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Tortuga Antimilitar
Manifiesto por el fin de las guerras, invasiones, genocidios y ataques terroristas
Manifiesto ciudadano desde la COP 16 en Cali Colombia.
SIN MUCHAS PALABRAS, PERO CON TODO EL ÁNIMO PACIFISTA PROPONEMOS LA FIRMA DEL SIGUIENTE
Manifiesto por el Fin de las Guerras, Invasiones, Genocidios y Ataques Terroristas: Llamado Urgente desde la COP 16 para una Nueva Paz Global
En el siglo XXI, el mundo sigue siendo testigo de actos de violencia extrema, donde guerras, invasiones, genocidios y ataques terroristas han sembrado destrucción, sufrimiento y terror en las vidas de millones de personas. Los conflictos en Ucrania y Gaza, entre otros, no solo son ejemplos de invasiones y ocupaciones, sino también de violaciones masivas de los derechos humanos que rayan en el genocidio y el terrorismo. Estos crímenes no pueden ser tolerados por la comunidad internacional ni tratados con indiferencia o pasividad.
El genocidio, como uno de los crímenes más atroces reconocidos por el derecho internacional, representa una amenaza directa a la existencia misma de grupos étnicos, religiosos o nacionales. A lo largo de la historia, estos actos han destruido culturas enteras, arrasado generaciones y dejado cicatrices imborrables en la humanidad. Por otro lado, los ataques terroristas, que buscan crear un clima de miedo e inseguridad a través de la violencia indiscriminada, también deben ser condenados con la misma firmeza. Estos actos, ya sean perpetrados por Estados o por grupos no estatales, desestabilizan naciones, destruyen la paz social y profundizan los conflictos.
El impacto de las guerras humanas afecta a las otras especies, destruye su hábitat, genera pánico y aumenta la vulnerabilidad de especies domésticas, y también de especies no domésticas. La guerra es el horror para todas y todos los seres vivos, La vida en el planeta no está a salvo mientras la guerra sea una forma de vida. Las otras especies animales y la flora no son recursos son vida y exigen respeto.
Proposición radical de condena:
Condenamos, de manera radical e inequívoca, no solo las guerras e invasiones, sino también los actos de genocidio y terrorismo que atentan contra la dignidad humana y los principios fundamentales del derecho internacional. Declaramos que ninguna causa política, ideológica o militar justifica la aniquilación sistemática de poblaciones ni la siembra del terror entre los civiles. Todo acto que busque el exterminio de un grupo humano, la eliminación de su cultura o la imposición del miedo a través de la violencia debe ser erradicado sin concesiones.
Propuesta de transformación de las Naciones Unidas:
Las Naciones Unidas, en su estructura actual, han demostrado una incapacidad crítica para prevenir genocidios y ataques terroristas de gran escala. Es imperativo que la ONU se transforme para actuar con eficacia ante estas amenazas:
1. Creación de un Tribunal Internacional Permanente para la Prevención de Genocidios y Terrorismo, independiente de los intereses de las potencias mundiales, con la capacidad de intervenir de forma preventiva y juzgar a los responsables de estos crímenes de manera expedita y con penas ejemplares.
2. Fortalecimiento de los mecanismos de respuesta inmediata de la ONU ante cualquier indicio de genocidio o terrorismo masivo, garantizando que se tomen medidas preventivas antes de que se produzcan pérdidas humanas irreparables. Esto incluiría la capacidad de sancionar a cualquier nación que proteja o colabore con grupos responsables de ataques terroristas o genocidios.
3. Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, eliminando el uso del veto en casos de genocidio o terrorismo, para que las decisiones puedan tomarse con rapidez y sin que los intereses geopolíticos obstruyan la justicia y la acción humanitaria.
4. Despliegue automático de fuerzas de paz de la ONU para proteger a las poblaciones civiles en peligro de genocidio o ataques terroristas, garantizando que los corredores humanitarios sean implementados de manera efectiva y sin dilación.
5. Sanciones internacionales automáticas y contundentes contra cualquier nación o grupo que cometa o facilite genocidios y actos terroristas, incluyendo el embargo económico total, la prohibición del comercio de armas, y la exclusión de la comunidad internacional hasta que se garantice el fin de dichas acciones.
Llamado a la acción:
Este manifiesto es un llamado urgente a la comunidad internacional, a los ciudadanos, las ONG, los gobiernos y las instituciones presentes en la COP 16 para que se sumen a esta condena radical y trabajen activamente por el fin de las guerras, las invasiones, los genocidios y el terrorismo.
Nos comprometemos a:
1. Promover el fin inmediato de los conflictos y la prevención de genocidios y ataques terroristas en Ucrania, Gaza y cualquier otro lugar del mundo.
2. Exigir una reforma estructural de las Naciones Unidas que garantice la protección efectiva de los derechos humanos y la intervención rápida ante cualquier indicio de genocidio o ataque terrorista.
3. Crear una coalición global por la paz y la justicia, que integre a ciudadanos, gobiernos, organizaciones y movimientos sociales comprometidos con la erradicación de la violencia armada y la protección de la vida humana en todas sus formas.
Desde Cali, en el marco de la COP 16, levantamos nuestra voz para condenar y erradicar todas las formas de violencia, incluyendo el genocidio y el terrorismo, y abogamos por una transformación radical de las estructuras internacionales que permitan el resurgimiento de la paz, la justicia y el respeto por la vida.
Firmas
Guillermo Solarte Lindo Pacifistas sin fronteras
Camila Manzanares Movimiento PorLaVida
Cesar López Musico por la paz
Alicia Cabezudo pedagoga por la paz,
Gamip-AL&C ALIADOS TRABAJO EN RED
Diana Uribe Historiadora independiente y pacifista
Juan Carlos Bayona Educador Rector de Colegio
Luis Fernando Vásquez Ecologista Fundación al Verde Vivo
Fernando Puerto Sociólogo Investigador
Diego Aretz Periodista activista
Una docena de organizaciones de Canarias, contra los ensayos de guerra en el archipiélago
UNA DOCENA DE ORGANIZACIONES SOCIALES DE CANARIAS CONTRA LOS ENSAYOS DE GUERRA EN EL ARCHIPIÉLAGO Bajo el lema común Invasión militar,
canariasporlapaz.blogspot.com
Bajo el lema común Invasión militar, nunca más. Canarias para la Paz, estas organizaciones sociales, antimilitaristas,feministas, por la justicia social,ecologistas y antiracistas han compartido el siguiente comunicado:
Invasión militar, nunca más. Canarias para la Paz
Llegan 2.500 militares para ensayos de guerra en Canarias, con su contaminación a cuestas, su destrucción a rastras, sus ruidos abrumadores, poniéndonos su música de violencia en nuestros oídos, utilizando todo lo común para sus intereses.
Todo a la fuerza, con dominio, sin contar con las que aquí habitamos, todo para seguir defendiendo a las élites, ensayando conflictos bélicos que no son juegos sino que siembran muerte.
Llegan por tierra, aire y controlando el espacio, dejando claro que todo es para el interés superior de los más ricos, interesados en que todo siga igual de desigual, precario y miserable para las mayorías, que sufrimos que se derroche dinero en gasto militar y se deje de invertir en lo que realmente nos da seguridad: alimentación, salud, educación, servicios sociales, garantía de renta, vivienda…
Llegan trayendo planes de destrucción masiva, creando un ambiente bélico para que lo asumamos como normal, en esta “guerra cognitiva” que padecemos, donde la violencia es el único camino que se ofrece para resolver los conflictos.
Llegan vendiendo la guerra como sostenible, verde y necesaria, ofreciéndonos una seguridad basada en fronteras, patrias, colapso climático y defensa de la clase dominante, con todo lo común convertido en patios particulares.
Y en Canarias, cada vez más con menos, en esta Necropolítica donde nuestras vidas no importan, donde hay un soldado cada 269 habitantes y una trabajadora social cada 5.600 personas residentes en este archipiélago.
Una vez más respondemos con la vida y expresando que exigimos una Canarias territorio de Paz, donde se respete la Justicia medioambiental, de género y social, donde los gastos militares sean para derechos y libertades, en resumen donde no haya nada para la guerra y para la Vida todo.
Basta ya de Invasión militar, Canarias para la Paz. Canarias se ama y se defiende.
Colectivos firmantes:
Alternativa Antimilitarista MOC/ADNV; Asoc.Mujeres por la Paz y Acción solidaria con Palestina;Asamblea Canaria por el reparto de la riqueza; Asoc. Para la defensa de las pensiones públicas de Canarias (COESPE); Anticapitalistas Canarias; Colectivo Feminista Mujeres en el Encuentro; Comité por la Paz de Tenerife; Espacio Sociocultural la Casa; Izquierda Unida Canarias; MOC Tenerife; Paz Igualdad Educación(PIE); Plataforma feminista 8M Tenerife; Recreándome (Feministas Gran Canaria)
Noviembre del 2024
Leo Bassi, cómico: “Los jóvenes ven a los progresistas como ancianos con ideas muertas y la ultraderecha les atrae”
Alberto Fraile
A sus 72 años, Leo Bassi (1952, Nueva York) sigue siendo un bufón irreverente y un provocador incansable. Mantiene una energía que incluso a él mismo le sorprende. Cuestiona las convenciones sociales, desarma al poder y desafía el paso del tiempo con una risa que incomoda tanto como ilumina. Con su obra +70 y su iconoclasta e insolente proyecto La Iglesia Patólica, reafirma su compromiso con la libertad de expresión y el poder sanador del humor.
Desde sus inicios en el circo hasta convertirse en un referente internacional, Bassi ha sabido transformar cada etapa de su vida en un espectáculo lleno de pasión, manteniéndose siempre relevante en una industria en constante cambio. Su legado, lejos de apagarse, busca trascender en el tiempo y en la memoria colectiva. Bassi presentará su obra +70 en el Teatre del Mar de Palma del 29 del noviembre al 1 de diciembre.
¿Qué se van a encontrar los espectadores que vayan a ver su obra '+70'?
Van a encontrar pistas para renovar la izquierda, ideas que son profundamente fuertes y transformadoras. Al final del espectáculo, saldrán con muchas ganas de vivir, llenos de vitalidad. El público termina de pie, con el puño alzado, como si estuvieran asistiendo a un discurso político.
Si quieren recargarse de energía y vitalidad, y perder ese miedo a la muerte que ha paralizado también a los progresistas, obsesionados con la seguridad, mi espectáculo es para ellos.
Estamos en manos de neoliberales capitalistas sin piedad, capaces de destruir sin miramientos, y mi espectáculo tiene el poder de quitarle el miedo a la gente y darle una energía fundamental, de despertar y abrir nuevas ventanas en la mente.
La gente sale habiendo reído mucho y con una renovada sed de vivir, con ganas incluso de luchar por sus propias vidas. No puedo ofrecer más.
¿Los 70 son los nuevos 50?
Sí, seguro. Mi abuela consideraba que a los 50 años uno ya era viejo, que la vida había pasado y que, con tantas responsabilidades, ya no se podían hacer ciertas cosas. Ahora, en cambio, los 50 parecen ser como una nueva juventud, y creo firmemente que los 70 son los nuevos 50. Sin duda, sí.
Los alquimistas buscaban el elixir de la eternidad. ¿Usted lo ha encontrado?
Sí, pero está en la mente. El cuerpo me da igual. Yo puedo morir mañana, estoy de puta madre. Sabemos que el Big Bang fue hace más de 13.000 millones de años. Entonces vivir 10 años más o menos es ridículo. Incluso si uno viviera un millón de años, sería una miseria al lado de la cronología real de nuestro universo. Me da igual la edad de mi cuerpo. Lo que sí me importa es la fuerza espiritual. Esa fuerza interior hace que tu espíritu sea inmortal, que tu espíritu permanezca. No necesito la piedra filosofal o el agua de la fuente de la eterna juventud porque mi mente es súper joven. Mi espíritu perdurará después de mi muerte, estoy seguro.
Celebra la vitalidad a los setenta y más allá. ¿Alguna vez pensó que su secreto para mantener esa energía lo convertiría en el portavoz de los “jóvenes” viejos?
Yo no pensaba llegar a los 70 años, por lo tanto, tampoco me imaginaba siendo portavoz de nada. Creía que mi provocación era solo una explosión de adolescencia, algo que terminaría con la edad. Sin embargo, desde hace unos años me sorprende sentir tanta energía dentro de mí. Entiendo ahora que puedo ser portavoz de una sensación de gran desilusión en una generación, especialmente en lo que respecta a los progresistas y a todo ese movimiento, que veo muy apagado. Creo que es necesario un despertar.
Si alguien hubiera estado dormido los últimos 30 años y se hubiera despertado hoy, al leer el periódico podría fácilmente pensar que el mal ha triunfado.
Probablemente sí, porque muchos valores que antes estaban claros, compartidos por gran parte del mundo, ahora están pisoteados. Lo que está ocurriendo en Oriente Medio es inimaginable. Antes, si mataban a un palestino, se intervenía de inmediato, señalando que eso no podía ser tolerado. Ahora, todo sucede con una impunidad alarmante. Hablamos de cientos de miles de muertos, y seguimos avanzando hacia una cifra aún mayor sin ningún freno.
Estamos viviendo una pesadilla, y considero que gran parte de la responsabilidad recae sobre los neoconservadores, las escuelas de economía y el mundo del neoliberalismo. Un sistema que ha perdido de vista los valores humanos, abrazando una visión donde el más fuerte siempre tiene la razón y triunfa, sin importar las consecuencias. Esta lógica va en contra de todas las ideas morales que hemos sostenido desde la Ilustración.
En su anterior obra “Yo, Mussolini”, ya denunciaba el auge de la ultraderecha. ¿Qué diagnóstico hace de este proceso que se ha acelerado?
Es llamativo ver cómo la gente de izquierdas y los progresistas están completamente acojonados porque la ultraderecha está alcanzando el 40% de apoyo en ciertos lugares. Mi lectura de todo esto es que ha sido un error por parte de la izquierda y el progresismo. No nos hemos renovado, no hemos tenido nuevas ideas ni hemos generado una energía que conecte con los tiempos actuales.
La juventud, los chicos de 15 o 20 años, nos ven como ancianos con ideas muertas, mientras que el otro lado, la ultraderecha, proyecta una energía instintiva, de fuerza, de masculinidad, que les resulta atractiva. Es lógico que la extrema derecha esté triunfando, porque no hemos hecho una reflexión lo suficientemente profunda sobre lo que significa ser de izquierda hoy en día.
Las herramientas para entender el mundo y no repetir la historia deberían ser las humanidades, pero están siendo retiradas de las escuelas.
Esto está ocurriendo por razones económicas, porque todo está centrado en el dinero y en el éxito de las empresas. Pero la historia nunca se repite de manera exacta. Mi sensación es que el fascismo de hoy no tiene nada que ver con el de hace 80 años. Es otra cosa. Aunque es fascismo, tiene dimensiones y razones completamente distintas. No se puede combatir el fascismo actual utilizando las mismas herramientas del pasado. Por eso, necesitamos inteligencia para entender de qué se trata realmente. El problema con la izquierda es que se ha vuelto demasiado racional, está paralizada y ha perdido su fuerza instintiva, algo que es crucial para enfrentar esta nueva forma de fascismo.
¿Cuál es la receta para ser auténtico?
Hay que estar fuera de las convenciones. ¿Te imaginas si yo fuera un autor teatral que dependiera del sistema para financiarme? Si la democracia es fuerte, tienes libertad de expresión. Pero cuando la política empieza a inclinarse hacia el fascismo y necesitas ir a buscar tu subvención, ¿qué haces si te encuentras frente a la gente de Vox o del PP? Lo más fácil es autocensurarse para seguir recibiendo ese dinero.
Yo me he mantenido fuera de todo ese sistema. La Iglesia del Paticano vive por su cuenta, sin un solo euro de subvención, generando su propio dinero.
Hace muchos años, cuando salí en televisión, varias compañías de cervezas y otras marcas me ofrecieron mucho dinero para hacer publicidad y ser patrocinado por ellas. Pero no quise encadenarme a una marca. Ahora, puedo reírme del capital sin miedo a perder dinero, porque no dependo de esa gente.
De la misma manera, puedo reírme de cualquier política. Puede llegar Vox, puede llegar el PP, lo que sea. Imagina, yo vivo en Madrid, donde el PP controla la Comunidad y el Ayuntamiento. ¿Te imaginas si yo hubiera tenido que pedirle dinero al PP de Ayuso para mantener el Paticano? Incluso a patrocinadores comerciales. Mi “capilla” está filosóficamente lejos del poder y por eso se llena de jóvenes: instintivamente sienten la fuerza anti-sistema que representamos.
Ha mencionado que sus actuaciones muchas veces son rituales chamánicos. ¿A qué se refiere?
Llegó un momento en que me di cuenta de que todo ese esfuerzo por provocar, por desafiar, tenía su origen en una fuente de energía vital antiquísima que hay dentro de mí. Y cuanto más pasa el tiempo, más claro lo tengo: esta fuente no es algo racional ni lógico, sino que brota de lo más profundo de mi existencia.
Podría incluso describirlo como un duende interior, no es algo que yo racionalice o planifique deliberadamente. No es que yo diga: “Voy a hacer esto por una estrategia”. No, hay algo dentro de mí que me habla y me guía, que me dice: “Esto es lo que vas a hacer y por aquí es por donde debes ir”. En algún momento me di cuenta de que, en las tribus antiguas, esto es lo que llamaban ser un chamán. Es esa voz interna, ese duende, que te habla y te guía, y está conectado con algo muy antiguo, algo que pertenece a la memoria más ancestral de la humanidad.
Me he dado cuenta, con el paso de los años, de que sí, yo soy como un chamán. Estoy convencido de que en otras civilizaciones, en las tribus antiguas, la gente habría entendido perfectamente lo que hago. Habrían dicho inmediatamente: “Este tío es un chamán”.
Bueno, Sócrates, uno de los padres de la filosofía occidental, tenía un “daimón” que también le hablaba...
Cuando llegas a lo más profundo de tu identidad, te das cuenta de que existen energías interiores que no controlas, y quizás esas energías van más allá de tu propia existencia, incluso más allá de tu propio cuerpo. Estás tocando algo más grande, algo que puede llegar a ser profético… Últimamente, me pasa que pienso en algo y, sorprendentemente, esa cosa se materializa, como si hubiera una conexión inexplicable, algo que los chamanes conocen bien.
Lo curioso es que, aunque me considero el hombre más racional del mundo, con una inclinación hacia la ciencia, no puedo evitar notar que esto me ocurre. Pienso en algo y se hace realidad. Ciertos atributos del chamán tradicional los estoy viviendo en mí mismo, y lo acepto con mucho sentido del humor.
Me hace reír, porque siendo bufón no me tomo nada de esto demasiado en serio. Todo esto está ocurriendo, pero el duende dentro de mí es un payaso que se está descojonando de la risa, llevándome a situaciones extrañas, pero sin otra lógica que hacerme reír a mí mismo. Mi duende interior es un cachondo.
Es bufón, chamán, profeta y también radiactivo. ¿No?
En los últimos días de mi padre, mi familia me reveló que, cuando era un bebé de 11 meses, me llevaron a presenciar una explosión nuclear en un ensayo en el desierto de Nevada. Incluso mi padre me dio un rollo de película de 8 mm donde se ve la explosión de cerca y todo.
Lo más curioso es que mis padres nunca me lo contaron antes porque sentían vergüenza. Me dijeron: “No te lo dijimos porque, seguramente, las radiaciones te jodieron de alguna manera, y no queríamos contártelo por si eso te había afectado”. Ellos no querían enfrentar la posibilidad de que quizás me hubieran expuesto a algo peligroso cuando tenía solo 11 meses. Sin embargo, aquí estoy, con 72 años y bastante en forma, así que parece que las radiaciones no me jodieron tanto después de todo.
Igual por eso, ahora, tiene superpoderes…
Sí [ríe]. Quizás esos poderes de chamán también provengan de las radiaciones. Estoy abierto a todas las posibilidades. Lo cierto es que ningún espectáculo teatral puede ofrecer al público la experiencia de ver, en 8 mm, una explosión nuclear a solo 20 kilómetros de distancia. En todos mis espectáculos me gusta impactar al público con lo inesperado, y esta es, sin duda, una de las cosas más inesperadas: presenciar una explosión nuclear en directo.
¿Cómo equilibra ese humor bufonesco con reflexiones filosóficas profundas?
El verdadero bufón siempre ha sido así. En el siglo XII o XIII, los bufones de las cortes reales tenían el derecho de mofarse del emperador o del rey, porque en la época medieval se entendía que esta capacidad de burlarse incluso del poder venía acompañada de una filosofía, de una visión profunda de la vida y del mundo. Ese es el equilibrio que siempre ha existido en la figura del bufón: humor y reflexión profunda.
Yo he crecido en esa tradición. Mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo, todos ellos me inculcaron esta visión. Mi abuelo solía decirme: “Nos llamamos Bassi, que en italiano es el plural de 'basso', lo que significa gente de baja condición social. Nuestro apellido es 'los Bajos”. Mi abuelo me recordaba constantemente que representamos la opinión de la gente que no tiene nada. Y cuando no tienes nada, tampoco tienes nada que perder.
Es precisamente esa falta de posesiones lo que te permite reírte de todo, porque no te pueden arrebatar nada si no tienes nada que perder. Esta es la sabiduría y la espiritualidad de los más humildes y de los bufones. Cada día, cuando me despierto, estoy convencido de esto: soy de los de abajo, y eso me da una libertad total para decir y hacer lo que quiero. Porque no temo perder lo que nunca tuve, y esa libertad es lo que me permite mantener siempre el equilibrio entre el humor bufonesco y las reflexiones filosóficas profundas.
Ahora que está reflexionando sobre su vejez. ¿Cómo le gustaría que las futuras generaciones recuerden a Leo Bassi?
Todo lo relacionado con el “Paticano”, la escritura de la Biblia Patólica que estoy terminando y todo lo que estoy creando con ello, es donde reside lo más fuerte de mi obra.
Soy muy consciente del paso del tiempo, de la inevitabilidad de la muerte que, probablemente, no está muy lejos. Por eso, me estoy organizando para asegurarme de que mi legado, mi obra, siga viva en la memoria de la gente durante miles de años. ¿Ves? No soy modesto.
Siempre ha luchado por la libertad de expresión y por el libre pensamiento. ¿Cuál ha sido su mayor triunfo en esta batalla?
Poder seguir renovándome en cada generación y no quedarme anclado en el pasado ha sido clave para lo que hago. Un ejemplo es “la Iglesia del Paticano”, la iglesia y capilla que he creado.
El público que viene a verme sigue creciendo, cada vez hay más gente. Tengo la sensación de que mis provocaciones no han sido en vano, que lo que he hecho ha tocado a las personas, tal vez no a todo el público, pero sí a algunos muy profundamente. Y como sucede en la vida, ahora, en esta etapa, he empezado a cosechar lo que sembré hace años.
Los teatros llenos, el “Paticano” lleno, todo esto es una muestra de que no me equivoqué. A pesar de haber seguido una carrera fuera de las normas, alejado del mundo de la cultura oficial, sin apoyo económico, a mi manera y a mi ritmo, el éxito que tengo hoy me demuestra que no estaba equivocado.
¿Ha fundado la religión del patito de goma?
Sí. El patito de goma simboliza lo pequeño, lo intrascendente, lo que no tiene poder. Es básicamente una víctima en un mundo dominado por los grandes poderes, pero es feliz con su pequeñez. Y eso es lo que yo predico en la “Iglesia Patólica”: que los grandes poderes económicos y políticos están por encima de nosotros, hacen lo que quieren, nos hablan de democracia, pero todo es falso. Las elecciones no cambian nada fundamentalmente. Del otro lado, la verdadera resistencia es, en primer lugar, ser consciente de que todo esto es una gran mentira controlada por unos pocos. En segundo lugar, saber reírse de todo ello. Descojonarse en la cara de los poderosos que creen que nos están engañando con su falsa narrativa de democracia.
En esencia, eso es lo que los bufones siempre han hecho: señalar la verdad a través de la risa, mostrar el absurdo del poder y mantenerse fuera de sus garras.
¿Cómo utiliza la “Iglesia Patólica” para poner en evidencia las contradicciones de la narrativa oficial?
Si vas a una iglesia hoy en día, verás que hay muy poca gente y son todos viejos. En mis “misas”, la media de edad es de entre 18 y 20 años. Sin ningún apoyo de patrocinadores, no hay empresas detrás de mí, nadie. No hay ninguna subvención del Estado español ni de otros estados.
Cuando la gente entra en el “Paticano”, una de las primeras cosas que sorprende es que no estamos en el año 2024. Cruzan la puerta de mi iglesia, están en el año 74.012. ¿Por qué? Para ser sincero, el nacimiento de Jesús me es bastante indiferente. No tengo nada en contra de Jesús, pero la fecha de su nacimiento no significa nada para mí, ya que no sigo esa creencia.
Entonces, inmediatamente surge la pregunta: “Si no estamos en 2024, ¿en qué año estamos?” Y ahí es cuando hago una pequeña reflexión de bufón y cómico. Como artista, me considero parte de esa estirpe de seres humanos que crean cosas que no son directamente útiles, sino que nacen de la imaginación. Me pregunté: “¿Cuál sería el nacimiento del primer artista de la humanidad?”
Evidentemente, la historia no puede señalar a esa persona exacta, porque los primeros humanos eran cazadores y recolectores. Pero en algún momento, alguien tuvo que haber sido el primero en crear una obra de arte. Así que investigué y descubrí que la obra de arte más antigua que conocemos hasta hoy tiene unos 74.000 años. Se encontró en una cueva en Sudáfrica: una piedra con unas líneas y dibujos que claramente son intencionados, fruto de la creatividad humana. Los arqueólogos han datado esta piedra y, hasta la fecha, no han encontrado nada más antiguo.
Cuando descubrí esto, hace 12 años, justo cuando abrí el “Paticano”, decidí establecer ese año como el punto de partida de nuestra cronología. Así que aquí estamos en el año 74.012, porque el Paticano ya tiene 12 años de historia.
Y con esto también desafío a las personas que no son cristianas, que se consideran ateas. ¿Por qué siguen midiendo el tiempo según el calendario cristiano, si no creen en él? Si no eres cristiano, ¿en qué año estás?
El Diario
“Occidente no recuerda que los países africanos se crearon para fallar”
Cansado de los estigmas que reducen el continente africano como a un país, Dipo Faloyin, periodista nigeriano que ahora reside en el Reino Unido, reivindica la riqueza de la sociedad africana y sus conexiones con occidente.
Maria d'Oultremont
Dipo Faloyin estaba harto de escuchar suposiciones del país donde creció: Nigeria. “Me cansé de escuchar a la gente que asumía que tenía leones y tigres como mascotas en casa”, aseguró a este medio. Ahora, Faloyin vive en el Londres donde ejerce como periodista y editor jefe de Vice News. También es autor de África no es un país. Y otros estereotipos que debemos erradicar, su último libro en el que enfatiza aquello que muchas producciones culturales occidentales tienden a olvidar: que en África hay “1.400 millones de personas, más de 2.000 idiomas y 54 países separados, con sus propios deseos, esperanzas, sueños y direcciones diferentes”. Su mensaje es claro: el continente está lleno de oportunidades, y su creatividad y energía son necesarias para enfrentar los desafíos que tiene por delante.
Dirigido a los curiosos, este libro publicado por Capitan Swing es la base para entender de dónde viene la concepción que, según Faloyin, tenemos actualmente de África: un continente integrado de “Estados fallidos”, muerte y mucho sufrimiento. Una lucha que, según el autor, sólo mediante la educación y el conocimiento de la historia se logrará cambiar.
Asegura que “África siempre ha sido vista y tratada como una idea más que un lugar”, ¿es ese el principal problema que tenemos los occidentales?
Esta tesis es uno de los fundamentos del libro. Si cerramos los ojos y pensamos en África, en el imaginario común existen dos ideas. La primera es la pobreza; la segunda, el safari. Y esas ideas responden a la visión del continente como una misión, como un lugar que necesita ser salvado o un lugar donde puedes interactuar con animales y, luego, salir. No se piensa como una realidad o como un lugar donde –también– pasan cosas mundanas como despertar, ir a la escuela, ir a trabajar, ir a un restaurante o incluso a un bar para reunirse con amigos. Esa es la diferencia fundamental. Porque cuando se escucha la palabra África, se piensa en causas, problemas, un lugar donde ocurre dolor y desastre. En ese sentido, África se convierte en una palabra que representa algo que no está basado en las vidas individuales de las personas. Y eso es lo que creo que debe cambiar.
¿Y cómo debe hacerse?
Desde la gente que piensa como yo. Gente que ve a África como una región interconectada, en el que existen 1.400 millones de personas, más de 2.000 idiomas y 54 países separados, con sus propios deseos, esperanzas, sueños y direcciones diferentes.
Cuando empezamos a ver el continente a través de este reino de diversidad y curiosidad, será mucho más fácil pasar de la idea de dolor y sufrimiento a una visión del continente con sus diferencias.
La visión de África como una ‘misión' recuerda a la ‘misión civilizadora' propia del colonialismo. En uno de los capítulos enfatiza la perpetuación de ese imaginario africano a través de la intervención externa y, también de las organizaciones humanitarias, vistas como el síndrome de ‘el salvador blanco'.
Ese fue el mito que comenzó en la Conferencia de Berlín en 1884*, y es algo que tenemos que cambiar. A día de hoy, en el Reino Unido, en Alemania, en Francia o en Bélgica, la manera en la que se habla del continente es como este lugar oscuro en el que casi nada existía antes de que los europeos vinieran a “civilizarlo”.
Además, las campañas humanitarias han hecho posible que veamos el continente a través de unas lentes muy simplistas, con un impacto muy negativo. Estas se han estado lucrando mediante la reproducción de un cierto tipo de imágenes y obviando otras. No es que en África no haya crisis, porque las hay. El tema es que estos problemas son específicos y propios de una región concreta.
Sin embargo nosotros [Occidente] tenemos una representación de África como si fueran única, sin ver lo que hay más allá. Vemos lo que nos enseña la televisión.
*La Conferencia de Berlín de 1884, liderada por Otto von Bismarck junto con el resto de las potencias europeas, fue el evento histórico para el colonialismo que terminó con la configuración geopolítica del continente africano.
¿Cómo se puede asegurar que las inversiones y las ayudas realmente beneficien a las comunidades locales y no solo a los inversores extranjeros o a las élites políticas locales?
Esa es una preocupación muy válida. Creo que una de las claves es la transparencia y la rendición de cuentas en cómo se utilizan los fondos. Las comunidades locales deben estar involucradas en la toma de decisiones sobre cómo se invierte el dinero y cuáles son las prioridades. También es importante que las inversiones estén dirigidas a proyectos que realmente beneficien a la mayoría de la población, como infraestructuras, educación y salud. Y necesitamos mecanismos para asegurar que las ganancias de estas inversiones se reinviertan en las comunidades y no se desvíen a otros lugares.
El libro muestra todos los estigmas que hemos heredado del colonialismo ¿Cómo debemos descolonizar la mente?
Mediante la educación. Y para ello primero hay que ser conscientes y entender las realidades que propagó el colonialismo y lo que hizo.
Basta con conocer cómo comenzó el colonialismo en África, cuáles fueron sus motivos, sus implicaciones o cómo afectó el reparto de las fronteras para cambiar la narrativa externa del continente. De este modo, pasaríamos de confundir esta tierra donde la gente está sufriendo “sin ningún motivo” para darnos cuenta de cuánto de eso ha sido dañado deliberadamente por estas personas [colonos].
No pretendo condenar a nadie, pero es necesario entender la historia para asegurarnos de que no lo repetiremos en el futuro. Y por eso he escrito este libro, para mostrar las realidades con las que quizás no hemos crecido. Sólo con conocimiento se puede cambiar de actitud –y de ideas– para estar en consonancia con la realidad que hay.
Y esa visión de África como un continente pobre del que todos quieren huir es una narrativa cada vez más utilizada por la extrema derecha con el fin de prevenir la inmigración. Sin embargo, el 80% de la inmigración africana se produce dentro del continente...
Sí, es un desafío enorme. Y creo que la narrativa sobre África y la inmigración es una de las más dañinas y persistentes. Es cierto que la mayoría de los africanos migran dentro del continente, y eso tiene que ser algo de lo que hablemos más, mostrando cómo los africanos están buscando oportunidades en otros países africanos, y cómo eso está fomentando el desarrollo y la cooperación dentro del continente.
La narrativa en Europa a menudo es muy limitada y está centrada en la inmigración hacia Europa, pero de ninguna manera es una representación de la realidad africana.
El libro trata de hacer ver que no existe tanta diferencia entre las sociedades africanas y occidentales. ¿Puede ponernos ejemplos?
Te respondo así: cualquier cosa que te interese también existe en el continente africano. Si eres alguien que ama las ciudades pequeñas, los pueblos o paisajes con largas caminatas, lo encontrarás. Si eres alguien a quién le gustan las ciudades locas, los restaurantes y los bares, también. Si quieres hacer surf, ir a la playa, hacer un voluntariado o hacer dinero y crear un negocio, también.
Tal vez existan conexiones entre culturas concretas. Por ejemplo, la gente dice que los nigerianos y los italianos son muy similares porque hay un poco de caos, pasión y amor por la comida. También porque en ambos países conducimos de forma caótica. Pero la base del libro y también mi consejo es que, sea lo que sea que te interese, lo que te dé curiosidad, también está en el continente y, quizás, de una forma que no has experimentado. La conexión entre las culturas empieza cuando buscamos cosas o intereses que son verdaderos.
Nigeria cuenta con una industria cinematográfica muy importante. De hecho, se la conoce como Nollywood ¿Por qué deberíamos consumir más sus películas y en qué se diferencia de Hollywood?
Nollywood es una industria que lucha para que veamos a los africanos como seres humanos que viven vidas que son complicadas, pero también mundanas. Muestra las luchas diarias, las alegrías, las dinámicas que juegan cuando la gente está tratando de construir su vida. Historias de vida que pueden ser duras, dramas amorosos; películas de amistades, traición y honor. Nollywood cuenta historias de la vida diaria con respeto, lo que es algo obvio y fundamental pero que no siempre ocurre. Si Hollywood decide hacer algo similar entonces creo que veremos muchas mejoras. Las historias se pueden contar de distintas formas.
¿Podría hablarnos del ‘Año del Retorno'? ¿Qué implicaciones tiene para la diáspora africana?
El Año del Retorno fue una iniciativa establecida por el Gobierno de Ghana, que animó a la gente de toda la diáspora negra a que regresaran al continente. Fue una campaña para regresar a “casa” [para conmemorar los 400 años transcurridos desde que el primer barco de esclavos atracara en Jamestown (Virginia), en los Estados Unidos. Se calcula aproximadamente que 17 millones fueron vendidos en barcos hacia América]. Se incentivó a la diáspora negra a que viniera y explorara lo que había perdido, aunque muchos de ellos no supieran de qué país procedían.
Ghana ofrecía la nacionalidad para las personas de toda la diáspora negra, y en algunos casos llegó a ofrecer hogares. Esta iniciativa coincidió con el Black Lives Matter. Es decir, en un momento en el que personas negras de todo el mundo quizás se sentían discriminadas y estaban buscando una conexión cultural.
Fue una decisión realmente interesante del Gobierno ghanés crear un proyecto que alentaría a las personas a regresar a casa, a lo que tal vez considerarían su hogar o lo que podría ser su hogar. Podría ser solo una visita o una reubicación completa. El objetivo era empezar a construir algún tipo de conexión que tal vez habían perdido.
Black Lives Matter es un ejemplo de un movimiento internacional que, de alguna manera, también reivindicó el pasado colonial europeo y su legado. Un movimiento al que recurre a lo largo del libro es el de #EndSARS*, una movilización pacífica que nació como oposición a la brutalidad policial nigeriana ejercida por el Escuadrón Especial Antirrobo (SARS, por sus siglas en inglés). ¿Qué nos enseñó?
#EndSARS es una historia maravillosa de organización local, activismo de la juventud, aprendizaje del pasado y unir diferentes grupos étnicos. Una mezcla de todas las cosas que querrías ver de una generación de jóvenes activistas que están tratando de cambiar las condiciones de su país [Nigeria]. Y el papel de la juventud es muy importante, porque es un ejemplo muy bueno de la capacidad de agencia, una muestra de cómo la gente está luchando por sus naciones.
Además, #EndSARS fue movilizado especialmente por las mujeres que fueron parte de la coalición femenina [Feminist Coalition], que trabajaron para intentar organizarse de una manera que no solo se centraba en sí mismas, sino que también lo hicieron en beneficio de los demás. A pesar de que el patriarcado en África también existe y, desgraciadamente, las mujeres siguen subyugadas al hombre, ejemplos como este muestran que hay comunidades y movimientos activistas que son capaces de liderar de una manera que no necesariamente se ve en otros países occidentales.
*' El movimiento #EndSARS nació en protesta de las SARS, una unidad de la fuerza policial nigeriana responsable de hacer frente a crímenes violentos, atracos y secuestros. Sin embargo, desde su formación en 1992, se les ha acusado de llevar a cabo asesinatos extrajudiciales y arrestos ilegales, así como de extorsionar a jóvenes.
Y, como usted dice, el activismo, como el caso de #EndSARS, “no iba de líderes, sino de liderazgo”. Sin embargo, vemos que en África persiste la idea de la figura del líder y de los “estados fallidos”... ¿Se necesita fomentar ese liderazgo? ¿De qué manera?
A través de la gente. Para lograr un cambio sostenible, este tiene que venir de la gente. Y, desde ahí, esperar y ver si va a traer algún cambio, eso sí, eso es diferente en cada país y que variará en función de los deseos de las poblaciones locales, de los movimientos civiles, de los jóvenes y los grupos activistas… Pero antes tienen que movilizarse. Nadie más puede hacerlo por ellos.
Durante el periodo de la independencia, había ciertos líderes que apostaban por el panafricanismo. Sin embargo, la construcción de un nuevo país desde cero, quizás, dejo esta idea en un segundo término… ¿fue ese el “fracaso” de estos Estados que ahora percibimos como fallidos?
Son cosas diferentes. El panafricanismo no necesariamente reemplaza o sustituye los deseos individuales de los líderes. El panafricanismo se entiende como una manera de mirar hacia el futuro colectivamente, y eso es algo que en sí es complicado.
Durante la década de la independencia, Nkrumah [primer presidente de Ghana] fue uno de los líderes que se percató de las experiencias traumáticas que el colonialismo dejó a las sociedades africanas. Por eso, Nkrumah pensaba que habría que aproximar el futuro juntos. En ese momento, hubo un número de líderes independientes que, por razones comprensibles, querían centrarse en los países por los que habían luchado y crear esas naciones que pensaban que se merecían.
No se puede decir que el panafricanismo de Nkrumah hubiera funcionado, porque, de nuevo, un movimiento panafricano requería un liderazgo para unir a diversos pueblos –con sus respectivas historias– bajo un único anillo, y eso en sí podría haber llevado a constantes peleas y desacuerdos. Lo que obtuvimos en lugar de eso fueron países individuales tratando de enfrentarse al futuro, a tomar lo heredado e intentar convertir la nueva nación en un lugar mejor. No es algo que sea fácil, sino más bien complejo. Los países africanos fueron creados esencialmente para fallar. Occidente no recuerda que en sus orígenes yacen acuerdos de negocios. De modo que ahora miran a estos países como “estados fallidos”. Pero, me repito, para entender lo que ocurre es imprescindible querer saber y darse cuenta de que sólo la historia nos ayudará a superar estos prejuicios.
¿Significa que los poderes coloniales influyeron en los derechos a los poderes de ciertos dictadores?
Durante la Guerra Fría y las disputas entre Estados Unidos y la Unión Soviética, estas superpotencias empoderaron a ciertas figuras autoritarias. También se dividió y enfrentó a diferentes grupos étnicos, apoyando a unos y generando rivalidades con otros. Se educó, se proporcionaron armas y también se dio mucha riqueza para subyugar a unos grupos. Hay muchas dinámicas del colonialismo que impactaron, pero que no se discutieron. Y, en su lugar, sin tener en cuenta esos impactos del colonialismo ves a los africanos y te preguntas ¿qué está mal con ellos? ¿Por qué no aprecian la democracia? Pero ese no es el caso. No ese “desastre” no es necesariamente representativo del continente.
¿Si borráramos las fronteras establecidas en la Conferencia de Berlín, cree que terminarían los problemas étnicos? ¿O ya es tarde?
Es una pregunta interesante y fue la pregunta más cuestionada después de la independencia. ¿Qué haces con estas fronteras? ¿Dónde empiezas? Obviamente es un proceso complicado y, como dices, es demasiado tarde para empezar a redibujar fronteras y mapas a nivel continental. Ahora ya hay nuevas historias, idiomas y lenguajes. Hay tradiciones que que se han perdido pero otras que se han ganado.
Ahora, en África se está creando un orgullo. Los países están creando un patriotismo para las generaciones más jóvenes que no han conocieron nada más que esos “estados nuevos”, y eso es importante tenerlo en cuenta. La mayoría de los países africanos tienen 60 años, y esta generación más joven que busca tener un impacto en su país ya está llegando a la edad de gobernar. Habrá que ver si la generación millennial puede tener un gran impacto en la reestructuración de estos países y de qué manera.
Así se fabrica una guerra
En este artículo vamos a desarrollar basándonos, principalmente, en La otra historia de Estados Unidos el concepto de guerra cultural y su importancia para el desarrollo de la Primera Guerra Mundial. Es un conocido caso de propaganda política estatal cuyo objetivo era propiciar que Estados Unidos abandonase su habitual aislacionismo y neutralidad en los conflictos internacionales para pasar a ser parte activa en la guerra. Se desarrolló para este fin un amplio catálogo de actividades, tanto en Estados Unidos como en el extranjero, que pueden considerarse como el inicio de la propaganda de Estado.
El capítulo 14 de “La otra historia de Estados Unidos” se titula “La guerra es la salud del Estado”. Es una frase del escritor R. Bourne. De hecho, cuando varios países europeos entraron en guerra en 1914, los Gobiernos prosperaban, el patriotismo florecía, la lucha de clases se había apaciguado y los jóvenes morían en cantidades aterradoras en los campos de batalla, casi siempre por unos cientos de metros de tierra entre dos líneas de trincheras.
James Wadsworth, senador por Nueva York, sugirió que el entrenamiento militar debería ser obligatorio para evitar que “este pueblo nuestro se divida en clases”.
El cumplimiento supremo de esa obligación se estaba llevando a cabo en Europa. 10 millones de personas morírían en los campos de batalla y otros 20 de hambre y enfermedades relacionadas con la contienda. Desde entonces nadie ha sido capaz de demostrar que la guerra aportara algún beneficio que compensase la pérdida de una sola vida humana.
Los ciudadanos británicos no se enteraban de esas matanzas. Un escritor inglés recordó que: “Aunque se hubiera producido la derrota más sangrienta de toda la historia de Gran Bretaña (…), nuestra prensa se mostraba insustancial, pletórica y gráfica, y nada dejaba ver que no había sido un gran día, una victoria, en realidad”. En el bando alemán sucedía lo mismo, tal como escribió Erich María Remarque en su excelente novela: los días en que las ametralladoras y los obuses destrozaban a miles de soldados, los comunicados oficiales anunciaban: “Todo tranquilo en el frente occidental”.
En la primavera de 1917, Estados Unidos cayó en ese pozo de muerte y engaño. En el ejército francés empezaban a producirse motines. Hubo insurrectos en 78 de sus 112 divisiones, se juzgó y condenó a 629 soldados y se fusiló a 50. Las tropas estadounidenses eran absolutamente necesarias.
El pueblo estadounidense no quería ir a la guerra
Al día siguiente de que el Congreso declarara la guerra, el Partido Socialista convocó una convención de emergencia en San Luis y anunció que la declaración era «un crimen contra el pueblo de Estados Unidos». En el verano de 1917, los mítines socialistas pacifistas organizados en Minnesota atraían a multitudes -5.000, 10.000, 20.000- agricultores, que protestaban contra la guerra, el reclutamiento y la especulación. Un periódico de Wisconsin, The Plymouth Review, afirmó que seguramente «ningún partido se ha fortalecido con tanta rapidez como el socialista en este momento». Informó de que «miles de personas se congregan para escuchar a los oradores socialistas en lugares en los que unos pocos cientos de participantes se consideran una aglomeración». The Akron Beacon Journal, un periódico conservador de Ohio, publicó que «pocos analistas políticos (…) no admitirían que, si se celebraran unas elecciones en este momento, una poderosa marea socialista inundaría el Medio Oeste». Aseguró que el país «jamás se ha embarcado en una guerra tan impopular».
A pesar de la propaganda y el patriotismo, en las elecciones municipales de 1917 los socialistas obtuvieron unos resultados extraordinarios. Su candidato a la alcaldía de Nueva York, Morris Hillquit, obtuvo un 22 % de los votos, 5 veces más de los que se conseguían habitualmente allí. En Chicago, el voto al partido pasó de un 2'6 % a un 30'2 %.
Wilson, ese pacifista que llevó a EE.UU. a la guerra
Hofstadter asegura que las “necesidades económicas” impulsaron la política bélica de Wilson. En 1914 comenzó una recesión grave en Estados Unidos. Más tarde, J.P. Morgan afirmaría: “La guerra comenzó en un momento difícil (…). Las empresas estaban en decadencia, los precios agrícolas se hundían, el desempleo era importante, la industria pesada trabajaba muy por debajo de su capacidad y se habían suprimido las compensaciones bancarias”. Pero en 1915, los pedidos de material bélico de los Aliados –en su mayor parte de Gran Bretaña- reactivaron la economía, y para abril de 1917 se habían vendido más de 2.000 millones de dólares en suministros para los Aliados. Según indica Hofstadter: “Estados Unidos se asoció con los Aliados en la fatídica unidad de la guerra y la prosperidad”.
El capitalismo estadounidense necesitaba la rivalidad internacional –y las guerras periódicas- para crear una unidad artificial de intereses entre los ricos y los pobres que suplantara la genuina comunión de intereses entre los pobres, demostrada en algunos movimientos esporádicos. Es difícil saber hasta qué punto eran conscientes los empresarios y los hombres de Estado, pero sus actos, aunque no fueran del todo intencionados, sino solo el producto de un impulso instintivo de supervivencia, encajaban con ese esquema. Y en 1917 ese proceso exigía que hubiera un consenso nacional sobre la guerra.
El Gobierno tuvo que esforzarse
El Gobierno tuvo que esforzarse para conseguir ese consenso. El que no se manifestara una urgencia espontánea por combatir lo sugieren las firmes medidas que se tomaron: reclutamiento de jóvenes, una minuciosa campaña de propaganda en todo el país y castigos severos para los que se negaran a acatar las reglas.
A pesar de las conmovedoras palabras de Wilson sobre la guerra “para acabar con todas las guerras” y “conseguir un mundo seguro para la democracia”, los estadounidenses no se apresuraron a alistarse. Se necesitaban 1 millón de hombres, pero en las 6 semanas siguientes a la declaración de guerra solo se habían alistado 73.000. El Congreso votó de forma abrumadora el reclutamiento forzoso.
Cuando el presidente Woodrow Wilson tuvo que afrontar la participación de su país en la Gran Guerra, se vio limitado por la presencia de una serie de construcciones ideológicas que habían mantenido a los Estados Unidos fuera de los asuntos europeos. Era una creencia extendida entre amplios sectores de la sociedad norteamericana que la preservación de los valores de la libertad y la democracia exigía mantener las distancias respecto de un Viejo Continente contaminado por siglos de rencillas intestinas. Resultaba, por tanto, imprescindible que Wilson y sus colaboradores convencieran a los ciudadanos de dos cosas: por una parte, que era precisamente en defensa de la democracia por lo que los Estados Unidos debían intervenir en la contienda; por otro lado, que la promoción a largo pla-zo de los valores de la libertad exigía una cierta restricción de los derechos que ésta otorgaba mientras durase la lucha. Asimismo, el ideal de cruzada por una libertad concebida al estilo estadounidense podía servir para allanar el camino al esfuerzo bélico de Norteamérica en el exterior.
El Comité de Información Pública
George Creel, un periodista veterano, se convirtió en el propagandista oficial del Gobierno en cuestiones de guerra; creó un Comité de Información Pública para convencer a los estadounidenses de que la contienda era justa. Contrató a 75.000 oradores, que ofrecieron 750.000 discursos de 4 minutos en 5.000 ciudades y pueblos estadounidenses. Fue un esfuerzo masivo para estimular a un pueblo reacio. A principios de 1917, un miembro de la Federación Cívica Nacional se quejó de que ni los “trabajadores ni los agricultores” tomaban “parte ni mostraban interés en los esfuerzos que estaban llevando a cabo las ligas de seguridad y defensa, ni en ningún otro movimiento para preparar el país”.
El Comité de Información Pública (CPI) fue un enorme aparato de divulgación de noticias y publicidad que, según muchos historiadores, sería a todos los efectos el origen de la moderna propaganda de Estado. (…) Podría alegarse que los actos propagandísticos por parte de los organismos públicos se dieron ya en tiempos antiguos –véanse los desfiles triunfales de los romanos o los discursos inflamados de los oradores griegos–, pero fue en la I Guerra Mundial cuando su uso se hizo sistemático y masivo. Ya no se trataba de acciones esporádicas vinculadas a la iniciativa personal del poderoso de turno, sino de un gran aparato publicitario organizado a nivel institucional, financiado con grandes cantidades de dinero público y dirigido por la burocracia estatal. El objetivo del comité fundado por Wilson era convencer a la opinión pública de que la participación de Estados Unidos en la guerra era necesaria y noble, pues pretendía acabar con la tiranía y preservar las instituciones democráticas.
En 1914 los periódicos habían relatado las espantosas matanzas que se estaban produciendo en las trincheras europeas. Esa información había reforzado los sentimientos pacifistas de una población que acababa de reelegir a Wilson, entre otras cosas, porque acudió a las urnas con el lema de que había mantenido al pueblo norteamericano fuera de la guerra. Así que, para convencer a sus ciudadanos de la necesidad de entrar en combate había que alimentar las pasiones patrióticas, convertir a los alemanes en enemigos odiados y temidos, difundir la necesidad de aceptar sacrificios y apretarse el cinturón, favorecer el alistamiento de voluntarios y fomentar la compra de bonos de guerra. Eso requirió organizar un bombardeo propagandístico sin precedentes en la historia de la humanidad.
Creel reunió a un equipo de artistas, escritores, reporteros, músicos y profesionales de la publicidad y del entretenimiento. Sus hombres organizaron mítines y desfiles, sacaron carteles e ilustraciones y promocionaron películas y canciones patrióticas. Entre trabajadores y voluntarios, casi 150.000 personas participaron en las actividades del CPI. Además, el comité preparaba notas para la prensa que explicaban los objetivos de la guerra, relataban las hazañas de los soldados y describían las grandes virtudes de los aliados. Los periódicos no estaban obligados a publicarlas, aunque la mayoría lo hacía, pues nadie quería ser excluido de los canales de información oficiales. El Gobierno no suprimió la libertad de expresión, pero apeló a la autocensura y publicó una lista de temas que los medios de comunicación tenían que evitar para no poner en peligro los esfuerzos bélicos.
El CPI se encargaba de la difusión de un boletín oficial y de otras revistas patrióticas como Stars and Stripes (Barras y estrellas). A lo largo de la guerra, los ilustradores contratados por Creel crearon unos 1.500 diseños que sirvieron para hacer cien millones de copias de carteles que inundaron las calles y las oficinas públicas del país. El dibujante Montgomery Flagg fue el autor del póster más célebre. Aparecía el Tío Sam, símbolo de Estados Unidos, apelando al ciudadano con el reclamo: I Want You For U.S. Army (Te requiero para el Ejército de los Estados Unidos). Flagg se inspiró en un cartel de 1914 del artista inglés Alfred Leete. En este caso, era el secretario de Estado para la Guerra del Reino Unido, lord Kitchener, quien invitaba a los británicos a alistarse en el ejército de su majestad.
También trabajó con la oficina de correos para censurar la contrapropaganda sediciosa. Creel estableció divisiones en su nueva agencia para producir y distribuir innumerables copias de folletos, comunicados de prensa, anuncios de revistas, películas, campañas escolares y los discursos de los Cuatro Minutos. CPI creó carteles coloridos que aparecieron en todos los escaparates de las tiendas, llamando la atención de los transeúntes durante unos segundos.
Las salas de cine fueron muy concurridas y el CPI capacitó a miles de oradores voluntarios para hacer llamamientos patrióticos durante los descansos de cuatro minutos necesarios para cambiar de carrete. También hablaron en iglesias, logias, organizaciones fraternales, sindicatos e incluso campamentos madereros. Los discursos se realizaron principalmente en inglés, pero se llegó a los grupos étnicos en sus propios idiomas. Creel se jactó de que en 18 meses sus 75.000 voluntarios entregaron más de 7,5 millones de oraciones de cuatro minutos a más de 300 millones de oyentes, en una nación de 103 millones de personas. Los oradores asistieron a sesiones de capacitación a través de universidades locales y recibieron folletos y consejos para hablar sobre una amplia variedad de temas. Se encargó a los historiadores que escribieran panfletos e historias en profundidad sobre las causas de la guerra europea.
Un informe publicado en 1940 por el Council on Foreign Relations le da crédito al comité por haber creado «el motor de propaganda de guerra más eficiente que el mundo haya visto jamás», produciendo un «cambio revolucionario» en la actitud pública hacia la participación de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial:
En noviembre de 1916, el lema de los partidarios de Wilson, «Él nos mantuvo fuera de la guerra», jugó un papel importante en la victoria electoral. En ese momento una gran parte del país estaba apático… Sin embargo, en un período muy corto después de que Estados Unidos se había unido a los beligerantes, la nación parecía estar entusiasmada y abrumadoramente convencida de la justicia de la causa de los Aliados, y por unanimidad decidido a ayudarlos a ganar. El cambio revolucionario sólo se explica en parte por una repentina explosión de sentimiento latente anti-alemán detonado por la declaración de guerra. Debe atribuirse mucho más significado al trabajo del grupo de celosos propagandistas aficionados, organizado bajo la dirección del Sr. George Creel en el Comité de Información Pública. Con sus asociados planeó y llevó a cabo lo que quizás fue el trabajo más eficaz de propaganda de guerra a gran escala que el mundo haya presenciado jamás.
El Comité de Información Pública en España
Esta oficina propagandística, establecida en una nación que había considerado la propaganda como un medio impropio de la acción gubernamental, se encargó en un primer momento de difundir en el interior de los Estados Unidos esa visión de la guerra como lucha a favor de valores típicamente americanos. Sin embargo, no pasaría mucho tiempo antes de que se sugiriera la conveniencia de extender las actividades del Comité a otros países, entre los que se encontraba España. Como nación neutral más importante, y debido a su posición estratégica, aquélla fue vista por Washington como una plataforma idónea desde la que abastecer a los ejércitos norteamericanos destacados en Francia. La difusión en territorio español de las motivaciones que habían llevado a los Estados Unidos a unirse al bando aliado podía así servir para convencer a los habitantes de la Península Ibérica de que sería beneficioso para ellos colaborar con Norteamérica. Sin embargo, para llevar a cabo esta tarea, los estadounidenses habían de compatibilizar la propia imagen que querían ofrecer con sus concepciones acerca de España, que se habían formado precisamente en contraposición a sus propios valores.
A lo largo del otoño de 1917 varios representantes del cuerpo diplomático estadounidense destacados en España habían sugerido la posibilidad de poner en práctica una operación informativa. El 5 de octubre de 1917, el Cónsul en Valencia, John R. Putnam, se lamentaba de los efectos negativos que tenía en la opinión española la intensa campaña de prensa desatada por los grupos germanófilos: «Como los intereses aliados no parecen llevar a cabo ningún trabajo de propaganda, el público sólo escucha a uno de los lados, y en consecuencia debe empezar a creer que lo que oye [de los alemanes] es verdad, en cuanto tales declaraciones no son desmentidas». Por las mismas fechas, el agregado naval en Madrid, Benton C. Decker, exponía parecidos argumentos a sus jefes del Departamento de Marina, aunque utilizaba términos mucho más directos: «Queda enteramente de nuestra parte cultivar una buena opinión, o menospreciar su importancia y dejar el campo abierto para que los agentes enemigos difundan otra que nos sea contraria. Este campo está siendo laboriosamente cultivado en la actualidad por el enemigo, mientras nosotros no hacemos nada. Los agentes enemigos han movilizado todos los recursos hacia ese fin y, en mi opinión, se trata de una medida de guerra de gran importancia, que debería ser fuertemente combatida por medio de una propaganda exhaustiva e inteligente».
Decker se dedicó pronto a lanzar nuevas ideas para llevar a cabo el proyec-o. En agosto de 1917 había propuesto a Joseph E. Willard —embajador de los Estados Unidos en Madrid— preparar la difusión en España de una serie de películas norteamericanas; y un mes después le sugirió «enviar cuatro o cinco periodistas españoles dignos de confianza a ver nuestras fuerzas militares y navales en Francia, con vistas a dar a conocer […] el alcance de nuestra ayuda y preparación». En otro orden de cosas, de vez en cuando se ensayaba desde el Departamento de Estado la posibilidad de difusión de algunos folletos propagandísticos. Así, en octubre Lansing instruyó a su embajador en territorio hispano para que tradujese y difundiese un opúsculo titulado Cómo llegó la guerra a América, con el que se trataba de dar a conocer a los españoles las motivaciones que habían llevado a los Estados Unidos a incorporarse al bando de la Entente.
Utilizando palabras del propio Creel, podría decirse que la tarea de Marion radicaba en llevar «el evangelio del americanismo a todos los confines del Globo». De hecho, el pretendido papel del CPI como vehículo primigenio de ese conjunto de ideas, actitudes y comportamientos que vendría a conocerse como americanización, queda patente con tan sólo analizar los títulos de los rollos de película que el agente del Comité se encargó de distribuir por España. De las setenta y cuatro cintas que aparecen en un listado de remisión del mes de enero de 1918, tan sólo ocho se referían a algún asunto relacionado con el esfuerzo militar estadounidense. En cambio, treinta y una tenían como objetivo principal mostrar los avances técnicos de la industria y la agricultura norteamericanas. (…) Un tercer grupo de cintas, el más numeroso —con treinta y cinco rollos—, estaba constituido por documentales acerca de las principales ciudades, monumentos o lugares pintorescos de los Estados Unidos.
Por entonces los trabajos del agente del CPI habían dado lugar a un arduo debate interno en la Embajada norteamericana en España, donde las rivalidades personales preexistentes se mezclaron con las divergentes opiniones en torno a la efectividad de los propósitos del Comité. La discusión de fondo en la que todos ellos se enzarzaron tenía que ver precisamente con la universalidad de los ideales americanos, y por ende con la posibilidad de difundirlos exitosa-mente por la geografía peninsular. Pronto fue posible distinguir entre tres grupos claramente diferenciados por sus opiniones. El primero de ellos estaba encabezado por el propio Marion, el agregado naval Benton C. Decker y el asistente de este último, George A. Dorsey, quien llegaría a sustituir al representante del Comité durante sus ausencias de la capital de España. Todos ellos siguieron fielmente el pensamiento del presidente Wilson, para quien resultaba incuestionable la adaptabilidad de su programa a todos los rincones del orbe. El segundo sector tenía como líderes prominentes al agregado militar John W. Lang y su ayudante, el periodista George Bronson Rea. Ambos conformaron lo que podríamos denominar una línea pragmática o realista, abogando por campañas propagandísticas de corte clásico, centradas en la consecución de resultados inmediatos y carentes del trasfondo moralizante e idealista que guiaba a los subordinados de Creel. En su opinión los representantes estadounidenses debían contestar directamente a las provocaciones alemanas y tratar de demostrar que España tenía que ponerse del lado de Norteamérica no tanto por los principios que ésta defendía, como porque iba a resultar vencedora en la contienda. El tercer y último grupo estaba personificado por el propio embajador Willard, para el que cualquier tipo de campaña informativa se aparecía como una pérdida de tiempo. A su entender la única vía para hacer que los españoles apoyasen los esfuerzos estadounidenses pasaba por la aplicación de medidas de presión directamente dirigidas al gobierno, como los embargos sobre las mercancías estadounidenses destinadas a la Península Ibérica.
Quizá como consecuencia de esta rivalidad de opiniones, los representantes del Comité en España decidieron buscar la opinión de algún experto en la ma-teria. Para ello pusieron sus miras en Rafael Altamira, quien no mucho antes había intervenido en el Congreso de Historia del Pacífico celebrado en San Francisco el año 1915, a la vez que tenía lugar la exposición conmemorativa de la apertura del Canal de Panamá. La tarea que encargaron al conocido historia-dor español consistía en la confección de un informe que reflejase sus opiniones acerca de la manera de mejorar el ambiente de las relaciones hispano-norteamericanas. Altamira acometió esta labor señalando las dificultades que habrían de sortearse a la hora de lograr tal objetivo:
1.- La memoria de la guerra de 1898, que todavía persiste en muchas mentes, ya sea en forma de desconfianza hacia el futuro o de rencor a causa del pasado.
2.- La agitación provocada aquí por las publicaciones, conferencias, etc., de muchos hispanoamericanos, heridos en su patriotismo o en sus bolsillos, por los recientes acontecimientos políticos en América en los que el gobierno norteamericano ha tomado parte (Colombia, México, Centroamérica, etc.).
3.- La obligación moral de España pasa por velar los intereses y la independencia de las repúblicas hispanoamericanas, y por la necesidad de no aparentar desprecio o traicionar la confianza de muchas de ellas en relación con el imperialismo y el americanismo de los Estados Unidos. Cualquier aproximación entre España y los Estados Unidos requiere muchas explicaciones, debe estar bien razonada y basarse en garantías, con la intención de que no sea interpretada allí como una deserción respecto de los intereses de raza de la fraternidad hispanoamericana.
4.- La opinión de las colonias de emigrantes españoles que, en su mayoría, ven a los Estados Unidos como enemigos y considerarían una unión con ellos como una falta de patriotismo, a no ser que fueran profusamente informados de la utilidad y el alcance de dicha relación.
5.- La actitud antiamericana de la mayor parte de nuestros expertos americanistas.
Alianza Americana para el Trabajo y la Democracia
George Creel y el Gobierno crearon la Alianza Americana para el Trabajo y la Democracia, cuyo presidente fue Samuel Gompers; su objetivo fue «unificar el sentimiento de la nación» respecto a la guerra. Contó con delegaciones en 164 ciudades y muchos dirigentes sindicales colaboraron con ella. Sin embargo, según James Weinstein la alianza no funcionó: «El apoyo de la clase trabajadora a la guerra continuó siendo muy moderado…». Y a pesar de que algunos socialistas destacados como Jack London, Upton Sinclair y Clarence Darrow se declararon a favor de la contienda cuando Estados Unidos entró en ella, la mayoría de los socialistas continuó oponiéndose.
Samuel Gompers, presidente de la Federación Estadounidense del Trabajo y fundador de la Alianza Estadounidense para el Trabajo y la Democracia, declaró:
«Desarrollamos un plan para reunir en una organización a representantes del movimiento sindical estadounidense y representantes de lo que se conoce como organizaciones radicales. Los miembros de esta organización acordaron dejar de lado durante el período de la guerra cualquier diferencia que pudieran tener sobre el procedimiento y para unirnos en defensa de los principios fundamentales que defendió nuestro gobierno. Esta organización la llamamos Alianza Estadounidense para el Trabajo y la Democracia «.
Gompers presentó su propuesta a la administración de Wilson para su aprobación, obteniendo la luz verde del Consejo de Defensa Nacional y del Comité de Información Pública encabezado por George Creel. A esta última organización le gustó tanto la idea que llegó a convertir a la Alianza Estadounidense para el Trabajo y la Democracia en una de las principales agencias no oficiales a través de las cuales operaba el Comité de Información Pública.
Una de las organizaciones pacifistas de izquierda a la que Gompers y sus asociados se opusieron particularmente fue el Consejo Popular de América para la Democracia y la Paz, una organización nacional establecida en una reunión masiva de 20.000 personas celebrada en el Madison Square Garden en mayo de 1917.
Cuando Gompers se enteró de que el People's Council planeaba una conferencia nacional de la organización que se llevaría a cabo en St. Paul, Minnesota, en septiembre de 1917, que iba a ser «verdaderamente representativa del trabajo», Gompers respondió lanzando una contraconvención propia: pidiendo que se celebre una conferencia nacional de la Alianza Estadounidense para el Trabajo y la Democracia en la misma ciudad al mismo tiempo. George Creel, del Comité de Información Pública, se puso a trabajar reprimiendo la capacidad del Consejo Popular para celebrar una convención en cualquier lugar, escribió a un corresponsal de Minnesota que la organización antimilitarista estaba compuesta por «traidores y tontos» y lo alentó a movilizar a los ciudadanos cívicos conservadores organizaciones para aprobar resoluciones contra el Consejo Popular y para reunirse directamente con los editores de periódicos sobre el tema.
El 28 de agosto, menos de una semana antes del inicio programado de la convención del Consejo Popular, el gobernador Joseph Burquist de Minnesota prohibió la reunión del Consejo Popular con el argumento de que brindaría ayuda y consuelo a los enemigos de los Estados Unidos. Un esfuerzo posterior para celebrar una convención en Chicago fue interrumpido por la policía. Cuando el alcalde de Chicago «Big Bill» Thompson intentó intervenir, declarando que «los pacifistas son ciudadanos respetuosos de la ley» y que no «haría que se difundiera que Chicago niega la libertad de expresión a nadie», el gobernador de Illinois, Frank Lowden, movilizó a la Guardia Nacional de Illinois, enviando cuatro compañías de tropas a Chicago al día siguiente para asegurarse de que el Consejo Popular no pudiera reunirse.
Ley de Espionaje de 1917
En abril de 1917, el mismo mes en que declararon la guerra a Alemania, las cámaras legislativas estadounidenses aprobaron la Espionage Act. Su ratificación no llegó sino tras un arduo debate, tanto entre congresistas como en los medios de comunicación, a causa de las restricciones a la libertad de prensa que pretendía imponer. Por su nombre podría suponerse que fue una ley contra el espionaje. Sin embargo, contenía una cláusula que estipulaba penas de hasta 20 años de cárcel para «todo el que, mientras Estados Unidos esté en guerra, incite deliberadamente o intente incitar a la insubordinación, la deslealtad, el motín, o se niegue a cumplir con su deber en las Fuerzas Armadas o navales de Estados Unidos, u obstruya el servicio de reclutamiento o alistamiento de Estados Unidos». (…) La Ley de Espionaje se utilizó para encarcelar a todo estadounidense que hablara o escribiera contra la guerra.
Un año después de la aprobación de la ley, Eugene V. Debs, candidato presidencial del Partido Socialista en 1904, 1908 y 1912 fue arrestado y condenado a 10 años de prisión por pronunciar un discurso que «obstruía el reclutamiento». Se postuló nuevamente para presidente en 1920 desde la prisión. El presidente Warren G. Harding conmutó su sentencia en diciembre de 1921 cuando había cumplido casi cinco años.
En Estados Unidos v. Motion Picture Film (1917), un tribunal federal confirmó la incautación por parte del gobierno de una película llamada The Spirit of '76 con el argumento de que su descripción de la crueldad por parte de los soldados británicos durante la Revolución Americana socavaría el apoyo a El aliado de Estados Unidos en tiempos de guerra. El productor, Robert Goldstein, un judío de origen alemán, fue procesado bajo el Título XI de la Ley y recibió una sentencia de diez años más una multa de $ 5000. La sentencia fue conmutada en apelación por tres años.
El Director General de Correos Albert S. Burleson y los de su departamento desempeñaron un papel fundamental en la aplicación de la Ley. Ocupó su cargo porque era un partidario del Partido Demócrata y cercano tanto al Presidente como al Fiscal General. En un momento en que el Departamento de Justicia contaba con docenas de investigadores, la Oficina de Correos contaba con una red nacional. El día después de que la ley se convirtió en ley, Burleson envió un memorando secreto a todos los administradores de correos ordenándoles que «vigilen de cerca… los asuntos que se calculan para interferir con el éxito del… gobierno en la conducción de la guerra». Los administradores de correos en Savannah, Georgia y Tampa, Florida, se negaron a enviar por correo al Jeffersonian, el portavoz de Tom Watson, un populista del sur, un oponente del reclutamiento, la guerra y los grupos minoritarios. Cuando Watson solicitó una orden judicial contra el administrador de correos, el juez federal que escuchó el caso calificó su publicación de «veneno» y denegó su solicitud. Los censores del gobierno objetaron el titular «Civil Liberty Dead». En la ciudad de Nueva York, el administrador de correos se negó a enviar The Masses, una publicación mensual socialista, citando el «tenor general» de la publicación. The Masses tuvo más éxito en los tribunales, donde el juez Learned Hand descubrió que la ley se aplicó de manera tan vaga que amenazaba «la tradición de la libertad de habla inglesa». Los editores fueron luego procesados por obstruir el borrador y la publicación se dobló cuando se les negó nuevamente el acceso a los correos. Finalmente, la enérgica aplicación de Burleson se extralimitó cuando apuntó a los partidarios de la administración. El presidente le advirtió que ejerciera «la máxima cautela» y la disputa supuso el fin de su amistad política.
En marzo de 1919, el presidente Wilson, a sugerencia del fiscal general Thomas Watt Gregory, indultó o conmutó las sentencias de unos 200 prisioneros condenados en virtud de la Ley de Espionaje o la Ley de Sedición.
Noticias de Paz de Octubre: La guerra empieza aquí, mata y contamina, parémosla acá
En esta “guerra contra la vida” vamos a conocer los vínculos entre el antimilitarismo y la lucha contra la emergencia medioambiental, a través del audio con Quique, que nos contará de la semana de acción mundial para la Paz y la Justicia climática; con Tica Font conoceremos el Informe 65 del Centre Delàs: POR UNA POLÍTICA DE PAZ Y DESARME EN EUROPA y las propuestas para una Europa de la distensión, la paz y la seguridad compartida; así como el pulso de la alianza por el desarme nuclear; de la mano de Edu Aragón bucearemos en el último informe del Centre Delás sobre LA BANCA ARMADA Y SU CORRESPONSABILIDAD EN EL GENOCIDIO EN GAZA. La financiación de las empresas que fabrican las armas usadas en las masacres contra la población palestina. Con Ainhoa denunciaremos el régimen de frontera de la UE y el 20 cumpleaños de Frontex, que será el último(es nuestra lucha); y con Valeria aterrizaremos en una Canarias que se ama y se defiende con derechos para todas y en Paz. Y música de Pedro Pastor y Manu Chao. Por una Revolución Noviolenta.
Pincha acá para escucharlo:
https://www.ivoox.com/pan-rosas-not...
Quizás nos salve un cobarde
Guerra cognitiva y control de la información
La crisis ucraniana, el conflicto en el lejano Oriente y el genocidio palestino anuncian, para el mundo Occidental «basado en reglas», el prólogo de una crisis social de proporciones épicas. El capitalismo neoliberal se enfrenta a una de sus mayores crisis existenciales. El mundo transita de un orden unipolar a otro multipolar evidenciando la decadencia del imperio norteamericano. En este contexto, las élites dominantes y la burguesía transnacional están implementando formas de control social sin precedentes. Los grandes conglomerados financieros, ante la amenaza de perder su hegemonía, han optado por restringir las libertades públicas. Promueven, por otra parte, movimientos de carácter mesiánico, el revisionismo histórico, pasando por falsos debates identitarios o el ecologismo reaccionario. Para asegurar el uso del poder, financian a partidos y movimientos de extrema derecha que se presentan en algunas ocasiones bajo la máscara de «europeístas» y, en otras, como populistas de derechas o izquierdas, dependiendo de las circunstancias. Estas fuerzas políticas, cuidadosamente moldeadas, permiten a los grupos financieros mantener su influencia política mientras neutralizan la resistencia popular. En este contexto de restricción de libertades y manipulación política, las tecnologías de vigilancia masiva y censura cobran un protagonismo central.
En agosto de 2024, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos (ODNI) presentó un documento que, camuflado como un procedimiento burocrático más, en realidad representa un cambio profundo en la manera en que se lleva a cabo la vigilancia a nivel mundial. Bajo el nombre de «Intelligence Community Data Co-op» (ICDC), el proyecto propone la creación de una plataforma centralizada para recopilar y analizar enormes cantidades de información de cualquier individuo en todo el mundo. La imagen del gran hermano de Orwell da un enorme salto adelante. Este sistema recopila datos de fuentes comerciales y públicas: desde el historial de compras y geolocalización hasta la actividad en redes sociales y registros de salud. Lo preocupante es que el proyecto permite a las agencias de inteligencia estadounidenses «evitar las restricciones legales» mediante la compra de datos a empresas privadas, sin necesidad de pasar por procesos judiciales que podrían retrasar las investigaciones. Esta nueva arquitectura de vigilancia convierte al ICDC en un pilar central de la Guerra Cognitiva, pues ofrece una ventaja estratégica a las agencias de inteligencia, permitiendo incluso la manipulación preventiva del comportamiento a través del control sobre las ideas dominantes, las tendencias de voto… los descubrimientos en psicología social sobre las identidades compartidas abren nuevos caminos para la proyección de líderes emocionales. La llamada psicología de las emociones aliada a las bases de datos amplia el horizonte para la creación de líderes sociales formateados por el propio sistema.
En este contexto, empresas tecnológicas como Apple y Microsoft han sido actores clave en facilitar la vigilancia masiva[1] y a partir de ella crear o recrear los futuros líderes sociales. A esto se suma el hecho de que Microsoft recopila, desde hace años, grandes cantidades de información de los usuarios de Windows 10, como el texto que escriben en sus teclados, su ubicación geográfica e incluso imágenes captadas por las cámaras web, sin que los usuarios sean conscientes de ello. Estas acciones han generado una creciente desconfianza hacia las grandes tecnológicas occidentales.
Los atentados terroristas del régimen israelí en el Líbano en 2024 revelaron la extrema vulnerabilidad de las infraestructuras tecnológicas globales y cómo estas pueden convertirse rápidamente en armas de guerra. Las bombas en los Smartphone, «busca personas» y las instalaciones atacadas ha dejado al descubierto que, a pesar de los avances en seguridad informática, las infraestructuras tecnológicas globales son altamente susceptibles a ataques cibernéticos o actos terroristas coordinados. Este clima de incertidumbre y vulnerabilidad ha favorecido, paradójicamente, el ascenso de China como una alternativa tecnológica más confiable, sobre todo en mercados emergentes. El auge de empresas chinas como Huawei y Xiaomi, las grandes beneficiarias, se debe en parte al miedo que ha generado la fragilidad de las infraestructuras tecnológicas occidentales. Los atentados en el Líbano y los continuos problemas de ciberseguridad en Occidente han acelerado este cambio de percepción, lo que ha llevado a un aumento significativo en las ventas de productos chinos, especialmente en regiones en desarrollo. Pekín aprovechará estas circunstancias para consolidar su posición como líder en tecnología segura al margen de la intromisión de Occidente.
Guerra Cognitiva: Definición y Estrategias
La guerra cognitiva es un concepto desarrollado por la OTAN para describir la manipulación de la percepción y el pensamiento colectivo con el fin de influenciar el comportamiento humano. A diferencia de la guerra convencional, donde los objetivos son territorios o recursos, la guerra cognitiva busca dominar la mente, moldear opiniones y controlar las narrativas. Este tipo de control no solo se limita a censurar puntos de vista contrarios, sino que busca anticiparse, evitando que las ideas opuestas a la narrativa oficial se formen en la opinión pública. Para eso es imprescindible la censura sistemática de medios como Telegram, RT, Sputnik y muchos otros en Occidente. A raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania, las plataformas tecnológicas y los gobiernos occidentales han bloqueado el acceso a estos medios para impedir la difusión de sus narrativas a las audiencias de Europa y América. Estas medidas, en muchos casos, no son resultado de decisiones judiciales, sino de órdenes administrativas que buscan limitar el acceso a puntos de vista divergentes y controlar el flujo de información. En este sentido, es esencial reconocer la famosa frase atribuida a un asesor del ex presidente George W. Bush: «El poder genera la realidad. Y mientras tú estudias esa realidad… nosotros creamos otra«. Esta idea sintetiza la esencia de la guerra cognitiva: quienes controlan la narrativa, controlan la realidad misma. El poder reside no solo en influir sobre los hechos, sino en moldear la percepción de esos hechos antes de que otros puedan cuestionarlos. Asimismo, Michel Foucault, en su obra «Historia de la sexualidad: La voluntad de saber» (Foucault, 1976), afirmaba que en definitiva quien tiene el control sobre la narrativa tiene el control sobre cómo se percibe la realidad.
Expansión de Smartphones y uso de Algoritmos Predictivos
La expansión del uso de smartphones, que ahora llegan incluso a manos de niños y niñas de corta edad, ha abierto una nueva frontera en el control de la información y la manipulación social. Mediante el uso de «algoritmos predictivos», las grandes corporaciones tecnológicas y las oligarquías globales pueden recolectar y analizar grandes cantidades de datos personales desde una edad temprana. Esto permite que se definan las inclinaciones, tendencias y comportamientos de los usuarios, ofreciendo una visión precisa del futuro inmediato, que puede ser manipulado y controlado de acuerdo con los intereses de las transnacionales. El acceso a datos tan sensibles como las preferencias de consumo, los patrones de interacción social y el comportamiento online desde edades muy tempranas proporciona a las oligarquías las herramientas necesarias para moldear las percepciones y las decisiones de las generaciones futuras. En este contexto, los algoritmos no solo predicen lo que una persona hará, sino que influyen activamente en cómo verá el mundo y tomará decisiones. Este monitoreo continuo y la manipulación sutil de los comportamientos a través de las tecnologías de vigilancia digital convierte a los smartphones en una de las herramientas más poderosas para asegurar que las élites puedan mantener su control sobre el orden social y económico en las próximas generaciones.
El comportamiento de la casta dirigente abunda en esa idea, muchos de los hijos de las élites crecen educados en ambientes donde el acceso a dispositivos digitales está restringido, conscientes de los peligros que estas herramientas pueden representar en términos de control y vigilancia. Como señala Manfred Spitzer en su libro Demencia digital, el uso intensivo de pantallas puede tener efectos devastadores en el desarrollo cognitivo de los niños, lo que explica por qué los «niños ricos» a menudo «no miran las pantallas», siendo educados lejos del alcance de las mismas tecnologías que las élites promueven para la población general.
Hacia una Sociedad Monitorizada
A medida que el control de la información y la vigilancia masiva se expanden, figuras políticas de alto nivel han comenzado a abogar por recortes a las libertades civiles en nombre de la «Seguridad nacional» y el combate a la desinformación. Tanto el ex secretario de Estado John Kerry como la ex candidata presidencial Hillary Clinton han sido voces prominentes en esta discusión, sugiriendo que ciertos derechos como los protegidos por la «Primera Enmienda de la Constitución norteamericana», deberían ser revisados para adaptarse a los tiempos actuales. En declaraciones recientes, John Kerry argumentó que la libertad de expresión no debe ser un «cheque en blanco» que permita a los ciudadanos difundir desinformación o desafiar las narrativas oficiales en temas de seguridad. Kerry señaló que, en un mundo donde las fake news y la desinformación pueden desestabilizar sociedades, es necesario «limitar ciertas formas de discurso» para proteger la cohesión social y la estabilidad política. En su opinión, una sociedad más «monitorizada y controlada» sería menos vulnerable a influencias externas malintencionadas. Por su parte, Hillary Clinton ha sido una defensora abierta de la necesidad de «combatir la desinformación», y ha sugerido que el gobierno debería tener más poder para regular y monitorizar lo que se publica en las redes sociales. Clinton argumenta que, aunque la Primera Enmienda es un pilar fundamental de la democracia estadounidense, su interpretación debe adaptarse a los desafíos del siglo XXI. Para Clinton, la «libertad de prensa» y la «libertad de expresión» deben ser compatibles con un sistema de «vigilancia y control» que garantice que solo se difunda información «responsable». Detrás de este discurso, sin embargo, subyace la influencia de los «grandes grupos de poder». La clase política, obedeciendo a los intereses de estas élites, abre debates sociales sobre las libertades en abstracto, pero oculta su verdadero objetivo: la «restricción progresiva de las libertades públicas» bajo el pretexto de la seguridad y la estabilidad social. Este proceso, por ahora, se lleva a cabo bajo el manto de una «subdemocracia», donde los ciudadanos son llamados a votar cada cierto tiempo, mientras que la casta política toma decisiones al margen de la voluntad popular, concentrando el poder en manos de unos pocos. Además, esta restricción de libertades se justifica utilizando el miedo al terrorismo, las preocupaciones por el cambio climático, que orientan el consumo social en direcciones que favorecen ciertos intereses, y las epidemias, que alimentan la soledad social. Este aislamiento refuerza el control, pues al romperse los lazos entre individuos, se debilita el tejido social dificultando la resistencia organizada.
Persecución de la Disidencia y Censura Global
La guerra cognitiva no se libra únicamente en el ámbito digital. Aquellos que intentan desafiar el control de la información y ofrecen narrativas alternativas, ya sean periodistas, activistas o académicos, se enfrentan a persecución y censura. Ejemplos recientes incluyen las redadas en las oficinas de Jurgen Elsasser, redactor jefe de la revista Compact en Alemania, y la persecución del ex inspector de armas de la ONU Scott Ritter en EE.UU., ambos acusados de tener conexiones con Rusia por sus críticas a las políticas occidentales. Estas acciones forman parte de una estrategia más amplia para silenciar voces críticas y asegurar que la narrativa dominante prevalezca sin competencia. En muchos casos, las acusaciones de desinformación o «injerencia extranjera» se utilizan como pretexto para justificar la censura, cuando en realidad el objetivo es suprimir cualquier visión crítica que pueda desafiar el statu quo.
Conclusión
En resumen, el control de la información, los atentados terroristas en el Líbano y la guerra cognitiva están profundamente interrelacionados. A través de programas de vigilancia masiva como el ICDC y la estrecha colaboración con empresas tecnológicas, las agencias de inteligencia buscan dominar el flujo de información global. Sin embargo, este control no solo se limita a la recopilación de datos; va más allá, hacia la manipulación directa del pensamiento y las percepciones colectivas. La vulnerabilidad de los sistemas informáticos, expuesta por los atentados en el Líbano, muestra cómo las infraestructuras tecnológicas globales son susceptibles de ser explotadas, lo que facilita la guerra cognitiva. Al mismo tiempo, China ha aprovechado las debilidades de los sistemas occidentales para consolidarse como el nuevo ganador en la competencia tecnológica global, incrementando su influencia y poder blando. La guerra cognitiva representa un desafío sin precedentes para las sociedades modernas. Al integrar la tecnología, el espionaje masivo y la manipulación de la información, las élites globales buscan no solo controlar lo que sabemos, sino también cómo pensamos. Como ciudadanos, es crucial ser conscientes de estas estrategias y defender activamente los derechos fundamentales que están en peligro en esta nueva era de control y vigilancia.
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Referencias
1. Foreign Threats to the 2020 US Federal Elections, Avril Haines, 10 de marzo de 2021.
2. Kremlin-Funded Media: RT and Sputnik's Role in Russia's Desinformation and Propaganda Ecosystem, Global Engagement Center, enero de 2022.
3. «La campaña de la OTAN contra la libertad de expresión», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 5 de diciembre de 2016.
4. «¿Ha renunciado Occidente a la libertad de expresión?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 8 de noviembre de 2022.
5. Cognitive Warfare, François du Cluzel, NATO's Allied Command Transformation, noviembre de 2020.
6. «El poder genera la realidad.» Atribuido a Karl Rove, asesor de George W. Bush【46†source】
7. Michel Foucault, Historia de la sexualidad: La voluntad de saber, Madrid: Siglo XXI, 1976.
8. Manfred Spitzer, Demencia digital, Barcelona: Ediciones B, 2012.
Nota:
[1] En 2023, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) denunció que dispositivos de Apple habían sido infiltrados por un software malicioso que permitió a la inteligencia estadounidense espiar a diplomáticos y ciudadanos extranjeros en Rusia
Non á xuntanza do Clúster de la Industria de Defensa (CID) en Vigo
O venres 25 de outubro Muéstralo SL. empresa galega organizadora da feira NAVALIA organiza en Vigo un encontro do Clúster de la Industria de Defensa (CID) baixo o título: “La retos de la industria de defensa en un escenario de incertidumbre: impacto del Informe Draghi”. Ao acto que se vai celebrar no pazo Los Escudos están chamados "profesionales de empresas y entidades relacionadas con el ámbito de la defensa y del sector naval".
Desde o Espazo Aberto Antimilitar opoñémonos a este tipo de xuntanzas que deixan de manifesto que a guerra é un gran negocio. Ante esta xuntanza lanzamos o seguinte texto:
O CID NO PAZO LOS ESCUDOS
Fiel, Leal, Valerosa e Sempre Benéfica
Divisa da cidade de Vigo
Hai 925 anos Rodrigo Díaz de Vivar acababa os seu días en Valencia, en pleno sitio almorávide da cidade. Aquel que fora coñecido polo cognome do Cid veu transmutarse co paso do tempo no acrónimo do Clúster de la Industria de Defensa. Un conglomerado de empresas sen ánimo de lucro pensado para dar servizo á industria militar, no contexto actual de rearme xeneralizado.
Precisamente Vigo é o emprazamento escollido para desenvolver a III Reunión do Consello Asesor do CID, que terá lugar o vindeiro 25 de outubro no Pazo Los Escudos. A outrora chamada Finca Miramar, propiedade do empresario Javier Sensat Curbera, o mesmo que ocupara o cargo de Delegado Militar de Abastos após o golpe de estado de 1936, será o marco dunha guerra imaxinada en forma de oportunidade de negocio. De feito o propósito desta cita, antes de máis, pasaría por realizar un diagnóstico sobre a saúde da economía europea e os seus efectos nun sector que aspira a ocupar un papel protagonista no momento presente. De aí o obxecto da reunión, “Los retos de la industria de defensa en un escenario de incertidumbre: impacto del Informe Draghi”.
Unha memoria presentada polo ex primeiro ministro de Italia, Mario Draghi, a petición da Comisión Europea e que en realidade agocha un título sintomático por revelador, O futuro da competitividade europea. Un traballo por encargo que aborda os desafíos que haberá de enfrontar a UE nun horizonte inmediato, en relación a tres aspectos de máxima relevancia no plano económico como son o desenvolvemento tecnolóxico, a eficiencia enerxética e a autonomía estratéxica respecto dos EUA e China, a fin de procurar unha saída vantaxosa á crise civilizatoria en curso.
Pero en todo caso o espírito que anima este encontro, lonxe de calquera tipo de tecnicismo, é o de crear as condicións óptimas que permitan cabalgar a onda da crecente inestabilidade xeopolítica a escala global, dada a importancia da inversión en materia de defensa no conxunto da UE e do Estado español. Se acaso a faceta máis descarnada da chamada colaboración público-privada, que ten nos territorios de Oriente Próximo un eficaz laboratorio de morte e destrución. Isto é, un estado de opinión favorable á emerxencia da guerra como forma de xestionar a xeopolítica ou mellor aínda a forma de a xeopolítica xestionar a emerxencia de guerra, co beneplácito dunha sociedade á que é necesario rescatar do precipicio da confrontación bélica.
NON AO NEGOCIO DA GUERRA!
NIN UN EURO PARA O EXÉRCITO!
ANTIMILITARISMO OU BARBARIE!
Vigo, outubro 2024
El principio del fin de Israel
Un año después, las llamas del genocidio aún están encendidas, pero después de décadas de persecución y derramamiento de sangre, podemos estar asistiendo al inicio del fin del proyecto colonial de asentamiento en Palestina.
Craig Mokhiber
Craig Mokhiber es un abogado internacional de derechos humanos y ex alto funcionario de las Naciones Unidas. Abandonó la ONU en octubre de 2023 y escribió una carta muy leída en la que advertía sobre el genocidio en Gaza, criticaba la respuesta internacional y pedía un nuevo enfoque para Palestina e Israel basado en la igualdad, los derechos humanos y el derecho internacional.
Mondoweiss
Se ha cumplido un hito sombrío: un año entero de horribles asesinatos en masa por parte de Israel. Un año de sufrimiento inenarrable por parte de los palestinos.
Un año de complicidad occidental plena. Un año de incitación mediática continua. Un año de vergonzosa inacción por parte de las instituciones internacionales.
Durante doce meses, hemos visto una persecución implacable de defensores de los derechos humanos en todo Occidente, únicamente por oponerse pacíficamente al genocidio y al apartheid.
Y cincuenta y dos semanas de un público global horrorizado presenciando impotente en sus pantallas el primer genocidio transmitido en vivo y en directo de la historia.
La masacre del año pasado no tiene precedentes. La destrucción es casi inimaginable.
En cualquier caso, este genocidio terminará. El pueblo palestino y su nación sitiada sin duda resurgirán de las cenizas del genocidio, se recuperarán y reafirmarán sus derechos inalienables en su antigua patria.
Pero las instituciones internacionales y el sistema mundial de derechos humanos quedarán golpeados y dañados.
El capital político gastado por el imperio estadounidense y Occidente en general en defensa de la matanza, así como su posición y reputación global, nunca se recuperarán.
Y, casi con toda seguridad, este año de crueldad y anarquía marcará el principio del fin del proyecto sionista en Palestina y, por tanto, del Estado de Israel tal como lo conocemos.
Una fórmula para el desastre
Por supuesto, ni el genocidio ni la actual ola de masacres de palestinos comenzaron en octubre de 2023. La masacre sistemática, la purga y el borrado del pueblo palestino indígena comenzaron en serio con la Nakba de 1947-48, y no han cesado desde ese sangriento comienzo.
Y la amenaza genocida siempre fue obvia. Cualquier persona racional podía ver, incluso antes de la creación del Estado de Israel, que el proyecto sionista de Occidente era una fórmula para el desastre.
En primer lugar, en el mismo momento histórico en que se estaba desmantelando el colonialismo en todo el mundo y se estaban adoptando normas globales de derechos humanos en las Naciones Unidas, Occidente estableció una excepción para Palestina.
Fue en ese momento cuando las fuerzas sionistas decidieron atacar Palestina, asesinar y aterrorizar a su población, ahuyentar a muchos supervivientes con terror y comenzar la eliminación de los pueblos indígenas y su reemplazo por una colonia de colonos europeos fundada por invasores extranjeros y radicalizada por una ideología política profundamente racista y fundamentalmente violenta.
La colonia debía mantenerse a punta de pistola, librando una guerra constante tanto contra los indígenas como contra los estados vecinos.
Se construyó un sistema educativo colonial y un ecosistema mediático para deshumanizar a los pueblos indígenas y vecinos e inculcar una ideología supremacista en la población colona.
El estado colono, su economía y su sociedad fueron completamente militarizados, alistando a todos los adultos en el proyecto de violencia estatal, armándolo hasta los dientes incluso con armas nucleares, químicas y biológicas, e incluso integrando las pruebas de campo de nuevas armas en poblaciones civiles cautivas como parte del modelo de negocios de la industria armamentística de la colonia.
Protegieron todo el proyecto con la impunidad garantizada por Occidente, creando una excepción a la aplicación de todas las normas del derecho internacional.
Y construyeron una maquinaria de represión integral, que incluye leyes, políticas, prácticas y tecnologías para garantizar la constante subyugación, deshumanización y persecución del pueblo palestino indígena.
El cóctel tóxico estaba completo.
Mantener el apoyo occidental
Por supuesto, una colonia europea artificialmente impuesta en el corazón de Oriente Medio, que necesariamente se mantiene por la fuerza, nunca podría llegar a ser autosuficiente. Por el contrario, siempre ha dependido y siempre dependerá del apoyo masivo de los estados occidentales, especialmente de los Estados Unidos. Mantener ese apoyo vital se convirtió en un objetivo clave del Estado israelí y su red transnacional de grupos intermediarios.
En los años siguientes, el régimen israelí adoptó una estrategia de genocidio progresivo, con persecución y desposesión latentes, solo interrumpidas por masacres periódicas en toda regla y marcadas por una continua marcha de expansión.
Fue un ritmo, probado y comprobado durante 75 años, con el que los patrocinadores occidentales del régimen se sintieron cómodos. Eso les permitió continuar sin interrupciones el flujo de apoyo militar, económico y diplomático sin una presión interna significativa.
Y permitió que corporaciones mediáticas con ideas afines, década tras década, diseminaran continuamente propaganda pro-israelí como cortina de humo para oscurecer las horribles realidades que se perpetraban sobre el terreno contra los pueblos indígenas.
Genocidio acelerado
Pero cuando el actual gobierno ultrasionista de Israel tomó el poder el año pasado, abandonó inmediatamente la estrategia de genocidio paulatino.
En su lugar, pasó a un genocidio acelerado (que comenzó con oleadas de limpieza étnica en la Jerusalén ocupada y Cisjordania), apostando a que sus patrocinadores occidentales (y sus políticos cooptados y medios de comunicación cómplices) no se atreverían (o que no les iba a importar) tomar las medidas necesarias para detenerlo, incluso cuando lanzó una matanza generalizada de civiles en Gaza.
Tenían razón.
Tanto es así que países occidentales como Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y otros, rápidamente pasaron de la mera aceptación del genocidio a la complicidad y participación directa en él.
Como resultado, un año después, estamos presenciando un derramamiento de sangre sin precedentes en la región, y el mundo en general está en serios problemas.
Eje del genocidio
Por lo tanto, Israel no está solo en su marcha de terror. Lo acompaña, en sintonía, lo que se ha dado en llamar el Eje del Genocidio .
Cuatro miembros de ese Eje (Israel, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia) son Estados con armas nucleares. Un quinto, Alemania, es un autor de genocidios en serie y una importante potencia económica europea. Tres (Estados Unidos, el Reino Unido y Francia) tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Para aumentar el peligro, todos sus miembros comparten una base ideológica común: el militarismo, el colonialismo, la supremacía blanca y el sionismo político. La mayoría tiene la mancha del genocidio en su historial.
Todos tienen sistemas políticos profundamente comprometidos y corrompidos por la influencia de la industria armamentística, la clase multimillonaria y el lobby israelí, y todos están marcados por profundos niveles sociales de islamofobia, racismo antiárabe e intolerancia antipalestina.
Y, en defensa de una única, pequeña, opresiva y violenta colonia de colonos en Oriente Medio, todos han abandonado rápidamente todo el edificio del derecho internacional y las instituciones internacionales que se había construido desde el final de la Segunda Guerra Mundial y que una vez reclamaron como parte de su identidad.
Como ha demostrado la historia reciente, estos prejuicios, vínculos e incentivos se han convertido en una fórmula no sólo para el genocidio en Palestina sino para una catástrofe a escala mundial.
Rompiendo huesos y récords
Y, de hecho, el coste de la impunidad israelí garantizada por Occidente ha sido escandalosamente alto.
En un año, Israel ha establecido nuevos récords en cuanto al ritmo de asesinatos de civiles, la tasa de destrucción de infraestructura civil, el asesinato de niños, el asesinato de personal médico, el asesinato de periodistas, el asesinato de trabajadores humanitarios y el asesinato de personal de la ONU.
La depravación de las acciones de Israel ha conmocionado al mundo: castigos colectivos, una cadena de masacres, ejecuciones sumarias, campos de tortura, violencia sexual sistemática, tácticas de hambre, enfermedades impuestas, ataques directos a niños pequeños con rifles de francotirador y bloqueo de la ayuda humanitaria para facilitar la hambruna.
Todos hemos visto las imágenes: la erradicación metódica de barrios enteros, escuelas, hospitales, universidades, almacenes de alimentos, refugios, campos de refugiados, campos agrícolas e incluso cementerios.
Los cuerpos destrozados de los palestinos, los ojos llenos de miedo de los niños, el terror de las bombas que caen sobre las colas del pan. El asesinato a sangre fría de inocentes, de niños indefensos como Hind Rajab, atrapada en el coche familiar, aterrorizada durante horas y luego asesinada por soldados israelíes, y de miles de personas como ella.
Y hemos visto la risa fría y cruel de los soldados israelíes, los cánticos desquiciados de los violentos colonos israelíes, las promesas genocidas de los líderes políticos y militares israelíes: la promesa del Primer Ministro de exterminar a los palestinos “como a Amalec”, un versículo bíblico que llama a Israel a “destruir completamente todo lo que tienen y no perdonarlos; sino matar a hombres y mujeres, niños y lactantes, bueyes y ovejas, camellos y asnos”. Los llamamientos de los dirigentes israelíes a perpetrar otra Nakba , a arrasar Gaza hasta los cimientos, a no hacer distinción entre civiles y combatientes, a “enterrarlos”.
Y, a estas alturas, todos hemos memorizado el conocido patrón bárbaro de los crímenes de Israel: atacar a civiles y a la infraestructura civil, luego atacar a los trabajadores de rescate que llegan a ayudar, luego celebrar en hebreo pero cambiar al inglés para afirmar que todos eran terroristas, escudos humanos o daños colaterales, luego recargar y hacerlo de nuevo.
La culpa criminal acumulada por los perpetradores israelíes y sus cómplices socios occidentales es asombrosa, pero también lo es el desliz moral histórico del resto del mundo, tanto de quienes han defendido el genocidio como de quienes han permanecido en silencio mientras se llevaba a cabo con el dinero de sus impuestos, con el apoyo político de sus gobiernos o en su nombre.
Hoy, todo el mundo lo sabe. Nadie puede decir que no fue advertido antes de la catástrofe. Y nadie puede decir que no conocía los horrores que siguieron, transmitidos en tiempo real a todos nosotros.
Después de setenta y seis sangrientos años de esta empresa colonial, está claro para todo aquel que quiera ver que lo que Occidente ha construido en el corazón de Medio Oriente no es un proyecto ilustrado, sino más bien un monstruo de Frankenstein desenfrenado que amenaza con arrastrar al pueblo palestino indígena, a la región y al mundo a una conflagración de la que tal vez no se recupere durante generaciones.
La oscuridad se extiende
Cuánto tiempo podrá mantenerse esta ola de violencia es una pregunta abierta, pero sin duda habrá mucha más oscuridad antes del amanecer.
Israel, ebrio de la impunidad apoyada por Occidente, mientras continúa su genocidio en Palestina, ahora está extendiendo sus ataques por toda la región y dejando montañas de cadáveres y ríos de sangre a su paso.
En cuestión de semanas, ha lanzado ataques terroristas con dispositivos de comunicación con trampas explosivas en el Líbano, ha asesinado a líderes en toda la región, ha lanzado ataques militares contra Gaza, Cisjordania, el Líbano, Siria, Iraq, Irán y Yemen, ha invadido territorio libanés y ahora busca arrastrar a su patrocinador estadounidense a una guerra regional total de conquista y dominación.
Por su parte, los gobiernos colaboracionistas de Occidente muestran poco interés en controlar al monstruo desenfrenado que ellos mismos crearon en Oriente Medio y al que siguen suministrando flujos interminables de armas, dinero, inteligencia, cobertura diplomática, excepcionalismo jurídico y una armadura de impunidad hasta ahora impenetrable.
Cuando llegue el momento de rendir cuentas, no cabe duda de que será necesario garantizar la rendición de cuentas tanto de Israel como de sus cómplices occidentales, para que estos horrores no se repitan en un ciclo interminable de atrocidad, impunidad y reincidencia.
La impunidad israelí está llegando a su fin
Pero hay luces parpadeantes en la oscuridad, y están creciendo.
La justa causa de Palestina y la firmeza de su pueblo han inspirado a millones de personas en todo el mundo a ponerse de pie y luchar. El mundo civilizado está ahora más movilizado que en generaciones anteriores para oponerse al horroroso mal que Israel y sus patrocinadores occidentales han desatado en todo el globo.
Cada vez más personas escapan de la matriz distorsionadora de los medios corporativos occidentales y recurren a medios independientes y a fuentes de primera mano en las redes sociales, lo que supone un poderoso golpe a la narrativa controlada y pro-Israel de las instituciones oficiales occidentales.
Hoy, Israel está siendo juzgado por genocidio en la Corte Internacional de Justicia, y sus dirigentes son objeto de solicitudes de órdenes de arresto en la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad, incluido el exterminio.
La CIJ ya ha emitido una serie de medidas provisionales contra Israel por genocidio, y una lista cada vez mayor de países se están alineando detrás de Palestina y Sudáfrica en el caso de genocidio contra Israel.
En la ONU se está debatiendo la creación de un tribunal internacional específico. Ya se han presentado casos en tribunales nacionales de todo el mundo y seguramente se presentarán más. También hay planes en marcha para poner en marcha un organismo internacional contra el apartheid que se focalice en Israel.
Mientras tanto, las Naciones Unidas, sus mecanismos independientes de derechos humanos y las principales organizaciones internacionales, palestinas e israelíes de derechos humanos han reunido enormes cantidades de pruebas, han condenado enérgicamente a Israel por su escandalosa criminalidad y están trabajando para garantizar la rendición de cuentas.
Las manifestaciones masivas contra Israel no sólo ocurren a diario en las capitales de todo el mundo, sino que en realidad están creciendo, sin que las intimiden los esfuerzos a menudo brutales (especialmente de los gobiernos occidentales) por reprimirlas.
La CIJ ha declarado la obligación de todos los Estados de cortar todo reconocimiento, ayuda, inversión, comercio, armas y apoyo de cualquier tipo al proyecto colonial de Israel en el territorio palestino ocupado.
Israel está cada vez más aislado en el escenario mundial y el movimiento global en favor del boicot, la desinversión y las sanciones crece día a día.
En otras palabras, la era de la impunidad israelí está llegando a su fin, a pesar de los mejores esfuerzos de Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y otros estados occidentales cómplices.
Y, después de décadas de interminable persecución y derramamiento de sangre, bien podríamos estar asistiendo al comienzo del fin del proyecto colonial europeo en Palestina.
Un año después, las llamas del genocidio siguen encendidas. En este trágico momento, es difícil ver a través del humo que oscurece el camino a seguir. Pero el colonialismo de asentamiento de la supremacía blanca fue derrotado en Sudáfrica, Rodesia, Namibia y Argelia. También será derrotado en Israel. Mediante la lucha y la solidaridad, con la ley y la política, en la resistencia y la resiliencia, esto terminará.
Mondoweiss
Artículo original: The beginning of the end of Israel publicado por Mondoweiss y traducido con permiso expreso por El Salto.
Tomado de: https://www.elsaltodiario.com/opini...
24 de octubre en Elx
Elx per la Pau volvió a concentrarse contra todas las guerras el pasado 24 de octubre.
¿Cuál de los dos gobiernos es más genocida?
Hedelberto López Blanch
Fuentes: Rebelión
Hay un adagio en español que dice: “tan culpable el quien hace el mal como el cómplice”, el que se adapta perfectamente al genocidio que comete desde hace un año Israel contra poblaciones civiles de Palestina y del Líbano con el abrumador apoyo económico, militar y político de Estados Unidos.
Las cifras de las matanzas son espeluznantes. Desde el 7 de octubre de 2023 Israel ha masacrado más de 42 000 palestinos, entre los que cuentan 16 000 niños y una cifra similar de mujeres; bajo los escombros se estiman que hay alrededor de otros 10 000 cadáveres que no han podido ser recuperados, además de 100 000 heridos.
Desde esa fecha han sido numerosos los ataques masivos con misiles, que según la ONU y la OMS, han destruido el 60 % de las viviendas; 19 de los 36 hospitales de la zona fueron arrasados así como la mayoría de los centros educacionales.
Ataques como el realizado al hospital Al Shifa, el más grande de Gaza que también servía como refugio a personas desplazadas de sus hogares, provocaron la muerte de 21 pacientes, y después de la retirada de los israelíes se hallaron 400 cadáveres enterrados en fosas comunes alrededor de esa instalación de salud.
Otro indiscriminado bombardeo contra la escuela Al Tabin en Gaza que albergaba a refugiados civiles causó la muerte a 109 palestinos con la utilización de bombas de 2 000 libras según las propias fuerzas invasoras.
Asimismo, el personal humanitario ha perdido más de 280 asistentes desde octubre de 2023 a agosto de 2024 entre estos un ataque contra una caravana de una ONG que mató a siete personas del servicio sanitario, hecho reconocido por el propio Benjamín Netanyaju.
En Líbano las enormes bombas de profundidad y los misiles lanzados han segado la vida de 2 000 personas y alrededor de 15 000 heridos, cerca de medio millones de desplazados y demolidos numerosos edificios habitacionales.
La furia sionista ha sido implacable con la idea de arrasar con las poblaciones árabes y adueñarse de extensos territorios con la excusa de eliminar a los combatientes de Hamas y Herbolah.
Esos son a grandes rasgos los datos sobre el genocidio sionista y ahora analicemos otros números y acciones que están directamente relacionadas.
Estados Unidos ha gastado la cifra récord de 17 900 millones de dólares en ayuda militar a Israel desde que comenzó sus ataques contra la Franja de Gaza, constata un informe para el proyecto Costs of War de la Universidad Brown.
Otros 4 860 millones de dólares se han destinado a intensificar las operaciones militares estadounidenses en la región desde el 7 de octubre de 2023, incluidos los costes de una campaña dirigida para sofocar los ataques de los hutíes de Yemen contra buques comerciales en el mar Rojo.
Israel, protegido por Estados Unidos desde su fundación en 1948, es el mayor receptor de ayuda militar estadounidense de la historia, con 251 200 millones de dólares ajustados por inflación desde 1959, según el informe. Los 17 900 millones gastados desde el 7 de octubre de 2023, suponen un récord de ayuda anual enviada a Israel, afirma el documento de la Universidad de Brown.
Gran parte de las armas estadounidenses entregadas en este año fueron municiones, desde proyectiles de artillería hasta cañones rompe búnkeres y bombas guiadas de precisión.
El informe, dirigido por la profesora Linda Bilmes de la Escuela de Gobierno John Kennedy de Harvard, agrega que a diferencia de la ayuda militar a Ucrania, documentada públicamente por Estados Unidos, fue imposible obtener los detalles completos de lo que Estados Unidos ha enviado a Israel desde el inicio del conflicto, por lo que los 17 900 millones de dólares para el año son una cifra parcial.
Los investigadores indican que “llama la atención los esfuerzos de la Administración de Joe Biden por ocultar las cantidades totales de ayuda y los tipos de sistemas mediante maniobras burocráticas».
A las entregas económico-militares otorgadas por Washington se suma, de forma aplastante, el espaldarazo político que le da a Tel Aviv en todos los organismos internacionales para exonerarlo de culpas y que nunca sea condenado.
Después de leer estos datos usted podrá preguntarse: ¿cuál de los dos gobiernos es más genocida o habrá un empate?
Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano, especialista en política internacional.
Aumentan en un 62% los delitos de torturas y contra la integridad moral cometidos por funcionarios en Madrid
CONFILEGAL. (BLANCA VALDÉS) FOTOGRAFÍA: CONFILEGAL. La Memoria de la Fiscalía de la Comunidad de Madrid ha revelado que en 2023 se ha producido un aumento de un 62,7% en delitos de torturas y otros delitos contra la integridad moral cometidos por autoridad y funcionario público. En total se produjeron 166, mientras que en 2022 hubo 102.
Unos datos que se dieron a conocer ayer tras la Apertura del Año Judicial en la Comunidad de Madrid que tuvo lugar en el Tribunal Superior de Justicia. El discurso corrió de la mano de Almudena Lastra de Inés, Fiscal Superior de la Comunidad de Madrid.
La fiscal además aprovechó el momento para comentar que «esperan recuperar la normalidad tras la pandemia y la huelga de los letrados de la administración de justicia en el ejercicio de sus justas reivindicaciones».
Sobre los delitos de torturas
Respecto a este asunto, tal y como ya comentó la Fiscalía en Memorias de años anteriores, se incluyen no sólo las conductas incardinadas en la tortura entendidas en sentido amplio. Es decir, no sólo delimitada por la única y exclusiva finalidad de obtener una confesión o información, o con la finalidad de castigar por un hecho cometido o que se sospeche que se ha cometido.
También las conductas constitutivas de atentado a la integridad moral como toda conducta intimidatoria, coaccionante y amenazante, que no esté comprendida en la tortura.
Pues bien, desglosando los de tortura y otros delitos contra la integridad moral cometidos por autoridad y funcionario público se ha podido detectar que han aumentado en un 91,8% los tratos degradantes. En 2024 tuvieron lugar 65 y el año anterior 34.
En lo que respecta a las torturas, también han aumentado en un 54,5%. 17 este año y 11 en 2023. Por otro lado, no se produjo ninguno por omisión del deber de impedir torturas.
Los cometidos contra la integridad moral por autoridad o funcionario, han subido en un 111,%. Ha habido 19 casos con respecto a los 9 del año pasado. En cuanto al acoso laboral, también ha aumentado en un 51,28% (59 frente a 39) y, por último, acoso inmobiliario. Es lo único que ha bajado un 33,33%.
(...)
Chip cerebral para reclusos: Una prisión dentro de la cabeza
Damián Tuset Varela
Investigador en Derecho Internacional Público e IA. Tutor Máster Relaciones Internacionales y Diplomacia UOC, UOC - Universitat Oberta de Catalunya
Cláusula de Divulgación
En un futuro cercano, las prisiones podrían no tener paredes ni barrotes. Imagínese un sistema donde, en lugar de cumplir una condena tras las rejas, los reclusos tienen la opción de recibir un chip cerebral que controla su comportamiento y graba sus emociones. Este concepto no es ciencia ficción, es una propuesta real llamada Cognify.
Esta controvertida herramienta en desarrollo sugiere una nueva forma de rehabilitar a los delincuentes mediante la implantación de recuerdos artificiales y el uso de inteligencia artificial (IA) para reconfigurar los patrones de pensamiento. Pero ¿hasta qué punto puede considerarse justa? ¿Estamos creando una solución revolucionaria o allanando el camino hacia una distopía tecnológica?
El sistema Cognify pretende ofrecer a los reclusos una opción inusual: cumplir una sentencia en una prisión tradicional o aceptar un implante cerebral como este.
La idea central es que los delincuentes puedan “vivir” su castigo en minutos mediante una serie de recuerdos artificiales que los confrontan con el daño que han causado. Esta tecnología, desarrollada a partir de investigaciones sobre la modulación del comportamiento, busca reconfigurar las neuronas responsables de las conductas criminales, obligando al reo a experimentar culpa, arrepentimiento y empatía.
Los defensores de Cognify argumentan que es una forma más humana y eficiente de gestionar el sistema penal. ¿Por qué gastar años en cárceles superpobladas cuando, en teoría, un implante cerebral podría reformar a un criminal en minutos? El sistema promete reducir las tasas de reincidencia y acelerar la reintegración social. Sin embargo, la premisa no deja de generar preguntas inquietantes.
¿Rehabilitación o control mental?
Sus defensores sostienen que la neurotecnología podría ser la clave para reducir la reincidencia y facilitar la reintegración de los delincuentes en la sociedad. ¿Pero es realmente posible cambiar la naturaleza de una persona alterando sus pensamientos mediante un chip cerebral? Y, más importante aun, ¿es legal y ético?
La premisa central de esta tecnología, la posibilidad de modificar el comportamiento de los reclusos directamente en su cerebro, plantea profundas cuestiones éticas. El proceso de rehabilitación, tradicionalmente, se enfoca en cambiar conductas a través de la reflexión personal, el trabajo y la educación.
Con la neurotecnología, el arrepentimiento ya no sería una elección consciente, sino un proceso programado por un algoritmo. Esto genera una reflexión inevitable: ¿podemos considerar verdaderamente rehabilitada a una persona que ha sido forzada a experimentar arrepentimiento?
Además, si un chip puede controlar los pensamientos de un individuo, ¿qué nos impide usar esa misma tecnología para controlar a otros sectores de la población bajo el pretexto de la seguridad o el orden? La historia está llena de ejemplos de cómo las tecnologías inicialmente concebidas para el bien terminan siendo utilizadas con fines opresivos.
El hecho de que un chip pueda intervenir en los pensamientos plantea una pregunta crucial: ¿quién controla la tecnología? Si permitimos que los reclusos estén sujetos a este nivel de control mental, ¿qué impide que la sociedad en general siga el mismo camino? La libertad mental podría convertirse en una reliquia del pasado si no se establecen límites claros.
Prisiones invisibles
Uno de los aspectos más radicales de la neurotecnología es su capacidad para crear una “prisión sin muros”. En lugar de confinar a los delincuentes en un espacio físico, sus movimientos, pensamientos y comportamientos estarían bajo constante vigilancia digital. Esto podría marcar el fin de las cárceles tradicionales como las conocemos.
Las prisiones cumplen una función simbólica en la sociedad: representan las consecuencias tangibles de los actos criminales. ¿Qué implicaciones tendría reemplazarlas por un control mental invisible? En un contexto donde la sociedad espera que el castigo sea visible y reparador, una prisión mental podría parecer insuficiente o incluso permisiva. ¿Estamos listos para redefinir el concepto de pena en una era digital?
Sin embargo, la tecnología para modificar pensamientos y comportamientos plantea una cuestión aún más fundamental: la autonomía personal. La intervención directa en la mente de un individuo desafía principios fundamentales sobre la libertad de pensamiento y la integridad personal.
Países como Chile ya han comenzado a legislar sobre los neuroderechos, en un intento por proteger a las personas del acceso no autorizado a sus procesos neuronales.
¿Innovación o distopía?
Aunque la neurotecnología puede parecer una solución moderna y eficiente para el problema del hacinamiento en las cárceles y la reincidencia, sus implicaciones éticas son profundas. Controlar la mente de los delincuentes podría parecer una solución ideal a corto plazo, pero podría erosionar la dignidad humana y plantear serios riesgos a largo plazo.
Durísimo informe sobre los 20 años de misiones militares de la Unión Europea
La reforma de la Ley Mordaza: Una operación de maquillaje que no detendrá los ataques a los movimientos sociales
La ‘Ley Mordaza' es como se conoce a la Ley Orgánica 4/2015 de Protección de la Seguridad Ciudadana, que el gobierno de Mariano Rajoy anunció en 2012 (tras las manifestaciones de Rodea al Congreso que promovió el movimiento 15-M y tres huelgas generales) y que aprobó en 2015, haciendo uso de la mayoría absoluta que tenía por entonces el PP. Fue una reforma que se aprobó para acabar con el ciclo de protestas que estallaron como respuesta a los brutales recortes implementados primero por Zapatero y después por Rajoy (nos referimos a distintas reformas laborales, la reforma de la Constitución para blindar la austeridad, la reforma de las pensiones, etc). El objetivo del PP entonces era seguir aprobando recortes, a costa del bienestar de la clase trabajadora (nunca de los beneficios empresariales) y garantizar la sensación de paz social mediante el aumento de la represión institucional contra quienes salíamos a la calle a protestar.
Más de nueve años de burorrepresión
La Ley Mordaza se caracteriza por ser una ley administrativa que permite sancionar, de manera abusiva y sangrante, el bolsillo de las personas. En lugar de buscar condenar penalmente (es decir, a penas privativas de libertad) a quienes infringen la ley en manifestaciones u otras movilizaciones sociales, cuando se aprobó la Ley Mordaza se priorizaba la sanción económica como castigo, ya que ésta se puede aplicar de manera masiva (no hace falta detener violentamente a todas las asistentes a una manifestación, sino que basta con pedirles el DNI y mandarles una multa unas semanas después), de manera rápida (en unos meses se resuelve el procedimiento sancionador) y con menos garantías para las represaliadas que un procedimiento penal (la imposición de una multa no requiere la celebración de un juicio, ni otorga presunción de inocencia a la denunciada, sino que la policía cuenta con presunción de veracidad). A este fenómeno se le llama «burorrepresión«. La lectura fue que esta estrategia limpiaría las calles de manifestantes atemorizadas. Y, por desgracia, el tiempo ha dado la razón a los movimientos sociales que lo vieron así: la Ley Mordaza de 2015 es uno de los principales factores que propiciaron la desmovilización y el fin del ciclo de luchas sociales que se inició en el 2011.
«Has sido PSOEizado»: la reforma que nunca llega
En noviembre de 2015, el entonces candidato del PSOE a las elecciones generales, un tal Pedro Sánchez, prometió en plena campaña electoral que derogaría la Ley Mordaza “nada más llegar al gobierno”. Sin embargo, no lo hizo en 2018 —cuando llegó por primera vez a la presidencia como consecuencia de la moción de censura—, ni en 2019 —cuando siguió gobernando el PSOE en solitario— ni en 2021, ya con Podemos dentro del gobierno. Pese a que en la primavera de 2022 el bloque de investidura amagó con llevar a cabo una pequeña reforma de la Ley Mordaza, ésta finalmente no se aprobó, al no contar con los votos favorables de ERC y EH Bildu porque el PSOE se negó a modificar las sanciones por faltas de respeto a la autoridad, ni eliminar las devoluciones en caliente en las fronteras de Ceuta y Melilla y el uso de balas de goma por parte de los cuerpos policiales.
Desde entonces el PSOE en 2023 sustituyó a su socio de Gobierno por Sumar y no se había vuelto a hablar de reformar esta ley, hasta que en julio de este año, Yolanda Díaz anunció solemnemente desde Bruselas que su formación había pactado «la derogación de la Ley Mordaza» con el PSOE. El ridículo fue mayúsculo cuando se conoció, a las pocas horas, que lo que habían pactado en realidad era únicamente eliminar únicamente el apartado 23 del artículo 36, que es el que prohíbe grabar a la policía en el ejercicio de sus funciones. Por si fuera poco, resulta que ese apartado del artículo 36 ya había sido declarado parcialmente inconstitucional por el Tribunal Constitucional hace unos años, por lo que la reforma no cambiaría, al menos legalmente, nada.
Incluso los más férreos partidarios de Sumar se llevaron las manos a la cabeza por la desafortunada hipérbole de su líder y reconocieron que el pacto del PSOE dejaba intacta la norma.
La nueva reforma de la Ley Mordaza
Unos meses después, a principios de octubre, EH Bildu ha informado que ha alcanzado a un acuerdo con el PSOE y Sumar para implementar una nueva reforma de la Ley Mordaza con los mismos pilares que demandaba en 2022: la eliminación de las balas de goma y de las devoluciones en caliente. Sin embargo, si leemos la letra pequeña podemos observar que el pacto de forma genérica prevé la «retirada progresiva» de las pelotas de goma y su sustitución por instrumentos «menos lesivos» que no causen «lesiones irreparables«. También modifica las sanciones por «faltas de respeto a la autoridad» y las infracciones por desobediencia pasarán de graves a leves. Además, lo mismo ocurrirá con otro tipo de infracciones, como el consumo de estupefacientes. Asimismo, contempla que las manifestaciones no podrán ser disueltas por el mero hecho de no haber sido convocadas, la disminución de la cuantía de las sanciones a las personas de rentas bajas, o ciertos avances respecto de la documentación en materia de extranjería. Por último, los partidos que firman el acuerdo también se comprometen a «abordar«, en un plazo máximo de seis meses, las devoluciones en caliente y estudiar modificar la Ley de Extranjería para «evaluar las solicitudes de protección internacional previamente al proceso de posible expulsión«.
¿Derogación de los aspectos más lesivos o brindis al sol?
No se puede negar que el acuerdo alcanzado contiene algunos avances modestos. Y bienvenidos sean. Sin embargo, lo que resulta muy sorprendente de lo pactado entre el Gobierno y Bildu es que dos de los puntos que hicieron descarrillar la reforma en 2022 precisamente por el voto en contra de la izquierda vasca y catalana no han experimentado ningún avance significativo. Aunque Bildu ha hecho referencia a la eliminación de las balas de goma y las devoluciones en caliente, la formulación de ambos asuntos no compromete prácticamente a nada y, desde luego, no supone una eliminación inmediata.
Y es que en el caso de las balas de goma, como ya hemos explicado, se hace referencia a una ambigua “sustitución progresiva” para la cual no existe calendario alguno y que depende enteramente de ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska, con todo lo que cabe esperar de él. Y en cuanto a las devoluciones en caliente, el texto acordado se remite a una modificación posterior de la Ley de Extranjería antes de seis meses desde la entrada en vigor de la norma en cuestión, sin ofrecer cuál sería el texto de la referida reforma —lo cual hace imposible conocer su alcance—.
La buena noticia es que ya nadie pretende engañarnos diciendo que se va a «derogar» la Ley Mordaza y todo el mundo habla de «reformarla». La mala es que, al igual que ocurrió con la operación de maquillaje que supuso la reforma laboral de Yolanda Díaz de diciembre de 2021, una pequeña e insignificante reforma puede generar el efecto de satisfacer al electorado progresista, que siente que se ha hecho todo lo posible por derribar una monstruosa norma y deja de demandar la derogación que reivindicaba hace unos años. Y así es cómo se fragua la traición.
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