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A OTAN reinvéntase en Lisboa
No xornal Diagonal podemos ler un artigo que analiza o cumio de Lisboa no que se aprobou un concepto estratéxico que ratifica a súa vontade de intervir en calquer lugar do planeta:
La Cumbre de Lisboa ha culminado la revisión del concepto estratégico definido en 1999. Esa revisión se hacía necesaria porque la entrada de los países del Este de Europa demandaba nuevas prestaciones a la Alianza. Al mismo tiempo, algunas iniciativas, como la citada ampliación y el proyecto de escudo antimisiles de la administración Bush, fueron interpretados por Rusia como un gesto de enemistad. Por este motivo, EE UU, alma mater de la OTAN, no podía permitirse obstáculos en su pretensión de convertir a la organización en un agente de intervención global.
Así, tras la cumbre de Estrasburgo (2009), el recién elegido secretario general de la OTAN, el danés Anders Fogh Rasmussen, encargó a un grupo de expertos que elaboraran un documento base para debatir el nuevo concepto estratégico. El texto presenta a la OTAN como una organización de defensa ante las nuevas amenazas que pesan sobre la seguridad de sus ciudadanos. Frente a ella, los más variados peligros. Algunos, como el terrorismo, punta de lanza de la política posterior a los sucesos del 11 de septiembre, siguen presentes, pero pierden puntos en el escalafón. Ahora se prioriza la amenaza convencional, en especial de los países que han desarrollado sistemas de misiles balísticos, y la proliferación de armas nucleares y de destrucción masiva. Sigue presente la necesidad de intervenir para salvaguardar las vías de transporte de productos energéticos, y se incorporan otras disposiciones sobre los cyberataques, que “amenazan la prosperidad, la seguridad y la estabilidad de la zona euroatlántica”.
Operaciones de envergadura
Para responder a estas amenazas, la OTAN no analiza las causas ni reflexiona sobre su responsabilidad en el origen de fenómenos como el terrorismo o la nueva carrera de armamentos. No en vano, en torno al 60 % de las exportaciones mundiales de armas entre 2005 y 2009 fueron realizadas por países de la Alianza. Fiel a su espíritu, insiste en la solución militar. La voluntad de intervenir en cualquier parte del mundo en defensa de sus intereses económicos y políticos les lleva a mantener la necesidad de desarrollar “fuerzas convencionales robustas, móviles y proyectables” que le permitan mantener simultáneamente varias operaciones de gran envergadura.
El arma nuclear sale reforzada, así como el mantenimiento de los sistemas de misiles y antimisiles, a los que se destina una primera inversión de 200 millones de euros. Este montante, en un momento de recorte de gasto público, evidencia que la preparación de la guerra es el primer recurso del capitalismo para salir de una crisis provocada por el propio sistema.
Este discurso contrasta con el papel marginal que le dedica el documento a la prevención de los conflictos. La OTAN se implicará en prevenir una crisis o ayudar a la reconstrucción tras un conflicto “cuando sea posible y necesario” y en colaboración “con otros actores internacionales”. Incluso en este apartado, el protagonismo es para el brazo militar.
Necesidades humanas como la salud, el medio ambiente o el agua, así como las políticas de desarme, son mencionadas vagamente.
Otro elemento fundamental es la desaparición del “derecho de injerencia” en territorios donde existan violaciones de los derechos humanos. Sólo se tendrá en cuenta un conflicto fuera de las fronteras OTAN cuando alimente “el extremismo, el terrorismo o actividades transnacionales ilícitas como el tráfico de armas, de drogas o de seres humanos”. Una muestra más de que los derechos humanos no fueron más que una tapadera de espurios intereses.
Donde no llega la OTAN
La OTAN ha establecido relaciones especiales con algunos Estados no miembros de la Alianza. De esta forma, puede proteger sus intereses estratégicos o penetrar en nuevos mercados sin necesidad de vincularlos directamente a sus políticas militares. No es de extrañar que la nueva doctrina busque ampliar los ámbitos de los acuerdos, así como vincular a más países con estos tratados. Dos actores ocupan un lugar fundamental. La Unión Europea, “un partenaire único y esencial” de Estados Unidos. No en vano, se felicita “de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, que ofrece un marco para reforzar la capacidad de la UE con el objeto de hacer frente a los retos comunes de seguridad”. Por otra parte, a Rusia se le ofrece participación en el sistema antimisiles y colaboración en la lucha contra el terrorismo, seguridad marítima y control de armamentos.
En suma, un conjunto de políticas que generarán un fuerte ascenso del gasto militar, un incremento de las intervenciones para defender los intereses económicos del Norte rico y un aumento de la inseguridad (social, económica, política, etc.) de las personas.
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Fonte: www.diagonalperiodico.net/La-OTAN-se-reinventa-en-Lisboa.html