad. De esa forma, la destrucción de empleo en las empresas obsoletas encontraría oferta de nuevos puestos de trabajo en empresas de tecnología actualizada. En la Suecia de los años 70, la presión de las nuevas formas organizativas, inspiradas por la calidad y la informática, sobre la configuración de los puestos de trabajo y su remuneración contribuyó a desmantelar el modelo. En lugar de conciliar las políticas igualitarias con la gestión de la calidad; los sindicatos aceptaron centrar la política salarial en cada empresa, como soporte de los incentivos que las nuevas normas de ingeniería aconsejaban. La primacía de los convenios de empresa dañó la unidad sindical, debilitando la oposición a las políticas anti-reguladoras del Gobierno liberal-conservador de 1976 (Lafuente y Rosal, 2019).
Los dirigentes yugoeslavos, sin embargo, se reclamaban de la ortodoxia marxista frente al dirigismo burocrático, aunque la omnipresencia de la Liga de los comunistas empañara la imagen. En la misma década que Suecia, la política de escalas salariales con topes superiores, elemento clave de igualdad autogestionaria, fue duramente atacada por los cuadros de empresa, que esgrimían el éxito alcanzado por sus sectores durante los años de fuerte crecimiento, para reclamar mayores incentivos por resultados. En las encuestas públicas de la época, la mayoría de los trabajadores apoyaba esta reivindicación. A finales de los años sesenta, los cambios provocaron la aparición de fuertes desigualdades en la renta personal, y entre los beneficios de cada una de las empresas y, lo peor de todo, dejaron atrás las repúblicas menos desarrolladas, alimentando con ello la guerra civil larvada del modelo balcánico (Lebowitz, 2004). Aunque muy diferentes, Suecia y Yugoeslavia compartían su escaso peso económico global, y sufrían la presión de no poder mantenerse al margen de las tendencias económicas dominantes y la internacionalización del capital. Tras las notas comparativas de las experiencias sueca y yugoeslava, la última manifestación de los consejos obreros de empresa, ocurrida en Checoeslovaquia durante el año 1968, tal vez sea el mejor reflejo de la frase que encabeza este artículo, y la que más sirva de puente entre la historia del movimiento sindical y las aspiraciones democráticas que éste representa frente a la crisis actual.
Un científico de la Academia describía Checoeslovaquia, en 1968, como un país “con un gran potencial económico”; “cuyos trabajadores testimonian en todos los sectores de actividad que poseen un alto nivel de educación y cualificación”. Opinaba que los consejos obreros tenían una larga tradición: “a fin de cuentas, (los trabajadores checoeslovacos) ya habían tenido experiencias de participación limitadas bajo diversas formas y conocían la manera de hacerlas posibles” [4]. El economista de referencia de la primavera de Praga, Otta Sik pretendía un alcance mayor para su proyecto que el del modelo sueco y su inspiración era la autogestión yugoeslava. Pero la experiencia checa iba varios pasos más allá, y pretendía atajar con la autogestión los problemas que ya preveían para el trabajo, derivados de la revolución cibernética y la división entre trabajadores del conocimiento frente a los trabajadores de oficio y los no cualificados.
La segmentación de los ciudadanos que viven de un salario en los países desarrollados hace que se multipliquen las culturas, que procesan la forma en que las personas que trabajan ven su relación con el empleo que tienen, y su lugar en la escala social. “Aparece así, en los países industriales desarrollados, una creciente disparidad entre la posición laboral y la de clase” [5] (Richta, p. 274). Conscientes de ello, los socialistas checos fundaron su estrategia en el convencimiento de que, como ya ocurría en otros países europeos desarrollados, la posibilidad de acceso universal a la enseñanza había convertido en asalariados a los profesionales de la ciencia y la cultura. “En esas condiciones, el situar a los empleados técnicos, científicos, etc., como una clase intermedia, separada de la clase obrera”, supone un grave error, que impide la comprensión de “las relaciones de la clase obrera con el mundo de la ciencia y crea contradicciones artificiales entre los intereses de los obreros y los trabajadores de la ciencia” (Richta, p. 275). El sociólogo checo pensaba en el socialismo como una nueva civilización, cuyas “condiciones y contornos” van “más allá de las fronteras del mundo industrial creado por el capitalismo”. Por ello, afirmaba, ni Marx ni Engels creyeron en las posibilidades de una sociedad nueva fundada en el trabajo industrial repetitivo y no cualificado (Richta, p.113).
Los gobernantes checos de 1968 buscaban una salida al estancamiento del “llamado socialismo realmente existente”. Su estrategia se basaba en la unidad de trabajo y conocimiento en el seno de las empresas socialistas, en las cuales veían un contenedor donde combinar la cultura disciplinada de los trabajadores del mundo industrial, declinante, con la creatividad de los nuevos trabajadores del conocimiento, para poner en pie la civilización que anunciaban las revoluciones en la energía y los procesos de la información. La corta duración de su experiencia no permite sacar conclusiones sobre la efectividad de las reformas acometidas, pero si afirmar lo que buscaban, que era la unión democrática de los trabajadores. Lo mismo que buscaban los socialistas chilenos con la Unidad Popular de 1970.
Ambas estrategias están conectadas, y la izquierda europea, esa que se quedó sin habla en Agoste de 1968 y en septiembre de 1973, lo sabía. Praga y Santiago de Chile marcaron el futuro del PCI, que no volvió a ser los mismo después de aquello, y los socialistas franceses perdieron el impulso iniciado bajo la presión de mayo de 1968. Toda estrategia de cambio quedó aparcada, herrumbrada por el paso de los acontecimientos del final de siglo. Cambios, ante los cuales, ambos, Salvador Allende y Alexander Dubcek nos aparecen hoy como dos iconos, no sabemos si de lucidez o de enajenación utópica. Confundieron, los dos, Unión Soviética y socialismo y América y democracia. También equivocaron lo correcto con lo posible, olvidando la correlación de fuerzas que delimita el qué hacer. Pero tanto la experiencia del pueblo chileno, como la del checoeslovaco, nos dejaron señales muy claras de lo que es necesario imaginar, si se quiere, de verdad, cambiar las sociedades maduras como las europeas. Desarrollar la democracia al conjunto de la sociedad, incluidas las empresas y el dinero, su gestión y su regulación, lo que hoy se conoce como democracia económica.
[1] Fisera, Joseph (1975) Autogestion et Cogestion (esquisse d´une étude comparative et bibliographique). In. Revue d´études comparatives Est-Ouest, vol. 6 nº 2 pp. 219-230
[2] Franquesa, Ramón (1988) La crisis del modelo yugoeslavo, Affers Internationals nº 14 pp. 169-189. Lindberg, I y Ryner, M (2010) La crisis financiera y las organizaciones de trabajadores en Suecia entre 1990 y 1994. Boletín Internacional de Investigación Sindical, vol.2,1.
[3] Como se puede ver en Myrdal, Gunar (1980: pp. 42-50) Contra la corriente: Ensayos críticos sobre economía. Edit. Ariel, Barcelona. Renh y Meidner no necesitaban acudir a Keynes para saber que el pleno empleo no era un producto de las fantasías de la Ley de Say. Su formación en el institucionalismo sueco y en Knut Wicksell les enseñaba que el empleo era un resultado inestable de la política. Su apuesta por el igualitarismo salarial buscaba facilitar la difusión de las tecnologías más eficientes.
[4] Declaraciones a Rudé Pravo del Dr. Slejska de La Academia de Ciencias tchecoeslovaca. 30-1-1969.
[5] Richta, Radovan (1969) La Civilización en la Encrucijada, Siglo XXI, Madrid, 1971.
Es información reservada: El ejército desvela por error los efectivos de todas las unidades
Aurelio Ruiz Enebral
¿Cuántos militares forman el Tercio ‘Gran Capitán' 1º de la Legión, de Melilla? ¿Y el Regimiento de Artillería nº 30, de Ceuta? ¿De cuánto personal dispone el Mando de Operaciones Especiales (MOE) y sus grupos y bandera de Operaciones Especiales?
Las respuestas a todas esas preguntas son información reservada, cuestiones que el Ejército de Tierra elude responder. Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, siempre tratan de evitar concretar cifras de militares destinados en una unidad concreta, ya que se considera una vulnerabilidad de seguridad revelar la dimensión exacta del personal de que disponen cada una.
Por eso causó una gran sorpresa a algunas personas encontrarse hace unos días en la plataforma de Contratación del Estado con un listado detallado de cuántos militares tiene el Ejército de Tierra en cada unidad de su estructura orgánica, y también en otros destinos e incluso en cuarteles de la OTAN.
Confidencial Digital ha comprobado que, tras originarse cierto revuelo entre militares y expertos en material militar, el documento que incluía ese listado ha sido retirado de la web de Contratación del Estado.
Licitación pública para comprar uniformes
La licitación en la que se colgó ese documento consiste en un “Acuerdo Marco de adquisición de prendas de uniformidad, coordinación, almacenamiento, preparación, distribución y logística inversa de las peticiones de los suministros”.
La lanzó en julio la Junta de Contratación del Ejército de Tierra. Se trata de un macrocontrato de compra de uniformes y otros elementos del equipo personal, que ya en diciembre de 2023 adelantó ECD que se estaba preparando.
En un primer momento el Ejército de Tierra planeaba no dividir en lotes la licitación, pese a lo abultado del presupuesto y la diversidad de elementos a adquirir: pantalones, camisas, botas, boinas, sacos de dormir, calcetines, zapatos…
Finalmente, como se contó en estas páginas, un informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) empujó al Ejército de Tierra a dividir en 20 lotes la licitación, que tiene un presupuesto base de licitación sin impuestos de 135.234.553,54 euros, y de valor estimado 297.516.017,77 euros.
Anexo con los puntos de entrega
En el pliego de prescripciones técnicas de esta compra de uniformes se describe el proceso por el que el Ejército de Tierra pedirá unidades de los distintos elementos de uniformidad, conforme los vayan necesitando sus militares:
— “Se aporta Anexo IV con la estructura actual de puntos de entrega del Ejército de Tierra. Las unidades del ET podrían cambiar de ubicación o código identificativo de unidad (CIU) debido a adaptaciones orgánicas. Se dispondrá de una carga o estructura iniciales y se intercambiará información entre el ET y el Integrador con la frecuencia necesaria para trasladar las actualizaciones de dicha estructura”.
En la plataforma de Contratación del Estado se pueden consultar varios anexos a ese pliego de prescripciones técnicas, hasta un Anexo XI.
Hasta el lunes 2 de septiembre se podía consultar también un Anexo IV que ya el martes 3 de septiembre no aparecía.
Ese anexo ofrecía las “unidades de entrega” de los uniformes. Pero fue retirado de la licitación, según ha comprobado ECD, después de que algún pantallazo del Anexo IV circulara en Twitter.
Veinte páginas de unidades
Lo que causó estupor entre militares y buenos conocedores de los procesos de licitación en el Ministerio de Defensa es que a lo largo de 20 páginas de ese anexo se detallan las cifras de personal que tienen todas y cada una de las unidades del Ejército de Tierra, así como otros destinos de Defensa y también de la OTAN en los que hay destinados militares de Tierra.
En el documento aparece una larga lista con cuatro columnas. En la primera columna se pueden leer unidades o destinos de la estructura militar; en la segunda y la tercera se indica la población y la provincia en la que se ubica esa unidad; y la cuarta lleva por encabezamiento “Personal”.
Por las cifras de cada fila, cabe concluir que este documento detalla cuántos militares tiene el Ejército de Tierra en cada uno de esos destinos, como forma de que la empresa que se encargue de distribuir los elementos de la uniformidad pueda calcular dónde tendrá que enviar más o menos prendas de uniformidad.
Las cifras cuadran con las dimensiones que puede tener cada unidad. Por ejemplo, en las agregadurías de Defensa que existen en algunas embajadas de España por el mundo (París, Berlín, Washington, Pekín, La Habana, Lisboa, Argel...) el personal oscila entre 1 y 5.
Por su parte, en regimientos de infantería, artillería, caballería... distribuidos por la geografía nacional, las cifras de personal aumentan. De hecho, se cuentan por cientos. En la Academia General Militar, de Zaragoza, supera los mil.
En total se citan 1.019 destinos en la lista.
Todas las unidades de una brigada
El problema de este elenco es que ofrece demasiados detalles de cuántos militares hay en cada base, y en cada unidad del Ejército de Tierra. Permite saber no sólo cifras muy generales, de cuál es la dimensión total de personal de una división, o una brigada.
Se puede citar como ejemplo el caso de la Brigada ‘Guadarrama' XII, integrada por regimientos de infantería y caballería, con un grupo de artillería, y dotada de carros de combate Leopardo, vehículos de combate de infantería (VCI) Pizarro, vehículos de exploración de caballería (VEC)...
El documento que subió y después retiró el Ejército de Tierra detalla el personal que tiene el Cuartel General y el Batallón de Cuartel General, en la base de El Goloso, al norte de Madrid.
También revela con precisión los cientos de militares que integran el Regimiento de Infantería ‘Asturias' 31, los que tiene el Regimiento Acorazado ‘Alcázar de Toledo' 61, los que están encuadrados en el Grupo de Artillería de Campaña XII, en el Batallón de Zapadores XII y en el Grupo Logístico XII.
Es decir, que cualquiera que tenga acceso a este documento puede conocer con cierto detalle las dimensiones de la Brigada ‘Guadarrama' XII, según las cifras de efectivos que hay en cada una de las unidades que la integran.
No se protegió el documento
Se entiende que el operador logístico que gestione el suministro de uniformes necesite saber cuántos militares pueden necesitar pantalones en una provincia. Pero expertos en este tipo de licitaciones señalan que en contratos de los ejércitos y Defensa suele ser habitual que algunos documentos no sean públicos: se declaran reservados, o clasificados, y sólo se facilitan a las empresas acreditadas e interesadas en gestionar ese servicio.
A veces incluso se exige a esas empresas contar con Habilitación de Seguridad de Empresa, que otorga la Oficina Nacional de Seguridad, dependiente del Centro Nacional de Inteligencia.
El no colgar el anexo en la licitación ya hubiera evitado que el documento, un PDF, pudiera ser descargado por cualquier internauta, y que pantallazos del mismo circularan por Internet.
Además, puede no ser del todo imprescindible para la empresa que asuma el contrato el conocer cuántos militares están encuadrados en un cuartel general de una brigada, cuántos en un regimiento, en otro, en un grupo logístico... sino simplemente saber cuántos efectivos hay en una base militar hasta donde tenga que transportar el material.
La difusión de estos datos, la polémica en redes sociales y la posterior retirada de documentos repite el mismo patrón que lo que sucedió hace unos días con un contrato de Navantia.
En ese caso, tal y como se contó en estas páginas, los pliegos ofrecían públicamente ciertos detalles técnicos del submarino S-82, en construcción en los astilleros de Cartagena, que no debían ser difundidos.
El pliego fue primero sustituido por otro con ciertas partes ocultas, y finalmente fue retirado y la licitación anulada.
Las plantillas son materia reservada
¿Hasta qué punto se conocen las cifras de militares? Los grandes números sí son públicos: por ejemplo, que a 31 de diciembre de 2023 el Ejército de Tierra contaba con algo más de 76.000 efectivos. Un experto en cuestiones de Defensa puede saber, aproximadamente, cuántos militares integran una división, una brigada y un regimiento: al menos, en la teoría, sobre el papel.
Pero, como ya se ha indicado, los estados mayores y cuarteles generales del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire siempre tienen mucho cuidado en no revelar cifras del personal que integra una unidad, o del que está desplegado en una zona geográfica de España.
Fuentes militares consultadas por Confidencial Digital aseguran que las plantillas orgánicas del Ejército de Tierra (como en la Armada y el Ejército del Aire), son materia clasificada. Apuntan que están protegidas con el nivel ‘Reservado', que es el segundo más elevado, por debajo de ‘Secreto', y por encima de ‘Confidencial' y ‘Difusión limitada'.
En las plantillas orgánicas se describe con mayor nivel de detalle cuántos militares debe tener cada unidad y órgano de la estructura del Ejército de Tierra. Además, no sólo se indica cuántos, sino qué empleos deben tener esos militares: cuántos puestos hay de soldado, de cabo, de sargento, de teniente, de capitán...
Los datos que se reflejaron en el documento que terminó en la web de Contratación del Estado son más genéricos, sólo indican la cifra total de personal de una unidad.
Además, las fuentes consultadas apuntan que son las cifras de cobertura, es decir, el número real de militares que hay destinados en cada unidad, ya que puede haber menos que los que marque la plantilla. Sigue siendo materia protegida, y el hecho de que haya sido eliminada tras circular es buena prueba de que se trata de información delicada, que no debe estar al alcance de cualquiera.
Operaciones Especiales, Ceuta y Melilla...
El ejemplo de la Brigada ‘Guadarrama' XII se puede trasladar a cualquier otra brigada del Ejército de Tierra, y a unidades de menor dimensión. Afecta también a unidades que aún suelen guardar una mayor reserva sobre sus actividades y sobre su estructura orgánica.
Por ejemplo, se revelan las cifras de personal del Mando de Operaciones Especiales (MOE), con detalles de su Cuartel General, el Grupo de Cuartel General (donde se encuadra la UOE2, una unidad de élite entre la élite), la Unidad Logística, y también el Grupo de Operaciones Especiales ‘Valencia III' (GOE III), el Grupo de Operaciones especiales ‘Tercio de Ampurdán IV' (GOE IV) y la Bandera de Operaciones Especiales ‘Caballero Legionario Maderal Oleaga XIX' (BOEL XIX).
También suele haber especial protección sobre la información que se refiere al despliegue militar en Ceuta, Melilla y Canarias, territorios españoles reclamados con mayor o menor intensidad, según la coyuntura, por Marruecos.
A lo más que se llega es a ofrecer datos globales. El Ministerio de Defensa suele indicar que en Melilla hay algo más de 3.000 militares, y que en Ceuta son casi 2.700.
El documento difundido por el Ejército de Tierra, después retirado, permite saber cuántos militares hay concretamente en los dos grandes regimientos de infantería de Ceuta, como son el Tercio ‘Duque de Alba' 2º de la Legión y el Grupo de Regulares nº 54; en el Regimiento de Caballería ‘Montesa' nº 3, en el Regimiento de Artillería Mixto nº 30, en el Regimiento de Ingenieros nº 7 y en la Unidad Logística nº 23.
La lista facilita conocer las cifras de personal en cada unidad, así como sumarlas y obtener el tamaño real de una unidad superior, o de cuántos militares hay en teoría disponibles en una provincia, isla o ciudad autónoma de España: una información delicada, que desde luego interesa conocer con detalle a cualquier potencia extranjera, y más aún aquellas que puedan tener intereses estratégicos enfrentados a los de España.
En el caso de Ceuta y Melilla, no cabe duda que puede ser una información del interés del país vecino, Marruecos.
Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas
Ya se ha explicado que la lista de destinos y su personal no sólo afecta a las unidades de la estructura orgánica propia del Ejército de Tierra. También se citan destinos de la estructura conjunta, aquella que comparten Tierra, Armada y Aire, por tratarse del órgano central, del Ministerio de Defensa, o bien del Estado Mayor de la Defensa, de la Unidad Militar de Emergencias...
Hay un buen número de militares del Ejército de Tierra (que tiene 76.000 efectivos frente a los 21.000 de la Armada y los 21.000 del Aire) en el Estado Mayor de la Defensa, la estructura que depende del JEMAD para el desarrollo de la acción conjunta y combinada en operaciones, tanto en territorio nacional como en el exterior.
El Anexo IV con las “unidades de entrega” de los uniformes del Ejército de Tierra no da una cifra total de los militares de Tierra que están destinados en el Estado Mayor de la Defensa (repartido principalmente entre dos ubicaciones en la Comunidad de Madrid).
De nuevo, aporta más detalles: cuántos hay destinados en el Mando de Operaciones (el órgano responsable a su nivel del planeamiento operativo, la conducción y el seguimiento de las operaciones militares), en el Mando Conjunto del Ciberespacio, en el Mando Conjunto de Operaciones Especiales...
No aparece citado con su nombre ni sus siglas, pero esta revelación de datos de efectivos militares también afecta al Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (CIFAS), “el órgano responsable de facilitar al ministro de Defensa, a través del JEMAD, y a las autoridades del Departamento, la inteligencia militar precisa para alertar sobre situaciones internacionales susceptibles de generar crisis que afecten a la Defensa Nacional”.
La lista revela cuántos militares del Ejército de Tierra están destinados en el CIFAS, así como también en la Unidad HUMINT, que lleva a cabo tareas de inteligencia en zona de operaciones y que, como en otros casos, suele ser citada bajo la denominación “EMAD-OA,s” (OA,s por “órganos auxiliares”).
También aparecen las unidades de información que la Sección de Inteligencia y Seguridad del Ejército de Tierra tiene distribuidas por España.
Cuarteles multinacionales de la OTAN
Una parte significativa de los destinos y unidades que aparecen en este listado se encuentran ubicados fuera de España, en lugares tan diversos como Bruselas, Lisboa, Nápoles, Norfolk (Estado Unidos), Bydgoszcz (Polonia), Izmir (Turquía), Arcueil (Francia)...
En estas ciudades se encuentran situados cuarteles multinacionales de la OTAN y de la Unión Europea. Esas estructuras cuentan con militares de los distintos países aliados, y España destina allí a efectivos del Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire.
La lista revela el número de militares del Ejército de Tierra destinados en estos cuarteles generales. Son cifras reducidas, de 1 a algunas decenas.
Se citan además algunos otros destinos, donde el Ejército de Tierra participa en programas de desarrollo de sistemas de armas. A eso se añaden las agregadurías militares en el exterior, ya citadas, que suelen tener a un agregado (un coronel) y a un par, o un puñado de militares de menor empleo.
Instrucciones sobre seguridad de la información
En las Fuerzas Armadas existen varias normativas sobre seguridad de la información, que indican cómo se deben tratar los documentos y la información de carácter militar, con el objetivo de evitar fugas de información sensible que no debe trascender fuera del Ejército de Tierra o de una unidad concreta.
La instrucción técnica IT 11/09 del Estado Mayor del Ejército, que se aprobó en 2009, estableció medidas sobre seguridad de la información. El Anexo III ofrece un “listado de asuntos que no deben ser difundidos fuera de los ámbitos establecidos”.
Se aclara que son asuntos sobre los que el personal del Ejército de Tierra “debe guardar la debida reserva, evitando ser difundidos en Internet (foros, chats), conversaciones informales, visitas a UCOs [unidades]...”.
El tercer punto de la lista de asuntos “que no deben ser difundidos fuera de los ámbitos establecidos” es el siguiente: “Efectivos y grado de cobertura de las Unidades”, es decir, justo lo que parece que reveló el anexo de la licitación de la Junta de Contratación del Ejército de Tierra para contratar el suministro de prendas de uniformidad.
El Gobierno deniega datos sobre las Fuerzas Armadas
Estas prevenciones se traducen en negativas oficiales a revelar datos numéricos de militares desplegados por España. Es frecuente que el Gobierno reciba preguntas parlamentarias sobre las Fuerzas de Seguridad, presentadas por diputados y senadores que quieren conocer, por ejemplo, cuántos guardias civiles hay en su circunscripción.
Estos miembros de las Cortes Generales pueden registrar preguntas para respuesta por escrito. Plantean unas preguntas, unas peticiones de información, y semanas después el Ejecutivo les responde.
Sirva un caso de 2018 como ejemplo. Una diputada de EH Bildu en el Congreso pidió datos desglosados de cuántos policías nacionales, cuántos guardias civiles y cuántos militares estaban destinados por entonces en cada comunidad autónoma, incluso en cada provincia, y cuál había sido la evolución de esas cifras en los diez años anteriores.
En algunas ocasiones, el Gobierno se ha negado a dar datos de efectivos de la Guardia Civil o de la Policía Nacional en ciertas demarcaciones territoriales, con la justificación de que dar pistas sobre el despliegue de agentes puede ser aprovechado por los delincuentes para burlarles.
También suele acogerse a la Ley de Secretos Oficiales para no dar datos concretos de ciertas unidades, por ejemplo de la Jefatura de Información de la Guardia Civil, de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional y otras.
A la pregunta de la diputada de EH Bildu en 2018 el Gobierno sí respondió con cifras totales de policías nacionales y guardias civiles que había en cada provincia y ciudad autónoma.
Pero a lo que se negó fue a facilitar los mismos datos referidos a militares, con la siguiente justificación:
— “Sobre el personal militar solo se pueden proporcionar datos globales relativos a número total de efectivos, incorporaciones y bajas y otros datos estadísticos, siempre que no comprometan la Defensa Nacional o la eficacia y seguridad de las Fuerzas Armadas, su material o sus componentes. Así, conforme a la normativa vigente, la distribución y despliegue del personal de Unidades de las Fuerzas Armadas a lo largo del territorio nacional constituye materia clasificada, ya que puede afectar a la seguridad de las mismas”.
Sin embargo, ese mismo año a la misma diputada de EH Bildu respondió a otras preguntas específicas sobre el País Vasco y Navarra, y sí le reveló que “el número de militares destinados en el País Vasco en el año 2011 era de 1.692 y en la actualidad es de 1.481”, y que “el número de militares destinados en la Comunidad Foral de Navarra en el año 2011 era de 698 y en la actualidad es de 692”.
El documental que ajusta cuentas con Leni Riefenstahl, la cineasta que ensalzó el nazismo
Javier Zurro
Las imágenes de las tropas nazis y del discurso de Hitler durante el congreso celebrado en septiembre de 1934 quedaron clavadas en el imaginario de todo el mundo. Tienen algo que mezcla lo terrorífico y lo hipnótico. Se hablaba hasta de una puesta en escena nazi en la forma en la que el propio desfile, el montaje, la música y el encuadre se fusionaban creando un arma de propaganda que se sigue estudiando en las escuelas de cine. La responsable de grabar aquellas imágenes fue la cineasta Leni Riefenstahl, que tras dirigir La luz azul recibió el encargo de Hitler de rodar una trilogía de obras sobre sus mítines con el fin de ensalzar su ideología fascista.
Para ello tuvo recursos casi ilimitados, un equipo de 170 empleados, incluidos 36 camarógrafos y nueve cámaras aéreas. Para montar El triunfo de la voluntad, su segunda entrega y la más conocida, tardó siete meses. No fue el único trabajo para el nazismo, también el díptico Olympia sobre los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, donde su cámara ensalzaba los cuerpos atléticos y la superioridad física de sus deportistas.
Fue amiga del régimen y contribuyó con su obra a que su mensaje se extendiera de forma más eficaz, como un virus gracias a sus películas propagandísticas. Sin embargo, cuando acabó la guerra ella siempre negó pertenecer al partido nazi, y vendería una y otra vez que el arte es apolítico y que ella solo recibió un encargo. Fue juzgada y solo definida como “seguidora”, pero la vergüenza por los hechos cometidos por los alemanes hicieron que solo dirigiera una película mas, Tiefland. Sin embargo, Riefenstahl continuó en la vida pública alemana. Daba entrevistas, iba a la televisión, publicó libros y durante toda su vida recibió miles de cartas de seguidores.
En muchos libros de historia se ensalzan más sus aportaciones a la puesta en escena cinematográfica que se cuentan sus vínculos con el nazismo, y por ello el cineasta Andres Veiel ha querido ajustar cuentas con la historia en Riefenstahl, un documental que muestra la conciencia absoluta que la directora tenía de las atrocidades que se cometían, su connivencia con Hitler y su amistad con la cúpula del partido. Lo hace desmigando el legado de cientos de cajas que ella dejó al morir, entre las que había agendas y cintas de casete en las que grababa conversaciones telefónicas.
Veiel realiza un trabajo minucioso para que cuando se estudie la figura de Riefenstahl no haya ambigüedades, menos aún en un momento de auge de la extrema derecha. Su documental también se muestra tajante ante una de esas preguntas que deberían ser ya retóricas: ¿puede el arte no ser político? Riefenstahl sabía lo que hacía rodando cómo rodaba y montando cómo montaba, y el efecto que suscitaba, por tanto tiene una responsabilidad directa en lo que provocaron sus imágenes.
También encuentra una carta en la que pedía que “quitaran a unos judíos de ahí” para poder filmar una escena. Como reacción, un oficial dio la orden de “deshacerse de esos judíos”, ante lo cual alguno intentó huir y les dispararon, según los documentos que encontraron en un legado con el que se hace justicia con ella y con su impunidad.
El cineasta la define como una pionera en las fake news, porque “mintió toda su vida”. “Esto es algo que estamos viendo todos los días en EEUU, y también lo veo en Alemania, donde hay un partido que elogia el nacionalsocialismo. Sentí la necesidad de abordar la importancia de la ideología y de la estética. Lidiar con las raíces de esto, porque creo que lo hemos ignorado”, explica Veiel ante un reducido grupo de periodistas desde el Festival de Venecia, donde se ha presentado el documental.
Que haya sido en Venecia es algo que el director valora especialmente, ya que en Italia gobierna la extrema derecha de Meloni. Por eso subraya el “coraje” del director del festival, Alberto Barbera, a quien han colocado como director de la Biennale “un intelectual que es parte de un partido neofascista”. “No creo que haya sido una coincidencia, sino una declaración política. Ella fue una heroína aquí. Estuvo tres veces con sus películas y fue premiada. La primera mujer que ganó aquí. Así que traer esta película en una época en la que hay un presidente que tiene sus raíces en un partido de tradición fascista y que niega la importancia de mirar esas raíces es genial”, añade.
Al sumergirse en su legado tuvo todavía más claro que no solo fue “atrapada por la ideología del Tercer Teich, sino también por su ideología”. “Cuando la escuchas decir que en una o dos generaciones Alemania recuperará su moralidad, virtud y orden, muestra claramente su anhelo por un sistema autoritario. Es aterrador y como una profecía. Pero es que en su calendario encontramos pequeñas notas donde marcaba una votación del Partido Nacional Demócrata, que es el partido que niega el Holocausto, y pidió que se votara por ellos. Ella permaneció vinculada al fascismo en los años 60, 70 y 80. El fascismo empezó en su vida mucho antes de que empezara oficialmente en el año 33. Ella es el prototipo del fascismo”, zanja.
Lo que Veiel niega es que Riefenstahl sea una buena directora, y reduce sus méritos a ser “una muy buena montadora con un gran director de fotografía, pero como autora era horrible, no sabía escribir guiones”. Una puesta en escena que era, además, un ensalzamiento de los valores nazis. “Los que dicen que hay que separar la política y el arte son unos inocentes, cuando miras la estética de Riefenstahl no solo celebraba la supremacía del victorioso, del superior, enfrentado al otro lado, a las minorías, a los homosexuales, a los inválidos. Ese lado oscuro era parte del régimen y era parte de su ideología”, concluye.
Confía en que este documental y el cine puedan abrir un debate que lleve a entender por qué “muchos jóvenes votan al partido de derecha AfD en Alemania”: “Es importante describir los peligros. Esta película es como una advertencia, y espero crear una especie de conciencia de lo que podría pasar. Esta película no trata sólo del pasado, no trata sólo del presente. Es una película que nos está diciendo lo que podría suceder en el futuro”.
El Diario
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